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FORMACION DOCENTE:

Emergencia para emerger

Rosario Valdeavellano Roca Rey1

El tema lo asumo como lo prometí al hacerme cargo de esta Dirección


Nacional de Formación y Capacitación Docente (DINFOCAD). Voy a tener la
honestidad de decir lo que pienso, pero también la honestidad de pensar
como soy. No es, pues, la voz oficial la que van a escuchar, ni mucho menos
la presunción académica. Es la voz alta, con micro y todo, de una
vieja...trayectoria de maestra.

1. La cuestión docente: un estado de emergencia

Ya para nadie es sospecha, es constatación dolorosa. La educación se


encuentra en estado de emergencia y, dentro de ella, la situación del
magisterio. En mi larga vida en zona rural he participado en múltiples
acciones de cara también a múltiples emergencias, para enfrentarlas lo más
afectiva y organizadamente posible. Pero también para enrostrar a las
autoridades y exigirles declaración de emergencia, de modo a poder contar
con decisiones efectivas que pudieran revertir el daño. Ocultar o
distorsionar la realidad nunca ha permitido transformarla.

No conviene a nadie, por tanto mucho menos a las profesoras y profesores,


desconocer o evadir la realidad. Pero entonces, veámosla en sus diferentes
dimensiones.

- La globalización vivida como cataclismo: Lejos de reportarnos los


beneficios de una inserción por atajos a la gran vía de la información y del
conocimiento, del acceso al bienestar tanto como al de la toma de
decisiones, de la convivencia intercultural y de la práctica democrática, del
deleite ante la belleza y del derecho a ser libres, se nos hace apreciarla
sobre todo desde el escándalo del empobrecimiento y la exclusión.
Vemos y sabemos la potencialidad de nuestro mundo actual, pero nos
sentimos impotentes para disfrutarla. Necesitamos a gritos salir de la
pobreza, luchar contra ella. Pero también re-encontrarnos con nuestro
derecho a ser ciudadanos del mundo, constructores de nuevas relaciones
desde donde estamos, sin dejarnos sepultar por el individualismo o el
localismo, menos aún por el chauvinismo que es una chata expresión del
racismo.

- La catástrofe de la pérdida de valores: Nos sentimos perplejos ante


cambios de conductas además de principios. Nos arrastran el pragmatismo
inescrupuloso, el inmediatismo del interés mezquino, el olvido de la justicia
que debemos a nuestros alumnos, la trampa para obtener plaza, la
desesperación por tener fondos más que por “tener fondo” y no sólo

1 Directora Nacional de Formación y Capacitación Docente del Ministerio de Educación del Perú
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superficialidad. Favorecemos la cultura del cartón conseguido a cualquier


precio, en lugar del aprendizaje significativo para seguir aprendiendo y nos
hacemos cómplices con los padres que así lo permiten. Dejamos que gane
el chamullo a la verdad buscada conjuntamente, la coima a la evaluación
formativa, el acoso manipulador (político, sexual, psicológico) al consejo y
aliento que permitan al menor su crecimiento autónomo. Más que
formadores del juicio moral, a veces sólo somos ajusticiadores.
Pretendemos contribuir en la formación de personas creativas, críticas,
sobrias, trabajadoras y tolerantes, pero plagiamos, nos sometemos, nos
emborrachamos y llegamos tarde y salimos pronto, usamos el castigo como
venganza cuando no como tortura. El valor del ejemplo y la coherencia ...
¿se lo llevó la avalancha de la corrupción creciente? La solidaridad como
forma de vida y no sólo para el aprendizaje cooperativo...¿se anegó bajo el
afán de sobresalir pisando a quien haga falta u ocupando cargos valorados
por sí mismos y no por el servicio que desde él se presta a la sociedad?

