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Contemporánea”
La Romanización es el
proceso de asimilación de las
estructuras económicas,
sociales, culturales, por parte
de los pueblos conquistados
por los romanos.
La romanización fue desigual y
dependiente de la resistencia
de los diferentes pueblos del
imperio.
Los principales factores que
favorecieron la romanización fueron:
- La imposición del latín como lengua, aunque es un latín vulgar debido a que lo hablaban los
soldados.
- El uso del Derecho Romano.
- Las religiones: El sincretismo con divinidades locales y orientales –Mitra, Cibeles-, el culto al
emperador divinizado y la triada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva). El Cristianismo cobra
importancia partir del S.III dC entre las altas capas de la sociedad, siendo perseguidos por
Diocleciano. En Castilla-La Mancha tenemos como ejemplo el martirio de Santa Leocadia.
Tema 1 PAEG Historia “Raíces históricas de la España
Contemporánea”
- Los intercambios comerciales: La red viaria permitía llevar las ideas y costumbres por todo el
imperio. El uso de la misma moneda.
- La organización administrativa va a llevar la presencia del ejército a todas partes.
(Prefecturas, diócesis, provincias, conventus iuridici).
La estructura social estaba dividida en esclavos y libres, ciudadanos y no ciudadanos
(peregrinos / estatus de liberto). Caracalla concede la ciudadanía a los hispanos en el S.III.
Hispania alcanzó un alto grado de romanización como se manifiesta en: emperadores,
filósofos, etc.
Desde el punto de vista económico Hispania aportaba: Productos agrícolas: (Cereales, trigo,
vid, olivo y vino), metales (Oro, plata, estaño, plomo, el mercurio de Almadén, hierro). La
crisis del S.III provocará un fuerte proceso de ruralización.
Desde el punto de vista urbano se crearon nuevas ciudades y se potenciaron las que ya
existían (Segóbriga, Emérita Augusta, Hispalis, Corduba, Tarraco). En Castilla-La Mancha
destacamos Toletum, Segobriga, Segontia o Ebora. En muchas de ellas se acuñó moneda y
se levantaron imponentes edificios.
Hispania aportó grandes personalidades al imperio: Emperadores (Adriano, Trajano,
Teodosio, Marco Aurelio) filósofos (Séneca), autores teatrales (Marcial).
El legado romano pervive y se integra en nuestra civilización a nivel político, económico,
social y cultural; buena muestra de ellos son nuestras lenguas, el trazado de los barrios de
nuestras ciudades, las reminiscencias jurídicas, la estructura de nuestros nombres, las
influencias arquitectónicas, la triada mediterránea, el rico patrimonio artístico (teatros,
anfiteatros, puentes, arcos, acueductos…). En Castilla-La Mancha podemos destacar el
puente de Alcántara en Toledo, el conjunto de Segóbriga, los restos de Toletum o
Consaburum.
Con el debilitamiento del Imperio Romano Occidental, Hispania fue ocupada por Visigodos,
Suevos y Alanos (pueblos germánicos); que aprovechando el vacío de poder imperial, estos
pueblos se hicieron con el control administrativo y generaron una elite socio-militar que
controlaría a la población hispanorromana. Al tiempo trataron de implantar su credo
cristiano, el Arrianismo, diferente del ortodoxo en la consideración que tienen de Jesús como
criatura de Dios y no como a Dios mismo (parte formante de la Trinidad). Condenado como
herética, esta concepción del cristianismo tendrá su pervivencia en la figura de los reyes
Tema 1 PAEG Historia “Raíces históricas de la España
Contemporánea”
Tras una fulgurante expansión desde Arabia, el Islam desembarcó desde la plataforma
magrebí y se hizo con el Reino Hispano-Visigodo de Toledo a partir del 711 debido a la
inestabilidad de la monarquía visigoda, que desembocó a principios del S. VIII, en una
guerra civil entre las dos familias más poderosas: la de Chindasvinto (a la que pertenecía
Rodrigo, monarca elegido) y la de Wamba (a la que pertenecía Agila, su oponente), estos
llamaron a los musulmanes en su ayuda, los que en el 711 derrotaron a Rodrigo en la
batalla de Guadalete (711) finalizando así el reino visigodo.
