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"Los grandes espíritus siempre han tenido que luchar contra la oposición

feroz de mentes mediocres." — Albert Einstein

EL MANUAL DEL PERFECTO


MEDIOCRE
Por Jairo Uparella
11 Sept - 2009

Editado por Pensamiento Excelente

¿El mundo tiende a la mediocridad? La mediocridad tiene muchas definiciones y


es dependiente de muchas situaciones.

Normalmente está definida como algo o alguien que es de calidad media, o de


inteligencia deficiente, pero realmente se trata más que eso, es la calidad más
baja a la que algo o alguien pueda llegar. Si es algo, un objeto o producto, es
aquello que no funciona bien, no ofrece lo que promueve y en las personas se
trata de su pobre pensamiento, modo de actuar, modo de hablar y modo de
enfrentar las diversas situaciones cotidianas.

Hubo un momento en que se pensó el mundo había llegado a alcanzar un


punto de equilibrio y aún más, había superado la imperfección tras los avances
científicos, culturales, justo después de la Revolución Industrial. Para entonces
el ser humano estaba optimista en sus apreciaciones subjetivas y objetivas de
que el mundo era un gran lugar para crecer y vivir, pero, que desde épocas de
la llamada Carrera Aeroespacial, parece que la curva de la excelencia humana
va en descenso.

La mediocridad es lo contrario a la excelencia. Sea o no contagiosa, afecta y


hoy por hoy, ya no es inherente en un solo hombre, sino de comunidades y
ciudades enteras. De ella se desprenden los miles de problemas que vive una
sociedad, tanto así que ya existen las denominadas “Sociedades Corruptas”,
identificadas y definidas por sociólogos y psicólogos que han seguido el
comportamiento del hombre en sociedad.

La mediocridad va de la mano de la ignorancia. La poca preparación del hombre


moderno en los asuntos de intelecto y la moral, ha llevado al mundo a
situaciones inimaginables. Cada día el interés por lo ajeno, los sentimientos de
envidia y vanidad, el desinterés por los asuntos del prójimo, han ocasionado las
más terribles guerras de odios no sólo entre individuos de clases sociales bajas,
sino de las más altas y de los cuales sus actos son de la vista gorda de quienes
se valen de la astucia del máximo mediocre para poder sobrevivir. Estos son los
zánganos.

Somos mediocres por naturaleza, puede ser; nuestras culturas nos mantienen
en la mediocridad, sobre todo cuando esas culturas se estancan por mantener
el nivel intelectual en lo que apenas somos capaces pero que nos está
permitiendo obtener lo que deseamos y supuestamente necesitamos. Por nivel
intelectual nos referimos a aquella capacidad pobre o excelente en que
podemos solucionar los problemas, discernirlos, valorarlos, hacernos más
humanos, ser capaces de percibir el mundo y decidir ser partes o no de esa
percepción.

Para cada quien el mundo está definido. Pero esa definición está sujeta a los
logros o alcances a los que el hombre ha llegado. Si se ha llegado a altos
niveles laborales, intelectuales, artísticos, se podría decir que el mundo es
excelente. Pero si por el contrario, el alcance es pobre, difícil o tedioso, el
mundo es mediocre. Pero ¿Qué hay de aquel que después de tenerlo todo, lo
ha perdido? Y ¿Qué hay de aquel que después de estar en rachas de mala
suerte, su vida se transforma porque ganó la lotería o un viaje?.

Siempre habrá un “Dios mío ¿por qué?”.. o un “Gracias Dios mío!”.

No se trata de calificar al mundo de excelente o mediocre. El mundo es una


plataforma o ambiente de vida, lo que viva en él, es lo que hace la diferencia.
En él hay seres superiores e inferiores, animados e inanimados, vegetales y
animales. Es triste saber que el mundo está dividido en tres clases. Teoría
estúpida de los pensadores que no ven más allá de sus ojos, pues el mundo es
uno sólo, sin clases ni divisiones, es lo que es la naturaleza, es una sola y por
eso la tierra fue hecha redonda, para que todos estemos a la misma distancia
del centro, cobijados por el mismo cielo y respiremos el mismo aire. ¿Acaso no
lo saben los grandes matemáticos que lo habitan o los grandes estadistas que
lo rigen?

