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| DE ANIDAD eae ee DNFORIAL UNIVERSITARLIA DE BUE! AIRES: PC ee MOtRCIONLECIORES EL CAMPESINO Ropo. + i : |, ie 3 i af ae i a2) 38 ie a? gle. sig 3 ‘loriosos”, era el Joma I "Alabemos a los varones. del historiador, que se olvidaba de agregar “ya nuestros padres que nos engendraron.” No le preo- ‘cupaba escudrifar las oscuras vidas y las activida- des de la gran masa de la humanidad —merced a ccuya lenta faena prosperd el mundo—, que cons- tituyen el oculto cimiento del edificio politico y constitucional erigido por los gloriosos varones quienes él ensalzaba, Hablar de la gente comin Tiubiera sido rebajar_Ia dignidad de la historia Cari paso Se “significative tono | revolucionario; “Lo un ‘que yo deseo ver — ‘no son néminas del Libro Rojo,* ni Calendarios de la Corte,** ni Archivos Parlamentarios, sino la i Vida del Hombre en Inglatere: Jo que fs hombres hicieron, pensaron, sufrieron y gozaron.... En ver- dad es deplorable considerar qué continia siendo, fen estos tiempos tan cultos e flustrados, eso que se | denomina ‘Historia’ ¢Podéis obtener de ella, aun- {que ledis hasta quedaros sin ojos, la mis leve som- | Bra de respuesta a ese fundamental interrogante rue inquiere cémo vivian los hombres y cémo se | tba su existencia, aun cuando esta pre- ita solo se refiera al ‘econémico, por ejemplo, qué salarios percibian y qué compraban | ‘con ellos? Desgraciadamente no podéis ... La His- toria, tal como esti constrefiida en dorados voli- menes, es apenas més instructiva que las inexpre- sivas piezas de un chaquete”, ‘Carlyle fue una yor. clamando en_el desierto. Pero: hoy ha Ta nueva historia, cuya senda Eyes fa pocn,sctal diner. de siglos * Se Mama Libro Rojo (Red Book) al reistro donde eae g 6 ballin inhldos le mlenroy de Ta nobler y de le ari (que ¥8 ocn oi a_lo Socracia beitinieas. (N. del i ocupaban en el gobierno setae * Calendario de la Corte (Court Calendar) es el ‘Worreylerentor- ‘erbiento de ses teers. Ba sombre que recibe en Inglatoera lz publicacién anval don- quay peo “se referia“a todo lo. de se registra Ja némina de las fainilias reales y de los - necesitaban saber, inclusiy s hor } SEetAIO“GE Ss repeties cen, (WV. del ad que debian sembrar en a las 2 13 fancies dems fa lstintosarendatatios las recil at usufructuaban. Eas terms tbvtariee 20 dividian en muchas al- — ellas, yal cabo de dos siglos so ‘ito; wm _carpintero_haria das vifias; un Tis eaponas de los ‘estaban,atareadas, eran siervas, ‘pues tis los aos tenan ao obi. “una prenda barriles, aros y puntales hharia una carreta. Hasta ee cuenta de e un despensero que se dedicaba exclusi _— del acarzeo. No obstante en todos los fandos siem- habia algunos artesanos, sea que fueran siervos Sependiontes doa caen grande, sea tue vies ‘en mansos artendados por ellos’ mismos; y los te- zatenients hibiles tatban de disponer de tantos ‘operarios. diestros como fuera posible. Carlomagno ordené a sus administradores que tuvieran ens jarisdiccién “buenos operarios, es decir herreros, | crfebres pateros,zapateros, tomeros, carpi ners, res, espaderos, operarios que’ sepan inas de metal, jabén, cerveza, sidra, sidra de PerMsy otras bebidas; panaderos que hagan paste- con destino a nuestra mesa, rederos que Sepan fabricar redes para pescar y para cazar aves, y ‘otros que serfa demasiado largo enumerar’.? Algui- nos de estos operarios sin duda estaban trabajando | para los monjes en el fundo de Villars. i Pero Ermentrude no se detiene én el taller de Jos hombres, va al encuentro del administrador, 1o saluda con respeto, le entrega el ave y los huevos y Inego se dirige apresuradamente hacia el sector de Ja casa destinado a las mujeres, para charlar fon les siervas. En aque époea los francos ~al igual griegos en Ta Antigiedad~ tenfan ‘costumbre fnstala a ls mujeres doa servile ‘en uit sector aislado donde realizaban las tareas que consideraban adecuadas para ellas. Si en la casa grande hubiera vivido un noble franco, su esposa habria vigilado el trabajo de sus siervas, Pero como en la casa de piedra de Villaris no vivia ninguno, el administrador debfa ocuparse en esas tareas de i6n. El sector destinado a las mu->) | eee ae See aero taller, rodeados por un_espeso. seto. que tenfa un_| | porténprovisto do un slo cerojo “al igual que | lun hiarén— para que nadie pudiera entrar sin auto: | zacién, Los talleres eran sitios cémodos, ealdea- dos con estufus, Alli Ermentrude (a quien por ser ab iit il h gagEee ai " Ui fee aaa Hen ie tl ihe at a sued a isla Gade iti EH se is al sol, se acuestan, pues sus velas Mian solo una Woz vacilante Y, fabricadas a mano Bodo regresa @ ‘como s6. pone B diciéndole: “Mi ‘canta muy bien”, a lo que el grosero replicé: “En nuestra ‘cam: pifia juier réstico zumba tan bien como ése cevando guia sus bueyes en Ia labranza.”® ‘También €sindudable que Bodo aprobaba los nombres que Carlomagno daba a lor meses del affo en su lengua franca, pues lamaba a enero “mes del in. vier", febrero “mes del barro", a marzo “mes de la primavera”, a abril “mes de la Pascua flo. rida", a mayo “mes de la ”, a junio “mes de j agosto “mes de Ia cosecha”, a setiembre “mes’ del viento”, a ectubre “mes de la vendimia", a noviembre “mes del oto” y a diciembre “mes’ santo” Tease, ® Bodo era un ser supersticioso. Ya hacka mu- schos aos que los francos eran cristianos, pero asi ¥ todo, el labriego, pese a su eristianismo, se afe- | raba a viejas creencias y supersticiones: en las = de los santos monjes de Saint-Germain. hue Bierais, comprobado que los campesinos recitaban antiquisimos conjuros, afiejados por el tiempo, tro- 708 de las canciones que musitaben los latvadorce \francos cuando sus tierras estaban hechizadas —mu- ho antes de avanzar en direccién al sur adentrin. dose en el Imperio Romano— o jirones de los he. chizos practicados por los apicultores cuando, cut. -Gaban sus enjambres en las playas del Mar Baltico. | Bl cristianismo le ha conferido su matiz distintive | & estos ensalmos, pero no ha borrado su origen pa. Y, como el cultivo del suelo es la acti iumana més antigua e inalterable, las viejas creen- “gees abeatcones se adhiren a lly Tor an- tiguos dioses, desalojados desde tiempo atris de casas y caminos, totavia deambelan, fartivamente, {en los’ morenos surcos. Y ast en las tierras del abad Arminon, los labriegos musitaban ensalmos desti- fancions- - 2B » kk HUME eee EA 1, Hebi Hai dle ented Fel Hele eeeuuat tte ua eH ae ey ue gall UU GE dd leeds a aad Se = apeg i) Wasa WA a eiy, | aGllae | Whe (el aida b Hae a TE A eal il tt alae | qt 4 au hj Wk ri i Ni ii HRM Mas 5 uta si aug iad Sie se ‘ensalzar a Dios por todo lo bueno que ha hecho il i w aed i F id) ‘canciones paganas-de sus antepasados —restos Se cel ee i pee Se fo army ial que disgustaban a la Igle- Sia Las concliog 0 cosben reterdarente do que los campesinos (y algunas veces también sacerdotes) i¢ | attics g208 esa sapeaen ‘ Le HEL Ace ean HHRMA cy Hann | a i ath A He iat fal tad ails ne i ihe HN all lt a2 Titty t Hi o itt ae te i pila : i ia An al ait i im A i a tit istle ul iia Z lind ia’ "aaa a Gant ia A Ae aaah ii ty sae a yeh ae ey ju y We Gud : 4 1 Ht ae a tin a3 a1 ie si i % JMS asrastn egcancetiaaacecgtnn + Cte acc dal Sie a gig wed 00s fe Ga aa8 Heal aiatilia ilu He ii aati | is Mitt it en a ‘Ret i SPE LaESapags a as (pL ises on 8 last p ¢ alipistatss ais sis ail adaulieal: all i goog hs geese? ip (HG tif: fie ir aripataly ah li i ip apt iit ‘| iy “i sees] oye ath Tat iia uf! pA al til : ih 43 nl eal 3 il e a 2 i aH i elit H| oa i Hi lan hit in 8 ax enema = = Lees i jt i i 2 eit thal i Buus pani rt iF eta Bhi 0 ‘MARCO POLO a ie ae i iat bil i ti ii iat aa 2 lel ii ii f +] dey fi : i Hike es ii : ‘todas las ro sal que jerto de Venecit transit e ales terrestres Y ‘naves; hasta q ‘haves tas comerciales (cresysurcadas or ne ides y Bessie a Troy. Antiogult, S08 Tentamente se hubiesen abiewto SS ine meseias ivalizar con Venecia, pero Venecia Constantinopla. EI botin del Oriente ‘eonvergia en Venecia como si lo hubiera atraido oak, pitas pase ee a Alemania y a Francia a través de los desfiladeros ‘del Brenner y del San Go galeras, por el extrecho de Gibraltar, a In Ye Flo Lat pl ns actin eurmban fa Venecia, cargadas con los metales de las pieles de inavia, las magnificas lanas de las telas de Flandes y el vino de Francia, Y si bien es cierto que Ia fia confirié a Venecia una stuscion de privilege, facron os vvenecianos quienes hicieron el resto. En los pri- meros aiios de su historia desafiaron, en el este, 4, Constantinople, y en el osste al Papa y al Sato Emperador , apoyandose alternativamen- te en uno y en otro, pero manteniendo con tena- idad su independencia; cuando se los invitaba a convertirse en. sibditos, respondian: “Dios, que es muestro amparo y nuestro protector, nos ha preser- yado a fin de que habitemos en estas aguas. Esta ‘Venecia, que hemos erigido en las lagunas, es nues- tra fortaleza: ningiin poder de emperador o de Principe puede alcanzarnos”; si eran amenazados, estaban en condiciones de replegarse en sus islas ¥ desde all, en son de. burla: podian cafloncar con balas de pan a las tropas apostadas en tierra firme que trataban de rendirlos por hambre Siem- Pie favieron conciencia do que su porvenir estar en el agua y en ese Oriente cuyo colorido se habia deslizado ea su civilizacién y habia caldea- do su sangre: los venecianos eran orientales y o¢- cidentales ‘a un tiempo, corazones ardientes para el amor y las conquistas, cabezas serenas para pla- Rear y para gobemar. Gradualmente st fueron Gawtnde del crculo de terra fine que tenlan * sus espaldas; asimismo, acorralaron a los piratas 8 sarracenos y eslavos cuyos barcos sembraban el te- yror en el Mediterraneo; marcharon luego contra Jos piratas dalmatas que hostigaban sus naves de comercio y se apoderaron de toda Ja costa dalma- ta. El dux de Venecia se convirtié en duque de Dalmacia. "Es muy cierto —afirma el cronista— que el mar Adriitico esti en el ducado de Venecia’,* y llamaban a ese mar “golfo de Venecia.” En esa época se instituy6 por’ primera vez la magnifica ‘ceremonia simbdlica de contraer nupcias con cl mar; en dicha ceremonia se las al- tivas palabras: jDesponsamus te mare in signun veri perpetuique dominil * Era una cluded doncella, hermosa y bre, ‘ingie engafio la sedujp, ninguna foerza pudo violarla cuando tomaba pars si un compasero ebia desposar al eterno mar.* Pl en Trebizonda “sobre el mar Keg ntaae tia Te aisteiae, Slane Crimea, desde donde par- tia Ja misterosa rata que se intemaba en cla Piano, gous ¥ Chipre eran suyas; sus galeras lim le piratas los mares y no toleraron rival al- sguno; [iodo el comercio con el Oriente tenfa que pasar por Venecia y solo por Venecia. Las otras Eludades comerciales de Italia lucharon contra ella, nara sus cabalgaduras en San Marcos. En Venecia,_ 9] hhabia egado a_su apo- ‘geo; podia bafiarse en Bizanclo y arrojar sus botas & el Levante. Con razin escribié su cronista: “Dalmacia, Albania, Rumania, Grecia, Trebi zonda, Siria, Armenia, Egipto, Chipre, Candis, ‘Apulia, Sicilia y otras comazcas, reinos e islas fue- tron los fractiferos jardines, los orgullosos castllos de nuestro pueblo, donde volvié a encontrar pla- cer, ganancias y seguridad. Los venccianos reco. rian el mar en todas direcciones y todos los In- por las aguas, y compraban mer- Eancias y las Uevaban a Venecia, luego venian * Veneciagermanos y bivaros, franceses y lombar- dos, toseanos y hiingaros y todos aquellos que vi- yen del comercio y se Ievaban los productos » us comarcas.” Apenas asombra —como observ fun viajero posterior— que los venecianos se enor fillecieran de su inmenso poderio, ni tampoco Sombra el hecho de que, cuando un veneciano tenia un hijo, los demas comentaran: “en el mundo hha nacido un signor”. ‘No es licito afirmar que Venecia era la ciudad sms altva de la tierra, la noble cite que Ten opele Venise, qui est orendroit Ia plus bele dou siecle? * En el afi de gracia de 1268, la vida era algo bello es ‘para esos principes mercaderes que ‘el magnifico Oriente en calidad de feu- eu ifel sti a & By # E : ei iBy i 1 KRHA « ie ee fel HIT RT een A a at ate Hit de todas ay wi ane fips 43 itt uli aly epithe if cere HLH ram riltinametel ie el ied tn Hla ater uig ull i Tie sn ld ili AtAle #f ® ign numerosas damas, damiselas y doncellas, muy atavindas.”