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¿Qué significa honrar padre y madre?


Vamos ahora a Efesios 6:1-3: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es
justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te
vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra."

Es una bendición tener padre y tener madre. Entre los cristianos, hay muchos jóvenes que no
tienen alguno de ellos, o a ninguno. Sin embargo, hay consuelo al saber que "el Señor es padre
de huérfanos y defensor de viudas en su santa morada", y "Dios hace habitar en familia a los
desamparados" (Salmo 68:5-6).

Si alguien ha llegado a ser cristiano faltándole uno de sus padres o ambos, sepa que en la
iglesia va a encontrar socorro, y va a encontrar muchos padres, y muchas madres, y va a
encontrar a muchos hermanos.

El Señor nos manda a que honremos a nuestro padre y nuestra madre. No dice "padres" en
plural, sino que los individualiza. Es necesario honrar al papá, es necesario honrar también a la
mamá. La promesa es clara: "Para que te vaya bien". El contraste es que si tú y yo no
honramos padre y madre, podemos llegar a fracasar. El Señor no nos va a bendecir. El hijo que
maldice, que deshonra a su padre o a su madre, se expone a que el Señor salga en su
defensa. Porque Dios es Padre. Dios es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

El primer conocimiento de Dios que algunos de nosotros (al menos los que provenimos de
familias católicas) tuvimos es este: "Padre nuestro que estás en los cielos ..." Dios es Padre. Y
el Hijo (el Señor Jesucristo) honra al Padre. Él siempre honró a su Padre. Cuántas veces se
refiere a su Padre.

Si tú lees en el evangelio de Juan, el Señor Jesús todo se lo atribuye al Padre. "Mis palabras
me las dio mi Padre. Lo que hago, no lo hago yo, sino que lo hace mi Padre a través de mí". "El
Padre que me envió ..." "Salí de mi Padre ... vuelvo al Padre". "Padre, la hora ha llegado,
glorifica a tu hijo con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese". ¡Qué preciosa
relación hay entre el Padre y el Hijo!

Entonces, Dios no tolera que alguien no honre a su Padre, porque Él mismo es Padre. Cuando
nosotros no honramos a nuestro Padre visible tampoco estamos honrando al Padre que no
vemos. Si puedo honrar a mi padre (que veo), me estoy sujetando a este Padre que no veo.

El triste caso de un hijo necio


Veremos ahora un contraste. El de un hombre que no honró a su padre. Esto ocurre
inmediatamente después del diluvio.

Génesis 9:2o-23. "Después comenzó Noé a labrar la tierra y plantó de la viña, y bebió del vino,
y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la
desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet
tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros , y andando hacia atrás, cubrieron la
desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. Y
despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo:
"Maldito sea Canaán. Siervo de siervos será a sus hermanos." Dijo más: "Bendito por Jehová
mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet y habite en las tiendas de
Sem, y sea Canaán su siervo."
Fíjate que este breve pasaje muestra la actitud distinta que tuvieron Sem y Jafet, respecto de
Cam. Al tomar conocimiento que su padre estaba embriagado y desnudo, ellos tuvieron respeto
por su padre, y no quisieron verlo. Se pusieron la ropa encima y, caminando hacia atrás, lo
cubrieron para no mirar la desnudez de su padre.

Cam, en cambio, tuvo la mala idea, no sólo de ver la desnudez de su padre, sino de publicarla.
¿Cómo lo decimos con palabras más simples? Cuando nosotros sabemos algo negativo de
nuestros padres, ¿qué hacemos? Nosotros no hacemos bien, más aun, ofendemos al Señor, si
salimos publicando –como exhibiendo– las debilidades de nuestros padres. La desnudez tiene
que ver con la vergüenza. Si hay algo que nuestro padre o nuestra madre ha hecho, que es
vergonzoso, nosotros tenemos que cubrir eso. No deshonrarlos.

