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"La infancia de la Tierra a finalizado."

– La Fábrica de Relatos –

www.somosleyenda.com

Tomo 4

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Índice

Perseverancia – Doc Deth 3


Editorial del fin del mundo – Balthazar 5
El último guerrero – Badfun 6
Hipocresía – Lualvarimp 7
Sin título – Excessus (Carlos Sisí) 12
Un nuevo comienzo – Trevas 14
Instantes plateados – Athman 16
Mis nuevos amigos – SkasS (Ángel Villán) 18
Progreso – Draco 20
Ten cuidado con lo que deseas – Valkan 22
Daguestán – Darkcrusade 26
Futuro – Hardlock 29
El Atlante– Paywaket 30

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Perseverancia
Doc Deth

“La infancia de la Tierra ha finalizado, y ahora deberá afrontar una dura realidad.
Durante quinientos millones de años la Tierra ha albergado las más diversas formas de
vida. Solíamos decir "nihim est novum sub sole", "nada es nuevo bajo el sol".
Erupciones masivas, eras glaciales, impactos de meteoritos, envenenamiento por
oxígeno, la vida ha plantado cara a todo lo que la geología, el clima y el espacio exterior
tenían que ofrecer, y sobrevivió.

Pero lo que está ocurriendo ahora no tiene parangón en ningún registro fósil. El ritmo de
extinciones es cien veces superior al de la mayor de todas las extinciones, la del
Pérmico, en la que el noventa y nueve por ciento de los seres vivos desaparecieron.
Mucho me temo que hemos alcanzado un punto sin retorno, en el cual nada de lo que
podamos hacer podrá impedir lo inevitable. Quizá si hubiéramos hecho caso a los
alarmistas de principios del siglo veintiuno hubiéramos estado a tiempo, pero eran otros
tiempos.

Según los cálculos más optimistas tenemos menos de cinco años para prepararnos. El
Gabinete de Crisis estima que no podremos salvar a más del cuatro por ciento de la
población mundial, debido al estrecho margen de tiempo disponible. Se efectuará una
preselección de todos aquellos oficios que serán necesarios a aquellos que nos
sobrevivan, el resto de plazas disponibles serán sorteadas por ordenador.

He ordenado que no se hagan los preparativos para mi evacuación. El nuevo mundo no


estará manejado por intereses económicos ni políticos.

Aquellos elegidos serán trasladados a bunkers especialmente acondicionados donde


esperarán a que pase lo peor antes de volver a intentar colonizar la superficie, lo que se
calcula no sucederá antes de doscientos años. La localización de los bunkers es secreta,
y se abatirá a todo aquel que intente entrar sin permiso.

Intentaremos traer de vuelta a todo aquel que lo desee desde las estaciones orbitales,
pero no podemos garantizar el retorno de todos ni la supervivencia de aquellos que
deseen quedarse en órbita. No estaba previsto el uso de las estaciones por más de treinta
años, y los suministros no durarán más de tres.

Debido a los graves daños que el centro de coordinación espacial ha sufrido no


podemos ponernos en contacto con los colonos de Vega, ni informarles de que quedan
abandonados a su suerte. Que Dios se apiade de ellos, y de todos nosotros.”

Este documento sin duda interesará al Alto Mando. No comprende una sola palabra de
lo que pone, pero reconoce el sello de las holopelículas. El hecho de que esté colgado en
la pared indica que puede ser importante, y espera que no sean unas instrucciones de
como usar una máquina. Realiza una copia en su computador de pulsera y se dirige
hacia la salida. Los cuerpos en el interior de la sala, preservados durante casi un milenio
por una atmósfera estancada, se están pudriendo rápidamente. No sabe que falló en las
instalaciones para que todos fallecieran, pero tuvo que ser algo rápido e indoloro, ya que

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los cuerpos no presentan señales de lucha ni marcas visibles. Le cuesta horas volver al
exterior por entre los semiderruidos pasadizos, si no fuera por
el mapeado tridimensional que ha almacenado duda que fuera capaz de encontrar la
escotilla.

Sale al exterior, al espeso bosque que ahora ocupa lo que un día fue un desierto.
Extraños animales con escamas se escabullen entre los árboles, sobresaltados por su
presencia. Enormes árboles se retuercen hacia el cielo. No es capaz de reconocer
muchas especies. Desanda el camino hacia el claro donde sus compañeros realizan sus
propias investigaciones. Uno de ellos está serrando el tronco de un enorme árbol, y
realizando mediciones de los anillos.

-Hola. ¿Has encontrado algo?

-El refugio estaba tan muerto como todos los demás. Pero sí que he encontrado algo de
información, espero que en casa puedan descifrarlo. ¿Tú has encontrado alguna posible
causa?

-Lo que sospechábamos. El alto índice de dióxido de carbono provocó un incremento de


las temperaturas, este una subida del nivel del mar y ambos la muerte de las plantas. El
oxígeno tanto en el aire como disuelto en el agua prácticamente desapareció, y a partir
de ahí...

-¿Y entonces? Yo creía que todo rastro de vida desapareció hace un milenio, cuando
perdimos el contacto. ¿De dónde han salido todas estas plantas? ¿Y la fauna?

-Mi teoría es que algunas semillas sobrevivieron hasta que las condiciones se
estabilizaron y pudieron echar raíces. Los animales supongo que han surgido de donde
lo hicieron en anteriores extinciones, de micro ecosistemas que no se vieron afectados
por el cambio. Ya sabes, fumarolas oceánicas, complejos de cuevas, etc... Para
sobrevivir y prosperar sólo les hizo falta que nos quitáramos de en medio.

-La vida es una caja de sorpresas.

-Sin duda.

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Editorial del fin del mundo
Baltasar

La infancia de la tierra ha finalizado le ha llegado la hora de plantarle cara a su destino,


de enfrentar con valentía sus últimos días de existencia a pesar de haber sobrevivido a
diferentes fenómenos climáticos ,extinciones masivas, meteoros y al mas cruel y
persistente mal que le ha hostigado. Nosotros los seres humanos que la hemos azotado
con guerras, contaminación, tala indiscriminada, minería irresponsable y calentamiento
global. Salió adelante pero de este último designio de la naturaleza ha podido zafarse ni
nosotros que nos vanagloriamos de nuestra tecnología, de nuestras armas de destrucción
masiva, de haber llegado a la luna y del internet hemos podido detener la destrucción de
este pequeño punto azul en el espacio al que llamamos hogar.

Siempre tuvimos frente a nosotros al que seria el detonante del apocalipsis, el inquisidor
del juicio final. Nuestro amado sol ese que nos despertó cada mañana, que nos acaricio
con sus rayos desde niños mientras jugábamos, que nos brindo maravillosos atardeceres
en las playas del mundo, dador de vida ahora lo será de muerte y destrucción, por
alguna razón que supongo nunca se sabrá.

Su tiempo de vida se acorto, su combustible se agoto y ahora ese padre de 8 planetas


engullirá a 2 de ellos y tostara al tercero para inexorablemente devorarle como a sus
hermanos. Poco podemos hacer los humanos porque por más que nos refugiemos bajo
tierra solo alargaría nuestra existencia un parpadeo más ya que el hambre de nuestro sol
es insaciable y mas temprano que tarde nos tocara arder en sus entrañas ni siquiera
podremos huir no llegaríamos muy lejos y de llegar a un lugar habitable la
supervivencia de la especie se vería muy comprometida, solos en el espacio, en un
planeta o luna que nos albergue sin el sustento de la tierra a esa colonia seria solo
un intento desesperado con fatales consecuencias para los infortunados viajeros. Ahora
solo nos toca esperar nuestro destino viendo como poco a apoco ese punto de luz crece
descontroladamente y se acerca hacia nosotros para seguir calentando al que será su
alimento. Mientras sus habitantes se sumergen en el caos y el descontrol al saber que
sus días están contados y que no pueden hacer nada para evitarlo.

Espero les haya gustado por lo menos un poco lo hice en media hora quería publicar en
la fabrica y bueno aprovechando un destello de inspiración las ansias pudieron mas que
yo.

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El último Guerrero
Badfun

La infancia de la Tierra ha finalizado...-sentenció para sí mismo-.

Aún fue más rotundo cuando se afirmó …-Que no solo había finalizado la infancia, sino
que había finalizado, directamente, y él y los humanos habían sido los participes-. Él y
los humanos, aquellos seres que habían sido dotados de inteligencia para ser
diferenciados del resto de los animales del planeta.

El sonido de la respiración se le tornaba artificial en sus oídos.

Cuatro mil quinientos metros de altitud.

Sentía frio, pero una increíble sensación de paz y libertad.

Match 1,75.

Le encantaba mirar por los retrovisores, y ver como se alejaba el haz de condensación
hacia lo más escondido del fin del cielo.

Los rayos del sol eran reflejados de nuevo hacia el astro por la cúpula de cristal.
Comprobó el plan de vuelo sujetado a su pierna derecha. Pasó las hojas una detrás de
otra hasta llegar al plan de ataque, y lo volvió a revisar. El objetivo era una antigua
escuela convertida actualmente en arsenal, según inteligencia. Miró las fotos una y otra
vez, preguntándose cuántos niños iba a matar esa tarde. El satélite señalaría el objetivo
con una haz laser llegado el momento, él solo tenía que activar los cuatro misiles
guiados por laser con cabeza nuclear, alcanzar la altura idónea y lanzarlos.

