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REQUIEM PARA EL MNR NEOLIBERAL

Lic. Econ. Edwin Rodríguez Aguirre

El día lunes 7 de septiembre del 2.009, a horas 18:00, ha dejado de existir el partido político
MNR, sin pena ni gloria, como resultado de su claudicación ideológica, inconsecuencia con su
doctrina y traición a los trabajadores de la ciudad, de las minas y del campo.
En la Convención Nacional del MNR de 1985, el Jefe Nacional Dr. Víctor Paz Estenssoro,
advirtió a una militancia asombrada, que las Banderas de Abril las había guardado en las bóvedas
del Banco Central de Bolivia. La militancia no entendió el significado de ese anuncio. Elegido y
posteriormente posesionado como Presidente de la República el 6 de agosto de 1985, se apresuró
ha adoptar un proyecto anti inflacionario, de contenido neoliberal, redactado por el economista de
ultra derecha, el Lic. Juan L. Cariaga Osorio, posteriormente Ministro de Finanzas en enero de
1986, político totalmente ajeno al MNR. En las elecciones de 1985, este proyecto era una de las
principales medidas del Gral. Hugo Bánzer, si llegaba a Presidente.
Por el sorprendente traspaso de este proyecto, a los 23 días de su posesión, el nuevo Presidente
promulgó el 29 de agosto del mismo año, el D. S. 21060, oportunidad en que ratificó que las
Banderas de Abril las había guardado, esta vez, en el Arcón de la Historia y luego emitió un
grave anuncio, sin fundamente ni base técnica: “BOLIVIA SE NOS MUERE”. Ningún país en
el mundo ha muerto por hiperinflación, no obstante que hubo mucho más agudas y más graves.
Pero la frase sirvió como un formidable mecanismo de presión política. Todo aquel que disentía
se lo acusaba de propugnar la muerte de Bolivia. En ese gabinete era Ministro de RR. EE. Gastón
Araóz Levy, reemplazado por Guillermo Bedregal. Ministro de Planificación Guillermo
Bedregal, sustituido por Gonzalo Sánchez. Ministro de Finanzas Roberto Gisbert Bermúdez,
juvenil ex alumno de la U. Católica, relevado por Juan L. Cariaga Osorio. Ministro de de
Industria y Comercio Douglas Ascarrunz, reemplazado por Roberto Gisbert Bermúdez y otros
políticos neoliberales.
Doctrinariamente, el D. S. 21060 eliminó el Estado Nacional, emergente de la Revolución del 9
de abril de 1952 e implantó el Estado Neoliberal, desregulado, minimizado y debilitado, con una
descentralización administrativa contra revolucionaria. Además, suprimió el sistema nacional de
planificación, para reemplazar por los servicios de la Consultora Moreno Muñoz. Se eliminó la
Corporación Boliviana de Fomento y las Corporaciones Departamentales de Desarrollo. Se
notificó al MNR que al desaparecer las Banderas de Abril, la Teoría de la Revolución Nacional
de la Alianza de Clases, con sus dos condiciones inseparables, lucha anti imperialista y anti
feudal, para alcanzar la Liberación Nacional, mediante la extensión de la frontera interna del país,
(la marcha al oriente), red de carreteras integradoras a nivel nacional y el potenciamiento
industrial de Bolivia, utilizando, ante la ausencia de inversión privada nacional y el comprobado
dominio imperialista de la inversión extranjera, la inversión pública nacional en el área de la
producción, en combinación con la inversión privada de la burguesía nacional progresista y
patriótica, era ilusorio e invocando una “oportunidad práctica” (léase oportunismo tránsfuga), se
impuso como nueva, la doctrina neoliberal y su instrumento inseparable; la globalización.