Cam se ganó una maldición con esto. Mientras sus hermanos fueron bendecidos, Cam fue
maldito. Los tres troncos raciales que hay en el mundo proceden de los hijos de Noé. Los
descendientes de Cam vinieron a ser los africanos, y ellos han sido históricamente los más
maltratados, los esclavos. La lección está clara.

Esto no significa, en todo caso, que tú no puedas hacer confesión de tus dificultades con sus
padres ante alguno de tus pastores, si es que estás tristes por algo. Lo importante de esto es
que la información llegue adonde debe llegar, que llegue a buenas manos.

La alegría de los padres


Vamos a leer ahora algunos Proverbios. Son muy útiles.

Proverbios 17:6: "Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres." Es
una honra que tengamos papá y mamá. Dios nos honra con esto.

Proverbios 23:22-25: "Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere,
no la menosprecies. Compra la verdad y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la
inteligencia. Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendra sabio se gozará con él.
Alégrese tu padre y tu madre, y gócese la que te dio a luz."

"Oye a tu padre". ¡Cuántos han fracasado por no oír a su padre! "Y cuando tu madre
envejeciere, no la menosprecies". ¡Qué tremendo es todo esto! Desoír al padre, y menospreciar
a la madre, o avergonzarse de ambos, es algo que trae maldición, que trae una deshonra muy
grande. Pero alégrese tu padre, y alégrese tu madre.

¿En qué se va a alegrar tu padre y tu madre –si son creyentes– sino en que sus hijos sean
creyentes? Si tus padres aman al Señor, de lo que más se van a alegrar ellos es de que tú
también ames al Señor. Y si tú sigues los caminos del Señor y permaneces en el Señor y das
frutos de Cristo, esto va a producir una gran alegría en sus padres. Aun cuando ellos no
conozcan al Señor. Podría ocurrirle a alguno que sea rechazado por causa del Señor, pero el
padre y la madre sabrán comprenderlos mejor que nadie. Dirán: "Mi hijo siguió el buen camino."

Viviendo en medio de una generación


perdida
2ª Timoteo 3:1 dice: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres ..."

Los postreros días son nuestros días. Este es el carácter de nuestro tiempo. Así son los
hombres hoy día. Así es nuestra generación: Hombres soberbios, vanidosos, desobedientes a
los padres ... Pero nosotros, con el Señor dentro, con Cristo en el corazón, conociendo la
poderosa vida del Señor, nosotros estamos en el mundo hoy para salar al mundo. Si otros son
desobedientes a los padres, nosotros no lo seremos. Nosotros somos creyentes. Si otros
menosprecian a su madre y no oyen el consejo de sus padres, nosotros viviremos sujetos a
nuestros padres y los honraremos.

Honraremos padre y madre, porque es el primer mandamiento con promesa. Porque Dios lo
dice y porque queremos que nos vaya bien. Queremos contar con la bendición del Señor.

Nosotros estamos viviendo en medio de una generación perdida. No hace mucho se celebraron
los 30 años del festival de Woostock. El festival de Woostock fue una verdadera orgía de sexo,
de alcohol y drogas. Cuántas madres solteras salieron de allí, cuántas enfermedades venéreas
se transmitieron en esa ocasión, cuánta desgracia hubo. Qué decir de la música en boga, de
las barras bravas en los estadios de fútbol, de los punk, los neonazis, los de la ‘new age’. Esta
es la generación de nuestros días. ¿Qué tendrán en el corazón? Pobres jóvenes, están llenos
de muerte, de amargura, arrastrando cadenas en el alma. Y eso lo expresan de la manera
como se comportan.

Pero bienaventurado eres tú, hermano, que tienes a Cristo en el corazón. ¡Nosotros somos
felices! ¡Nosotros no somos una generación perdida! ¡Nosotros tenemos al Señor en el
corazón! ¡Somos una generación que tiene esperanza! ¡Nuestras vidas tienen propósito!
Nosotros no vamos a morir infectados. Nosotros vamos a vivir en santidad, vamos a esperar la
venida del Señor. Nosotros nos levantaremos con Cristo, y reinaremos con Él.

Por qué mis padres no me comprenden?


