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REGLAS
DE EVOLUCIÓN FONÉTICA
INTRODUCCIÓN.
Estas ciento ocho reglas de evolución convierten, con mayor o
menor seguridad, a muchas palabras del latín hablado en español.
Más que “reglas de evolución” deberíamos hablar de “tendencias”.
No hay que olvidar que la lingüística nace con el concepto de “ley
fonética”: los neogramáticos alemanes creían en una serie de leyes
fonéticas ciegas. Pero el lenguaje es muy complejo: no sólo es un
producto de la naturaleza (con “leyes de evolución”: era la época de
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Darwin), también es un producto del hombre y, por tanto, hay factores
que “perturban” esas leyes. Las palabras están relacionadas entre sí
formando familias de palabras (cantar, canto, canción…) o formando
parte de campos semánticos (lunes, martes…)…
Las reglas del grupo A (29) afectan a las palabras del latín vulgar:
esos cambios, por tanto, son comunes a todas las lenguas románicas.
Las reglas del grupo B (14) se desarrollan en el periodo visigótico:
son cambios, por tanto, comunes a las lenguas hispánicas.
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SISTEMA VOCÁLICO LATINO
LÍQUIDAS l ll r rr
NASALES m mm n nn
ACENTUACIÓN LATINA
*La secuencia de consonantes muta + líquida (l,r): pr, br, tr, dr, kr, gr…
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en el latín clásico, en el uso literario, funcionaba como una sola
consonante (debido al carácter vocal de la líquida, más abierta que otras
consonantes): CÁ/TĔ/DRAM, Á/LĂ/CREM, TÉ/NĔ/BRAS, CÓLŬBRAM, ÍNTĔGRUM, TÓNĬTRUM
pero el latín vulgar lo interpreta como grupo norma: ca/TĔ’D/RA, Á/LĂ’C/REM,
TÉ/NĔ’B/RAS, CO/LŬ’/BRAM, IN/TĔ’G/RUM, TO/NĬ’/TRUM
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REGLAS DE EVOLUCIÓN FONÉTICA
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en muchos sustantivos y adjetivos y el morfema de 3ª persona de singular de
varios tiempos verbales. En el primer caso, es un síntoma de que el sistema de
casos entra en crisis y las funciones sintácticas pasan a ser expresadas por
preposiciones.
Ver regla 29.
Ver regla 86.
4. Síncopa de n en grupo -ns- > -s-: MENSA > MESA. La n del grupo
ns desaparece.
Quizás más que de síncopa, sería más exacto hablar de asimilación de un
grupo consonántico, fenómenos que vamos a ver en varios momentos a lo
largo de la evolución del latín al español. Este parece ser el primer caso (y muy
antiguo, hay inscripciones del siglo III a.C.: COSUL por CONSUL: la s resultante
evoluciona como s intervocálica (va a ser sonora), no como asimilaciones
posteriores (Ver regla 24, –rs-, -ps-) en los que la s es sorda (-ss-).
Ver regla 21 (-kst- > -st-; -nkt- > -nt-).
Ver regla 54 (j- > 0).
Ver regla 55 (–δ- > 0).
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En el reajuste del sistema vocálico en el latín hablado (ver regla 2), la i
breve y, por tanto, abierta se confunde con la e cerrada. Un paso paralelo
sucede en el orden velar (ủ > ọ): ver regla 15.
9. Cierre vocales en hiato: e-u > i-u: PỦ’TEỦ > PỦ’TIỦ; BÁLNEU > BÁLNIU .
La e en hiato se cierra en i (y, después, se convierte en yod).
Es una de las consecuencias del cambio de un acento cualitativo
(musical) a uno de intensidad. Las vocales átonas se volvieron más débiles.
Ver regla 10.
11. Síncopa de wau (1): -wo > -o: MÓRTWO > MÓRTO; KWÁTTUOR >
KWÁTTOR. El wau, seguido de la vocal velar o, desaparece.
Son dos sonidos muy cercanos (velares ambos; uno más cerrado –w-,
otro más abierto –o-). A veces, cuando hay dos sonidos seguidos muy
semejantes, la lengua tiende a diferenciarlos (disimilación): una forma es la
eliminación del primero.
