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RADICAL ISLÁMICA
"La vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que conviene decir
es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella tenemos que referir
todas las demás, ya que las demás realidades, efectivas o presuntas, tienen de uno
u otro modo que aparecer en ella ."
Por otra parte, el integrismo islámico tiene, hoy día, una importancia
indudable entre los jóvenes árabes tanto universitarios, de alto nivel cultural y
educativo, como entre los desocupados, víctimas de la falta de expectativas de la
vida en las ciudades del Magreb. En este sentido, el integrismo, como
manifestación de la vuelta a unos valores que se consideran puros, no es sino una
forma de contestación contra sistemas totalitarios y corrruptos, e incluso, tal
como dice Andrea Riccardi,se puede tratar, "con perdón de la comparación, como de
un gran 68 del mundo islámico" . No es difícil imaginar que tras la desaparición
de los movimientos de inspiración marxista que canalizaron en Europa (y en España)
las energías contestatarias de aquellos años, quedara un vacío colmado por otras
ideologías radicales mucho más próximas a la tradición y cultura de estos jóvenes.
II
Para ello el pensamiento político de los primeros años del Islam se centró
en la constitución de una sociedad unitaria común a todos los musulmanes y,
posteriormente, en la definición del mando común en ella, el califato, si bien el
desarrollo teórico de esta institución se llevó a cabo avanzada la Edad Media,
precisamente en los momentos en que se iniciaba su decadencia, es decir, en los
momentos en que más necesario era disponer de ideas claras sobre ella.
Pero el paso de estar dirigidos por una personalidad divina a estarlo por un
simple mortal no se puede dar de repente y, en consecuencia, los sucesores
inmediatos de Mahoma gozaron de cierto carácter híbrido y fueron llamados los bien
guiados, lo que nos aclara que, a pesar de su naturaleza meramente humana, son
especialmente cuidados por Dios. Los cuatro primeros califas no fueron profetas,
pero se les considera elegidos de Dios y, de alguna manera, eso les confiere
cierto aire de santidad .
Si se acepta el hecho de que los califas eran los herederos del Profeta ,
cuya legitimación provenía directamente de Dios, se ha de aceptar que aquellos
heredaban también, mutatis mutandis, los poderes que acompañaban a la legitimidad
originaria, es decir, en términos amplios, la dirección política y la dirección
religiosa de la comunidad. El hecho es que, como dice Anthony Black , después de
él "el califa continuó como el defensor de la fe, el administrador de la justicia,
el director de la plegaria y era todo en uno"; su misión no era otra que la de
mantener la obra de Mahoma, uno de cuyos aspectos fundamentales era el de la
identidad que el Profeta había impreso en su comunidad, hecho que explica en gran
medida la configuración de su poder.
-La azalá o plegaria, repetida cinco veces al día. Es un acto meritorio hacerla en
comunidad, pero particularmente una de ellas hay que hacerla de ese modo: la del
viernes a mediodía.
-El sawm o ayuno anual durante el mes del Ramadán; arrepentimiento personal, pero
con una notable transcendencia social.
Por último, hay que mencionar una obligación más que, aún sin ser
considerada pilar, como las anteriores, tiene prácticamente la misma fuerza de
obligar que aquellas: la jihad o defensa de la comunidad contra todos aquellos
que la pongan en peligro. Su conexión con las funciones de los poderes públicos
es evidente, nos fijemos en la época histórica en que nos fijemos, y hay que
resaltar que su carácter no es individual sino colectivo, es decir, político en sí
mismo.
Para comenzar, pues, digamos que al igual que los primeros pasos del
desarrollo político de la umma estuvieron influidos por las costumbres
preislámicas y por las tradiciones de los pueblos conquistados (bizantinos y
persas, fundamentalmente), la doctrina constitucional islámica fue, finalmente,
resultado de la síntesis entre los principios puros de la shari´a y la situación
de la decadencia histórica del califato. fue precisamente esta situación la que
llevó a fijarse en el califato como institución -y no en la persona que lo
ejercía- dándole con ello existencia propia y objetiva y garantizando con ello su
continuidad a través de los avatares históricos.
El califa accedía al cargo tanto por elección, como por designación, tal
como ya hemos visto, si bien en este asunto los juristas se apoyaron en
antecedentes meramente históricos, pues nada se decía sobre ello en el Corán; lo
importante era que la comunidad manifestase su consentimiento a través del
juramento de lealtad (bay´a) expresión de su consenso (ijma). Se atribuye a Mahoma
el dicho: Mi comunidad no aceptará nunca el error" pues "la comunidad actúa bajo
la dirección divina y, por tanto, son infalibles su aceptación y reconocimiento"
.
Nos encontraremos, por tanto, con una evolución del pensamiento doctrinal
que centra la importancia del califato, por una parte, en aspectos como la defensa
y el mantenimiento de la unidad de la umma, misión en la que prima el sentido del
orden sobre cualquier valoración relativa a la forma de acceso al poder , y, por
otra, en la consideración de que el ejercicio de este debe realizarse dentro de
los principios establecidos por la shari´a , ley que al estar por encima de todo,
lleva a que también el califato sea considerado una institución superior e
independiente de quien la ocupe. De esta forma, el califato adquirió
transcendencia y perduración sobre los errores de quien lo ocupaba y se adapta a
una situación más compleja y menos personalista .