La militancia del MNR tenía todo el derecho a ser informada correctamente, por qué se guardo en
el Arcón de la Historia las Banderas de Abril y se debió respetar su facultad de decidir sobre el
cambio de doctrina. Con la imposición del neoliberalismo, murió el espíritu democrático en el
MNR y las grandes mayorías nacionales –su verdadera fuerza política- se retiraron del otrora
poderoso partido nacionalista revolucionario. El MNR sin los mineros, fabriles, constructores,
campesinos y trabajadores en general, no es el MNR, sino un partido pequeño burgués, de
proyecciones enanas y sin perspectiva histórica.
La novedosa doctrina neoliberal impuesta al MNR, era la caduca ideología de Adam Smith,
David Ricardo y otros, sintetizada en sus vetustas consignas: “Dejar hacer, dejar pasar” (libertad
de producción así contaminen y comercio internacional irrestricto, sólo para las potencias
industriales). “El mejor Estado es el que no interviene” y propugna libertad para que los ricos se
hagan más ricos, por cualquier medio, aunque en este empeño aparezcan los niveles de miseria
lacerantes. Las plagas que enfrentamos son frutos del viejo liberalismo británico, que no tiene
nada de nuevo y todas las lacras sociales, son las mismas que este liberalismo ocasionó antes de
la Segunda Guerra Mundial. Con la libertad de enriquecimiento (especulación en los mercados
bursátiles) esta doctrina desató la crisis mundial de octubre de 1929, que se inició en la United
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Steel Corp., generando catastróficas quiebras bancarias en cadena y contaminó a otros sectores y
se irradia por el mundo. Ocasionó la más alta desocupación en la Historia, que casi liquida al
sistema capitalista. (Esta crisis no llegó a la Rusia Soviética, presidida por Lenin). Es la misma
doctrina liberal, pero con un “neo”, que una vez más ocasionó la crisis de octubre del 2.007, que
aún perdura en nuestros días y se generó, esta vez, en el sector bancario inmobiliario, por la
especulación, Llegaron a crear bancos de ALTO RIESGO (especulativos). Estas operaciones,
muy aleatorias, las aseguraron, sosteniendo que todo estaba bajo control. Semejante pirámide
especulativa se desmoronó, cuando en la banca inmobiliaria, el prestatario inicial, por la
desregulación bancaria, sufrió la elevación continua de los intereses inicialmente pactados al 4%
y, cuando ya no pudo pagarlos, los bancos procedieron a embargar las viviendas en mora. Mano
dura con los deudores morosos. La operación fue simple, las viviendas llegaron a pagar entre el
40% y el 60% de la deuda inicial. Si a la deuda cobrada se agrega el valor total de las viviendas
embargadas, sus utilidades fueron extraordinarias, pero su capital de trabajo se convirtió en
inmuebles y las casas no son dinero de libre disponibilidad, además, para su venta, debían gastar
para adecuarlas a su pretendido precio. Las viviendas embargadas no se vendieron por los altos
intereses, entonces este sector exigió el pago de los seguros y ante la corrida de siniestros
acaecidos, quebraron los seguros y sobrevino el colapso. El Presidente Buch, afirmó que la crisis
que agobia los últimos meses de su gobierno, se debía básicamente a las operaciones
especulativas, totalmente deshonestas, que se hicieron en Wall Street. (¡Y quién lo dijo!). Meses
después, este mismo Presidente, sostuvo que Wall Street debía asumir las consecuencias de sus
actos. En ese tiempo, se acuñó el sarcasmo, popularizado por CNN: “Exigimos libertad cuando
ganamos, pero demandamos ayuda cuando perdemos”. La prensa americana fustigaba los actos
deshonestos y especulativos. Quebraron bancos en medio de grandes escándalos financieros: el
Bears Bank, Lehmans Brothers, City Group, Merry Lynch y otros. Sus ejecutivos, en comparsas,
marcharon a la cárcel. Se separó la banca de inversión de la banca comercial. Se descubrió UBS,
gran banco suizo en U.S.A, que admitió conducta corrupta, al contribuir a ocultar utilidades, por
lo que pagó una multa de $US. 780 millones y puso toda su información confidencial, bajo
control de las autoridades Federales. Apareció Allan Stanford, dueño de la cadena de bancos
“Stanford”, con oficinas en México, que manipuló su propia estafa por $US.8.000 millones.
