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Siete tesis

Sergio Caletti sobre


comunicación
y política

S. Caletti
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diálogos de la comunicación

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posibilidades de una formula- abordarlos. Es también un buen

Sergio Caletti
ción diferente de las que, para indicador de la disposición

Comunicación y política entonces, habrán sido aludidas


una y otra vez.

El punto de partida para este iti-


curricular a tomar en cuenta los
marcos conceptuales de la otra
tradición, la de la ciencia políti-
ca, con vistas a facilitar el enten-
nerario es uno y simple. Me per- dimiento de la conexión con lo
mito resumirlo como si se trata- comunicacional.
se de una paradoja, aunque -se
verá- no pienso que en verdad lo Pues bien, de acuerdo a una re-
sea. A saber: en los tiempos que visión preliminar de los progra-
corren, todo parece hablarnos mas vigentes apenas tres años
de una estrecha conexión entre atrás, las Licenciaturas en comu-
los fenómenos de la política y los nicación dictadas en aproxima-
de la comunicación. Ella se da damente siete de las casi cuaren-
por sentada, se sobreentiende, a ta universidades argentinas don-
tal punto que probablemente de se impartían (las correspon-
nadie en nuestro campo de es- dientes a las Universidades de
tudios podría razonablemente Buenos Aires, Católica de Santa
resistirse a la fuerza de la afirma- Fe, de El Salvador, de Flores, de
ción. Y sin embargo, pese a ello, La Matanza, de Morón y de
la variedad de caminos con que Palermo), contaban de forma
esta conexión tiende a ser pen- expresa con una asignatura obli-
sada es tan heterogénea como gatoria (en algún caso dos) a tra-
débiles son sus desarrollos sis- vés de la cual a los estudiantes
temáticos. les correspondería introducirse
en los rudimentos de la ciencia
Decir “tesis” es, en rigor, decir I política, con este nombre o con
conjetura, decir señalamiento los de Teorías del Estado, Teo-
que se formula para propiciar al En primer término, veamos este ría Política, Sistemas Políticos
debate. En ese sentido quisiera contraste a través de un somero Comparados. Vale reiterarlo: sie-
que se entendiese el título de examen de los planes de estudio te sobre casi cuarenta.
esta exposición: como el de sie- de la Carreras de Comunicación
te invitaciones a una discusión de nuestras Facultades (Argenti- Es posible que una revisión más
que, a mi entender, hemos veni- na). El examen pone de relieve rigurosa, o más actualizada, o
do demorando por demasiado que la conexión entre comunica- que incluya los contenidos pre-
tiempo. ción y política que se propone a vistos para otras asignaturas, así
los estudiantes, entendida como como las alternativas de materias
A lo largo de los primeros cua- un horizonte de abordajes de cier- opcionales, etcétera, pueda am-
tro de estos señalamientos, re- ta envergadura, aparece virtual- pliar en alguna medida la magra
correremos de modo sucinto las mente ausente. Las formas de su proporción señalada. Pero en
formas que asume el encuentro presencia son erráticas y relativa- cualquier caso, se trata de un
entre comunicación y política, mente secundarias. ítem curricular que se encuentra
comenzando por las inmediatas, holgadamente por debajo de la
las que plantean los planes de Uno de los modos con que esta presencia que alcanzan compara-
estudio de nuestras Carreras [en conexión aparece, por ejemplo, tivamente otros campos discipli-
Argentina], y pasando luego por es a través de asignaturas que narios próximos a los estudios de
la historia del campo, por su pre- conceptualizan específicamente comunicación. En otras palabras,
sente y hasta por las analogías y lo político. Se trataría, en este son considerablemente más las
contrastes con aquel otro lugar caso, de ofrecer a los estudian- Licenciaturas que cuentan en sus
de encuentros privilegiados, el tes una introducción a los pro- planes con teorías sociológicas,
que sutura comunicación y cul- blemas que se sitúan del otro con psicologías o con materias
tura. En las tres últimas tesis, lado del encuentro, de manera antropológicas que con las rela-
intentaremos avanzar sobre las de habilitar puentes más que de tivas a la teoría política.

diálogos
de la comunicación
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Claro está, no necesariamente Si acaso aquellas estrechas co- No pretendemos con esta afirma-
esa conexión entre comunicación nexiones que damos a diario por ción ignorar los lazos fuertes que
y política a la que me refiero sentadas entre comunicación y se establecen desde el punto de
como presentándosenos hoy política no son una mera ilusión, vista de la investigación y la re-
consumada y natural se vería lo que ocurre en nuestras Licen- flexión entre los estudios de co-
agotada (ni tan siquiera satisfe- ciaturas en ese sentido (esto es, municación y los fenómenos po-
cha) con la inclusión sistemática con la posibilidad de plantearlas, líticos. Muy por el contrario, pre-
de asignaturas de teoría política problematizarlas, discutirlas), tendemos aludirlos. Esto es, alu-
en Licenciaturas de Comunica- tiene la forma de una presencia dir la curiosa circunstancia de
ción. Casi podemos inclinarnos a esquiva. La atención que se le una cercanía y de la evidencia de
señalar lo contrario: el encuentro presta a las relaciones entre co- una conexión que, sin embargo,
entre comunicación y política no municación y política -e, inclu- ha logrado permanecer opaca (y
tendría por qué entenderse como so, a los elementos que la teoría emprendiendo caminos subsi-
resultado de una mera yuxtapo- política puede aportar a ella- re- diarios: legislación en comunica-
sición de asignaturas de una y sultan, en sus términos más con- ción; políticas de estado en co-
otra. Pero podría entendérselo ceptuales, a veces escasos, a ve- municación; el papel de la co-
como un comienzo o el indicio de ces nulos. municación en los eventos polí-
una preocupación asumida. Por- ticos; etc.) cuando todo llamaba
que lo cierto es que tampoco son No es de ninguna manera nues- a pensarla de frente.
demasiado frecuentes (al contra- tro propósito responsabilizar a
rio, lo son menos aún) los espa- las Carreras por el cuadro de si- Los estudios de comunicación
cios curriculares que, ateniéndo- tuación que emerge de estas bre- nacieron al estatuto pseudo dis-
se a lo expreso, elevan la apues- ves indicaciones. Más bien to- ciplinario que hoy ostentan en
ta e incluyen asignaturas donde mar lo que este panorama da a esta cercanía. La historia arran-
la conexión esté ya formulada, a entender como punto de parti- ca tal vez en 1927, con la publi-
la manera de algunas pocas ca- da de una reflexión que se sitúa cación de Propaganda Techni-

