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MIEDO A JESÚS

José I. González Faus, sj.

AVISOS PARA NAVEGANTES ........................................................................................... 3


1. POR QUÉ JESÚS SEDUCE Y MOLESTA TANTO ......................................................... 5
1.1. Dos palabras: Abbá-Reino ............................................................................... 5
1.2. Dos protagonistas: enfermos y pobres-excluidos ..................................... 7
1.3. Dos conductas: curaciones y comidas ........................................................ 8
1.4. Dos actitudes: exigir al de dentro-comprender al de fuera ..................... 9
1.5. Dos palabras cambiadas de significado: samaritano y fariseo ............... 11
1.6. Dos reacciones: seguimiento y conflictividad .......................................... 12
1.7. Dos posibilidades: Dios es así o Jesús es un blasfemo ........................... 13
Conclusión: la revolución en la idea de Dios ................................................... 15
2. LA LLAMADA A UNA FORMA INSÓLITA DE VIDA .................................................. 18
La ortodoxia de Satanás y la verdadera gloria de Dios ................................... 18
2.1. El esquema éxodo-tierra prometida ................................................................ 19
2.2. El esquema exilio-retorno ............................................................................. 20
2.3. El esquema muerte-resurrección ................................................................. 21
3. MIEDO A JESÚS: UN DIAGNÓSTICO ........................................................................ 25
CONCLUSIÓN: “NO TEMÁIS” ........................................................................................ 28
NOTAS ................................................................................................................................ 30
...Un predicador lleno de autoridad que proclama la presencia
del gobierno soberano de Dios, enseña y ejemplifica él mismo el
amor desprendido a los demás, se adueña de la imaginación de
sus oyentes por medio de parábolas que desasosiegan la mente
con su insistente cuestionamiento de la prioridades convenciona-
les, acoge en su compañía a los repudiados por la sociedad, sin
ver comprometida por ello su propia integridad, y brinda curación
y compasión a los necesitados con quienes se cruza en su cami-
no... Una persona que muestra su enfado ante la dureza de cora-
zón de quienes vuelven la espalda a la verdad, alguien que
denuncia la hipocresía y advierte que la ciudad de Jerusalén será
sometida a un juicio; un hombre de frases duras (‘deja que los
muertos entierren a sus muertos’)... Pero... lo que es único en
Jesús no es su vida sino su muerte. Todos los demás fundadores
de grandes religiones murieron a una edad avanzada, rodeados
de respetuosos discípulos que se encargarían de proseguir la
obra y extender el mensaje del Maestro. Jesús, por el contrario
es ejecutado en el esplendor de su vida, abandonado por sus dis-
cípulos y, en apariencia, completamente fracasado
John POLKINGHORNE, Ciencia y teología; Santander, Sal Terrae,
2000, pág. 149.

Este hombre ha sido puesto como señal


de contradicción... y para dejar al descubierto
los razonamientos de muchos corazones
Lucas 2, 34-35.

José I. González Faus es responsable del Área Teológica de Cristianisme i Justícia

INTERNET: www.fespinal.com • Dibujo de la portada: Roger Torres • Edita CRISTIANISME I


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AVISOS PARA NAVEGANTES

Hablando de la oración, Teresa de Jesús comenta varias veces la


tentación de «abandonar la humanidad de Cristo», por la sospecha de
que ir directamente a Dios sería más perfecto. Y responde con una
espléndida reivindicación de lo humano de Jesús: «por esta puerta
hemos de entrar si queremos nos muestre la soberana Majestad gran-
des secretos». De tal modo que si alguien cree que «esto de apartarse
de lo corpóreo, bueno debe ser», sepa este tal que «no ha de entrar en
esta cuenta la sacratísima humanidad de Cristo». Advierte que eso es
como «andar el alma en el aire,... que no trai arrimo». Y señala el peli-
gro de una oculta falta de humildad, arguyendo que «los asnillos, para
traer la noria del agua... aun cerrados los ojos y no entendiendo lo que
hacen, sacarán más agua que el hortelano con toda su diligencia»1.

Pues bien, si ésta puede ser tentación del una imagen humana deducida de nues-
creyente en Jesús, no extrañará que tras ideas racionales sobre la divinidad.
aventuremos la sospecha de que una Con su llamativa capacidad de in-
gran tentación del catolicismo de hoy tuición, Simone Weil, recién llegada a la
pudiera ser muy similar a ésa que de- fe cristiana, percibía algo de eso mismo
nunciaba Teresa: hoy no sería exacta- cuando escribió hace ya más de sesenta
mente abandonar la humanidad de Jesús años: «actualmente ¿quién piensa en
para ir más perfectamente hacia Dios, Cristo como un condenado de derecho
sino abandonarla para quedarse con común, excepto sus enemigos? La
una divinidad (¡más importante y deci- Iglesia ciertamente no piensa así de
siva sin duda!) pero que sería una divi- Jesucristo y esto lleva una falsificación
nidad sin rostro. Una divinidad sin el de su cruz y de la revelación de Dios en
contorno humano de Jesús de Nazaret, ella». La divinidad de Jesús deja así de
y en la que se puede proyectar entonces ser el escándalo de un Dios “delincuen-
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te”, para pasar a ser una peana a la que investigación histórica, y que son más
se sube la Iglesia para no arrepentirse de que suficientes para pergeñar un esbo-
sus pecados históricos. Y por eso, con- zo de esa dialéctica entre atracción e in-
cluye Simone: «se adora (en Cristo) la comodidad, que parece un balance in-
grandeza histórica de la Iglesia»2. negable de la figura de Jesús, más allá
Psicológicamente, resulta fácil com- de la historicidad discutible o discutida
prender este miedo a Jesús si recorda- de muchos pasajes y palabras concretas.
mos que –como titulé un Cuaderno an- Una dialéctica –no lo olvidemos– que
terior dedicado a Él– fue una figura coincide con la otra irreductible duali-
seductora y “subyugante” pero también dad de Dios que se revela como Amor,
“subversiva”3. En Jesús se produce algo pero nos desborda por todas partes.
de lo que R. Otto escribía sobre «Lo «Dios, sí, es Padre. Pero el Padre sigue
Santo»: que, a la vez, «fascina y asus- siendo... ¡Dios!» como le gusta repetir a
ta». Por eso dice con mucha intuición el Jon Sobrino.
evangelista Lucas que «este Hombre es- Esta bipolaridad acabará sirviéndo-
tá llamado a ser signo de contradicción» nos para enmarcar toda una visión de la
(2, 34). vida creyente que se resume en la dia-
Todo ello creo que puede mostrarse léctica “muerte-Vida”, pero una dialéc-
a partir de la investigación histórica y tica dinámica que propone ir a la Vida a
ateniéndonos a lo que con más seguri- través de la muerte (o con léxico pare-
dad conocemos de Jesús. Y esta es la ra- cido de Juan de Yepes: «no tener nada
zón del presente Cuaderno. Trataremos para llegar a tenerlo Todo»). Y desde ahí
de presentar no una biografía ni un re- trataríamos de apuntar un rápido diag-
trato completo de Jesús (pretensión im- nóstico para la Iglesia de hoy.
posible y hoy superada), sino unos tra- Estas podrían ser las tres partes del
zos mínimos, garantizados por la presente Cuaderno.

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1. POR QUÉ JESÚS SEDUCE Y MOLESTA TANTO

En la vida y la historia de Jesús aparecen unas cuantas parejas (de


actitudes, de palabras, de reacciones provocadas...) que la investiga-
ción histórica da hoy como científicamente garantizadas, más allá de la
historicidad concreta de los pasajes que las encarnan. Las reduciré a
siete, sin ningún afán de exhaustividad.