Desde entonces, el territorio peninsular controlado por los musulmanes pasó a denominarse
al-Ándalus. Mezclando efectividad militar (caballería) y habilidad política (pactos de
capitulación) los musulmanes (árabes, sirios, bereberes) consiguieron dominar
prácticamente toda la península, primero en nombre del Imperio-Califato Omeya de
Damasco (aunque a través del Emirato independiente de Córdoba, en 756, con Abd al-
Rahmán I, siglos VIII-X), y después en nombre propio, desde el autodenominado Califato
Omeya de Córdoba (en 929, con Abd al-Rahmán III, siglos X-XI).
En líneas generales, la presencia musulmana en la península se puede dividir en grandes
etapas: Tras la llegada en el 711 por parte de Tarik y Tarif, se conformará el emirato de
Córdoba en 756 comienzo a una dinastía que gobernará al-ándalus hasta 1031-
Abderramán III, fundó en el 929 el Califato de Córdoba, en el contexto de la división del
califato de Bagdad con la independencia en el norte de África con el califato de Fátima.
Durante el periodo califal hay que señalar el desarrollo económico (mantuvo importantes
relaciones comerciales con Bizancio), político (llegó a mediar entre las disputas de los reyes
cristianos), artístico (se amplió de manera definitiva su mezquita y se construyó la ciudad
palaciega de Madinat al-Zahra - Medina Azahara) y cultural (se creó una universidad y atrajo
a importantes filósofos musulmanes como Averroes) de Córdoba. Los principales Califas
del Califato de Córdoba: Abderramán III – Consiguió pacificar el territorio de Al-Andalus y se
dedicó a su engrandecimiento. Al-Hakem II - Estableció relaciones con los reinos cristianos.
Hisam II - Accedió al poder con 10 años con lo que su Hachib, Almanzor detentó
verdaderamente el poder. Mandó construir Al medina al Zahara, dónde fue transmitida las
funciones de gobierno. Ejerció un gobierno dictatorial. Puso en marcha un programa de
reformas tanto civil como militar en la administración. Su poder se basó en su guardia
personal, que hizo venir del norte de África, “tropas Bere-Beres”. Dirigió entre 50 y 60
campañas contra los cristianos, para obtener botón, llegando incluso a Barcelona y Santiago
de Compostela. Estableció una dinastía de gobernantes –los amiríes-, designando a su hijo
Abd al-Malik, al que le sucedió su hijo Sanchuelo. Murió en 1002 camino de Medinaceli
(cuando regresaba después de haber sido derrotado en la batalla de Calatañazor).
El gobierno dictatorial de Al-Manzor se considera una de las causas que desencadenaron la
gran fitna (guerra civil 1009 y 1031) que acabó con el califato, dando lugar a los Reinos de
Taifas.
1º Reinos de Taifas (1031-1086): fueron 26 y se agrupaban según la etnia dirigente: la
mayoría eran árabes, aunque también había beréberes y eslavos. Rivalizaron entre ellos no
sólo militarmente, sino también en cultura: Sevilla, Toledo, Zaragoza y Badajoz destacaron.
Su debilidad estaba en su rivalidad y se mantuvieron pagando tributos a los reyes cristianos.
Cuando Alfonso VI conquista Toledo (1085); alarmados los demás reyes taifas, llamaron a
los almorávides (poder emergente en el norte de África). Estos evitaron la conquista de
Badajoz y extendieron su dominio por al-Andalus. Los 2º Reinos de Taifas (1145-1170)
surgen tras la desintegración del imperio almorávide. Su final concluyó con la invasión
almohade en 1157. Tras la derrota de estos en las Navas de Tolosa a manos de Alfonso
VIII, surgieron los terceros taifas. La victoria del reino de Jaén (Arjona) sobre los demás y el
avance de los cristianos determinó el final de los reinos de Taifas y sobrevivió el reino
Nazarí de Granada, último reino musulmán que conocerá una fuerte influencia de los
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benimerines entre 1275 y 1340, cuyas tropas ayudaron al mantenimiento del reino de
Granada, pero que tras la derrota en la batalla del Salado (1340) dejaron de intervenir en la
política granadina. Desde entonces, la dinastía nazarí irá dando forma en las tierras de
Granada a un pequeño reino que aglutinará una gran riqueza artística y cultural, y que
sobrevivirá merced a pactos con los reyes castellanos, hasta 1492.