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rreras que aluden en sus planes más allá de las Carreras y, en ques in the World War, del por
a la «comunicación política» o cuyo contexto, en todo caso, entonces muy joven Harold
bien, invirtiendo términos, a las ellas constituyen sólo parte del Lasswell (un volumen nunca tra-
«políticas de comunicación». síntoma. ducido al castellano). Desde
aquellos años y por décadas, los
Se registran por supuesto otras estudios de comunicación reco-
formas de contacto entre ambos II rrieron, en los Estados Unidos y
campos. Por ejemplo, algunas en nuestros países, entre otros
carreras incluyen materias des- La cuestión acerca de la cual las caminos, los claroscuros de las
tinadas al entrenamiento en el Carreras parecen ofrecer así tes- campañas electorales, así como
análisis de la actualidad política timonio podría ser enunciada, en los afanes por el desarrollo de
en clave informativa. Así, entre principio, en términos tan senci- zonas rurales hasta, en rigor, el
otras, las Universidades Austral, llos como los siguientes: la posi- absoluto presente de la asam-
de Belgrano, o Nacional de Río bilidad de un pensar radical so- blea electrónica que se sueña
Cuarto. O bien las que, como la bre las vinculaciones y entrecru- por internet.1 Esto es, crecieron
UADE (Universidad Argentina de zamientos entre los fenómenos en estrecha contigüidad con la
la Empresa), lo hacen en térmi- que alumbran ambos cortes ana- problematización de lo político,
nos de relaciones internaciona- líticos de los procesos sociales - aunque -y éste es el punto- sin
les. O las que, como la Universi- comunicacional y político- ha sido abandonar nunca un tipo de co-
dad de Belgrano, lo hacen con insistentemente resistida, en par- nexión donde la política supone
orientación al conocimiento del te, por la misma naturalidad con centralmente el funcionamiento
sistema político argentino, por que estos entrecruzamientos se de la maquinaria institucional de
no mencionar la relativamente presentan, intensos y cotidianos. la llamada democracia y la co-
numerosa serie de asignaturas En parte, también, por la persis- municación, la capacidad dise-
que proponen fijar la mirada en tencia de una concepción en últi- minadora de mensajes propia de
los problemas jurídicos que ma instancia técnica de la comu- unas tecnologías novedosas. En
entrañan las prácticas comuni- nicación (y de la política). otros términos, y si se me per- 39
cacionales. mite, la relación que se nos ha

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propuesto y se nos propone des- desarrollo de un horizonte polí- la cultura. En 1984 -hace apenas
de esas tradiciones que en más tico, digamos, democrático y 17 años- Héctor Schmucler pro-

Comunicación y política de un contexto resultaron las


hegemónicas en el campo, es
aquella que puede existir entre
una maquinaria social y unas
popular.

Una revisión exhaustiva de los


modos en que fue pensado el
ponía en escasas seis páginas el
“salto teórico” y el “desplaza-
miento de fronteras” que
entrañaba pensar a un mismo
tecnologías. contacto entre comunicación y tiempo comunicación/cultura.
política ofrecería una variedad Aquel texto2 es hoy recuperado,
No acaba allí, empero, el regis- todavía más amplia. Y cada caso y con acierto, como la señal de
tro de la contigüidad. Las formas ameritaría con seguridad un un punto de inflexión para los
que ha asumido y asume, se cierto análisis considerablemen- estudios latinoamericanos de
verá, son del todo variadas. En te más pausado que estas rápi- comunicación. Schmucler llama-
ese marco no podría dejar de das referencias. Sin embargo, ba allí la atención acerca de una
hacerse al menos referencia al ellas sirven a nuestro propósito “fusión tensa” cuya considera-
vigor con que los estudios lati- actual: llanamente, evocar con ción, en rigor, había venido sien-
noamericanos de comunicación, brevedad algunas de las más do largamente preparada, cuan-
por ejemplo, aportaron, entre los conocidas formas con que la re- do menos, tanto desde la semió-
años ’60 y ’80, otras modalidades lación a la que aludimos fue tica como desde la antropología.
de conexión. Una de ellas, la que asumida por la comunidad aca- Valga señalar que dos textos que
privilegió por excelencia la liga- démica de la que formamos par- hoy circulan profusamente en
zón existente entre los fenóme- te. Sobre esta evocación, fundar nuestras carreras, La interpreta-
nos de la comunicación -particu- la propuesta reflexiva: no es de ción de las culturas, de Clifford
larmente mediáticos- y las di- la Carreras de Comunicación el Geertz, y “Codificar y Deco-
mensiones ideológicas de la vida problema. El entero campo de dificar”, de Stuart Hall, y que su-
social, vinculando privilegiada- estudios parece haberse inclina- ponen por igual esa «fusión ten-
mente esta ligazón al conjunto do, casi por igual desde la iz- sa», habían ambos visto la luz
de procesos políticos que vivía quierda y la derecha, hacia for- once años antes, en 1973. Otro
la región en esos agitados años. mas periféricas de la cuestión. tanto y más podría decirse en re-
Otra, en relación con lo que se lación con los trabajos de Yuri
llamó larga -y también un tanto No sería la primera vez que re- Lotman o del propio Umberto
confusamente- comunicación al- sistencias a la teoría -por tomar Eco.
ternativa. Una tercera, a partir de el giro que Paul de Man dirige a
los intentos que, bajo esos mis- una cierta historia de la crítica Y sin embargo, nuestros estu-
mos procesos políticos de cam- literaria-- ocurren en el campo de dios de comunicación miraban
bio, trataban de culminar en una la conceptualización de los pro- sin ver, insistiendo en esquemas
nueva y más democrática gestión cesos sociales. Por el contrario, reductores de los fenómenos de
de los resortes institucionales de episodios como el que señala- comunicación. Apenas tres años
la comunicación pública, en con- mos constituyen casi una marca después del artículo de
sonancia con los debates inter- clásica. Las muy fuertes influen- Schmucler, el ahora archicitado
nacionales promovidos por la cias de tradiciones empiristas y texto de Jesús Martín, De los
UNESCO, horizonte al que se deno- positivistas han llevado, quizá, medios a las mediaciones, daría
minó políticas de comunicación. a dar por suficiente el registro, el empujón definitivo para con-
En cualquiera de estas tres mo- la clasificación y nomenclatura sagrar un enfoque en los estu-
dalidades aludidas, la conexión de acontecimientos, sin una re- dios de comunicación que hoy
de la comunicación y la política flexión radical sobre los propios se nos ha vuelto no sólo habi-
traspasó la mera consideración términos de estas operaciones. tual, diría que sobre todo insos-
técnica de la comunicación. Pero layable.
es visible que la lógica bajo la Me interesa rescatar en este sen-
cual se concebía el encuentro tido otra pequeña historia que Dos observaciones a raíz de esta
estaba presidida por una proble- nos toca de muy cerca. Es la de pequeña historia. Una: no es la
matización relativamente res- las relaciones de los estudios de primera vez, entonces, que los
tringida a los derroteros donde comunicación con los proble- estudios de comunicación -que
los dispositivos comunicacio- mas de ese otro gran territorio tanto se miran a sí mismos- resul-
nales habrían de contribuir al de los fenómenos sociales que es tan empero miopes al hacerlo.