1.1. Dos palabras: Abbá-Reino El tema de la paternidad de Dios ha


ocupado mucho espacio en la reciente
Esta primera pareja es la más conocida:
se trata de dos palabras de las que la crí- teología feminista, para evitar que se le
tica histórica puede asegurar no sólo que travistiera en masculinidad de Dios,
fueron pronunciadas por Jesús, sino que dando pie a toda la teología patriarcal
debieron ser constantes en su lenguaje. que hemos sufrido durante siglos. Pero
Con ellas se verifica una doble correc- una vez superado esto, y aclarado que
ción en la visión religiosa de Dios: an- Dios no es padre ni madre en el sentido
tes que Juez o Poder o Distancia, Dios genérico de masculino o femenino, si-
es fuente de vida, de confianza, de dig- gue en pie algo aún más importante. La
nidad humana y de libertad. Eso es lo “parentalidad”4 de Dios significa lo mis-
que sugiere la alusión metafórica a la mo que dice el Nuevo Testamento en
paternidad de Dios y, además, con una uno de sus escritos finales: Dios es
palabra aramea que no era nada habitual Amor. El amor es casi lo contrario del
para dirigirse a Él: Abbá. poder. Y por eso, la definición significa
5
que Dios (el «omnipotente» como nos porque el Padre hace llover y salir el sol
gusta decir a nosotros), no tiene más po- sobre buenos y malos, sobre justos e in-
der que el del amor. justos (Mt 5,45). Y toda religiosidad que
Esto tiene aspectos de buena noticia, se quede con el primer miembro de la pa-
pero es una buena noticia que asusta. Y reja marginando al segundo, y que se
da miedo sobre todo a las personas cons- apropie individualmente de la paterni-
tituidas en poder. El poder es una nece- dad de Dios, no es una religiosidad cris-
sidad inevitable de nuestra pluralidad y tiana aunque llame Dios a Cristo. Como
nuestro carácter social, que sólo se jus- decía Juan de Ávila: si no hay nuestro,
tificará por el bien mayor de la sociedad. no hay Padre.
Pero de ningún modo es una transparen- Esta enseñanza la traspiran constan-
cia de Dios. Y sin embargo, será tenta- temente los evangelios: no hay «primer
ción constante de las personas que ocu- mandamiento» (de amor a Dios) sin el
pan la difícil tarea del poder, justificarse segundo (de amor al otro), que adquiere
no por el bien de sus súbditos (que po- así unas dimensiones teologales y no só-
cas veces consiguen) sino por su ser “un lo éticas. En cambio, al cristianismo his-
poco como Dios”, a quien prefieren de- tórico le ha resultado más fácil rebajar el
finir como Poder. Desgraciadamente, no segundo mandamiento al nivel de las de-
es preciso aclarar que en la historia de la ducciones éticas derivadas, y acusando
Iglesia (y de todas las sociedades), la au- así de “reduccionismo ético” y olvido de
toridad eclesiástica ha caído constante- lo religioso, a todo aquel que trataba de
mente en esta tentación, agarrándose recuperar la dimensión teologal del
«como botín» (Fil 2,6) a la definición de amor al hermano6. Se olvidaba aquella
Dios como Poder, y oscureciendo la re- anécdota que cuenta la tradición sobre el
velación de Dios a través de Jesús. Por apóstol Juan cuando, al pedirle que ha-
eso Jesús les da miedo. blara de Jesús y de su experiencia, repe-
Pero no se trata sólo de eso: precisa- tía siempre: «amaos unos a otros»; y an-
mente por el significado que acabamos te las quejas de los oyentes de que
de darle, la parentalidad de Dios no pue- siempre les decía lo mismo, contestaba
de separarse –y Jesús nunca la separó– el Apóstol: «es que ahí está todo».
del resumen de su anuncio: lo que Jesús La paternidad de Dios se convierte
llamaba el «reinado de Dios» (el reina- así en una magnífica noticia, pero tam-
do del Amor), que da una dimensión so- bién en una tremenda exigencia. Pues
cial, comunitaria, universal y «terrenal»5 basta con echar una mirada a nuestro al-
a la filiación divina de cada ser humano. rededor para percibir hasta qué punto
Por eso Mateo añade el calificativo nuestro mundo es un mundo antifrater-
«nuestro» a la invocación de Dios como no, por más apelaciones que hagamos en
«Padre»: no se puede ser hijo de Dios sin nuestros lenguajes al amor o la solidari-
ser hermano de todos. Para que podamos dad. Y si añadimos que esa fraternidad
ser de veras «hijos del Padre» hay que era para Jesús posible («el Reino está
amar a todos, incluso a los enemigos cerca»), nos vemos obligados a recono-
(personales pero, sobre todo, grupales): cer que, en este mundo nuestro, el “nom-
6
bre” paterno de Dios no es glorificado amistad personal con gentes de la lla-
(“santificado”) para nada, por más culto mada “buena sociedad”.
que tratemos de darle al margen de la Más allá de la historicidad de cada
fraternidad. Por eso Jesús molesta y da escena concreta, este balance de prota-
miedo. Y quizás más miedo a los que di- gonistas resiste perfectamente a la críti-
cen creer en Dios... ca histórica. También es innegable que
Jesús, mirado desde la religiosidad judía,
Puede ser bueno añadir que, sólo en
contrajo muchas veces “impureza” por
este contexto del Reino que pugna por
el trato con aquellas gentes. Se dejó to-
acercarse, se entiende bien la denomi-
car por ellos, tomó la decisión de ir a ca-
nación de la Iglesia como pueblo de
sa de un pagano... Y esa impureza no pa-
Dios recuperada por el Vaticano II: el
recía afectarle demasiado.
pueblo de Dios está en estrecha rela-
ción con el Reino de Dios. Nace por-
que el retraso de la llegada definitiva
del Reino (como se esperó tras la la radical parcialidad de Jesús
Resurrección de Jesús) pide la presen-
cia en la historia de una comunidad
hacia los excluidos
que sepa escrutar los latidos del Reino de la sociedad
en el mundo, y viva para servir a esa es otro de esos
causa. Porque la Promesa todavía no rasgos suyos innegables que,
se ha cumplido definitivamente (y en
esto pueden coincidir el judío y el cris-
a la vez, seducen y asustan
tiano), pero sí se ha universalizado.