Existe la mediocridad porque el hombre la sembró. Hay miles de formas de


sembrar mediocridad y miles de formas de recogerla. El mediocre siembra
mediocridad y ésta es la mata de todas los infortunios, pecados, enfermedades
y desdichas que vive el ser humano, supuestamente al que se le entregó la
clave de la existencia y de la vida, pero que no ha servido para dirigir
semejante empresa, lo que seguramente terminó en la decepción de los dioses.
Pobres con odio y sed de venganza, ricos con ignorancia permanente.
Todas las teorías sobre la superpoblación han sido tratadas y los peores y más
crueles remedios para ponerle fin se han pensado, pues el alimento y el agua
escasean, los terrenos se hacen cada vez más pequeños, cada día el hombre
está más acorralado en su propio medio, gracias a la poca cultura que se
imparte en los pueblos del mundo creyendo que esto no afectará quienes están
seguros en sus territorios, pero en cualquier metro cuadrado sobre la tierra
habrá guerra, cuando el hombre le reclame al hombre.

Si dibujamos una pirámide seccionada en bloques, o un árbol o raíz, o cualquier


representación gráfica que nos permita mostrar los diferentes problemas que
vive el hombre, vemos que todo parte de la mediocridad. Esta es la cúspide, la
punta, el punto de inicio, o la madre de todos los delitos y males que comete o
sufre la humanidad. Para ser corrupto, ladrón, asesino, mentiroso, se necesita
ser mediocre, tener esa calidad humana que abre el abanico de posibilidades
para obtener sea como sea y por medios no legales, un lugar y comodidades en
la vida. Alcanzar esas comodidades no indica que alcanzó la excelencia.

Sí, hay personas que lo tienen todo, han obtenido sus riquezas, trabajos,
estatus en la sociedad destruyendo a otros, valiéndose de astutas trampas y
aprovechando ingenuidades para obtener beneficios. Estas personas, más les
vale morirse pensando que son inteligentes y sabios para que su conciencia con
el tiempo no les cobre sus faltas, pues una vejez con cargos de conciencia o
auto-decepción es peor que un cáncer terminal o sida.

La mediocridad es a lo que tendemos cuando nuestro pensamiento no está


libre, cuando nuestros corazones están cargados de odios y envidias, pero a la
vez, ella genera más odio, pues permite exteriorizar lo que pensamos y
sentimos afectando el entorno. Es un motor de succionar y emitir odio,
resentimiento y envidia a la vez.

El hecho de que vivas en una casa de cartón, comiendo a medias, luchando


bajo el sol para ganarte el pan, que no tengas los ojos verdes o azules, que
seas moreno o negro, no tengas dinero, no vayas en auto, o no asistas al club,
no te hace mediocre, si tu pensamiento y corazón no están ensalzados en la
envidia o el odio hacia los demás, la gula, la mentira, entonces eres libre, estás
donde la naturaleza o Dios o como le quieras llamar, te han puesto. Abre tus
ojos, tu mente, tus oídos, esa es la posición que se te entregó y debes
mejorarla de la mejor manera posible.
Nadie te pide que hagas un castillo con los cartones de tu casa, pero no mover
una piedra que obstaculiza tu camino hacia la excelencia, te hace un verdadero
mediocre.

Identificar cuáles asuntos nos llevan a no estar en el camino de la excelencia,


es una tarea diaria y quizá un tanto difícil. La primera forma y más fácil es
conociendo bien a las personas y fijarte en lo que hace. Si tu mente y corazón
te dicen que lo que esa persona está haciendo es malo, ya tienes un ítem de la
lista.

Cada ítem, en caso de que tú decidas que es algo negativo, lo cual tú no vas
imitar, te dice que estás más próximo a la excelencia. Si esa persona te cae mal
por razones que desconoces, o porque sientes envidia de él, empieza por
cambiar de pensamiento pues eso es sinónimo de que tú eres el mediocre.

La segunda forma de obtener esos ítems, es escuchando o recordando aquello


que tú hiciste mal y que te costó una reprimenda o llamada de atención.
Cuando hayas entendido porqué se te llamó la atención por algo que hiciste
mal, entonces es otro punto que puedes anotar como positivo para el camino
que ahora has emprendido, pues tenderás a no repetirlo. Verifica si aquella
persona que te hizo el llamado de atención tiene la suficiente moral para
hacerlo, pues esto le da más validez a tu valoración.

Una persona que miente, adula, le sigue al chisme, desprecia a otros,


obstaculiza y mal critica el trabajo de otro, se cree superior a los demás, no
saluda, no responde las inquietudes de los demás, discrimina a sus amigos y
conocidos, no habla de frente, prejuzga, manipula la información en contra de
otros, crea cuentos, cree lo que oye, engaña a otros, aprovecha situaciones
para su beneficio, dirige escondido o a espaldas de otros, es una gran fuente de
mediocridad.

