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El valor IS de una grasa o aceite se puede utilizar para calcular la cantidad exacta
de hidróxido de potasio necesario para que se produzca la saponificación: divida el
valor IS entre 1.000; a continuación multiplique el resultado por el peso del aceite. Por
ejemplo, el valor IS del aceite de oliva es 189,7, por lo que se necesitan 189,7 mg de
hidróxido potásico para saponificar totalmente lg (1000 mg) de aceite de oliva; para 5
g de aceite de oliva se necesitarán 948,5 mg (0,1897 x 5.000). Cuanto mayor sea el
valor IS, mayor cantidad de base se requiere para la saponificación.
Cantidad (en peso) de NaOH necesario = 40/56,1 x cantidad (en peso) de KOH
necesario.
Es decir, multiplique la cantidad de KOH que se necesita por 40 y divídala por 56,1.
En el caso del aceite de oliva, por ejemplo, 1 gramo de aceite necesita 135,3 mg de
NaOH (189,7 x 40 / 56,1).
La piel humana es ligeramente ácida, con unos índices entre 4,00 y 6,75 de pH
(donde el 7 corresponde al pH neutro). A pesar de que la piel tolera una amplia gama
de índices de pH, incluidos algunos índices alcalinos, demasiado hidróxido de sodio
puede resultar agresivo. En el caso de que utilicemos menos hidróxido de sodio del
que indica el valor IS, y por el contrario un exceso de aceites y nutrientes, las pastillas
de jabón contendrán aceites no saponificados, por lo que resultarán más suaves e
hidratantes.
2. Multiplique el peso total de los aceites por el valor IS combinado para calcular la
cantidad de hidróxido de potasio necesaria.
4. Multiplique el resultado del paso 3 por 90% (resultante de la reducción del 10%
que suelo aplicar para que conserve algunas grasas y aceites sin saponificar) para
conocer la cantidad final de hidróxido de sodio necesario.
Recuerde que la reducción del 10% provocará un exceso de grasa en el jabón, y que
si esta cantidad es excesiva provocará ranciedad. Si esto sucede, advertirá el proble-
ma al cabo de entre seis meses y un año. Afortunadamente, existe una solución. Si
añadimos conservantes —y existen conservantes naturales que se pueden agregar al
jabón— podremos retrasar la ranciedad.
He podido observar que los valores IS combinados de todas mis mezclas son muy
similares entre sí. De hecho, casi todos ellos se encuentran en un margen de un 3%
de diferencia.
Nota sobre el aceite de ricino: dado su bajo peso molecular, el aceite de ricino
presenta un valor 15 bajo y, en teoría, necesitaría una escasa cantidad de hidróxido
de sodio para su saponificación. Pero el aceite de ricino, debido a su alto contenido de
aceite ricinoleico, sigue unas reglas distintas. El ácido ricinoleico presenta una
disposición molecular inusual, lo que provoca que sea necesaria una mayor cantidad
de aceite de ricino en la mezcla. Por consiguiente, se necesitará también una mayor
cantidad de hidróxido de sodio. Si una fórmula indica un 15% de aceite de ricino,
realice una rebaja del 57 en lugar del 107 habitual.
Nota sobre las ceras: la cera de abeja, la lanolina y la lecitina contienen un alto
porcentaje de insaponificables. En el mejor de los casos, la mitad de esas sustancias
saponificarán de forma formal. El material restante o bien permanece en su estado
original o bien participa de otras reacciones químicas. Restrina el uso de estos
materiales en el proceso en frío de fabrica:ión de jabones (ver páginas 212-213).