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EKAI GROUP
Los datos sobre evolución del PIB en distintos países difundidos el día 30 de abril
por el International Comparison Program del World Bank han revuelto los
medios de comunicación occidentales durante los últimos días.
Muy en particular, han tenido un gran eco los artículos de Financial Times y
Bloomberg interpretando los datos anteriores y anunciando que “China supera
a USA como la mayor economía en términos PPP” (Bloomberg) o “China
sobrepasará a USA como el poder económico líder mundial este año”.
Los datos ahora difundidos por Financial Times y Bloomberg confirman, por lo
tanto, aquella hipótesis de EKAI Center, de forma casi exacta.
El cálculo del PIB en base PPP tiene un valor significativo, que hay que
contrastar también con el basado en valor nominal, según el cual China puede
tardar aún un quinquenio en alcanzar a Estados Unidos.
Sin embargo, el hecho de que China esté sobrepasando a USA como primera
potencia mundial es de una relevancia extraordinaria a efectos de las relaciones
internacionales y de la economía internacional en general. Muy especialmente
si tenemos en cuenta que, aunque con un ritmo menos acelerado, el
posicionamiento de liderazgo de China es acompañado por el del conjunto de
los países emergentes.
Durante estas semanas, hemos visto claramente reflejada esta relación cada vez
más directa entre movimientos geopolíticos y equilibrio económico
internacional. Tras el nuevo intento de Wall Street de aislar a Rusia mediante el
golpe de Estado en Ucrania, una nueva luz roja se ha encendido en Moscú y
Pekín y China y Rusia han dado nuevos pasos más decididos en las dos
direcciones indicadas. Por un lado, en la puesta en marcha de la “Fundación de
las Reservas de Divisas de los BRICS” y del “Banco de Desarrollo de los BRICS”,
ambos previstos para 2015. Por otro lado, a través de los sucesivos acuerdos de
los países emergentes –entre sí y con varios estados de la Unión Europea- para
acelerar la sustitución del dólar como divisa internacional de referencia.
China –y los países emergentes- ya están aquí. Y, con ellos, la esperanza de una
economía internacional abierta y multipolar. Pero también el riesgo de un
conflicto abierto que Occidente está intentando provocar y que nadie sabe
dónde puede terminar.