La tercera forma es que te prepares intelectualmente. Hay albañiles o maestros


de obra que te pueden dar una cátedra de cómo levantar una pared, mejor que
un catedrático de la universidad más prestigiosa. Esas personas le anotaron a
su capacidad intelectual y saben que son los mejores albañiles que hay en la
ciudad y te aseguro que cuando el Arquitecto llega, es a inspeccionar lo que ya
hizo el albañil, quién es en realidad el que levanta semejante pila de ladrillos.
Este albañil sabe que es bueno en lo que hace y su orgullo de ser humano lo
hace sentir bien aunque no tenga todas las comodidades de los que lo
mandaron a hacer el edificio.
Prepararse intelectualmente no quiere decir que necesitas dinero para
aprender. Hay muchos recursos que puedes seguir para que esas inquietudes y
conocimientos que crees que te hacen falta las puedas alcanzar. Si no puedes
hacer un curso de computación o inglés, puedes aprender un arte más sencillo,
siguiendo un libro, una revista, esa que tu amigo ya leyó.

Averigua si en tu ciudad hay centros culturales donde te puedan orientar. Hazte


amigo de aquellas personas que desinteresadamente te puedan guiar, lo peor
que puede pasar es que te diga que no sabe.

La cuarta forma es imitar a una persona culta y seguir sus modales. Fíjate cómo
habla, como trata a los demás, cómo vive. La mayoría de los seres humanos no
saben que así como se comportan en el comedor se comportan en la cama.
Una persona que habla con la boca llena, suena la sopa, toma mal los
cubiertos, indica que es poco sensual en su intimidad.

Es fácil identificar un mediocre en la calle. Fíjate cómo conduce, la forma de


tratar a los peatones, al policía, al auto. Mira cómo le habla o grita a los que
pasan por el frente y en el caso de un hombre, la forma de decir un piropo a
una joven. Hablamos de forma, pues hay veces que el carácter te indica que
debes exigir respeto, sobre todo cuando te lanzas a hacerle ver al mediocre lo
que está haciendo.

Observa cómo te atienden en un almacén, si crees que no estás recibiendo el


trato que te mereces, por favor, sal de allí. No inviertas tu dinero patrocinando
mediocridad. En las instituciones oficiales o del gobierno, deja un precedente de
la atención que te den. Analiza la forma como te hablan o contestan mal al
teléfono, el tiempo en que te ponen a esperar, son aspectos de la mediocridad.

Acaso no te sientes mal cuando ves a una anciana de 72 años haciendo una
larga cola para que le paguen su pensión. Eso es otro aspecto generado por la
mediocridad. Cuando las personas que deben velar por el buen trato de los
demás y bajo estas situaciones, demuestran una mediocridad en la labor que
deben realizar, sobre todo cuando de atender gente mayor se trata.

Mira en los hospitales, la enfermera que habla de la novela o el programa de TV


mientras te coloca una inyección, el doctor que molesta a la enfermera delante
de ti, acostado y con un fuerte dolor corporal, el odontólogo que no limpia su
instrumental, el policía que te deja pasar si le dejas algo para la cerveza del
viernes, el profesor que pasa las notas tras enamorar a su alumna, el personaje
que te ayuda en el proyecto o trabajo si compartes algo con él, etc., son
situaciones de mediocridad.

De la mediocridad a la Corrupción

A un mediocre le queda fácil dejarse seducir por el lado oscuro de la


corrupción. Ser corrupto es ser mediocre. Un pensamiento es mediocre cuando
está corrompido por ideas que no sólo dañan a las personas alrededor sino a la
persona misma. La mediocridad es un estado de ánimo, del alma, un
pensamiento o una actitud de vida. Cualquier faceta que se adopte ante la vida
para alcanzar poder, pasando por encima de las leyes y la moral, es un acto de
corrupción, por muy insignificante que sea.

La corrupción es el tema de actualidad el cual afecta las grandes ciudades del


mundo. Cada día la corrupción ha llegado a lo más íntimo de la sociedad, sus
valores, su historia, su identidad. La corrupción daña el futuro y
desafortunadamente para los que no lo entienden es un efecto difícilmente de
controlar, hasta tal punto en que se diría hay que aprender a vivir con él, pero
nuevas formas y planteamientos en contra de esto se han hecho y mientras
haya deseos y voluntades, vale la pena seguir intentando.

