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Poder Judicial de la Nación

//Plata, 3 de septiembre de 2009.


VISTA: esta causa n° 5412, caratulada “N.,
F. E.-M., N. A. S/ EXTORSION", proveniente del
Juzgado Federal n° 2 de Lomas de Zamora,
Y CONSIDERANDO:
EL JUEZ FLEICHER DIJO:
I- Llegan estos autos a la Alzada en virtud
del recurso de apelación deducido a fs.271 por el
imputado N. y motivado a fs.281/284 por la Sra.
Defensora Oficial, doctora Lía Rivera de Del Prado,
contra la resolución obrante a fs.266/269 y vta.,
que decretó el procesamiento y prisión preventiva
del nombrado F. E. N. en orden al delito de
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extorsión previsto y penado por el art. 168 del


Código Penal, por el que fuera indagado
El recurso fue concedido a fs.303.
II- Previo a resolver las cuestiones
planteadas, cabe efectuar, una breve reseña de los
acontecimientos que se refieren en la presente
causa.
Los hechos origen de autos, tuvieron inicio
con la denuncia incoada por la Señora A. S. L. S.,
el día 5 de mayo de 2006 ante la Comisaría N° 15 de
la Policía Federal Argentina en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
De la misma surge que la denunciante se
desempeñaba como secretaria de la Fundación X, sita
en X, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo
director era su padre H. S., manifestando que el
día 3 de mayo de 2006, siendo las 16.30 hora,
recibió una llamada telefónico donde una voz
masculina de un desconocido le refirió que tenía
secuestrado a su padre, indicándole que debía
comprar cinco tarjetas telefónicas de cobro
revertido y que en unos minutos volvería a
comunicarse con ella. Seguidamente, tras no hallar a
su padre en su celular ni en el abonado de su
domicilio, y teniendo en cuenta que tampoco el
mismo se encontraba en la fundación, la misma se
preocupó y decidió ir a comprar las tarjetas.
Posteriormente recibió un segundo llamado
del mismo individuo quien inmediatamente le pasó con
otro sujeto, también con voz masculina, el que le
requirió rápidamente le pasara las claves de las
tarjetas, comenzando por dictarle la primera de
ellas. Pero al dudar sobre la veracidad del
secuestro, se le ocurrió solicitar a su
interlocultor le dejara hablar con “Jorge” – nombre
inventado por ella a propósito- a efectos de
constatar si tenían cautivo a su padre, quien se
llamaba H. Ante ello, el sujeto le contestó que
“Jorge estaba bien, pero no vas a poder hablar con
él ahora” (sic), por lo cual se convenció que todo
ello era una farsa, pudiendo verificar luego, que a
su progenitor no le había ocurrido nada anormal.
III. Arribadas las actuaciones a sede
judicial, se logró determinar que las llamadas en
cuestión fueron efectuadas desde la línea 4XXX-XXXX,
correspondiente al teléfono público sito en el
Módulo III, pabellón B, del Complejo Penitenciario
Federal N° 1, perteneciente a la localidad de
Ezeiza, Provincia e Buenos Aires, y que el crédito
de la tarjeta cuya clave dictara la denunciante S.,
fue imputado 35 minutos después a la línea n° 15-
XXXX-XXXX, registrada a nombre de N. A. M., con
domicilio en calle X, de la localidad de Bernal
Oeste.
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Por otro lado, el Servicio Penitenciario


Federal, informó a fs.56, que la mencionada M., era
la pareja del interno F. E. N., quien precisamente
en el momento del hecho, se alojaba en el sector
donde estaba ubicado el teléfono público desde el
cual se efectuaron las llamadas extorsivas en
autos.
IV. Después de dirimirse los distintos
planteos de incompetencia en el presente sumario
(v.fs.149/150, fs.158 y vta., 159/160), el
expediente quedó radicado en el Juzgado Federal
n° 2 de Lomas de Zamora.
Recibidas las actuaciones en esa
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jurisdicción, y previo correr vista al Fiscal