- Nuestra vida política entre el terremoto y el incendio: Hemos


sufrido en las últimas décadas el desmoronamiento de la institucionalidad.
Se descalabró la participación. Colapsaron las bases y las cúpulas (aunque
algunas siguen paradas, pero como escombros sin edificio y con las
columnas cuarteadas). Los maestros del Perú fuimos víctimas del fuego
cruzado, acusados de terrorismo o amenazados por el fundamentalismo,
víctimas también de varios tipos de sectarismo de izquierdas o de derechas,
que han hecho cenizas muchos esfuerzos de consolidación partidaria y
gremial. Adicionalmente, se calcinaron y trajeron abajo los gobiernos y
asambleas regionales, los derechos humanos y la propia Constitución. Si los
terrorismos liquidaron la democracia, ahora la democracia tiene que liquidar
los terrorismos (y es adrede que enfatizo el plural...también hay medios de
comunicación que lo ejercen) . Los maestros fuimos objeto de varios
atentados, fuimos abandonados por la clase política o sólo considerados
como votos potenciales, temidos más que respetados por nuestro número o
atendidos por medidas bomberiles que más que procurar remedio a
nuestras reales necesidades de vida digna y formación esmerada, tocaban
sirenas oportunistas y electoreras (podemos leer entre líneas: legislación de
fines de período, reclutamiento para la docencia de compañeros partidarios
incondicionales sin formación, profesionalización indiscriminada y de baja
calidad, entre otras perlas). Que levante la mano el que no está de acuerdo.

- La gestión soportó un diluvio: Se vinieron al agua muchos principios


éticos, pero también laborales y de procedimiento. El clientelismo caló
fuerte desde hace tiempo y hasta ahora no nos secamos. ¿Hasta cuándo el
carnet va a pesar más que el desempeño, la fidelidad mal entendida o el
parentesco más que la capacidad, la militancia más que el profesionalismo?.
En el centro educativo, en la Unidad de Servicios Educativos (USE) o Area de
Desarrollo Educativo (ADE), en la Dirección Regional de Educación (DRE), en
la sede central. ¡Sálvese quien pueda! Nos inundaron el suelo con normas
no cumplidas, licitaciones obviadas, construcciones amarradas (y además,
con pinturitas de un solo color!). Se quedó la secuela de pensar que ser
gerente educativo es buscar plata a como dé lugar y que el aprendizaje es
la última víctima por poner a flote. A lo mejor la constatación de los
calamitosos resultados de las mediciones últimas –de profesores tanto como
de alumnos- nos hacen reaccionar. Estamos damnificados hasta el
extremo... ¿lo vamos a seguir permitiendo? ¿Cuáles serán nuestras medidas
de salvataje? ¿Seguir nombrando a los desaprobados en la práctica? ¿Seguir

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decidiendo en lugar de los propios damnificados? Tampoco olvidemos el


tema de la gestión pedagógica del tiempo y de la diversificación curricular...
¿qué chubasco anegó la capacidad docente de lograr aprendizajes
pertinentes en tiempos convenientes, qué rayo liquidó la práctica de la
diversificación pertinente y provechosa? ¿No fueron más importantes los
desfiles y las festividades frívolas? ¿No claudicamos ante el propio deber? Y
el tema de la administración: ¿Qué de las plazas escondidas, de las nóminas
de matrícula infladas, de las mafias burocráticas enquistadas, de los
trabajadores fantasmas, de las propiedades de Instituto Superior
Pedagógico (ISP) traspasadas para ocultar debacles? ¿Qué otra cosa que un
diluvio ha sido la riada de fáciles creaciones de instituciones de pésima
calidad, la granizada feroz que ha deshilachado por falta de exigencia la
formación inicial, la avalancha de egresados que no encontrarán trabajo,
incluso los mejor formados del Plan Piloto? Por otro lado, el ventarrón se
llevó la legislación que sanciona el trabajo ineficiente, los estímulos al
desempeño eficiente y la evaluación que mantenga en el sistema sólo a los
que lo merecen. Pero también hay que pensar en la gestión de nuestros
propios recursos magisteriales: ¿dónde se “derraman”?