Después llegarían el infierno, y los remordimientos.

Pulso el botón NAV(1) de su MFD(2) central, y ajusto la escala hasta que pudo
visualizar tres waypoints(3) . Se aseguro en el MFD izquierdo que el radar estaba
apagado, y activo el piloto automático. Se recostó sobre el asiento estirando la espalda.

Las misiones habían terminado por desmolarizarlo. Estaba hundido. Tanto física como
sicológicamente. Esta vez el ser humano había traspasado los límites de toda sensatez y
cordura, no ya empezando la guerra, sino en cómo se habían desarrollado los
acontecimientos. Los bandos ya no se preguntaban quien lanzó el primer misil balístico
nuclear, ni cuántos muertos había provocado…

Una voz femenina, desde el AWACS(4) , con tono de alarma evitó que consumiese sus
dos últimas píldoras de anfetamina, informándole de un contacto por debajo de él.

-E-3 Sentry, low, Bandits, 050 for 170, low(5)

-Toro 1, Copy.

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A la vez que la adrenalina empezaba a surcar sus venas, la actividad neuronal se disparó
e instintivamente busco con la mirada el MFD izquierdo, pero allí no había nada. El
radar estaba apagado. Si no emitía señales, no sería detectado a no ser por un AWACS
enemigo.

Angustia.

Miedo.

Debía dejar correr la situación sin tomar ningún tipo de medida y esperar
acontecimientos.

Los recuerdos se agolpaban en su mente.

Noticiarios emitiendo imágenes de hongos nucleares, se mezclaban con la información


de otra periodista dando datos sobre las hectáreas quemadas en las selvas del Brasil por
la acción de bombas de napalm, imágenes de ciudades enteras calcinadas por el efecto
de los misiles balísticos nucleares lanzados desde silos o submarinos, cuerpos reducidos
al esqueleto debido al efecto del calor de las fusiones, videos de Europa Central con
millones de kilómetros cuadrados de bosque reducidos a desierto.

Familias enteras de ballenas, de orcas, de leones marinos, tiburones, familias de


delfines, inundaban las costas de los océanos, varados en la arena víctimas de la
contaminación de los mares por radioactividad de los submarinos hundidos, víctimas
inocentes de la inteligencia del ser humano.

Imágenes de los supervivientes a los bombardeos en hospitales de campaña, quemados


vivos por la lluvia acida y la radiación, sin importar bando. Gigantescos bloques de
hielo que se resquebrajaban del continente antártico, convirtiéndose en gigantescos
Icebergs que parten rumbo a océanos más cálidos, donde terminaran de derretirse,
haciendo cambiar el orden natural de las cosas.

Imágenes de sus hijos, jugando al fútbol en el césped del parque, despareciendo por el
efecto de las ondas expansivas de los misiles cuando alcanzaron su ciudad.

En la ficción que creaba su cerebro, podía ver a su mujer recostada en el sofá, mientras
se acercaba la onda expansiva que había arrasado el parque, momento en el cual el
cristal de los ventanales se licuaban por el calor, y ella desaparecía bajo una combustión
espontánea.

El piloto rompió a llorar a la vez que levantaba la visera de su casco y buscaba las
píldoras de anfetamina, se quitó la máscara de oxigeno y las masticó para conseguir un
efecto más rápido.
Busco entre los bolsillos del pantalón, encontró otras tres más fuera del bote, y las
masticó entre sollozos.

Trago agua.

La voz ha vuelto. Suena acelerada.

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Ya me tiembla el pulso.

-E-3 Sentry, middle, bandits, 170 for 273, middle. Evasive action, Repeat, EVASIVE
ACTION.(6)

-Toro 1, copy.
Un rectángulo rojo sobre el MFD izquierdo empezó a parpadear. Suena la alarma.
Me han blocado.
Conecto mi radar, y conecto el MFD en Low Range. Activo mis Sidewinders.(7)
Se me va la boca.
No puedo controlar la lengua.
Los triángulos aparecen en el radar, y giro rumbo a ellos. Levanto el seguro del
disparador.
La alarma se vuelve fija.
¡Me vuelve loco el pitido!, no lo soporto.
Estoy sudando.
Desde la nada del espacio veo aparecer dos estelas blancas, se dirigen hacia mí, vienen
rápido, me pongo en su rumbo, y corto gases, en un giro tan cerrado que la fuerza G me
ciega por momentos.

No veo nada.
Ya deben llegar, intento un tonel para hacer que los misiles pasen de largo, pero sigo sin
ver bien.

Una sacudida y una explosión me conmueven hasta las entrañas.

Vuelve la visión, ya lo veo todo rojo. Veo las alarmas de los extintores y no puedo
controlar el caza, lanzo las manos directas el botón de ejección…

…Volvió a su mente la imagen de su mujer y sus hijos paseando por las incineradas
ruinas de sus anteriores objetivos, paseando por el mundo que él había ayudado a
arrasar, a incinerar…

-¿Has visto?, La infancia de la tierra a finalizado-. Le dijo su mujer.

-Papá, me ha dicho un señor que si no tocas ese botón vendrás con nosotros…

El piloto lloró de nuevo, por la gran nada en la que se había convertido, vacio, sin
valores…sin

moral…

1-Navegación.
2-Multi Function Display.
3-Puntos de navegación.
4-Aeronave con Radar para localización y aviso (Airborne Warning and Control
System).
5-E-3 Sentry, Bandidos en vuelo bajo, rumbo 050 hacia 170, bajo.

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6-E-3 Sentry, Bandidos a media altura rumbo 170 hacia 273, media altura. Acción
evasiva.
7-Misiles corto alcance, aire aire, guiados por infrarojos.

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HIPOCRESÍA
Lualvarimp

La infancia de la Tierra ha finalizado.


-Menuda estupidez. -farfulló Egoitz al ver la frase pintarrajeada con spray rojo encima
de la
puerta de entrada de aquel refugio. Era un cazador y su arma aún goteaba sangre y
fluidos tras la
pequeña expedición en busca de alimentos.
La Tierra nunca había sido un lugar infantil. No era un patio de colegio lleno de niños
correteando alegres y jugando al corre que te pillo.
Quien hubiera escrito aquella frase era un inmaduro y un ciego que se negaba a ver la
cruda
realidad del planeta.
Pero así eran casi todos en aquel refugio.
Estúpidos.
Hipócritas.
El mundo siempre había sido cruel.
Sin infancia.
Sin inocencia.
Un lugar salvaje y despiadado en el que los más fuertes sobrevivían un día más, sólo
para seguir
luchando por su existencia a la mañana siguiente.
Nadie se libraba de esta gran verdad.
Ni siquiera los hombres.
Desde antes de su concepción, la vida del ser humano era una lucha salvaje por la
supervivencia.
Millones de espermatozoides pugnando por ser los más veloces y fecundar al óvulo
antes que el
resto.
Sólo uno lo consigue.
Millones mueren.
Y sin embargo toda la gente consideraba aquello como algo normal.
-Así obra la naturaleza. -decían con espontaneidad.
¿Cómo el ser humano podía ser tan estúpido de asumir esta masacre y considerarla
natural?
¿Por qué eran tan hipócritas y se escandalizaban por muertes necesarias que
beneficiaban a la
supervivencia del grupo?
¿Por qué la gente no podía, sencillamente, disfrutar y asumir su naturaleza salvaje y
violenta?

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” - La Fábrica de Relatos

¿Por qué consideraban el asesinato de un zombi como algo aberrante?


Egoitz sonrió recordando a Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
Al ser humano poco le importaban la vida de millones de microscópicas criaturas a las
que no

podía ver. Las enviaba a la muerte segura entre espasmos y gemidos de placer.
Una vez.
Y otra.
Nada como desfogarse entre las piernas de una mujer.
Pero un zombi era otra cosa. Alguien que en su día fue un ser humano. Alguien con

pensamientos, sueños,…
Alguien a quien puedes ver.
Puedes oler.
Te puede salpicar con sus sesos.
Estúpidos hipócritas.
La asamblea del refugio decidió crear varios cuerpos especializados, cuya misión
consistía en

proveer de alimentos, medicinas y todo tipo de objetos que sirvieran a la comunidad.


Los exploradores investigaban el terreno.
Daban información detallada sobre lo que se encontraban.
Valientes héroes.
Los recolectores buscaban alimentos.
Traían comida y todo tipo de objetos a los habitantes del refugio.
Valientes héroes.
Los cazadores velaban por la seguridad de los dos anteriores.
Impedían que los zombis acorralaran al grupo.
Cerdos asesinos.
Egoitz entró con el resto de la expedición al refugio. Tenía el cuerpo cubierto de
porquería y

mugre. Había sido una excursión complicada en la que se aniquiló a unos cuantos
monstruos.
Cerca de treinta zombis quedaron destrozados por sus armas.
No hubo que lamentar pérdidas entre los miembros de la patrulla.
Abrazos para los exploradores.
Besos para los recolectores.