* ‘Sucedié que en nuestro afio de 1268) asumié ol poder Lorenzo el nuevo dux, y para celebrar su ascenso hubo wn gran‘desfile de guil- das frente al palacio ubicado en la plaza de San Marcos. Martino da Canale presencié esa cere- monia y Ia describié inte en su crénica. En término Iegé Ta armada, que se des- pplazd en el puerto; cincuenta. y otras ma- ; Tuego los tejedores, ricamente adornados, después los diez maestros sastres ataviados de bianco con estrellas de color carmesi. Pasaron & ‘continuacién los maestros ie Hevaban Seaee "de olivo y coronas (también de olivo) en In cabeza; los los fabricantes de pana, vestidos con ropes fords, do piel tejdas Bax ellos mismos; los tapiceros Uevaban guimaldas de cuentas doradas y capas blancas bordadas con flores de lis, avanzaban de dos en fondo, precedi- dos por nifitos que cantaban chansonettes y cobles. Después los fabricantes dé pafios de oro (westidos todos con esas telas) y sus servidores ataviados con telas de yy de oro; Iuego se Tos fabricantes de sedas, ‘ataviados fon sedas, y los carniceros, vestidos de escarlata; los vendedores de pescado, cuyos trajes, picles y : ‘eran magnificos; los maestros barberos, y por cuatro da- miselas cautivas, con extrafios atuendos. Ensegui- da pasaron los artesanos vidrieros, vestidos de ¢s- 50 con guarniciones de marta, caperuzas or- ladas de oro y valiosas guimaldas de perlas (ex- hibfan recipientes y vasos fabricados con el famoso cristal veneciano); los fabricantes de peines y lin- ternas Ievaban un fanel leno de péjaros que ha- ser soltados en cia_del dux; los orfebres lucian coronas y do oto: cocaine ee plata y zafiros, esmeraldas, diamantes, topa- circones, amatistas, rubies, jaspe y carbun- clos. Maestros y criados estaban Tesi osaraiae vestidos y casi todos Iucian orlas de oro en las i 8 gada por diversos instrumentos y Hevaba co pits botelas de vine; creanbes ts esate pat , cantando baladas’ y cantos de salutacién, y sucesivamente saludaban’ al Dux y a la Dogaresa exclamando: “Dios salve a nuestro sefior, el no- Lorenzo Thépolol” Nimbada de’ esplen —espectiiculo encanta- quienes any escuchaban— y trans- antes de que finalizaran los de que todos hub i é ly i j } ai qin F i ait HE i Hi u f i i i Aespoar 2Quiéa im ‘ida de los snerdotes de Sen Marcos al Dux (Crit. ‘ince, Criste regne, Criste inpere. —=ae Lourens Teuples, Des gracie, inclit Dus de Venise, Dalmace atque Groace, et dominator de la quarte partie et demi de tot Tenmire de Romanic, sou- Sement, honor, vie, et victoire. Saint Marc, tu le ie), ® podia dudar de que Venecia, rival de Ro- ma y.vencedora de Constantinopla, era Ja ciudad més hermosa, rica y {lo era? Escuchad y juzgad. A miles de kilbme- tros de distancia de Venecia a través de las tierras y mares de Asia, un poco al sur del rio Yang-tsé ¥ cerca del mar, se erguia la ciudad de Kinsai o Hangchow, capital de los Sung, quienes gobernaban en la China meridional, que ‘ain no habia sido conquistada —en el aiio por los tirtaros. Kinsai, al igual que Venecia, fe ergufa entre sus lagunas y estaba surcads por inmumerables canales. Su perfmetro media a dedor de doscientos kilémetros —sin contar los su- ‘burbios que se extendian en torno— y no habia un solo palmo de terreno que no estuviera bien po- blado. ‘Tenia doce inmensas y cada uno de los doce barrios de intramuros era més grande que Venecia integra. Su calle principal media Uinos setenta metros de ancho, corrfa de un extre- mo aco do a cud y estab intempo siete fos, por una ‘muy amplia, bor- deada por casas, jardines y palacios y por las tiendas de Jos artesanos, que eran regidos por do- te grindes ula. Paralelo a. 1a calle principal cortia el canal més importante, en cuyas onlas se evantaban los depésitos, construidos de piedra, de los mercaderes que comerciaban con la India. Do- ce mil puentes de piedra franqueaban los cursos de agua, y los que estaban sobte el canal princi- ppal eran lo bastante altos como para permitr que por debajo de ellos navegaran barcos de ‘mistiles, en tanto que por sus calzadas circulaban carromatos y caballos. En los meroados de Kinsai 52 caderes vestidos de seda, y las muj tmosas del mundo pasabes’ meciintore lingusie, He cod ee reece, een attree de negro pelo y arcs centelleant | eee Junto a Ie ciudad habia un lindisimo fate hori chi Gera tna pesecemes itos de la tierra, nado de fslas boscosas en las que se enfuien abo, ones con nombres encantadores: “Panorams. del Jago", “Cimaras de bambi", “La casa de los ocho Kina, igual que or All{ los habitantes de sa, al igual que los venecianos, se paseaban en lujosamente tapizadas y ornamentadas, en cimaras relucfan pinturas de flores de -_ ~=—St=t=*S remontaban el rio hasta alcanzar-la ciudad) y de Wa gram cantidad de bareos que arabe 4, Zaiton (tal vez Ia moderna Amoy), el puerto (ahi an ator cada’ oto se almucenaba "una cantidad de pimienta cien veces mayor que la re- cibida por la Cristiandad medio de los fos levantinos. De y de las Indias ban especias, iloe, séndalo, ‘nuez moscada, nado che. apeans on comm Grandes juncos cargaban ‘estos productos, junto con edt ardor de sea de todas It cn de Mansi," y za rumbo al archipiélago Se oe a eres as el binchedas for Jas. brisas das de especias hasta a Ceilén. Alli, los mercaderes de Malabar y de las ‘ciudades comerciales de la Ind: meri- 11 embarcaban sus cargas y luego las vendian su solian decir que nadie, ni siquiera un veneciano, podia imagine tmultitud de. bajeles ecesenuale due srenereoe Dats del Oriente colmaban a chinos, | Tam! weiea te scuerde en aflmar que Kings era, si Jugar a dudas, Ja ciudad més bella, rica y_noble del mundo, Para los habitantes de Kinssi,. Vene- cia habria sido-un-mero.suburbio, y el Levante, tun corral, El Oriente fntegro era su ambito co- mercial, y su riqueza y su civilizacién ya eran Pero las maravillas y bellezas ran nicas use hllabad exenta de Svein ny a tres dias de camino —también sobre el gran ce. pale cctabe emplazada Sugui que ahora se lama set ioctrat Perimetro de alrededor de cua- Kilémetros, con sus enormes multitudes arre- molinéndose en’ las calles, sus médicos, sus fl6- sofos,y sus magos; Sugni, donde el jengibre eva tan abundante que podrian haberse comprado cua- opin bras de esa cspecia por una moneda de pista venecana, la seda se manufactura- ba om cantdadss an grandes que slcanoaba pre hades Jon ct ¥. aun para abarro- Ser es ee ee an ree i, en cuya jurisdiccién se halal ciséis reas cludades fn. las que florian al oo: mercio y el arte. Si no hubiérais conocido Hang- chow, habriais dicho que ninguna ciudad del mus do, ni siquiera Venccla 0. Constants ger nombrada a Ia par de Sugui. Por cierto, hasta los chinos mismos, al contemplar las riquezas Ja hermosura de esas dos ciudades dudaban de que ae Placenteras cortes celestiales’ pu- Sas ; ¥ citaban orgullosamente el pro- Shang yeu tien Hi yol Se Heng ey Get epara a wt i ti ltd: ie te es | La’ ‘ia ‘en Afganistin. ave Ciiveaso, en gran zonas de Siberia; hat de Menor. ‘Kan Many 835 tind; ! 4 alin Jos confines de la China septentrional; aunque sin intemarse en la China misma. A su regreso pudieron contar inniimeros relatos sobre los con- qui sban sus tien- dente y al interés con que escuché sus Esas narraciones ya. estaben muy ‘itoaidasy su tio Maffeo habfan desaparccido en Tartaria. Eran ricos mercaderes que contaban con a batea propio para comerciar con Constantinopla,| y ex Se iidod. babln Gotstde aucrer um" d¥eceurt comercial en el territorio de la Horda de Oro, gee ge caendla hacia el Norte del Mar Negro y vas posibilidac 4 ast pues lov Pols wean ones reror tmnca hablan regrenao, Y Maron, cuando correteaba por los muelies, tomaba de la manga p(t = a los marinos y les hacta pre sobre aquellos toe ndeades Ants lo pobladas por los tr jinetes salvajes que beban leche de yegua y tenfan ao [mat ahah, asta qUE, POF sti. magos y hatos de ganado; entretanto, se pregun- tebe at bubria sido de mu padre y dem th, y si estarfan muertos y perdidos para siempre en ese rio hizo Matthew Amold en Sohrab y Rustum, tendremos un esquema del viaje de los Polo: ero el majetuoso slo proseguia su curso mis alli dey nicbla'y del susuro. de esa tier. baja Penetrando en la belada” luz do Tat etelas, se movia Tiger a tovér de law calladas’soledades de" Chorasan bajo la hana solitaria; iia en diveccién a In'estrella polar, mds alli del Orgunje, esbordanteluminoso 'yplateado; entonces its arenas comenzaron & rodear su trayecto Hiquido ron sa cortentes, yor por expacio de muchas Jeguas bgt apido Oxo lucha 1 re dBc Se nn at Se estos expnoe Jp olvidando Ta radiante rests. que tenia Za ‘tu elevada una montabosa dl Fam, SE convierte en emtbotado. vagabundo’ sin’ destino, ae por fn, zctcha!el amsiado estruendo de las olas, y ancho tee, non ponent. en tas estrellas que de baparse en Tengen y bein sobre cl mar de Ara. a8 ‘Tres afios permanecieron los Polo en Bucara, hasta que sucedié que un dfa Hegé a la ciudad, cen su viaje de regreso, una embajada que después de cumplir una misién en el Kanato de Persia, re- tomaba a Ia sede del Gran Kan Kublai, que go- bemaba en la lejana China y a quien todos los tirtaros debian fidelidad. Al jefe de Ia em- jada le asombraron el talento y la simpatia de Jos hermanos (quienes se expresaban ya con bas- tante soltura en la lengua tértara) y los convencié para que lo acompafiaran-en su trayecto de re- greso a fin de presentarlos al Gran Kan, quien nunca habia puesto los opt hombre del Occidente y que —segin aseguré el legado— los reabiria maguiatmanente, No aici ave necianas si hubieran rechazado tal oportunidad y, evando consigo a sus servidores venecianos, du- ante un afio viajaron con la embajeda tértare & Cy informarse sobre Boke he danse se cera, demas y cepecial, Tes fommule preguntas coke ot Pape, wb asuntos de la Iglesia y sobre el culte de, Goetrinas religiosas de los’ cristianos, ‘Como iombres instruidos y discretos, los Polo res. Pondieron a todas sus preguntas con concoptos mipeencettados y, ademés, como estaban muy fa. rillarizados coi la lengua, téta 2 ‘su presencia.” 1 toa 2s Bb el Gran Kan decidié enviar de Pi GPa pts ds inchgetr exenjoon ae personales’ y ijadores Ein ges oor it! pe ol Grn a de li poco inje, “ {ntenso, la nieve, el hielo y las abit ase. Se tot, de modo. que Coan Kan, el Pape invmon tres afios antes de que pudieran llegar @ =) dominicos, Tere, en abril de 1269. En esa ciudad se enters: ofandoe fon do que el Papa habia muerto el afio anterior pate Se sin neo odin, cup renfuers, can tao Ge sucederle; por €s0, ‘ 7 ‘geal mt se mis, jatamente, decidieron visitor st rape de ae j I & t i ete iy Hk “ SS Fr fr ,, dejaron atrés el Monte Ararat, Marco oyé decir que estaba el Arca de Sea: Se ee Net e los manantiales de petréleo ‘ascendid al trono existencia de un gran mar interior, el gorio X; y fen la mision ————E rl s—™—~—— puerto arsfbaban los navios de la India, aberro- Eidos de especias, drogas, maderas_perfumadas, joys, tls de oro y colmillos de elefante. ‘Tenian {ntencién de-embarcerse en ese punto, sistieron de hacerlo caso ‘los y Gesguarnecidos navios con que los drabes desafis- ban los peligros del océano Indico no les inspira- ron excesiva confianza. Ast, pues, volvieron hasta 1871, ao dennis en que llegé a ellas un explora- ‘espantosos ios que le salieron al paso: bre, cabelgatas fantasmas ae fe 9 ar°3, eseuchado, visto yt ¥en todas las épocas. Fi, iat pune ser? Mi feta formas Caparo cy ml rrr monn, open smbras_ gue hacen si yeu stirea que abean Ie sei . 