- Grave sequía en el nivel profesional: No sólo se congeló la carrera


pública docente en cuanto a la posibilidad de ascender en base a méritos,
de ubicarse en lo que uno sabe hacer mejor en buenas condiciones, de
encontrar reconocimiento profesional y social así como remuneraciones
decentes, sino también se desmoronó la posibilidad de contar a nivel del
sector con los cuadros profesionales para una administración de carrera y
competitividad. Le cayó la helada a la imaginación para hacer de la
formación docente una responsabilidad conjunta de Universidades,
Institutos, Asociaciones más allá del negocio fácil o de las licitaciones
anuales. Cayó feo incluso sobre instituciones vigorosas que se han secado y
sobre perfiles, rendimientos y desempeños hoy agostados... Sin embargo,
felizmente, como en toda sequía, las semillas fueron protegidas por la
naturaleza indomable de algunos funcionarios y funcionarias, docentes,
formadores y profesionales independientes que apostaron por aprovechar
recursos bien escasos e iniciar una mejor formación inicial, por atravesar el
mal tiempo con buena cara y no preocuparse por las acusaciones de
fujimontesinismo que algunos –y también montecínicos- se atreven a hacer,
incluso cuando en el fondo se tienen que rendir a la evidencia de que fueron
quienes salvaron la sobrevivencia de lo que queda de calidad. Los
resultados de cualquier evaluación nos dicen que hay escasez de ella, de
todas maneras.

2. Docentes en cuestión: una emergencia de estado

Queda clarísimo que el asunto nos afectó a todos. No podemos hablar de


una sola época, ni de un solo gobierno. No he pretendido hacer un análisis
histórico, aunque la historia que he contado no es por pura coincidencia que
se asemeja a la realidad que conocemos y que apela a nuestra conciencia.
Pero lo que también queda claro es que en todo lo dicho hay un actor que
recibe los más duros impactos, el daño más grande, que es la víctima más
afectada. ¿Quién? ¡El estudiante! La razón de ser de quienes nos llamamos
docentes.

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Por eso se pone en cuestión al docente. Su formación, su desempeño, su


responsabilidad. No me vengan ahora, o no nos vengamos mutuamente a
argumentar que es injusto cargarle todas las culpas al maestro, que la culpa
la tiene el sistema o el estado que lo representa. Somos parte del sistema,
somos parte del estado... del país tanto como del “estado de cosas” en el
país.

Existe una responsabilidad en nosotros, en todos los que estamos aquí y por
eso nos reunimos a plantear la formación docente. Por supuesto que no
somos los únicos responsables, pero asumamos lo que nos toca en la
partida.

Sin embargo, quiero ahora resaltar lo que nos toca en conjunto, ya que si
bien somos los docentes los más cuestionados, nos encontramos en una
emergencia de estado. Se trata de un bien superior en peligro: la calidad de
la educación de nuestros niños y niñas, de los jóvenes y adultos a quienes
debe servir el estado y a quienes prestamos servicio los docentes. Ante ello,
escojo referirme a lo siguiente:

- Urgencia de un código de ética: Indispensable de ser consensuado


entre los maestros, pero compartido con los padres de familia y los
alumnos, con los gobernantes y con los promotores educativos. Cómo nos
hacemos implacables frente a la mediocridad o la falsedad (también frente
a la huachafería, por favor). Cómo es que nos respetamos como personas,
cómo nos exigimos y reconocemos como tales y también como actuales o
futuros profesionales, conscientes que la exigencia sin reconocimiento es
abuso, pero que el reconocimiento sin exigencia también lo es; que la
exigencia sin reconocimiento es tiranía, pero el reconocimiento sin
exigencia es paternalismo y que sólo juntos –exigencia y reconocimiento-
son dignidad y valoración. Hay que ser consecuentes: vamos a pedir
cuentas al estado ¿puede la sociedad pedirnos cuentas a nosotros?
¿Cuentas sobre nuestra conducta tanto como sobre nuestro dominio de
aquello que pretendemos que los alumnos aprendan? ¿Cuentas sobre la
disciplina que vivimos y creamos o no creamos en talante de libertad, pero
también sobre el conocimiento de las disciplinas que decimos enseñar?
¿Cómo hacemos que lo justo que es que los mejores estudiantes lleguen a
maestros y los mejores maestros lleguen a los estudiantes sea una
realidad?

- Insistencia por políticas concertadas: Se trata de un contrato social,


de un pacto político, de diálogo e intervención intersectoriales y múltiples
por recrear, de un despliegue de esfuerzos locales, regionales y nacionales
necesario para encontrar soluciones viables. El estado, los padres de
familia, los estudiantes y los docentes y profesionales de la educación
estamos particularmente llamados a lograr este gran acuerdo nacional ya
bastante difundido por las consultas realizadas, y que ahora el Consejo
Nacional de Educación tiene el encargo de sostener. Es de vital importancia
retomar esta forma de trabajo en todos los niveles, para que concretamente
en el tema de la formación docente nos rijamos por una política de
consenso, pero también de coherencia entre lo que es el sistema de
acreditación y evaluación de la calidad, el sistema de formación continua y
la carrera magisterial. Se requieren claras políticas unitarias que favorezcan
luego su diversificación, lo que no es lo mismo que inventar cada uno la
pólvora. El desconcierto es el peor consejero en cualquier emergencia.