diálogos
de la comunicación

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Indicaciones de la relación entre dades. Las consideraremos en misión de mensajes. No es nece-
comunicación y cultura se encon- asociación con las nociones de sario extenderse sobre las
traban regadas aquí y allá a lo lar- (a) estrategia, (b) sondeo y (c) implicaciones que van compro-
go de décadas (piénsese hasta en fetichismo. Diremos que en cada metidas: todos saben a qué me
el propio Malinowski, en Valentin una de ellas se resume un conjun- refiero.
Voloshinov o en Marcel Mauss), to denso de decisiones que son
mientras los estudios de comu- teóricas, aunque camuflen ese ca- Explorada, ensayada y validada
nicación se afanaban por consti- rácter con el juego de lo que pa- en el espacio de las lógicas de
tuirse en una disciplina más, rea- rece evidente por sí mismo. Abrir mercado, del desarrollo de la
cia a las deudas excesivas con paso a otro tipo de reflexiones comercialización y de los incre-
otros campos del conocimiento. sobre la cuestión, requiere un mentos en la rentabilidad a los
Segunda observación: la miopía, mínimo desmonte de las opera- que ha servido tradicionalmen-
como ha quedado indicado, tam- ciones reductivas que en ellas se te la comunicación llamada pu-
bién se cura, aunque cueste. sintetizan. Las tres nociones, por blicitaria, la idea estratégica de
lo demás, tienden a implicarse y la comunicación empuja hoy a
En otras palabras: nuestra tesis reforzarse recíprocamente. favor de una decisiva tendencia
es que la conexión entre política de época, a saber, la reconver-
y comunicación ostenta hoy un Nos explicamos. Si el breve re- sión general de las relaciones
estatuto análogo al que enhebra- paso alusivo a la historia del sociales y políticas a juegos
ban las relaciones entre comuni- campo tendió a señalar un cier- posicionales de costo-beneficio,
cación y cultura mucho antes de to vacío de reflexión teórica so- insumo-producto, ganancias y
la irrupción de los enfoques cita- bre el punto, el examen del pre- pérdidas.
dos, esto es, el estatuto de regis- sente prolonga esta apreciación.
tros fragmentarios en torno de Pero este presente añade a la his- Más: buena parte del éxito de
lugares acotados de intersección toria algunos perfiles específi- esta idea de unas siempre posi-
y de contigüidades empíricas. cos. Por una parte, parecería in- bles estrategias de comunica-

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Con una diferencia de no poca sinuarse hoy un proceso de cris- ción tal vez deba vincularse al
importancia que, sin embargo, no talización en torno de algunas hecho de que resultan aprecia-
da lugar a ese tipo de optimismos fórmulas que juegan a su consa- das como el más económico y
fáciles según los cuales todo se- gración definitiva. Por la otra, accesible de los recursos con
ría cuestión de tiempo. Me refie- esas fórmulas hoy predominan- que parece factible modificar
ro a que, en aquel caso, el de ‘co- tes integran un arco donde un casi cualquier relación de fuer-
municación y cultura’, lo frag- enfoque es común por encima de zas en el plano del discurso en-
mentario e inmediatista podría algunas notorias diferencias, tre distintas posiciones de enun-
ser visto hoy, retroactivamente, esto es, el enfoque de la política ciación, estableciendo ventajas
como cargado de una cierta ino- como aparato y de la comunica- comparativas y sustituyendo la
cencia, de un primitivismo de ción como tecnología. Y no hay legitimidad argumental por los
concepciones. En el caso, en cam- propuestas de alguna resonancia efectos controlados de sentido
bio, de las relaciones entre ‘co- que contraríen radicalmente de las operaciones comunica-
municación y política’ aparecen este punto de partida. Veamos tivas. En otras palabras, ¿ qué es
como consecuencias que no cabe rápidamente la cuestión. más sencillo para un candidato
entender sino como resultado de en problemas que añadir a su
una efectiva, consistente y exito- Al calor de la noción de estrate- campaña un spot publicitario
sa reducción teórica de los térmi- gia, y, por ende, estrategia de co- que algunos especialistas en co-
nos en los que se pretende que municación (y, en particular, de municación estratégica habrán
entendamos tanto la comunica- comunicación política), los últi- elaborado para, eventualmente,
ción como la política. Lo veremos mos años han visto engordar tratar de disolver sus debilida-
mejor enseguida. aceleradamente la noción más des de imagen y acrecentar sus
claramente instrumental de la fortalezas?
III comunicación misma. Bajo este
alero, la comunicación -y los co- En consonancia con la creciente
En los días que corren, tres pare- nocimientos que de ella tenga- valoración asignada a los proce-
cen ser las figuras prevalecientes mos- se reducen a la operación sos comunicacionales en esta 41
para el análisis de estas contigüi- eficaz de unos sistemas de trans- clave, crecen también en nues-

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tras carreras los espacios pro- te más acotado de la cuestión se vienen produciendo sin que
pios de las estrategias de comu- que nos hemos planteado aquí, ni desde la reflexión teórica en

