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La Huella Del Grito - Ruy Sanchez Alberto, ediciones del ermitaño, 2002
Alberto Ruy Sánchez busca explorar la intimidad donde los cuerpos hablan de distintas maneras y huyen de todos los lugares comunes. Dentro de una atmosfera íntima y abstracta una mujer desnuda, con vientre de espejo, grita en el vaivén erótico, una y otra vez. Comparte sueños, ardores, alegría y plenitud. La huella del grito es un diálogo magistral e interminable de las carnes y los alientos de dos que se aman, de dos que se matan; resignificando el habla de los cuerpos sin dejar de producir el estremecimiento intrínseco de este lenguaje.
Las fotos de Alejandro Zenker, además de atrapar los gritos amorosos del texto, se convierten en un relato paralelo que, a la postre, se entrelazan con la poética del autor.
La Huella Del Grito - Ruy Sanchez Alberto, ediciones del ermitaño, 2002
Alberto Ruy Sánchez busca explorar la intimidad donde los cuerpos hablan de distintas maneras y huyen de todos los lugares comunes. Dentro de una atmosfera íntima y abstracta una mujer desnuda, con vientre de espejo, grita en el vaivén erótico, una y otra vez. Comparte sueños, ardores, alegría y plenitud. La huella del grito es un diálogo magistral e interminable de las carnes y los alientos de dos que se aman, de dos que se matan; resignificando el habla de los cuerpos sin dejar de producir el estremecimiento intrínseco de este lenguaje.
Las fotos de Alejandro Zenker, además de atrapar los gritos amorosos del texto, se convierten en un relato paralelo que, a la postre, se entrelazan con la poética del autor.
La Huella Del Grito - Ruy Sanchez Alberto, ediciones del ermitaño, 2002
Alberto Ruy Sánchez busca explorar la intimidad donde los cuerpos hablan de distintas maneras y huyen de todos los lugares comunes. Dentro de una atmosfera íntima y abstracta una mujer desnuda, con vientre de espejo, grita en el vaivén erótico, una y otra vez. Comparte sueños, ardores, alegría y plenitud. La huella del grito es un diálogo magistral e interminable de las carnes y los alientos de dos que se aman, de dos que se matan; resignificando el habla de los cuerpos sin dejar de producir el estremecimiento intrínseco de este lenguaje.
Las fotos de Alejandro Zenker, además de atrapar los gritos amorosos del texto, se convierten en un relato paralelo que, a la postre, se entrelazan con la poética del autor.
Una tarde caliente de junio, en un hammam privado del puerto, Aziz desnudo, sentado en azulejos mojados y recibiendo suavemente en la cara un chorro de agua fresca, vio cmo Hawa caminaba lentamente hacia l. staban solos entre los vapores densos del ba!o "ue al"uilaban dos o tres veces por semana. Hawa empapada, escurriendo sudor, se abr#a paso desde el fondo del saln. $urg#a de la penumbra como separando cortinas, como cruzando telas de neblina obstinada, interminables obst%culos de nube. Algunas delgadas perforaciones en forma de estrella, distribuidas en la bveda lejana del techo, dejaban caer hasta el piso sus barras verticales de luz. ran casi slidas de tan luminosas. &ero nada menguaba m%s esa obscuridad "ue la piel mojada de Hawa reflejando por instantes intermitentes la luz del techo. Hawa las cruzaba con lentitud gozosa, con la mirada fija. 'uscaba a Aziz tras las sombras, entre el agua y la neblina de la fuente es"uinada.
II.- "or lo o#o
lla entraba en l por los ojos. ( Aziz ni si"uiera se imaginaba "ue esa imagen de Hawa iba a ser una de esas huellas imborrables "ue los caprichos de la memoria traen de nuevo, para siempre, a cual"uier hora, sin "ue parezca haber justificacin alguna. Una imagen "ue siempre alterar#a levemente el fondo de su respiracin, oblig%ndolo con frecuencia a cerrar los ojos para "ue dure la impresin en l, aun"ue tan slo sea otro instante. Hawa desnuda avanzando vaporosa. ( las gotas "ue le escurr#an por los pezones, iluminadas de pronto como un rel%mpago mientras ca#an. $us manos afiladas partiendo bruma. $u vientre como espejo. $u pubis catarata obscura y detenida. (, como un nuevo emblema del deseo, la b)s"ueda impresa en los ojos "ue se acercan impacientes.