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Miradas recelosas para los cazadores.
Estúpidos hipócritas.
Desagradecidos.
Sin ellos el refugio no sobreviviría mucho tiempo. Eran una pieza clave. La más
importante en el

desarrollo de aquella pequeña sociedad.


Sin embargo los recibían con miedo.
Desconfianza.
Mientras limpiaba su arma, Egoitz le daba vueltas a aquellos pensamientos.
Había hablado del tema con el resto de cazadores.
Se habían puesto de acuerdo.
Pronto iban a acabar con el reinado de aquellos estúpidos hipócritas.

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Sin título
Excessus (Carlos Sisí)

La infancia de la Tierra ha finalizado. -Dijo el Director, impertérrito. Su único ojo


estaba fijo en la enorme pantalla que cubría el frontal de la nave en la que se encontraba.
-¿Es eso a lo que se refería, Director?. -Preguntó el ayudante. Agitaba su apéndice
principal delante del teclado luminoso en el que registraba todo lo que iba pasando.
-Eso es, precisamente. ¿Lo ve ahí?

El ayudante miró la pantalla, y sí, naturalmente que lo veía: una diminuta nave espacial
de aspecto rudimentario dotada de una especie de patas y recubierta de alguna suerte de
malla metálica, pero irregular, ya que despedía destellos aleatorios en sus múltiples
caras. Avanzaba con dificultad por el espacio profundo, propulsada aparentemente por
un pequeño chorro de energía que se contaba y desconectaba a intervalos regulares. Lo
básico del principio de movimiento le provocó un brote de hilaridad que tuvo mucho
cuidado de ocultar rápidamente.

-En efecto, señor. -se aventuró a decir al fin.

-Es el fin de la infancia, como decía. Tras largos años de dolorosa evolución, la raza
humana abandona su hogar por primera vez y se aventura en el espacio. -El Director
parecía pensativo.
Era bastante más anciano que el ayudante y sus apéndices sensoriales cimbreaban
pesadamente tras de sí.

-Pero... ¿esa nave es la amenaza? -Preguntó el ayudante. Pronunciaba “la amenaza” con
gravedad, como si se tratase de la amenaza por excelencia.

-Esa nave es sólo la primera -dijo con un elegante cloqueo -Apenas nada, pero un
indicio para quien sabe ver. Mejorarán su tecnología... en unos ciclos serán más seguras,
más grandes, más robustas... más rápidas. Hoy alunizarán en ese asteroide suyo... un
gran paso para ellos, sin duda; lo celebrarán durante mucho tiempo. Pero después
querrán llegar más lejos. Enviarán pequeñas sondas robot y naves no tripuladas; pero
acabarán poniendo el pie en todos los planetas de su Vía Láctea. Empezarán a clonizar...
y para entonces, ya será demasiado tarde. Socavarán planetas hermosos con sus túneles
fríos y llenarán el espacio de gigantescas estaciones mineras. Habrá guerras entre las
mega-corporaciones que ellos mismos erigen, comunidades gigantes que se
obcecarán en guerras sin sentido que durarán ciclos enteros, y todo por el control de
unos cuantos sistemas. Lo consumirán todo.

Mientras escuchaba, el ayudante observaba la evolución de la pequeña nave en la


pantalla. Estaba apenas a cincuenta metros de donde se encontraban pero no parecía
reparar en su presencia.

-¿No pueden detectarnos, señor?

-El Hombre, en su infinita egolatría, ha desestimado completamente que el espacio que


le rodea no esté vacío. -Espetó el Director. -Se consideran el alfa y la omega, principio y
fin, quintaesencia de la evolución. Por lo tanto su vehículo no está dotado de medidas de

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detección de tipo alguno. -Esto último lo dijo con una regurgitación acuosa que el
ayudante interpretó como desdén.

-¿Y cómo vamos a impedirles que hagan todo eso, señor?

-Como la mayoría de las moléculas complejas detectadas en el medio interestelar, el ser


humano está basado en la química del carbono y por lo tanto es extremadamente
sensible a ciertas agresiones químicas. Llegado el momento, rociaremos el planeta
entero. -Levantó uno de los apéndices más oscuros con un gesto amenazante.

-¿Y morirán todos?

-Todos no. Salvaremos unos cuantos para que la vida pueda iniciarse de nuevo. Los
devolvemos a sus orígenes: a las cuevas, sin conocimientos tecnológicos, a los albores
de su civilización.

El ayudante hizo girar su ojo en todas direcciones; era un impulso nervioso al que
acostumbraba a entregarse cuando pensaba.

-Pero señor... -dijo tímidamente con un tono sibilante -¿por qué dejarles empezar de
nuevo?, ¿por qué no eliminarles completa y definitivamente?

-Por debilidad, me temo. -Contestó el Director, observando cómo la pequeña nave


tripulada acortaba trabajosamente la distancia a la luna. -El ser humano es capaz de
actos de creación que nuestra raza, con sus trillones de años de evolución, pináculo de
sabiduría y civilización ejemplar, no ha sabido emular. Son seres extraños, capaces de
las más atroces aberraciones contra sí mismos, y al mismo tiempo de una creatividad
esencial en la que son pródigos. Cuando alcances el rango suficiente podrás descubrir
su... música... -dijo, modulando la voz de forma que parecía una pequeña cascada.
Permaneció así, ensimismado, unos breves instantes hasta que agitó su cuerpo como una
gelatina gigante y siguió desgranando tonos con modulación normal. Nuestros
sabios estudian su legado con la esperanza de, un día, descubrir el secreto de semejante
creatividad y poder emularles.

El ayudante encontraba todo eso fascinante. Accionaba el teclado luminoso para


registrar toda la conversación con el Director y transmitir a su casta todo lo que había
aprendido ese día. Era una información esencial sobre la que tendrían que discutir
durante largos periodos.

-Entonces... ¿cuándo los...? -Preguntó al fin, sin convencerse de terminar la frase.

-¿Los reseteamos?

-Sí.

-Dentro de pocos ciclos, ya. Antes de que consigan poner el pie en otro planeta más.

-Pero señor... -se atrevió el ayudante al fin, como librándose de un nudo que tenía en el
conducto de deglución principal. -¿cómo puede saber lo que van a hacer? A lo mejor no
consiguen llegar a otros planetas. Quizá no prosperen tanto. Es posible que no hagan

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prospecciones mineras en los planetas de esta galaxia...

-No lo entiendes... -dijo el Director emitiendo un sonido que bien podría ser un suspiro.
-Esta
es la onceava vez que los reseteamos... ¡y siempre acaban volviendo al mismo punto!

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Un nuevo comienzo
Trevas

La infancia de la Tierra ha finalizado. Ya poco queda de aquel planeta benévolo que


mimaba a todo ser vivo que se desarrollaba en su vasto territorio. Ha sido nuestra culpa,
nosotros la hicimos madurar violentamente, la obligamos a salir de aquella utopía
maravillosa y onírica, en la que todo parecía de acuerdo a nuestro interés. Ahora nos
encontramos frente a un adolescente colérico y furioso, dispuesto más hacia la
destrucción que hacia el perdón. Está arrasando con todo: plantas, animales… la ley de
más fuerte, o sobrevives o mueres. Centenares de volcanes han proliferado por todo el
planeta, enrareciendo el aire y envenenándolo. Los recursos naturales escasean y lo
poco que queda de la humanidad, diezmada por décadas de enfermedades, hambruna y
guerras, lucha por sobrevivir y llegar al día siguiente.

Poco queda de la tecnología que nos había convertido en la especie dominante, en los
reyes del planeta. Las ciudades, fantasmas de hormigón y cemento, palidecen poco a
poco, cediendo terreno a la indomable naturaleza. Los pocos hombres que aún viven
dentro de aquella marabunta de herrumbre han abandonado toda esperanza, refugiados
en el fanatismo de la nueva religión emergente. El nuevo Dios ya no predica amor y
respeto al prójimo. El odio es su evangelio y los fieles, dominados por un clero
corrupto, practican una cruzada sistemática contra todo aquel que ose cuestionar las
bases del orden establecido. Las urbes se han convertido en una prisión gigantesca y las
pocas personas que preservan su sentido común intentan salir de ahí sin morir en el
intento…

***

Su compañero llegó al refugio ya entrada la noche. La mujer bajó el bate de béisbol que
usaba como arma contundente y aceptó el abrazo que el hombre le ofrecía. Durante
unos minutos sólo existieron ellos en aquel cálido gesto, a pesar de que el tiempo era un
recurso vital en aquel momento. El equipaje estaba preparado y, exceptuando ropa y
provisiones, no llevaban nada más. El hombre comenzaba en unos minutos su turno de
vigilia por las calles de la ciudad y, justo después del cambio de guardia, comenzarían
su plan.

Al cerrar la puerta de su ya antiguo hogar, la mujer se frotó el vientre con cariño. Tenían
planeado huir de allí, de toda esta barbarie. Si el bebé naciese en aquel lugar, moriría a
las pocas horas. No eran una pareja reproductora designada por el Gran Padre, por lo
que el recién nacido sería ejecutado y ellos azotados hasta el desfallecimiento. Hasta
ahora lo habían ocultado con maestría, pero la barriga de su esposa no tardaría en
despuntar y se notaría demasiado como para poder maquillarlo con ropa ancha. Lo
habían hablado durante semanas, pero nada podían hacer.