0 arenas y costas'y en el desirto erick 1% hombres Por iiltimo, Hegaron san frit cl contin noroeste de Chinas frontera a través de las grandes golia; alld les dio la bienvenida la * Cita tomads del Comus de John Milton. (1. del R.) cy Marco —quien sin duda ya era un “joven cortés” y bastante bien parecide— y pregunté quin era; Tespondié Nicolo: “Sefior, éste es mi hijo, vuestro Servidor’, a lo que el Kan replic6: "Sea bienveni- pee cae larga. y estrecha vinculacion, pues fublai Kan pronto descubrié que Marco Polo ere discreto ¢ inteligente y empezé a encomendarle Giversas misiories. Marco, por su parte, advirtio (que el’ Gran Kan‘ siempre estaba deseoso de_cono- EEF jas modalidades y costumbres de las muchas tribus sobre las que ejercia su Imperio. Kublai disponia en grado sumo de esa noble curiosidad que-es el. germen de. la. sabiduria, fastidiaba spbremanera que sus legados, hombres ‘excelentes y muy escrupulosos, se dedicaran sol fos asuntas que les habian encomendado, sin m\- far a derecha ‘ni a izquierda y sin haber observe- do nunca, probablemente, que entre Ins tribus abo- Hgenes Iiamedas Miaotzu que habitaban en les del interior prevalecia la interesante y sin- gular costumbre de la couoade: Les chinot van a acostarve '¥ yacen en el locho en hugar de sus mujeres! “El principe, por consiguiente —dice Mar- at lake jue sus legados eran necios y hey soils oulanar, ‘Me soothe tnds clos hablar de las modalidades y rarezas de i eferentes comareas que, hbéis visto en npr de que me habléis solo de los asuntos que habéis habfa escuchado-a los atezados marinos del Rial- to, estaba habituado a proceder de modo may distinto) Aprendi6 con suma rapidez varias de las Jenguas que se hablaban habitualmente en el im- perio:del Gran Kan. Veamos eémo describe ‘Mar- 6 Durante tres aos fue gobemador de la gran ciu- Ai a. shakes Uengeho us tix eiaionets: clones en su jurisdicesén y estaba es Ps icantes de armas y de eqajpos Yc aba beans, etiguos_ como ae ins, mmiltares>® "Visits so etientipus seeped Seeds SO feet ee verted tirtara —en Mogolin— y pasd tres ‘dad 30 con su to Maffeo. En otra oportunidad se Pero Marco Polo no describe solo palacios: Extude « la Cochinchina en cumpliniento de ne también os habla dl intercambio coaPait misién y- va Se ee ee ae Ee fesqnvolvia en ef gran canal y en los tine ee ial 0 idl, the hed una vi oS tinentales de China, de la imy ién y exporta- ei de las grandes ci ee oats cién en sus puertos, del pe moneda y del sis- Malabar. Por cierto, podria haber reflexiona Panto”, Bostas y caravaneras quo unia Yoder iy ae Per a grTtorio. Nos proporciona una ine ‘como Ulises Hl eapetsda de ese_imperio- enorme y'pacifice, He and a tne mba fou, colmado de riquezas, de sabios y texeade? Roe oe yon 396, y también nos habla desu nite Kublai ieme'y comers Kan, uno de los monarcas mis nobles cate Te que {yo mim ne inn to beortdo por todos poet sentado alguna vez. en un trono quien, aye pesto que “Ia China es un mar que sala iodee gy Polo describe la gran capital - Hos que desembocan en él, era mucho one que Ino (Rakin) coral norte» la betes Rina (Hang- Taeatbere Kan mogol, pues fue, on verdad te chow) en el sur; doa eet el tee Bieri. saperadar a cuyo, Tinaje Hamado icado en ‘con sus nibditos “dinastia Yuan” de Y pros, su pando ce minmol su pala de BE," sible China wage ieee, estaba suspendido rie on cheat For cierto, lo que vio Marco Polo debe de tienda— de doscientos cordeles haber superado a lo que nos cuenta, EI tono im- lleriza 4 blancas y sus prodigiosos mages. ale 8 “Eft Sin doda, el peseje de-su obra ends tunoeide ‘pot Eee gran parte del libro es a Jes lectoesitgless es Te deeipién del palin —— ol ae oak dae eke a a digs evidencia de que frecuents a los conquis. de Marco, aimlindsl aun mareilo ona es mogoles mi See En Xanadu, Kublai Kan camente chinas, tal e ke. jaacio, s, tales como comprimir Tos tee are enn Oe ee las mujeres 0 pescar con corvejones (ambas fue- ode coca ea pprctamente "por Odorin de LN. P viajé por las zonas dedicadas al cul, dag yO DHE de Uy, 8, 86 Tear vo del té en Foskien, pero mince aes at cok bebida’e inclusive ‘no dice ‘nt una palabra: sobre Ta Gran Muralla. 22 Y, sin embargo, en cierto. sen- tido, qué tipicamente europeo es el Iicido inte- és que despierta en 61 todo Io nuevo ¢ insélito Cuando se refiere a los pacificos mercaderes | y emiditos de Suchow, declara: “Es una casta de in Gividuos pusilimimes, ocupados solamente en sv Somercio ¥y en sus) -manufacturas; en estas activi- Gades sin duda despliegan considerable habilidad, ys foeran tan emprendedores, varoniles bell Yosos como. ingeniosos, su cuantia seria tan pro- digiosa que podrian dominar no solo su provincia {ntegra, sino también extender su predominio aén nds lejos”. Casi quinientos afios mis tarde em Contramos idéntico juicio expresado con otras pa- labras: “Més valen cincuenta afios de Europa que tun cielo fntegro de Catay".” La respuesta es na -gunta: epreferiiais ser el chino pusilénime que pres inté un paisaje o el curopeo audaz, varonil y elicoso del mismo perfodo, cuya empresa més notable en el arte pictorico es un cuadro en el que Se reproduce el momento en que Marco Polo se Gispone a embarcarse? Qué es la civilizacion y jue es cl progreso? Sin embargo, on. su libro se ‘Avierte que Marco Polo distaba mucho de tener Tncidez solo para captar los cinones de su propia Ja religién, pues dice refirién- atria y de su propia Tose al Buda Sakyamuni: “si bubiera sido cristia fo. habrfa' sido un gran santo de Nuestro Sefor Jesueristo"; asimismo, pudo honrar a Kublai co- mo el Gran Kan merecia. No obstante, aunque Marco Polo demuestra tun conocimiento de Jos chinos més Timitado que el aque podsia. esperarse del. extraordinario, detalis- Cita tomada de Locksley Hall, 184, de Tennyon, (n, dat) 0 los:pinos y de la nieve”. Es del fundator de la: dinars Seng mre directo hnereditario. Cuando ‘esa. dinastia’ fue denoted Ocho cabetlos en el Ms parque de Kublai Kan. nun com tambien le com de forma cqeecte ck giatiore Kuan, que. pintabe en exquisite el grécil bambi y la. peonia nto atraian a los artistas chinos~.y de quien se SPT AEs PUEG Magnet teecnegs fae decudtetrarauestige WUietuat TAL NOH ei Hubei peated Hua beuiiees EAD fad ain Alii itgs if ELA er ges jaiedeideulis ph fie el tus a clase an igi mie at ae flail fa gi oe ut wesssfat plans! niin atl tere ' a 3 Hy aed 4 may pera allio jugs de alg Su vuln rey ew dias gp, en Hangchow, y que, sin duda, sido riadas en Cambaluc, a) cuidado de Jamu, la rei- na favorita de Kublai Kan, El viaje fue largo y dificil. Tavieron que soportar prolongadas. demo- fas en Sumnatre, Callin 9 la india Meridional, que tanto, los juncos tardaron més de dos afios en lle- gar a Persia; en el camino: murieron dos de los tres embajadores y muchos miembros del séquito. Al arribar se enteraron de que en el interin tam- bien habia muerto Arghun, esposo, de- jando ‘el trono aun hijo de corta edad, en cuyo nombre gobernaba: un regente: Por consejo de ese regente, los’ Polo’ solucio- naron adeciadamente el problema transfiriendo a la princesa al rmmevo monarca, y Marco y su tio puntualmente Ia entregaron al principe que. esta- ba en Ia provincia de Timochain, donde Marco Polo observé que las mujeres eran, a su parccer, “las més hermoses de] mundo”, donde se erguia el famoso y slitario arbor seoco y donde la gente todavia conta historias. del gran Alejando de Darlo. En Timochain se despidieron dela Princes, eon el ranscurn!del argo wile be fa Negado a quererlos como se quiere a un padre asf asegura Marco— y Ioraron amargamente anndo se separa, Cuando at extuban en Per sin (después de entregar a la princesa se queda- fan rte ates cn 2 pais, Polo recbron lavnoticia de la muerte del Gran Kan, a quien habfan servido com tanta: fidelidad y durante tan- to tiempo, Kublai murié- ala avanzada: edad de * 4os alminares de Persia y las tiendas de los indésaitos Lértaros de Kipchak que gulopaban en las ne » Tanto se habia. extendido el. poder de Ke aan Una sombra cayé también sobre el. corazén Mareo Polo: era como si una. puerta se hubiera Sgerado tras él para nunca. mis volver a abrise, ‘el curso de. su travesia —dice— nuestros vis, forrs fecibieron noticias de que-el Gran Kan ha: on esta vida, y ese hecho ponia fin a toda esperanza de volver a. visitar aquellas re. giones.’ Prosiguicron la marcha. hacia Venecia, pa- sant, Por Tabriz, Trebizonda y Constants las y ‘embarcaron rambo 1 gunas a fines de 1205. aia desler Nos ha sido: transmitida, ura. extrafia avillosa leyenda sobre elretorno de. los Pola “Grande 1 alld: —dice’ Ramusio, que edité libro de Mareo Polo en el siglo xv-~, es su nativa Itaca des: je.” Cuiando gol- nocié, y ellos tuvieron gran dificultad para com venoer a sus parientes y conciudadanoy veneers, nes de que eran realmente aquellos Polo que, se. dew HOMAGE I ei pie, 38 75 gin se crefa, habjan muerto hacia tantos afios. De Scuerdo con el relato, demostraron su identidad en forma satisfactoria, apelando al recurso de invitar fa todos sus parientes a un gran banquete: a me- dida que se iban sucediendo los platos, se pontan trajes progresivamente mis suntuosos, hasta que, por ultimo, trajeron sus gruesos chaquetones tis- faros y, al rasgar las costuras y el forro, “se des- ramaron innumerables piedras preciosas, ru- zafiros, carbunolos, diamantes y esmeraldas «que hablan ‘sido cosidas en cada chinqueton con cuidado yue nadie pudiera sospechar Simexistencia, La ‘exhibicién de exe extraordi- nario e infinito tesoro de joyas y piedras precio- sas que cubria la mesa asombrd tanto, una vez mis, que todos los presentes quedaron riiudos y fuera de si de sorpresa, y en seguida reconocieron 1a estos venerados y honrados caballeros, de quie- nes al principio habian dudado, y los recibieron ‘con extremado honor y reverencia.”* Desde el siglo xm hasta la fecha muy poco ha variado la elena hamana. Las piedas preciosss son una leyenda, pero los Polo sin duda llevaron muchas, pues eran mercaderes de joyas; habian tenido am- plias idades comerciales en China y, ade- Inds, ef Gran Kan los colmé de “rubies y otras joyas magnificas y de gran valor’. Para llevar Consigo las riquezas adquiridas lo mas convenien- te era converttlas en joyas. Peo ol indagador Ma co también disponia de otras cosas para satisfa- cer Ja curiosidad de los venecianos, como lo insi- néa de vez en cuando en su libro, Llev6, por ejemplo, muestras del sedoso pelo del yak de Ta gut, que fueron muy admiradas poy sus compal tas; la cabeza y las patas disecadas de un almiz- clero y semillas de una planta tintérea (indigo, probablemente) de Sumatra, semillas que sembré en Venecia, pero que munca germinaron, porque 6 ‘el clima no era suficientemente célido.*° Mlevé presentes destina ides al DES pak eee, tario, hecho en 1351, de los objetos encontrados en el palacio de Marino Faliero incluye, entre otras cosas, un anillo regalado por Kublai Kan, un co- lar tirtaro, una espada de tres filos, un brocado de la India y un libro “manucristo del susodicho ee titulado De locis mirabilibus Tartarorum.