Larga es la cadena de quiebras por especulación y actos delictivos del sector empresarial privado.
El Presidente Buch, anunció, con su típica socarronería, un plan de recuperación netamente
neoliberal: ordenó al Federal Reserve bajar los intereses y vaticinó este efecto: 1º El dinero se
hace más barato. 2º Los negocios se expanden. 3º La ocupación aumenta y 4º los consumidores
compran más. ERGO: la economía se reactiva, la crisis es neutralizada. Auténtica fórmula
neoliberal que fracasó. Los préstamos irrecuperables de los bancos en apuros, resultado del favor
y la deshonestidad, se llamaron con el eufemismo de “Cartera Tóxica”. Como en el pasado
dispuso el Presidente Republicano Ronald Reagan, se repitió la devolución de los impuestos a los
sectores de bajos y medianos ingresos, con el comprobado efecto nulo en la economía. Ante la
magnitud del colapso, a pedido clamoroso de los mismos empresarios privados, en lobbys y
cabildeos, intervino el Estado, con un torrente de miles de millones de dólares de los
contribuyentes. El Presidente Barack Obama, con la intervención del Estado en las empresas
privadas, las salvó del colapso. Se otorgan recursos públicos como capital de trabajo para evitar
la desocupación, se despidieron a las autoridades de las empresas dolosamente administradas y se
ordenó a las empresas privadas de automóviles qué producir y cómo producir, en defensa del
medio ambiente y de la ocupación. En Alemania fue más severa la intervención del Estado.
Nuevamente se abatió al neoliberalismo especulador, deshonesto e inhumano.
Si los gobiernos no asimilan las lecciones de esta crisis y dejan las cosas como están; en 36 años
más, se producirá otra tercera crisis, como la de 1929 y 2.007, en cuyo caso el capitalismo se auto
destruirá.
Este gastado liberalismo que auspició la injusta distribución de la riqueza en Estados Unidos, la
vieja Europa y en el mundo entero, llegó a Bolivia durante el dominio de Patiño, Hoschschild y
Aramayo, contra el cual luchó valientemente el MNR, hasta culminar con el levantamiento
armado del 9 de abril de 1952, oportunidad en que combatieron tres días, 9, 10 y finalmente el 11
de abril, a horas 15:00 se triunfó. Los combatientes triunfantes, asistieron a la procesión del
Viernes Santo, escoltando el Santo Sepulcro.
El caduco liberalismo se reimplantó en Bolivia, anteponiendo la palabra “neo”, con el DS 21060,
esta vez para servir a las grandes transnacionales imperialistas, con un lenguaje típico y adecuado
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a su finalidad pro imperialista, tales como: “La deuda social” para referirse a la disminución
salarial y otras estafas a los trabajadores. Deuda que nunca pagaron. “La Gobernabilidad” o
“Ingobernabilidad”, para identificar a los países rebeldes que no debían ser auxiliados, “La
Viabilidad” o “La Inviavilidad” para suprimir los países que no acataban las disposiciones del
FMI y del BM. “Obligación Vinculante” y la “No vinculante”, para burlar los referendos
consultados al pueblo soberano. Guerra a muerte a las empresas del Estado, porque impiden la
penetración de las transnacionales. Rechazo a la inversión pública productiva, rememorando a
Adam Smith, que limitaba al Estado a la construcción de carreteras y administración de correos,
para servir en aquella época, a la naciente burguesía industrial inglesa. Esta descalificación a la
inversión pública, llegó a los bancos de fomento en 1986. El Banco Mundial, en reuniones en el
Banco Central de Bolivia, exigió la liquidación de los 3 bancos de fomento: el Banco del Estado,
el Minero y el Agrícola, los que jamás recibieron apoyo financiero fiscal, aún en sus épocas más
críticas, como afirmó un desorientado, para justificar esta infamia contra Bolivia. Su liquidación
fue cumplida con docilidad por el gobierno sucesor (Jaime Paz Zamora), también neoliberal,
acudiendo al procedimiento de prohibirles nuevos préstamos bancarios, mientras conservaban sus
gastos fijos y variables. En este proceso de sólo erogar y no recibir ingresos, los bancos de
fomento devoraron su capital y llegado el momento, aquel gobierno neoliberal, con todo cinismo,
proclamo la quiebra de los tres bancos de fomento y dispuso el reparto de su activo fijo, con gran
escarnio a la banca de fomento. Cuando se produce la quiebra de un banco, su cúpula debe
responder de sus actos, ante el Juez Civil y de Comercio. En este caso, ningún alto funcionario
recibió sanción ni censura. Al contrario, fueron héroes neoliberales. En éste mismo período,
quebraron ocho bancos privados, no por virtuosos y eficientes, pero el tratamiento fue diferente.