Federal de conformidad al art. 180 del C.P.P.N. y en
base a lo dictaminado por el mismo (v. fs.162/163)
el juez de grado, luego de reunir distintos
elementos de prueba, citó a prestar declaración
indagatoria a los imputados F. E. N. y a N. A. M.,
para posteriormente dictar el procesamiento con
prisión preventiva del primero de los nombrados en
orden al delito de extorsión, previsto y penado por
el art. 168 del Código Penal, y en relación a M.,
decretó su procesamiento en orden al delito de
encubrimiento doblemente agravado, previsto y penado
por el artículo 277 inc. 1ro. ap. c) e inc. 3), ap.
a) y b) del Código Penal, confirmando su libertad
provisional.
Para ello, el a quo fundó su decisión en
distintos elementos de prueba, entre los que cabe
destacar: informe actuarial de fs.53 y fs.114,
informe de fs56, mediante el cual se determinó que
a la fecha de los hechos el interno N. se hallaba
alojado en el módulo III, pabellón B, del Complejo
Federal N° 1 de Ezeiza, lugar donde se encuentra
el teléfono publico 4XXX-XXXX del cual se
produjeron los llamados extorsivos; la tarjeta
telefónica obtenida cargada en el abonado celular
n° 11XXXXXXXX, a nombre de N. M., quien se hallaba
registrada como visita del nombrado N., según
informe de fs.56, el cotejo de los informes
brindados por las empresas de Telefonía de los que
surge el breve lapso -35 minutos- transcurridos
entre la obtención de la clave por parte de la
víctima hasta la efectiva carga de ella en el
abonado de M.
V. En cuanto a los agravios expuestos por la
defensa de N., la Señora Defensora Oficial, comenzó
criticando la decisión adoptada por el a quo,
sosteniendo que no se encuentra acreditada
debidamente la responsabilidad de su asistido en el
hecho ilícito que se le imputa.
En tal sentido, la Señora Defensora Oficial
destacó que conforme surge de las constancias del
expediente, la víctima de autos, conversó
telefónicamente con dos personas de sexo masculino
al momento de ser extorsionada, no pudiendo
determinarse que alguno de ellos haya sido su
pupilo.
Subraya la defensa que no obran en autos
escuchas telefónicas que permitan sostener con
certeza, a través de una pericia fónica, que al
menos una de las voces que efectuaron los llamados
corresponda categóricamente a N.
También, señala que no median filmaciones en
las que pueda observarse a N. haciendo uso del
aparato telefónico instalado en el pabellón.
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Sostiene que tales circunstancias ameritan el


dictado del sobreseimiento a favor de su pupilo.
Por otra parte, la asistencia letrada
manifestó, que en todo caso, la conducta imputada
no se habría consumado, quedando en grado de
tentativa inidónea, toda vez que el hecho no tuvo
la entidad suficiente para infundir temor a la
víctima de autos, que inmediatamente se dio cuenta
de que todo era falso, tornándose así en delito
imposible.
Por último, y de no prosperar las defensas
esgrimida, la defensa de N. requirió un cambio de
calificación, ya que en su opinión, la conducta
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desplegada por N. ha sido constitutiva del delito de


estafa, previsto y reprimido por el art. 172 del
Código Penal, citando jurisprudencia en apoyo de su
postura.
VI. Ahora bien, en mi opinión, corresponde
confirmar la resolución apelada, en cuanto dispone
el procesamiento y prisión preventiva de F. E. N.,
en orden a la comisión del delito de extorsión,
previsto y reprimido por el art. 168 del Código
Penal.
Analizadas las actuaciones respecto del
investigado N., cabe decir que con los elementos
colectados en autos, su responsabilidad en los
hechos imputados, para la presente etapa procesal,
se encuentra debidamente acreditada.
Ello es así, al encontrarse comprobados a
través de los distintos informes brindados por la
empresas de telefonía, que un interno alojado en el
módulo III, pabellón B del Complejo Penitenciario
Federal de Ezeiza, efectuó desde el teléfono publico
instalado en el mencionado pabellón, con número de
abonado 4XXX-XXXX, dos llamadas a la Fundación X,
siendo atendido por la denunciante S.
A su vez, se ha establecido que en la
primera comunicación, el interlocultor le manifestó
la víctima que el que hablaba era un “Comisario” y
que tenían secuestrado al Director de esa entidad –
quien era el padre de S.-, siendo que el mismo
necesitaba atención médica ya que tenía fracturada
una rodilla, para luego requerirle que adquiera
cinco tarjetas telefónicas.
Asimismo, también surge de autos que A.
S., al no hallar a su padre, tomó como verdadera
la intimidación efectuada y al recibir un el
segundo llamado, que se identificó como
proveniente del servicio penitenciario, primero una
persona y luego otra, bajo insultos le ordenaron que
les transmita los números de las mencionadas
tarjetas prepagas y ante tal situación, la
denunciante, ante error por parte del interlocutor
de la persona que supuestamente tenían secuestrado,
cortó la comunicación.
Por otra parte, de los informes señalados
precedentemente, se verificó que la clave de la
tarjeta que A. S. había transmitido al malhechor,
fue cargada al teléfono celular n° 15-XXXX-XXXX,
propiedad de N. A. M., quien conforme los
registros del Servicio Penitenciario Federal, era
la pareja y visitante del detenido F. E. N.,
alojado en el módulo III, pabellón B del Complejo
Penitenciario Federal de Ezeiza, donde se encontraba
instalado el teléfono público desde donde se
realizaron las llamadas intimidatorias.
A su vez, otro de los elementos
incriminantes al imputados N., es que la carga del
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crédito en el teléfono de M., fue en un corto lapso


de tiempo desde que fuera trasmitido por la
víctima. Vale la pena recordar, que los dos
llamados efectuados desde la Unidad Carcelaria de
Ezeiza fueron a las 16:36 y 17:15 horas del día 3
de mayo de 2006 y la mencionada carga en el
teléfono de la pareja de N., fue a las 17:51 de ese
mismo día.
En fin, mas allá de los intentos por
deslindar su responsabilidad, el cuadro probatorio
hasta aquí existente, tiene entidad para confirmar
la imputación efectuada a F. E. N. por el juez de
grado.
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VII. Por último, en relación al cambio de