® EI resto de la vida de Marco Polo puede con- tarse ripidamente. La leyenda refiere que todos Jos jévenes venecianos tenian por costumbre acu. dir a la casa de Polo a fin de escuchar sus rela- tos, pues ni aun las fébulas que contaban los ma- Aiupe ints: ptealentsteting ee cee ia vagabundeado los trtaros el adclexcente Mazar odlan compa rarse con las leyendas que él mismo narraba en Persona; y como siempre estaba hablando de la §randeza ‘de los dominios de Kublai Kan, de los millones de rentas, de los millones de juncos, de Jos millones de jinetes, de los millones de ciudades y de poblaciones, Je pusieron un sobrenombre. apo- dindolo en broma Marco Milione, o Il Milione, jue quiere decir “Marco Millén”; este nombre se Biblio pat desu aon ac oss a ica, su casa fue con Eeoomindiin’ de Corte Milo. Fer Sobemnas abandonar la leyenda y @ Ia historia: la fgotigua rivaidad entre Venecia y Génova se Palo, y'to deapre table prociocde Vows , Venecia, menudo, cuande sus guleras navegeban - ‘abeceando profandamente > direcoéa'a Famagusta y al ocalto Sol ue clrunda con lag ‘de forgo Ta la del negro Trucando eiclavor mocenos © naranjs do Sia, pin sronte bo ste, tle hata aberetar Ty tedege de Samer, do agus de frat 'y de caddvores Pot ‘iltiind, én 1298, tres altos después del re- de Marco, wha flota al mando de ti Doria aaip Fubo al Asai con el po BBsto de aati, en su propio mar, el engullo de Yenecia, Los’ veheeianos armaron tna gran flbta salir al encuentro de los genoveses, y Marco Bolo, el hombre. diestro y dotado de un’ conce- ‘miento tan’ amplio sobre el arte de navegar — aunque era més hébil con Ios juricos chinos que con os navios del Occidente—, fue con ellos co- mandando na galera. El resultado del. encven- zo fue una aplastadora. victoria obtenida por los genoveses en las cereanias de Curzola, Ardieroa sesenta, y ocho galeras venecianas y fueron leva- dos a Génova siete mil prisioneros, entre ellos Mar- co Polo, qiuien pudo apreciar asi los frutos de:esa pujanza, hombria y idad cuya ausencia tan- to habfa desaprobado en los habitantes de Suchow. Pero pronto empez6 a difundirse en las. ca- len y patios de Géaova el rumor de que eit cencarcelado cierto capitin veneciano que narraba tan maravillosas leyendas para distraer los ratos, de ocio que nadie podia cansarse escuchénddlo; inmediatamente los galanes y sabios y las audaces damas de Génova se congregaron —como lo ha- ban hecho antes los hombres del Rialto para escuchar sus relatos sobre Kublai Kan: Sefior do los fratos de Tartatia yide mo "ior argentados; foe Se Iss. colines de Tartar, ™ dy vas, coteis Scala hd the pt 35 ar ios endorses ares sl espa, a foropae, deca de los pljros iversas estirpes humanas y las pecu- festumbres | matrimoniales del Ti fetlinde do lar dtd ‘oomarear_ del mens, Peg, gisena (en ane de: sar mance, de tomad este libro: pla end Flr es gentmarisme: En cele contree aureet Sa, 2 ‘ana en vingt quatre? sae tance Polo, prudent yeradito. cludadano ‘le gee oe stele y Moreta tenia, atedloe wei a Venecia, distingue con claridad qué coms vio y Jeg Bran oomices con gerfaltes a cree aot de labios de otros, pues it * 4" donde cazaba el Kan, She ca chesheumante sahca’ Tas ‘waldias sem jevendas del padre somieganiag, So maravillas de Marco Polo eran més asombrosas AdolesceresPt siempre cuando ellos aie cies atin que las hazafias de los caballeros de Arturo es, en tiempos de Kublai Kan? y Pposiblemente se adecuaban mejor a la medio- ing; Pdemes saberlo, ni tampoco. podemos ere pa de Rostiiano, pues aor Gnico th divine 5 Matay emer a? Te chadad de Ja, de, prestigo a los ojos de ln posteridad parece Hagnnas le hubjeran nacido solo hig at set el hecho de haber omitido en. el compen gar de haber engendrado tun hijo veneciano que de Is hietoria de Laneslote el epiodio (ail peo. {olviera a aventurarse en esas tin kjenae yee mg de amarse) de los amores de Lancelote y de gis donde habia dejado, seguramente, buena par- Guinevere. “jDesgraciadamente —observa su edi- te de su corazén, Alguna vez, quizi, hablarie! de tor franeés— el ejemplar de Lancelote que cayé en Sr fen, Pe sa servidor thsias agua oe manos de Ia pobre Francesca de Rimini, no era com rt, de toda eaclavitud, tan cobpletsn uno de los expurgados por Rusticianol’ pecado 7°, Dios que libere’ a mi alma de tone Mere Foie fae pers wi Mexia. (macho ae de haberlo lamentado en palacios , Aigunos Supuesto que fue é1 mismo tore) yal abode on nfo sega Venda trajo consigo del inte Pedro. cl Tisai Desde entonces su nombre suele aparecer en los Ia posiil 05 complace sobremanera; no cha, archivos venecianos en asuntos de indole Jepsl'* fante, es més probable que lo haya comprado en 1505 encontramos al Nobis Marchus Polo Mi Gali pues los venecianos eran invetoner Honi en calidad de aval de un contraband, de Ebits de esclavos y considcraban que Meer yinor: en. 1911. desumeis a un fotermediar doe tértaros eran los ‘mejores y. mds ie ) ‘honesto Je debe dinero por la venta franscurrié su vida, y en 1 _murié Marco Polo, mizcle (4, Marco, habia visto al almizclero en su muy honrado por sis cori , deapaa ae como siempre, estin dispuestos a mentir a los de- Sen’ se apkesuran a considerar mentiras To que en tu perversidad no ereen o no entienden; y:como en Sse bro hay muchas cosas desmesuradas y extra- Gas, que sobrepasan toda fe, sus amigos Je solii- taron'en su fecho de muerte, que corrigiora el bro” quitando todo To que no se ajustara a los he- chor, # lo eval replicé que no habia eserito nila Sted de lo que realmente bubla visto”** Con ret claridal podemos imaginarnos ese viltimo develo de indignacion del moribundo,indagador gue fos Tens ats de su aventnd bal fo ‘Iitdo notas sobre tribus y costumbres extrafias, des- tinadas al prudente y ma Kublai Kan, de (gulen se afevian a dudar los mediocres! Por cierto, Ihe descubrimientos modemos han confirmado ple- nameate a excita de os informs de Maro Po qo. Bs verdad que algunas veces repetia algunas Io EE Tiotrdas que fe beblan contsto; por ejem- plo, sobre los hombres eon cara de perro que vivian fn as las Andamin y sobre av “sas macho hembra” predilectas de los geégrafos medievales, tales historias ‘no eran més que andaluzadas ‘narineros; y cuando Marco Polo relata Jo que hha visto con sus propios ojos, io hace con absoluta cenactitud y nunea sostiene que conoce Tugares que tno ha vistado, Los exploradores de la época 1c- tual, Aurel Stein, Elsworth Huntington y Sven Hedin, que recorrieron el Asia Central, lo han rei vindicado triunfalmente. “Es —dice un inminente historiador francés como si se bubleran redeseu- bierto de improviso los originales de antiguas foto- sgrafias: las afiejas descripoiones dé cosas que no Rabjon variado podian adaptarse perfectamente a la realidad actual” ** Huntington y Aurel Stein Te- vvaron consigo a manera de guias, a les inaccesibles onus del Asia Central, el bro del peregrino chino Hiwen Thsang (siglo vz) y la obra de Marco Polo, cy €n reiteradas oportunidades comprol fidelidad do sus descripolonse tots tans foc deseabacete, parte de la Jana, cotizindose a buen precio, sean dadas a Dios.” * Sus cartas también nos acla- ran qué clase de peligros temian: “Ruego a Jestis ve haga llegar aqui pronto y a salvo ~escribe Ri- 'dasu ‘bien amado hermano George’ el 6 de ju- nio de 1482—; Robert Eryke suftié persecucién con los escoceses entre Calais y Dover. Escaparon a di- as penas.” Se han conservado testimonios de mu- cchas persecuciones de esta indole y, atimismo, tam- bién tenemos noticias de que a veces la lana era Quemada bajo las escotillas 0 arrojada al mar en el curso de tna tormenta. ‘Thomas Betson y los 2 menudo atra- wera TATE i y se en tons ct tan ebmosos cn Cas como ex Lon dres. A los mercaderes ingleses, cuando residian en Galais, no les estaba permitido alojarse donde qui- sieran’y en cualquier parte de la ciudad: la com- pafifa del Staple tenfa una némina de posaderos ‘con licencia” en cuyas casas phos eos sta} s. Por lo general, en ca - Cr los de may més influyen- circunspectos y respetables, comian en la mesa elspa, eect, eo easy bieren Swine d Algunas veces disputaban por las tarifas; por «jemplo, en cierta oportuni ‘Wil Cely temic 4i6 @ Londres una carta dirigida a Richard y a George: “Item, sefior: debéis saber que, a causa de nucs- tro alojamiento, ha surgido una desavenencia entre nuestro posadero Thomas Graunger y quienes re- sidimos aqui, pues Thomas Graunger, cuando se hizo de nuestro je. nos 6 que Nipegelnes porte come nis quo 8 cling y 4 peniques por semana en la mesa principal y 2 chelines y 6 peniques y medio en la mesa lateral, y shore dice que no aceptaré menos de 4 chelines por semana en Ia mesa principal y 40 peniques en Iterales; por Jo tanto, todos se marcharén y bus- ‘arin alojamiento, ya ‘sea en una, ya sea en otra posada: William Dalton estaré en la RK Ralph Temyngton, junto con el agente del ‘efor Brown de Stamford, vivik en la de Thomas Clarke; todos se irin salvo yo; por lo cual yo hago saber a vuestras sefiorias de modo que dis- e poner como mejor os plazca.” * Pero Thomas son nunca rilié con sus posaderos: la tinica que acaso tuvieran era que se demoraba excesiva- mente escribiendo cartas de amor y legaba tarde ala mesa, } 196 X habia mucho que hacer en Calis. Ant todo, uando Ilegaba la lana, tenia que ser inspeccionada {orsos funclonarios recles, quienes debian verfear si estaba rotulada correctamente; luego sus tos enfardadores examinaban los fardos, los reha- cfan y volvian a colocar los sellos. Era ése un mo- mento de ansiedad para aquellos mereaderes que sabian que entre los sarplers habria algunos eon Jana.de calidad inferior. El honesto ‘Thomas Bet- son, podemos afirmarlo con plena seguridad, nun- ca cometia fraudes, pero, en cambio, los Cely te- nfan bastante experiencia en triquifiuelas comercia. les; ciecta vez, cuando el funcionario de Calais tomé el sarpler mimero 24 para verificar su calidad, Wi- Iiam ‘Cely, su agentes que sabla que au ra’ inferior, Ia sustituyé a hurtadillas por el niimero 8, que era de “lana buena", y cambié los rétulos, y as{ fue como estuvo en condiciones de escribir Inglaterra: “Vuestra Jana ha sido juzgada por el sarpler que saqué en tiltimo término”** Con razén decla Gower que el engaiio reinaba en el Staple: Sig‘en le laines maintenir Je vot plusoure descontenic Du loyalté ta viele usance Después habia que pagar los derechos de adua- na y los impuestos al alcalde y a la Compaiia del Staple, que los cobraban en nombre del rey, Lue- 0 venia Ia tarea fundamental: vender la lana. Por ‘supuesto, Thomas Betson preferia yenderla tan Pinte gomo fuese posible, a medida que Hlegaban barcos, pero a veces el mercado estaba flojo y alana quedaba en sus depésitos algunos meses a dana de in esquila do verano que hubexe sake ‘embareada el mes de febrero o anteriormente y que Ro'se vendiera antes del 6 de abril era clasif como lana vieja; Ia Compaiiia del Staple estipulaba 197 que Jos compradores extranjeros debian levarse un sarpler de esa lana por cada tres de la tiueva, ‘aunque los flamencos protestaban y pretendian ad. quirir un sarpler de lana vieja por cada cineo de la fueva tenjan que aceptar las regulaciones®* En gran parte Betion tenia que desarrollar sus activi les comerciales en el mercado de Calais, donde altemaba con los majestuosos mercaderes franceses =descendientes de antiguas familias y que tenfan hhaciendas propias—, con los mercaderes nds plebe- yos, orlundos de Delft y Leyden, y con los trafi- eantes de lanas de las soleadas ciudades de Flo. rencia, Génova y Venecia. Entre los mejores clien. tes, tanto de los Stonor como de los Cely (pues se los menciona en la correspondencia de ambas fami lias), se contabari Peter y Daniel van de Rade. de la ciudad de Brujas. En cierta ocasién, Thomas Howlake informa que les vendieron cuatro sarplers de lana fina de los Cotswold a diecinueve marcos @l saco, con un descuento de cuatro cloves * y me: dio en el saco de 52. y agrega: “Seitor, conflo en que esto as plazca; yen cuanto a los mercaderes mencionados, que han comprado vuestra lana, son tan buenos como el mejor que haya venido de Flan ées y por eso les he demostrado mayor benevolen- dia y les he concedido todas las facilidades que es posible otorgar”.