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TEMA 13

LA ENERGÍA DE LOS RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS


Se engloban bajo esta denominación (RSU) todas aquellas sustancias sólidas
consideradas como inservibles y producidas como consecuencia de la actividad humana
en las zonas urbanas.
Actualmente en España se generan unos 14 millones de toneladas anuales de
residuos de este tipo.

Los RSU pueden clasificarse atendiendo a la naturaleza de sus elementos


constituyentes. Así, distinguiremos entre:
Residuos inertes: Están formados por los metales, los vidrios, los escombros, la
tierra, las escorias y las cenizas.
Residuos orgánicos fermentables: los restos de alimentos frescos o cocinados.
Residuos combustibles: El papel, cartón, plásticos, gomas, cueros y materias
textiles.

Las posibilidades de tratamiento de estos residuos son muy variadas. Por regla
general, estos residuos se someten a uno de los siguientes métodos:
Vertido: Consiste en el simple almacenamiento de los residuos sobre el terreno,
recubriéndolos cada cierto tiempo con el fin de evitar su acción contaminante. El
vertido puede ser controlado o incontrolado. Este último resulta sumamente
perjudicial, tanto en lo que respecta a la contaminación como al efecto
paisajístico, por ello, en la actualidad, está totalmente ilegalizado.
Compostaje: Consiste en la fermentación mediante digestión aerobia (en
presencia de aire) de los residuos para su uso posterior como abono, o para la
obtención de biogás, utilizable como combustible, con alto poder calorífico.
Incineración: Al quemarse los residuos combustibles, producen energía
calorífica, que puede aprovecharse directamente para calefacción, o bien
transformarse en otros tipos de energía. Si el poder calorífico generado es alto,
resulta rentable para su aprovechamiento y utilización en la generación de
energía eléctrica.
Reciclado: Consiste en la reutilización como materia prima de parte de los
residuos, previamente clasificados. Los que no sean reciclables se someten a uno
de los métodos de tratamiento anteriores.

Por regla general, los residuos son


contaminantes del suelo, del agua y del aire. Por ello,
conviene minimizarlos al máximo, procurando
utilizar envases reciclables y evitando el uso de
envoltorios superfluos.

Lamentablemente, el destino de los RSU está


todavía lejos de un aprovechamiento óptimo.

REGLA DE LAS TRES ERRES: REDUCIR, REUTILIZAR Y RECICLAR

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