Con el DS 21060 ingresa a Bolivia la corrupción oficial: si el Presidente entregaba las empresas
del Estado a precios viles y en algunos casos gratis, como a la ENRON, (liquidada después por
quiebra corrupta, dolosa y especulativa), sus colaboradores corrieron la consigna de que era el
momento de enriquecerse y todas las cúpulas de los partidos políticos neoliberales y altos jefes de
los tres Poderes del Estado, se dedicaron a acumular fortunas. Se desacreditó a la Contraloría
General y se quebró el control previo, que constituía un eficiente mecanismo de control previo
del gasto público e impedía operaciones dolosas. Su función interventora de la Contraloría se
reemplazó con la auditoria interna de cada empresa pública, que constituye una superchería.
Ninguna auditoria interna controla a sus ejecutivos y de hacerlo, de inmediato, sus miembros son
despedidos. No hubo freno ni castigo. Todo es bueno dentro del neoliberalismo para acumular
fortunas. Ser corrupto es una habilidad, no un delito. A los corruptos se los elogia. El
neoliberalismo es una categoría, que incluye todas las actividades del país, por tanto, también
abarca el campo jurídico. Para garantizar la impunidad de los corruptos, promulgaron durante el
gobierno de Sánchez, un Código Penal, redactado por gente de mentalidad delictiva para proteger
el delito y a los delincuentes, a lo que hay que agregar como corolario, la ley Blatman, que
confunde procedimientos y fomenta el delito. La máxima pena aplicable son tres años de prisión,
pero a continuación aclaran que es prisión domiciliaria y como nadie vigila esta sanción, los
delincuentes pasean su impunidad todos los días y retornan a sus hábitos con mayores bríos. Los
jueces corruptos son cínicos, venden justicia y gozan de plena garantía, sin posibilidad de su
cambio o despido. En los casos más graves, solo son suspendidos por 90 días. De pretender
mayores sanciones, los jueces prevaricadores, vociferando que están atropellando la majestad de
la justicia (neoliberal), acuden al recurso de amparo e invariablemente ganan, porque sus
juzgadores son otros jueces corruptos. (Entre bueyes no hay cornadas). Retornan a sus cargos con
mayor arrogancia y esta vez venden justicia a mayores precios. Una superestructura legal
siniestra, sistemáticamente montada en 20 años de neoliberalismo (1985-2.005), negociada en
nombre de una unidad sin principios, expresada en “cuoteos” corruptos, transada por políticos
también corruptos, les otorga total impunidad.
En toda la Historia Universal, es la primera y única vez, que el Jefe de una Revolución Nacional,
33 años después, es el Jefe de la Contrarrevolución y en ambos roles se desempeñó con firmeza,
convicción, seguridad y energía, hasta tanto, que, cuando Sánchez de Lozada vaciló, antes de
destruir YPFB, la petrolera del Estado, desde Tarija lanzó la consigna: “Esta es la madre de las
batallas y el MNR debe ganarla”. El MNR ganó la batalla, pero el pueblo perdió su soberanía.