o maestres de Órdenes
Militares)
Bajo las luchas de poder que se habían dado en la Corona de Castilla (Guerra Civiles en
Castilla, la Farsa de Ávila, etc…)
etc…) y la Corona de Aragón (Rebelión de los remensas, lucha
en Barcelona entre la Biga y la Busca, etc…), se fraguaron
las bases para una unión dinástica que cimentaría una
nueva forma de gobierno que abandonaría formas
medievales y se aproximaría a una concepción
conc mucho más
moderna del Estado.
Fernando de Aragón e Isabel de Castilla contrajeron
matrimonio de manera secreta y contra los intereses del
hermanastro de Isabel, Enrique IV de Castilla, en
Fuensaldaña (Valladolid) en 1469. El rechazo a los
candidatosos propuestos por el hermanastro de Isabel,
cercanos a la órbita portuguesa; y la necesidad aragonesa
por acercarse a Castilla para poder enfrentarse a Francia
por el dominio en Italia consolidaron dicha unión; aunque
desde un primer momento esta unión se vería atacada por
sus enemigos. Primero Isabel, a la muerte de Enrique IV (1474), reclamó el trono castellano
para sí, iniciándose una guerra civil entre ella y la hija de Enrique IV, Juana “la Beltraneja”
(se creía que era hija de Beltrán de la Cueva) apoyada
apoyada por Alfonso V de Portugal. La guerra
(1475-1479)
1479) acabó con la victoria de Isabel, si bien la firma del Tratado de Alcaçovas (1479)
establecía un resultado de empate que repartía el dominio del Atlántico entre Castellanos y
Portugueses, que sería retocado
ado por la Bulas Alejandrinas (1493) y el Tratado de Tordesillas
(1494). La muerte de Juan II, rey de Aragón y padre de Fernando, en 1479, favoreció la
unión dinástica de ambas coronas
Con la consolidación de ambos monarcas en Castilla y Aragón, se inició una política de
unificación y control de la administración en varios frentes con la Monarquía como elemento
impulsor.
ADMINISTRACIÓN. Para los Reyes Católicos era fundamental la
CONTROL DE LA ADMINISTRACIÓN.
creación y la implantación de una burocracia efectiva en el cumplimiento de su voluntad más
que en una eficacia administrativa. Para ello en las Cortes de Toledo de 1480 se da un
primer paso en ese sentido y se permita la recopilación y reordenamiento del toda la
reglamentación jurídica existente, dando lugar al Ordenamiento
Ordenamiento de Montalvo (1484), que era
una gran compilación de la documentación legal recogida en las Partidas de Alfonso X el
Sabio, el Ordenamiento de Alcalá de 1348 y la diversa legislación real expedida hasta la
fecha. Será la base de las Leyes de Toro de 1505, de la Nueva Recopilación (1567) y la
Novísima Recopilación (1805), grandes conjuntos recopiladores de la Edad Moderna.
También a este respecto implantaron un modelo gubernativo que procuraba la recuperación
de la Autoridad Real frente al poder nobiliario,
nobiliario, como lo demuestra la creación de una
institución para garantizar el orden público en “nombre del Rey” en el campo como era la
Santa Hermandad (1476), la revisión y revocación de las concesiones dadas por Enrique IV
a los nobles en la Cortes de Toledo
Toledo de 1480, la reordenación del Consejo de Castilla y del
Consejo de Hacienda (1480) como órganos consultivos que protegían e impulsaban los
intereses reales y la creación de órganos jurídicos dependientes de la Corona (y expresión
de su justicia) como eran
ran las Reales Chancillerías de Valladolid (creada en 1371) y Granada
(creada en 1500 con sede en Ciudad Real y traslada a Granada en 1505).
