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1.3. Ideas y actitudes La situacin de crisis conduce al desengao, al pesimismo que lo inunda todo. El hombre desconfa de todo y su existencia se convierte en una lucha feroz que le supone vivir al acecho. El mundo se representa como algo confuso que el artista barroco presenta como un laberinto. La realidad hace que se derrumbe el idealismo renacentista, la fe del hombre en s mismo y la visin armoniosa del mundo. Surge, por tanto, una visin negativa del mundo y de la vida. Por tanto, para el hombre barroco vivir ser ir muriendo, el tiempo ser un enemigo que lo destruye todo a su paso, y el mundo, el lugar de la discordia, sin ningn valor y contradictorio. Ser una poca en la que destacar la actitud asctica entendida como desprecio del mundo, y en la que los autores msticos hallarn su lugar.
2. El arte barroco
Como consecuencia de todos estos condicionamientos, el Barroco muestra preferencia por una serie de temas y de marcas estticas que sirven para la definicin de la poca y su caracterizacin. Los ms significativos son los siguientes: a) b) El mundo es un laberinto y un teatro en el que el hombre est perdido o representando su papel. El sentimiento del desengao es la palabra clave del perodo que expresa esa toma de conciencia de la realidad y de la falsedad de unas apariencias. Por eso, la vida es slo sueo. El paso del tiempo y la muerte son dos de los temas predilectos del barroco. Se valora la invencin, la novedad, la originalidad, el ingenio la acumulacin y la exageracin (la hiprbole). El arte barroco est en movimiento, en tensin. Predomina el contraste, el claroscuro, la anttesis, la oposicin entre contrarios .
c) d) e) f)
Cabe destacar que durante este periodo aparece un nuevo gnero literario: el ensayo. Michel de Montaigne (1533 1592), escribir sus Essais a modo de pensamientos personales. Aunque la obra aparece a finales del Renacimiento, es ya plenamente barroca, ya que sus escritos se caracterizan por un pesimismo y un escepticismo raros en la poca renacentista. Piensa, por ejemplo, que la humanidad no puede esperar certidumbres y rechaza las proposiciones absolutas y generales. En su opinin, no podemos creer nuestros razonamientos porque los pensamientos nos aparecen sin acto voluntario. No los controlamos, no tenemos razn para sentirnos superiores a los animales. En vez de buscar respuestas absolutas y verdades universales, Montaigne muestra opiniones personales basadas nicamente en sus experiencias.