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- Necesidad de la vigilancia ciudadana: Otra dimensión es la necesidad


de una especie de veeduría social para garantizar la calidad de la
educación, para curarnos en salud frente a los resultados del desastre que
evidenciamos. No es una amenaza para nadie, sino todo lo contrario: el
compromiso por tener como una campaña no sólo eventual sino
permanente para ayudar a salir adelante. Pasa por la solidaridad frente a la
necesidad de apoyo constante a los esfuerzos de los maestros y de las
necesidades de los formadores, por ejemplo: alojamiento, movilidad,
respaldo, espacios de recreación y de cultura. Somos un país que no contará
en mucho tiempo con los recursos para sostener remuneraciones y viáticos,
pero que tiene locales, parroquias, municipios, clubes y organizaciones de
todo tipo que no pueden desentenderse de la educación. ¿Queremos que los
niños aprendan, que los jóvenes se formen útil y sólidamente? Facilitemos
los recursos que podamos, y el principal es nuestra inteligencia.
Pongámonos las pilas. Demos ideas y no dejemos que la calidad decaiga.
Cualquier comportamiento contrario a este objetivo corrijámoslo
constructivamente en cada caso. No transijamos con la corrupción ni la
estafa a ningún nivel, de ningún tamaño: la grande o la chica se propagan y
matan. Antes de quejarnos del sistema, transformemos el sistema desde
abajo.

- Apremio por la descentralización: Pero evitando que la gestión


descentralizada reproduzca los vicios del centralismo, sea apropiada por
caciques o grupos políticos o de poder local para quienes la cosa pública es
codiciada como botín. Superemos los enconos entre departamentos,
provincias, distritos y comunidades...y hasta entre centros educativos. En
particular ahí donde hay tantas y tantos maestros como regidores y alcaldes
en el gobierno local. Que la tentación de manipuleo electoral que se cierne
por ello sobre la escuela, los colegios e institutos se revierta en un liderazgo
a favor de la exigencia de buenos aprendizajes para los estudiantes, de
buen ejemplo cívico, de plural formación política alturada, de práctica de
valores democráticos y solidarios. Construyamos la autonomía de los
centros educativos como un fruto colectivo de la participación exigente
consigo mismo, más que como pretexto para hacer lo que nos dé la gana.
No lo queremos en nuestros hijos, ¿por qué lo querríamos como modelo de
escuela o de trabajo de aula?

- Requerimiento de “educatividad”: Hoy estamos hablando mucho -o


tal vez insuficientemente- de un término reiterado por UNESCO que es la
educabilidad. Ella se entiende como la capacidad y el conjunto de
condiciones necesarias para que una persona se eduque, aprenda con
provecho, aprenda a aprender toda la vida. Es indesligable de la urgencia
por equidad en la educación, inseparable a su vez de la calidad. Pero yo
quisiera aunque sea un término no tan acuñado, insistir ahora en la
urgencia por recuperar para la escuela y los maestros la educatividad. Es
decir, la cualidad de ser útil para educar, para que los chicos aprendan y
sigan aprendiendo, para que la formación que se pretende sirva. Son
condiciones mínimas que no podemos dejar de pedir al profesor y a las
autoridades educativas para las escuelas: estándares de desempeño y
niveles de conocimiento, manejo de ciencia y de tecnología, gestiones
eficientes. Lejos de ella está todo tipo de acomodo, de rutina en el propio
ser, en el saber y en el hacer, toda estrechez en el pensar, todo
impedimento en la pasión y el amor por educar. ¿Podríamos tener a la

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educatividad como principio de formación y de evaluación docente, como


requisito de contratación y de mantenimiento en el servicio? ¿No iría de la
mano con la necesidad de certificaciones con fecha de vencimiento, para
que no intoxiquemos en vez de educar?

