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Amor: instinto de supervivencia 2

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“El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres”1. Este es la


definición que nos da Wikipedia sobre el amor, pero todos sabemos que el amor se ha
constituido como el motor de nuestras vidas, ha inspirado sin fin de melodías e historia
fantásticas y ha permanecido como un fenómeno inexplicable que solo poetas y filósofos
se han atrevido a estudiar.

Podemos ver como el mundo actual, después del dinero, gira en torno al amor y el sin
fin de industrias y comercios que se generan alrededor de este. Pero dejando un poco
atrás la forma en la que se comercializa con el amor, el amor impulsa los actos mas
humanos y desinteresados para con el prójimo. Leibniz y después de todo esto no puedo
evitar imaginar la polémica que se desataría si alguien se atreviera a pensar que este acto
tan humano, y al parecer desinteresado, no fuera mas que un instinto animal de
supervivencia.

Las personas que aseguran estar en un enamoramiento profundo presentan


inestabilidad emocional pasando de la euforia a la ansiedad, de la calma al pánico, de la
felicidad a la decepción; ¿qué tanto de esto se puede considerar como la consecuencia
de un estado emocional intenso como el amor?

Aunque son sepamos seres racionales, no dejamos de ser la evolución de un estado


animal regido por los instintos de supervivencia. ¿Se puede acaso considerar al amor
como eso, un instinto de supervivencia?

Los científicos han demostrado que antes de que una persona se fije en otra se ha
constituido un papa mental o un molde de circuitos cerebrales que determinan lo que le
hará enamorarse de una persona y no de otra. Este mapa mental se empieza a crear entre
los 5 y 8 años de edad cuando ya se tiene claro sus gustos incluso en cuanto a
fisionomía. Cuando nos encontramos con la persona que cumple con las características
estipuladas en nuestro mapa mental nuestro cuerpo emite señales de alarma por medio
del sistema nervioso. El hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo
ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten la producción de adrenalina y
noradrenalina. En el sistema nervioso autónomo todo es impulso y oleaje químico. Aquí
se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el “enamoramiento”.
A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares,
folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El suave músculo intestinal, las
glándulas lacrimales, la vejiga, los genitales, en general, el organismo entero está
sometido. Esto causa efectos inmediatos como: que el corazón lata más deprisa (130
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Amor (en línea). http://es.wikipedia.org/wiki/Amor. recuperado el 27 de septiembre de
2009.

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pulsaciones por minuto), que la presión arterial aumente, que se liberen grasa y azucares
para aumentar la capacidad muscular y que se generen mas glóbulos rojos a fin de
mejorar el transporte de oxigeno por la corriente sanguínea.

Todos estos cambios hormonales drásticos; producidos por la feniletilamina; nos


ocasionan un malestar general que conocemos más común mente como “química” o
“mariposas en el estomago” cuando vemos a la personas que nos atrae.

Estos cambios hormonales son producidos por una respuesta o necesidad física de
sostener una relación sexual con la persona que cumple las características estipuladas en
nuestro mapa mental con el fin neto de procrear y “proteger la especie” lo cual es
totalmente instintivo y se asemeja al comportamiento animal.

Cuando hablo del amor como instinto de supervivencia no me refiero únicamente al


amor pasional, también el amor fraternal se puede considerar como un instinto de
supervivencia.

Un ejemplo claro de esto es el amor que una madre tiene por sus hijos. A la hora de
cuidar a sus hijos las madres son recelosas y ponen por encima de cualquier cosa su
seguridad. De igual forma con el fin de proteger la especie. Este comportamiento
también es instintivo y se asemeja al comportamiento animal.

Se puede decir que todas las personas se aferran a un miedo sicótico a la soledad, esto
se debe a que, al igual que en los animales, en manada las posibilidades de supervivencia
son mayores. De este miedo sicótico a la solead parten la mayoría de relaciones, que no
están ligadas por un vinculo u obligación familiar fraternal por la necesidad “in
necesaria” de compartir los espacios y las vivencias con el fin de mejorar la calidad de
vida. Este acto también es con el fin de aumentar las posibilidades de vida de la especie,
lo cual es instintivo y se asemeja al comportamiento animal.

Puedo encontrar relaciones entre todos los comportamientos “racionales" humanos y


los comportamientos “instintivos” animales basándome en que los seres humanos somos
egoístas por naturaleza. No podíamos excluir de nuestros comportamientos egoístas a los
sentimientos y mucho menos al amor que rige, aparentemente, la mayoría de cosas en
nuestra vida.

Puedo encontrar que en “instinto de supervivencia” animal es mas humano y mas


confiable que “el amor racional” del que los humanos se sienten tan orgullosos.

El amor no es inexplicable, se entiende por medio de la ciencia, lo que lo libra de ser un


hecho fantástico y sobre natural que inspire poemas, para volverlo a plenitud en nada
mas que un impulso físico.

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Los humanos actuamos por instinto e incluso así, somos egoístas e hipócritas, hasta
para “amar” pensamos en el bienestar privado antes que el colectivo.

El amor que se profesan los humanos unos a otros, si es por instinto de supervivencia,
pero no animal; porque el instinto de supervivencia animal, entre toda su
“irracionalidad”, es sincero y equitativo, y no hipócrita y ególatra como el humano.

A la hora de”amar”, somos mas animales que los propios animales.

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BIBLIOGRAFIA:

1. amor. (en línea). http://es.wikipedia.org/wiki/Amor. recuperado el 27 de septiembre


de 2009.

2. Munoz De La Peña Castrillo francisco. La química del amor. Revista de divulgación


del I.E.S. Victoria Kent. El rincón de la ciencia. N19 (diciembre.-2002).

3. Relato neurológico de un cerebro enamorado. (en línea).


http://www.sindioses.org/noticias/El%20amor.html. Álvarez Glenys. Recuperado el
27 de septiembre de 2009.

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