(Pero ... ¿me he preocupado por comprenderlos?)

¿Sabes? Un padre siempre va a querer lo mejor para sus hijos, a menos que sea una persona
muy desquiciada. Si tu padre te ha tratado mal, tal vez sea porque él no conoce al Señor. Si es
así, él mismo tiene problemas mayores. Si tu padre te abandonó, es porque él mismo cayó en
desgracia. Pero lo normal es que tu padre reaccione a favor de ti.

Es necesario comprender a los padres. No mires tú el regaño del papá. No mires tú esas
reacciones negativas. Piensa que ellos te tuvieron en sus brazos, te han cuidado, alimentado.
Ellos trabajan por ti. Ellos se preocupan de que tengas ropa, casa, comida, que tengas una
profesión. Ellos quieren lo mejor para ti.

La gran mayoría de los padres se han sacrificado por sus hijos. ¡Cuántos de los padres se
abstienen! No se compran ropa muy a menudo. Hemos sabido de esposos que tienen
problemas con las esposas, porque ellos quieren que ellas se compren ropa ¡pero ellas no
quieren por darle al hijo o a la hija la preferencia! "El hijo primero", o "la hija primero". Ellas
prefieren usar los zapatos viejos, o la ropa vieja. Prefieren comprarse ropa barata, porque hay
que comprarle al hijo o a la hija lo mejor.

Muchos padres quizás están fracasando. Les ha costado controlar a sus hijos, les ha costado
educarlos bien. Y tienen su esperanza en que sus hijos puedan encontrar el camino. Que amen
al Señor.

Poniéndonos en el lugar del otro

"¿He intentado yo comprender a mis padres?" Filipenses 2:4 dice: "No mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros." –Yo soy hijo y lo quiero todo–; pero
pongámonos en el lugar del papá. Él tiene que ordenar el presupuesto, tiene que gobernar su
casa, él tiene que ordenarlo todo. El tiene una responsabilidad, y más encima si no soy el único
hijo ... Pongámonos en su lugar. Él tiene que enfrentar uno y mil problemas. Aveces tendrá
más problemas que ti. Él también es hombre y es débil, y pasa por grandes tristezas.
Pongámonos en su lugar. Comprendámoslo cuando anda malhumorado. Algo malo le habrá
ocurrido. Habrá sufrido o estará sufriendo también. Pongámonos en su lugar.

¿Por qué debo aceptar la disciplina?


Hebreos 12:7-11: "Si soportáis la disciplina , Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es
aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos ... Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia
a los que en ella han sido ejercitados".

La disciplina sólo desde el punto de vista del hijo puede parecer dura. Es la reacción natural
propia. Pero ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Es un derecho y un deber del
papá hacerlo. Porque si el papá nos diera todo lo que le pedimos, nos hace un daño. Muchas
veces el papá está obligado a decir ¡no!. Si no lo hiciera, sería un pésimo padre. Incluso, un
hijo sabio debiera decir: "Papá, no gastes tanto en mí. Es suficiente, papá."

La disciplina es una demostración de amor. "Te amo tanto, hijo, que no quiero que seas de esa
manera. Te amo tanto, que no te puedo permitir esta rabieta."

¡Qué tristeza da cuando un niño le hace el ‘show’ al papá, y el papá... nada. Ya se acostumbró.
Y después, para el que niñito no haga el show, hay que darle lo que quiere.

Hay muchos padres que lamentablemente han fracasado en la educación de sus hijos... y no
es por disciplinar; al contrario ... es por no haber disciplinado a tiempo.

Y los niñitos son adolescentes (y mayores aun), y todavía tienen berrinches, y los papitos tiene
que ceder, y los hijos tiene el control sobre sus padres.

Ocupemos nuestro lugar. El papá es papá; el hijo es hijo. No mandes tú, hijo, porque eso
invierte el orden: el papá tiene que mandar, y el hijo tiene que obedecer.

Soy hijo de un pastor...


Veamos 1ª Timoteo 3:4-5. Aquí nos encontramos con hermanos que tienen un cargo en la
iglesia, sea de diaconado, sea en el ministerio.