Comunicación y política nicación, el marketing político y


las varias formas asociadas a
este enfoque. En particular, en lo
que respecta a la Argentina, el
es de hacerse cargo de que en la
expansión de estas nociones se
juega una entera forma de enten-
der las conexiones entre comu-
los estudios de comunicación ni
desde la reflexión teórica en la
ciencia política se hagan sentir
los debates que cabría suponer.
conglomerado que enlaza a la nicación y política, forma que se
publicidad con la política pasan- corresponde a su vez con unos Tampoco aquí se trata de protes-
do por la mercadotecnia, cons- sobreentendidos muy fuertes tar ante lo que ya ha sido consa-
tituye una de las orientaciones respecto de lo que sea la buena grado. Pero sí de advertir que el
con mayor empuje, por ejemplo, comunicación y respecto, tam- instituto del sondeo hace de la
entre las universidades priva- bién, de lo que sea la buena po- construcción colectiva de
das. lítica. Para decirlo en dos pala- disensos y consensos, del deba-
bras deliberadamente cargadas te público, si se me permite la
Este crecimiento no ocurre en de una cierta resonancia heide- analogía, algo similar a lo que en
vano ni sobre el vacío. Desde el ggeriana: operaciones eficientes.3 su momento hizo la industria
sentido común de la calle hasta cultural con la producción del
el sentido común académico, La noción del sondeo, a la que arte: reemplazar complejos pro-
pasando por el discurso de los adjudicamos también un lugar cesos de la vida social donde por
medios, hoy se presenta ante preponderante entre los modos excelencia emergían las virtudes
todos como una suerte de ver- de concebir hoy los lugares de de la creación, la libertad y la
dad elemental que resiste toda encuentro de lo que es comuni- inteligencia humanas, a tramita-
crítica el concebir casi cualquier cación y de lo que es política, ciones estandarizadas de unos
ambición de desempeño de un puede entenderse en este con- artefactos que se cargan de va-
actor del escenario social (orga- texto contra un doble telón de lor a través de su serialización.
nismos gubernamentales, parti- fondo.
dos políticos, instituciones El instituto del sondeo deposita
asociativas en general) en aso- Por un lado, el sondeo constitu- el carácter precisamente públi-
ciación estrecha con los recur- ye la herramienta complementa- co de la opinión en la empresa
sos estratégicos de la comunica- ria de cualquier estrategia de co- que procesa e interpreta estadís-
ción. No es éste un dato menor. municación pública, y visible- ticamente una recolección de
La noción de estrategia de comu- mente, de las estrategias de co- respuestas, por lo común obte-
nicación contribuye así a volver municación política. Pero, por el nidas por opción, y formuladas
central el papel de los compo- otro lado, y de manera que nos individual y privadamente en el
nentes propios de la lógica del parece coherente con lo ante- umbral de la casa, en el teléfo-
poder y del dominio en el cam- rior, la técnica del sondeo, y el no, o en una página web. Entre
po general de la intersubje- instituto del sondeo que la ad- lo que supone ‘opinión’ como
tividad, y a naturalizar esta pre- ministra, han logrado, a lo largo propio de un proceso de con-
sunta centralidad. Dicho de otro de los últimos cuarenta años, frontación de un colectivo so-
modo: bajo su luz, se redefinen producir la más fenomenal mu- cial, y lo que supone ‘opinión’
las nociones mismas de qué cosa tación de conceptos respecto de como aquello que resulta de la
es la vida política de la comuni- lo que se entiende y se asume respuesta a un «¿con cuál de las
dad. como «opinión pública», y está siguientes afirmaciones está us-
en vías de realizarlo respecto de ted de acuerdo?», hay varios
Cabe formular aquí una aclara- lo que se entiende y asume como gradientes comunicativos de la
ción. Las reflexiones a las que «representación política ciuda- vida política ciudadana que han
acabamos de invitar no preten- dana». Repárese en el hecho de quedado eliminados, aunque,
den, como puede imaginarse, ni que nos estamos refiriendo a dos claro está, la economía de la in-
descubrir ni cancelar ni denun- elementos -opinión pública y re- dagación diagnóstica, así como
ciar la impronta creciente que en presentación- que son nodales la velocidad en la devolución a
general asume la idea de «acción para cualquier conceptualiza- la sociedad de una cierta imagen
estratégica» en la cultura de ción de la democracia republica- de sí misma, han ganado nota-
nuestras sociedades. De lo que na. Y lo que es más llamativo: blemente, una vez más, en efi-
se trata, en el marco infinitamen- ambas mutaciones de concepto ciencia.

diálogos
de la comunicación
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Una cierta corriente de investi- Desde la perspectiva de lo que ro referirme con recurso a un
gación -de manera notoria la que aquí nos planteamos, correspon- elemento de juicio cargado de
puede relacionarse con de señalar que tanto tecnófobos otras implicaciones que, espero,
Dominique Wolton- ha avanzado como tecnófilos tienden a con- puedan aceptarse para esta pri-
en los últimos años en el campo vertir a las tecnologías en una mera revisión del problema. A
de la comunicación realizando suerte de Deus ex machina, en saber: la recuperación del en-
significativos aportes para el un auténtico fetiche, por cuyas cuentro comunicación/cultura
análisis de algunos de los proble- consideraciones, de manera pa- ha propiciado la actualización de
mas que venimos de mencionar. radójica, tanto la comunicación un enfoque crítico y -diré- ‘de iz-
Pero, cabe decirlo, también en la como la política resultan varia- quierda’, sobre una entera zona
tarea de prestar aval teórico a bles valga decir ‘dependientes’ de fenómenos de la vida social.
estas modalidades de intersec- de una ecuación donde los fac-
ción política/comunicación. En- tores causales son los tecnoló- El público que atiende una pro-
tre tanto, un buen número de gicos. De esta manera, se obtu- gramación televisiva, por caso,
medios académicos de la comu- ra el análisis de la condición de ha dejado de ser apenas una in-
nicación en nuestros países, for- los medios y del encuentro en- dicación de rating, una posibili-
mulando su propia, pequeña sín- tre los fenómenos de la comuni- dad de impacto o de recorda-
tesis, comienza a dar alegremen- cación y los de la política. Es ción, para ser la punta de un ovi-
te por sentado que hemos gana- curioso: tanto cuando se trata de llo tras la cual emergen matrices
do un nuevo horizonte profesio- denunciar el imperio de la técni- de sentido, tensiones en la dife-
nal para nuestros egresados. ca como cuando se trata de re- rencia, luchas por la significa-
cuperar para los seres humanos ción, tradiciones y emergencias
La tercer figura predominante concretos el ejercicio de las po- de la vida en común.
entre las que señalo como for- testades de la polis, la reflexión
mas contemporáneas habituales parece quedar presa de los tér- Las modalidades predominantes
de pensar el punto de encuentro minos que busca dejar atrás, con las que se piensa en cambio

S. Caletti
comunicación/política es tal vez vale decir, el privilegio de la ra- la relación comunicación/políti-
la que adquiere mayores reso- zón técnica, ya no, aquí, como ca y la dificultad para asumirla
nancias teóricas. Me refiero a la elegía a la eficiencia, sino como más allá de sus contingencias
que en otra ocasión aludí como ratio última en la que se busca empíricas parecen contraria-
el ‘fetichismo de la tecnología’4 . la explicación de lo social con- mente dejar ese orden de fenó-
Vale decir, la de aquellas orien- creto, sea su via crucis, sea su menos a disposición de enfo-
taciones que, ya sea para descar- redención. ques más conformistas que crí-
gar sus feroces críticas ya sea ticos y -diré- ‘de derecha’.
para celebrar un restallante ho- IV
rizonte de promesas democra- En otros términos: la reducción
tizadoras, convierte a las tecno- Los estudios de comunicación han de los fenómenos de comunica-
logías de la comunicación en la podido hacer propia una mirada ción a, entonces,
clave de bóveda de una interpre- que ganó en complejidad y - la eficiencia que unas institucio-
tación sobre el presente. multidimensionalidad a través de nes o lugares de decisión pueden
la reproblematización de la cul- añadir a sus cometidos prefija-
Para unos, gracias a los medios tura. Un examen preliminar de dos, o bien, a
de comunicación, la política se ha sus formas de pensar la política - la reducción de los actores de
vuelto un espectáculo, y ha de- parece indicar, en comparación, la escena pública a sus confesio-
gradado así sus términos racio- una diferencia significativa. No nes domiciliarias o telefónicas
nales. Para otros, la política -muy sólo en cuanto a la posibilidad de realizadas a pedido de unas em-
por el contrario- asiste hoy al conceptualizar el nexo más allá presas que se autoinstituyen
desafío de ser recuperada para de sus contingencias empíricas. como gestoras y procesadoras
una ciudadanía universal gracias También en relación con los en- de los pareceres ajenos, o bien,
a la interactividad de las tecno- foques para con la comunicación por último, a
logías electrónicas de comunica- en general. - la a su vez previa reducción de
ción que convierten el sueño del la ciudadanía al lugar de la ple-
ágora y del plebiscito permanen- Me permitiré señalar lo específi- be romana en las graderías del 43
te en realidades alcanzables.5 co de la diferencia a la que quie- circo (así sea para denunciar sus