Ya no estaban seguros en ese lugar, perecerían ante sus propios amigos y vecinos como
mandaba Dios, el castigo por desobedecer las órdenes divinas dictadas por el Gran
Padre era la muerte.

Las calles estaban desiertas. La luz de su antorcha iluminaba un diminuto círculo


alrededor del hombre mientras la mujer permanecía oculta entre las sombras unos

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metros detrás. Avanzaban con paso sigiloso, temerosos de atraer la atención de algún
otro guardia que patrullase por la misma zona. Mientras bajaban por la avenida el
hombre miraba nervioso hacia todos los lados.

Los comercios, antaño resplandecientes y prósperos, no eran mas que locales con los
carteles desvencijados y los cristales rotos, espejismos de lo que una vez fueron antes de
que la Tierra se volviese cruel y vengativa. Ellos nacieron décadas después del llamado
“Apocalipsis” y no sabían de la Edad de Oro de la Humanidad más que por historias
que les habían contado algunos abuelos del lugar. Hablaban de maravillas: máquinas
voladoras, lugares que permanecían siempre iluminados por luces artificiales,
construcciones gigantescas construidas de la nada por máquinas impresionantes…
objetos que, aunque persistían en algunos lugares, eran codiciados hasta el punto de
asesinar por ellos. La tecnología daba el poder y ellos no podían hacer nada, enfrascados
entre las luchas de los señores de la guerra y siempre oprimidos por los deseos del Gran
Padre.

Como habían pensado, la catedral estaba a reventar por culpa de la misa de medianoche,
desde su posición privilegia en una de las calles colindantes de la plaza, observaban a un
centenar de prsonas que con sus antorchas iluminaban las figuras de los mártires y de
Dios. En un patíbulo utilizado como altar improvisado, preparaban a los animales que se
iban a utilizar como sacrificio. En el centro, a modo de atracción estelar, un recién
nacido estaba siendo preparado para su ejecución, seguida de cerca por la mirada
desolada de sus padres. Ese era el castigo designado a aquellos que tenían un hijo sin el
consentimiento del Gran Padre. El sacrificio del bebé estaba elevando la excitación del
vulgo, extasiados ante la próxima muerte del neonato y los posteriores latigazos que
sufrirían los padres por haber desafiado a la religión. Con sumo cuidado, apartaron
la vista de aquel espectáculo dantesco y continuaron la marcha, vigilando a sus espaldas
que nadie les estuviera siguiendo.

El puente de piedra, una de las pocas salidas de la ciudad que quedaban operativas,
estaba vigilado por un hombre armado. Ambos maldijeron entre dientes. Conocían
aquel rostro, era uno de sus amigos. Habían compartido muchos momentos con él,
muchas tardes mundanas mientras descansaban entre las ruinas de la ciudad. Aún así, se
miraron con decisión mientras la mujer blandía un bate de béisbol en su mano derecha y
el hombre escondía un cuchillo de carnicero entre las mangas. Poco a poco se acercaron
hacia la entrada del puente hasta que el vigilante les saludo con una ceja levantada:

-¿Qué hacéis aquí?

El hombre mantuvo una sonrisa tensa mientras atraía la atención de su amigo y lo


encaraba. Cuando estuvo seguro de qu escuchaba sus excusas con total concentración,
hizo una señal a la mujer. Con un rápido movimiento partió el bate de béisbol en el
cráneo del vigilante. Un fuerte chasquido retumbó en sus oídos y el cuerpo cayó inerte
al suelo. Cuando comprobaron que no tenía pulso, se abrazaron protectoramente.
Habían matado a un buen amigo, a una persona que nunca les había hecho nada, si
acaso estar en el lugar y momento equivocado. La mujer sollozaba mientras ayudaba a
su marido a continuar, todavía aturdido por lo que habían hecho, y siguieron su camino.

Cuando llegaron al otro lado del puente, volvieron la vista atrás. Allí quedaba su
anterior vida, todo lo que habían conocido. Ahora se enfrentarían a la incertidumbre. La

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mujer acercó sus labios al hombre y le besó en la mejilla. Esté le miró y, por primera
vez en varios meses, sonrió.
Bueno, ya verían como se las apañarían. Lo importante ahora es que estaban vivos.

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Instantes Plateados
Athman

"La infancia de la tierra ha finalizado".

La pintada, hecha aparentemente con un rotulador grueso de color azul, resaltaba


absurdamente en las mugrientas baldosas de la pared del lavabo.

Las pintadas en paredes y puertas son algo casi obligado en cualquier aseo público y en
aquel en concreto, aquello no era una excepción.

El numero de pintadas y grafittis era solo comparable a la cantidad de porquería que


acumulaban aquellas mugrientas baldosas, que un día fueron blancas, pero que a día de
hoy carecían de un color definido.

Los lavabos públicos de cualquier estación de autobuses suelen ser dignos de fotografiar
por lo deplorable de su aspecto. Y este en concreto, seguro se llevaría un premio al mas
repugnante de ellos.

Una taza del retrete estaba arrancada de su sitio y puesta boca abajo. Su compañera
seguía en su sitio, pero sus tapas habían sido arrancadas y utilizadas como mazo para
romper los espejos, que seguían misteriosamente sujetos a la pared, resquebrajados y
cubiertos de una capa de moho azulado. Cuatro tristes fluorescentes, dos de ellos
fundidos y un tercero que se encendía y apagaba intermitentemente a su antojo, ofrecían
una claridad débil y enfermiza, incapaz de iluminar aquel cuchitril.

El suelo convertido en un charco de orines. Restos de vomito repartidos por los todos
los rincones. Algún degenerado incluso había tenido la brillante idea de esparcir a lo
largo de las paredes su propia mierda, usando como paleta sus propias manos y dejando
un nauseabundo recuerdo en los baldosines.

Y junto a esa escatológica colección de residuos humanos, y como manda la tradición,


toda una muestra del talento literario que tienen algunos mientras cagan.

"Yo soy el rey Lagarto. Yo parto y reparto". "Aquí cago Chuck Norris". "MUERTO
YO, MIERDA PAL QUE QUEDE"."Anarkia y birra fria"."Tankes si, pero de
cerbeza"....Tantas y tantas frases que se repiten sin apenas variaciones a lo largo y
ancho del país, y que se pueden encontrar en cualquier cagadero publico.

Aytor, recostado sobre la taza y apoyando su espalda en la pared, apuraba los restos de
su ultima "plata".

Se puso el tubo en los labios, encendió su mechero y lo paso suavemente por debajo de
la tira de papel de aluminio. El diminuto montón de polvo marrón se derretía, formando
una única gota, que Aytor hacia correr por el Albal arriba y abajo, mientras inhalaba el
embriagador humo con ansiedad.

20
Las nauseas de rigor hicieron su aparición y Aytor logro contenerlas a duras penas,
mientras con los ojos cerrados dejaba que su mente vagase libremente, disfrutando de la
dulce sensación que recorría ahora su cuerpo.

“La infancia de la Tierra ha finalizado"

Entre fogonazos, aquella ridícula frase se empeñaba en aparecer insistentemente en su


cabeza.
"¿Que coño significa esta mierda?"

No lograba entender porque aquella maldita pintada, carente de sentido para el, habia
llamado su atención.

Entre tantas chorradas y gilipolleces que le daba por escribir a la peña y que estaba harto
de ver a diario, nunca antes una le había rallado tanto.

"Te la chupo gratis. Ven aquí los miércoles a las 7 de la tarde". " Deja las drogas.
Somos muchos y quedan pocas". "Aquí se caga, también se mea y el que tiene tiempo se
la menea ". ""Hermano, reza por no tener en el culo lo que yo tengo en la mano"....
Frases estúpidas, sin pretensiones.
Algunas pocas, graciosas y las que mas, tonterías fruto del aburrimiento de algún
imbécil.

Entonces, ¿porque esa jodida frase en cuestión le había resultado tan perturbadora?
Siete palabras malditas que le estaban volviendo loco.

Volvió a prender el encendedor y a repetir el ritual.

La heroína burbujeo y inicio el recorrido por su brillante camino. La gota dejaba a su


paso una estela negruzca y Aytor apuraba los efluvios, aspirando con profundidad.

“La infancia de la Tierra ha finalizado"

Esta vez, Aytor fue incapaz de retener las nauseas y vomito sobre el maltratado suelo,
salpicándose las deportivas.

Mientras boqueaba intentando recuperar la respiración, la frase volvió a golpear su


aturdida conciencia.

"La infancia de la Tierra ha finalizado "

-Desde luego que ha finalizado.... -tosió y se limpio los labios con la manga de la
sudadera, sonriendo estupidamente. -La infancia de la Tierra ha finalizado. Papa Noel
no existe. Los Reyes Magos son los padres.-Todos moriremos algún día y el puto
planeta petara de un modo u otro...
Las niñas de hoy son unas putas y los niños unos cabrones que apalean a la peña para
colgarlo en youtube... Somos decrépitos. Somos viejos verdes enfermos y seniles. -Se
sentó de nuevo en la maltrecha taza, volvió a preparar la " Plata" y conteniendo una risa
malsana e inquieta, volvió a su labor.