#* Sin embargo, los staplers no hacian negocios solo en Calais, sino que también se trasladaban a las grandes ferias instaladas en Amberes, en Brujas Y en otras poblaciones ‘cercanas. “Tomas Betson —escribe Henham a su amo~ Ilegé a Calais el ilti- smo dia de abril y luego partié con buena salud rum- bo al mercado de Braj el primer da de menrae J, Gloee Medi de poso utr en el Wifico Lar w. dat Rh) Em 198 en vez de comprar. El mismo escribe a Sir William: “Os complaceré enteraros de que la vispera del dia de la Santisima Trinidad Hegué a Calais y, loado sea el Buen Dios, tuve un viaje espléridido y, se- fior, con Ia ayuda de Dios, me propongo partir ha- cia el mercado el préximo’ viernes. Ruego al Buen Dios que me ayude y me dé éxito en todas mis empresas. Si todo marcha bien ai Ia graci de Dios, confio en hacer algo ae provecho para vos y para mi. Hasta ahora, han llegado pocos mercaderes, pero con la gracia de Dios venir muchos més, No perderé el tiempo sea el momento, os lo prometo... y, sefior, una yex que regrese del snercado, os informaré de todo, si Dios me ayuda. i rias Betson se encontraba con gran’ cantidad * desventajosos.® NEL autor el Libelo de le politica ingles se 199 | % ¥ F Fe i a z L i : porque compran mas Bist mercadece que fe que redne cuabguier otro? ‘Aunque las ferias se instalaran en distintas épo- cas y-en diferentes sitios, todos los afios haba cua- tro grandes ferias “de temporada” que correspon- ET ae ct, Tee ‘un “Mercado Frio”, al que Thomas Betson se enca- minaba arropado de pieles, y los cascos de su caba- lio resonaban en la escarcha que cubria los cami- nos. En primavera habia un “Mercado de Pascua”, y en esa época Betson silbaba alegremente y se po- Xia une viele en el gorro, Ha verso, eu a 6ptca ‘en que se celebraba Ia festividad de San Juan Bau- ttsta, se instalaba el “Mercado de San Juan"; Bet- son tenia calor, se enjugaba el sudor de la frente y fa un puesto de Amberes le compraba a un geno- vvés una pieza de satén Ieonado o de seda de Lucca rogalirsela a Katherine. En otofio, aproxima- alrededor del 28 de octubre, dia de San Remigio (llamado San Bamis por los flamencos), comenzaba. a funcionar el “Mercado de Bammys" fn esa feria Betson fle a Katherine tuna piel de cordero o de visén; también podia com- 1 Jos mereaderes del Hansa, que ve insala- Efienel Merosdo de Brujes, une fics mantilla ne- gra. En esos mercados, lo comerciantes del staple, Sieatras corsan de un lado a otro en busca de com: pradores para su lana, tenfan que darse mafia Pimplir don trviales encargos-de sus amigos, Pues quienes vivian en Inglaterra solian ser aso ‘que los fs solo existian para que uno Bee encase Algunass oe ocajos } pare enviar regalos a sus amistades, Uno queria Yn par de guantes de Lovaina, el otro azicar en pnecillos, aquél una pipa de vino. gascén (alld puedes conseguirlo mas. barato”), este otro una Yerdao dos do pil de Holand; adams el feng y el azafrin siempre eran bien recibidos y po- dian comprarse a los venecianos, a quienes los Gely ‘con singular ortografia denominaban Whenysyans. ‘Ademis por supuesto, los staplers tentan que bacet ‘Seupras Vincalbdas sos plopias ectividaes; por Gjemplo, adquirian bramante de Calas y lienao de Arrés, Bretafia o Normandia, para enfardar la Jana. En cuanto a los Cely, Thomas Betson solia decir que solo hablaban de deportes y de halcones, excepto en una melancélica oportunidad, cuando George Cely cabalgé en silencio a lo largo de diez millas hasta que se decidié a revearle que en Inglaterra su perra gris habia parido catorce ca- chorros, pero que tanto la madre como los hijos habian muerto.* Thomas Betson solla vender sus lanas y sus ea son en la. egencia do Calas, cen ch las ‘complicada tarea de cobrar a sus clientes —los mer- caderes flamencos— a fin de estar en condiciones 201 THe fa Esite fle & & ny He tales compromisos si los comprado- fztrnjeos demoraban on saldar ws cuentas problema de las cotizaciones acre- centaba sus penutas hasta extremos inconeebibles. Soja grees gue peas formaror un iden que plantean en la ac- gue, ademds de dies sbre- 7a E 5 5 F £ jlemas del pobre Thomas Bet- agencia se codeaban el florin de Escocia, el gulden* Amoldus de Guel- falsificado), el groat Carolus de Carlos. , Ins coronas francesas (Jas nuevas y las ), el David y el falewe'del obispado de el groat Hettinus de los condes de West- 0 aceptar To que podian conseguir” Imaginad por a i AG © Moneds de plata sada en Holands; cuyo valor era chal y ocho pengues. (Ne del RJ falia, el luis francés de oro, el groat de Limburgo, el groat de Milin y el de Ni el Phelippus 0 Felipe de oro de Brabant, las plagues de Utrecht, Jos postlates de distintos obispos, el real in Vet dice chelines), el “jince” e oe or (llamado asi porque tenia. grabada la Sor hombre a caballo}, cl Hora Rhenen del oli pado de Colonia y los setillers.* Betson tenfa que fonecr el equvalente de todos en moneda ingles, tal.como estaba fijado en ese momento por la com- i z F moneda inglesa gozd de envidiable hasta que Enrique VIII empezS a adulterar ef sistema monetario en beneficio de sus nefandos fines. Las cartas de los Cely abundan en irritadas referencias los inconvenientes del cambio y, sin duda, mu- ‘cho'es Jo que debemos 1 Thomas Bet- son, aunque es evidente que, al igual que el bar- budo mercader de Chaucer*, “era muy h&bil para negociar con escudos”. Para efectuar pagos entre Inglaterra y los Pal- ses Bajos los staplers solian valerse de las excelen- tes facilidades bancarias y de los instrumentos de crédito letras de cambio, etostera— que los mercaderes italianos y espafioles y los tes ingleses de telas, quienes combinaban el inter- cambio comercial ‘con operaciones financieras. William Cely, por ejemplo, escribe a sus patrones: “Pongo en vuestro conocimiento que solo he reeibido de John Delowppys (a cuenta de la letra ‘me envié Adlington) la cantidad de 300 libras , de las cuales he pagado a Gynott Stra- bant 84 libras flamencas con 6 chelines y 6 peni- ques. Ademis, os he transferido, por intermedio de Benynge Decasonn, lombardo, 180 esterlinas. no- * Chaucer, Cuentor de Cantérbery, 278. (N. del R) 208 mo de costumbre. Las cambié iques y medio flamenco Ia tanto el total es de 100 libras flamencas, 17 chelines, 8 peniques y medio. Ade- (0s por cada esterlina noble; ello totaliza 50 libras y atin tengo en mi poder lo que resta de Sanly, Benoveses, y la de Jacob van de Base esté disivi & Anthony Caisy y Marcy. Strossy, espafiolen fan chéis noticias de ellos en la Calle de los Lomban, Una semana después escribe: “He tenido conocimiento de que hal ibi- de por interme fe John Rayna eee eee telas, 60 libras esterlinas pagaderas el 25 del mes ¥ por intermedio de Deago Decastron (Diego de Cestro, un espafiol), otras 60 Iibras esterlins, pa. gaderas el 26 del mismo mes; y ambas obligaciones se harin efectivas en el dia; en cuanto a Lewis More, lombardo, se Je ha pagado tengo en mi poder el recibo; su agente es un individuo penden- {Antigua moneda inglese que valia 6 chelines y 8 pe- niques. (N. del R.) —* 78 pe 204 ciero que 26 niega a recibir otra moneda que no sean groats de Nimega.” % in dul, en et slojamiento Thomas Betson redactd muchas cartas similares a ésta: se quedaba trabajando hasta tan tarde que se veia obligado @ escribir a sus amigos a Ja hora en que tendria que haber estado durmiendo; encabeza asi una carta: [Es Londres, el dia de Nuestra Sere, por ln noche; confio en que vos estaréis en vuestro lecho; en cambio, atin estoy despierto, y asi Dios me ayude.”" Pero, indudablemente, una de sus tareas més arduas era hacer el balance anual. Veamos obo procedia: fa 7 F g aye i 3 | ages ‘Asi transcurria la vida de un mercader del Sta- pie: etbaleundo hhata los Cotswold en busca de ; traficando en los despachos del Mercado de Lanas, navegando entre Londres y Calais y entre Calais y Londres; regateando con los mercaderes extranjéros en el mercado de Calais o yendo a las ferias flamencas. La Gran Corporacién lo ampa- raba, dis i eo berets eek albania, vigilaba la calidad de su , reglamentaba sus igtisy an mote'y stots Ootee aes jsticia en sus tribunales. En el transcurso de estas Actividades que, si bien eran arduas, no estaban des- 205 provistas de interés, se cimenté la historia de amor de Betson que epilogé en un Sin embargo, no era su destino vi tuna vez que se recuperé de la grave enfermedad que lo aquejé en 1479; quizi solo se restableci6 a medias, pues murié alrededor de seis afios mis tarde, en 1456. Durante los siete afios de vida con- yugal (recordemos que ella contrajo matrimonio a la edad de quince afios), la solicita Katherine le io cinco hijos; dos varones, Thomas y John, y tres mujeres, Elizabeth, Agnes y Alice. Afortunadamen- , Thomas Betson al morit disfrutaba de una situa cién desahogada, segin podemos comprobarlo de sur testamento, que ain se conserva en Somersct House. Habia ingresado en la Compaiia de Pes- caderos y, asimismo, era miembro de Ia Compafia el Staple, pues en esa las grandes corpora- dhnes Be Cy yo ne cuabenStogrdar ok mente por ‘quel perms que se dedicaban en forma exclusiva a determinada actividad. En su testamento"™ ‘Thomas Betson lega dinero para re- rar el presbiterio de la iglesia parroquial de To- Jos Santos (en Barking), donde fue enterrado; “treinta libras que habrin de emplearse para com- Bar alguna joys destinada 2 omamentar la capilla ll Staple en Ia iglesia de Nuestra Sefiora, en Ca- ws", asimiame, deja veinte Moras los Pescaderos ‘comprar vajilla. A la compafiia mencionada en titimo término fe encomienda la tutorid de sus hi jos; lega sus dos casas a su mujer y cuarenta cheli- nes a Thomas Henham, que trabajé junto con él para los Stonor; y, como era previsible, da las ins- truceiones necesarias con respecto a “los gastos de mi entierro, el cual no debe ser desmesurado sino scbrio, discreto y moderado, tal como corresponde al culto y alabanza de Dios Todopoderoso”. Kathe- rine (que quedé viuda y con cinco hijos a la edad de veintidés afios) se casé en segundas nupcias con William Welbech, tendero (los tenderos formaban una corporacién muy rica), de quien tuvo otro hijo. Pero su corazén permanecié fiel al esposo que le habia escrito aquella primera carta de amor, cuan- do todavia era una nifia, y en 1510, antes de morir, dispuso que la enterraran en Barking, junto a Tho- mas Betson, en la iglesia de Todos los Santos. Alli tres staplers atin yacen debajo de sus laudes aun- que no ha quedado ning’ vestigio del marido de 'Katherine" Que descansen en paz, olvidados desde hace tanto tiempo, pese a que son més dig- nos de recuerdo que muchos de esos caballeros re- vestidos con armadura que en nuestras hermosas iglesias medievales reposan en sepuleros cincelados. Las ei emarchtan soe wt fey mo or acti de" yuestrareroicas empresas Kobce'elafar-purpurino de’ le"muocrte wed edo sandra Ta vietworiosa vets Ai fo tepals vues caberss deben desceder: toto las ciones de los jaton ‘erfuman y flrecen en at povo® * Passe del poema de James Shisey (1596-1066), The Comention af Ap ond Ulynen, Hi (N. det) 207 oe cAPrruLo vi THOMAS PAYCOCKE DE COGGESHALT, UN PASERO DE ESSEX EN LA EPOCA DE ENRIQUE VIL Poe Gte, sin duds, un paiiro: cortés, cu fama perdrard: por’ siempre amis 7 ‘THOMAS DELONEY EI grande y noble comercio de la industria fextil ha dejado multiples huellas en la vida de Inglaterra, en su arquitectura y en su historia lite. varia y social. Ha colmado nuestra campifia de magnificas iglesias perpendiculares* y de encanta * En arguitetura so denomina perpendicular al se So stil del giioninghis que ea etiee teas shares desde, 1975 hasta le itoiocdon acl Renato x el curso de los sigos xv y evn. Su nombre dete del sf verticales en ls ventanas "Ios anes do las paredes El peiner tection icaar ela extedel do Choceter ea 1500 coe feces mas carcitces te ca ko ae 208 entales que en la actualidad se consideran parte integrante de la gentry, originariamente ascendie- ron y se afianzaron a esta_manufactura aauténticamente noble”. Ha introducido numerosos apellidos en los padrones —Weaver (tejedor), Web- ber (tejedor), Webb (tejido), Sherman (cortador), Fuller (batanero), Walker (caminante), Dyer (tin- torero)— y ha sido la causa de que se designe a toda mujer soltera con la denominacién de spinster (literalmente significa hilandera). Ain més, desde Ja época en que el comercio de telas desalojé al de lana como principal trfico de exportacin de Inglaterra hasta el momento en que, ou ve, desalojado erro y el algodén, tl fundamento del poderfo comercial inglés eo tre todas ls mamactuas —dioe el aah iD loney- ésta es la vinica org Socor solv qu mis Ian cote & bce famoso nuestro pais entre todas las naciones mundo.”