La radical parcialidad de Jesús hacia


1.2. Dos protagonistas: enfermos y los excluidos de la sociedad es otro de
pobres-excluidos esos rasgos suyos innegables que, a la
Los evangelios están llenos de enfermos, vez, seducen y asustan. Basta de ello un
único ejemplo que me parece el más sig-
muchos de los cuales eran marginados
nificativo y procede de labios de Jesús:
sociales, debido precisamente a su en-
las bienaventuranzas. Según los histo-
fermedad: ciegos, cojos, sordos, paralí-
riadores tienen más garantías de histori-
ticos, leprosos... enfermedades muy típi- cidad las de Lucas que las de Mateo.
cas de su época y su entorno. También Pues bien: cuando Jesús dice bienaven-
están llenos los evangelios de una serie turados... no está queriendo decir que se
de figuras de la clase más baja: prostitu- lo pasan bien o que son felices de acuer-
tas, recaudadores, mujeres, pobres... y do a nuestros cánones materialistas de
un sin fin de gente que hoy llamaríamos bienestar. Sabe de sobra que pobres,
«don nadie» (nepios en el término grie- hambrientos, perseguidos y dolientes no
go más habitual)7. Estos son sus dos pro- son felices en ese sentido. Pero para
tagonistas en sentido grupal, sin que ello Jesús el meollo de la felicidad es el fa-
sea óbice para que Jesús tuviera trato y vor de Dios. La bienaventuranzas de
7
Lucas significan sencillamente esto: Dios», y dando así al enfermo todo el
Dichosos los pobres porque Dios es de protagonismo de la escena en lugar de
ellos. De ahí que les sigan esas cuatro te- dárselo al taumaturgo. De este modo
rribles malaventuranzas: ay de vosotros «declaraba el perdón de los pecados que
los ricos etc. etc. Y esto es así porque, habrían podido causar la enfermedad
también para Jesús, «es imposible servir que él mismo sanaba» (cf. Mc 2,1-2).
a Dios y a la riqueza privada»8. Es de Innecesariamente, y devaluando la cura-
gran interés estudiar los mil escudos, co- ción, los evangelistas repiten que «cura-
razas y otras defensas que, a lo largo de ba a personas que estaban en los mismos
la historia, hemos ido tejiendo los cris- límites de las normas de la piedad judía
tianos para defendernos de Jesús en es- a causa de sus ocupaciones, de su raza,
te punto. de su lugar de residencia de sus circuns-
Resumiendo pues: Dios no es sólo tancias rituales»11 (hijos del centurión o
una figura maternal (o paterna) sino que de la cananea, endemoniado de Gerasa,
es además «amor asimétrico»9. Como mujer con flujo de sangre...).
reza una de las mejores plegarias de la La crítica histórica parece confirmar
liturgia católica, su amor es manifiesto a que los relatos evangélicos más primiti-
todos, pero más intensamente a los po- vos de curación no presentan «pruebas
bres y oprimidos. Lo cual no nos es fá- para legitimar a su autor», sino «acogi-
cil de aceptar a quienes tendemos a cre- das que hacen visible una enseñanza» (la
ernos sus privilegiados. acogida de Dios). Los relatos más tardí-
os van pasando de esta segunda concep-
ción a la primera aunque, naturalmente,
1.3. Dos conductas: curaciones y ambas concepciones no son contradicto-
comidas rias y, a la larga, la segunda puede vol-
Se puede discutir la historicidad de casi verse más digna de crédito que la pri-
cada uno de los relatos milagrosos de mera. Prescindiendo de la cuestión de su
Jesús; pero la crítica histórica se consi- historicidad, parece seguro que la frase
dera autorizada para garantizar que que cierra el episodio de Gerasa: «co-
Jesús realizó frecuentes curaciones, menzaron a pedirle que se ausentase de
prescindiendo ahora de qué dimensión sus confines» (Mc 5,17), tiene un senti-
“sobrenatural” tuvieran aquellos actos10. do simbólico, insinuando una discreta
Podrá parecer incomprensible que expulsión de Jesús. Y esta reacción en
las curaciones provoquen miedo o con- contra sería aún más significativa si el
flictividad, a menos que tengamos en endemoniado simbolizaba a los roma-
cuenta todo su contexto: aparte de que nos, tal como sugiere la respuesta de que
Jesús no cobraba por ellas como los ma- su nombre era «legión». Una liberación
gos de la antigüedad, muchas de sus cu- a tal precio podía gustar pero daba mie-
raciones «violaban directamente las nor- do.
mas judías... de segregación. Curaba en También las comidas de Jesús, en
sábado desafiando así la vieja ley que marcado contraste con la práctica de los
prohibía trabajar el día del descanso de banquetes casi públicos de la sociedad
8
judía de su tiempo, tienen lugar con gen- Como he comentado otras veces,
tes “de mal vivir”. Cuando a Jesús se le Jesús demandaba a sus oyentes mucha
tacha de «comedor y bebedor» no es por fe, y criticaba, a veces con dureza, la po-
el hecho del comer o beber, sino porque ca fe (“oligopistis”) de los suyos, sobre
lo hace con «publicanos y pecadores»12. todo de los más cercanos a Él. Pues bien:
La rabia que esto generaba es, precisa- sólo hay dos pasajes en los evangelios en
mente, la que parece dar lugar a las lla- que Jesús alaba admirado la fe de al-
madas «parábolas de misericordia» (cf. guien: y se trata de dos personas no ju-
Lc 15,1). Y para acabarlo de arreglar días (el centurión romano y la mujer ca-
Jesús hace de sus curaciones una «señal nanea).
de que está llegando a vosotros el Reino Por si fuera poco, es relativamente
de Dios» (Mt 12,28), y habla de ese frecuente en los evangelios la afirma-
Reino como una comida donde van a ción de que vendrán muchos de Oriente
sentarse muchos excluidos (Mt 22, 1ss). y Occidente y se sentarán a la mesa con
los hijos de Abrahán, Isaac y Jacob,
mientras lo hijos del Reino se quedarán
1.4. Dos actitudes: exigir al de fuera. ¿Cómo no iba a resultar conflicti-
dentro-comprender al de fuera va esa enseñanza? Pero por otro lado,
La crítica histórica ha discutido mucho con esa actitud no hace Jesús más que
sobre el judaísmo de Jesús. La llamada aplicar a los de fuera de Israel, la misma
“tercera búsqueda” ha insistido con ra- norma que estaba aplicando al interior
zón en el profundo judaísmo del de su pueblo, cuando decía que «los re-
Nazareno, contra algunas afirmaciones caudadores y las prostitutas se os ade-
de las etapas anteriores que pusieron lantarán en el reino de los cielos». Si ha-
mucho más acento en la distancia de bía dos colectivos despreciados eran
Jesús frente al judaísmo13. esos dos (y nuestra sociedad moderna
aún conserva reflejos de esa valoración).
Puede ser que la clave de armonía Y encima Jesús habla genéricamente
entre estas dos posturas se encuentre en (los... las...) no haciendo una excepción
la doble actitud que intitula este aparta- con algún caso particular. No es de ex-
do: Jesús fue profundamente judío, y si- trañar la reacción que a veces se insinúa
gue siendo la mayor maravilla y la ma- entre los oyentes: entonces ¿para qué sir-
yor riqueza del judaísmo. Pero resultó a ve o qué utilidad tiene... (eso de ser bue-
la vez muy conflictivo, al menos para el no)?
judaísmo de su tiempo. Y resultó así Un nuevo ejemplo lo tenemos en la
porque, para Él, ser judío no implicaba escena de la sinagoga que según Lucas
un privilegio eximente, sino una exi- 4, inaugura la vida pública de Jesús. En
gencia mayor. un pueblo pequeño y desconocido, no es
Veamos rápidamente algunos ejem- difícil imaginar la expectativa que pre-
plos que parecen innegables por su cons- supone la escena: alguien del pueblo que
tante aparición, más allá de lo que que- ha conquistado una fama rápida, llega
pa opinar sobre cada escena concreta: ahora a casa y todos esperan ver de cer-
9
ca y multiplicadas las maravillas que han estaba haciendo. Pero lo sorprendente es
oído de él. Jesús toma el rollo de Isaías, que, desde ese mismo judaísmo, Jesús
se aplica a sí mismo la unción por el sabe que la fe es lo que da vida al justo
Espíritu de que hablaba el profeta y, des- y que Dios es Padre de todos los hom-
de ahí, declara solemnemente que no ha bres. Por eso reconoce la razón de la mu-
venido a inflar los egos de nadie, sino a jer y se deja corregir por ella.
sanar enfermos, liberar oprimidos y dar Sólo un hombre profundamente ju-
una buena noticia a los pobres... Se adi- dío lloraría sobre Jerusalén como nos di-
vina una primera decepción pero aún to- cen que lloró Jesús. Lo sorprendente,
lerable. Pero Jesús remacha el clavo: es- otra vez, es que ese llanto no se refiere
to no se va a hacer proclamando ningún (como tantas veces en el Primer
“día de venganza” sino un auténtico Testamento) a las victorias de los impe-
“año de gracia”. Nueva provocación. Y rios sobre el pueblo de Dios, sino a las
ahora sí que se expresa ya en voz alta el incoherencias de ese mismo pueblo que
malestar del pueblo14. Y encima Jesús re- mata a sus profetas y apedrea a los que
macha el clavo con alusiones a que, en Dios le envía... Sólo en labios de alguien
la misma tradición judía, cuando había profundamente judío podía haber pues-
muchas viudas y leprosos en Israel, la to el evangelista Mateo la doble evoca-
palabra sanadora de Dios no fue envia- ción del profeta Oseas: «andad y apren-
da a ninguno de ellos sino a gente de fue- ded lo que significa ‘quiero
ra. La reacción de intentar apedrearlo no misericordia y no culto’»16. Sólo de un
resulta sino demasiado comprensible...15 hombre profundamente judío podría es-
Y sin embargo Jesús fue profunda- cribirse hoy: «es innegable que Jesús re-
mente judío. En las palabras suyas que accionó frente al Templo y la jerarquía
los evangelios transmiten no es difícil sacerdotal con un sentimiento de dolor
encontrar alusiones (explícitas a veces, y de protesta»17.
pero muchas más implícitas) a senti- Y es que esa conflictividad de Jesús
mientos y puntos de vista del Primer se apoyaba en definitiva en algo profun-
Testamento: a los salmos y a los profe- damente judío: la noción de “elección
tas sobre todo. Una muestra de esas raí- de Dios” que, entendida bíblicamente,
ces judías la sugiere también el pasaje de nunca es privilegio para uno mismo y
la mujer cananea, antes aludido, donde “destino manifiesto”, sino gratuidad,
parece tener bastantes garantías históri- servicio y universalidad: llamada para
cas la extraña respuesta de Jesús: «sólo los demás18. Eso desborda la discusión
he sido enviado a las ovejas perdidas de sobre el judaísmo de Jesús y su conflic-
la casa de Israel» y «no está bien tomar to con el Israel de su tiempo. Se trata en
el pan de los hijos para dárselo a los pe- realidad de una actitud religiosa y hu-
rros». Una iglesia que estaba predican- mana que invierte todos nuestros posi-
