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Oración: BUSCANDO LA ARMONIA 23 de Septiembre de 2009

Hace un tiempo les comunicábamos la necesidad que tenía el hombre de encontrar su propio
centro, la importancia que tenía el que cada cual, cada ser humano, encontrara su sintonía.
Hablábamos de la frecuencia vibratoria que está teniendo lugar en el planeta Tierra, en su
planeta, y cómo esa frecuencia vibratoria estaba influenciando la frecuencia de vibración del
hombre. Y les aconsejábamos que unificasen, que sintonizasen con la frecuencia vibratoria del
planeta.
Hoy se les dice que deben buscar la armonía en sus cuerpos. Y vamos a profundizar la gran
importancia que tiene en estos momentos el encontrar esa armonía.
El hombre tiene demasiada documentación teórica. El hombre tiene mucho conocimiento
mental. El hombre ha dado mucho de comer a su mente, ésta ha engordado tanto que ha
desequilibrado su cuerpo y hay que buscar el equilibrio para que exista esa armonía.
El hombre ha dado tanta y tanta importancia a esa nutrición mental que ésta hoy le está pasando
factura. Se ha hecho la dueña y señora de todo el cuerpo, de cada uno de los órganos, de cada
una de las sensaciones. ¿Cuánto cuesta hoy encontrar que un ser de humanidad se deje guiar
únicamente por esas sensaciones que su cuerpo le emite? Dificilísimo, porque tras una
sensación, la mente la atrapa, la quiere encasillar y consigue hacerlo, consigue darle nombres,
fechas y lugares, por tanto deja de ser una sensación. Ya la mente la ha dirigido para que
responda como ella quiere que lo haga en base a todo el conocimiento adquirido por una
sociedad caduca, por una mente que ya no procede.
Hay que buscar la armonía. El hombre debe flexibilizarse hasta tal punto que parezca que todo,
acontecimientos, pensamientos, actos, le resbalan. Cualquier hecho que ocurra a su alrededor,
cualquier pensamiento que su mente le mande, tiene que resbalar por él sin quedarse
absolutamente con nada.
Deben buscar la armonía. Y para ello, además de flexibilizar esas ideas rígidas, esas emociones
enquistadas, esos sentimientos, además tienen que idear la forma de que durante algunos
momentos al día dejen la mente totalmente en quietud. Es una obligación que se les recomienda
acepten para que en ese estar de quietud el espíritu pueda encontrar dentro de sus cuerpos ese
punto de equilibrio. Porque recuerden que aparte de todo lo que ustedes ya saben que hay en su
interior, reside su espíritu, y éste no encuentra en el cuerpo un momento de armonía.
Imagínense, como tantas veces han escuchado, que sus cuerpos son templos y en ellos reside el
alma, el espíritu. Y ese templo debe estar en armonía. Y sus cuerpos no están armónicos. Sus
mentes dirigen cualquier acto de sus vidas, cualquier momento de sus vidas, son estas las que los
dirigen. Recuerden y aúnen todas las oraciones que están escuchando: la mente ha tenido y
tendrá su momento pero en éste es necesario aquietarla, flexibilizarla, dar la posibilidad de que
todo pueda ocurrir, no lo clasifiquen, no dejen que esta lo clasifique porque si es ella la que
clasifica los hechos éstos no pueden cambiar, y estamos en el momento del cambio.
Si volvemos al principio y les volvemos a recordar que todo es energía, que cada ser de
humanidad vibra con una tasa energética, esa tasa energética produce una resonancia en su
interior que hace que sus cuerpos se armonicen o se desarmonicen.
Tenemos la necesidad de aunarnos con esa vibración del planeta que ya no es la que nuestro
cuerpo tiene. Tenemos la necesidad de observar los cambios de la naturaleza para así replicar
dentro de esos cambios de modo que nuestro cuerpo se armonice y tenga similar vibración al
planeta. De otra forma el cuerpo enfermará, ya que el hombre no puede convivir dentro de un
planeta que no corresponde a su misma frecuencia, no puede.
Dentro de este cambio de vibración, el hombre primero debe saber qué ha ocurrido o sentir qué
está ocurriendo y adecuarse y replicar en consonancia para poder tocar la misma melodía. Por
eso necesita encontrar el equilibrio para que éste lo armonice.