? ‘A fines del siglo x1v, los pafieros in Nehen capensis sala Com ow de Bajos en la manufactura de telas finas, como lo atestigua la Mujer de Bath, de Chaucer, que Fel id OE a ce © Chaucer, Cuentos de Contérbery, 447-448. (N. det R) is 2 sus propias cabafias; pero, en cambio, los tt dores. que compraban el hilo, tenlan su gilda y también Ja tenjan los bataneros, que lo abata- aban, y los fundidres, que terminaban la tela, y les tintoreros, que la tefifan. No era posible, que todos los artesanos se reunieran para vender’ la tela terminada, y por ello todos estaban vinculados por una estrecha relacién de dependencia, gue cada grupo tenia su prop gi a, de modo que, segiin esti atestiguado, a veces los tejedores con. tmtaban a los bataneros, y a veces los bataneros cantrataban a los tejedores.. Ain més, como tejer 63 una taen macho mis ripida que bila, con cuencia los tej perdian demasiado tiempo Jes resultaba difiell reunir la cantidad de hile ne- cesaria para que sus telares no dejaran de funcio- ner; por otra parte, como el mercado de telas se ampliaba 4 los. confi- nes de las poblaciones en donde vivian lor teedo- res, algunos intermediarios .comprendieron que zr ar sus actividades algunos agentés de negocios: campraban grandes castidades de lana que luego Yendian a los tejedores; més tarde, gracias a un proceso légico, en lugar de vender la lana comen- zaron a entregarla a los tejedores para que la te- 210 ‘a los bataneros para que latabatanaran y a tundidores para que la terminaran. Cada ‘imo operarios recibia un salario y la lana re- ‘a su duefio cuando todo el trabajo habia sho. Estos agentes se enriquecieron, ama- capitales y estuvieron en iones de con- ‘a mucha gente para que trabajara a sus ér- . Pronto resolvieron distribuir las tareas en- los diferentes operarios que participaban en la yufactura de una tela; sus servidores evaban lana a las cabafias a fin de que las mujeres carda- ran ¢ hilaran; Tuego entregaban sucesivamente el hilo 2 tintoreros, tejedores, bataneros y cortado- res; por iiltimo, los servidores Hevaban el producto terminado al agente industrial ~el paiiero, como lo Mamaban— quien, a su vez, lo remitia al agente mereantil, llamado draper. Ripidamente los pafieros adquirieron riquezas ei ia, y en ciertas regiones del pais se con- virtieron en la espina dorsal de la clase media. Desarrollaron rus actividades en poblaciones cam- ns, en Inga de acl en a antguae cid & an de régimen auténomo, pues feaben cladir las restrieciones,impucstas. por las gildas. Fue asi cSmo gradualmente la industria textil emigré casi por completo a las zonas rurales. Sobre Ia base de este sistema de “trabajo a domicilio”, los pafieros prosiguieron desarrollindo- la en el oeste de Inglaterra y en East Anglia (aun- que no en Yorkshire), hasta el momento en que la Hevoluci6n Industrial la trasladé de las cabafias @ las fabricas y del sur al norte del pais. Las florecientes aldeas quedaron vacias, de modo que en Ia actualidad necesariamente tenemos ‘que reconstruir, con ayuda de rostros dispersos, de edificios anti de nombres més antiguos ain, in otora familiar gure del paero de East Anglia rodeado por su enjambre de atareados operarios. au + z ny g3 Una de esas figuras familiares fue el bueno de ‘Thomas Paycocke, paiiero de Coggeshall (Essex); murié colmado de aios y de renombre en 1518. Su familia era oriunda de Clare (Suffolk), pero a mediados del siglo xv una rama se establecié en Coggeshall, poblacign que 2o distaba mucho de aquélla. Segiin parece, su abuclo y su padre se sateen ein hhacienda destinada al con- sumo de came, pero Thomas Paycocke, su herma- no y sus descendientes se consagraron a la “ante ticamente noble industria” textil imprimiendo un cardcter indeleble a la aldea en que habitaron. Cog- geshall esté situada en cl famoso distrito textil de Essex del que escribié Fuller: “Esta regién tiene una personalidad similar a Ia'de Betsabé, ‘q coge la rueca en sus manos y hace bailar el huso.* No seria impropio rogar que el arado continde ro- turando y que la rucea prosiga girando, a fin de que (puesto que somos alimentados por uno y vestidos por la otra) no se corra peligro, Dios me- diante, de morir de hambre en nuestra patria”? En todo el condado de Essex habia aldeas f mosas por su industria textil: Coggeshall y Brain- tree, Bocking y Halstead, Shalford y Dedham y, sobre todo, Colchester, el gran centro y mercado de dicha industria, Las aldeas florecieron impul- sadas por esa manufactura y era dificil encontrar ume cabafia en la que no zumbara Ia rueca, una calle on la que no hubiera talleres de tjedores, 0 cocinas donde el tosco telar no aguardara, junto Ja pared, al amo de Ja casa que trabajaba en él Era dificil que transcurriera tina semana sin que se escuchara en las desordenadas éallejuclas el ba- rullo provocado por las acémilas que traian al vi- Tlorio la Tana que habria de ser tejida y se levaban * Proverbios, XXX1, 19, (N. del R.) 212 = piezas de 1e habia que entregar a los Winlros ce Colchester y de las jeas vecinas. En fodo el siglo xv, Coggeshall fue un centro impor- tante solo superado por las grandes poblaciones de Norwich, Colchester y Sudbury, y sus dos posadas ‘se ban lamado hasta nuestros dias El costal de lana y El vellén. Como ya dije, tenemos que rehacer el jetrato de Thomas Paycocke y de sus colegas to- mando como base rastros dispersos; pero, feliz- ‘mente, tales rastros suelen abundar en. muchisi- mas aldeas inglesas, y en la misma Coggeshall es- thecal aleance de nest mano. Para volver a o- fundirle vida, disponemos de tres elementos: su casa, calle principal de la aldea, la laudes desu familia, que estin en la nave lateral de la iglesia de a aldea, y su testamento, que se conser- ya en Somerset House. Una casa, una laude, un tes- tamento ....parecen poca cosa y, sin embargo, con- enen toda su historia. Es on’ error garrafal su poner que la historia tiene que ser necesariamente que esti escrito, porque también puede ser algo que ha sido edificado, y para quienes tienen ojos que saben leer, las iglesias, las casas, los puen- tes y los anfiteatros son capaces de narrar su his toria. con tanta claridad como un texto impreso. La villa del periodo romano redescubierta gra- cias @ las excavaciones después de haber permane- ido sepaltada durante sglos debajo de los ignaroe talones de los labriegos..., esa villa, . ssiosa planta baja, sus pisos adornados con magni ficos mosaicos, su complicado sistema de calefaccién ¥ sus vasos destrozados, revela més claramente que cualquier libro de texto el auténtico significado del Imperio Romano, cuyos ciudadanos vivian de ese modo en una neblinosa isla en el confin extremo de su mundo. El castillo normando, con foso y uente levadizo, poterna, muralla, torreén y saete- fas en lugar de ventanas, es mis elocuente que 213, call y su palomar, vuelve a ha- era de paz, cuando la vida en mil [Pequetios sefiorios giraba en torno del propietario rural, y cuando innimeros ingleses volvian ilesos de In Guerra de los Cien Afios, que mareé cox ci- catrices indelebles el bello rostro de Francia. Pos- teriormente, los mercaderes comenzaron a construir ‘camplejas casas perpendiculares en las ciudades y aldeas del siglo xv; esas casas que se levantaban junto al camino, tenfan jardines en la parte poste- Tior, vigas talladas, grandes chimeneas y un inequ{- eco aspecto de bienestar, sefialan el advenimiento de una nueva clase social en la historia inglesa: la ; fF E de los nababes, la época de John ‘Company,* que vinculé a los * John Company: Narbre peyote de In Compasia do as ods Oren, 2 i demic Jee Kempe, spa flow oan In Ca inter Hastie. dat 8) am 2 ‘poca en coleccionaba por- ‘celana, Oliverio Goldsmith i ‘ala China en ‘su libro Los cludadanos del mundo, y el doctor ‘mo tiempo, también comenzaron a colocar esplén- didas Iaudes en sus sepulcros, Quizh las més her- ts en sles ered de ny quienes se representa apoyando el pie en costales 0 en ovejas; pero ellos no eran los vinicos mereade- res. Abundan los alcaldes y regidores de distintas corporaciones: colocaban sobre sus tumbas sus mar- as comerciales con la misma altivez con que los eaballeros reproducian sus blasones y, en verdad, el sentimiento que los indueia a hacerlo es igual- mente jutificable. Un ejemplo caractrisico dt exe orgullo es la famosa laude de Robert Braunch en Lynn: yace entre sus dos esposas y a sus pies gsté grabads una escena que representa el magni fico banquete que ofrecié en honor del rey Eduar- do TIT, a quien agasaj6 con pavos reales. Eni North- leach ‘hay un sastre con sus grandes tijeras, tan dloriosas como la espada de un eruzado, y en Ciren- ‘ester yace un vifatero con les pies apoyados en tun casco de vino. También hay otras personas de condicién més humilde, menos favprecidas por la riqueza, pero que se sentian orgullosas de los uten- des ofiio; dos o tes notarior piblicos con lapiceros y estuches para plumas, un cazador con mm cuero de caza. En la iglesia de.Newland se conserva la laude de un minero independiente de le Selva del Dedin. Que esta representado con go- ma y pantalones de cuero atados debajo de la ro- alli, ue arta de madera sobre el hombre, wn Pequefio zapapico en la mano derecha y una pal- matoria entre los dientes. Esta clase de evidencia histérica nos ayudard a conocer a Thomas Payco- cke. Las laudes de su familia fueron colocadas en la nave septentrional de la i yuial de San Pedro ad Vinal.” Varigs hen degareide en el transcurso de los titimos ciento cincuenta afios y por desgracia no se ha conservado la laude del mismo Thomas; no obstante, en la nave lateral to- 216 hay dos: Ja Inude de su hermano John (que devi an 1585) 9. 