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Como lo escribiera el Señor José Balta: “Lo publicado por Raimondi, en vida,
aún cuando es considerable en cantidad y calidad, no está en relación con sus números
viajes ni con el abundante material en ellos recogidos”5. Las ediciones que siguieron a
su muerte, aparecidas a partir de 1891, no respetaron el orden previsto por el naturalista
milanés.
Se sabe que Raimondi pensó ilustrar su obra sobre etnología publicando las
fotografías de pobladores de la amazonía tomadas en la década de 1870 por su amigo el
sargento del ejército peruano Ramón Herrera. Lamentablemente no se sabe nada sobre
el paradero o destino de tan importante corpus fotográfico.
Para poder apreciar sus estudios etnológicos trascribimos una pequeña parte de
su Libreta Nº 47 de 1886 que titula “Datos sobre los salvajes llamados Antis o
Campas”. En ella escribe:
Como se vé, la tribu de los Campas ocupa una regular extensión de terreno
adelantándose, tanto por el río de Santa Ana como por el río Tambo, hasta el punto
donde se reúnen estos dos ríos para formar el Ucayali, en cuyo lugar empiezan los
Chontaguiros llamados también Simirinches o Piros. Los campas son indios de estatura
mediana, aunque se ve sin embargo algunos de estatura elevada: un indio que vive en
frente de la confluencia del Mantaro con el Apurímac; tiene una estatura que pasa de 6
pies. Los rasgos de cara son muy pronunciados y tienen los siguientes caracteres:
pómulos salientes, nariz algo roma ligeramente remangada de manera que vistos de
frente aparecen en parte los agujeros de la nariz que a causa de su tabique algo espeso
son un poco laterales. Ojos expresivos poco abiertos y algo oblícuos: En las mujeres
6
Coloquial pero impropiamente denominados “negros”
observé algunas con ojos grandes. Labios gruesos, dientes blancos en las mujeres y
amarillentos en los hombres, color que es debido a una corteza que mascan
continuamente. Arcos orbitarios salientes, frente mediana, barba casi nula. Pelo negro
liso desordenado que cae sobre el cuello y en algunos cortado por delante sobre la
frente. Tez de la cara rojiza o aceitunada; en los niños tiernos, casi blanca. Los brazos,
piernas y cuerpo están comúnmente cubiertos de manchas de color carne claro.
Algunos individuos sin embargo no tienen ninguna mancha y cuando pregunté la causa
de estas manchas tan generales, me dijeron que se producen en quienes se alimentan
con cierta clase de pescados y de moluscos; que los que prescinden de esta clase de
alimentos, no tienen manchas. En el Perú se da el nombre de overos a los individuos
atacados de esta afección. Raras veces los campas son gordos, y, en general, son
también proporcionados.
Por sus meritos en este campo de ciencia, Raimondi fue honrado en vida como
integrante de importantes instituciones científicas, a saber:
“...El Congreso ha autorizado al Poder Ejecutivo para que entendiéndose con don
Antonio Raimondi, proceda á la publicación de los trabajos de éste sobre la Geografía,
Geología é Historia Natural del Perú. Los gastos que la impresión demanda se harán de
cuenta del Estado. Igualmente se le ha autorizado para que previos los informes que
crea oportunos, invierta la cantidad necesaria para comprar las colecciones científicas
que el señor Raimondi ha reunido en sus viajes en el territorio de la República, esas
colecciones clasificadas debidamente se reunirán en un Museo que llevará el nombre de
“Museo Raimondi.....”
Raimondi nunca dejó de ser italiano, sin embargo sólo manifestó plenamente su
nacionalidad durante la ocupación chilena de Lima a fin de resguardar del saqueo las
colecciones fruto de sus estudios. Para ello recurrió a la delegación consular italiana fin
de que le extienda una constancia de su nacionalidad. Se le inscribió como súbdito del
rey de Italia en Lima con el número 4044 el 27 de Julio de 1880. Este acto evitó
cualquier posible atropello de las tropas de ocupación. Su hijo Enrique ha legado una
interesante crónica sobre la suerte de las colecciones durante este ingrato período, al
respecto dice:
8
Enrique Raimondi, Apuntes Biográficos Sobre Raimondi. “El Comercio”, Lima. Lunes 24 de abril de
1905.
Durante la ocupación chilena, Raimondi recibió la visita de señorita Margarita
Dickins, del diario: “Danbury News”, quien nos ha dejado el siguiente testimonio:
Hay calaveras allí, de una raza que acostumbraba deformarse las cabezas por
medio de bandejas,.... Ví, así mismo, una alacena de adornos y útiles indianos de plata
y oro, y un jarrón como de un pié de altura, más o menos tan perfectamente soldado
que después de tantos años, no se puede descubrir en donde fue soldado; e igualmente,
una caja pequeña contiene dos vestidos de pluma de un jefe indio y junto con ellos, una
especie de casco para cubrirse la cabeza y encima una clase de adorno parecido á una
corona, con trozos pendientes de tela hacía adelante y hacía atrás, cubriendo las orejas
y una parte del pecho y de la espalda. Un ropero tiene lleno, tanto de tejidos antiguos
muy bien hechos, hallados en las huacas, como de las toscas telas que fabrican
actualmente los salvajes amazónicos. Entre estos, había una camisa de tela de corteza
de árbol, teñida de color pardo oscuro,.... Hierro en su forma mineral ó ya sea
beneficiada, por los indios primitivos de que disponen esos habitantes de las selvas y
un cuchillo á medio hacer de ese metal y otro ya hecho.
En uno de los ángulos del cuarto, un gran número de arcos y de flechas de las
de tipo más fuerte y estas últimas generalmente armadas con punta de metal..”. 9
9
“Danbury News” de 7 de Enero del 1885
10
R. Ravines. Los Museos del Perú. Breve historia y guía: p.37. Instituto Nacional de Cultura. p. 189
Lima, 1989.
la joven republica del Perú. De la población nativa de la selva dirá: “si nunca han
tratado con gente culta son como unos niños malcriados, entre los cuales naturalmente
unos son de buen carácter y otros de malo. Pero los salvajes verdaderamente
peligrosos, son los que han tenido contacto con los hombres que se llaman civilizados,
pues estos con el pretexto de civilizarlos también han invadido sus casas y destruido
sus cultivos; los han despojado de sus terrenos y cazado a veces como animales feroces.
Estos infelices no han recibido de la civilización sino agravios”