TERRITORIAL. Todos estos cambios se vieron acompañados por la
UNIFICACIÓN TERRITORIAL.
tendencia de los RR.CC. a unificar los territorios
territorios dentro de la Península (respetando la
existencia de Portugal, pero sin renunciar a una posible unión). De manera de los Reinos de
Granada y Navarra se convirtieron en objetivos de la política de los RR.CC. En el caso
granadino, la guerra (1482-14 1492)
92) fue aprovechada para reivindicar la autoridad real en
Andalucía (en detrimento de los nobles), plasmar la intención de unificar todo el territorio
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bajo una misma religión y poner fin a ocho siglos de presencia musulmana en la Península
recogiendo una legitimidad
proveniente de los monarcas
godos.
El caso navarro (1512-1516)
se plegó más a los intereses
políticos de la rama
aragonesa de la Monarquía,
ya que conquistando este
territorio se evitaba una vía
de entrada de fuerzas
francesas en la Península,
principal rival en Europa de
la naciente Monarquía
Hispánica. Esta ocupación
se consolidará en tiempos de
Carlos I en 1525.
UNIFICACIÓN Y REFORMA RELIGIOSA. Todos los autores coinciden que Isabel I tenía
firmes convicciones religiosas, y desde el primer momento de su reinado la cuestión
religiosa estará presente. Aunque la mayoría de reformas religiosas se ponen en marcha a
partir de 1492, en una carta al papa Inocencio VIII en 1486 se ven claramente las metas de
esta política: implantación de la Inquisición, expulsión de los judíos y una reformatio
membris (reforma de la forma de vida de los religiosos). Para esto último se consigue en
1488 una Bula Papal para la reforma de monasterios, pero sería el papa Alejandro VI
(Rodrigo Borgia) el que en 1493 de permiso para llevar a cabo dichas reformas en los
conventos y monasterios que buscaban una recuperación de la forma de vida monacal más
acorde con lo que representa. Este proceso se completa con la creación de la Inquisición
Española (1478), la expulsión de los judíos (1492) y los mudéjares (1502); todo ello como
parte de un plan que no tenía únicamente como objetivo la unificación y la reforma religiosa,
sino prevenir la aparición y pervivencia de líneas de pensamiento divergentes.
REFORMA MONETARIA. Mención aparte merece la reorganización en la emisión y
fabricación de monedas, no sólo con la finalidad de sanear la economía española, sino de
dinamizar dicha economía y convertirlo en una plataforma propagandística de su reinado
(una moneda fuerte y estable equivale a un Estado fuerte y estable). Con la Real Cédula de
Sevilla de 1475 y la Pragmática de Medina del Campo (1497) se transforma el sistema
monetario castellano, primero saneándolo (es decir dotándolo de moneda de calidad) y
después adoptando el Ducado como unidad referencial, creando una moneda de mucho
prestigio en Europa, donde el Ducado (y el Florín) habían la base monetaria del comercio en
Europa desde el siglo XIII.
POLÍTICA EXTERIOR Y MATRIMONIAL. En su intento por convertir la Monarquía
Hispánica en un Estado Moderno, los Reyes Católicos desplegaron toda una política exterior
que favoreciera sus intereses utilizando a sus hijos como moneda de cambio para crear una
alianza contra el enemigo heredado por la política medieval exterior aragonesa, Francia (hay
que recordar que Francia había sido aliada tradicional de Castilla desde la época de la
Guerra de los Cien Años). Por ello se buscó alcanzar toda una serie de alianzas que
aislaran a la corte parisina a través de matrimonio de los hijos de los Reyes Católicos con
los monarcas o sus herederos.
Isabel, casada con infante don Alfonso de Portugal, y después con Manuel I de Portugal,
primo de su primer esposo.
Juan, heredero de la Monarquía Hispánica, casado con Margarita de Austria y muerto
prematuramente (1497).