calificación solicitado por la defensa en su
escrito de apelación, proponiendo el reemplazo de
la figura legal electa por el a quo - extorsión-,
por la del delito de estafa, previsto y reprimido
por el art. 172 del Código Penal, no puede
prosperar.
En tal sentido la defensa entiende que la
exigencia efectuada a la víctima no se trató mas
que de una maniobra ardidosa única tendiente a
afectar a la víctima y hacerla incurrir en un error
e inducirlo a concretar una disposición patrimonial,
típicas del delitos de estafa.
No debe soslayarse que la novedosa
modalidad de estos hechos delictivos y su
denominación vulgar como “secuestro virtual”, puede
llevar a la confusión en cuanto a su tipificación.
En ese orden de ideas, también debe
tenerse presente las distintas particularidades que
caracterizan a hechos como el aquí investigado,
llevados a cabo, en gran parte, por algunas de las
personas detenidas que se hallan alojadas en
establecimientos penitenciarios, que lejos de
intentar reinsertarse en la sociedad han cimentado
esta nueva forma de cometer delitos, utilizando
medios que dificultan en numerosos casos identificar
a sus responsables y la pesquisa (ver el oportuno
artículo “Secuestros Virtuales”, de Gabriel Tobares
Catalá, publicado en La Ley On Line, Sup. Act. del
30.05.2006).
Sin embargo, en este caso la víctima
cumplió con la requisitoria del imputado porque
estaba atemorizada o intimidada y no como sucede
habitualmente en las defraudaciones, al pensar que
se está obrando debidamente o que con ello obtiene
algún beneficio para sí o para un tercero ( ver en
coincidencia con lo expuesto el artículo “Una nueva
modalidad delictiva: el secuestro virtual: ¿estafa o
extorsión?, de Alexis L. Simaz, en La Ley, Sup.
Penal, abril de 2009) .
De su lado, cabe decir, que la disposición
patrimonial de la víctima, en el caso de la estafa,
y en virtud del engaño, es voluntaria. En el hecho
investigado, surge claramente que ello no
transcurrió de esa forma, sino que tuvo como
causa la intimidación sufrida, doblegando la
voluntad de la víctima.
Por todo ello, propongo al Acuerdo:
Confirmar la resolución apelada, obrante a
fs.266/269.

Así lo voto.
EL JUEZ SCHIFFRIN DIJO:
Que adhiere al voto del Juez Fleicher.
EL JUEZ ÁLVAREZ DIJO:
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Adhiero al voto precedente con excepción del


considerando VII, toda vez que estimo debe
procederse en el caso a la modificación de la
calificación legal.
La figura del artículo 168 del Código Penal
contempla la existencia de intimidación por parte
del autor en orden a conseguir de la víctima un
determinado acto de disposición patrimonial. Pues
bien, esta intimidación es el resultado de la
amenaza de realización de una conducta dañosa para
quien es intimidado, sin que resulte determinante el
carácter ilícito de la conducta con la que se
amenaza.
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No pareciera razonable que la idoneidad de


la intimidación se independice absolutamente de
parámetros objetivos y regulares y que sólo se
determine en virtud del resultado constatado.
Por otro lado y en idéntico sentido se ha
dicho que: “la “intimidación” a la que hace alusión
el art. 168 del código sustantivo, consiste en el
anuncio de un mal que se perpetrará en caso de no
accederse a lo requerido, extremo de imposible
cumplimiento en los supuestos de autos por tratarse
de un ‘secuestro virtual’.” (Voto de la jueza
Garrigós de Rébori en la causa 34800 del 22 de
julio de 2008 CNCC, Sala VI) ,
Es esencial en el delito de extorsión
obligar a otro mediante intimidación. Esta
intimidación es el resultado de amenazas. Aquí debe
precisarse que para que haya una amenaza debe haber
un daño cuya producción es posible, esto con
independencia de su licitud o ilicitud, ya que
amenaza no es otra cosa que el anuncio de un daño
futuro y en este caso condicionado a la no
realización de lo exigido por quien extorsiona.
Esta posibilidad no se puede dar en un caso
de secuestro virtual como el de autos. (conf. voto
de los Jueces Bunge y Lucini en la causa 35666 del
5 de septiembre de 2008 CNCC Sala VI).
Por lo expuesto considero que debe
modificarse el encuadre legal de la conducta
endilgada en el presente sumario calificándola
provisionalmente como estafa, art. 172 CP, toda vez
que “que la exigencia dineraria realizada por el
sujeto, enmarcada en amenazas y simulando un
secuestro, forman parte de una maniobra ardidosa
única, tendiente a afectar el psiquismo del
destinatario como para hacerlo incurrir en un error
e inducirlo a concretar la disposición patrimonial
pretendida” (voto de los jueces Bunge y Lucini
citado).
Así lo voto.
Por ello, el Tribunal RESUELVE:
I.- Confirmar la resolución apelada, obrante a fs.
266/269.
II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Fdo: Schiffrin-Fleicher-Álvarez
Ante mí. Ana Russo-Secretaria

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