Aquí una demanda para esos padres: "Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en
sujeción con toda honestidad. (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de
la iglesia de Dios?)".

¡Esto tienes que saberlo! ¡Un hijo de un pastor tiene que madurar antes que los que no tienen
al Señor! Va a llegar el día en que ustedes van a ser papás y mamás, y ustedes tienen que
saber desde ya que tienen que saber gobernar bien a sus hijos, tenerlos en sujeción, porque si
no, no van a poder servir bien al Señor.

Veamos Tito 1:5: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible,
marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de
rebeldía."

¡Qué honra para un padre es tener hijos creyentes! ¡Qué desgracia para un padre en la iglesia
es tener hijos que estén acusados de disolución o de rebeldía! Un hijo disoluto es un hijo que
no se sujeta a nada, que es dado a vicios, que anda suelto, que no respeta nada ni a nadie, y
que avergüenza a sus padres.
Como hijo de pastor, tú tienes que saber esto: "¡Tú puedes hacer fracasar a tu papá!".

Voy a ser más incisivo todavía. Supongamos que un cristiano tiene gracia del Señor y quiere
servirle. Que tiene dones y tiene un ministerio. Y su hijita se le embaraza ... Hasta ahí llegó.
¡¿Cómo sirve, cómo predica, con qué respaldo?! Si no fue posible que cuidara a su propia hija,
¿cómo va a cuidar de la iglesia de Dios? ¡Queda descalificado! ¡Y se pierde un siervo de Dios!

Tu padre y tu madre querrán servir en la iglesia. Ellos aman al Señor. Pero, por causa de la
rebeldía de sus hijos ..., por tu desobediencia, por tu pecado, por tu culpa ... ¡Oh, que el Señor
te libre de ser tropiezo para el servicio de tus padres!

El Señor quiere librarte de eso. Si tú quieres escuchar la voz del Señor, querido joven, el Señor
te dice: "Yo te quiero librar del mayor cargo de conciencia de tu vida. No hagas fracasar a tu
padre. Porque si tu padre tiene hijos que están acusados de disolución o de rebeldía, si sus
hijos no están sujetos, él no puede servir. No puede acompañar a los hermanos, no puede salir
a la obra. No puede predicar el evangelio, no se pueden salvar otras almas a través de él. Y tú
eres la piedra de tropiezo. Hermano joven, que el Señor te guarde.

¿Por qué mis padres no me dan más


libertad?
Lucas 16:10 dice: "El que es fiel en lo poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco
es injusto, también en lo más es injusto."

Supón que tu padre te manda a hacer la cama y tú no la haces, él bien te podría decir:

"Hijo, ¿cómo voy a confiar en ti, si te mando a hacer la cama y no la haces? ¿Cómo voy a
confiar que, sin que yo te vea, tú vas a hacer lo que te digo? Vas a estar lejos de mí. Si te
mando a hacer algo pequeño y no lo haces. ¿Voy a confiar en ti?"

El que es fiel en lo poco, es fiel también en lo mucho. Si tú obedeces en lo poco, el papá va a


tener confianza en forma progresiva para ir confiando más. En algo tan simple como hacer la
cama u ordenar tu pieza o levantarte a la hora que se te pide, y cumplir con las tareas del
colegio. Al ser fiel en lo poco vas ganando "puntaje."

La libertad es un asunto que se va ganando con la madurez, con la responsabilidad con que se
asumen los compromisos presentes.

La edad es un factor importante a la hora de reclamar libertad, porque con la edad viene la
madurez.

Nadie puede exigir más

Los jóvenes cristianos enfrentan los mismos dilemas que todos los jóvenes en el
mundo. Ellos también dicen: "¿Por qué y para qué tengo que ir al colegio?". Algunos de
ellos -los que quieren dedicarse a servir al Señor- cuestionan aún más seriamente este
asunto. ¿Qué diremos ante tales cosas? ¿Nos apartaremos del mundo para no
contaminarnos con él? ¿Dejaremos la escuela? Este y otros asuntos relacionados
merecen nuestra atención.