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Muchas veces insistimos en que aquieten su mente, en que no le den más alimento del necesario.
Les hemos explicado cual es la función de ésta y hoy no vamos a entrar de nuevo en detalles.
Pero la mente tiene una función que hoy debe ser parada. Para alcanzar esa armonía, hay que
dar a la mente su alimento y al alma el que le corresponde. Y hoy necesita poco alimento la
mente y mucho alimento el alma.
La forma de alimentar a ese espíritu, a esa alma, es lo que hoy vamos a sugerir, recuerden, a
sugerir. Deben de sentir lo que a cada uno le resuene y obrar en consecuencia. Pero se les
sugiere para que adecuen ese cuerpo, esa vibración corporal, a la del planeta.
Deben de observar su alimentación. El cuerpo tiene demasiada alimentación, está
sobrealimentado. El cuerpo necesita de alimentaciones más sutiles. Ya no necesita, y sientan lo
que están escuchando, como necesidad el cuerpo ya no necesita, es más, puede rechazar la
alimentación que hoy se le da. El cuerpo debe alimentarse de cosas naturales y desechar todo lo
que no sea natural. Y poco, aliméntense lo justo, lo justo y necesario para las tareas que cada
cual ejerza, más bien menos que mas. Traten de aliviar al cuerpo de desechos animales, traten
de aliviarlo, eso les va a producir mayor flexibilidad corporal, mental, emocional y sentimental.
Traten de incrementar las frutas naturales.
Traten de oxigenarse al aire libre. Comprueben sus vestimentas, vayan con colores armónicos,
desechen las tonalidades oscuras aunque estén de moda. Usen perfumes suaves, muy suaves. Y
dejen espacios de quietud para su mente.
Actuando de esa forma ayudarán a ese cuerpo a que asimile esas nuevas vibraciones. Tienen que
sutilizarse, elevar esa vibración, vibran muy densos, la humanidad vibra muy densa. Tienen que
vibrar más sutil, más rápido, como hoy lo está haciendo la Tierra, de ese modo sus cuerpos se
sintonizarán, no enfermarán.
No pueden –repetimos- coexistir dos vibraciones distintas en un mismo planeta. Todo aquel que
en este tiempo -no decimos tiempo venidero-, actualmente, momentáneamente, no se sintonice
con la frecuencia del planeta, enfermará. Es lógico, entiéndanlo, y se les da, se les da las
recetas -entre comillas- para que ustedes adecuen esa vibración corporal a la de su planeta para
que este continúe acogiéndolos con salud, con armonía.
Cuando ustedes cambien, cuando flexibilicen esa forma de actuar con sus cuerpos, con su
mente, notarán más la sensación de flotar, notarán más las sensaciones sutiles de esos perfumes
no humanos. Porque en la medida que el hombre se sutiliza entra en esa otra dimensión que ya
está preparada para acogerle donde todo es distinto. Y es cuando pueden entrar a eso que hasta
hoy se le llama novedoso.
Ahí podemos entrar aunque aparentemente estemos dando recetas para el cuerpo,
aparentemente. Lo tenemos, lógicamente, tenemos un cuerpo el cual hemos decidido llevarlo
con nosotros, por lo tanto es aparentemente. Damos recetas para el cuerpo. Estamos entrando
en otra dimensión de la cual ya hemos hablado en otros momentos. El hombre vive y convive
dentro de varias dimensiones aun sin él saberlo, y esas dimensiones, esos estados de conciencia
que coexisten entre sí, se alcanzan cuando se cambia el nivel de vibración del cuerpo.
A uno le es más bonito decir:”me estoy trabajando la mente con meditación, me estoy
trabajando la mente con oración, me estoy trabajando la mente con ejercicios místicos, estoy…”
Pero, ¿es real?, ¿han flexibilizado sus caracteres?, ¿han dejado que los acontecimientos que
ustedes llaman malos, buenos o regulares pasen sin impregnarse de ellos?, ¿han conseguido estar
momentos al día con la mente transparente y serena, con las emociones tranquilas y en armonía,
con sentires totalmente apaciguados, en paz? Porque si no es así, por más que trabajen con la
mente, contorsionen sus cuerpos, oren, no les va a hacer vivir o vivenciar ese estado de
consciencia porque es un trabajo individual que deben hacer con todo lo que ustedes tienen.
Tienen un cuerpo, tienen una mente, tienen unas emociones, y esto tienen que armonizarlo para