do precisamente a los paganos, no se ha- cionamiento iniciales: alegrarse con lo
bría atrevido por su cuenta a poner esas bueno de los demás y no cerrar los ojos
palabras escandalosas en labios de Jesús, a lo que debe ser corregido en nosotros,
porque contradecían lo que ella misma en lugar de esa autocomplacencia y des-
10
precio hacia lo otro que, de entrada, nos quizá habría hablado Jesús de un cura,
caracteriza a todos. un teólogo y un “comunista”. Y hoy no
Otra vez: muy atractivo humana- sería extraño que se nos descolgase con
mente, pero muy molesto, casi casi irri- alguna parábola “del buen musulmán”...
tante. Y más irritante, sobre todo, para Lo de los fariseos es un poco más
las instituciones eclesiásticas. Por eso complicado. La crítica histórica sospe-
Jesús seduce y da miedo a la vez. cha hoy que muchas veces que en los
evangelios aparecen los fariseos enfren-
tados a Jesús, los evangelistas eligieron
1.5. Dos palabras cambiadas de ese término como sinónimo de judío,
significado: samaritano y fariseo porque, tras la destrucción de Jerusalén,
Se comprende así un efecto inesperado era lo único que había sobrevivido del
que ha dejado Jesús en la historia, más judaísmo. Pero, en realidad, los verda-
en concreto, en el lenguaje humano. Las deros enemigos de Jesús no fueron tan-
dos palabras que en el judaísmo de su to los fariseos cuanto los saduceos19.
época tenían un significado más positi-
vo (fariseo) y más negativo (samaritano)
han cambiado de significado para nos-
otros a partir de Él. Fariseo ha pasado a
la crítica a los fariseos
ser una de las mayores desautorizacio- no es simplemente
nes que pueden hacerse en el mundo re- la desautorización de
ligioso. Y samaritano uno de los más una facción de aquella época
suaves elogios que caben en la órbita de sino una crítica
lo humano.
La inversión semántica de la palabra
de la religiosidad humana
“samaritano” parece derivar de la pará-
bola de Jesús (Lc 10) de cuya autentici-
dad es difícil dudar. Hoy se ha hablado Los fariseos eran una de las faccio-
incluso de una “iglesia samaritana” para nes más respetadas y tenidas por más
aludir no a la ruptura entre Israel y el ejemplares en el Israel de Jesús. Quizá
cristianismo sino a una Iglesia que en- fue ésta la causa de su degeneración:
carnara la figura presentada en la pará- pues nadie puede permanecer mucho
bola de Jesús. Pero en aquella época el tiempo “en las alturas” de la estimación
“samaritano” era el hereje que simboli- sin acabar “creyéndoselo” y valorando
zaba todo lo que aquel pueblo y su reli- más esa estima que las conductas que la
gión más podían denostar. Por eso dije habían producido. De hecho, en muchas
otra vez que si Jesús siguiera contando frases de los evangelios la dura crítica a
esa parábola a lo largo de la historia, iría los fariseos va unida a la palabra “hipó-
cambiando a su protagonista: en los años critas” que sólo aparece en labios de
de mi infancia franquista, sus personajes Jesús y parece ser original de él. El hi-
podrían haber sido un obispo, un cura y pócrita en griego viene del mundo del te-
un “protestante”. Treinta años después atro, y designa a aquel que “representa
11
un papel”20. La vida y la misión de tales eso, aunque con más complejidad es lo
actores consiste en ser el personaje que que parece haber sucedido histórica-
encarnan en el ámbito público, más allá mente.
de lo que puedan ser en su interior. Y mu- Jesús desató un movimiento de se-
chas de las acusaciones puestas en labios guidores que acabaron dando la vida por
de Jesús (limpiar sólo lo exterior de la él y también implantando en el mundo
copa, ser como sepulcros blanquea- una revolución que no parecía llamada
dos...) van en esa misma línea. La pala- a triunfar, dada la ignorancia y el nivel
bra fariseo pasa a ser entonces como un social de sus primeros seguidores. Pero
emblema de todo lo que puede decirse desató también una hostilidad que fue
contra una religiosidad deteriorada21. creciendo vertiginosamente hasta qui-
Por tanto, la crítica a los fariseos no tarle de en medio de la manera más hu-
es simplemente la desautorización de millante y violenta posible.
una facción de aquella época sino una Una rápida palabra sobre cada una
crítica de la religiosidad humana, por el de estas reacciones:
enorme peligro que la amenaza siempre:
hacer de Dios y del Absoluto una pose- a) Parece históricamente innegable
sión propia para absolutizarse a sí mis- que esta segunda reacción estuvo lidera-
mo despreciando a los demás. Lucas, por da por los poderes religiosos de su épo-
eso, no deja de notar que Jesús contó la ca (sumos sacerdotes y sanedrín) junto a
parábola del fariseo y el publicano con- la clase social más alta, que no vacilaron
tra algunos que «se sienten persuadidos en buscar la ayuda del poder político del
de su bondad y desprecian a los demás» imperio romano. Y también parece his-
(18,9). tóricamente cierto que los primeros que
Jesús llamó eran en su mayoría gente
sencilla: pescadores que vivían de lo que
daba su barca, quizás un esenio, quizás
un elemento indispensable un publicano, quizás alguien de sensibi-
para conocer a Jesús lidad celota... más algunas mujeres, a ve-
es el seguirle. ces familiares de los anteriores y otras de
Y una condición extracción más alta (aunque su “indigni-
del seguimiento dad social” de mujeres compensara este
origen).
es empobrecerse
Este rasgo creo que no merece ma-
yor análisis. Si convenía citarlo era por-
que, más tarde, la mejor teología (ya no
jesulogía) ha ido estableciendo como
1.6. Dos reacciones: seguimiento principio fundamental que un elemento
y conflictividad indispensable para conocer a Jesús es el
seguirle. Y la historia parece remitirnos
Ante todas las parejas anteriores, parece a que una condición del seguimiento es
que sólo caben dos reacciones. Y algo de empobrecerse: más allá de su historici-
12
dad concreta algo significa la acumula- 7. Dos posibilidades: Dios es así o
ción de frases como éstas: vende lo que Jesús es un blasfemo
tienes, dalo a los pobres y luego sígue- De todas las parejas vistas, se deduce
me. Las aves del cielo tienen nido y las que, tras el paso de Jesús por nuestra his-
zorras madriguera, pero el hijo del toria caben ante Él dos posturas en el
Hombre no tiene donde reclinar la cabe- ámbito creyente. Fuera de la fe se podrá
za; y otras semejantes, dichas precisa- concluir, como Herodes y Pilatos, que
mente en escenas de seguimiento. era un loco o un peligro político o uno
b) Respecto a la conflictividad, amén de tantos fracasados bienintencionados
de que resulte históricamente muy com- de la historia humana. Pero en el ámbi-
prensible, si encuadramos a Jesús en su to creyente, la pregunta y el dilema que
tiempo y su marco histórico, sin preten- nos deja Jesús es otro: ¿era un blasfemo
der acercarnos a Él sacándolo de ese imperdonable o era la revelación misma
marco, resulta también un dato muy pe- de Dios? De modo que si Jesús era así,
dagógico para hacer comprensible el te- es porque revelaba a Dios y revelaba que
ma de este Cuaderno: Jesús da miedo. Dios es un Dios de los pobres y que se
Por seductor que sea. Da miedo a los ri- escapa a todo intento de codificarlo reli-
cos (Mc 10), da miedo a mucha «gente giosamente.
bien» (Lc 7, 12,15), y da miedo sobre to-
do a las autoridades religiosas: no por
ser judías, sino por ser religiosas.
toda la revelación de Dios es
Desde aquí se puede comprender que como una lucha con el hombre,
buena parte del antisemitismo presente para que éste le acepte
en la historia de la Iglesia ha sido un des- allí donde Dios
vío hábil para descargar sobre un deter-
minado pueblo que ya no existía organi- quiere revelarse:
zado sino en diáspora y sin poderes en lo último y en lo escondido
establecidos, la interpelación que supo-
ne Jesús para los suyos y para todo po-
der de tipo religioso22. En efecto, toda la revelación de Dios
Un desvío facilitado por el interés de es una especie de lucha con el hombre,
los evangelistas en dejar más en la som- para que éste le acepte allí donde Dios
bra la culpa del imperio romano, dado quiere revelarse: en lo último y en lo es-
que allí se estaba predicando el cristia- condido, desde lo último y entre los úl-
nismo naciente. timos. Una preciosa frase de la tradición
ignaciana explica que lo propio de Dios
La crítica histórica considera esto co- es que lo más grande que haya no pue-
mo casi cierto, y es fácil presentirlo com- de contenerlo, mientras que cabe en lo
parando simplemente la pasión de más pequeño23. Esta frase traduce con
Mateo (escrita para una comunidad ju- precisión y acierto lo desconcertante de
día) con la del griego Lucas. la revelación de Dios en Jesús. Mil de-
13
talles de la narración evangélica, desde oficio que Israel castigaba incluso con la
el pesebre hasta la cruz, señalarían en esa muerte. Nosotros les hemos llamado
dirección como ahora mismo veremos. “reyes” para disimular, pero eso no lo di-
Pero, a pesar de esa revelación, el ser ce el evangelio: con ello estamos di-
humano sigue buscando a Dios en aque- ciendo sin querer que recibiremos a Dios
llo que es lo primero, lo más grande, des- si viene a nosotros como un jeque árabe
lumbrante y avasallador. Dios se revela o como un Gadaffi con su séquito; pero
en el amor y el hombre se empeña en no si viene en una patera...
buscarle en el poder. Poner al día nues- – Vive la mayor parte de su vida en
tra fe ha de comenzar por aceptar esto un pueblo miserable y desconocido, del
tan difícil «tan absurdo para unos y tan que las gentes del entorno comentaban
escandaloso para otros» (cf. 1 Cor 1,18). que no podía salir nada bueno (Jn 1,46).
Porque, si confesamos a Jesús como la Comienza su vida activa en la fila de los
revelación (“La Palabra”) máxima de pecadores, alineado como uno más jun-
Dios, ¿que nos dicen los evangelios so- to a ellos para ser bautizado por Juan.
bre la Palabra de Dios hecha carne? Muy desde el principio nos dirá Marcos
Basten unas pinceladas rápidas. que hubo tres reacciones frente a Él: el
pueblo sencillo le seguía y llenaba su ca-
– No tuvo un linaje “inmaculado” sa; “los suyos” venían a recogerlo por-
(en su genealogía, tal como la cuenta que creían que estaba loco; y los sabios
Mateo, hay dos prostitutas y un adulte- y letrados dictaminan que está endemo-
rio). Nació de una manera sospechosa: niado y que esta es la explicación del
“de padre desconocido” diríamos hoy. éxito que comienza a tener (Mc 3, 21-
Eso será leído luego, desde la fe en 22). Más tarde, incluso ese mismo pue-