42 43
consecuencias), sufrida, a escala planetaria, por rios, sea como meramente espe-
requiere de manera casi inevita- los proyectos generales de trans- culativos, a los distintos inten-

Comunicación y política ble de dos definiciones previas


y nada menores, a saber:
a) de la comunicación en gene-
ral como la transmisión contro-
formación social, las corrientes
críticas dentro de los estudios de
comunicación parecieron sus-
traer paulatinamente sus esfuer-
tos que avanzaron hacia el desa-
fío. La incorporación de la pro-
blemática de los sujetos que,
pese a todo, hacen la historia y
lada de unos mensajes bajo con- zos del territorio de las conexio- construyen el mundo que habi-
diciones dadas, y nes con lo político, para retirar- tamos, permanece como uno de
b) de la política en general como se prevalentemente a ese campo las nudos más resistentes a la
lo propio de un sistema insti- de conexiones con lo cultural que elucidación teórica.
tucionalizado que recurre a la a la vez venía abriéndose de ma-
herramienta de la comunicación nera contemporánea en el plano Ni los estudios de comunicación
precisamente para mantener dis- teórico. El pensamiento crítico ni las ciencias políticas están al
ciplinada a la multitud de todos propio del campo de la comuni- margen de esta historia. Más
aquellos que no son sus propios cación en nuestros países despla- aún, cabe sostener que la secun-
funcionarios. zó sus objetos hacia otros relati- darización o llana omisión del
vamente más distantes de la po- punto es una componente cen-
Cambiando ligeramente los tér- lítica de lo que había venido ocu- tral en las nociones tanto de co-
minos: mientras la junción co- rriendo hasta entonces. municación como de política
municación/cultura ha echado que encontramos precisamente
luz sobre los modos vivaces en Si esta observación fuese atina- en esas zonas que asume hoy el
los que el desorden -esto es, la da, podría decirse que la tarea análisis de su intersección.
historia- subsiste y late bajo el de pensar comunicación y polí-
manto de prácticas de indife- tica quedó principalmente depo- No es necesario extenderse aquí
renciación, el nexo comunica- sitada en manos de los funciona- respecto de cómo esto ocurre
ción/política, en los tiempos que rios de lo dado. desde el campo de la comunica-
corren, encuentra sobre todo ción. Resulta bien sabido que las
sus objetos en el reino del orden. V propuestas que la convierten en
una suerte de disciplina auxiliar
No siempre fue así, y quisiera En un plano estrictamente con- de procedimientos guiados por
añadir por ello en este punto un ceptual, la posibilidad de orien- la razón técnica tienden a pres-
complemento polémico. Como ya tar en un sentido distinto la re- cindir, por petición de princi-
hemos recordado, en los años ’60 flexión y la investigación de las pios, de cualquier consideración
y ’70 y aún parcialmente en los conexiones entre comunicación cuidadosa del problema.
’80, las asociaciones entre comu- y política, recuperando su com-
nicación y política crecieron en plejidad y riquezas, así como el Pero resulta interesante añadir
América Latina al calor de aspi- carácter decisivamente crítico que en los territorios de la cien-
raciones transformadoras. No que es propio de la teoría, pasa cia política ocurre un fenómeno
importa aquí la revisión de acier- a nuestro juicio, por la restitu- tal vez análogo. Las tendencias
tos y errores, de fortalezas y de- ción y discusión de la problemá- actualmente predominantes en
bilidades teóricas. Lo que me in- tica del sujeto en el abordaje de ese campo, entre otras cosas, se
teresa observar es que el giro los procesos sociales. caracterizan por la ruptura con
hacia la cultura de los estudios las mejores tradiciones de la fi-
de comunicación -más allá de las La obliteración de la problemá- losofía política y por la recon-
intenciones de sus impulsores- al tica del sujeto es una antigua versión de la disciplina de lo
tiempo que recuperó para sí lo cruz en el desarrollo de la teoría político a una suerte de ingenie-
mejor de las tradiciones de la crí- social. Las diversas asociaciones ría de instituciones y sistemas de
tica, comportó de hecho y con los que se ha buscado establecer en decisión. Viejas preocupaciones
años una suerte de proceso de la historia de la teoría social con de la teoría de lo político, tales
despoli-tización del horizonte de los modelos consagrados de como la voluntad de origen o el
reflexiones. cientificidad -nomotéticos y bien común, la libertad, la justi-
objetivistas- terminaron una y cia, la igualdad y la ética, han
Me explico mejor. En el marco de otra vez por marcar, sea como sido paulatinamente hechas a un
la historia de ascenso y derrota idealistas, sea como reacciona- lado dentro de lo que es hoy la