21
Mis nuevos amigos
SkasS (Ángel Villán)

"-La infancia de la Tierra ha finalizado. -Dijo el Director, impertérrito. Su único ojo


estaba fijo en la enorme pantalla que cubría el frontal de la nave en la que se
encontrab..." De repente, Luis dejó caer al suelo su libro recién adquirido. Ayer mismo
había terminado de leer el anterior y su nueva adquisición, uno de relatos cortos de un
tal Carlos Sisí, pintaba perfecto para leer un poco después de comer, en el descanso del
trabajo. Pero hoy... hoy no podría leer más.

El motivo de que el libro se estrellara contra las baldosas del suelo era un fuerte
temblor, como
jamás se pudiera haber imaginado Luis. "¡Estoy en Madrid, aquí no hay terremotos!"
fue lo
primero que pensó. Se levantó del banco alarmado, mirando alrededor. Se encontraba en
un
parque de la zona norte de la ciudad, cerca de su puesto de trabajo. Pensó que quizás se
trataba
de algún accidente en el Metro, o quizás un ataque terrorista. Pero pronto desechó la
idea cuando
un estruendo le hizo volverse sobre sus talones.

Detrás suya tenía el complejo de CTBA, cuatro enormes y novísimos rascacielos que
rompían el
perfil de la ciudad. La fachada de uno de ellos, el más oscuro y redondo, comenzó a
estallar en
cadena. Desde la primera planta a la última, los cristales de las ventanas se rompieron
en mil
pedazos, mientras los cuatro colosos se tambaleaban peligrosamente. Finalmente el más
alejado
pareció quebrarse y comenzó a caer hacia un lado, para finalmente chocar contra la torre
más
cercana. En el otro extremo, el más alto de los rascacielos comenzó a desaparecer hacia
abajo.

Luis recordó el ataque del 11 de Septiembre en Nueva York, pero esto era muy distinto.
La torre
no estaba colapsando, simplemente, estaba desapareciendo bajo un gigantesco socabón.
La tierra
seguía temblando y escuchó varios árboles caer a su alrededor. Explosiones a lo lejos y
un
estremecedor crujido en el pavimento. Pronto comenzó a quebrarse con una infinita
brecha,
donde Luis sintió brotar de ella un intenso calor y un desagradable aroma.

Petrificado por la impresión de los acontecimientos, no se atrevía a mover ni un solo


músculo
mientras esa grieta comenzaba a ensancharse más y más. Un color rojizo sustituía a la
esperada

22
oscuridad, era un extraño resplandor anaranjado que la iluminaba desde las entrañas.

Entonces comenzó a escuchar los gritos. Y no eran los y audibles gritos de la gente
asustada,
corriendo de un lado para otro mientras veía romperse su frágil vida, si no lamentos y
aullidos de
angustia, tormento y agonía. Y todos bramaban desde la abrupta brecha creada en el
suelo.

Luis notó que su corazón se aceleraba, que una congoja agarrotaba su cuerpo. Si saber
por qué,
sabía a ciencia cierta que hoy sería su último día. Como si alguien lo hubiera grabado en
fuego
sobre su mente.

No tardaron en aparecer varias manos por la brillante fisura. Manos delgadas y


retorcidas, de
colores carmesí putrefactos, manchadas de hollín y pus. Esas manos izaban a decenas de
cuerpos
que habían escalado las paredes de la grieta. Sus cuerpos eran prácticamente esqueletos
recubiertos de un pútrido pellejo, y Luis automáticamente lo asoció a las imágenes de
judíos en
Auswitch o lo niños que morían de hambre en África.

Los demonios que iban apareciendo al principio no conseguían mas que arrastrarse, en
mitad de
convulsiones y estertores, pero pronto consiguieron incorporarse y dar pequeños pasos
hacia la

-18

23
gente que se había asomado a la abertura, pero que al igual que Luis, se habían quedado
petrificados, presa de unos grilletes invisibles que les impedían mover ni un solo
músculo.

La primera persona que cayó por la grieta fue una atractiva mujer. Fue agarrada
suavemente por
uno de los demonios, que incluso prendió su cara chaqueta de marca con solo tocar su
brazo.
Poco le importó a la chica, la cual dio un par de pasos y se dejó caer al abismo. Luis le
horrorizó
que prácticamente lo había hecho por voluntad propia.

Pero su atención, pronto se desvió. Una de esas cosas se acercaba hasta él. Lo miró más
detenidamente que al resto y el terror inundó cada ápice de su cuerpo, si es que a estas
alturas
quedaba ya algún lugar libre. Con todas sus extremidades descoyuntadas y moviéndose
en
ángulos imposibles, en mitad movimientos secos y cortos, se plantó frente a Luis. Las
cuencas de
sus ojos se encontraban vacías, y de ellas brotaba un espeso líquido blanquecino. Su
boca parecía
un pozo sin fondo, sin dientes ni lengua. La nariz no era más que un colgajo arrugado.
Su piel
estaba agrietada, y al igual que sus manos, se mezclaban los colores de la carne
quemada con los
retazos negros directamente carbonizados. El olor putrefacto que despedía la criatura le
hubiera
hecho vomitar al instante, pero su inmovilidad se traducía en arcadas inconclusas.

El demonio rodeó a Luis y cuando completó su examen, agarró suavemente su mano y


tiró de
ella, sin hacer fuerza alguna. Automáticamente, las piernas de Luis comenzaron a
moverse como
si tuvieran vida propia, ignorando los deseos de su propietario. Él quería correr lo más
lejos
posible, escapar a un lugar seguro. Aunque sabía perfectamente que no existía ya tal
lugar. Había
terminado por comprende que toda la Tierra estaba sufriendo el mismo destino. Desde
los
esquimales en sus recónditos iglús a los saharauis de África. Lenguas de fuego estaban
devorando
el mundo y finalmente había llegado el último día.

Luis alcanzó el borde de la grita, y su pie más adelantado trastabilló en un trozo suelto
de asfalto.

24
Lejos de recuperar el equilibrio, su cuerpo se dejó caer al vacío, mientras observaba a
millares de
criaturas trepar por las escarpadas paredes. Abajo, un fondo rojo anaranjado, más
brillante que el
propio sol, yacían millones de cuerpos más, todos levantando sus huesudas y retorcidas
manos.
Todas esperándole a él.

-19

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Progreso

Draco

-La infancia de la tierra ha finalizado, o eso es lo que todos decían-Un hombre se


levantó de una
silla frente a un ordenador mientras murmuraba -no podemos verlo, ni oírlo, ni palparlo,
mucho
menos medirlo o cuantificarlo, pero se siente, mires a donde mires, vayas donde vayas,
notas que
todo ha cambiado. -Con un gesto distraído, apartó un mechón castaño de su flequillo a
un lado-
Muchos se preguntan cómo hemos llegado a este punto, todos pensando que era de no
retorno...
-Media sonrisa se dibujó en su rostro-Y lo es, realmente, pero eso no es malo, no en este
caso, es
el siguiente paso en la evolución...

Tras unos pasos se paró delante de una especie de cisterna gigante, unos fluidos
azulados
contenidos por plástico, polímeros de última generación, para ser mas exactos, duros
como el
diamante, consistentes como el hormigón, diseñados para resistirlo todo, para proteger
el
contenido, mas que para encerrarlo.

-Nanotecnología, Inteligencia Artificial, juntas acabaron con gran cantidad de los males
que
amenazaban con extinguir la humanidad...-Hurgó en sus bolsillos y sacó un bisturí, lo
acercó a su
mano y fríamente se hizo un profundo corte en el dedo-Pero, ¿es una bendición o una
maldición?-En cuestión de segundos la herida había cicatrizado-Somos prácticamente
inmortales,
al menos los muchos que tienen capacidad monetaria para inyectarse nanomáquinas.
Pero no
conocen la otra parte, no es solo regeneración, fuerza, reflejos, resistencia, aumentados.
Es mas
que el control emocional, no sentir dolor, miedo, pánico...

El hombre volvió frente al PC.

-Es el control, día tras día se monitorizan millones de datos sobre la población, lugares
frecuentados, acciones realizadas, todo controlado...

Pulsó unos botones y en la pantalla aparecieron diferentes secciones, economía,


seguridad, artes,

26
ciencias...

-Mientras las IA sigan activas, mientras sean entidades externas, objetivas, las que
mantengan el
control de todo, no habrá mas guerras, al igual que no hubo guerras, al contrario de
como se
vaticinaba a principios del siglo XXI, tantas películas sobre rebeliones de las máquinas,
sobre
singularidades, sobre la extinción del hombre... Cuán irónico, nos rendimos sin plantar
batalla, y
ahora es tarde, pero este control no es malo, la delincuencia ha disminuido, todo el
mundo
trabaja, todo el mundo se esfuerza, unidos, avanzando hacia el futuro, un futuro
brillante...

Volvió a pasearse por la sala, llegando a una pared, con un gesto de la mano ésta se
volvió
transparente, mostrando el exterior. Una ciudad diseñada íntegramente de metal,
vehículos de
biocombustibles, eléctricos, la contaminación había sido reducida, la naturaleza había
seguido su
curso, sin llevarse a el hombre por delante, como decían muchos que sucedería.