Jesús, como “nacimiento virginal”. Pero blo le irá dejando porque no le busca a
los de fuera no lo leyeron así: los judíos Él en realidad, sino las ventajas inme-
le acusan una vez diciéndole «nosotros diatas que de él puede sacar (Jn 6,26);
no somos hijos bastardos» –Jn 8,41–; y entonces se le desautoriza como «amigo
Marcos comenta ingenuamente en su ca- de pecadores y prostitutas» (cf. Mt
pítulo 6 cómo le llamaban «el hijo de 11,9).
María» cuando, entre los judíos, sólo se – Al final, los mismos “representan-
designaba a alguien por el nombre de la tes de Dios”, los sentados en la cátedra
madre cuando no se conocía al padre. de Moisés, le declaran blasfemo, y los
Pero sigamos con Jesús. representantes de la civilización y de la
– Vino al mundo en un establo por- paz romana le declaran terrorista.
que no había otro lugar para Él. Se acer- «Aquel impostor» (Mt 27,63) lo definen
caron a él gentes de dos gremios des- los representantes oficiales de la ley de
preciados: los pastores no eran esas Dios ante el poder político. Y por eso
figuritas edulcoradas de nuestros bele- muere violentamente, a mano de los po-
nes sino una de las profesiones más des- deres políticos y religiosos, con la más
preciadas. Y los “magos” que, además humillante de las muertes conocidas en-
de ser extranjeros y paganos, tenían un tonces y «fuera de la ciudad»24.
14
Son demasiados rasgos, que trazan noce la verdad de nuestra situación con-
un perfil inconfundible. Por eso es tan creta.
raro que poco después se creyera en Él Luego pensamos que el problema del
como ¡la revelación de Dios! Y que se le rechazo de Dios es cosa sólo de los ate-
siguiera con una radicalidad tal que fue os socialistas y demás. No nos damos
capaz de superar la oposición de los tres cuenta de que, a lo mejor, quienes pre-
grandes poderes de la época: el político sumimos de «dejarle predicar en nues-
del imperio romano, el religioso del sa- tras casas y sentarle a nuestras mesas»
nedrín judío y el cultural de la sabiduría (Lc 13,26), lo estamos rechazando tanto
griega. Raro es que así se creyera enton- como los que no creen en Él. San Juan
ces, y aún más raro que así sigan cre- no pudo decirlo más claramente: no só-
yendo muchos, todavía hoy. Lo único lo que el mundo no le conoció, sino tam-
“comprensible”, en todo caso, es que ta- bién que “los suyos” no le recibieron
maño escándalo tratemos de adulterarlo (1,10.11).
nosotros vistiéndole de rey, y proyectan-
do sobre Él nuestra falsa idea de Dios,
en lugar de dejar que se revele en Él ese
Dios a quien no esperábamos... Porque ahí está la gloria de Dios:
si no, ¿a dónde nos lleva semejante re- en Su solidaridad increíble
velación de Dios? con lo menos aparente
y lo más despreciado
Conclusión: la revolución en la de la condición humana
idea de Dios
¿A donde puede llevarnos? Pues a cons-
tatar que, decididamente, Dios «no es de Y Dios no es de los nuestros, por al-
los nuestros». Recordemos lo dicho en go que expresaron muy gráficamente los
el apartado 3 sobre las bienaventuranzas primeros creyentes, mirando a Jesús: no
de Lucas. Mateo, al inicio de su sermón tomó su divinidad como una razón para
del monte nos viene a decir que, quienes la propia dignidad, un fundamento para
no estamos en situación de exclusión, el propio poder y una riqueza para el pro-
sólo tenemos un camino de acercarnos a pio provecho, al contrario, renunció a
Dios: la misericordia, el hambre de jus- ella para presentarse con figura de es-
ticia y la opción radical por los pobres, clavo y como un hombre cualquiera (Fil
que pueden acarrearnos también la per- 2, 7ss). Por eso, aunque era el Hijo,
secución. Este es el sentido de las bien- aprendió en la dureza de su vida, lo más
aventuranzas de Mateo, como he expli- difícil de la condición humana (cf. Heb
cado en otros lugares. Pero nosotros 5,8). Pero precisamente en ese hecho de
preferimos refutar a Jesús con el argu- que la comunicación de Dios se hiciera
mento racional de que “Dios es de to- fragilidad humana (“carne” en los tér-
dos”, fruto de una razón abstracta que minos semitas de la época), precisamen-
Jesús tampoco negaría, pero que desco- te ahí «hemos visto la Gloria» de Dios
15
(Jn 1,14). Ahí está la gloria de Dios: no eso, y porque ese es el único modo de
en nuestro incienso, nuestras sedas, paladearlo un poco, nos dijeron los pri-
nuestras capas pontificias de armiño y meros testigos que se nos ha revelado:
nuestras músicas (por bellas que puedan «la ternura de Dios y su amor a los seres
ser), ni mucho menos en que los llama- humanos» (Tito 3.4).
dos “príncipes de la Iglesia” se revistan «Vos sos un Dios de los pobres» can-
con lencería femenina, sino en Su soli- taba la misa nicaragüense. «Señor de to-
daridad increíble con lo menos aparente da la historia que acompaña a nuestro
y lo más despreciado de la condición hu- pueblo que vive en nuestra lucha», en-
mana. tona el Sanctus de la misa salvadoreña...
De todo eso, los primeros testigos de Nosotros procuramos apartar de ahí
la fe sacaron dos conclusiones que nos- nuestra vista y darle otro culto: ofrecer-
otros también procuramos olvidar. le incienso y oro y ropas bordadas y ca-
a) La primera es que “a Dios nadie tedrales lujosas... y todo eso que sólo se-
le ha visto nunca”. Ni le puede ver ni co- rá útil si en algún momento nos ayuda a
nocer. El único modo de acercarse a Él comprender lo anterior. Pero que resulta
es “un relato” (Jn 1,18), y el intento de ridículo si con ello pretendemos ganar-
que nuestras vidas reflejen ese relato. Y nos a Dios, porque entonces, Dios nos
ese relato es el de la vida de Jesús: el de repetirá lo que no se ha cansado de re-
la trayectoria de anonimato, ultimidad y petir a lo largo de toda la revelación bí-
desprecio que evocábamos al comienzo blica: no necesito esas ofrendas vuestras,
de estas líneas. Los cristianos hemos ol- me río de ellas; lo único que os pido es
vidado que, con frecuencia, un buen re- un corazón lo suficientemente puro co-
lato nos hace pensar mucho más que una mo para estremecerse ante mi Palabra y
espléndida arquitectura conceptual. tratar de llevarla a la práctica en el mo-
b) La segunda conclusión fue que, desto relato de vuestras vidas.
porque a Dios nadie le ha visto nunca, Y esto se puede proclamar en un par
todo aquel que pretende amarle y cono- de páginas. Pero sólo se llega a aprender
cerle, y que habla de Él al margen de ese desde una cercanía larga y paciente con
relato, es un mentiroso. Y que lo único aquellos que la primera tradición había
que nos cabe hacer para entenderle un llamado “Vicarios de Cristo” y que fue-
poco y acercarnos algo a Él, es dar de co- ron los pobres mucho antes que los pa-
mer al que tiene hambre y de beber al pas. Es un proceso oscuro y cansado co-
que tiene sed, vestir al desnudo, visitar y mo una noche de los místicos. Pero,
aliviar al enfermo y al preso, acoger al como esas noches, es «amable, más que
forastero... (Mt 25,31 ss). Por supuesto, la alborada» de nuestros esplendores
no para sentirnos así mejores que los de- cúlticos. Al final del proceso comienza
más y superiores a ellos, sino para que, uno a entender eso que se dice de que
al acercarnos a todos esos pobres de la “los pobres nos evangelizan”. No por-
tierra, pueda nacer en ellos una sonrisa que sean más santos y mejores: son más
y se abra un camino para que salga la bien los únicos que tienen derecho a ser
mejor dimensión de ellos mismos. Para malolientes y maleducados. Pero sí por-
16
que el servicio a ellos es casi lo único significante sierva de los pobres, la
que puede cambiar nuestro corazón de “hija” de la caridad siempre sonriente
piedra en corazón de carne; y la evange- y de buen humor. Ellos son tus amos.
lización es en buena parte un anuncio de Terriblemente susceptibles y exigen-
que ese cambio es posible. tes, ya lo verás. Pero tanto, cuanto más
Lo quieran o no lo quieran todos esos repugnantes sean y más sucios estén,
que creen estar con Dios precisamente cuanto más injustos y groseros sean,
porque no están con los últimos: éstos tanto más deberás darles tu amor. Sólo
son el primer lugar teológico. Y si algo por tu amor, por tu amor únicamente,
necesita urgentemente la Iglesia de Dios te perdonarán los pobres el pan que tú
no son doctores en derecho canónico les das.
(que tampoco hacen demasiada falta), ni
siquiera doctores en teología (por mucha No son palabras ingenuas. Y debe-
falta que hagan), sino aquellos que po- mos añadir que, una vez aceptadas, tam-
dríamos llamar “doctores en pauperolo- bién en esa casa del Padre que es la ca-
gía”. Un doctorado que no conceden las sa de los pobres “hay muchas moradas”
universidades romanas ni extranjeras. y muchos carismas. Decisivo no es que
Pero, en mi modesta opinión, Dios nos todos estén y actúen ahí, sino que todos
regaló a lo largo del siglo XX con una le- actúen siempre desde ahí. Entonces se
gión de doctores titulados en esa escue- completarán esas palabras con estas
la de las víctimas y de los últimos. La otras de uno de los grandes teólogos del
mayoría católicos, pero también varios pasado siglo: «Si yo fallo en la justicia y
de fuera de la Iglesia (Maria Skobtsov en en el amor, me aparto de Ti infalible-
la iglesia ortodoxa; o Etty Hillesum y mente, Dios mío, y mi culto es mera ido-
Simone Weil). Varios de ellos además latría. Para creer en Ti, he de creer en la
mártires: quizá no mártires “canónicos” justicia y en el amor. Es mil veces mejor
pero sin duda mártires “cristológicos”. creer en ellas que pronunciar Tu nombre
También, como Jesús, poco reconocidos con mis labios. Sin ellas es imposible en-
hasta el momento. Pero todos ellos, co- contrarte a Ti, y los que las viven andan
mo Jesús, reflejados en estas palabras por el camino que lleva a Ti» (H. De
atribuidas a otro santo, ya aceptado y ca- Lubac). Porque la falta de la justicia y
nonizado por la Iglesia, tras una vida de del amor son las que acaban siempre
bastante conflicto con ella (Vicente de construyendo un mundo que, por mil
Paúl): grandezas deslumbrantes que tenga, es
Pronto te darás cuenta de lo pesado que un mundo repleto de víctimas, de pobres
es llevar la caridad. Mucho más que y de excluidos que sustentan toda la
cargar con el jarro de sopa y con la ces- “grandeza” del resto.
ta llena... Pero conservarás tu dulzura ¡Qué fácil resulta, a la luz de lo di-
y tu sonrisa. No consiste todo en dis- cho, rezar sencilla y sinceramente aque-
tribuir la sopa y el pan. Eso también llo de: «Señor, ten piedad de nosotros.
pueden hacerlo los ricos. Tú eres la in- Porque hemos pecado contra Ti»!