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que todos estos atributos, incluido el cuerpo, puedan ser elevados de vibración y entrados de
lleno a esos niveles sutiles de conciencia.
Cuando ustedes escuchan: “son tiempos en los cuales el hombre puede escuchar la llamada y
acudir a esta llamada”, ¿cómo se imaginan que pueden acudir a esa llamada?, ¿cómo se lo
imaginan?, ¿pueden imaginárselo con esta forma de pensar actual, con esta forma de sentir
actual, con este cuerpo actual, con esta vibración actual? Porque no se les dice que han de
pasar por el tránsito de la muerte para que vean y vivan esas dimensiones, no es momento de
ello y se les ha repetido muchas veces. Pero para que puedan atisbar, entrar, vivir y convivir con
esos seres que están esperándoles en esos niveles de conciencia sutiles, tendrán que trabajar
con sus cuerpos, con sus mentes, con sus emociones, con todo lo que son ustedes.
Nadie lo puede hacer por ustedes. Pasa por la alimentación, pasa por su forma de vestir, pasa por
la flexibilidad de sus mentes, por lo que ustedes emanan y a la vez por lo que recogen de otros
seres. Recuerden que todo, todo está mezclado y entremezclado, sus mentes, sus ideas, sus
emociones, todo. Un acto que parezca voluntario igual es un acto reflejo de otro ser pero que
inconscientemente lo hemos hecho nuestro.
Estamos entremezclados los unos con los otros, por eso de nuevo repetimos y hacemos alusión a
otros encuentros: primero deben sentir quienes son, conocerse, si son ustedes o es que están
respirando algo de los demás y se están impregnando de ellos. De ahí que les decíamos:
“observen la vida como si no fuera con ustedes, que les resbalen los acontecimientos sean estos
como sean, los califiquen ustedes de la forma que quieran, pero que les resbalen”.
Sencillamente con el trabajo de ustedes mismos con ustedes mismos ya tienen mucho que hacer
para, en poco tiempo, en corto tiempo, elevar esa vibración.
Tienen la necesidad, como seres de humanidad, de introducir nuevos esquemas en su interior. Y
para ello deben cambiar radicalmente sus conductas, entre ellas la alimentación. Es muy
importante, muy importante, están alimentados en exceso y con fragmentos descompuestos.
Aliméntense de vida, ¡aliméntense de vida!, y poco, no necesitan tanta alimentación. Déjense
llevar por su intuición, que la tienen, desechen por costumbre las comidas copiosas, las bebidas
en exceso, los empachos mentales y físicos, dense la oportunidad de sentirse ligeros, livianos,
flexibles de mente y cuerpo. Eso es tarea de cada cual a partir de ya que saben cómo
conducirse.
Si el hombre tiene cinco sentidos, que dicen tener cinco sentidos -tienen muchísimos más
sentidos pero no los trabajan-, aun esos cinco les van grandes, y es más, en la mayoría de seres
se están atrofiando. El olfato, en la mayoría de seres humanos se está atrofiando. El tacto, la
mayoría de seres no lo trabajan, no se tocan, no se abrazan, no se sienten a través del tacto. No
se trabajan las miradas. Es todo a lo bruto, todo marcado por esas pautas densas, densas, que
embrutecen al hombre.
Ya no es tiempo de ello. Tanto el hombre como la mujer deben recoger esa armonía que
desprende el género femenino. Y no como masculino y femenino, sino como mujer, como
feminidad, como flexibilidad, como dadora de vida.
Ya los tiempos de la densidad, de la fuerza, de la grosería como cosa gruesa, fuerte y grande
dejaron su sello, pero lo dejaron, ya no es tiempo. El planeta vibra con una frecuencia sutil, la
que a él le corresponde. El hombre debe hacer lo mismo. Y para ello no lo volvemos a repetir, ya
tienen datos para sutilizar, para agilizar la vibración.
Deben sintonizarse con otros seres del universo los cuales tienen una frecuencia superior, hoy, a
la de ustedes. Deben sintonizar ustedes esa misma frecuencia. Ellos mandan y mandan energía
para ayudarles a hacer ese tránsito. Con sus pensamientos, con todo su corazón mandan a la
Tierra y al hombre ayuda para que éste eleve la vibración, pero ya está en el hombre el hacerlo.
En la medida que cada cual profundice con todo lo escuchado e incorpore algo de lo escuchado,
así él mismo sentirá qué está ocurriendo en su interior.

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Oración: BUSCANDO LA ARMONIA 23 de Septiembre de 2009

Tienen toda la ayuda, toda, siéntanlo así. A cada paso que ustedes dan, toda la ayuda se les
ofrece. Es tiempo de eso, recuérdenlo. No nos cansamos de insistir, es tiempo de ayuda y es
tiempo de que esa ayuda se ofrezca. Siéntanlo. Es tiempo de que la ayuda se ofrezca.
Una vez incorporada, una vez trabajada ofrezcan, ofrezcan lo que ustedes hayan asimilado,
porque estará ya en su interior y será ese reflejo necesario para mostrar que se puede, que el
hombre puede con todo lo que acontece en el planeta. Con armonía, recuerden. Puede con todo
lo que acontece en el planeta viviéndolo con armonía.
Así es.
Amén.

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