Ver regla 12 (-wu- > -u-).
Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
12. Síncopa de wau (2): -wu- > -u-: RÍWỦ > RÍỦ. El wau, seguido de la
vocal velar u, desaparece.
Son dos variantes consecutivas de la vocal (la primera semiconsonante).
A veces, cuando hay dos sonidos seguidos muy semejantes, la lengua tiende a
diferenciarlos (disimilación): una forma es la eliminación del primero.
Ver regla 11 (-wo > -o).
Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
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Ver regla 14 (-b- > -β-).
Ver regla 102 (β > b: # o C -).
16. Reducción del timbre de las átonas: ę > ẹ į > ị ỏ > ọ ủ > ụ:
LĘ’GỎ > LĘ’GO; GĘNĘ’STA > GENĘ’STA; PÓTJỦ
> PÓTJU
Las vocales átonas abiertas coinciden con las cerradas. Es una de las
consecuencias del cambio de un acento cualitativo (musical) a uno de
intensidad. Las vocales átonas se volvieron más débiles y desaparecen
las diferencias de abertura.
Las átonas iniciales son más resistentes que las pretónicas y postónicas
internas (ver regla 19, ver regla 20). La a (la más abierta) es la vocal más
resistente.
Ver regla 65 (–u > -o).
18. Geminación ante yod o wau: pj > ppj, tj > ttj, kj > kkj, bj > bbj,
dj > ddj, gj > ggj…:
SÁPJAT > SÁPPJAT; SÁPWI > SÁPPWI; PỦ’TJỦ
PỦ’TTJỦ; BRÁKJU > BRÁKKJU; FỎ’BJA > FỎBBJA; ÓDJE > ÓDDJE; FÚGJO > FÚGGJO
La yod y el wau hacen que las consonantes anteriores se tensen y se
geminen.
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Ver regla 27 (ttj > tsj. YOD 1ª).
Ver regla 28 (kkj > tſj).
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj).
Ver regla 43 (-pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -bb- > -b-; -mm- > -m-).
Ver regla 46 (bj > j).
19. Síncopa postónica: ΒÉREDE > ΒÉRDE; TÁΒULA > TÁΒLA . tón. + r,s - / vocal
tón. + c -/ l,r. :
Las vocales postónicas en determinados contextos desaparecen.
Es consecuencia del debilitamiento general de las vocales átonas
provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad. Parece que
fue posterior a la de la pretónica, puesto que sólo afecta a la Romania
occidental.
Esta caída supone que aparezcan nuevos grupos de consonantes en
contacto: t’l (ver regla 22); k’l (ver regla 23)
Ver regla 20.
Ver regla 11 (wo > o).
Ver regla 12 (wu > u).
Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 57 (Síncopa de vocales átonas internas).
20. Síncopa pretónica: KOSUTÚRA > KOSTÚRA; SOLITÁRJU > SOLTÁRJU. s/l,r
–t + tón. Las vocales pretónicas en determinados contextos desaparecen.
Es consecuencia del debilitamiento general de las vocales átonas
provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad. Parece
anterior a la de la postónica, puesto que es general a toda la Romania.
Ver regla 19.
Ver regla 11 (wo > o).
Ver regla 12 (wu > u).
Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 57 (Síncopa de vocales átonas internas).
21. Síncopa de grupos consonánticos: -kst- > -st-; -nkt- > -nt-: SĘ’KSTA >
SĘ’STA; KÍNKTA > KÍNTA.
En determinados grupos de tres consonantes con “k” y “t” desaparece una
de ellas.
Con la aparición del acento de intensidad, los grupos consonánticos
tienden a reducirse o asimilarse: sobre todo los grupos de tres sílabas no
demasiados frecuentes.
Ver regla 4 (ns- > -s-).
Ver regla 54 (-j- > 0).
Ver regla 55 (–δ- > 0).
Ver regla 66 (–mb- > -mm-).
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al velo del paladar. ¿Por qué? La secuencia t/l era extraña y se asimila a la
más normal k/l.
Ver regla 23 (-k’l- > -xl-).