En todo momento detrás de Goni Sánchez estuvo Paz Estenssoro, al extremo que cuando Sánchez
se proclamaba su mejor alumno, Paz Estenssoro sonreía. Estos dos personajes son solidaria e
ilimitadamente responsables de todos los daños ocasionados por el neoliberalismo.
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El DS 21060 en ningún momento fue estabilizador, como sostuvieron los ocho gobiernos
neoliberales, que durante 20 años (1985-2.005), frenaron el desarrollo económico y social de
Bolivia, porque dentro de las medidas “estabilizadoras”, crearon la flotación sucia. Si el 29 de
agosto de 1985 se promulgó el DS 21060, el 2 de septiembre del mismo, el Banco Central señaló
el nuevo tipo de cambio (T/C) Bs.1.10 por dólar. La moneda más fuerte de Latinoamérica, pero la
flotación sucia comenzó su trabajo. Cada semana el boliviano caía en un punto y en algunas hasta
dos puntos. Para el 29 de septiembre de 1985, al mes de la presunta estabilización, el T/C cerró a
Bs. 1.49, en decir perdió el 35% de su valor. En junio de 1986, el Ministro de Finanzas Juan L.
Cariaga Osorio, anunciaba en la puerta de Palacio a la TV, que dio la feliz noticia al Presidente
Paz, que el índice de inflación en la semana, presentaba un incremento de 0.004 %, según el
Ministro era nada. Pero al citar esa cifra estaba admitiendo que comenzó el proceso de inflación
muy bajo pero constante y al fin era inflación. A esa fecha el T/C era 1.81 por dólar, es decir una
pérdida del 64%
Esta constante devaluación semanal, se constituyó en un lento pero potente mecanismo
inflacionario, que adoptó la forma de una subvención de todos los sectores productivos
nacionales, abarcando obreros, campesinos y clase media, en beneficio del sector exportador,
constituido por las petroleras, la exportación de minerales de Sánchez de Lozada (igual que
Patiño) y otros, con el efecto regresivo en la distribución del ingreso y la riqueza boliviana. El DS
21060 inicia la RECESION en Bolivia, con carácter acumulativo, en la misma proporción de la
devaluación del boliviano y duró 20 años, con el cierre y quiebra de más de un millar de
empresas industriales y comerciales, índices alarmantes de desocupación, emigración masiva a
otros países, la caída del PIB, presentando en algunos años índices negativos. A estas medidas
hay que agregar la subvención dispuesta por Paz Estenssoro y su Ministro Sánchez de Lozada a la
exportación de minerales de COMSUR, liberándolo del pago de fletes ferroviarios y cuando
Ferrocarriles del Estado pasó al Ministerio de Finanzas la factura legal, por la subvención
dispuesta, Sánchez sostuvo que esa obligación debía cubrir el ferrocarril (peor que Patiño), con lo
que se originó una situación de pérdida para la empresa, que después fue invocada por Sánchez
para justificar su liquidación.
Para marzo de 2005, la flotación sucia llegó a Bs.8.10 por dólar. Se mantuvo cinco meses,
suficientes para comenzar a sentirse los efectos positivos de esta medida. A esa fecha el boliviano
perdió 636 % de su valor, lo que implicaba otra inflación. Luego se revalorizó o apreció la
moneda hasta Bs.7.10 por dólar. Esta revalorización es muy discutible y no la apoyamos. Si a la
desatinada política cambiaria neoliberal, agregamos la política de hidrocarburos, por la cual se
convino con las empresas petroleras el precio de compra de petróleo al Estado, en boca de pozo,
de $US. 0.70, por millar de pies cúbicos, mientras se les reconoció, al mismo tiempo, el precio de
venta al mismo Estado, a $US.1.60 el millar de pies cúbicos, para atender las necesidades
nacionales, en momentos de franca tendencia al alza en el mercado internacional, se establece la
pésima negociación contra Bolivia. En otras palabras, Bolivia vendía el petróleo en boca de pozo
á $US.0.70 y compraba a $US.1.60. Esta diferencia conducía a Bolivia fatalmente al colapso,
porque el precio internacional, por barril de petróleo, subió a $US.140 (Ciento cuarenta dólares).
