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en la cosmovisión indígena
I. Introducción.-
En 182 años de vida independiente, entre los cuales se incluyen 25 años de democracia,
los indígenas bolivianos preservaron su cultura y aceptaron las relaciones jurídico-
comunicacionales occidentales para participar en el proceso democrático con la
intención de acceder al poder político.
La primera vez que un indígena participó en unas elecciones fue Constantino Lima en
1978. Obtuvo apenas el 2 por ciento de apoyo electoral. Durante todo el proceso
democrático, campesinos, indígenas, mujeres excluidas comenzaron a ingresar a las
instancias de decisión pública, ya sea a través de las alcaldías (poderes locales) o el
Congreso.
En un principio los nuevos actores de la vida política eran vistos bajo una lupa
folklórica o como fenómenos noticiosos estereotipados, sea como delincuentes,
marginados del futuro, indígenas ignorantes, cocaleros o sencillamente pobres.
Hasta principios del nuevo milenio, periodistas y medios de comunicación desarrollan
su labor bajo la filosofía de la libertad de expresión como correlato del conocimiento
académico. En ese marco, buscan la opinión calificada, académica, el alto
conocimiento; los portadores de este rótulo de calidad son bautizados como analistas y
constituyen el gobierno de los tecnócratas.
La masa indígena, ausente del conocimiento académico, es ignorada por gran parte de
los medios de comunicación porque no cumple el requisito de “alto conocimiento”. Esta
evidencia margina a los indígenas del debate público, de los foros públicos, en última
instancia de las decisiones públicas. Los toman en cuenta como noticia, pero no como
opinión. Ante esta evidencia, estos sectores encuentran nuevas formas de construcción
de opinión pública: las movilizaciones, los bloqueos de caminos, las manifestaciones,
las medidas extremas como las huelgas de hambre, las crucifixiones.
Las medidas de presión, traducidas en opinión pública, sacaron a los indígenas del
disimulado apartheid mediático en el que vivían en la esfera pública.
Las fuerzas sociales e indígenas llegaron al espacio público con sus valores y ética
correspondientes, que se pueden clasificar del siguiente modo:
a. Más espacios de comunicación en lenguas nativas para interpretar la realidad
desde la cosmovisión indígena.
b. Periodistas elegidos por las comunidades para garantizar el servicio público.
c. Iguales como runas (seres humanos), pero diferentes como (wuaj runas) seres
culturales para construir la interculturalidad.
d. Demanda de medios de propiedad comunitaria para evitar la monopolización o
privatización de la palabra
e. Información como proceso cultural para garantizar la pluralidad en la lectura de
un futuro posible y fomentar el intercambio de saberes.
f. Comunicación como derecho a la participación en decisiones públicas y en
ocasiones al margen de la tecnología.
g. Tecnologías de la Comunicación e Información como soportes del crecimiento
espiritual humano.
h. Propiedad comunitaria del espacio electromagnético para preservar el recurso
natural por el que viajan las voces polifónicas y pensamientos plurales.
Definitivamente, los nuevos elementos comunicacionales son fijados con el propósito
de ampliar los espacios de democracia participativa y comunitaria y detener la dictadura
mediática ejercida por algunos medios de comunicación.
Sobre esta perspectiva, el gobierno de Evo Morales creó una red de radios comunitarias,
con financiamiento del gobierno venezolano, y apuntala la apertura de canales de
televisión e Internet comunitario.
VI. Sin comunicación no hay paz
Dentro esta realidad mediática, una parte de los indígenas bolivianos, particularmente,
los quechuas retoman con fuerza sus principios éticos incaicos y lo aplican en el área de
la comunicación:
• Ama Sua, no robes la palabra, la opinión ni la información.
• Ama kjella, no seas flojo en la búsqueda de la información
• Ama llulla, no seas mentiroso en el proceso de comunicación
• Ama llunkju, no seas salamero con el poder.
Estos principios tienen el propósito de acabar con el etnocentrismo o eurocentrismo de
algunos medios de comunicación y comprender que sin comunicación no hay paz y sin
paz no hay comunicación.
*Andrés Gómez Vela estudio Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana (UCB)
y Derecho en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz (UMSA); es profesor de la
materia de Deontología y Ética en la UCB y de Redacción II, en la UMSA; es Coordinador
Nacional de la Red de Educación Radiofónica de Bolivia (Erbol); es columnista del periódico de
circulación nacional La Prensa de La Paz y del semanario La Época de La Paz; autor de los
libros: MedioPoder, derecho a la Comunicación; Democracia, Medios y Poder; y Manual de