23. Fricativización de k, g implosivas > x, γ: -kt- > xt; -ks- > -xs-; -k’l- >
-xl-; -gn- > -γn-:
FÁKTU > FÁXTU; BĘ’KLU > BĘ’XLU; ÁKSE >
ÁXSE; AWRÉKLA > AWRÉXLA; ESTÁGNU > ESTÁΓNU; FRÁKSINU > FRÁXINU
Las oclusivas velares k o g en posición implosiva se convierten en
fricativas.
La situación de las oclusivas en final de sílaba o de palabra (situación
implosiva) es inestable. Existe una tendencia en el paso del latín al español de
evitar las sílabas trabadas (acabadas en consonante); es más normal que
acaben en vocal.
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn).
Ver regla 33 (lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn > )מ.
Ver regla 51 (xt > jt, xs > js-).
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
25. Copia vocálica: -er > -ere; -or > -oro: ÉNTER > ÉNTERE; KWÁTTOR >
KWÁTTORO.
Una e o una o seguida de r en final de palabra desarrolla una vocal igual.
Ver regla 57.
26. Síncopa de wau (3): aw > a: AWGÓSTU > AGÓSTU; AWSKOLTÁRE >
ASKOLTÁRE.
El wau entre la a y un sonido velar (g o k) desaparece.
Es un caso de disimilación de dos sonidos velares: el primero de ellos se
elimina.
Ver regla 11 (-wo > -o).
Ver regla 12 (-wu- > -u-).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
27. Asibilación de ttj > tsj. YOD 1ª: PÓTTJU > PÓTSJU; TÉRTTJU > TÉRTSJU.
La t seguida de yod pasa a articularse como alveolar y africada.
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La yod atrae a la t (dental) a su punto de articulación palatal. Además, la
convierte en una africada. Es el primer paso para la creación de una serie de
consonantes africadas no existentes en latín.
Tenemos testimonios desde los siglos II y III.
Ver regla 18 (GEMINACIÓN).
Ver regla 33 (YOD 2ª).
Ver regla 38 (YOD 3ª: dj, gj > dζj:).
Ver regla 51 (YOD 4ª).
Ver regla 68 (tſ > ts).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
Ver regla 104 (ts > ş; dz > z’).
28. Palatalización de kkj > tſj. YOD 1ª: BRÁKKJU > BRÁTSJU. La k
seguida de yod adelanta su punto de articulación a la zona palatal y se hace
africada.
Tenemos testimonios desde el siglo III. Parece más tardía que la de ts,
porque en algunas lenguas (como en italiano) no se confunde (la palatalización
de ke,i es más tardía). Más adelante ke,i coincide con este resultado (Ver regla
37). Más adelante, coincidirá con el resultado de ttj: ver regla 71.
Ver regla 18 (Geminación).
Ver regla 27 (ttj > tsj).
Ver regla 33 (YOD 2ª).
Ver regla 38 (YOD 3ª).
Ver regla 48 (YOD 4ª).
29. Apócope de oclusivas finales: -k, -Ct, -d > 0: SÍK > SÍ; ÁMANT >
ÁMAN; SĘ’KS > SĘ’S; ILLUD > Ẹ’LLU. Las oclusivas finales desaparecen (la t sólo
precedida de consonante).
Como consecuencia del cambio de acento (cualitativo a cuantitativo), los
sonidos de las sílabas no tónicas son más débiles. La posición final es aún más
débil. La –t precedida de vocal se mantendrá más tiempo (ver regla 89).
Ver regla 3 (-m).
Ver regla 86 (–t > 0).
30. Tensión de vibrante inicial y paso a vibrante: r- > r:- > rr- :
RÓSA > R:ÓSA > RRÓSA.
La “r” en inicial de palabra adquiere el rasgo de tensión (como la
geminada intervocálica) y, después, pasa a articularse como vibrante
múltiple.
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APARICIÓN DE δ. FRICATIVA DENTAL SONORA
33. Palatalización de lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn > מ. YOD 2ª. Ver regla
35: álju > áλju; awréjla > awréjλa; βínja > βí מja; estájnu > está מu.
La l y la n cambian su punto de articulación a la zona palatal por influencia
de la yod.
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Ver regla 44 (–ll- > -λ-).