diálogos
de la comunicación
corriente hegemónica, y devuel- líticas se ha vuelto cada vez más del sujeto de la incompletud, de
tas al vano de los debates estric- frecuente que la investigación se la falla, de los anhelos hacia un
tamente filosóficos, a favor del resuma a cómo aplicar mejor los futuro que aún no existe, de la
análisis de lo que se denomina conocimientos acumulados al necesidad del otro. ¿No es éste
los ‘procedimientos’ propios de orden de lo dado, parece impres- acaso el sujeto de la comunica-
los regímenes contemporáneos cindible repensar la categoría de ción apenas concebimos a sus
de gobierno, su comparación, su sujeto para restituir el lugar des- procesos lejos del orden técnico
perfeccionamiento. La adminis- de el cual otros procesos puedan y de los parámetros de eficiencia
tración y la gestión han tornado construirse y pensarse, en la en la consecución de fines? ¿No
al mismo tiempo de manera cre- misma medida en que serán ine- es éste el sujeto de cualquier em-
ciente en los problemas centra- vitablemente sujetos -valga la presa de una puesta en común,
les no sólo de los cientistas polí- verdad de Pero Grullo- y no le- de cualquier intento de estable-
ticos, también de las clases lla- yes objetivas o esquemas técni- cer una conexión humana (y se-
madas políticas, cuya profesio- cos los que deban promoverlos. guramente fallar en ello), una
nalización y tecnoburocrati- Señalé en otra ocasión que, a di- conexión sin más meta que el re-
zación no hace sino indicar lo ferencia de lo que es posible conocimiento recíproco?
lejos que ha quedado de su ho- para con la economía, el dere-
rizonte la vida política de la co- cho, el discurso o la administra- Formulemos entonces con ma-
munidad. ción, no es siquiera imaginable yor precisión la tesis que nos
para con la política. Esto es: la ocupa. Mientras los estudios de
Volver la mirada hacia los pro- economía o el discurso pueden comunicación y la ciencia políti-
blemas del sujeto no pretende, pensarse sin sujeto; pensar la ca insistan, en sus respectivos
desde nuestro punto de vista, política no es posible sin pensar espacios y en sus términos teó-
validar ninguna concepción en el sujeto de la política. Es que ricos, en someter la problemáti-
idealista de los procesos histó- literalmente no hay política sin ca del sujeto a la liquidación en
rico-sociales, ni tampoco sumar- sujetos. Y quisiera hoy añadir la que hoy parece resumirse, la

S. Caletti
se a las modas que hoy se fasci- que el sujeto de la política y el ciencia política no podrá sino
nan con la ‘constitución del su- sujeto de la comunicación son, en constituirse como ingeniería de
jeto’, extrapolada en las forjas último término, uno y el mismo. procedimientos, los estudios de
más disímiles. Vale decir, no nos comunicación no podrán sino
referimos a la problemática del Me explico mejor. El sujeto de los entender a esta última como dis-
sujeto en tanto que ninguna procesos culturales, por ejem- positivos de diseminación de
esencia natural o divina, fija o plo, puede ser concebido como mensajes, y la posibilidad de
dinámica, sino como al conjun- un punto en una compleja malla pensar el encuentro entre ambos
to de disposiciones específicas abierta de determinaciones y fenómenos se reducirá al análi-
que en un cierto corte de análi- contingencias. Su característica sis de sus coincidencias empíri-
sis de los procesos históricos decisiva, quizá, sea precisamen- cas, bajo la lógica de la razón
contribuye de un modo o de otro te la de dejarse atravesar y al técnica.
a su emergencia y a su defini- mismo tiempo constituirse en
ción. punto de articulación compleja VI
e imprevisible de unas y otras.
Bajo esa mirada, cabe entender En cambio, tiendo a suponer -a Vaya ahora una conjetura espe-
simplemente que reafirmar la la manera de Hanna Arendt- que cialmente abierta al debate. La
posibilidad de la autonomía ra- el sujeto de la política es por ex- comunicación constituye, a nues-
dical de los habitantes de este celencia un sujeto de iniciativa, tro juicio, la condición de posibi-
mundo exige pensar en algún de diferenciación radical, el su- lidad de la política en un doble
sentido contra las ingenierías y jeto de un siempre comienzo que sentido. En primer término, como
contra la razón técnica (y tam- no puede sino contraponerse a es obvio y no poco relevante, por-
bién, permítaseme, contra las lo ya dado para emprender el que la política supone una rela-
modas). camino hacia un horizonte otro. ción entre los hombres que no se
Es, diría H. Arendt -ahora sí con da centralmente ni por el trabajo
En un escenario donde tanto fidelidad a sus palabras- un su- ni por el cuerpo sino, por exce-
desde los estudios de comunica- jeto de pensamiento y de acción. lencia, por la puesta en común de 45
ción como desde las ciencias po- Por lo mismo, se trata también significaciones socialmente reco-

44 45
nocibles, a través de la palabra y En segundo lugar, cabe recordar por excelencia la entera filoso-
de la acción. Pero, en segundo hasta qué punto esta noción de fía política) pero es el propio

Comunicación y política término y de manera decisiva,


porque es precisamente la comu-
nicación -entendida en este senti-
do antedicho en tanto que es una
la política emerge a la vida so-
cial con el advenimiento de la
Modernidad y es propia de ella.
Bien podría decirse que es la se-
pathos que anima a los hombres
a intervenir en un mundo de re-
laciones recíprocas el que, a cos-
ta de perseguirla, la tornan im-
puesta en común de significacio- cularización radical del Reino de posible en el despliegue de las
nes socialmente reconocibles- la Dios (al que la Modernidad da propias diferencias.
que habilita precisamente a lo lugar) el proceso que deja a los
común como horizonte que pue- hombres librados a sus propios Es en torno de esta incompletud
de serle dado a las aspiraciones esfuerzos por gobernar la vida que la política, como diría
que laten en cualquier juego de social, al tiempo que ésta se re- Jacques Rancière, se constituye
intervenciones múltiples de lo que organiza en el espacio de la ciu- sobre todo en tanto que des-
solemos llamar política. Debe dad, espacio donde se amasarán acuerdo.7 La restauración anhe-
añadirse que este «horizonte de las formas de la autocompren- lada de lo uno, la que nos insta-
aspiraciones» es, en rigor, cons- sión y de las definiciones de sí la en la vida política, es imposi-
titutivo de la política. de las que aún somos herederos. ble en la misma medida en que
De allí en más, la política será a su consecución por parte de los
Si bien ésta es una conjetura teó- la vez la persecución siempre hombres supone una lucha de
rica que ameritaría otro dete- inalcanzada de la restitución del partes que no cesa. Y cabe aho-
nimiento, quepa insinuar aquí al Reino, ahora de los hombres. ra afirmar: la comunicación pro-
menos algunos elementos para Hago mía y modifico la afirma- cura la imprescindible restitu-
su desarrollo posible. El camino ción del filósofo italiano Rober- ción ilusoria de ese horizonte,
más corto para situar la afirma- to Esposito6 según la cual -en sus restitución que repara su eterna
ción que acabamos de realizar términos- la filosofía política tra- condición fallida y recrea las
requiere, como contraventaja, ta de la restauración imposible condiciones de posibilidad de la
incursionar en filones relativa- de lo uno. Añado que no sólo es historia como flujo discontinuo.
mente distantes de los que se la filosofía política la que la pro- Tal su papel decisivo.
transitan con la mayor frecuen- cura sino que la política misma
cia en nuestra comunidad acadé- emerge tras el horizonte que su- Diremos entonces -y he aquí
mica. Valga esta aclaración como pone posible la realización de lo nuestro segundo fundamento, ya
disculpa. uno (el Bien, el Pueblo, la Na- anticipado- que la comunicación
ción, la Justicia) al tiempo que, es condición de posibilidad de la
En primer término, el enfoque al por el otro lado, será también la política misma como instancia
que nos debemos supone la po- emergencia insoslayable de las de la vida social. No importa que,
lítica como una esfera de la vida diferencias, de su reconocimien- a su vez, sepamos ya que la co-
social, esto es, lejos de la cade- to y tramitación social, que ha- municación plena también es, en
na de operaciones metonímicas rán lo uno inalcanzable. Más: la rigor, imposible. Lo que importa
propias de una cierta tradición vida política estará signada por es que la comunicación se nos
que la reduce primero a la orga- la producción incesante bajo las propone y se nos aparece como
nización jurídica del Estado, lue- lógicas de la diferencia y de la alcanzable.
go a su administración, y luego contingencia, producción por
a los conflictos por su geren- cuenta de unos hombres libra- En otras palabras: la unidad del
ciamiento. Una esfera de la vida dos a la dramática epopeya de reino de los hombres que la po-
social donde los socii confrontan las propias iniciativas -por la pa- lítica persigue instituir para una
por las formas y reglas del orden labra y la acción- sobre lo que instancia de la vida social (y para
bajo el cual han de vivir, visibi- les es común, iniciativas destina- la cual la filosofía política propo-
lizan y dirimen sus diferencias, das siempre a dirimir el futuro ne caminos desde el momento
y encaminan así su futuro. La or- que se pretende de todos. He mismo en que se hace cargo de
ganización jurídica del Estado y aquí la decisiva paradoja consti- la tarea de la teología política,
los conflictos en la administra- tutiva de la política: se funda sustituyéndola), debe vérselas
ción de sus organismos derivan, ante y por el horizonte de resti- con el hecho de que es precisa-
pues, de estas actividades, pero tución de la comunidad (y de mente esa instancia, en su com-
no las sustituyen. este horizonte trata, claro está, prometer a los hombres a la ini-

