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El globo pronto se perdió en el cielo de Madrid rumbo nordeste. Muchas fueron las
personas que le siguieron, a caballo y en coches de tiro, hasta que aterrizó
después de una hora de viaje en este, el primer viaje aéreo documentado en
Madrid.
Antonio Carnicero, pintor de cámara del rey Carlos IV, debió de ser una de las
personas que presenciaron los acontecimientos de la elevación del globo
Mongolfier en Aranjuez y en el Buen-Retiro. Sus cuadros representan las
ascensiones, reflejando a la sociedad de la época.
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Cuadro de Antonio Carnicero. Elevación de un globo ante la Corte de Carlos IV. 1793.
Óleo sobre lienzo, 78,3 x 102,5 cm. Museo de Bellas Artes de Bilbao.
“…que el domingo 12 del corriente a las 7 de la tarde, poco mas o menos llegó a
divisar en el alto del Lugar, una cosa que por el pronto no vino en conocimiento de
lo que era, hasta que de allí a un rato conocio ser un globo, y que caminaba hacia
Alcalá, y le siguió con otros paysanos que le acompañaban hasta que el globo llegó
a caer a tierra, y a el llegaron todos llamados por Lunardi, el qual sacó unas
botellas de vino y bizcochos y dio a todos de beber y bebió también el: acabado
esto le combidaron para que se fuese con ellos al lugar, y Lunardi les dixo que iria
al mas inmediato, como li hizo sin bajarse d ela barquilla, y sosteniendo el globo
unos 16 hombres para que no se remontase…
Luego que llegaron con el globo a la plaza de la Villa de Daganzo, vino la Justicia, y
dio las providencias necesarias para evitar que las gentes le atropellasen, hasta
que Lunardi le sacó el gas, y luego le recogió en la casa de la Villa:…
Dice mas, que en el lugar del Fresno vieron las gentes el globo y pensando seria
alguna cosa del otro mundo, hechaban a huir amedrentadas, y las mugeres
llorando a lagrima tendida se iban corriendo a sus casas, y un guarda de viñas
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echó mano a la escopeta y le iba a tirar un balazo, y no lo hizo porque el mismo
susto se lo estorvó.”
Continúa el relato dando cuenta de que “… nuestro célebre aeronauta, fue llevado
en triunfo a la Villa de Daganzo, desde el término llamado el Naype, que es donde
fue a parar, un quarto de legua distante de dicho Pueblo; pue lo condujeron sin
baxarse de su silla o galeria. Fue mucho el obsequio de aquellos paysanos, …”
El Diario de Madrid continuó en los días siguientes con el relato, y el día 17 escribe
lo que recordamos como anécdota:
“Quando estaba en la mayor elevacion, escribio en efecto una carta a S.E. desde
los ayres, que ató a una pata de la Paloma, y la soltó, pero fuese efecto de la
mucha altura de que bajaba, o de haber perdido el tino de su direccion, lo cierto es
que cayó a poca distancia de Daganzo entre unos cerdos, los quales la atropellaron
y mataron, quitandosela de la boca uno de ellos, el que los guardaba, de modo que
acabó de morir en sus manos; la llevó a dicha Villa, y en ella se tomó testimonio del
hecho, que se remitió a S.E. con la Paloma y carta cerrada que conducia, la que
selo contiene las siguientes palabras. = Me hallo muy bien, aunque con tanto frio,
que a penas puedo articular las manos. Estoy muy agradecido de V.E. y son ahora
en mi relox las 6 hor. Y 45 min. = Vicente Lunardi.”
El 12 de agosto de 1792 “… el
capitán Lunardi había caido con su
globo en las inmediaciones de
Ajalvir, entre Daganzo de Arriba y
Daganzo de Abajo, conforme se
camina hacia Alcalá de Henares.”
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Ascensión de Lunardi ante la familia real, realizada el 8 de enero de 1793 en la
plaza del Mediodia del Palacio Real de Aranjuez.