Ver regla 73 (λ > ζ).
34. Palatalización de ke,i > tſ: kę’lu > tſę’lu; sálice < sáltſe. La
oclusiva velar ante vocal palatal (e,i)
Tenemos testimonios desde el siglo V. Es un segundo proceso de
palatalización diferente del de kkj o ttj. En este caso no hay coalescencia entre
la consonante y la vocal: no desaparece e,i. Es más tardío también: no afecta
al sardo.
Se dice que el cambio viene condicionado por la evolución de Kwe,i > ke,i
(ver regla 35), que adelanta su punto de articulación (pero son pocas las
palabras afectadas y se diferencia de Kwe,i, pero se confunde con el resultado
de kj).
Ver regla 27 (ttj > tsj.).
Ver regla 68 (tſ > ts).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
Ver regla 87. (s/ts > ts)
35. Síncopa de wau (4): kwé, kwí > ké, kí: kwę’ro > kę’ro; kwiétu
> kjétu. El wau de los grupos kwé y kwí desaparece.
Cronología: Siglo V. Se dice que es la causa de que ke,i- adelante su
punto de articulación (ver regla 37).
Ver regla 11 (wo > o).
Ver regla 12 (wu > u).
Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
36. Absorción de la yod 1ª: tsj > ts; tſj > tſ: pótsju > pótsu; brátſju
> brátſu. La yod desaparecen detrás de la consonante palatal, que la asimila.
Como en otros casos (yod 3ª, ver regla 39), la yod se embebe en
(desaparece dentro de) la consonante palatal.
Ver regla 27 (ttj > tsj)
Ver regla 79. (Absorción yod 2ª).
38. Asibilación ddj, ggj > dζj: óddje > ódζje; pỏ’ddju > pỏ’dζju;
fággja > fádζja. YOD 3ª. La d y la g son palatalizadas por la yod, con resultado
africado.
APARICIÓN DE dζ AFRICADA PREDORSOPREPALATAL SONORA
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Ver regla 48 (dζ > j).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
Ver regla 72 (Absorción de j).
39. Absorción de yod 3ª: dζj > dζ: ódζje > ódζe; pỏ’dζju >
pỏ’dζu; fádζja > fádζa. La yod desaparecen detrás de la consonante palatal,
que la asimila.
Como en otros casos (yod 1ª, ver regla 36), la yod se embebe en
(desaparece dentro de) la consonante palatal.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
42. Sonorización oclusivas sordas: –p-, -t-, -k-, -s- > -b-, -d-, -g-,
-z-: rrípa > rríba; pę’tra > pę’dra; kása > káza. V _ (L) V: apricáre > abrigár.
Las oclusivas sordas entre vocales (o líquidas) se sonorizan.
Cronología: a partir del siglo V (casos en el II o III).
Parece que es de la época mozárabe, aunque ejemplos en el latín
visigótico, sobre todo en el oeste y centro (zonas celtas, lo que refuerza la tesis
de influjo de la lenición celta).
Parece que la sonorización de oclusivas sordas, la fricativización de
oclusivas sonoras y la simplificación de geminadas son tres fenómenos
relacionados: todo apunta (cronología) a que lo primero fue la fricativización de
las oclusivas sonoras (recuérdese la pronta fricativización de la –b- y w-): -pp-
> -p- > -b- > β.
Ver regla 14 (-b- > -β-).
Ver regla 31 (d- -g-> -δ-, -γ-).
Ver regla 42 (–p-, -t-, -k- > -b-, -d-, -g-).
Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -mm- > -m-).
Ver regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
Ver regla 81 (-β-, -δ-, -γ- > 0).
Ver 105 (z > s).
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43. Simplificación de geminadas: -pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-,
-bb- > -b-, -mm- > -m-: kattáre > katáre; síppja > sípja. Las geminadas
intervocálicas se simplifican.
Parece que la sonorización de oclusivas sordas, la fricativización de
oclusivas sonoras y la simplificación de geminadas son tres fenómenos
relacionados: todo apunta (cronología) a que lo primero fue la fricativización de
las oclusivas sonoras (recuérdese la pronta fricativización de la –b- y w-): -pp-
> -p- > -b- > β.