3. Cuestión de estado: ¡emergencia docente!

Ya que hemos estado viendo el estado de la cuestión, ahora tenemos que


plantearnos lo que realmente hace cuestión de estado. La emergencia
entendida como el acto de emerger, como la voluntad de salir, no de salir
corriendo y menos de hundirnos o volvernos a “submerger”, sino de salir
adelante, porque lo queremos y lo podemos lograr.

No tetemos por qué dejarnos aplastar bajo los escombros de la calamidad ni


paralizarnos por el pesimismo. Tampoco es alternativa pedir como
asistencialismo del estado lo que deberían poder dar nuestra capacidad y
nuestra responsabilidad colectivas.
Felizmente tenemos fuerza para “emerger”. Contamos con una población
que sabe movilizarse por la educación, ahora requiere comprometerse con
su calidad. Contamos con numerosos maestras y maestros a lo largo y
ancho del país con una mística a toda prueba y con la convicción de la
necesidad de crear comunidades docentes que se exijan seguir aprendiendo
junto con sus alumnos. Contamos con formadores renovados y dispuestos a
no claudicar ante quienes, por desgracia, sólo prefieren mantener las cosas
como están pero sí reclamar lo que no dan. Contamos con organizaciones
de la sociedad civil que han promovido por años el debate y la innovación y
que en otros países nos envidian: Foro Educativo, Asociaciones y
organizaciones no gubernamentales de prestigio. Contamos con el valioso
aporte de la cooperación internacional y con proyectos de atención a
poblaciones secularmente abandonadas, como el clamoroso caso de
nuestros pueblos amazónica y andinos. Contamos con redes de instituciones
y centros educativos que persisten en su esfuerzo por elevar su capacidad y
logros con los estudiantes, mejorando a la vez su gestión orientada a ello.
Contamos con Universidades que lideran la búsqueda de excelencia y la
exigen de sus pares, pero dispuestas también a establecer alianzas con
instituciones educativas del interior del país, más próximas a las
necesidades de la población. Contamos con el interés creciente de
empresas cada vez entienden mejor que su aporte no puede faltar y que su
campo de acción debe también ser campo educativo. Nada sino nuestra
falta de voluntad e imaginación nos impediría fortalecer aún más estas
capacidades para levantar el nivel de la formación integral de docentes y
estudiantes gracias a un aprendizaje pertinente y persistente.

Además de encontrar formas personales e institucionales, corporativas e


intersectoriales de compromiso por salir de la crisis actual transformando
radicalmente nuestros puntos de vista estrechos, nuestros comportamientos
erráticos y nuestros intereses sesgados, queremos plantear la conveniencia
nacional de tres sistemas convergentes en sus fines y aplicaciones, aunque
discurran por vías paralelas que no se confunden aunque se impliquen. Se
trata de:

- El sistema nacional de acreditación, evaluación y certificación de

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la calidad educativa.
Se refiere a la institucionalidad que ya ha sido consensuada entre las
agrupaciones políticas y para el dictamen de la nueva Ley Marco de la
Educación Peruana. Hemos trabajado desde el año pasado en una gran
consulta abierta y en una consultoría especializada ricamente participativa,
conducida por la DINFOCAD. El Dr. Manuel Bello que tendrá una
intervención más adelante, en este mismo Simposio, va a abundar sobre el
tema, por eso no voy a insistir.

Lo que debo comunicarles es que no se trató solamente de filosofar sino de


dar forma a una propuesta que ha de ponerse en práctica con celeridad.
Está conformada una Comisión plural para dar los pasos necesarios en la
implementación de este sistema autónomo, instrumento indiscutible para
elevar la calidad de las instituciones y servicios educativos que se ofrecen o
se ofrezcan en el país.

En el caso que nos reúne de la formación docente, supone que,


progresivamente, todas las instituciones (Institutos, Universidades u otras
Asociaciones Civiles) que ofrezcan tanto formación inicial como formación
en servicio a futuros o actuales docentes, se tendrán que acreditar así como
acreditar las carreras o programas que ofrezcan. Ello será conocido por la
población, de modo que quien acceda a una institución no acreditada será
por propia voluntad y asumirá todos los riesgos sobre su calidad. Supone,
asimismo, que al obtenerse una acreditación se podrán establecer plazos
más amplios de contratación para la prestación de los servicios y con eso se
superará la modalidad actual de licitaciones anuales, bastante traumáticas
para todos. Pero exige, sobre todo, la evaluación permanente que garantice
la calidad de los desarrollos y desempeños tanto de las personas como de
los servicios y las instituciones.