La excusa de que “tengo que robar para vivir” es el primer paso del corrupto,
quien se perfila en obtener beneficios que en la mayoría de los casos no llegan
a ser necesarios cuando de asuntos de lujo se trata. El corrupto sabe
aprovechar las oportunidades y realmente no está pensando en su situación
humana y moral, sino en subir de estatus su situación social y de poder y es a
lo que en la mayoría de los casos se tiende. Sólo aquel que roba para vivir se
roba así mismo.

El corrupto no se detiene por un segundo a pensar que es un delincuente.


Simplemente disfruta la vida con lo ajeno, con lo que obtiene de manera
fraudulenta y está convencido de que no será descubierto, por eso involucra a
más personas que le puedan facilitar sus acciones.

Normas del mediocre


A continuación describimos los artículos que rigen la moral de un mediocre:
1. Habla sin conocimientos.
Antes de hablar asegúrese de que conoce del tema. Prepárese y quedará como
un conocedor.

2. Promete hacer, pero no hace.


Si no puede hacer algo de corazón, coméntelo sin pena. Diga que no está en
condiciones de hacerlo. No prometa sino está seguro.

3. Dice que asistirá y no aparece.


No prometa o diga que asistirá a un evento o reunión sino está dispuesto a
cumplir la cita. Ya se sabe que el 99.9% de veces que no se asiste a un evento
es por mera pereza.

4. Jura por Dios y no cumple.


No incluya a Dios en vano sino está dispuesto a cumplir su palabra. Esto se
conoce como Hipocresía.

5. Critica a los demás y no se critica.


Antes de criticar a los otros, sea por la razón que sea, buena o mala,
pregúntese qué ganará con eso. La mayoría de veces, no se gana sino
enemistades.

6. Cree tener razón en todo.


Dé la oportunidad a otros de mostrar sus conocimientos y escuche
atentamente, reflexionando sobre lo que otro dice antes de hablar y proponga
lo suyo como una alternativa y no como una orden. A lo mejor le creen sin
tanto esfuerzo.

7. Mira a todos por encima del hombro.


No crea que los demás son inferiores a usted. Hay personas pobres que tienen
más capacidad que usted; jamás le discuta a un campesino.

8. No es nada amigable ni social.


El trato con los demás habla de usted por sí sólo. No sea prepotente, las
personas necesitan amistades y gente que las valore y quiera. Esta es una
oportunidad para empezar a respetar y hacer amigos.

9. Siempre quiere figurar y disponer.


No figure en todo, pues hace daño a su imagen. Apoye a otros líderes que
también tienen buenas iniciativas sin caer en el hacer por interés personal.
10. Jamás coge un libro para aprender, pero sabe de todo.
Lea, lea, lea, en los libros está la verdad. Las palabras son susceptibles al viento
y pueden ser necias cuando no tienen connotación. Lo escrito perdura.

11. Nunca tiene problemas, todo le es fácil.


El facilismo es la doctrina filosófica de la corrupción. No caiga en el engaño de
creer que las cosas se pueden conseguir por vías rápidas y más fáciles. Lo que
vale, cuesta. Las mejores cosas de la vida, toman buen tiempo en realizarse.
Un bebé nace a los 9 meses, no en un fin de semana.

12. Cree que hablan siempre de él.


Deje de pensar que todos hablan de usted, sea bueno o malo, la gente tiene
cosas importantes que tratar y aprovechan las reuniones para conversar de
todo con otras personas.

13. Es vanidoso, adulador y creído.


No sea el adonis de la cuadra, esto va en contra de su integridad. La mayoría
de las personas asocian la vanidad con homosexualidad, típico de los
habladores y creídos.

14. Es gran disociador.


No intervenga en separar amistades o gremios por puro capricho. Las personas
son susceptibles de creer todo lo que se les dice y esto es aprovechado por el
hablador para crear enemistades. Vulgarmente se les llama “creadores de
chisme”, “chismoso”.

15. Indispone y enfrenta a otros.


Como el caso anterior, interferir para disociar o acabar amistades o relaciones
entre las personas por gusto y sin razones válidas es uno de los problemas que
más adolece la sociedad.

16. Opina simplemente por figurar.


No opine, pregunte si no sabe, esto es de sabios.

