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Fragmentación, microcine y reciclaje de experiencias:

Producción audiovisual en la era de los dispositivos móviles


Por Andrés Felipe Gallego Aguilar*
andresfox@gmail.com
* Candidato a Magister en Diseño y Creación Interactiva
Universidad de Caldas

Resumen: El fácil acceso a dispositivos tecnológicos ha generado un aumento en el


desarrollo de propuestas audiovisuales que ven en el microcine una apuesta productiva
para la creación de narrativas a partir del reciclaje de experiencias. Los sistemas de
publicación en internet para este tipo de proyectos motivan a la participación de
personas del común que ven en estos espacios una oportunidad de compartir sus
creaciones con la comunidad. La retórica de la fragmentación establece un lenguaje de
creación que esta mediado por la capacidad técnica de las aplicaciones de software que
se utilizan en estos procesos creando una estética de la similitud.

Palabras clave: Microcine, propuestas audiovisuales de corta duración, creación con


dispositivos móviles.

El proceso de consumo, producción, distribución y comercialización de los productos


audiovisuales ha sufrido un cambio debido a la facilidad con la que en la actualidad se
accede a diferentes tipos de tecnologías de creación de contenidos audiovisuales. El
tránsito del cine de las grandes salas de exhibición a los dispositivos portátiles
personales supone un replanteamiento de las estructuras narrativas tradicionales, que
tienen en cuenta las características inherentes de un medio en constante transformación.

Para vivir la experiencia cinematográfica tradicional era necesario el desplazamiento


hacia el teatro, comprar una entrada en un horario específico, esperar impaciente el
ingreso y visualizar la obra; un acto que se disfruta de manera colectiva pero en el que
mentalmente se construye el significado de manera individual. Sin embargo, a pesar de
que esta práctica se mantiene, se reconfigura pues ya no es necesario el desplazamiento,
la espera y ni siquiera el contar con los elementos mínimos de reproducción de
contenidos; una pantalla de 128 x 128 pixeles en un teléfono celular, se convierte en el
espacio “ideal” de transmisión de información y mecanismo básico de construcción de
significado.

Los medios de distribución también sufren una transformación y son reemplazados por
sitios de descarga en línea, vendedores “piratas” en los semáforos de las grandes
ciudades y comunidades colaborativas en internet; prácticas que hacen que el acceso a
material audiovisual ya no dependa exclusivamente de una limitación económica ni de
la selección que las grandes cadenas de difusión hagan del contenido.

Esa facilidad de acceso a material significativo es la que permite que más personas
cuenten con la posibilidad de conocer obras audiovisuales que pueden servir como
punto de partida o referencia para la creación de sus propias propuestas; motivación que
plantea la exploración de diferentes conceptos narrativos en los que ya se tienen en
cuenta las limitaciones de los medios de producción, las necesidades particulares de
expresión y las características del público consumidor.

Lo anterior, es posible porque las barreras de entrada a los círculos de producción


audiovisual han disminuido. Ya no es necesario contar con un gran capital para crear
este tipo de materiales; la disponibilidad tecnológica permite el uso de aplicaciones de
software y herramientas de bajo costo que pueden ser utilizadas para construir historias.

A pesar de la transformación del cine clásico, y de que sus formas de producción aún
generan nostalgia, se mantiene el interés narrativo por transmitir un mensaje que
permita que la mente del público experimente con sus sentidos las propuestas
audiovisuales que se le presenten.

Microcine o el lenguaje de la fragmentación

Los grandes referentes de muchos creadores en la actualidad son el cine comercial de


los grandes estudios, la televisión, la publicidad y los videojuegos. Es en este contexto
en el que se gestan los productos audiovisuales que aprovechan el uso de dispositivos
móviles y tecnologías de bajo costo en la construcción de lo que se conoce como
microcine.

El valor de la fragmentación como unidad mínima de expresión y de construcción de


sentido trata de redefinir el lenguaje audiovisual, la coherencia narrativa, y la relación
espacio-tiempo en estas producciones. Las herramientas de creación, con sus
limitaciones y ventajas establecen las posibilidades creativas e influyen de manera
directa en el resultado final.

Como plantea Eco (1986, citado en Jenkins 2006) para transformar una obra en un
objeto de culto, se debe contar con la habilidad para romper, dislocar, y desunir de tal
forma que sólo se puedan recordar fragmentos de ella, sin que los elementos
individuales deban tener una relación con el todo (p. 100). Entre mayor sea el número
de direcciones a los que apunten este tipo de propuestas, mayor será el número de
experiencias que se pueden ofrecer.

El ciberespacio como plataforma de transmisión permite que muchas de estas


experiencias puedan ser compartidas por públicos de diferentes culturas, edades y
contextos. La convergencia de medios plantea la construcción de diferentes entornos de
participación en las que estas propuestas de “microcine” son visualizadas; algunos de
los festivales que brindan esta posibilidad son (www.festivaldominuto.com.br;
www.oneworldoneminute.com/;www.imageninvisible.org); espacios que concentran
gran cantidad de producciones en las que la comunidad se encarga de valorar la calidad
de las propuestas allí expuestas.

Estos sistemas de publicación en línea hacen que personas del común, como Carolina
Kzan, una desarrolladora de cortos de un minuto y que participa del
festivaldominuto.com.br cuenten con un espacio de expresión en el que puedan
compartir sus microhistorias, como es el caso de “My Lamp?”, una animación en la que
un personaje debe ejecutar una serie de acciones que le permitan apagar el sol para
poder disfrutar de una siesta en la noche oscura; historias que manifiestan una
radiografía de lo que están pensando los jóvenes realizadores, su visión de mundo y su
interés por establecer un lenguaje global.