Juana (Juana la Loca), se casó con Felipe de Austria (Felipe el Hermoso), hijo del
emperador Maximiliano I de Austria, gobernante de Flandes. Daría a luz al que se
convertiría en el emperador Carlos I.
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5. El movimiento comunero
que muchas ciudades dudosas inicialmente con el levantamiento se adhirieran a él como fue
el caso de Valladolid.
El siguiente paso de los sublevados sería legitimar su posición, y para ello trataron de
contar con el apoyo de la reina madre Juana, residente en Tordesillas, convirtiendo esta
población en el centro neurálgico del movimiento comunero, siendo ampliada la Junta (ahora
de Tordesillas) con la incorporación de ciudades como Burgos, Soria, Valladolid, León,
Zamora, Toro, Cuenca, Guadalajara, Murcia y Madrid.
La respuesta real se tradujo en una “marcha atrás” de las medidas más impopulares
(eliminación del servicio de las Cortes de la Coruña y designación de castellanos para
cargos de responsabilidad) y en un acercamiento a los nobles que no veían con buenos ojos
la sublevación. Esto, sumado con la actitud contraria de la reina Juana a apoyar a los
comuneros contra su hijo y el agravamiento de la sublevación que se tornó en un
levantamiento armado, debilitó el poder comunero. La solución armada se asomó en la
batalla de Tordesillas (diciembre 1520), donde el ejército real obtuvo una victoria que mostró
la debilidad de la Junta, liberó a la reina Juana del control de los comuneros y provocó el
abandono de algunas ciudades a la causa.
Pero antes de que acabara el
año, los comuneros se
reorganizaron y recuperaron la
moral perdida como lo demuestran
las acciones militares en Tierras de
Campos y Burgos (dirigida por
Padilla y la Junta refugiada ahora
en Valladolid), y las acciones del
obispo Acuña entorno a la provincia
de Toledo (enero-abril 1521);
aunque recuperó definitivamente la
iniciativa con la victoria en
Torrelobatón (febrero 1521), cuyo
resultado no fue aprovechado y
permitió a los realistas recuperarse
y formar un nuevo ejército para enfrentarse a los comuneros en campo abierto en la batalla
de Villalar (Valladolid, 23 de abril de 1521).
La Batalla de Villalar fue el episodio decisivo de la guerra, donde los comuneros
capitaneados por Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, fueron derrotados por
las fuerzas imperiales, poniendo fin a la sublevación comunera en el norte de Castilla tras la
decapitación el día 24 de abril los tres capitanes comuneros.
El resto de las fuerzas comuneras o bien se disolvieron, o bien se refugiaron en Toledo,
donde la mujer de Juan de Padilla, María Pacheco asumió el control de la ciudad,
instalándose en el Alcázar, recabando impuestos y fortaleciendo las defensas. Viendo
perdida la causa comunera (Madrid se había rendido el 7 de mayo de 1521), solicitó la
intervención del Marqués de Villena para negociar con el Consejo Real, con el objetivo de
obtener unas mejores condiciones. El marqués de Villena terminó abandonando las
negociaciones entre ambos bandos, por lo que María Pacheco asumió de manera personal
las negociaciones con el prior de la Orden de San Juan. El pacto de rendición de Toledo fue
acordado el 25 de octubre de 1521 gracias a la intervención de Esteban Gabriel Merino,
arzobispo de Bari y enviado del prior de San Juan. Así pues, el 31 de octubre los comuneros
abandonaron el Alcázar toledano y el arzobispo de Bari nombró a los nuevos funcionarios.
Carlos I regresó a España (julio 1522), instalando la corte en Palencia. Con el regreso del
Rey, la represión contra los comuneros avanzaría a un ritmo mayor como lo demuestra la
ejecución de Pedro Maldonado, líder salmantino y hermano de Francisco Maldonado,
ejecutado en Villalar.
Carlos I permaneció en Palencia hasta finales del mes de octubre, trasladándose a
Valladolid, donde el 1 de noviembre se promulgó el Perdón General, que daba la amnistía a
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un total de 293 comuneros, de todas las clases sociales, pero que no incluía ni a María
Pacheco ni al Obispo Acuña.