Afortunadamente intervino el Estado y ese disparo de los precios internacionales, benefició al
Estado boliviano y no a las petroleras, como inicialmente estaba pactado.
La constante mini devaluación tuvo su efecto multiplicador maligno en el Presupuesto Fiscal,
porque en 1992, el gobierno neoliberal de Paz Zamora, por primera vez presenta el 3% de
desequilibrio presupuestario. Para 1993 se incrementa al 19% y cada año se hace más
incontrolable. Para ocultar esta gravedad, acuden a un recurso aritmético, de relacionarlo con el
PIB, lo que permite encubrir porcentualmente, pero el proceso acumulativo sigue su curso: El
PIB mostró índices muy bajos, al extremo que hubo años negativos. Ya no se podía atender la
demanda de trabajo de los jóvenes que salían del servicio militar, alentando la masiva emigración
de la juventud y gentes en edad económicamente activa de Bolivia. Fugaba la fuerza de trabajo
más valiosa del país. Bolivia se debilitó por una nefasta política neoliberal. Los ministros de
Finanzas neoliberales insensibles, enviaron sus presupuestos al Parlamento con una inflación
anual esperada y una devaluación anual estimada, como lo más natural del mundo. Y sin
embargo, con todo cinismo, declaraban que estaban preservando la estabilidad. ¿De qué
estabilidad hablaban?
La política neoliberal capitalizadora se inicia con Paz Estenssoro, que despidió 40.000
trabajadores de las minas nacionalizadas, dejando en cada campamento no más de quince
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empleados, entre porteros y serenos. Fue la mayor masacre laboral de toda la Historia de Bolivia
y por pagarles generosos desahucios, se los llamó “relocalizados”. Como quiera que se los
llamara, fueron 40.000 despedidos sin derecho a recontratación y sin posibilidades que sean
empleados. Un porcentaje emigraron a las minas de cobre en Chile, llevándose consigo
nostálgicamente la “Diablada Orureña”, que nadie niega que es BOLIVIANA, Ahora Chile
declara que es de su propiedad, como hizo con el río Lauca y pretende el Silala. Otros emigraron
a la Argentina, España y finalmente, al Chapare, con la ilusión de producir frutas. Esta es el
principal origen de la población en el Chapare. Fueron víctimas de la “relocalización”. La
Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), ante esta monstruosa masacre
blanca de mineros en Bolivia, guardo silencio.
La economía “capitalizadora” neoliberal, para adormecer al pueblo, comenzó con la oferta
pública del Presidente Sánchez de 500.000 (quinientos mil) nuevos empleos y una inversión
extranjera “fresca” de 5.000 millones de dólares. No se publicó un sólo cuadro demostrativo. Se
transfirió al gobierno (TGN), todo el pasivo de COMIBOL, para entregarlas con cero deudas. Se
amortizó y castigó su activo fijo, hasta reducirlas al 50 % de su valor en libros. Este precio risible
se dividió en tres partes. 45% para entregar a las empresas capitalizadoras, con el compromiso
que inviertan el equivalente del 100 % de capital total declarado al momento de la capitalización.
