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Lectura 1

PREVENCION DEL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS –


SPA.

Hay diversas lecturas del fenómeno y diferentes formas de pensar, sentir


y actuar frente a la Prevención del consumo de sustancias psicoactivas y
de otros productos rentables en esta cultura de mercados. Estas lecturas
dependen del paradigma donde nos ubiquemos.

En mi ensayo “Más allá de los paradigmas” pretendo mostrar esas


formas de pensar que influyen en nuestra manera de sentir, actuar y
relacionarnos con nosotros mismos, con otras personas y con las drogas
tanto legales como ilegales. Me interesa promover la reflexión crítica
sobre mis prácticas, las de otras personas con las que también me
relaciono y hacer preguntas y aportes que nos ayuden a construir
relaciones más conscientes, responsables, creativas y dignas, no solo con
las drogas sino con los diferentes productos de esta cultura del consumo,
que día tras día se convierte en un “gran supermercado”, que pretende
convertirnos a todos en sus clientes, inicialmente consumidores,
posteriormente abusadores y finalmente adictos.

La palabra prevención cambia de significado en cada paradigma


entendido como una forma de pensar que pretende ser universal y que
construye un determinado conocimiento de la(s) realidad(es) que nos
presenta como verdad(es) y a las que debemos ajustarnos por normas y
leyes- para merecer su aceptación, según el grado de poder que cada uno
alcanza. Como Ricardo Arjona hablando de Jesús, prefiero el verbo
prever más que el sustantivo prevención. Los invito a reflexionar
críticamente lo que significa e implica estar parado en cada uno de ellos,
haciendo conciencia de sus alcances, limitaciones y sobre algunas
alternativas para superarlos o enriquecerlos.

Hay bien identificados tres paradigmas: el de las ciencias empírico


analíticas, el de las ciencias histórico hermenéuticas y el de las ciencias
sociales críticas. Cada uno tiene una forma de pensar y producir
conocimiento con sus respectivos intereses: el primero piensa
analíticamente, pretende producir un conocimiento objetivo y tiene un
interés técnico, el segundo piensa dialécticamente, pretendiendo
producir un conocimiento socio cultural científicamente construido y
tiene un interés práctico y el tercero piensa comunicativamente, pretende
producir un conocimiento crítico y tiene un interés emancipatorio.

El primer paradigma es el de las ciencias empírico analíticas. Los


que fueron formados en el pensamiento analítico (instrumental,
sistémico y estratégico) reproducen la cultura dominante en occidente, la
que nos enseña que ésta es la única forma válida de pensar. La mayoría
de los docentes del mundo la reproducen. Casi todas las tesis de grado
nos obligan a plantear “problemas”, hacer “análisis de resultados”, en
casi todas las clases de cualquier asignatura, la frase más repetida, la
expresión más violenta es “¡analice, no sea bruto!”. Parece que ser
inteligente fuera ser analítico. Este paradigma es el hegemónico, el más
pobre filosóficamente pero es el que manda en la cultura del consumo y
de mercados. Fundamentados en el “análisis” hemos atomizado el
mundo, hemos dividido no solo a la comunidad sino al “individuo”. Allí
lo más importante es el mundo objetivo y la cualidad de los analíticos es
la objetividad. La vergüenza mayor es ser subjetivo. En ese modo de
pensar el sujeto y el ser no existen y para poderlos estudiar tenemos que
objetivarlos. Desde allí la prevención consiste en acabar con las drogas
ilegales porque en ellas anida la maldad, son el flagelo de la humanidad.
La mejor manera de prevenir desde este paradigma es reducir el
consumo y el ideal es no consumir drogas ilegales ni relacionarse con
los consumidores, porque su mal es contagioso. Los modelos médico y
jurídico convierten al consumidor en un “enfermo” y al expendedor en
un “delincuente”. Sus lemas son: “no a las drogas”, “lucha contra las
drogas” y su sueño es “un mundo sin drogas”, sus propuestas
preventivas pretenden reducir los factores de riesgo y el consumo de
sustancias ilegales. Tienen excelentes conocimientos sobre cada
sustancia, sus componentes, sus efectos en el sistema nervioso central.
En esto son admirables los analíticos. De los sujetos y sus contextos
saben poco y mucho menos de las relaciones entre sujetos, sustancias y
escenarios.

El segundo paradigma es el de las ciencias histórico hermenéuticas.


Los que fueron formados en el pensamiento dialéctico están más
interesados por la sociedad y la cultura, por los sujetos colectivos, sus
relaciones sociales, de producción y las ideologías. Aquí interesa mucho
conocer la historia de dos sujetos colectivos en oposición: ricos y
pobres, opresores y oprimidos, clase dominante y clase dominada. Su
lema es la “lucha contra el sistema”. Lo más valioso en este paradigma
es su forma de develar la ideología dominante, de hacernos concientes
de muchos engaños de la razón analítica, instrumental, estratégica y
sistémica. En materia de prevención este paradigma nos enseña a
preguntarnos ¿por qué el sistema social capitalista requiere tanto de las
drogas legales e ilegales no solo como uno de los productos más
rentables sino como estrategia para sostener la pobreza en el tercer
mundo y buscar alivio en su propio mundo? Devela los intereses
económicos y políticos del negocio de las drogas y descubre en el abuso
y la adicción a las drogas más un síntoma que una causa.