-20

27
“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Pero había algo extraño en el ambiente, todo era gris en la ciudad, hasta donde acababa
la vista,
puro metal. Suficiente para volver loco a cualquiera... A cualquiera que pudiera
volverse loco, en
un mundo en el que los sentimientos, los impulsos, las emociones habían sido casi
totalmente
erradicados...

Unos tiros, casi imperceptibles, muy lejos en la distancia, rompieron el silencio.

-No entiendo por qué luchan esos insurgentes, saben que no pueden vencer, nuestros
soldados
están mucho mejor preparados, mucho mejor armados y además, la capacidad de
regeneración
que poseemos es prácticamente ilimitada, hace años que nadie muere en la ciudad.

El hombre negó con la cabeza, con un gesto volvió a cubrir la pared y se dedico a leer
los
informes que reposaban sobre su mesa.

-21

28
“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Ten cuidado con lo que deseas.

Valkan

“La infancia de la Tierra ha finalizado”.

La pancarta yacía junto a su dueño. El indigente había sido atropellado y muerto


seguramente por
algún cafre del volante que lo embistió matándolo casi en el acto; los curiosos se
arremolinaban
en torno al cadáver comentando por lo menudo la tragedia particular de aquel ser
humano.
Todos le conocían, nadie le conocía. Todos, porque todos lo veían a diario y algunos lo
recordaban de tanto tiempo que pensaban que ese hombre era inmortal; otros, los
menos, sabían
que todos los días paseaba por la amplia avenida con esa pancarta ajada y casi
destartalada pero
siempre en alto, como si la misión en la vida de aquel desdichado hubiera sido ésa, la de
cargar el
panfleto y mostrarlo a una sociedad indiferente y anónima.

Nadie le conocía porque no sabían de dónde era ni quiénes eran sus familiares, si es que
había
tenido alguno. En fin. En este mundo cruel y vertiginoso, en donde los asesinatos
políticos y los
aviones se que se estrellan en edificios son la constante, un mendigo muerto a media
calle ni
siquiera es motivo de algunas líneas perdidas en cualquier periódico de nota roja. El
mundo sigue
su marcha y a otra cosa, mariposa.

Esto último pensaba el Detective Privado Pánfilo de Narva al masticar


concienzudamente un
paquetito de chicles Cánel’s de cuatro pastillas, sabor canela. El mundo no se detiene
por nada y
ahora ése desconocido se acaba de convertir en un problema, su problema, pues el
mendigo que
había muerto atropellado resultó ser un acaudalado empresario que había desaparecido
35 años
antes en circunstancias misteriosas y sin dejar rastro, hasta ahora, cuando su óbito lo
puso de
nueva cuenta en el escenario de la gente importante.

Las autoridades supieron la identidad real del occiso ya que el finado tenía una tarjetita
de

29
presentación suya y un número telefónico. También tenía una identificación en una
billetera sin
dinero, fue ésta última la que permitió saber con certeza quién era ese desconocido.
Ahora el
Detective Privado Pánfilo de Narva había recibido, junto con un grueso fajo de billetes,
la
encomienda de averiguar qué había hecho ese sujeto para desaparecer y transformarse
en el
indigente aquel.

-Locura, seguramente. Al tipo se le zafó el tornillo principal que sujetaba su mente y


ésta salió
disparada en todas direcciones.

Eran las primeras cavilaciones del Detective pero cuando dio con la dirección donde
había vivido
como mendigo el finado se vinieron abajo. Resultó que el mendigo sí era mendigo, pero
limpio y
ordenado, su cuchitril tenía de cuchitril sólo el nombre; el cuartucho de 4 x 4 mts
construido con
láminas petrolizadas, con una ventanita y su puerta del mismo material, con piso de
tierra y por
muebles un catre, una mesita de madera y un roperito desvencijado estaban limpios y
las dos
garras que constituían la muda de ropa, limpias y perfectamente planchadas y dobladas
así como
su ropa interior. Aunque la habitación carecía de luz, lucía confortable, sumamente
confortable y
el catrecito invitaba a una siesta. ¿Y si la colchoneta estába rellena de dinero?

Metódicamente, el Detective Narva buscó y localizó el zípper pero no, no había mas que
la borra
y el poliuretano típicos, eso sí, ya bastante viejos; vamos, ni huellas de cucarachas, ratas
o siquiera

-22

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

moscas. “excéntrico, el sujeto” pensó Narva; seguramente estaba harto de su vida de


alta
sociedad y decidió mandar a volar a todos. Sus pensamientos fueron interrumpidos por
un
pertinaz chubasco que le sorprendió y para no mojarse, no tuvo más remedio que
quedarse
dentro del cuchitril aquél. “seguramente habrá más goteras que lo que protegen las
láminas” Pero
no, otra sorpresa más: no había goteras y sí en cambio podía escuchar los gritos de los
vecinos
que apremiaban urgentemente con cubetas, palanganas o cualquier otro utensilio para
captar el
agua de lluvia o bien el ruido de muebles al ser movidos de lugar “Curioso, aquí no hay
goteras y
eso que allá fuera están lloviendo perros y gatos”. El ruido de la lluvia empezó a tener
un efecto
sedante en el Detective Narva y a pesar de su resistencia no tardó en quedarse dormido
en ese
catre tan invitador.

El sueño o lo que soñó Narva fue de lo más raro; se veía así mismo como parte de una
gran
muchedumbre que avanzaba sin prisas y metódicamente en dirección a grandísimas
cabinas, con
espacio para más de un centenar de personas en cada una. La multitud ingresaba para
salir
instantes después completamente transformada, pues en sus caras no se notaba
expresión alguna,
como si fueran autómatas. Todo el sueño estaba aderezado con una música hipnótica y
las
palabras “Es hora de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado.

Es hora de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado”. En el


sueño, Narva
miraba en todas direcciones tratando de reconocer el lugar pero no tenía un punto de
referencia
cercano, lo único que podía adivinar era que se encontraba en un lugar abierto y llano,
con viento
frío a pesar de que había sol, era probablemente media mañana y fue cuando miró hacia
el cielo
que su sueño se convirtió en una pesadilla, pues por arriba de toda la masa humana,
unas esferas
de color oscuro, con muchísimas protuberancias que se movían de forma individual con
relación
al cuerpo principal que sobresalían de su cuerpo, las esfera flotaban a unos 15 o 20
metros por

31
encima de su cabeza y era de estas esferas de donde provenían las palabras que Narva
escuchaba.
La visión de estas horrendas esferas fue lo que lo hizo despertar.

-A pa’ sueñito: de balde que el catre esté muy cómodo.

Quizá era que todavía estaba adormilado o que el despertar hubiera sido tan brusco pero
el
Detective Pánfilo Narva, al mirar hacia la pared de lámina de cartón que tenía frente a
sí, volvía a
mirar las asquerosas esferas, esta vez ascendiendo por la pared hasta llegar al techo y de
nueva
cuenta las voces que le susurraban “La infancia de la Tierra ha finalizado”.

Pánfilo de Narva fue de sorpresa en sorpresa, primeramente, el mendigo vivía mucho


mejor que
sus cófrades de comunidad a pesar de que se pudo constatar que nunca le vieron un peso
o cómo
era que lograba obtener alimentos o vestidos o medios para transportarse; nunca lo
vieron salir de
ese cuartito o bien nunca se pudo establecer el itinerario que seguía el indigente para
llegar hasta
el lugar en donde finalmente fue muerto. Eso era una contrariedad porque los vecinos
del
menesteroso eran particularmente afectos al chisme.

En segundo término estaba el hecho de que Pánfilo Narva había “perdido” 24 horas de
su vida,
pues cuando ingresó al cuartucho era martes a medio día y cuando salió de él era jueves
a media
noche, tanto así que su vehículo ya había sido completamente desvalijado. El tercer
hecho y más
preocupante par él fue lo concerniente a las noticias, un grupo de místicos o iluminados
o que
decían ser iluminados había anunciado con bombo y platillo que para el sábado
siguiente, a las 9
de la mañana, la humanidad tendría un nuevo despertar, por fin los seres que gobiernan
el

-23

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

cosmos y que viajan por él, se habían dignado mirar hasta este pequeño puntito azul en
el espacio
y habían determinado que la humanidad era digna de verse con ellos en las estrellas; si
señor. “La
infancia de la Tierra ha finalizado” ya era hora de que el hombre tuviera el estatus de
Hombre.

Pánfilo de Narva que escuchaba con natural escepticismo la cháchara de estos chalados
puso
especial atención cuando vio con más detalle por la televisión el comercial en donde se
anunciaba
la nueva buena. Lo que lo puso en estado de alerta fue la extraña figura de forma
circular que
flotaba a un lado del comentarista o Anunciador; era un globo esférico con varias
protuberancias
en forma de cilos o cabellos, gruesas y que hacían un movimiento ondulatorio y lo que
más le
llamó la atención a Narva fue que la toma estaba diseñada para captar en el plano tanto
al ser
humano como a la esfera, no había error posible, el encuadre era el adecuado. Lo más
sorprendente para Narva fue que todo el mundo veía la dichosa esfera pero nadie había
objetado
su presencia, a Pánfilo le parecía una visión antinatural, antiterrestre.