Como este sistema se conjuga con el de la formación continua y la carrera


docente, para dar razón de su coherencia, los ascensos e incrementos
deberán someterse a las certificaciones logradas y no sólo a la asistencia o
la antigüedad, que en ningún lugar son considerados indicadores de
mejoramiento por sí mismos.

- El sistema de formación continua de los recursos humanos para la


educación.

 Marco conceptual.

Hemos ido profundizando en este concepto y lo hemos compartido en


diferentes oportunidades. Es un proceso sistémico y dinámico de constante
aggiornamento (puesta al día) del perfil del educador de cara a los
requerimientos de la sociedad. Tiene como objetivo mejorar la eficacia y la
eficiencia del desempeño de las personas que trabajan en la educación,
particularmente de las y los profesores, de manera que logren elevar la
calidad y la relevancia de los aprendizajes de las y los estudiantes y así
atender a las necesidades y demandas del desarrollo nacional sostenible.

Con ese objetivo, se concibe y se plantea una formación continua de los


educadores que incluye dos fases necesaria y permanentemente
articuladas: la Formación Inicial, más densa y estructurada, no terminal
aunque titule al estudiante, y la Formación en Servicio, más flexible y

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negociable. Las pensamos como un todo, como un proceso continuo y de


conjunto, en reemplazo de programas rígidos, completos, cerrados,
atomizados, dicotómicos y dispersos, de modo que no se pierda por nada el
referente fundamental del quehacer docente: el aprendizaje de las y los
alumnos muy concretos y ubicados en los centros y la comunidad
educativos realmente existentes.

Este planteamiento de la formación continua de carácter integral tiene en


cuenta simultáneamente

• los desafíos de un mundo en cambio, frente al cual no podrá


garantizarse nunca acabadamente la idoneidad para seguir
ejerciendo la profesión;

• las situaciones personales y profesionales de los futuros y actuales


maestros de enorme heterogeneidad, pero también de gran
desarrollo desigual (la diversidad no tendría jamás que ser sinónimo
de inequidad);

• la prioridad por lograr una escuela pública de calidad, que


compromete al estado a garantizar que todos sus docentes accedan a
una formación periódica de buen nivel académico y pedagógico y
sepan responder por ella ante la sociedad; y ello con el
establecimiento de alianzas entre lo estatal y lo no estatal, para que
la educación –que siempre es “cosa pública”, interés nacional- logre
responder a lo que se espera de ella;

• la experiencia acumulada de los anteriores programas,


particularmente los más recientes como el Plan Piloto de Formación
Docente y el Plan Nacional de Capacitación Docente, pero también los
realizados por otros órganos del sector como el Plan de Capacitación
en Gestión con los directores (PLANCGED), la capacitación en las
redes educativas, en zonas de frontera, entre otros, todos ellos en
actual evaluación.

La mejor manera de trabajar a partir de esta complejidad es constituir un


sistema único, procesal, en dos fases sucesivas, en el que participen todos
sus miembros, aportando cada uno lo que ya logró así como lo que trae de
nuevo. En él se cuenta con la experiencia ya acumulada, con la riqueza y la
diversidad de las interrelaciones formadores/docentes, ISP/Escuela,
magisterio/otros-actores-sociales, como constitutivas de la propuesta y
aplicación de la formación continua, en una retroalimentación constante.

 Marco operativo.

Poner en marcha este sistema es hacer “emerger” lo mejor de nuestros


recursos institucionales y humanos para responder creativa y
descentralizadamente a los objetivos del desarrollo humano de nuestra
población, y en nuestro caso, específicamente a la revaloración de la
profesión docente.

Esto supone no sólo promover estándares mínimos a ser alcanzados por el


conjunto de docentes y otro personal del sistema, sino una reingeniería
institucional que lo sustente. Junto a esto entendemos, claro está, la

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moralización y competencia profesional a todo nivel.