17. Habla mal de los demás.


No solamente el mediocre disocia, sino que emite juicios denigrantes en contra
de las personas dando calificativos falsos y vulgares, dañando la honra e
integridad de los demás.
18. Se cree perfecto, superior, original e importante.
Ni el niño Dios lo fue. Por eso nació en un pobre pesebre y murió sobre unas
tablas cruzadas.

19. Es el típico demagogo.


Apoyar a otros en la política, elecciones, gremios hablando maravillas de su
postulante para conseguir un puesto, una posición social o un nombre es típico
del perfecto mediocre. Vulgarmente se les conoce como “lambones”.

20. No contesta mensajes ni agradece.


Esto hace parte de la ética y la cultura que tenga la persona. No dar
importancia a las personas en cuanto a mensajes y agradecimiento es
demostrar un pronunciado desprecio por los demás. Conteste los mensajes así
sea un saludo y agradezca un comentario. Esto es de la etiqueta en las redes
sociales.

21. Es impuntual o nunca cumple citas.


Aunque es un tanto difícil en algunos casos de suprema importancia, llegar un
segundo después sea para lo que sea que haya sido invitado o se haya
comprometido a asistir, es una falta de respeto. Llegar tarde es uno de los
desaciertos culturales que se ha proliferado por casi todo el mundo. Haga todo
lo posible por llegar unos 10 minutos antes a los eventos, es descortés
interrumpir al expositor cuando usted llega tarde sin razón bien justificada.

22. Tiene vicios y malas costumbres.


Fumar en sitios no aptos, mascar chicle en reuniones serias, escupir, estornudar
o bostezar sin taparse la cara, no contener gases, tomar en exceso o
emborracharse en la calle, está considerado como actos de mediocridad.
Respete las señales y hágase valorar en su dignidad. Drogado o borracho en
cualquier parte es la imagen de su pensamiento y espíritu como ser humano sin
valor. Simplemente demuestra lo que es usted por dentro. NO use dosis
personales, este es el principio de aceptar que no se tiene cordura, voluntad y
valor.

23. Se presta para lo corrupto.


El facilismo por obtener las cosas de manera inmediata es la forma más fácil de
caer en la corrupción, sobre todo cuando no se está dispuesto a cumplir las
normas sociales para el crecimiento personal. Apártese de los corruptos. Si no
puede contra el corrupto, hágase a un lado. Renuncie de la empresa si es el
caso.
24. Nunca está de acuerdo con algo.
Esto hace parte de la ignorancia que demuestra el mediocre, cuando sin razón
alguna se lanza a opinar en contra o a menospreciar las ideas de otros. Escuche
a los demás, a lo mejor es algo que puede cambiar el aspecto denigrante social
que nos está afectando.

25. No apoya causas solamente por llevar la contraria.


Típica influencia mediática y mediocre de quienes no les parece que alguien
deba continuar o seguir por un camino que va a beneficiar a muchos, cuando
no es su pariente o un empleado de su empresa al que se le ocurrió la idea.
Respete a los demás y apoye lo que pueda de las ideas y voluntades de otros,
esto es digno de un sabio.

26. Cierra puertas y oportunidades a otros.


Aún a sabiendas que las personas son aptas y capaces para realizar diversos
trabajos, este mediocre cierra las puertas y evita dar oportunidades para no
sentirse desplazado. Su ignorancia e inseguridad en lo concerniente al
crecimiento social, hace que las cosas no tengan salida o proyección. Organice,
escuche y reúnase con esas personas, a lo mejor usted termina liderando un
gran movimiento, gracias a sus sentido común y voluntad para hacer que las
cosas funcionen.

27. Teme por su puesto en la empresa.


Del concepto anterior, el mediocre siempre cree que le van a quitar su puesto si
da la oportunidad a otros de trabajar en el medio. Si usted cree que le van a
quitar el puesto es porque no está preparado para sobrellevarlo. De la
oportunidad a otros y haga de ellos sus amigos, a lo mejor le pueden
enriquecer su puesto y mejorárselo.

28. Apoya a otros por mero interés personal.


He aquí cuando ciertas personas apoyan algo siempre y cuando obtengan
beneficios como dineros o especies, dando trámites a proyectos, obras o
servicios así sea de manera fraudulenta. Esta es una advertencia de su estado
de mediocridad, no permita que lo compren. Usted no tiene precio y si lo tiene,
no es con plata con lo que usted se vende, sino con respeto. Demuestre
entonces su valor.