Ver regla 14 (b- > -β-). Ver regla 31 (d- -g-> -δ-, -γ-). Ver regla 42 (–p-, -t-,
-k- > -b-, -d-, -g-). Ver regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
Ver regla 44 (–ll- > -λ-), Ver regla 45 (–nn- > -מ-).
44. Palatalización de –ll- > -λ-: kultę’llu > kulęλu; gállu > gáλu. La l
geminada se palataliza en λ.
El proceso de simplificación de geminada en el caso de la lateral alveolar
supone el cambio de punto de articulación: pasa a articularse como palatal.
Parece que va a provocar que λ < de k’l (ver regla 32) y lj (ver regla 33) > ζ.
Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -mm- > -m-).
Ver regla 108 (λ > y).
46. *Absorción de b en bj > j: fỏ’βja > fỏja; áβja > ája (rróbju /
rróju): bj > j o > bj. La b, en ocasiones, desaparece ante yod.
Las labiales eran consonantes más difíciles de palatalizar. La b lo hace a
veces, pero la m, nunca: vendímja.
Ver regla 18 (GEMINACIÓN). Ver regla 43 (: -pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- >
-k-, -bb- > -b-, -mm- > -m-).
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El tema de la diptongación en las lenguas románicas es muy complejo.
Existen varias teorías sobre la diptongación: para Wartburg (1971) en francés
(sílaba libre) es influencia de los pueblos germánicos (en España es muy
discutible que los visigodos tuvieran tanta fuerza); para Alarcos (1968) lo
atribuye a sustrato (los hablantes de lenguas prerromanas –vasco e ibero, en el
español- al intentar diferenciar la e y la o abierta de la cerrada intentaría
corregir la posición de los órganos articulatorios en el curso de la emisión
fónica: así aparecería una vocal de abertura variable).
Ver regla 60. Ver regla 63.
48. Desafricación de dζ > j: mádζis > májes; ódζe > óje; fádζa >
fája; pỏ’dζu > pỏ’ju; ardζíλa > arjíλa. La africada prepalatal sonora pierde el
elemento oclusivo y se convierte en una fricativa.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj). Ver regla 41 (gge,i > dζe,i).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
Ver regla 54 (-j- > 0).
Ver regla 72 (Absorción de j).
Ver regla 78 (Cj > Cts).
49. Inflexión de vocales por yod 2ª: ỏ’jλo > ọ’jλo; koj מádu > kuj
מádu; mọλjeę’re > muλjeę’re. Las vocales en contacto con la yod 2ª se
cierran un grado.
La yod es un elemento muy cerrado (es un sonido intermedio entre vocal
–que se caracteriza por la abertura del canal bucal- y consonante –que se
caracteriza por el cierre-). Influyen en la consonante en contacto (cambiando su
punto o su modo de articulación). Pero también puede influir en la vocal
anterior y la cierra un grado.
La yod segunda es la primera que cierra las vocales anteriores (la yod
primera se embebió enseguida en la consonante afectada).
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn.).
Ver regla 33 (> λ; jl > λ; nj > ;מjn > )מ.).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª). Ver regla 62 (Inflexión
de vocales por yod 4ª).
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
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52. Metátesis de yod y wau. YOD 4ª: -rj- > -jr-; -pj- > -jp-; -sj- > -js-;
-pw- > -wp-: kórju > kójru; fornárju > formájru; sápjat > sájpat; básju >
bájsu; sápwi > sáwpi. Con r, s y p la yod y el wau se colocan delante.
La yod sólo puede cambiar el punto de articulación de determinados
sonidos (t, d, g, b, l, n, k); con otros sonidos no puede y entonces se coloca
delante de la consonante (r,p,s).
Ver regla 61 (-alt- > -awt-). Ver regla 92 (új > wí).
Ver regla 62 (Inflexión de vocales por yod 4ª).
53. Inflexión de vocales por yod 3ª: pỏ’ju > pọ’ju; βendémja >
βendímja; rróβju > rrúβju. Las vocales cercanas a la yod 3ª se cierran
un grado.