28 y la laude de su so- brino, que también se llamaba Thomas (murié en 1580); en esas laudes atin puede verse Ia marca comercial caracteristica de los mercaderes. Por iiltimo, contamos con la evidencia de los testamentos de’ los Paycocke; en Somerset House ‘se conservan tres: el testamento de John Paycocke (muerto en 1505); padre de Thomas y constructor de Ia casa; el de ‘Thomas Paycocke’ (muerto en 1518) y el de su sobrino Thémas (el mismo cuya Iaude esti en Ia nave lateral de la iglesia), quien hha dejado un testamento extenso y sumam fminucioso, con gran cantidad de datos sobre la historia local y sobre la organizacién de la indus- tia textil. Hasta ahora quienes se dedican a Ia historia social quiz no han explotado adecuada- mente todas las posibilidades que ofrece el estu- io de los testamentos. Muy pocos, excepto aque- Tos que han hojeado una coleccién tan notable como la Testamenta Eboraconia,* aloanzan a darse cuenta de la cantidad enorme de informes sobre la vida de nuestros antepasados que puede obte- nerse en tales documentos. Gracias a los testamen- tos comprobaréis a cudntas hijas podia dotar un hombre, a cuintas hacia ingresar en un convento Y.qué educacin diopona que se dra « sus hijs vvarones, sabréis cuales eran los establecimientos religiosos mAs populares, quiénes tenfan libros y de qué indole eran, qué sn de su dinero crefan conveniente legar con destino a obras de caridad y qué pensaban de la capacidad comercial [Ei “au [INI HBT bi ri Fuad if i K text jf [| r ards ti UY Jorraso del enorme dormitorio representan audaces molduras redondeadas; hay, ademés, una preciosa sata, revestida con paneles de lienzo plegado, en cuyo sotabanco se advierten extratios animales ta: ados. Este edificio es tipico; concuerda a la per. feccién con la iglesia de Coggeshall y con tedas esas grandes iglesias de East Anglia (Lavenham, Long Melford, ‘Thaxted, Saffron” Walden, Lynn, Snettisham), altivas y espaciosas, que los paferos hicieron erigit.gosteindolas con’ sus riquezas Te. ciontemente gdridas. Hasta el estilo’ arquitec. ténieg,¢s,tipico —nouveau riche, como quienes lo agibén—: los refinados omainentos y los pompo- sos detalles del stilo.perpendicular remphazan a Ja sencilla majestad del ggtilo inglés primitive,” es exactamento el tipo de axguitectura que le comple. ce pagar a un comercipntes enriquecido. A la cla. ve media le agradaba ‘exhibir su dinero, pero la suya era una ostentacién sin wul Més de una vez, cuando contemplaba su hermosa casa 9 eleva ba sus plegarig,junto a las tumbas dle su fam en cuyas relucia su marca comercial, sin duda Thomas Paycocke debe de haber bendecido 4a noble industria que le proporcionaba el sustento, Los testamentos de los Paycocke narran idé ‘ica historia. Thomas deja legados no solo a su nilia, sino también a la buena gente del vecin. dario que trabaja para él. ‘Tenemos, por ejemplo, 1 familia Jooddiy,** de nombre jovial, dos: de cuyos miembros eran tundidores (operarios que terminaban Ja tela); ellos recibieron’ importantes donativos: “Lego a Thomas Goodday, tundidor, Neinte chelines, y a cada uno de sus hijos, tres che. lines y cuatro peniques. Item, lego-a Good- ms Sea peso tro io Gooddey igri “en dia”: QV. dt R,) 20 fandidor, diccistis chelines y ocho pen i te celine y nro peng ‘tom. Ug ites het Sri fr era shijada de Thomas Payec Nicholas Goodday de Stiste : eer. pine Bx ciada familia de Coggeshall, que a Jo largo de su- faetvas genecacionce se habla’ la vida con We industria teri El tosayo de Thomas Paycocks, ino - ni testame: era su sobrino- sto y yo ts ais vr lege 2 want Goode yal i chelines, y a cada tno }ermain F herman eset Ear ete vos en de mi muerte, 'Witlans Coodday, el mayor, 10 chelines: A generacién actual, apresurada e inquieta, le resul- ta dificil si inconmovible esablidad de las aldeas de antafio; sus habitantes vivian genera- cién tras generacién y desde la cuna hasta la tumba cn las mismas casas y en las mismas calles desigua- les. ls personas del ismo apelide continod amigas, tal como lo habian sido sus padres y ‘abuelos antes que ellas. 1 Fes ami mas Payco- | a end solian dormir los aprendices. Sin duda setaba en términos amistosos con los que trabajaban por cuenta de su amo; ademis ere tm muchacho de buena familia, que quiai fuer ppariente de aquellos Stonor para quienes trabajé Betson, pues, como afirma Deloney, “los bijos menores de caballeros y gentilhombres a quie. nes sus padres no les dejarian tierras, por lo comin Preferfan aprender este oficio, pues de tal modo Podrian vivir en comodidad y pasar sus dias pros. “thomas Payeocks re tibieron legados importantes. Al parecer, les ia prestado dinero y deseaba cancelarles ta deuda sm st lecho de muerte, pues su testamento dice asf. “Lego a Jolin Beycham, mi tejedor, cinco libras iif tanto Megara la deuda, y una tinica yun ju bon... Lego y perdono a Robert Taylor, batanevo, su deuda, y ademés le dejo tres chelines y cuatre peniques.” Otros legados demuestran, con mayor slaridad atin, la amplitud de sus actividades comer dlales, “Lego a todos mis tejedores, bataneros,y tundidores cnyos nombres no hayan sido. citades frelicitamente, doce peniques a cada uno, y aque. thos que hayan trabajado mucho para mi que reel. pun tres chelines y tres peniques por cabeza, ftem, {ego la suma de cuatro libras para que'se distribu: ya entre los peinadores, cardadores-e hiladores de ‘mi lana” Desfilan ante nosotros todas las ramas de la industria textil. Y aqui tenemos a Thomas Paycocke, pafiero, que es el eje alrededor del cual gira la manufactura integra: proporciona lang a Jas mujeres para que la peinen, la carden y la hi- lea; Ia recibe de vuelta y la entrega al tejedor a fin de’ que teja el patio; después, el producto pasa a manos del batanero que Ik skatan? y del tintorero {ite la ttle. Una vex que las telas estin terminadas, Jas agrupa por ¥ se las envia al mayorista, l draper, quien se encarga de venderlas, es po. 222 tareas diarias de Thomas Paycocke estin implici- tas en su testamento. El aio que murié aim em- pleaba a gran cantidad de operarios, con quienes ne pledd dss prea. Tho- (Deel he commis oc mney ba anpetie Seder ur toda’ veian en Ia necesidad de renunciar a su condicién de maestros independientes para engrosar las filas de los. servi iados que trabajan en el taller del patiero, y en otros no les quedaba otro recurso que rebajar sus tarifas para hacer frente la competencia de los jornaleros. Por afiadidura, 4 veces los patieros tenfan telares de su propiedad y los alquilaban a sus operarios, de modo que asi quedaba anulada gran parte de la independencia attsanal de que habian ozado lo toedévee“h lo largo de la primera mitad del siglo xv, los teje- dores de las zonas teatiles continuamente presenta- ron peticiones al Parlamento, a fin de denunciar festa "nueva perversién del capitalismo, A uno se Te ocurre que mucho antes de que el industrialismo se difundiera en Inglaterra, los tejedores tuvieron unt premonicién del sistema fabril y del obrero a quien ya no le pertenecen ni su materia prima, ni sus herramientas, ni su taller, ni el producto de su labor, porque iinicamente es dueso de su tra- bajo. El maestro tejedor descendié a la categoria de jomalero. Ciertamente, el sistema estaba pros- perando en Essex, pues alli, unos veinte afios des- pués de la muerte de Thomas Paycocke, los tt ores presentaron un petitorio denunciando «los paferos, quienes tenfan en sus casas telares, teje- dores y bataneros, de modo que los peticionarios estaban desamparados: “pues los ricos, los paiieros, se han puesto de acuerdo y han convenido en man- tenerse firmes y pagar una determinada suma tejer las mencionadas telas"; pero esa cantidad era exigua y no les permitia mantener sus hogares, aunque trabajaran'la jomada integra, en diss la: borables y en feriados, de modo que muchos per- dieton sw independencia y se vieron reducidos a ser servidores de otros.’ Con todo, el sistema de tra- bajo a domicilio atin era el més comin y no hay drda de que en su mayorfa los operarios de Pay- 226 cocke vivian en sus propias cabaias, aunque cs probable que el pafiero tuviera, ademis, qisues pposento largo y bajo del fondo (el cual, segtin supone la tradicién, se utilizaba para tejer) 0 quizd en un cobertiza. En Le agradable historia de Jack de Newbu- ty, Deloney® ‘traza un idilico cuadro del funciona- miento de una de esas fabricas en miniatura, Bayeodle. Jack de Newbury es un per je que exiétié en la vida real: era un pafiero muy famoso Manado Joho Winchoomb, que murié en Newbury apenas un afio después de Paycocke. Sin duda, thomas Paycocke estaba enterado. desu exten: cia, pues los burieles suyos eran célebres en toda Ja Europa continental y,:ademés, el bueno de Fu- Te 0 sus wt ahi aa sp. ze ES E t i rps a de homear el pan personal. or cierto, pescado, scinco cocinras que ea Is enorme, cocina ‘queso, sordas la intimidad de su vida. pri- ‘Algo nos dice con respecto a su familia el ‘Thomas Paycocke, también nos { | ermanectan. en diez buenas vacas se consumian, tenedlo, Gide rte ces panadero tenia el encargo tenia bien alimentado s todo el os en el ate do cortar, Hrasy cose de cll. fas tan tanto qi ible evocarlo ee dbajando con ahinco ‘ochenta bogadores. Hiabia también un taller de tefido tal arn thas gt Fa Hl us bee iaisad vlynieeat i { zee ETG ied Hadi iii eueliae | th uy Eee Gdiiees HUAcanHIA valioso testamento. Su primera esposa es aquella Margaret cuyas iniciales, junto con las suyas, en- galanan el maderamen de su hogar, y, por cierto, probable que el viejo John Paycocke hiciera construir la casa cuando sé consagré la boda de su hijo, Sin duda, aque! dia dichoso el edificio fue testigo de un jubiloso especticulo, pues nuestros antepasados tenfan el don de entusiasmarse since- ramente cada vez que alguien se casaba, y Ia “Ale- ae Inglaterra” se sentia mas alegre que nunca cuan- do el esposo conducfa a la recién casada al nuevo hogar. También en este caso podemos recurrir a In fdilica obra de Deloney para evocar la escena: “La desposada iba ataviada con una tiinica de ristico patio y un manto de fina tela; le cefifa la cabeza una diadema urea; el pelo, tan reluciente como el oro, le cafa sobre la espalda, cuidadosa- mente peinado y trenzado segiin los usos de aque- os dias; se encaminaba a la iglesia flanqueada dos bonis chiquillos que tenfan lazos nupciales y flores de romero atados en torno de las many de seda. Ademés, delante de Ia desposada condu- ‘fan una bella copa nupeial de oro y plata, en cuyo fntecor habia uns lads rame do romero finameate dorada, de la cual pendfan cintas de seda multico- lores; mis adelante avanzaban los miisicos, que ¢jecutaban melodias en todo el trayecto; detris de la desposada marchaban las mis ilustres. de la comarca; unas llevaban grandes tortas de bo- da; otras, guirnaldas tefidas con espigas exquisita- mente doradas; y por fin entraba a la iglesia. Es su- ‘que mencionemos al novio, pues como goza- de tanta estima, no carecia de’ acompafiantes, y todos eran s de calidad, amén de varios ssuccidacer Leuseros ge vsjlin’ cand Louies pira asistir a la boda. Una vez bendecidas las ‘upeias, regresaban conservando el mismo orden; se disponian a cenar y no fuera escaso el regocijo 28 ni estaban ausentes las melodias... Los festejos anupeiales duraban varios dias y, gracias a ello, mu. cha era la asistencia que recibian todos los po- ‘bres que vivian en las inmediaciones.” Sin duda, Ia casa tuvo en cuenta lo mucho cimiento. No obstante, la fiesta no terminaba cuan- do los recién casados se retiraban a la chmara nnupeial de vigas redondeadas, pues el flamante ma- trimonio tenia que ofrecer, en el dormitorio y en- ico de Paycocke y ademés Coverdale lo tra- asi, pues, dejémoslo hablar): “Después de la cena, una vez més tienen que recomenzar a tocar Ja gaita y a bailar; y aunque los jévenes, fatigados por el bullcio y por el tran, comparten el retirarse a descansar, les es imposible gozar de tranquilidad. Por lo tanto, debe reputarse de per- sona torpe y revoltosa a aquella que sea la primera oe gwcaminrse aa pucrs de in seoba. de ele y-entone en ese sitio idas y mali has que contituyen el trlunfo Supremo pads cg monio”."