¿Por qué tengo que ir al colegio?


Valor y miseria de la educación
Aunque los cristianos no somos del mundo, estamos en el mundo. La vida humana plantea
ciertas demandas a todos los miembros de una sociedad. Y una de esas demandas es la
educación.

El colegio representa la cultura; más exactamente, representa el traspaso de la cultura de la


generación anterior a la generación siguiente.

Los jóvenes cristianos no pueden descuidar esta responsabilidad. El mundo en el que nos
movemos es un mundo altamente tecnologizado; es un mundo donde la educación y las
ciencias han alcanzado altos niveles. Es preciso que aún los hijos de Dios, y especialmente los
que quieren servir a Cristo, echen mano de la educación como una herramienta necesaria. Es,
por supuesto, imprescindible para efectos laborales. Y lo es más para la adquisición de ciertas
destrezas básicas en el ámbito del razonamiento.

El razonamiento humano tiene dos grandes áreas: el razonamiento verbal, o sea, el de la


comunicación, y el razonamiento matemático, para el desarrollo de un pensamiento riguroso.
Los jóvenes cristianos también tienen que alcanzar el dominio de las destrezas básicas, en
cuanto al razonamiento verbal (comunicación), y en cuanto al razonamiento matemático.

Nosotros tenemos que ver que, en esta época, si a una persona le van a entregar un mensaje
de parte de Dios, y el predicador tiene algún problema más o menos grueso con el lenguaje,
entonces la atención del oyente se centrará, no en el mensaje que está oyendo, sino en los
errores que comete el predicador. Y eso desvirtúa la comunicación, y hace que se menosprecie
el mensaje que se está entregando.

Por eso, es preciso que ustedes, jóvenes cristianos, no menosprecien la escuela, porque ella
desarrolla estas habilidades básicas.

Esta es la mayor utilidad de la educación. Y en este sentido, nosotros tenemos necesidad de


ella. Sin embargo, también diremos algunas cosas para quitarle el alto perfil -excesivo, en
algunos casos-, que ella tiene, para que nadie se gloríe en lo que no conviene.

De manera que, cuando nosotros preguntamos cuál es el valor que tiene la educación,
tenemos que decir: el valor de la educación tiene que ver con el desarrollo del razonamiento (y
con la parte laboral); pero también tenemos que decir que presenta algunos problemas.

Los problemas que suele traer la


educación
La educación, o mejor dicho, cierto tipo de educación, y los excesos de ella, hacen que el
hombre se sienta engreído, como dueño del mundo, y se olvide de Dios. En el siglo XVIII se
pensaba que el hombre educado era capaz de responder a todas las preguntas, y que la
educación era capaz de resolver todos los problemas del hombre. Aquella era la época que se
conoce como "La Ilustración", o de la "Filosofía racionalista".

Se pensó que la educación era la solución a todos los problemas. Sin embargo, después -siglo
XIX y siglo XX- los hechos han demostrado que la educación no es la solución a los problemas
más profundos del hombre. Cuando se alcanzó el mayor grado de desarrollo cultural, se
produjeron dos guerras mundiales, con millones de muertos. El hombre no fue capaz de
dominarse a sí mismo, de dominar su odio, su falta de criterio y de amor. Eso no lo ha podido
solucionar con la mayor educación, hasta el día de hoy.

En este mismo momento tenemos que, en los sectores más altamente desarrollados en
materia de educación en el mundo, es donde abunda la mayor inmoralidad, la corrupción,
maldad y depravación. Allí las gentes no quieren saber nada de Dios.

La educación vuelve al hombre confiado en sí mismo, vanidoso y presumido. Si usted quiere


conocer a algunos de los hombres más llenos de sí mismos y vanagloriosos, vaya a los
Centros de Estudios, a sus grandes lumbreras. Bajo un manto de humildad, y de amplitud de
criterio, se suelen esconder los más fieros defensores de "su propia verdad".