La yod es un elemento muy cerrado (es un sonido intermedio entre vocal
–que se caracteriza por la abertura del canal bucal- y consonante –que se
caracteriza por el cierre-). Influyen en la consonante en contacto (cambiando su
punto o su modo de articulación). Pero también puede influir en la vocal
anterior y la cierra un grado.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj). Ver regla 39 (dζj > dζ ). Ver regla 48 (dζ > j).
Ver regla 49 (Inflexión de vocales por yod 2ª). Ver regla 62 (Inflexión
de vocales por yod 4ª).
55. Síncopa de dental intervocálica –δ- > 0: límpiδu > límpiu. Entre
vocales la d fricativa desaparece.
Ver regla 4.
Ver regla 31 (-d- -g-> -δ-, -γ-).
Ver regla 56 (e > 0).
Ver regla 81 (-β-, -δ-, -γ- > 0).
57. Síncopa de vocales átonas internas: ỏ’mine > ỏ’m’ne; sálitſe >
sáltſe; púliga > púlga; Vtónica (C)(C/L) -Mfaβuláre > faβláre - (C/L) V tónica
éntere > éntre; kwáttoro > kwátro
En determinados contextos, las átonas internas desaparecen.
Ya en latín vulgar hay un debilitamiento general de las vocales átonas
provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad.
Ver regla 19: Síncopa postónica.
Ver regla 20: Síncopa pretónica.
Ver regla 25 (-er > -ere; -or > -oro).
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58. *Cierre condicionado de ỏ > o: ỏ’mne > ọ’mne. En
determinados contexto (casi siempre nasales), la o abierta se cierra.
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lájte > lęjte; lę’jtu >léjtu; hájto > héjto
hornájro > hornéjro; kantáj > kantę’j;
kojteęλu> kujteęλù; mójtu > mujtu;
kójru > kúrju;
áwru > ỏ’wro; kantáwt > kantỏ’wt
El diptongo ai puede ser etimológico (lájkum >lego, vajkam > vega; la
yod impide la sonorización de la sorda intervocálica; efectivamente ai era hiato
en latín: lá-i-ko; y pasa a láj-ko), procedente de kt (lájte) o ks (ájse) o de
metátesis (sápiat > sájpa > sépa; básium > bájsu > beso) o de síncopa de
consonantes (amávi > amáj > amé).
La yod es un elemento muy cerrado (es un sonido intermedio entre vocal
–que se caracteriza por la abertura del canal bucal- y consonante –que se
caracteriza por el cierre-). Influyen en la consonante en contacto (cambiando su
punto o su modo de articulación). Pero también puede influir en la vocal
anterior y la cierra un grado.
El diptongo au ya monoptongaba esporádicamente en latín (quizás por
influjo osco-umbro): Cicerón escribe “oricla” (hay más ejemplos en el Appendix
Probi). Como en el caso de ai, el wau impide la sonorización de la sorda
intervocálica (káwtum > kóto; páwkum > póko), aunque en otros casos (con
la monoptongación ya cumplida), no (páwpere > póbre; káwsa > kósa).
La reducción de ambos diptongos parece haber comenzado a finales del
VII en la Tarraconense; se conservaría durante más tiempo en la Bética,
Lusitania y Gallaecia.
Au puede ser resultado de metátesis (sapuit > saupi > sope> supe), de
vocalización de l implosiva latina (alteru > altru > autru > otro) o l implosiva
resultante de síncopa de postónica (cálice > cuθe; sálice > sauce). En este
último caso se mantiene sin monoptongar (al ser mucho más tardía la
tendencia no funcionaba ya).
Ver regla 6 (oe).
Ver regla 7 (ae).
Ver regla 49 (Inflexión de vocales por yod 2ª).
Ver regla 51 (xt > jt, xs > js). Ver regla 52 (ª: -rj- > -jr-; -pj- > -jp-; -sj- > -js-;
-pw- > -wp-). Ver regla 59 (-olt- > -ojt-).
65. Abertura –u > -o: póju > pójo; féjtu > féjto. La u final se
abre en o.
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La vocales átonas finales quedan reducidas a tres: a, e, o. La –u sólo
pervive en latinismos (espíritu, tribu…). La –i sólo existe en español como
tónica (la mayoría, préstamos árabes –carmesí- y algunos galicismos –
berbiquí-).