17
2. LA LLAMADA A UNA FORMA INSÓLITA DE VIDA

El capítulo 16 de san Mateo trae una escena sorprendente que


puede visibilizar cuanto acabamos de decir. Jesús felicita a Pedro
como inspirado por el Padre Celestial en la profesión de su fe, y cinco
minutos (o cinco versículos) después le tacha literalmente de Satanás.
Hoy se considera muy probable (contra lo que enseñaba la antigua
apologética católica) que la redacción de Mateo es secundaria respec-
to a la de Marcos, que no trae ni la profesión expresa en la filiación divi-
na de Jesús, ni el subsiguiente reproche de Jesús a Pedro.

La ortodoxia de Satanás y la sionero de esos intereses demasiado hu-


verdadera gloria de Dios manos. Y esto mismo es lo que podría
suceder hoy con una forma de hablar de
Pero el evangelista Mateo ha querido
Cristo que orillase la referencia expresa
dar a sus lectores una lección muy im-
a Jesús de Nazaret. Por eso, como ya hi-
portante sobre la ortodoxia creyente:
ce en otras ocasiones, quisiera insistir en
con formulaciones muy ortodoxas se
dar a la ortodoxia su sentido inclusivo
puede estar falsificando a Dios porque
pleno, que no alude sólo a una opinión
«tus miras no son las de Dios sino las de
correcta sobre Dios, sino a la verdadera
los hombres» (Mt 16, 24). Y es que lo
gloria de Dios25.
que está verdaderamente en juego en la
divinidad de Jesucristo (y en la identi- Pues bien, si ese Jesús fue efectiva-
dad de Dios que ahí se revela) es una mente la presencia y la revelación de
concepción de la Divinidad como triun- Dios como confiesa la Iglesia, si en Él
fo o como entrega. Pedro, con una irre- quiso Dios envolver (“recapitular” en
prochable ortodoxia verbal, sigue pri- lenguaje bíblico) toda la realidad que ha-
18
bía creado, entonces se sigue de ahí una Pero el hecho es que unos cuantos de-
visión de nuestra realidad que ya expu- cenios más tarde (y sin precisar ahora
se otra vez con más detenimiento y que los detalles históricos de la gesta) el
aquí sólo apuntaré. Una visión de la re- pueblo de Moisés se reencuentra en una
alidad que a su vez continúa, y culmina, tierra nueva, llamado a establecer en
un esquema que encontramos ya como ella un pueblo en igualdad y justicia,
preparación en todo el Primer Testa- donde no haya pobres y, si los hay, se
mento. les atiende (Deut 15,11), y donde los
Señalaré sólo un par de momentos de conflictos se resolvieran mucho más por
esa preparación. medio de jueces carismáticos que de po-
deres totalitarios establecidos.
Es desde esta promesa cumplida,
2.1. El esquema éxodo-tierra desde donde el pueblo comenzará más
prometida tarde a componer las narraciones y los
mitos o leyendas con que (por fidelidad
Las primeras experiencias que dieron
a la cronología de nuestra historia) co-
origen a la fe en el Dios bíblico no fue-
mienza la Biblia. Pero el orden lógico
ron experiencias extrahistóricas del au-
de lectura no fue ni mucho menos el or-
ra numinosa que envuelve la Naturaleza
den cronológico de composición.
(fascinante unas veces y temible otras)
sino experiencias históricas de “salida”, El camino hasta allí no fue fácil: el
puesta en camino y búsqueda lenta de paso del éxodo a la tierra prometida es-
una meta confusa. Los dos primeros pa- tá marcado por una dura etapa de desier-
dres y patriarcas de la fe cristiana son to, donde será constante la tentación de
Abrahán y Moisés. la desesperación y el abandono, junto a
Abrahán cree escuchar una voz que la añoranza por la comodidad perdida
dice simplemente «sal»: atrévete a salir de la esclavitud. Y si difícil fue el cami-
de tu entorno («tu patria y tu parente- no, más infiel se mostró el pueblo con
la»...) en busca de algo mayor que tiene el proyecto de Dios una vez establecido
forma de promesa. Siglos más tarde, en en la tierra prometida. Amén de mil co-
el impresionante escenario del Sinaí, rrupciones internas, envidió la grandeza
Moisés cree escuchar sobrecogido una de otros pueblos, buscó a Dios en las
voz que no le llama a admirar la gran- victorias militares, desfiguró en prove-
deza y la belleza de aquellas moles in- cho propio la llamada “elección de
mensas de granito rosado, sino que le Dios” que era una llamada a ser «luz pa-
convoca a escuchar «el clamor de un ra las gentes» y no privilegio para sí
pueblo oprimido» cuyas lágrimas están mismo...
llegando ante el mismo Dios, mucho Toda esta historia es larga de contar
más que las grandezas innegables del y no cabe aquí. Pero llevó al pueblo a la
paisaje donde no se escucha ninguna ruina. Y el mismo pueblo de Dios no re-
voz de oprimidos. Moisés se sentirá su- conoció su pecado hasta no verse en-
perado y desbordado por esa promesa vuelto en las calamidades a las que le
insensata: «voy a liberar a mi pueblo»... fue conduciendo su envidia de los im-
19
perios y su afán de superioridad. Aquí creación es buena aunque esté infectada
comienza a aparecer en el Primer de maldad (así se redacta el primer ca-
Testamento el tema de los verdaderos y pítulo del Génesis... y los 10 que le si-
falsos profetas: estos halagan al poder guen). Le enseñó que entre los no cre-
religioso establecido, aquellos critican yentes puede haber mucha gente que
su infidelidad en nombre del Señor y «no tiene bautizada la cabeza pero tiene
son castigados por ello... bautizado el corazón»26. Le enseñó
Con ello pasamos al segundo de los igualmente que Dios es un Dios de la
momentos anunciados. historia, y que los que parecían grandes
enemigos de Dios (como Nabucodo-
nosor27 o Ciro) pueden ser vistos como
2.2. El esquema exilio-retorno siervos de Dios enviados por Él y no co-
mo meros enemigos a eliminar28. El
El exilio fue para Israel un drama casi
pueblo judío aprendió mucho de los de-
insuperable y una tentación que parecía
más pueblos y de sus religiones.
anunciar el abandono de Dios y el fra-
caso de la fe judía. Sin embargo, visto Y finalmente, en el exilio aprendió
desde después, el exilio fue una gran Israel su misión histórica concretada en
fuente de experiencia de Dios. Los pro- los poemas isaianos del «Siervo de
fetas que antes habían predicado no bus- Yahvé»: trabajar por implantar la justi-
car apoyo en poderes exteriores sino en cia en todas las naciones, sin violencia,
la fidelidad al proyecto de Dios sobre sin quebrar ninguna semilla y sin des-
Israel, enseñaron ahora a aceptar el des- ánimo a pesar de las dificultades. Y fi-
tierro, frente a los que Jeremías llama nalmente, encarnar esa figura que asu-
«profetas de Babilonia» (29,15), que me los pecados del mundo hasta perder
anunciaban un regreso inmediato y su vida por ellos, pero que se convierte
triunfal. en salvación de todos29.
La fe de Israel se purificó y se enri-
queció enormemente en el destierro.
Cosa que el “nuevo pueblo de Dios” no
las lecciones del destierro debería olvidar cuando hoy se siente a
en Israel son muy válidas veces abocado a un “nuevo exilio”, al
para el posible exilio al que menos en nuestras sociedades occiden-
–al menos en Occidente– tales. La Iglesia de Jesús cometió un pe-
cado histórico similar al de Israel con la
se ve abocada monarquía: la alianza (y luego identifi-
la Iglesia de hoy cación) con los poderes de esta tierra,
primero, más suavemente, en Constan-
tino y más radicalmente con Carlomag-
La aceptación del exilio enseñó al no y el poder temporal de los papas. El
pueblo su larga trayectoria de infideli- resultado de ese pecado es también si-
dad. Pero le enseñó también que Dios es milar al que supuso la monarquía en
un Dios de todos los hombres y que su Israel: un momento de esplendor (la
20
práctica coincidencia entre mundo e 2.3. El esquema muerte-
Iglesia) y luego una serie de desastres resurrección
(corrupción, división de las iglesias si-
Efectivamente: es en todo este contexto
milar a las de los dos reinos de Israel),
histórico donde aparece Jesús. Y en él se
y sólo tímidas reformas que tratan de
va a repetir agrandado el esquema dia-
cambiar las personas pero sin tocar las
léctico que estamos viendo. La ciencia
estructuras. Por eso las lecciones del
histórica nos ha mostrado hasta qué pun-
destierro en Israel son muy válidas pa-
to es imprescindible todo este marco
ra el posible exilio al que –al menos en
(histórico, pero también teológico) para
Occidente– se ve abocada la Iglesia de
entender al Nazareno, y ha puesto de re-
hoy, en parte por sus propios pecados y
lieve que el gran fallo de toda la prime-
por haber sido sorda a las voces de mu-
ra investigación sobre la vida de Jesús
chos profetas.
(pese a sus muchas aportaciones) fue
Pero sigamos con la Primera prescindir de ese contexto y mirar los
Alianza. evangelios como si hubieran sido escri-
Con la fe purificada, el pueblo está tos en cualquier universidad alemana del
preparado para el regreso. Este tiene lu- siglo XIX y no en la Palestina del siglo I.
gar en medio de una enorme alegría y Jesús, en efecto («justicia de Dios»
con el deseo de una renovada fidelidad como acabamos de citar), es presentado
a Dios que se refleja en toda la “manio- por el más judío de todos los evangelios
bra” de Esdras y Nehemías, cuando se como un nuevo Moisés, un auténtico
escenifica un redescubrimiento de la Profeta y el verdadero Siervo de Yahvé.