® zQué no dariamos ahora por una de esas “malignas ‘baladas”? Margaret, la recién casada procedente de Cla- re —antiguo domicilio de los Paycocke de hall. fue conducida a la residencia de ajustindose en cierto modo a esta jovial costumbre. Era la hija de un tal Thomas Horrold, por cuya memoria Paycocke manten{a vivo afecto y respeto, ues al Ta ereccién de un capilla en Ia aglesia de declaré expresamente su de- 229 s ‘con el propésito de “mantener y recordar la me- moria dé mi padre politico, Thomias Horrold”. Tam- bbién dej6 dinero al hermano y hermanas de su mu- jer. Margaret Paycocke murié antes que su mari- G5, sin dejar hijo los Gnicos nifios de su stipe que Thomas vio jugar en su soberbia sala o tre- par al aparador para descubrir la cabeza —tan iets como una sea ocala en le panes tala top, je Se fo hermaa jose So ‘Uppcher, hijos de su ; Joh, hij DP ieeets Jeb? Thomas, Habert 7 Koma, hijo de su hermano Robert: y quizk su ahijadita Grace Goody. Tal vez con el deseo, de tener un hijo a quien legar su propiedad y apellido, Thomas Pay- tolke voles a cesane con une muciacha Tamada ‘Anne Cotton, que foe la compatera desu ej “mi buena esposa Anne”, jebi6 ani- meee ie ta ae da desde la muerte de Margaret. En el testamento de Thomas Paycocke se menciona al padre de Anne, George Cotton, y los hermanos y la hermana de ella —Richard, William y Eleanor— recibieron le- ‘gudos sustanciosos. Pero Thomas. y Anne solo dis- frutaron una vida conyugal breve; ella le dio su ‘inico hijo, que no lleg6 a conocer porque antes de que el nifio naciera su padre fue arrebatado por Ja muerte, En su testamento ‘a Anne con abundancia; habria de recibir quinientas esterli- 230 nas y Ia bella residencia seria suya mientras vivie~ se; pues, a sus minuciosas dis testamenta- vias agrega: “a condicién de que mi casa en que empleada a su albedrfo por mi esposa ‘Anne mientras viva, juntamente con el palomar y ‘el huerto en que se halla”. Un vacio en los anales de la familia Paycocke nos impide determinar si ‘el hijo de Thomas Paycocke vivié 0 murié; pero fen apariencia murié o fue una nifia, ya que, en el caso de no tener descendencia masculina, Pay- cocke legaba la residencia a su sobrino John (hijo de John, su hermano mayor), y en 1575 la hallamos ‘en manos de este John Paycocke, en tanto que la casa de al lado pertonecia «. hijo de su hermano Robert. Este Thomas murié hacia 1580 dejando solamente hijas; con posteri ridad murié John Paycocke en 1584, tristemente re- memorado en el registro parroquial como “el ilti- mo de su prosapia en Coxall". De ese modo, la hermosa residencia dejé de pertenecer a la gran familia de paiieros que la habia poseldo por espa- cio de casi un siglo."* Es posible conjeturar hasta cierto punto el ca- icter personal de Thomas Paycocke a través de su testamento. Sin duda, era un empleador ros0 y benevolente, segiin resulta manifiesto de la Preocupacién que demuestra por sus operarios los hijo de sts, ‘A woes Ip oleae or Ebggeehall que forse padeino da os nif, pass en su testamento dispone que en su sepelio y en las ceremonias que se repitieran a la semana des- pués y “al cabo de un mes” hubiera “veinticuatro © doce nifios pequefios en roquetes, con cirios en las manos; y el mayor nfimero posible de ellos que sean mis ahijados y reciban seis chelines y ocho peniques por cabeza, y los restantes nifios, cuatro iques por cabeza... aparte de que todo ahija- reciba ademis seis chelines y ocho peniques 231 por cabeza". Todos estos sien probablemente eran eed empleados desde muy tem- fay Seid state de castBcas Ia om de Tho. ims Paycocke. Segiin Thomas Deloney, “la pobre gente, a la que Dios despreocupadamente bendijo oa numerosa pi por medio de esta coupacién encaminar a sus hijos, de modo que al Tegar a los seis 0 siete affos de edad estaban en condiciones de ganar su propio sustento;"* y cuan- do Defoe se trasladaba de Blackstone Edge a Ha- lifax, mientras observaba la manufactura pafiera que daba trabajo a todas las aldeas de West Hiding, tuno de sus principales motivos de admiracién con- sistia en que “todos (se hallaban) empleados, desde Jos més je hasta los més viejos; apenas si so- ban los cuatro afios, pero ya sus manos Dasiaban para que pudieren mantener af mis mos.” # El trabajo infantil desde una edad que con- siderarlamos excesivamente temprana no fue en modo alguno un fenémeno nuevo introducido por la Revolucién Industrial. Que Thomas Paycocke tenia numerosos ami- ‘gos, no solo en Cos sino en aldeas vecinas, queda atestiguado por el crecido mimero de sus le- om ‘Su testamento también demuestra que era bre de profundos sentimientos religiosos. Per- tenecia a la hermandad de los Frailes de la Cruz de Colchester, a quienes dejé a su muerte la suma de cinco libras para que oraran “por mi y por aque- Tes por quienes entretanto estoy en la obligacién de orar”. En la Edad Media se acostumbraba en los monasterios a otorgar peice fio de la fraterni- dad de la con; los benefactores y a las de . La recepeién tenfa lugar en una y elaborada ceremonia, durante la cual el confrater recibia de los hermanos el ésou- lo de paz. Un indicio del que merecia ‘Tho- mas Paycocke lo hallamos en el hecho de que fue- 282 Fo GiecP Al parecer, demos espa = parecer, afecto Pe ieee detainees eterno an Soles. ter alos fs do Maldon, Chetnufordy Sudbu ay {es dejé a razbn de diez chelines por un trein- tenario de misas y tres chelines cuatro peniques pa- nl de sus edificios;por su part, « frailes de Clare les dejé veinte chelines por dos treintenarios de misas y para la cuaresma, después de mi fallecimiento, tm barrilito de arenques”. ‘ggeshall, ubicada menos de una milla de su casa, en la que a menudo tiene que haber cenado con ‘gran ceremonia en fiestas de r Acomy por el abad en la mesa de 7 también debié asistir a misa en la iglesia de la i abadia. Cuando yacia en su lecho de muerte, re- cordé la abadia, y el repique de sus campanas que suavemente por la Mamaban a cercanas @ , y alas de Stoke ay Se Peake, no lls del petted Baez t. Pauls, no le} ea le de donde la familia Pero su mayor cién, ie ae asia ermanecian pacifica- theca: Oot cuya belleza acrecentaba afia- 5 i se debia al hecho de caminos, durante la Edad de la caridad privada 0 eclesiés- idad se que su existencia se acer- frecuentes sus salidas cam- . Se eniorgul po afuera. Para él, los dias transcurrian ‘Mente: sus negocios prosperaban y en yerido y res hermoes reidenca 3 2 ita, mientras contemplaba a lo lejos a los sempre par abeda qos povcebecenre oe diendo un detalle aqui, otro allé. En el fresco del atardecer, a menudo hubo de permanecer asomado ala ii i 4 ce a Teeosotaba por el estado del camino; con cabalgara frecuencia, durante el inviemo debia Tuchar tra- Reger’ que a menu Ilo de iit ee eH - SO iB J Meiers Boner 2 Margaret Horold 1 ed tarde para visitar en comy suegro bienamado de durante la marcha vés de torrentes pantanosos y durante el verano es, no cal tanque, 0 debié elevar sus ojos hacia los siltimos rayos del sol que cafan oblicuamente sobre In te- chumbre mohosa del granero y en direccién a las filas de arrendatarios que transportaban por el ca- ‘mino sus gavillas de cereal; y acaso pensaba en yue John Mann y Thomas Spooner, sus. propios Sete ae wees eles amigos alos que seria justo dejar a su muerte alguna ropa o una libra. En su ultimo o pendltimo afio de vida terbién debi6 sentarse en compatia de au mu en el huerto del palomar, ‘contemplaba blancos pichones que volaban en tomo de los man- zanos, y hubo de sonreir ante los canteros de flo- res que ella cultivaba. Y en las tardes invernales hhuto de vestir a veces su capa de pieles para deam- blur hasta la Posada del Dragén, donde Edward Aylward, “mi posadero”, habrfa de saludarlo con una reverencia, Inego de lo cual se sentaria para beber um tazén de vino generoso junto con sus ve- gts ap ce ia makes principal pafiero de ‘mientras con a sus contertulios. Pero en ciertas ocasiones hubo de fruncir el entre- cejo al advertir que un picaro monje de la abadia se introducfa furtivamente para echar un trago, pe- se 1 todas las prohibiciones del obispo y del abad; ante ese especticulo probablemente movia la ca- bez con desaprobacién y se lamentaba de que Ia religién ya no estuviese ‘a Ia altura de los buenos ¥ Viejas tiempos; sin embargo, tal como lo demues- tra su testamento, no paraba mientes en ellos y ni fen suefios se le ocurrié imaginar. que veinte afios después de su mverte, el abad y Jos:monjes serian ispersados y que los funcionarias del rey vende- ran en péblica subasta el plomo extraido del techo de la abadia de Coggeshall; asimismo ni aun en suefios supuso que su casa se conservaria en el mis- mo sitio al cabo de cuatrocientos afios, encantado- 236 ‘yasto cielo nublado~ tanto le complacerfa a table reproducir en su pintura. un dia iecte® ete ua lates bo oti ses calles de cuando las ruecas silenciosas en las cabaias y los hilanderos y Ee haya un treintenario de oficiantes y que en et Meyoso, mates y Ines aye tent como se obtengan ese dia para servir el treintenario, y si hhubiese alguna ausencia, que se repare en el sép- timo dia. Y al cabo del mes, que sea provisto to- talmente por mis albsceas oto treintensrio, y que ‘maitines y laudes se dispongan tal como se indicé antes; con tres misas ma , una del Es Santo, otra de Nuestra Sera y la tercera de Réquiem, tanto en el cuanto tla vemana y al cabo del mes. ¥ los obclantes que intervengan en esta ceremonia recibirin cuatro pe- niques por vez y los nifios dos ies por vez, doce con antorchas en el seis al cumplirse Ja semana y doce al cabo del mes, con veinticuatro © doce nifios pequefios en roquetes, con cirios en Jas manos; y el mayor nimero posible de ellos sean mis ahijados y reciban seis chelines y ppeniques por cabeza y los restantes nifios cuatro pe- niques por cabeza; y todo hombre que sostenga antorchas en cada tino de esor dias que reeiha dos por cabeza; y cada hombre, mujer o nifio que ex- tienda la mano en cualquiera de los tres dias, que reciba un penlque por cabena; aparte do que todo ahijado reoiba ademés seis chelines y ocho peni- ues por cabeza; y a los campaneros, por el con- fine ter dl die ces: y ir comide, ida y para dos oraciones ftinebres de una perso- nna letrada y también para un responso en casa 0 cuando me Tleven a la iglesia, la suma de una libra.” Esto difiere bastante de las modestas exigen- cias que tenfa Thomas Betson: “El costo de mi se- pelis que no resulte escandaloso, sino sobrio, dis- creto y amide, pare que srva de" veneracin banza a Dios Topoderoso”. El respetable y an- ciano pafiero tampoco descuidaba la veneracién y alabanza de Thomas , de modo que unas quinientas libras en dinero actual se invirtieron en 238 Jas ceremonias fiinebres, suma igual 0 mayor que a empleada en la ereceién de su nueva capil Sin duds, fue afortunado que nts oot se cerraran para siempre antes de que fa Reforma trajera consi- Jo ls abolcién de todas las capills do Inglaterra y, fine con elles, embln la capil do Fnycocke on nave de Santa Catalina, que habia provisto una limosna semanal para seis pobres. Thomas Payco- cke pertenecla a los viejos y buenos tiempos; al cabo de un cuarto de siglo después de su muerte, Essex ya estaba cambiando. Los monjes habian si- do dispersados y la abadfa carecta de techo; la vi- brante lengua fatina ya no resonaba en la iglesia, ni los sacerdotes oraban alli por las almas de Tho- mas, de su mujer, de sus padres y de su suegro. In- clusive la industria pafiera se transformaba, y el t e : i E z a 8 De lipulo, reforma, cerveza y bayeta fen solo un ato Inglaterra se ha visto repleta. “Mabros log varnes slvr y x nonros padrs que Cat Sat fr sai lS, y magic dds Foote? sof olidos de iabiidad, que vivir pecli- create comes moreda: Todos ein foros honor ene gut contempocinot fucron In poca dere emp” NOTAS Y FUENTES DOCUMENTALES CAPITULO 1 A. FUENTES DIRECTAS 1 EL registro del abed Trminon —eatastro de la abedia de Saint Cermain des Prés en las cercanias de_Paris— es te se GIy Bae, Views Peper de Tab de 76, publonlo por Augute Longaon, Ut Yoteductin; tli, Texto’ (Suaste de THineee do Paris, 1886.95) de Carlomageo, De Villis, instrucciones trv ssckaigsince sca cel emmy Ge Ps. du Capitulsire “de a pelbriates, Memo

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