29. Explica sin que se le pregunte.


Empezar a hablar de algo personal sin que sea el motivo de la reunión es de
aduladores que tienden a hablar de sus asuntos personales para crear
admiración en los demás, logrando ser solamente objetos de burla. Deje que
las personas lo feliciten y admiren cuando quieran y lo sientan de verdad. Usted
haga lo que desee hacer y vivir pero afanarse por recibir felicitaciones es un
defecto.

30. Adula con sus hazañas.


Como el caso anterior, las hazañas se comentan cuando se da la oportunidad.
No crea que sus hazañas son únicas y que los demás no cuentan con suerte.
Hay cosas que son más importantes tratar en reuniones que la capacidad que
usted tuvo para llegar a pie al otro lado de la ciudad, cuando familias enteras lo
hacen de departamento a departamento.

31. Se compromete fácilmente a todo.


Para quedar bien con las personas, muchos se comprometen a hacer todo lo
que se les propone siendo este el error más grande, pues aunque la intención
es ser amable, no cumplir puede ser traumático, cuando es usted el que queda
como mentiroso.

32. Habla a menudo con palabras soeces.


Desafortunadamente la tendencia a hablar utilizando palabras vulgares está
muy arraigada en nuestro medio sin importar a quien se está hablando
considerando que esta es una forma de romper hielos cuando se está frente a
un extraño, dejando una mala impresión en ese extraño que lo considera un
acto de vulgaridad y bajeza. Cuídese de utilizar estas palabras frente a
cualquier persona, de eso depende su imagen.

33. Consigue las cosas intimidando a otros.


La no capacidad moral e intelectual para sugerir o solicitar algo hace que las
personas con pleno uso de la inmadurez, coaccionen a otros para que las cosas
se hagan. Esto está relacionado con los que hablan mal, disocian o separan
gremios y amistades para obtener cosas de interés personal.

34. Se cree de clase alta y única.


Personas que creyéndose de sangre azul, consideran que los demás son sus
súbditos y que se les debe halagar con saludos y rendirles pleitesía. Por lo
general son personas que un día alcanzaron cierto puesto social y ahora se les
olvidó cómo fue el llegar a ese puesto. Si usted alcanza una meta, sea más
humilde de lo que fue si quiere permanecer en ese nivel. Lo que sube, no lo
haga bajar.
35. Engaña con falso carisma.
Una vez más la hipocresía es el arma de los mediocres, cuando con halagos y
comportamientos embrujadores, demostrando ser una persona ecuánime
cuando en la realidad no lo son, es un arma que está apuntando a la dignidad
de las personas. Aprenda a conocer a las personas llegando a ellos y
tratándolas, pues pude caerse en el error de acusar sin razón o por pura
presunción.

36. Envidia y odia fácilmente.


El mejor don del mediocre es la envidia lo que en grado sumo se ve
acompañado de odio. No soportar que otros tengan cualidades y capacidades
pone en evidencia los sentimientos de odio hacia esas personas que
ingenuamente están cumpliendo con un deber natural.

37. Sabe levantar falsos testimonios y mentir.


La boca del mediocre puede lanzar cualquier atropello contra los demás y
tienen la facilidad de mentir y convencer a otros a creer su mentira. Trate de
verificar si lo que le dice una persona es verdad y por sus propios medios. No
de nada por hecho hasta que no lo constate. Atrévase a hablar con la persona
afectada por las acusaciones.

38. Siempre pregunta despectivamente ¿y eso para qué?


La ignorancia en el conocimiento y la ciencia siempre lleva al mediocre a
preguntar para qué se hace o se va a hacer tal cosa despectivamente sin
analizar personalmente la situación. Aporte pero no critique, colabore pero no
juzgue, haga parte de lo que se va a realizar para que pueda dar opiniones y no
opine sino va a colaborar, si al final no quiere pasar por necio.

39. No cree en la capacidad de otros.


Estas personas creen que lo que ellas piensan es lo mejor y no se dan cuenta
que la tendencia es la que define las situaciones. Somos parte de un todo y
nadie tiene el absolutismo asegurado, así que su aporte e idea es sólo una
pieza de las millones que se pueden presentar. Si otros tienen una idea,
apóyela y haga que su idea sea incluida, a lo mejor es un gran aporte. No lo
desperdicie.

40. Sabe que es mediocre y no se corrige.


Todos debemos corregirnos en algo, pero no hay peor ciego que el que no
quiere ver, así que es hora de que empiece a cambiar su actitud y muestre que
usted vale sin criticar ni menospreciar a otros. De pronto yo te necesito.

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