III.- Nudo del $undo denudo
Hawa y Aziz sal#an del hammam metindose en la red de callejuelas con la certeza de "uien pisa un camino m%s de cien veces recorrido. &ero a ambos les gustaba dejarse llevar por la sensacin de "ue algo especial en el aire alrededor de ellos los hac#a respirar m%s hondo y les permit#a sentir en todo lo "ue encontraba su mirada o su tacto, una forma de intensidad "ue de pronto crec#a. *omo si las cosas se erotizaran a su paso. *omo si todo en el mundo les hablara de la in"uietud posesiva "ue los ataba, "ue en la misma fuerza del nudo los consum#a. Al salir del hammam toda la ciudad se volv#a una prolongacin de las sensaciones "ue hab#an tenido adentro. *omo en las casa mismas de +ogador, con sus rec%maras sin puertas, abiertas completamente sobre los patios interiores, abiertos a su vez al cielo, donde todo lo e-terior est% adentro y todo lo interior est% fuera. .onde todo de pronto les hablaba de ellos mismos dese%ndose, recorrindose, saliendo y entrando uno en el otro por todos los poros de la piel como fantasmas sensuales.
I%.- La calle del &uer'o
*ada vez "ue acababan de estar juntos la ciudad se volv#a parte de su cuerpo, v#nculo material entre ellos, como un inmenso rgano "ue de golpe los anuda y a cada paso los entreteje. *uerpo de calles, la ciudad en ellos, calles del cuerpo, por donde caminan unidos, unindose. Aziz siente cmo ese erotismo tenue, sutil, todo lo permea y va creciendo en ellos. /// 0as mismas calles de siempre se vuelven otras cuando acabo de besarte, de estar contigo en el hammam, "ue es siempre como estar compartiendo un sue!o. s como si todas las calles, largas o cortas, rectas o curvas, me llevaran hacia muy adentro de ti. /// (o siento algo parecido, le dice Hawa, el ligero ardor feliz "ue llevo en el se-o est% latiendo hasta en mis ojos. *on l toco todo y todo ah# me toca, hasta el viento, los olores de la tienda de especias, el tintineo de las estrellas de hojalata colgando del techo, la geometr#a llena de vida de los tapetes. Hawa interrumpe lo "ue est% diciendo por"ue un ado"u#n mal puesto la obliga a cambiar el paso. *asi tropieza pero no le da importancia. $e apoya en Aziz un instante y sigue dicindole. /// &ero yo pensaba ahora en otra cosa. n algo m%s fuerte. 1odas estas sensaciones me llenan de alegr#a y de plenitud. 1odo es de pronto imagen de mi sonrisa cuando salimos juntos a la calle. &ero en lo "ue yo pensaba era en lo "ue nos pasa justo despus del grito. 2o es "ue se me olvide pero "uisiera "ue no todo fuera imagen de lo maravilloso "ue sentimos varias horas despus, o varias horas antes. 2o slo "uiero tener a la mano este magnetismo total sino esa otra tormenta, la del grito. Al d#a siguiente, mientras las hojas de los %rboles golpeban suavemente su ventana, como acarici%ndo una piel transparente, y el sol tambin lo tocaba todo haciendo siluetas, Aziz trat de poner en palabras eso "ue llam especialmente para Hawa 30a huella del grito4.
%.- Do cuerda
.espus del grito, lanzaste hacia atr%s la cabeza tensando como un arco la espalda, abriendo un hueco luminoso entre la cama y tu cuerpo. 5uise tocar esa tensin y met# la mano en la luz, acarici sin verla esa cuerda doble anudada de tus nalgas a la nuca. 'aj lentamente de nuevo, hasta desviarme en la ranura, suavemente pero con firmeza, mil#metro a mil#metro, retrocediendo y avanzando de nuevo, muy lentamente. Apretabas las nalgas como mordiendo mi mano con ellas. 6tro grito. 5uer#a tocar tu voz y llen de besos tu garganta e-tendida, tu cuello lleno de sudor "ue se mov#a tenso mientras gritabas de nuevo. 0a parte m%s alta de tu abdomen se tensaba tambin y parec#a "ue con los pezones levantados hacia m# gritabas de nuevo. 7rito doble, de piel endurecida. +e tocabas con ellos sin tocarme. ran como dedos e-tendidos hacia mi boca. $ent#a su huella en mis labios desde antes de besarlos, de morderlos suavemente, cada vez m%s duro, hasta donde tu voz, con alguna ligera variacin en su canto desgarrado, me indicara "ue puedo llegar en mi mordida. 1u grito me dijo 3m%s4. (o me detuve. 1u silencio me orden, 3m%s4. ( acarici tus pezones con mi aliento, controlando la humedad "ue colocaba en ellos, sec%ndolos, moj%ndolos, sintiendo en mis manos "ue acariciaban tu cuello la nueva tensin de tu grito.