diálogos
de la comunicación
ciativa por la palabra y por la gen, el concepto de lo público misma -es decir pública- bajo las
acción, la que por excelencia estuvo también asociado a la formas técnicas dominantes que
deshace una y otra vez las noción de la visibilidad univer- las relaciones sociales han pro-
chances de alcanzarla, por ser lo sal, esto es, a la del espacio don- ducido para su propia represen-
suyo precisamente la acción de los habitantes de este mun- tación: desde los salones litera-
diferenciadora, la confrontación do se presentan, se reconocen y rios hasta la arquitectura, desde
y el siempre comienzo. La uni- confrontan abiertamente por el theatrum mundi a los medios
dad del reino de los hombres no medio de la palabra o de la ac- de comunicación contemporá-
puede por tanto sino persistir en ción, constituyéndose a sí mis- neos. A partir de la edificación
el horizonte (y como horizonte), mos en su relación con los otros de la ciudad moderna, esa
bajo la ilusión que propone la y, valga subrayarlo, en su rela- escenificación del reino de los
esfera comunicativa. ción tensa con las instituciones hombres que es el espacio de lo
del orden social que no cesan de público se despliega -y no podría
Las líneas de análisis aquí esbo- buscar su disciplinamiento y ser de otro modo- a través de los
zadas requieren, claro está, de subordinación. recursos técnicos de los que dis-
su discusión. Pero que no se en- pone la vida social para darse a
tienda que la índole de las re- La noción de visibilidad -como sí misma como objeto. Cada una
flexiones que las fundan las des- contrapuesto a secreto, dirá N. de estas formas de lo público
tinan a los terrenos de la espe- Bobbio, ha recluido en lo domés- implica no sólo un régimen de
culación metafísica. Muy por el tico, dirá Arendt8- abre caminos visibilidad, sino también un ré-
contrario: a nuestro entender, no que descartamos antes de termi- gimen para el desarrollo de las
hemos hecho otra cosa que pro- nar de recorrer (y pese a las in- propias relaciones sociales que
logar las referencias que ven- dicaciones vivaces, aunque dis- se cumplen bajo su luz. Digámos-
drán en torno de una problemá- tintas, que dieran en ese senti- lo aún más claramente: un régi-
tica decisiva, la del espacio de do no sólo Arendt, también en- men de comunicación para la
lo público. tre otros Jürgen Habermas y construcción de lo común.10

S. Caletti
Richard Sennett) en relación con
VII un manojo de conceptos que - En el espacio de lo público los
permiten a su vez reenlazar al- humanos confrontan sus diferen-
El espacio de lo público es, a mi gunas de las orientaciones has- cias, amalgaman sus prácticas,
juicio, un concepto clave para el ta aquí vertidas. Los señalamos cuajan los horizontes de lo posi-
análisis de las conexiones entre de manera rápida9: ble o sus utopías. En el espacio
los procesos de comunicación y de lo público la vida social se
los procesos políticos en relación - La condición de visibilidad carga de los elementos de la
con el enfoque esbozado. No se hace del espacio de lo público politicidad que la atravesarán, al
trata de un concepto nuevo pero el lugar donde la sociedad se ad- margen, por encima de, y frente
sí de uno que hay que renovar vierte a sí misma en tanto que a todas las ingenierías de gobier-
para despejarlo de un cúmulo de tal, y donde por lo mismo se en- no. En el espacio de la público,
cargas y distorsiones que los inte- cuentra en condiciones de elabo- la producción política está -in-
reses ordenancistas de la Moder- rar los términos de su propia, co- cluso inadvertida o con otros
nidad han terminado por echarle tidiana, autorrepresentación. En nombres- entre las manos de los
encima. el espacio de la visibilidad, y socii.
sólo en él, se construyen las con-
El enorme peso de las tradicio- diciones para la reflexividad so- - El espacio de lo público consti-
nes juridicistas ha marcado la cial. tuye al sujeto de la política en
noción de lo público como la del tanto que tal, sea individual o
orden de las cosas que quedan - El espacio de lo público no se colectivo, perdurable o efímero.
sometidas al imperio del Prínci- limita -aunque valga la sempiter- El sujeto del espacio de lo públi-
pe, en contraposición al dominio na referencia metonímica- a la co es un sujeto de intervención
de las cosas que se reserva para calle, la plaza, etc. Ni la visibili- -por la palabra o la acción- y, en
el contrato entre los particula- dad que implica y supone se res- ella, se construye de manera
res. Como es obvio, no es a esta tringe a las capacidades del ojo, relacional, esto es, por ende, en
noción de lo público a la que sino que ellas son su metáfora. la reflexividad, la diferencia y el 47
busco referirme. Desde su ori- La sociedad se hace visible a sí descentramiento.

46 47
- El espacio de lo público no es con su unidad, configurando un democracy in the information age,
el ágora. Sus ‘habitantes’ no de- horizonte de sentido para la res- Penguin Books, N.Y., 1995. Entre no-

Comunicación y política jan de ser particulares que reali-


zan una porción importante de
sus actividades en tanto que par-
ticulares a la vista de todos. Por
tauración comunal.