El tercer paradigma es el de las ciencias sociales críticas. Orienta su


mirada, su pensamiento y su acción hacia los sujetos individuales y sus
relaciones intersubjetivas. Los que fueron formados en el pensamiento
crítico no tragan entero, se preguntan por los saberes que ponen en
juego los sujetos en la comunicación, exige argumentos pero respeta la
diversidad de posturas. Su lema es el “diálogo de saberes” y se
promueve la formación de sujetos autónomos. En el tema de la
prevención no se focaliza en las drogas como los del primer paradigma,
ni se queda en la lectura de las relaciones antagónicas entre clases
sociales, se pregunta por las diferentes formas de pensar de los sujetos,
promoviendo la creación de condiciones y relaciones donde los sujetos
construyan y conserven su autonomía generando acuerdos de
convivencia.
Mi propuesta de prevención integral se fundamenta en la visión
comprensiva desde la que asumo los sujetos no solo como seres
racionales sino relacionales, como seres multidimensionales,
emocionales, lúdicos, éticos, estéticos y políticos. La prevención no
tiene que ver solo con las drogas, tiene que ver con las sociedades y las
culturas, pero sobretodo con los sujetos que pueden desarrollar sus
potencialidades y ejercer sus derechos. La mayoría de los jóvenes del
mundo ya están descubriendo a través de su reflexión crítica que las
drogas naturales y sintéticas, legales e ilegales, la sexualidad virtual y las
armas, junto con la culpa, el delito y la enfermedad son y han sido los
negocios más importantes para las empresas multinacionales más
rentables del mundo. La clave es impedir el desarrollo de
potencialidades, la estrategia asociarlas a los satisfactores de las
necesidades humanas insatisfechas y venderlas condicionadas a ellas,
como si fueran los propios satisfactores de sus carencias, los activadores
de sus potencialidades y la solución a sus problemas.

Las necesidades humanas no son solo carencias son ante todo


potencialidades que al ser descubiertas y activadas se transforman en
cualidades del sujeto que se expresan en sus acciones, sentimientos,
emociones y palabras a través de las cuales no solo expresamos ideas,
sino valores, principios y derechos como seres humanos.

Cuando despertemos del engaño comercial comprenderemos que las


potencialidades afectivas no dependen de las bebidas alcohólicas, que
las potencialidades creativas no dependen de la marihuana, que la
libertad no depende la nicotina, que las potencialidades productivas no
dependen de la cocaína, que las potencialidades estéticas no dependen de
las anfetaminas, que las potencialidades amorosas no dependen del
éxtasis, ni la felicidad del dinero. Los sujetos estamos ante todo sujetos a
nosotros mismos y a los acuerdos intersubjetivos de convivencia que nos
permiten desarrollar una vida que valga la pena, una vida digna, una
vida de calidad.
Cuando la educación en la casa, la escuela, la comunidad, la empresa, la
ciudad, los medios de comunicación, la sociedad y la cultura contribuya
a valorarnos por lo que somos más que por lo sabemos, hacemos y
tenemos, cuando la pedagogía nos ayude a ser sujetos autónomos,
críticos y creativos, entonces estaremos haciendo no solo la mejor
prevención sino promoción del desarrollo a escala humana y de una vida
de calidad.

Pre-ver las potencialidades humanas y activarlas para que sean


derechos en ejercicio es la mejor manera de hacer realidad el sueño
expresado en el primer artículo de la Constitución Política del 91:
“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de
República unitaria, descentralizada, con autonomía en sus entidades
territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el
respeto a la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las
personas que la integran y en la prevalencia del interés general.”.

Si este sueño lo volvemos realidad y vida en cada familia, institución,


comunidad, localidad, territorio, ciudad, país, continente, vamos tejiendo
con las y los jóvenes, con las niñas y los niños, con las personas adultas
y las personas mayores, con todas las poblaciones vamos configurando
redes de soporte familiar, escolar, comunitario, institucional y social que
disminuyen la vulnerabilidad de las personas, pero sobretodo
aprendemos juntos a crear alternativas a las sustancias psicoactivas y a
los productos del mercado que generan dependencias, adicciones,
clientes y consumidores,

Espero que este texto pueda ser un aporte a la construcción de sujetos


éticos, estéticos, políticos, comunitarios. Sujetos que ejercen sus
derechos como ciudadanos del mundo.

José Napoleón Villarreal Sánchez.

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