Ley y se renueva la fidelidad a ella. Es a) Como nuevo Moisés, Jesús reen-
sabido que tampoco el regreso consi- carna el esquema del Éxodo: al manda-
guió hacer fiel al pueblo de Dios: se miento de salir –a través del desierto–
constata otra vez la verdad del profeta hacia la tierra prometida le sustituye
Jeremías («nada hay más falso y enfer- ahora el del seguimiento de Jesús –con
mo que el corazón humano ¿quién lo- toda la dureza que ese seguimiento im-
grará entenderlo?»; 17,9). Y así se rea- plica– para ser «pescadores de hom-
brirá la promesa y la referencia del bres». Una expresión que no parece te-
hombre al Único que puede salvar a un ner sentido numérico sino cualitativo: lo
pueblo de tan dura cerviz, cambiando su que Dios pretende –como he dicho otras
corazón: «les daré un corazón para que veces– es sacar la máxima humanidad
me conozcan» y entonces «Dios será posible de esta mar turbia de inhumani-
nuestra justicia» (23,6). dad que somos tantas veces los seres hu-
Esa nueva infidelidad constituye el manos. Jesús revela que Dios quiere ha-
marco cercano a la aparición de Jesús, a cer con cada ser humano un auténtico
quien el Nuevo Testamento confesará «poema de Dios» (Ef 2,9) y llama a co-
como «justicia de Dios» (1Cor, 1,30) en laborar en esa tarea de la creación divi-
continuidad con la frase de Jeremías que na.
acabo de citar. Con ello pasamos al ter- b) Pero además de eso el evangelis-
cer esquema bíblico. ta más judío alinea a Jesús en la línea de
21
los verdaderos profetas, frente a la «fal- clara alusión a Isaías 53. Y eso le per-
sa profecía» de sacerdotes y saduceos mitirá poner en labios de Jesús la cono-
(o, en otro sentido, de zelotas o esenios): cida invitación: «venid a Mí los que an-
la profecía abierta que se alinea con dáis agobiados con trabajos y cargas y
Oseas, Jeremías, el Deuteroisaías, Jonás Yo os aliviaré». (Mt 8, 17 y 11,28).
y otros profetas del exilio30. Y que aca- Invitación innegablemente molesta pa-
ba denunciando al vaticano de su tiem- ra quienes deseen llamarse seguidores e
po como aquel que «mata a los profetas imitadores de Jesús.
y asesina a los enviados de Dios», que El doble esquema de éxodo-tierra
ha manchado su historia con la sangre prometida y de exilio-regreso se trans-
de los profetas y con la hipocresía de figura ahora en ese binomio tan cristia-
darles culto luego o construir sus tum- no de muerte-Resurrección. Y es im-
bas (Mt 23, 29-32.37). portante destacar que a eso se refieren
los textos del NT cuando dicen que la
muerte y resurrección de Jesús aconte-
ció «según las Escrituras», es decir: se-
lo que Dios pretende es gún los esquemas bíblicos que acaba-
sacar la máxima humanidad mos de presentar, o según la teología
posible de esta mar veterotestamentaria de la historia.
turbia de inhumanidad Abstraída de este contexto, la expresión
«según las Escrituras» se convierte en
que somos tantas veces una absurda busca de profecías concre-
los seres humanos tas que se agarra a veces a la semejanza
de una palabra para ver un anuncio de
la muerte de Jesús, desbordando el sen-
c) Y finalmente Jesús encarna aque- tido simbólico de muchos rasgos del
lla figura veterotestamentaria del Siervo Primer Testamento para convertirlos en
de Yahvé (que a partir de él deja de re- anuncios oficiales.
presentar a Israel para pasar a ser anun- Abstraída de ese contexto, la refe-
cio de Jesús): viene a servir y no a ser rencia al Primer Testamento degenera
servido. Y servir, cargando sobre sus también en una mala inteligencia de pa-
hombros todas las miserias y dolores de labras como redención, expiación o pro-
la humanidad sufriente y, si es necesa- piciación, que serán leídas ahora desde
rio, hasta dar su vida por la liberación la mentalidad penal de Occidente: con
de los suyos. Todos los evangelistas, pe- lo que ya no será el mismo Dios quien
ro sobre todo Mateo, han sido sensibles lleva a cabo esa expiación, sino el hom-
a los parecidos entre aquella figura y bre quien se la compra a Dios con su su-
Jesús. Pero ese servicio, que es el servi- frimiento. Una auténtica deformación
cio del máximo amor, Dios lo convier- del Dios de Jesús conlleva otra defor-
te en fuente de nueva vida para todos: mación del sentido del dolor: el prime-
«Él tomó sobre sí nuestros dolores y ro ya no será el que da por amor todo lo
nuestras iniquidades» citará Mateo con suyo, sino la justicia cruel que sólo se
22
satisface con sangre infinita. Y el se- luego Jesús tenía que ser así». De este
gundo ya no será la expresión de hasta modo el Dios revelado en Jesús se nos
dónde puede llevar el amor en un mun- vuelve digerible y ya no se verifica
do desamorado, sino que dará pie a una aquello que anunció D. Bonhoeffer: que
auténtica valoración masoquista del do- ese Dios pone del revés todo lo que el
lor como si éste, por sí mismo agradase hombre religioso (¡y las instituciones
a Dios. Como escribí otra vez, la dura religiosas!) esperan de Dios. Paradóji-
ley de nuestra historia empecatada, que camente, se rompe así la síntesis que
«todo lo que vale cuesta», se desfigura buscó la Edad Media entre fe y razón, y
en un absurdo teológico de que «todo lo la teología se convierte en “ancilla phi-
que cuesta vale» (siempre se trata de do- losophiae”31.
lores no buscados por sí mismos)
El esquema de “vida entregada-
muerte-resurrección” es en algún senti-
do el legado del Jesús real, y la puerta su muerte revela
de su revelación de Dios la tentación de todos
Y quizás ahora podremos entender los hombres religiosos
lo que decíamos al abrir el Cuaderno: la (y sobre todo
institución eclesial parece muy dispues- de las instituciones religiosas)
ta a responder a la cuestión de quién era de eliminar a ese Dios
Jesús, con palabras como «Dios de
Dios, Luz de Luz... consustancial al
Padre», que figuran en el credo cristia-
no aunque sean más límites negativos Pues bien: el triple esquema bíblico
de la fe, puestos contra los arrianos de antes expuesto nos da una clave de com-
hace 17 siglos, que no expresiones po- prensión de esos curiosos juegos de ma-
sitivas de nuestra fe hoy. Pero la institu- nos teológicos.
ción eclesial se marea siempre que al- Todas las parejas que acabamos de
guien trata de responder a la otra analizar tienen además una base histó-
pregunta: ¿cómo era ese Jesús a quien rica que es la que da origen a ellas. El
la Iglesia confiesa como Dios de Dios y binomio éxodo-tierra arranca de la dura
Luz de Luz? Prefiere “imaginarlo” ella realidad de un pueblo brutalmente opri-
desde su propia idea de Dios, a pedir mido. El binomio exilio-regreso nace de
ayuda a la historia y a las ciencias para la experiencia histórica de un pueblo pe-
que, en la pequeña medida de lo posi- cador. Y en perfecta sintonía con ello, el
ble, la acerquen a Jesús. Se recae así en binomio muerte-Resurrección nace del
un procedimiento que ya denuncié hace seno de una historia concreta que fue la
30 años: en lugar de argüir: «Jesús era vida particular de aquel Hombre parti-
así –es así que Jesús era consustancial cular.
al Padre– luego ¡Dios es así!»... se pre- La muerte de Jesús fue una conse-
fiere argumentar de este otro modo: cuencia de su vida: no fue un malenten-
«Dios es así –es así que Jesús era Dios– dido circunstancial (R. Bultmann) ni
23
una necesidad de la justicia incompren- Concluyamos con una observación
sible de un sádico poder divino. que hace ver la importancia, y las dife-
Pero la liturgia de la Iglesia habla de- rencias, de estos dos modos de concebir,
masiadas veces en exclusivo de la muer- y tiene que ver con el tema tan actual del
te-resurrección y nunca de la vida en- encuentro de las religiones. Si ese Cristo
tregada hasta la muerte, que es la que al que llamamos Dios, tiene el rostro y
Dios resucitó. En el binomio muerte-re- el modo de ser concreto de Jesús, en-
surrección, la palabra muerte queda en- tonces su divinidad se convierte, como
tonces reducida a un término genérico ya dijo san Pablo, en «locura para los sa-
aplicable a cualquier ser humano, y bios y escándalo» para los religiosos; y
pierde el color concreto de aquella esto coloca más bien al cristianismo en
muerte concreta que es precisamente la situación de modestia y de inferioridad
que revela al Dios de Jesús. al acercarse a las religiones de la tierra:
Con toda la precariedad y la provi- sabe que lleva un escándalo. Pero si el
sionalidad que tiene tantas veces la in- Cristo al que llamamos Dios no tiene un
vestigación crítica, la afirmación de que rostro concreto, entonces su divinidad se
la muerte de Jesús es una consecuencia convierte para el cristianismo en un ar-
de su vida es una de las grandes aporta- ma insuperable y una fuente de poder
ciones que le debemos. Y si aquella vi- que le sitúa en posición de superioridad
da y aquel modo de ser humano revela- cuando se acerca a las demás cosmovi-
ban a Dios, resulta entonces que su siones de la tierra. Desde aquí se com-
muerte revela también la tentación de prende la tentación de algún teólogo de
todos los hombres religiosos (y sobre renunciar a ese artículo de fe, para poder
todo de las instituciones religiosas) de acercarse en plan de igualdad al mundo
eliminar a ese Dios. de las religiones.