Bajo estas premisas, es posible


pensar una vasta zona de los
sotros, valga aludir a Finquielevich.
S., Ciudadanos a la red!, Ciccus La
Crujía, Buenos Aires, 2000.

ello mismo, la esfera de lo públi- problemas de la comunicación 2. Schmucler, H., “Un proyecto de co-
co construye y define identida- como política, lo que a la vez municación/cultura”, revista Comu-
des -en disposición de interve- exige pensar la política en el te- nicación y cultura, número 12, 1984,
nir con la palabra o la acción rritorio de los sujetos, y no de UAM-Xochimilco, México.
sobre lo que es común- que las ingenierías y las institucio-
arrastran consigo las dimensio- nes. Exige recuperar la fuerza de 3. Me refiero en particular a la clási-
nes culturales de la vida social. la noción de ciudadanía, no des- ca conferencia de Heidegger publi-
La esfera de lo público articula de posiciones teóricas cuasi cada como “La pregunta por la téc-
por excelencia política y cultu- defensistas que la extienden al nica”. Vid. Heidegger, M., Filosofía,
ra. Los basamentos culturales ámbito de ‘lo privado’, sino en ciencia y técnica, Editorial Universi-
constituyen, permítaseme decir, los marcos de la intervención taria, Chile, 1997.
el interpretante de lo público cotidiana en el mundo de lo co-
autorrepresentado en su visibili- mún. En otras palabras: pensar 4. Cf. Caletti, s., “Videopolítica, esa
zación general. Y, a la vez, los política con cultura y cultura con región tan oscura”, en Constelaciones
productores del horizonte de política. Nº1, Fundación Walter Benjamin,
sentidos de toda restauración Buenos Aires, 2000.
pretendida.
5. Es larga la lista de los textos que
No es necesario destacar que no podrían referirse como ejemplos en
toda la política se realiza en el un sentido y en otro. Entre los más
espacio de lo público, aunque el notorios y emblemáticos, puede
afán republicano democrático recordarse a Sartori, G., Homo
así lo pretendiera. Ni tampoco es 1. Entre las abundantes refe- videns, Taurus, Buenos Aires, 1998.
NOTAS

necesario destacar que no toda rencias a la vinculación en- Considerablemente más interesan-
la comunicación entre los habi- tre comunicación y campa- tes, en esta línea, son los textos de
tantes de este mundo se cumple ñas es siempre emblemática un autor en quien Sartori busca ba-
a la vista de los otros. Lo que sí la investigación pionera de sarse, Neil Postman: Amusing
vale subrayar es que la política Paul F. Lazarsfeld, publicada bajo el Ourselves to Death. Public Discourse
que se cumple en el espacio de título The people’s choice, en 1948. in the Age of Show Business, Penguin
lo público toma necesariamente Pero no buscamos restringir la cues- Books, N. York, 1986; también
los caminos de la comunicación, tión al problema de los efectos de la Technopoly: the surrender of culture
así como la comunicación que se propaganda. La tradición de estos to technology, Albert A. Knopf, N.
cumple a la vista de los otros -a vínculos, en un sentido más amplio, York, 1992. Para la mirada opuesto,
la luz pública- es, en último tér- continúa hasta nuestros días. Ver, por la saga de Alvin Toffler, entre ellos,
mino, inescindible del carácter ejemplo, más cercano a nosotros, los El shock del futuro, Plaza & Janés,
político de la vida social. significativos trabajos de Silvio Barcelona, 1993 (la edición original
Waisbord, por ejemplo El gran desfi- es de 1970), y La tercera ola, Plaza &
Retomemos ahora nuestra re- le, Sudamericana, Buenos Aires, 1995. Janés, Barcelona, 1980.
flexión anterior. La comunidad Para la dupla ‘comunicación y desa-
misma es -queda entendido de lo rrollo’, pensamos en las investigacio- 6. Me refiero en particular a dos tex-
dicho- una ilusión. Pero esta ilu- nes realizadas entre otros, de mane- tos de R. Esposito: “Política”, en
sión es por excelencia el lugar ra destacada, por Wilbur Schramm. Esposito, R., Confines de la política,
donde la intervención de los su- Para la combinación ‘comunicación Trotta, Madrid, 1996; “¿Polis o
jetos de la política busca apoyo y democracia electrónica’, hoy en ple- comunitas?”, en Birulés, F., Hanna
y sentido. No es cualquier ilu- na erupción, puede verse, a título in- Arendt. El orgullo de pensar, Gedisa,
sión. Emerge del registro de la dicativo en medio de una abundan- Barcelona, 2000. Ver también, en ge-
autorrepresentación de lo social cia bibliográfica, Grossman, L. K., The neral, Esposito, R., Categorie
y de las relaciones imaginarias electronic republic. Reshaping dell’impolitico, Il Mulino, Bologna,

diálogos
de la comunicación
1988.
7. Vid. Rancière, J., El desacuerdo,
Nueva Visión, Buenos Aires, 1994.

8. Me refiero a: Bobbio, N., Estado,


gobierno y sociedad, FCE, México,
1989; pág. 33; Arendt, H., La condi-
ción humana, Paidós, Barcelona,
1993, pág. 59 y ss.

9. Retomo y prolongo aquí algunas


ideas trabajadas en Caletti, S., “Re-
pensar el espacio de lo público”, Se-
minario Internacional Tendencias de
la investigación en Comunicación en
América Latina, Lima, Perú, julio de
1999, FELAFACS y Pontificia Universi-
dad Católica del Perú, y en “¿Quién
dijo república?”, revista Versión. Es-
tudios de Comunicación y Política, Nº
10, UAM-X, México, octubre de 2000.

10. Desde esta perspectiva, es posi-


ble desprenderse de las simplifica-
ciones según las cuales medios de

S. Caletti
comunicación -en tanto tecnologías-
‘hacen’ la política y, por ende, la de-
gradan en la medida en que la con-
vierten a sus propios términos. Ca-
bría en cambio pensar que desde
que el ágora quedó atrás, no es po-
sible la construcción de un espacio
de lo público sin la intervención ar-
quitectónica de alguna ‘tecnología’
de comunicación. Pero lo que defi-
ne y explica cada una de estas arqui-
tecturas son las relaciones que los
habitantes de este mundo, para bien
o para mal, han sido capaces de dar-
se en reciprocidad a través de, pre-
cisamente, los procesos políticos de
los que fueron sujetos. No debería
así llamarnos la atención la lógica del
espectáculo: no se trata de una tec-
nología que lo inventa e impone, sino
de una asimetría en las relaciones
políticas de fuerza la que nos vuel-
ve, como suele decirse, espectado-
res. Las tecnologías de comunica-
ción sólo se encargarán luego de
naturalizar el fenómeno.

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