45 % conservaba el gobierno y 10 % para sobornos a sindicatos, comités cívicos y otros. La
Federación sindical mirista de YPFB, que resistió inicialmente a la capitalización,
sorpresivamente la aceptaron y guardaron un gran silencio. Las grandes organizaciones
sindicales claudicaron. En posesión de las instalaciones de las empresas del Estado, las
capitalizadoras, con un simple asiento contable, repusieron del valor vil, a su valor original en
libros. Por ésta razón no se reflejó en el PIB la inversión prometida. Cinco mil millones de
dólares, en un país tan pobre como Bolivia, debería tener un impacto de terremoto en el PIB, pero
una inversión contable no causa ningún efecto. Como no se produjo la inversión real prometida,
no se ofertaron los 500.000 nuevos empleos. Se demostró que todo fue una treta, una farsa, para
que se acepte la “capitalización”. El 45% que se reservó para el Estado, se registró a nombre del
pueblo, explicando, que recién ahora esas riquezas eran del pueblo, porque antes fue de una
corporación estatal que usurpó sus derechos. (Analicen semejante absurdo). Lo que se registra a
nombre del pueblo, no es de nadie y nadie puede ejercer voz y caución por el pueblo. Los nuevos
dueños de las capitalizadas ocuparon el vacío dejado por el 45 % “del pueblo” y manipularon la
designación de directores dóciles, que convalidaron el saqueo de de los almacenes, talleres y
maestranzas de las empresas capitalizadas. YPFB, antes del DS 21060 era una próspera y bien
organizada empresa estatal. Se establece en el Plan Bienal 1963-1964, que en 1952 invirtió 29
millones de dólares y los siguientes se ajustó a sus posibilidades. Para 1985 le imponen
suspensión de actividades en las áreas de exploración, desarrollo y refinerías, para destinar esos y
otros recursos, a la estabilización. Entre las medidas estabilizadoras, se le asignó la obligación de
contribuir al Fondo de Estabilización con un aporte anual de 85 millones de dólares. Si ese aporte
hubiese sido por un año, sería aceptable, pero la intensión era maligna. Se mantuvo esa carga
financiera durante Paz Estenssoro, Paz Zamora y Sánchez. En síntesis, en 11 años, YPFB aportó
1.000 millones de dólares, quedando en este empeño sin capital de trabajo, con equipos agotados
y obsoletos. Entonces Goni acusó a YPFB de ser empresa ineficiente, carente de medios y
dispuso su liquidación. Esta fue la política recurrente contra todas las empresas del Estado.
Los fundadores del MNR, Carlos Montenegro, Augusto Céspedes a los que hay que agregar
Alfonso Gumucio Reyes, Eufronio Hinojosa y otros, siempre sostuvieron la superioridad de las
empresas públicas que debían explotar las riquezas estratégicas de Bolivia.
A partir de 1993, la cúpula del gobierno gonista declaró que todo es negociable, todo es transable,
lo importante es consensuar para llegar al corrupto “cuoteo”. El “cuoteo” es la práctica más
criminal de cogobernar con la oposición y repartirse el país en compartimentos estancos, en cuya
área todo está permitido. Los viejos liberales acusaron al MNR de no aceptar la unidad. Se les
replicó: la unidad por la simple unidad es oportunismo, es la forma más vil de traicionar a la
Patria. No hay honor más grande que luchar por Bolivia solos, antes que mal acompañados. Así
se llegó al 9 de abril de 1952. Los nombres de los principales ministros del DS 21060
demuestran que la descomposición del MNR fue un proceso de sistemática ocupación del
gabinete y cúpula partidaria, por agentes ajenos a la Teoría de la Revolución Nacional.
Reaccionarios, sin sensibilidad social ni contacto con los trabajadores del MNR. Ninguno visitó
un comando minero o fabril.
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Guillermo Bedregal aparece en la UMSA en 1948 como dirigente fascista falangista, llegado de
Cochabamba. Dos años después se ausenta a la España del dictador Franco, para templar más su
espíritu fascista. Hace carrera en la Falange Española. (Ver ANTORCHA). Retorna a Bolivia y
conspira contra el MNR. El servicio de seguridad lo apresa y lo envía al campo de concentración
de COROCORO. Para 1956 se cierran estas prisiones, sale en libertad y comienza trabajando en
una cámara maderera. Triunfante el MNR, por presiones familiares, fue designado Oficial Mayor
del Ministerio de Hacienda, por el Presidente Hernán Siles Zuazo, desde cuya fecha se mantuvo
en el gobierno y cúpula del partido, con excepción de su expulsión, por el golpe con Natush
Busch, el 1º de noviembre de 1979, que le costó a Bolivia más de 200 vidas. Organizó su propio
partido. Fue amnistiado por VPE. Con esta trayectoria, no es extraño que por decisión personal,
elija candidato a la Presidencia por el MNR a Germán Antelo, personaje del recalcitrante comité
cívico reaccionario, instrumento de las logias cruceñas, enemigo decidido de la unidad de
Bolivia, pertinaz regionalista, obstinado discriminador racial, en síntesis, un fascista de tomo y
lomo. Esa ideología une a Antelo y Bedregal. Además, medico de profesión pero es presidente de
la cooperativa de energía. Como el “mentholatum”, sirve para todo. Al fracasar la inscripción del
MNR en la Corte Nacional Electoral, por un elemental error jurídico del Dr. Guillermo Bedregal,
se asilaron en la corriente política en la que se sientan a sus anchas. Se han ubicado justo en el
lugar que la Historia les tenía señalado: a las órdenes de los neoliberales Manfred-Leopoldo.