Las consecuencias fundamentales del movimiento comunero fueron
La pérdida de poder de la élite política de las ciudades castellanas, obligada a pagar las
indemnizaciones para aquellos que perdieron bienes o sufrieron daños en sus posesiones
durante la revuelta por apoyar la causa real. Éstas serían abonadas mediante un impuesto
especial para toda la población de cada una de las ciudades comuneras.
Ante estos impuestos, la industria textil del centro de Castilla perdió todas sus oportunidades
de convertirse en una industria dinámica.
La nobleza (especialmente la de mayor rango) queda definitivamente identificada con los
intereses de la Monarquía, pero quedando clara su subordinación como súbditos.
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La creación del Imperio Colonial español parte de la necesidad que tenía la propia
Corona de Castilla de crear sus propias vías de comercio con el Oriente y no depender de
genoveses y venecianos (por la vía terrestre de la conocida como Ruta de la Seda), o de
portugueses (bordeando África y el Sudeste asiático para alcanzar las Indias). El proyecto
de Cristóbal Colón fue aprobado por los Reyes Católicos una vez finalizada la conquista de
Granada (enero 1492), se puso en marcha con el acuerdo de las Capitulaciones de Santa
Fe (17 abril 1492) por las cuales Colón consigue de los RR.CC. el nombramiento de
Almirante, Virrey y Gobernador General en todos los territorios que descubriera o ganase
durante su vida, nombrando como herederos a sus sucesores de forma vitalicia, además de
un diezmo de todas las mercaderías que hallase.
De esta manera de se inició el viaje desde el puerto de Palos de la Frontera (Huelva) el 3
de agosto y llegar a la isla Guanahani (Bahamas) el 12 de octubre, para regresar a la
Península en marzo de 1493. A partir de ahí se hicieron otros tres viajes (1493-1496, 1498-
1500, 1502-1504) de descubrimiento encabezados por Colón (que llegaron a la
desembocadura del río Orinoco en 1504); que dieron paso a una conquista sistemática del
territorio en nombre de la Corona de Castilla (posteriormente de la Monarquía Hispánica), no
atendiendo a lo acordado con Colón (pleitos colombinos).
La primera fase de la conquista de
América se tradujo en la ocupación
de gran parte de las islas caribeñas
(1492-1519), siendo el desembarco
de Hernán Cortés en Veracruz (1519)
el inicio de una segunda fase que
finalizaría con la conquista del
imperio Inca (1572).
Esta fase de conquista de
caracterizó por ser realizada por
particulares con escasa intervención
de la Corona, que se limitaba a dar
una capitulación de conquista, es
decir, un documento en el que se
concedía licencia a un particular para
conquistar un territorio determinado,
asumiendo todos los gastos de la
expedición. Así la Corona apenas
arriesgaba, ya que si fracasaba no
había ninguna pérdida; mientras si
fuera exitosa la Corona contaba con
un nuevo territorio.
Así llegó Cortés en 1519 a
Veracruz. Siendo confundido inicialmente como la reencarnación de Quetzalcoalt (principal
divinidad azteca), aprovechó esta circunstancia para iniciar una marcha hacia el interior en
la que consiguió acuerdos con pueblos sometidos por la autoridad azteca (totonacas y
tlaxcaltecas) y entrar en la capital del imperial, Tenochtitlan, bajo el amparo de Moctezuma
(emperador azteca)en 1519. Una rebelión de los habitantes de Tenochtitlan, que
descubrieron que los conquistadores no eran dioses, provocó que Cortés huyera con sus
hombres en la Noche Triste (30 junio 1520) de la ciudad. Fueron perseguidos por los
aztecas, pero la victoria en la batalla de Otumba (1520) permitirá rehacerse a Cortés y
conjuntamente con sus aliados indígenas cercar y tomar Tenochtitlan en 1521,
convirtiéndola en 1535 en la capital del Virreinato de Nueva España.