Las noticias de que algo asombroso estaba en verdad sucediendo llegaron por internet y
por la
televisión mundial. En el desierto de Gobi había descendido una gigantesca nave
espacial y las
noticias eran en el sentido que muchedumbres provenientes de toda Mongolia, China y
el sur de
Rusia se desplazaban hasta el lugar del descenso. Conforme las horas pasaban, nuevos
avistamientos y descensos de astronaves; lo que parecían unas pocas pronto se convirtió
en una
verdadera multitud; los reportes de avistamientos y descensos pronto superaron el millar
y ya era
Rusia, China, la India, Japón, Filipinas, Indonesia, Australia.

El sentido del descenso era de las manecillas del reloj y los avistamientos se producían
siempre al
amanecer local de la zona. Cuando el área europea vio el orto, las comunicaciones
globales se
atascaron y la internet se cayó, pues el flujo de datos fue tan inmenso que no se pudo
soportar la
carga de transferencia, los técnicos en comunicaciones hicieron malabares para poder
soportar el

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sobre esfuerzo y mantener hilos en servicio, la histeria fue masiva, cientos y cientos de
naves
aterrizaban en los campos y en los espacios abiertos e inmediatamente oleadas de seres
humanos
empezaban a desplazarse hacia los sitios de aterrizaje.

Pánfilo Narva y cientos de miles más sintieron una imperiosa necesidad de abandonar
todas sus
actividades y enfilar hacia el norte a la zona abierta y despoblada de Hidalgo y otros
puntos del
país en donde habían aterrizado las naves espaciales. Sin alimentos y agua, miles y
miles de
personas en México iniciaron el éxodo, caminando y caminando incapaces de hacer
frente a ese
imperioso llamado que les obligaba a avanzar y avanzar y avanzar. Pánfilo Narva miró
al cielo y
entonces los vio. Allá arriba, sobre sus cabezas, grotescas formas esféricas con gruesos
cilios
emitían una única e imperativa orden.

“Es hora de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado. Es hora de


comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado”. Pánfilo Narva hizo un
esfuerzo
pero no pudo sustraerse a la orden hipnótica, siguió caminando. Pronto vio los grandes
espacios
en donde los seres humanos entraban para salir por el lado contrario, cuando Pánfilo
estuvo lo
suficientemente cerca escuchó el resto de lo que esas bolas con pelos les decían a todos:
“Es hora
de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado. Es hora de
comportarse
como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado. Para llegar a las estrellas deben
comportarse
como gente civilizada. No se permiten las emociones, los estados mentales que ustedes
conocen
como alegría o tristeza, coraje, miedo, compasión o enojo son superfluos e inútiles, para
llegar al
cosmos lo que se necesita es racionalidad pura.

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Pánfilo Narva avanzaba lenta pero inexorablemente hasta los espacios en donde sería
despojado
de todas las emociones, recuerdos, sentimientos y deseos. El precio por llegar a las
estrellas para
la humanidad era que ésta tenía que perder sus emociones y sentimientos. El precio, en
suma, era
que la humanidad tendría que convertirse en un robot.

El último recuerdo de Pánfilo Narva fue la emoción que sentía cuando abría su regalo
de Día de
Reyes para descubrir que lo que había pedido sí le había sido concedido. “¿Crees en los
Santos
Reyes?” a veces preguntaba Narva a sus compañeros. Hoy la respuesta del Detective
Privado
Pánfilo Narva fue: “Es hora de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha
finalizado.
Es hora de comportarse como adultos, la infancia de la Tierra ha finalizado”.

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos -

Daguestán

DarkCrusade

-La infancia en la tierra ha finalizado… ¡Menuda contraseña para un jodido portátil! ¡Y


encima
ahora no carga! Joder, sabia que ir a Daguestán en Navidades era una mala idea – se
quejo por
enésima vez Rafael, mientras intentaba encender el portátil en medio del lujoso
despacho .El
mercenario no se arrepentía de haber aceptado la misión para ir a la capital de la región
a piratear
el ordenador de un general ruso en busca de unos documentos muy importantes, pero le
mosqueaba que las cosas le hubieran salido tan mal. Cuando llego al aeropuerto, tuvo
que pasar
unos controles infernales y esconder su arma en sitios poco aconsejables. Después de
eso, tuvo
que estar hasta el anochecer metido en un tren de mala muerte junto al berrido de dos
escandalosos niños y cuando por fin llego a la majestuosa mansión del general, se
encontró con
que había una especie de revuelta civil o algo por el estilo y todos los guardas están en
alerta
máxima, con perros y todo. Por suerte, gracias a su "pericia" y su "sigilo", fue
descubierto y
encerrado en el sótano, para ser torturado e interrogado. Sin embargo, cuando sus
captores le
dejaron solo, no volvieron y debilitado, no pudo escapar hasta casi un día después. Al
salir, se
encontró con que la mansión estaba aparentemente vacía y en silencio a diferencia del
exterior,
donde se escuchaban gritos y disparos. Así que, herido, malhumorado y cansado, se fue
al
despacho, consiguió los documentos y se levanto con la intención de salir, pero su
móvil sonó y
enfadado, tuvo que cogerlo:

-¿¡Diga?! – grito Rafael Costa

-Te he llamado como 14 veces, temía que te hubieran capturado, Rafael, soy LAD,
espero que
tengas los documentos – dijo una joven voz al otro lado de la línea

-Si, los tengo y si, me capturaron, pero parece que se fueron a dar un paseo ¿que pasa?

-Como sabrás, ha habido un percance, hace un día planeamos un ataque contra unas
instalaciones rusas que desgraciadamente, salió mal, se ha esparcido un virus por parte
de la

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región y tememos que ya haya alcanzado la capital, así que sugiero que vayas al punto
de
extracción lo antes posible, dentro de unas horas el helicóptero se marchara

-¡Me cago en la puta! Solo me faltaba eso... En fin, allí estaré

Salió del despacho y llego hasta el jardín, donde vislumbro a un guardaespaldas con la
cara
destrozada y un ojo colgando .Rafael mascullo, cuando el zombi se acero lentamente a
el:
-De las veintemil clases de virus que hay en el mundo, me tenía que tocar uno
científicamente
imposible y encima, en el peor sitio del mundo…Joder, que lento es. Bueno, creo que
puedo
hacer un par de cosas antes de que me alcance

Rafael se alejo unos pocos metros y encendió un cigarrillo, comprobó su pistola con
silenciador
y reflexiono un poco sobre el sentido de la vida. Justo cuando las fauces del mundo se
lanzaron
sobre el, dio un salto para el y le disparo en la cabeza, haciendo desaparecer el ojo
colgante y el
resto de la cabeza. Tras salir del jardín, Rafael vio el estado en que se encontraba la
ciudad .Esta,
estaba en el más absoluto caos, cientos de edificios y coches ardían y los gritos se
escuchaban por
todas partes. Entonces, Rafael se dirigió hacia uno de los coches. Rompió el cristal y
haciendo
gala de su habilidad, hizo un puente al coche y lo arranco, esquivando a los muertos que
salían a

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

su paso. Tras atravesar varias calles semivacías, descubrió a un camión militar


estrellado del que
salieron 3 soldados armados con M16 y con mascaras antigas le cortaban el paso. Uno
de ellos le
ordeno que parase y que bajase del vehiculo. Rafael obedeció y bajo con las manos en la
nuca y
la pistola escondida en el bolsillo de detrás:

-¡Eh, eh! ¿Que pasa? – Les pregunto Rafael en ruso


-Señor, necesitamos su coche, así que no se resista y no le haremos daño – dijo uno de
los
soldados.

-Oh mierda ¿tan pronto y ya hay soldados descontrolados? Esto va muy rápido, dentro
de poco
aparecerán los caníbales y las civilizaciones de tías sexys… -susurro en español y
cuando el
soldado se le acerco, el mercenario le arrebato el arma y le golpeo con la palma de mano
en el
cuello y rápidamente saco la pistola y disparo a otro de los soldados en el cuerpo,
matándolo,
pero el ultimo de los soldados se oculto detrás de u coche y devolvió el fuego a Rafael.
Este, en
vez de cubrirse, disparo el lanzagranadas del M16 haciendo explotar al soldado en mil
pedazos.
Desgraciadamente, uno de los disparos alcanzo al motor del coche, dejándolo inservible
y para
empeorar las cosas, una enorme muchedumbre de podridos apareció detrás del
mercenario, que,
en vista de que no había coche disponibles, huyo corriendo a toda prisa. Durante varios
minutos,
siguió corriendo hasta que se encontró con un podrido que gemía y aporreaba una
puerta de un
piso. “Debe de haber gente dentro… quizás pueda utilizarlos, pensó. Rafael se puso al
lado del
zombie y le disparo, destrozándole la cabeza. Segundos después, la puerta se abrió y un
niño, de
unos 7 años, le abrasó:

-¡Gracias señor! ¡Me ha salvado la vida! – le agradeció el niño, sonriente


-Eh… niño ¿no hay nadie mas contigo? – Le pregunto al niño, casi entre dientes
-No – contesto – mama y papa se pusieron malos y me atacaron, yo les encerré, pero
afuera
estaba la señora mala que quería entrar y me quede atrapado

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-Biiien… tranquiiilo, ahora todo esta bien, yo te cui…da…re, joder, odio esa palabra,
pero estate
quieto y cállate, ¿ok? -le mando Rafael

Durante varios minutos, caminaron solitarios y silencioso, hasta que, de pronto, la jauría
de
zombis les encontró y de improvisto, Rafael golpeo al niño hasta dejarlo dolorido en el
suelo y sin
decir nada, se fue corriendo por la dirección contraria. Su plan había salido a la
perfección, no
había golpeado muy fuerte al chico y este aun podía caminar, ahora los zombis
perseguirían al
niño y el tendría vía libre para ir al punto de extracción. La infancia de la tierra ha
finalizado,
menuda mentira, pensó de repente Rafael, nunca hubo inocencia, solo ignorancia,
cuando alguien
ve "inocencia en los ojos de un niño, realmente lo único que ve es la feliz ignorancia.
¿ Por que
demonios empiezo a pensar en esto ahora? ¡Puta contraseña!