Como furgón de cola. Mejor no pueden estar. Por lo tanto, no tiene nada de extraño que el 4 de
septiembre 2.009, desde Santa Cruz, publiquen estos dos personajes, un comunicado en que
informan (léase notifican) a una supuesta militancia, que los sedicentes caciques del MNR, por sí
y ante sí, han decidido apoyar militarmente al binomio Manfred-Leopoldo y sostienen que “ese
apoyo implica sujeción a reglas lejanas de cualquier mancha o manipulación contra la soberanía y
voluntad de los pueblos” (sic). Son cínicos y enredosos. Nuevamente, como en el cambio de
doctrina del MNR, se atribuyen la representación del pueblo y con la potestad de una autoridad
vertical, movilizan militarmente al MNR, sin derecho a chistar. Formidable pareja de dictadores
fascistas. En el MNR jamás se practicó la disciplina militar. Los neoliberales han olvidado que
mientras proclamaban la defensa de una estabilización inexistente, mantenían un mecanismo
devaluatorio constante, que mantuvo a Bolivia en una recesión por 20 años y aún se atreven a
dictar recetas neoliberales. El ex ministro de Planificación del DS 21060, que programó la
liquidación de las empresas del Estado, cuando el actual gobierno otorgó un préstamo a YPFB,
escribe un panfleto, en su boletín “Politeia”, en su línea liberal, titulado “EVO-LIDER, YPFB,
MIL MILLONES Y BANCO CENTRAL”, en el que sostiene que en los períodos pre electorales
no se pueden hacer inversiones, menos fortalecer a YPFB. Un verdadero disparate. Para
fortalecer al país, cualquier momento es bueno. Luego agrega, como rotundo argumento, que
este desembolso afecta a las Reservas Internacionales Netas (RIN), recursos que no se deben
tocar y deben permanecer hasta cuando se los requiera Este requerimiento debe ser de Goni
Sánchez, que saco de esas reservas 300 mil dólares y 200 millones de bolivianos en octubre del
2.003, para fugar del país, entregados ilegalmente por las autoridades gonistas en el Banco
Central. Entonces no dijo nada. Luego de una serie de razonamientos metafísicos y subjetivos
carentes de valor técnico y económico, en que mezcla el ahorro interno, las cotizaciones, la
demanda externa, en un revoltijo sin sentido, se opone, como no podía ser de otra manera, al
fortalecimiento de YPFB. Es natural, que el liquidador de YPFB sea contrario al fortalecimiento
de cualquier empresa del Estado. Posición consecuente con el neoliberal DS 21060, pero que es
totalmente contrario a la Teoría de la Revolución Nacional.
Siempre he sostenido que el sepulturero del MNR es Gonzalo Sánchez, a lo que hay que agregar
que el “albaco” (aprendiz de albañil), que está colocando la lápida, es Guillermo Bedregal.
El MNR Neoliberal murió el 7 de septiembre del 2.009, a horas 18:00, sin pena ni gloria y en su
lápida sólo hay que poner: “D. S. 21060”, que lo demás vino por añadidura.
La Paz, octubre del 2.009.

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