%I.- (anta$a en la $ano .espus del grito, con la mirada segu# tu mano. Atrapabas algo invisible en el aire, le hund#as las u!as y lo comprim#as con todo tu fuerza, con rabia, con placer, con dolor, con todos tus fantasmas rode%ndote. 5uise ser uno de ellos. &or"ue de pronto no bastaba con estar ah#, contigo, am%ndote piel a piel, beso a beso, instalado en el esplendor de verte y olerte, de acariciarte con los ojos y las manos y la boca. Hab#a algo m%s profundo y m%s duradero, como si en tus manos se abriera de golpe una puerta misteriosa hacia lo invisible, hacia ese lugar donde tus fantasmas son tus amantes siempre. .esde ah# algo de ellos visita tu cuerpo, muchas veces de manera inesperada. 5uise ser uno de los "ue entran y salen as# de tus sue!os, de tus placeres, y aparecerme en tus manos s)bitamente, cuando t) menos lo esperes. *uando incluso en la piel de cual"uier otro descubras nuevas profundidades "ue, tal vez, estn solamente entre tus dedos, en la parte m%s invisible de ellos donde deseaba yo ahora "uedarme. 5uer#a "ue me convirtieras en uno de los "ue aparecen en tus gritos, en tus manos apretadas, en tus dientes tensos, en tus rasgu!os, en tu casi dolorosa alegr#a. .espus del grito abriste tu compuerta de fantasmas y %vidamente hicimos el amor con ellos hasta "ue un grito largo, feliz y sostenido, me hizo sentir "ue nunca saldr#a ya de ese otro grito invisible "ue es para m# tu cuerpo.
%II.- Lo de adentro a)uera
.espus del grito llevaste las manos a tus nalgas como "ueriendo abrirlas m%s y m%s y nunca suficiente.+e ped#as "ue te ayudara con mis manos. &alpitaba esa franja de piel, antes dormida, entre tu ano y tu vagina, como si fueras a cantar por esas bocas con una voz potente "ue estuviera aguardando ah#, desesperada entre las dos. 0os labios e-tendidos, inflamados, repletos, palpitaban tambin por su cuenta. (, me dan escalofr#os al acordarme, las paredes interiores de tu vagina parec#an salirse de tan llenas, de tan hambrientas, de tan abultadas. &arec#an tan fr%giles "ue apenas con un soplido pod#a acariciarlas. *on el calor de mi mano, apenas cerca, sin tocarlas. Acer"u luego el calor de mis test#culos, tenue entre su piel plegada. &ero con todas tus bocas "uer#as morderme. *on todas tus bocas me sonre#as, me mojabas, me dec#as, 3ven, entra en lo m%s obscuro conmigo, entra en la noche de mi cuerpo, donde nada se ve sino a tientas.4 +e miraste a los ojos, me tomaste con las dos manos jalando mi pene hacia ti y me dijiste, 3voy a ahorcar con toda mi fuerza obscura tu cosa ciega, tu dura realidad, tu piel m%s tensa, tus venas llenas, tu vaivn profundo, tu m%-ima fragilidad creciente y decreciente. ( voy a apretar tan fuerte "ue nunca saldr%s de m#, ni muy pe"ue!a ni muy adolorida. 2o admitir chantajes ni deserciones bruscas. ntra. 5ue seguro te ver morir mientras eyaculas. 82o "uer#as convertirte en mi fantasma9 ( a)n despus ser%s mi reducido prisionero. ntra ya, cierra los ojos y abre las manos. Abandona ese otro mundo donde slo lo "ue ves e-iste, donde yo no estoy sino casi a medias.4 1odo eso me repetiste luego, entre dos gritos, con todas las otras voces de tu cuerpo. ////////////////////