La reconfiguración del relato a discursos de un minuto y con baja calidad de imagen, la


mayoría de las veces, lleva a una etapa en la que la experimentación y la consolidación
de un lenguaje de los medios permite la construcción de pequeñas historias para una
comunidad que se encuentra ávida de consumir propuestas interesantes pero carente de
realizar una alta inversión de su tiempo.

Figura 1. Imagen de corto animado My lamp?

Motivación y reciclaje de experiencias

En una era en la que el video prima sobre el cine, el lenguaje televisivo con su ideal de
transmisión en vivo, el cambio vía “Switch” de la información es el referente visual que
configura el relato; esto define una estética de la producción de contenidos en el que
muchos de los elementos responden a patrones preestablecidos haciendo que muchas de
las obras disponibles se vean de manera similar.

Dziga Vertov en 1929, con su “Hombre de la cámara”, planteaba la creación de una


nueva estructura narrativa donde los detalles cotidianos, la negación del libreto, y la
configuración de la historia a través del montaje planteaban la construcción de un nuevo
lenguaje: “Atención público: Esta película es un experimento en comunicación
cinematográfica de eventos reales sin la ayuda de intertítulos, sin la ayuda de una
historia, sin la ayuda del teatro. Este trabajo experimental busca la creación de un
verdadero lenguaje internacional del cine basado en su separación absoluta del
lenguaje del teatro y la literatura”; este concepto es explotado en la actualidad por los
realizadores de cortos de un minuto, más por desconocimiento que como parte de una
propuesta concienzuda.

Muchos de los trabajos que se encuentran en la red utilizan diferentes técnicas en las
que la mezcla de efectos disponibles en los programas de edición construyen un
metalenguaje que establece clones de productos. Esto se debe a las condiciones
específicas del software, pues al contar con una serie de elementos predefinidos sin la
posibilidad de personalización, se establece una estética de la similitud en la gran
mayoría de propuestas audiovisuales.
Aquellos que no cuentan con las habilidades técnicas para manipular los elementos
estructurales de este tipo de programas deben concentrarse en el desarrollo de la historia
como elemento creativo, explorando la fragmentación como propuesta que plantea el
desarrollo de narrativas que se acomodan en diferentes espacios y que permiten la
construcción de nuevas e interesantes alternativas del mensaje.

Sin embargo, debido a la cantidad de elementos a los que los desarrolladores se ven
expuestos, una forma de producción empieza a tener mayor aceptación, la mezcla; que
como plantea Lucas Bambozzi (2008), se basa en el reciclaje de experiencias anteriores.
La reutilización de materiales es la base del proceso del “remix”; es por eso que cuando
se tiene acceso a múltiples materiales, construir un producto implica también el
seleccionar qué fragmentos de información son relevantes para iniciar la producción de
estas propuestas audiovisuales.

Estas dinámicas aunadas con el acceso a los dispositivos son los catalizadores de la gran
cantidad de productos que se encuentran disponibles en las redes, generando un proceso
de “loop” en el que después de ser creado, un elemento hace parte de la estructura del
reciclaje en el que puede ser utilizado por otro desarrollador. “Una vez en las redes,
puesta a disponibilidad en la forma de open-source, la parte de un trabajo puede ser
tomada por el todo. Un fragmento pasa a representar todo un trabajo, en la medida en
que lo que hacemos será fatalmente “reapropiado” por otro. Así, las autorías se
disuelven en el uso que el público realizará de nuestros loops y samples. (Bambozzi,
2008).

Esta práctica empieza a generar un conflicto respecto a la apropiación de los derechos


de autor, ¿Hasta dónde se puede llegar en el uso de imágenes, sonidos sin involucrarse
en problemas con implicaciones legales y económicas? ¿Utilizar fragmentos de una
obra es una forma de publicidad indirecta al desarrollador inicial?

La misma comunidad en red se encarga de crear diferentes herramientas que mitiguen el


impacto de estas prácticas; una de ellas tiene que ver con las licencias Creative
Commons (www.creativecommons.org), diseñadas para que quien esté interesado en
crear, simplemente se dedique a pensar en cómo ser creativo y no en aspectos legales
pues los permisos han sido previamente dados.

Con este tipo de licencias los creadores tienen vía libre para involucrar en sus
producciones todo tipo de fragmentos de materiales que puedan ayudar en la narrativa
de su producto en desarrollo, siempre y cuando se cumpla con la condición de dar el
reconocimiento a las personas que hicieron posible el uso de este tipo de archivos.

Son muchas las variables que intervienen en el proceso de creación de propuestas de


“micro cine” o video digital, sin embargo, gracias a la cantidad de elementos que se
encuentran disponibles en el medio actual, es que esta etapa de producción de
contenidos establece un nuevo contexto de lo que en el futuro será conocido como la
época donde la facilidad de acceso a la información y los dispositivos técnicos fueron
los catalizadores de propuestas audiovisuales cada vez más interactivas y participativas.
Referencias

Bambozzi, L. (2008). Remix, re-procesamiento, viral vídeos y autoría. Obtenido el día


01 de noviembre de 2009 desde
http://aprender.agora.com.ar/vionoff/moodle/mod/resource/view.php?id=546

Jenkins, H. (2006). Convergence Culture: Where old and new media collide. New
York: New York University Press.

Kzan, C. My lamp? [Video]. Extraído el 03 de noviembre de 2009 desde


http://www.festivaldominuto.com.br/templates/Player.aspx?contentId=4359

Schäffner, W. La Revolución telefónica de la imagen digital. Obtenido el día 15 de


octubre de 2009 desde http://maestriadicom.org/articulos/la-revolucion-telefonica-de-la-
imagen-digital/

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