En relación a la Formación Inicial:

• identificación y selección de los Institutos (y aquí comprendemos sus


variantes: ISP y Escuelas Superiores de Formación Artística –ESFA-)
con mejores condiciones para ofrecer en cada región esta etapa;

• reconversión de las actuales formas y funciones de los Institutos:


reorientación de las carreras que ofrecen en función de las
necesidades regionales y locales; metodologías de desgraduación, la
presencia de bilingüismo, la atención a sectores no comprendidos hoy
en sus especialidades, la actualización de los contenidos disciplinares
y sus didácticas, la incorporación de variantes modulares, de nuevas
tecnologías y otros; fortalecimiento de la gestión institucional y
pedagógica; fortalecimiento de sus planteles de formadores,
particularmente en función de las nuevas carreras y/o
especializaciones que ofrecen;

• creación de centros de recursos educativos como apoyo a la práctica


profesional;

• promoción de proyectos de innovación educativa y sistematización de


experiencias exitosas, vía fondos concursables u otros mecanismos
de estímulo;

• fortalecimiento de las redes de instituciones formadoras


macrorregionales y su interrelación nacional periódica.

En relación a la Formación en Servicio:

• identificación y selección de las instituciones acreditadas (ISP, ESFA,


Universidades y Asociaciones Civiles) con mejores condiciones para
ofrecerla, con sistemas de acompañamiento permanente a los
docentes en aula, ya que se diseñan e implementan actividades lo
más cercanas posible a los usuarios racional y estratégicamente
ubicados (los ISP o ESFA podrán coincidir o no con los mencionados
en el punto anterior);

• establecimiento de programas diversos y abiertos de capacitación,


actualización y especialización de docentes y formadores en función a
las demandas institucionales definidas en los proyectos educativos
institucionales, en las redes, las provincias y regiones, según el caso;

• oferta de programas formales de posgrados (maestrías, doctorados y


posdoctorados) orientados a segmentos más selectivos identificados
en las prioridades de desarrollo, orientados a la producción de
profesionales avanzados de la política, la planificación, la evaluación
y la investigación educativas, a cargo de las Universidades;

• creación de paquetes de programas de formación en gestión y


administración educativa de modo que, tanto los directivos o

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administradores del sector puedan contribuir a la calidad del sistema


de formación y desarrollar el perfil profesional establecido por el
Ministerio de Educación (MED).

En relación a la institucionalidad del Sector:

• creación de Centros Amauta de desarrollo profesional con


capacidad para gestionar descentralizadamente la formación
continua en sus regiones de influencia con las funciones de

o detectar y organizar la demanda de la formación diagnosticada


en base a prioridades de desarrollo
o planificar, coordinar y vehicular la oferta de formación que
responda a esas demandas
o administrar y obtener recursos públicos y de otras fuentes de
financiamiento para sustentar el mejor desarrollo de sus
misiones y funciones
o impulsar la implementación de otros programas y acciones
tendientes a mejorar las prácticas y los resultados de
aprendizajes, de acuerdo a las necesidades y potencialidades
que se detecten y se expresen en sus ámbitos regionales
(proyectos innovadores, nuevas formas de trabajo –redes-,
encuentros docentes, conferencias, seminarios, pasantías, etc.)

• reorganización de los Organos Intermedios y Regiones,


recuperando liderazgo y funciones de monitoreo y
acompañamiento a los procesos de formación continua;

• reorganización de la Dirección Nacional de Formación y


Capacitación Docente (DINFOCAD) dentro de la sede central,
generándose una instancia orgánica de conducción orientadora
y programática de los procesos de formación continua de los
recursos humanos del sistema educativo, del más alto nivel.

- La nueva carrera pública para la educación:

Es evidente que la estructura actual de la carrera magisterial y su


correspondiente régimen laboral no permiten enrolar, incentivar y retener a
los mejores maestros y administrativos, ni se orientan en función de la
mejora permanente de la calidad de la educación, ya que la evaluación para
establecer el mérito, según las normas vigentes, no incorpora el desempeño
del docente relacionado con los resultados de aprendizaje de sus alumnos,
tampoco se orienta por el propio aprovechamiento sino únicamente por el
número y duración de cursos, asistencia a talleres y seminarios realizados
por cualquier tipo de entidad del país, cuya relevancia es imposible de
determinar, sin existir evaluación, acreditación o prueba frente a jurado
calificado respecto a las competencias alcanzadas en ellos. El único
mecanismo es la revisión de expedientes, frondosa y a veces
fraudulentamente documentados y archivados en las oficinas del MED.