Ver regla 16 (Reducción del timbre de las átonas).
69. Palatalización de sibilantes: js > jſ: éjse > éjſe; frájsinu >
frájſinu. La sibilante alveolar pasa a sibilante palatal por influencia de la yod.
La yod procedente de k del grupo ks hace que la s cambie su punto de
articulación y se haga palatal.
Ver regla 51 (xt > jt, xs > js-. YOD 4ª). Ver regla 83 (éj > ée). Ver regla 84
(ée > e).
Ver regla 106 (ſ > x).
APARICIÓN DE ſ FRICATIVA PREPALATAL SORDA
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jenjésta > jinjiésta. o e átonas en determinados contextos se cierra un grado
por influencia del yod o del wau.
74. Retroflexión de yod < kt, ult: jt > Jt: kujtjéλo > kuJtjéλo;
héjto > héJto. La yod, procedente de la palatalización de kt y ult, adquiere una
articulación cacuminal.
Ver regla 51 (> jt, xs > js-.).
Ver regla 59 (-olt- > -ojt-).
Ver regla 75.
76. Palatalización pl > pλ, kl > kλ; k’l > kλ; fl > fλ: pláno >
pλáno; infláre > infλáre; másk’lo > máskλo. La lateral l precedida de las
oclusivas sordas y la f se convierte en una lateral palatal.
Ver regla 77.
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79. Absorción yod 2ª: - C palatal C palatal -: ójζo > óζo; βí
מja > βí מa. La yod 2ª (procedente de k’l, gn, ji, nj) se embebe en la palatal
posterior.
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn. YOD 2ª).
Ver regla 33 (lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn > מ. YOD 2ª).
Ver regla 73 (λ (< k’l, lj ) > ζ .
Ver regla 36 (Absorción de la yod 1ª).
81. *Síncopa de -β-, -δ-, -γ- > 0: leγále > leále; mordéβa >
mordéa. Las fricativas sonoras (las oclusivas sonoras latinas) en posición
intervocálica desaparecen.
Las fricativas sonoras, que eran las oclusivas sonoras latinas (ver regla
14, para la b; y ver regla 31, para la de y g), entre vocales se abren aún más y
acaban en ocasiones por desaparecer.
Ver regla 14.
Ver regla 42 (p-, -t-, -k-, -s- > -b-, -d-, -g-, -z-).
Ver regla 55 (–δ- > 0).
Ver regla 82.
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Es el paso final de la monoptongación de los diptongos ai y au.
Ver regla 25.
Ver regla 26.
Ver regla 31.
“Au” no monoptonga en rumano, italiano meridional, retorromance, gallego
y portugués.
Ver regla 69 (js > jſ: éjse > éjſe).
Ver regla 86.
85. Sonorización ts > dz: pótso > pódzo; detsíre > dedzíre.
La africada apicodental sorda sonoriza entre vocales.
En situación intervocálica, la sonoridad de las vocales invaden la sordez
de la consonante (recuérdese la sonorización de las sordas latinas
intervocálicas: ver regla 42.
Ver regla 34 (ke,i > tſ).
Ver regla 68 (tſ > ts).
87. Absorción de s/ implosiva (< sce,i): s/ts > ts: nastsére >
natsére; africación de λ precedida de s: -sλ- > tſ: másλo > mátſo. La s
implosiva en el grupo sce,i se absorbe en la africada alveolar; la lateral palatal
precedida de s se africa en tſ.
Ver regla 34 (ke,i > tſ). Ver regla 79. Ver regla 80. Ver regla 83.
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
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91. Reducción jé > í (< ellu) / é; jés > és; ζier > ζer: kutſjéλo >
kutſíλo; βjéspera > βíspera; muζjér > muζér. RŎTELLAM > rodilla; CASTELLUM >
castillo. El diptongo jé se reduce a í en determinados contextos.
En la secuencia jéλo, en la secuencia jés con s implosiva y en la
secuencia ζier (aquí se embebe en la palatal precedente ζ).
En –ieλ- son tres sonidos palatales, con rápida bajada (e) y subida (n) de
la lengua casi en el mismo punto de articulación. La primera bajada se evita.