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precolombinos como la mita (trabajo realizado por los indígenas para el Inca, que derivó en
el trabajo de la explotación de las minas de Huancavélica y especialmente, Potosí) y la
minca (trabajo realizado por los indígenas para la comunidad o ayllu).
Los indígenas ocuparon un puesto secundario a pesar de constituir el grupo social más
numeroso pero que desde la llegada de los europeos su número no dejó de mermar como
consecuencia de la propia conquista, la explotación de los propios conquistadores, la
expansión de epidemias no conocidas para ellos, la transformación de la sociedad, etc…;
que en algunos casos fue dramático (los caribes fueron extinguidos).
Pronto se alzaron voces críticas contra el trato a los indígenas. En 1512 la Corona aprobó
regular y controlar la explotación de los indígenas tras las denuncias del dominico Antonio
de Montesinos en las Leyes de Burgos; pero sin duda los grandes defensores de los
derechos del indígena en esta etapa fueron Francisco de Vitoria y fray Bartolomé de las
Casas que consiguieron en 1542 que las Leyes Nuevas, los indígenas fueran contemplados
como súbditos de la Corona –por lo que no podían ser explotados ni esclavizados-; además
de abolir las encomiendas hereditarias. Rápidamente se produjo una respuesta desde
América iniciándose una rebelión (Revuelta de los encomenderos – 1542-1548) dirigida por
Gonzalo Pizarro; que aunque sofocada, ante el temor que las revueltas fueran una
constante al implantar la abolición de la encomienda, este artículo fue bloqueado (1545).
La aparición de esta ley trató de favorecer la situación social de los indígenas, pero su
alcance fue limitado; y abrió, sin proponérselo, la llegada de los esclavos africanos para las
encomiendas en América.
Finalmente nos hemos de referir al fenómeno del mestizaje, propio de la colonización
española de América. La aparición de mestizos a raíz de las relaciones entre los grupos
sociales originarios (indígenas, europeos y esclavos africanos), generó toda una serie de
categorías (también llamadas castas) sociales, similar a la utilización de la “limpieza de
sangre” en la Península para limitar privilegios. Sin embargo, este sistema fue permeable
debido a la magnitud del fenómeno por lo que tras varias generaciones las castas no podían
identificarse, perdiendo con el paso del tiempo la función de rol social pretendida.
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Finalmente, merece una mención especial la promulgación en 1713 de la Ley Sálica, por
la que se concedía prioridad en la sucesión al trono a la línea masculina sobre la femenina;
lo que originaría problemas en el siglo XIX en la sucesión de Fernando VII (1833).
En resumen…
Firmados por Felipe V entre 1707 y 1716.
• La ocasión para comenzar la reforma del Estado fue proporcionada por la guerra de
Sucesión. Debido a la adhesión de los reinos de la Corona de Aragón al Archiduque
Carlos . Felipe V, eliminó sus instituciones político-administrativas con los Decretos de
Nueva Planta o “nueva organización” que iniciaron la unificación institucional del
Estado que posteriormente se extendió toda España y a la América española.
• Los decretos de Nueva Planta fueron aplicados en Aragón y Valencia en 1707, en
Mallorca en 1715, y en Cataluña en 1716.
• Establecieron nuevas instituciones, creadas directamente por la autoridad del rey, que
anulaba el antiguo régimen foral de los reinos de la Corona de Aragón, aunque
conservaban su propio derecho privado, excepto Valencia. Las instituciones políticas
castellanas fueron el modelo de la nueva organización.
• Se suprimieron los privilegios fiscales y se implantó un nuevo impuesto mas moderno,
cuya suma global era fijada por el rey y distribuida por el intendente real entre los
corregimientos, las ciudades y los pueblos. El nuevo impuesto se denominó :
“equivalente” en Valencia, “talla” en Mallorca , “contribución única” en Aragón y “
catastro” en Cataluña , equiparaba la contribución a la Hacienda Pública de estos
territorios a la de Castilla, que había sido muy superior hasta ese momento.
• Se anulaban los privilegios militares , ya que catalanes y aragoneses no estaban
obligados a combatir fuera de sus fronteras.