Una hora después, tras hacerle un puente al un coche, llego al punto de salida, un
antiguo colegio.
En el desolado patio, había un grupo de hombres armados y un helicóptero, Rafael se
acerco a
ellos y les saludo:

-Veo que estas sano y salvo, ¿tienes los documentos? – le interrogo uno de ellos, un
joven muy
bien vestido

-Si, LAD, aquí están – dijo, dejándole un pen drive – ahora, vámonos antes de que esto
se llene
de zombis

-27

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Ya, en el helicóptero, fuera de la ciudad, Rafael sonreía. El, antes de coger los
documentos, los
había leído. Eran los antiguos planes de defensa del expresidentes ruso Gorbachov, que
en medio
de la democratización del país, ideo el plan por si algunos militares se sublevaban. El
plan no
tenia valor alguno, si no fuera por que, indicaba la localización de varios búnkeres,
llenos de
armas y comidas. El mercenario sabía que LAD planeaba encontrar esos lugares y
cuando los
muertos se adueñaran de la tierra, ellos saldrían y ocuparían de construir su propio país.
Un plan
perfecto, si no fuera por que el había cambiado las coordenadas de los búnkeres,
poniendo unas
falsas. El grupo terrorista de LAD jamás sobreviviría sin esos búnkeres y eso era lo que
el
mercenario esperaba.

” La infancia de la tierra ha terminado”, pensó Rafael, “menuda contraseña… y menuda


gilipollez”.

-28

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

Futuro

Hardlock

La infancia de la tierra había terminado, los medios de comunicación lo repetían


aquellos días.
Estupidos engreídos, la gran madre permaneció ajena a los cataclismos humanos.
Como un ladrón en la noche, asi hablaba el antiguo libro sagrado, y asi fue la llegada.
Amos del
espacio y el tiempo, habitantes sin forma definida del éter interestelar, formaban uno
solo con su
tecnología. Escrutaron nuestras almas y nos mostraron regalos maravillosos, no eran
gratis, lo
descubrimos pronto.

De un soplido acabaron con el hambre, las enfermedades y las guerras. Ni uno solo de
los
grandes poderes, alimentados por injusticias y dolor, osó oponerse. Después hablaron
del pasado,
de cómo injertaron fragmentos de su propia esencia en nuestra herencia, preparándonos
para
nuestro futuro, para nuestro destino.

Entonces eligieron a sus heraldos, profetas de la nueva humanidad. Fuimos millones, a


cambio de
renunciar a parte de nosotros recibimos las ampliaciones biológicas: Una vida sin fin,
un cuerpo
renovado y una mente trocada en un horno de poder. Pero muchos murieron, incapaces
de
resistir el proceso, la indiferencia de los visitantes sembró la primera semilla de
desconfianza.
Servidumbre y gloria, esa fue su oferta. Dioses sirviendo a otros dioses, convertidos en
sus
guerreros, sus primados, sus esclavos; llevaríamos su decadente hegemonía de ancianos
hasta los
confines de la galaxia. Algunos acudieron a abrazar la nueva fe, otros se negaron,
primero en las
sombras, finalmente en las plazas publicas.

El amanecer del Armagedón, la batalla final por la humanidad, no se libro con armas de
metal,
sino con las de la palabra y la voluntad. Las Nuevas Naciones Unidas llamaron a todos,
y la gente
voto, entre amenazas de desastres y dudas, tras el resultado los lideres del mundo
invitaron a los

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extraños a marchar en paz. No se fueron solos, aquellos consagrados a su causa se les
unieron en
la partida. Yo mismo estuve cerca de hacerlo, solo el miedo me lo impidió.
El momento de la revelación había llegado, lo llamaron bombas de ADN. Estallaron en
la
atmósfera, se fueron arrebatándonos lo entregado milenios antes.

Ya estaba bien de escribir. Apartó el pergamino y se puso en pie. El sol calentaba lo


suficiente
como para volver a sentir la vida apoderándose de su carne.
Desde su posición miro alrededor.

Al norte, entre muñones de piedra, la arboleda cubría el antiguo centro de la ciudad.


Mas allá del
rió los gamos saltaban despreocupados, una partida de caza los vigilaba atenta. Hacia el
este los
campos de cultivo de extendían como uno de esos puzzles de la edad dorada,
conformados por
piezas de diversas formas y colores. El sur y el oeste se movían ajetreados, chozas,
pequeños
talleres artesanales, secaderos de carne sobre la vieja autopista.
Si en algún momento de su larga existencia se sintió feliz, fue en aquel instante tan
cercano a su
muerte. Durante siglos, él y sus iguales, habían guiado a los hombres a través de la
inevitable
transición. El retorno de los desposeídos a sus orígenes, a la matriz de la raza, esta vez
el camino
hacia la historia seria mucho más lento.

La tarea estaba cumplida y el ultimo de los titanes, asi lo llamaba su pueblo, pensó que
era hora
de descansar.

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“La infancia de la Tierra ha finalizado” -La Fábrica de Relatos

El Atlante

Paywaket

La infancia de la tierra ha finalizado, no se acordaba ya de las veces que había repetido


esta frase,
la dijo infinidad de veces, cada vez que veía una masacre, pero esta vez era cierto. En su
larga vida
había visto muchas masacres, pero nunca como esta, los cadáveres se amontonaban por
todas
partes, parecía que la humanidad estaba llegando a su fin, la guerra entre Irán y los
Estados
Unidos había arrastrado a todos los países del mundo, los muertos se contaban por
millones y
después de seis años de conflicto las fuerzas parecían equilibradas, los putos ataques
nucleares de
los yanquis sirvieron para que casi todos los países del tercer mundo, los Chinos y los
Rusos se
enfrentaran a la OTAN.

Nuestro linaje también empezó a menguar más deprisa de lo que lo había hecho nunca,
ahora
somos menos de mil, los últimos guardianes de la antigua ciencia, los atlantes nos
llamaron hace
quince mil años. Pero en realidad el más joven de nosotros tiene ochenta mil años, los
últimos de
una sociedad que venció a la muerte, que conquistó el espacio. Pero que siguió siendo
humana y
por eso se autodestruyó hace mucho tiempo, creamos unas bombas biológicas que solo
mataban
a los humanos, al menos en eso si tuvimos seso, y en una guerra en teoría menor murió
el 99% de
la población y los que quedaron se vieron avocados a la miseria y al ostracismo, la
civilización
más desarrollada que ha existido se vio reducida a las cavernas y la recolección en tres
generaciones y su recuerdo se convirtió en mito casi igual de rápido. ¿Cómo
conseguimos
sobrevivir?, pues muy fácil, nosotros éramos una colonia minera en los anillos de
saturno que
estaba compuesta por trescientas mil personas con todo lo necesario para ser
autosuficientes,
teníamos hasta universidad, pero perdíamos el contacto de vez en cuando. Al comienzo
de la
guerra tuvimos un corte y ya no volvimos a tener contacto nunca más. A los cuatro años
pudimos

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mandar una nave expedicionaria para ver que había pasado, el espectáculo fue
desolador, las
ciudades vacías, el aire contaminado y los pocos supervivientes en bunquers
incomunicados. Nos
fuimos de la tierra con la idea de no regresar jamás, pero una avería en la estación nos
hizo
regresar hace unos quince mil años, desde entonces nos hemos dedicado a intentar
minimizar la
barbarie, que la cultura se impusiera, que no hubiera guerras. Pero por cada pequeño
éxito
teníamos muchos fracasos y con cada fracaso mermaba nuestro número.

La decisión ya estaba tomada. Una decisión terrible, que nos iba a pesar toda nuestra
vida, pero
inevitable, teníamos que elegir, la gran extinción humana o el fin de la vida en el
planeta.
Elegimos lo primero, teníamos depósitos del arma que acabó con nuestra cultura por
todo el
planeta.

En el refugio que hemos preparado al efecto apretamos el botón, esperemos que esta
nueva era
en la tierra sea mejor. Esta vez no escatimaremos medios para evitar los conflictos, nos
erigiremos en dioses de los supervivientes. Así no habrá guerras por temor al castigo
divino.

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