Actualmente el escalafón es sólo una referencia congelada para asignar


variaciones mínimas de remuneración que se obtendrían automáticamente
por el paso del tiempo, frustrando toda expectativa profesional de ascenso
real, en términos profesionales, sociales y económicos.

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Está en curso un trabajo amplio y participativo del MED, conducido por la


DINFOCAD, para la elaboración de una “Propuesta de carrera magisterial,
política salarial, sistema de incentivos y sanciones” que, en coordinación
con la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología del Congreso y sobre
todo en estrecha relación con el magisterio nacional en múltiples eventos a
lo largo y ancho del país, como con la convocatoria a sus dirigencias
gremiales, y con la participación de madres y padres de familia, así como en
algunos casos de estudiantes y otros actores de la sociedad civil, permita no
sólo lograr un consenso en torno a la urgente necesidad de revaloración de
la profesión docente, sino la legislación que logre mejorar drásticamente las
condiciones de vida y desempeño de las y los maestros peruanos. Hemos
contado muy afortunadamente con la colaboración del Dr. José Rivero
Herrera, quien ha coordinado y animado esta vasta consultoría y está
próximo a entregarnos la publicación que comparta sus alcances. Junto con
ella el MED publicará un análisis sociológico de la Encuesta a Docentes que
hiciéramos a fines del año pasado y que nos trae el directo pensamiento y
sentir de nuestro magisterio urbano y rural. No sólo hablamos sobre los
docentes, nos interesa mucho hablar con los docentes y, sobre todo, que
ellos mismos tengan la palabra. Como anticipo de éstos, tendrá con ustedes
una intervención durante el Simposio.

Para elaborar la referida propuesta se tienen en cuenta simultáneamente:

• los aspectos que bien orientados podrían afirmar e incrementar la


idoneidad profesional ligada a la calidad de la educación, sobre todo
de los aprendizajes de los estudiantes (selección y formación inicial;
formación en servicio; medidas de estímulo y apoyo; incentivos y
sanciones);

• aspectos cuya persistencia podría impedir o bloquear estos logros


(estabilidad laboral irrestricta, ausencia de evaluación del
desempeño);

• aspectos cuya subsistencia condicionaría negativamente esta calidad,


la equidad o la racionalidad del sistema (regímenes laborales
confusos –nombrados/contratados, titulados/no-titulados, turnos,
horas lectivas, vacaciones; vinculación de las remuneraciones a los
niveles de carrera y no a los cargos, áreas de desempeño; mínima
diferenciación de exigencias y remuneraciones entre niveles de la
carrera; ponderación de los requerimientos para ascensos; modos de
ingreso al servicio y a la carrera).

Además de la necesidad de crear consensos en torno a este tema


impostergable que nos hemos propuesto, se viene realizando un estudio
para analizar las experiencias de otros países que nos pueden ser
aleccionadoras y para demostrar la eficiencia económica de la propuesta.
Asimismo, se asume la responsabilidad de generar iniciativas legislativas
para entregar al país y al Congreso para su debate y aprobación.

Termino reiterando que el título de esta intervención es un reto


programático. Los invito a todos a contribuir intensa y apasionada,
inteligente y comprometidamente a hacer emerger la calidad educativa de

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Simposio Internacional “Perspectivas de Formación Docente” Lima, 25 al 28 de junio de 2,002

la que tanto hablamos y ojalá por la que suspiremos, que dibuje el rostro
sonriente de niños y escuelas que aprenden, de jóvenes y adultos que se
realizan, de maestras y maestros satisfechos (que no es lo mismo que
hartos) y de un país puesto en pie para apoyar este proyecto superior, de
instituciones, empresas, organizaciones, grupos y personas convencidas de
nuestra capacidad de elevar sustantivamente nuestras capacidades
humanas para transformar la tremenda injusticia actual, de la que debe salir
cuanto antes a flote nuestro pueblo. Colegas: no cifremos nuestra
reivindicación en seguir estirando la mano para reclamar asistencia o tirar
piedras porque no logramos lo que queremos como visión de nuestra
educación, pongamos nuestras manos, el hombro y sobre todo la cabeza y
el corazón, para producirlo y dárselo nosotros a nuestra patria que se lo
merece. Estamos en emergencia, nadie lo duda. No dudemos tampoco que
esta emergencia es, de una vez por todas, para EMERGER.

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