• Un capitán general sustituyó al antiguo virrey, con amplias atribuciones
administrativas, judiciales y militares. Y no sería nombrado un natural del país.
• Se estableció una corte real o audiencia en cada capital, con magistrados nombrados
por el rey, que debían utilizar el idioma castellano en las causas instruidas.
• Fueron abolidas las Cortes propias .
• La administración municipal recayó en un pequeño número de regidores, miembros
de la nobleza local, favorecidos para conseguir su apoyo a la monarquía, mientras
que las clases medias, antes representadas en las antiguas instituciones forales
fueron excluidas de la administración local.
• Los Decretos de Nueva Planta fomentaron la asimilación de los antiguos reinos de la
Corona de Aragón al Estado, favoreciendo la unificación administrativa y la
centralización del poder.
• Únicamente Navarra y el País Vasco conservaron sus privilegios e instituciones por
su fidelidad a Felipe V durante la guerra de sucesión.
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A largo del siglo XVI, la Monarquía Hispánica se estructuró sobre la base de una serie
de niveles administrativos y políticos como el sistema polisinodial (dirigido por los
secretarios), las Cortes del Reino (ya fuera en Castilla o Aragón) y los municipios;
creando todo un entramado institucional que dependía directamente del Monarca (en
el siglo XVII esta tarea de delegó en un valido).
Toda esta estructura política se asentó sobre una sociedad que no varió mucho a lo
largo de la Edad Moderna. Era una sociedad estamental, es decir, se encontraba
organizada bajo una estructura piramidal basada en el privilegio y en la reducida
movilidad, y articulada sobre tres estamentos:
a.- El Estado Llano. Forma por el grueso de la población, estaba sometido al pago de
tributos. Dentro de este se detecta una gran heterogeneidad, ya que se incluían en él
desde los mendigos hasta la burguesía comercial.
b.- La Nobleza. También jerarquizada desde los “Grandes de España” (aristocracia
palaciega) hasta los hidalgos sin fortuna, tenía una serie de privilegios legales (no
pagaban impuestos directos y no eran juzgados por las mismas leyes que el resto) que
establecían una barrera con el resto de la población.
c.- El Clero. Compuesto por las altas jerarquías eclesiásticas (emparentados con la
alta nobleza); que contrastan con un bajo clero, con recursos mucho más modestos;
pero con privilegios legales parecidos a
la nobleza.
Durante el siglo XVI, la población
registró un crecimiento moderado (pasó
de 6 millones a 7,5 millones de
habitantes peninsulares), siendo Castilla
el territorio más poblado, mientras que la
costa peninsular queda bastante
despoblada. Esta situación se invirtió en
el siglo XVII; momento que el
crecimiento se estancó (en términos
generales había la misma población al
principio que la final del seiscientos)
debido a las guerras, epidemias
(especialmente de peste), la expulsión
de los moriscos (1609) y la emigración
hacia América. El resultado es un
movimiento centrífugo de población
dejando el interior peninsular despoblado
(salvo Madrid y Sevilla) para ubicarse la población en las zonas litorales.
También la sociedad manifestó una serie de características que determinaron su
evolución durante el Antiguo Régimen. El estilo de vida nobiliario influyó en toda la
población, lo que provocó un desprecio de las actividades comerciales, artesanales y
manufacturas (“vivir de las rentas”) y una búsqueda o compra de cargos y títulos
valederos para conseguir acercarse a la forma de viva nobiliaria y reflejar un éxito
personal y social.
Otro elemento que agravó esta situación fue la implantación de un sistema de
valores asentado sobre el origen de las personas. Acreditar “limpieza de sangre” (no
tener ascendencia judía o musulmana) se convertiría en un mérito muy necesario para
escalar socialmente y/o ocupar un cargo público; esto no hizo sino desprestigiar aún
más los oficios manuales y el comercio, actividades vinculadas tradicionalmente a
judíos y moriscos.
Tema 1 PAEG Historia “Raíces históricas de la España
Contemporánea”