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Guatemala, del Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Dr. Luis Alfonso Leal, y de
Berlín, Alemania.
En su atenta invitación, el señor Presidente del PEN Alemania, indica que “Hace ya 20
años que el Centro PEN Alemán tuvo la oportunidad de darle la bienvenida a la comunidad
estaban divididos” Y luego indica que “A pesar de que las divisiones de la guerra fría terminaron,
es imposible decir que el mundo se ha convertido en un país más pacífico, ya que conflictos
políticos, económicos y sociales marcan hoy por hoy todos los sectores de la humanidad. Por esa
razón se ha escogido el tema de Escribir en un Mundo si Paz, como tema del 72avo Congreso
No podía haber mejor motivación que esas reflexiones, para estimular nuestro entusiasmo
por participar en tan magno evento mundial, especialmente, porque en esta nuestra pequeña
esquina del mundo, no nos ha sido dado ver la paz. Nacimos con lo que afanosamente se ha
rubricado como el conflicto armado interno, y aunque nos fue dado ver un intento de detener las
armas, más por circunstancias que por convencimientos, no nos ha sido dada la oportunidad de ver
la paz, porque no podemos pretendernos la ilusión de que vivimos en un país en paz. Tal como lo
señalara el premio Nóbel anfitrión del Congreso, Günter Grass, citando a Willy Brandt “¡También el
hambre es una guerra!”... “Las pautas de mortalidad y las estadísticas del hambre siguen
guerras convencionales.” Y tampoco se puede ver la paz, porque como también expresara el gran
Publicado en AGRO, 2006.
escritor: “Todo aquello que los historiadores están dispuestos a dar de baja, permanece vivo y
anunciador, visionario y rebelde, las profundas reflexiones que por la paz del mundo se hicieron en
los distintos eventos que simultáneamente se realizaron durante el congreso. Entre otros Nadine
Gordimer, Toni Morrison, J.M. Coetzee; y el más emblemático, por su historia y prestigio propios, y
abordaron en varios simposios los temas de libertad de expresión, derechos lingüísticos, género,
escritores en el exilio y por su puesto, escritores por la paz, en el cual tuvimos la oportunidad de
participar activamente. Es importante tener en mente que el PEN Internacional cuenta con más de
ciento cuarenta centros en más de cien países alrededor del mundo, es una entidad apolítica,
dedicada a la defensa de los escritores y de la libre expresión literaria, es calificada bajo el status A
Horst Köhler, Presidente Federal de Alemania dio la bienvenida a los escritores del mundo
y la Canciller Angela Merkel ofreció una recepción privada para reunirse con ellos. Johano
conciencia en el sentido de que con todo y las diferencias en idioma, cultura, religión y formas de
convivencia, una cosa nos une a todos: El amor por la literatura y el respeto por la dignidad de
cada individuo”.
Habiendo atravesado el océano, cual larga la distancia es, y con el azul marino aún
desafiando nuestro cerebro y nuestro corazón, nos provocaba la idea de un mensaje para Un
Mundo Sin Paz. El ojo macroscópico y el bisturí implacable, no perdonaron a los hacedores
contemporáneos de la guerra. Uno a uno fueron enjuiciados, con nombre y apellido, por la pluma
inmaculada de aquel gigante de la literatura universal, Günter Grass. Resonaron sus palabras en
Quien esto escribe, dijo, “sabe que la duda ha de tender cables en el camino de la fe, para
que tropiece y no nos anime esperanza alguna, porque sólo podría ser la esperanza de
Publicado en AGRO, 2006.
despeñarnos. Por eso hay que advertirlo de antemano: el lema de este congreso del PEN que se
celebra en Berlín- “Escribir en un mundo sin paz”-, podría hacer suponer o incluso pretender
confirmar la piadosa patraña de que alguna vez hubo un mundo en paz. ¡No! Siempre ha habido,
más cerca o más lejos, alguna guerra. A menudo se ha camuflado como “pacificación” o
“Sí. Siempre se decía, después de la última guerra: ¡nunca más! Se hacían juramentos.
En una talla en madera de mi maestro Otto Pankok, Cristo rompía demostrativamente un fusil. Nos
decisiones a favor de la paz, que, bajo la férula del derecho de veto de las grandes potencias, sólo
tenían efecto en el papel. Nunca han faltado palabras de exhortación, movidas por las
volvían a disolverse. Ridiculizados como “buena gente”, muchos se resignaban. Sólo la guerra
seguía teniendo aliento. Y cuando descansaban un poco era sólo para inventarse nuevos
enemigos, desarrollar nuevos sistemas de armas y ponerlos en el mercado libre: armas de más
alcance aún, de más precisión, enriquecidas con uranio, armas que cubren amplias superficies y
con una cita más que elocuente de Matthias Claudius, “Por desgracia hay guerra… y lo que ansío