En –ies- la explicación es parecida. La s es fonológicamente palatal. Pero
en este caso hay más excepciones: fésta > fiésta; séksta > siésta.
Ver regla 37 (jé > é). Ver regla 101 (wé > é).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
92. Hiato > diptongo. új > wí: kújro > kwíro. El hiato úi pasa a
diptongo wí.
Ya desde el latín vulgar (ver regla 10) hay una tendencia a evitar el hiato y
en convertirlo en diptongo.
Ver regla 52 (4ª: -rj- > -jr-; -pj- > -jp-; -sj- > -js-; -pw- > -wp-). Ver regla 93.
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Ver regla 96.
96. Epéntesis b, d en grupos nasales: -m’r- > -mbr-; -n’r- > -ndr-;
-m’l- > -mbl-: hámre > hámbre; ómru > ómbro; enζenrár > enζendrar;
tremlár > tremblar. En grupos nasales secundarios, se inserta una consonante
(b,d) para facilitar la pronunciación de sonidos en secuencias no habituales.
Estos grupos proceden de la caída de la vocal postónica. Cuando la
primera consonante es m la consonante epentética es la también bilabial “b; en
el caso de la n, la también dental d.
Ver regla 95.
98. Vocalización b/, l/ > w implosivas: rrábdo > rráwdo; sáltſe >
sáwtse. La b o l en posición implosiva se vocaliza en w.
Existe una tendencia en el paso del latín al español de evitar las sílabas
trabadas (acabadas en consonante); es más normal que acaben en vocal. De
ahí, este tipo de vocalizaciones.
Ver regla 59 (-olt- > -ojt-).
100. Fricativización de –b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-: (V/L)-V: kabéλo >
kaβéλo; βérde > βérδe. Las consonantes oclusivas sonoras se fricativizan en
situación intervocálica.
Como ya había ocurrido con la b (ver regla 14) y con la d y g latinas (ver
regla 31) las consonantes oclusivas sonoras, derivadas de las oclusivas sordas
latinas, a causa de las vocales que las preceden y siguen se abren (no
olvidemos que la articulación vocal es abertura, frente al cierre de la
consonante): pierden su oclusión y se convierten en fricativas.
Ver regla 14.
Ver regla 42 (–p-, -t-, -k- > -b-, -d-, -g-).
Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -mm- > -m-).
Ver regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
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Para reducción de otros diptongos ver regla 37 (jé > é) y regla 91 (jé > í (<
ellu) / é; jés > és; ζier > ζer).
Es un cambio forma parte del reajuste fonológico del Siglo de Oro. Los
fonemas sibilantes (en su mayoría inexistentes en latín) que se articulaban en
la zona palatal y alveolar se reducen (de 6 a 3) y cambian de punto de
articulación (uno lo adelante a la zona interdental; otro lo retrasa a la zona
velar). La pareja de africadas ápicodentales se desafrican: es decir, se
convierten en fricativas dorsodentales (ş y z’). Después se reducen al sordo (ş)
y finalmente adelanta el punto de articulación: se interdentaliza (ver regla 107).
Ver regla 27.
106. Velarización ſ > x: muſér > muxér; díſo > díxo. La fricativa
prepalatal retrasa el punto de articulación a la zona velar.
APARICIÓN DE x: FRICATIVA VELAR SORDA
Los fonemas sibilantes (en su mayoría inexistentes en latín) que se
articulaban en la zona palatal y alveolar se reducen (de 6 a 3) y cambian de
punto de articulación (uno lo adelanta a la zona interdental; otro lo retrasa a la
zona velar).
Ver regla 69 (js > jſ).
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Ver regla 105 (ζ > ſ).
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Alarcos (1968): E. Alarcos, Fonología española, Madrid.
Ariza (1989), M. Ariza, Manual de fonología histórica española, Madrid.
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históricas de la lengua española), Madrid.
Menéndez Pidal (1977): R. Menéndez Pidal, Manual de gramática
histórica española, Madrid (15).
Penny (2001), R. Penny, Gramática histórica del español, Barcelona.
Wartburg (1971): W. Wartburg, La fragmentación lingüística de la
Romania, Madrid.
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