Sin embargo, ellos son muy pobres. Ellos están muy necesitados; ellos están en una terrible
bancarrota espiritual.

Cuando uno mira a un hombre altamente educado, uno se da cuenta que tiene en sí mismo
una terrible contradicción. Es grande en un aspecto, pero es terriblemente pequeño en otro.
Por lo tanto, la educación no debe deslumbrar a los jóvenes cristianos. No debe envanecerlos.

Les hemos dicho a nuestros jóvenes hermanos: "Ustedes no tienen que esforzarse por llegar a
ser los mejores doctores, los mejores ingenieros, los mejores profesores, los mejores
enfermeros, porque para alcanzar eso tendrán que invertir toda su vida, y al final, llegarán a la
conclusión, cuando sumen y resten, de que el resultado fue muy pobre."

¡Qué tristeza da al saber que muchos sabios en el mundo pasaron toda su vida estudiando una
cosa menuda, tal vez una cierta especie de ave, de insecto, etc., y que para ello tuvieron que
invertir toda su vida! Ellos hicieron de esa actividad el objeto de su vivir. ¿Valía la pena? Salvo
algunas excepciones, casi nunca valió la pena. La vida humana tiene más altas metas y más
nobles causas en qué invertirse.

"El mundo, en su sabiduría, no conoció a Dios" - dice Pablo en 1ª Corintios. Fue necesario
salvar al mundo con la locura de la predicación. Dice en 1ª Corintios 3:18-20: "Nadie se engañe
a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que
llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues
escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. Y otra vez: El Señor conoce el
pensamiento de los sabios, que son vanos."

Los jóvenes creyentes suelen enfrentar una seria oposición en las Universidades. Allí el
racionalismo en muy fuerte, y ellos pueden fácilmente verse envueltos en sus redes. Esto,
especialmente cuando estudian teorías antropológicas, filosóficas, o sicológicas, en las cuales
se quiere demostrar algo absolutamente contrario a la fe.

¿Creen ustedes que al Señor le costaría mucho enredar a los hombres en su sabiduría, (como
dice: "Él prende a los sabios en la astucia de ellos"), para que en su sabiduría se vuelvan
necios, porque se han vuelto vanidosos, engreídos, para que no puedan tener acceso a los
profundos misterios de Dios? Ellos confían ciegamente en sus capacidades intelectuales y se
olvidan de Dios.

Los grandes descubrimientos de Darwin, y otros, son grandes motivos de orgullo del hombre
educado, del antropólogo, especialmente. Pero ¿saben? Ellos están enredados en su propia
astucia. Ellos se basan en un fundamento inseguro, totalmente relativo e inestable. Un
fundamento que es humano y no divino.

De tal manera que nosotros no nos deslumbramos cuando los cálculos que hacen los
científicos no coinciden exactamente con la Palabra de Dios. Algunos de nosotros hemos
tenido la oportunidad de introducirnos un poco en este conocimiento; sin embargo, al salir de
allí hemos salido tristes por la vanidad del hombre, pero a la vez fortalecidos, al comprobar que
la verdadera sabiduría es la sabiduría que Dios le revela a los niños y a los pequeños. Y a los
sabios y a los entendidos él los prende en su propia astucia, los enreda en sus razonamientos,
de tal manera que ellos no pueden conocer a Dios.

Así que, por un lado, estimados jóvenes, es necesario educarse, por causa de que la
educación entrega ciertas destrezas, y permite alcanzar ciertas habilidades necesarias para el
desenvolvimiento en la vida de este siglo; sin embargo, tengamos en cuenta que la sabiduría
humana es necedad delante de Dios, y que un hombre que se gloría en la sabiduría humana
nunca va a conocer verdaderamente a Dios.

¿Cuál es el valor que tiene la educación? Tiene un valor relativo; educarse es una necesidad,
pero nosotros no hacemos de eso un motivo de gloriarnos ni de envanecernos. Antes bien,
declaramos que nuestra gloria y sabiduría es el Señor Jesucristo, "en quien están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento". (Col.2:3).

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