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3. MIEDO A JESÚS: UN DIAGNÓSTICO

«Con la coraza de la santa regla, el yelmo de la santa observancia y la


espada de la santa tradición, a duras penas alcanzo a defenderme... ¡de
Jesús!». Esta frase de un General de los cistercienses resume perfecta-
mente la conclusión del presente escrito. Quizá el mejor diagnóstico breve
del pecado del catolicismo actual es que, inconscientemente, se teme a
Jesús. Y, por otro lado, si algo necesita a fondo el catolicismo actual es
una vuelta radical y confiada a Jesús.

Si las cosas son así, cabe preguntar si es- carne y la sangre», se nos descuelga til-
te miedo inconsciente a la figura huma- dándonos nada menos que de «satanás»
na de Jesús, es el que ha provocado que y nos dice que nuestro modo de pensar
algunas voces eclesiásticas, (a las que en él no proviene del Padre sino de la
percibimos como demasiado prontas a carne y la sangre... (cf. Mt 16, 16ss).
lanzar anatemas cristológicos sobre Se aclararía así este miedo a la in-
cuestiones históricas, sin respetar la au- vestigación crítica, renacido a última
tonomía de cada campo), parezcan estar hora en las autoridades eclesiásticas,
prefiriendo, temerosa e inconsciente- tras las magníficas y matizadas declara-
mente, un fundamentalismo bíblico im- ciones en su favor, hechas por la
presentable, a un Jesús incómodo que Pontifica Comisión Bíblica (y por el
(al igual que le pasó a san Pedro), cuan- mismo Vaticano II). Es legítimo sospe-
do esperaríamos que alabe nuestra fe y char que lo que asusta de la crítica his-
nuestro celo como provenientes «del tórica no son tanto las exageraciones o
Padre que está en los cielos y no de la los dislates que pueda proferir algún au-
25
tor concreto (y que se darán siempre), a prohibir en algunos textos de cateque-
sino lo incómodo de la atractiva figura sis el uso de la palabra Jesús, alegando
de Jesús que parece haber ido brotando que podría llevar a un olvido de su di-
de esa investigación. Al igual que ocu- vinidad. ¡Cómo si los escritos joánicos
rre con muchas promesas históricas, po- que usan tantas veces el nombre de
dría suceder también aquí que aquel fa- Jesús, olvidaran por ello su divinidad
moso lema con que nació la cuando su peligro fue más bien afir-
investigación crítica («liberar a Jesús de marla unilateralmente!». Pero Jesús no
la cárcel del dogma»), se estuviese cum- revela más divinidad que la de su figu-
pliendo aunque de manera muy distinta ra humana y ese es el escándalo de la
a lo que la investigación naciente sos- encarnación: «nadie va al Padre sino por
pechaba: Jesús se va acercando a nos- mí», fue la respuesta dada al apóstol
otros, borrosamente pero con algunos Tomás cuando pedía a Jesús precisa-
rasgos inconfundibles. Y se nos acerca mente que les «mostrase al Padre».
liberado, si no de la cárcel del dogma, En tiempos de Pablo, con el recuer-
sí, y claramente, de la cárcel del “dog- do de Jesús tan cercano, el apóstol po-
matismo” que suele ser una frecuente día hablar de Cristo como sinónimo de
perversión de todos los dogmas, y que Jesús (cuando no lo decía significando
le tenía efectivamente encerrado. Por “el Mesías”). Hoy en día, ambas pala-
ejemplo, liberado de aquello que bras se han distanciado: Jesús (sin
Rahner denunciara hace años como la Cristo) puede aludir sencillamente a
herejía más extendida en muchas cabe- aquello que captamos, dejando sin ex-
zas cristianas: una especie de “cripto- presar la toma de postura creyente o in-
monofisismo” más o menos latente32. creyente ante Él. Pero Cristo sustitu-
yendo a Jesús parece apelar a una
divinidad con un rostro diverso o ajeno
al rostro del Nazareno. Paradójicamente
Jesús no revela se cae aquí en aquello mismo de que los
más divinidad que católicos acusaron antaño a R,
la de su figura humana Bultmann: se pone la salvación cristia-
y ese es el escándalo na meramente en el hecho de que Jesús
ha existido pero no en el contenido de
de la encarnación Dios ese hecho (con terminología germana:
en el Dass, pero no en el Was). Nos sal-
va el que Jesús ha existido, pero no qué
Como ejemplo de todo retomo lo Jesús es el que ha existido.
que escribí hace poco: «el problema ac- Cuando publiqué mi cristología ha-
tual de la institución eclesial podría es- ce más de 30 años insistí todo lo que su-
tar en que le tiene miedo a Jesús. E, in- pe en un rasgo de la fe en Jesucristo que
conscientemente, busca defenderse de muchas veces queda borroso también en
Él y no sabe cómo. Por eso prefiere ha- las ortodoxias oficiales. La divinidad de
blar de un 'Cristo sin rostro', hasta llegar Jesús no es algo que le afecta en exclu-
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siva a él (de modo que quien pudiera ca»), por el antirreino (que parece más
“disponer más de él” dispondría más de presente) y por la promesa escatológica.
Dios), sino que, como recuperó el Y por consiguiente, debe volver nuestra
Vaticano II con un texto muy clásico de religiosidad hacia la realidad signada
la primera iglesia: «por la encarnación por este triple existencial.
Dios se unió de algún modo con todos
los hombres» (GS 22). Con todos. Sin
duda las ortodoxias oficiales preferirí-
an que se hubiese dicho que se unió de Jesús resulta a la vez tan
alguna manera con el papa, o con los seductor y tan “amenazador”
obispos solos..., pero la fe de la Iglesia porque abre unos
dice que con todos los hombres. Por eso,
«Jesús tiene una filiación afiliante y una
horizontes casi inaccesibles
divinidad divinizante»33. que desbordan
A partir de este dato, que la escuela nuestra pequeñez humana
paulina formuló cono «recapitulación
de todo lo creado en Cristo», concluí la
cristología afirmando que la encarna- Desde aquí quizá sea posible com-
ción nos permite hablar de una estruc- prender por qué Jesús resulta a la vez tan
tura cristológica de toda la realidad. Y seductor y tan “amenazador”: abre unos
esta estructura se desplegaba a partir de horizontes casi inaccesibles que desbor-
la vida de Jesús y nos permitía hablar de dan nuestra pequeñez humana. «Así de
la realidad como absoluto, la realidad humano sólo puede serlo el mismo
como maldición y la realidad como pro- Dios» escribió con finura Leonardo
mesa (encarnación, Cruz y resurrec- Boff como resumen de la experiencia de
ción: las tres características que resu-
muchos que convivieron con Él.
men la cristología).
Pero tanta calidad humana nos pare-
Y hoy, a partir de lo dicho en este
ce inaccesible, y más cuanto más y me-
Cuaderno, de que el Cristo no tiene otro
rostro que el de Jesús de Nazaret, debe- jor nos conocemos: Jesús, el Jesús real,
ríamos hablar también de una estructu- no el sustituido por un cristo sin rostro,
ra “jesuánica” de la realidad. No debe nos convierte en imperativo lo que era
ser entendida esta expresión como una la tentación de la serpiente: “ser como
fuente de superioridad cristiana, puesto Dios”. Pero la idea de Dios ha quedado
que, por su Resurrección, Jesús ha de- vuelta del revés en esa promesa: porque
jado de ser patrimonio exclusivo de los se trata de ser «misericordiosos como el
cristianos. Debe entenderse más bien Padre celestial» (Lc 6,36).
como una llamada a ver la realidad co- Otra vez algo seductor y sobrecoge-
mo marcada por el reino (que «está cer- dor para nuestra pequeñez.

27
CONCLUSIÓN: «NO TEMÁIS»

Los aficionados al tenis han comentado alguna vez lo que sucede con
el juego de Roger Federer: viéndole el tenis parece fácil. Rafa Nadal nos
deja cierta sensación de que el triunfo es fruto de la carrera constante y el
esfuerzo incansable. Pero con Federer no sucede así: es como si diera la
casualidad de que «él estaba allí».

La facilidad imposible Pues bien, tengo la sensación de que


ese es el mayor impacto que nos deja la
Los latinos se preguntaban “si licet
magna componere parvis” (si es legíti- humanidad de Jesús. Al acercarse a Él
mo explicar lo más grande con peque- lo humano parece fácil. Sólo cuando tra-
ñeces). Por si acaso, podríamos subir al- tamos de modelar la propia humanidad
gún peldaño más en la escala de la comprendemos cuán difícil es todo eso
grandeza y pensar en Mozart. Su músi- de lo humano. De ahí el acierto de la fra-
ca parece fácil (quizá si prescindimos se antes citada de L. Boff, que resume
del Requiem): cualquier aria de Don el itinerario hacia la fe en la divinidad
Juan da la sensación de que la música de Jesús: «así de humano sólo puede
siempre ha sido eso y nada más que eso. serlo el mismo Dios». Aquí se besan
Por eso brota y fluye con sencillez, sin otra vez la seducción y el vértigo. Y aquí
esa otra sensación de parto difícil que precisamente somos remitidos a esa
nos puede dar a veces el genio de aventura de una entrega radical y con-
Wagner... fiada que llamamos fe.
28
El miedo que Jesucristo pueda ins- díos sino por ser “religiosos” (todo el
pirarnos hoy lo inspiró también no sólo antisemitismo de la historia de la iglesia
a las autoridades religiosas judías sino a ha reposado sobre esta confusión: ver-
sus mismos discípulos. Pero en éstos la daderos judíos eran mucho más todos
atracción de Jesús resultó más fuerte los que siguieron a Jesús, los que llora-
que el miedo. Algo de esto es lo que se ron su muerte y dieron luego por Él su
nos pide hoy: ese seguimiento confiado vida. Por tanto de ningún modo podía
que se atreve a escuchar la palabra tan- hablarse de pueblo deicida ni achacar al
tas veces repetida «no temáis». Y que judaísmo la muerte de Jesús).
acaba convencido de que nuestra fe es Y bien, tengo la impresión de que al-
la victoria que vence a este mundo. Así, go de esto ha ocurrido hoy. Jesús ha
el seguidor de Jesús se sentirá más de vuelto en algún sentido que no es sólo
una vez llorando amargamente como metafórico, la investigación histórica
Pedro, pero también cantando como el nos lo ha acercado. Y la reacción de mu-
profeta Jeremías, entre agradecido y chos “sumos sacerdotes” (ante casos co-
asustado: «Me sedujiste y me dejé se- mo el libro de J.A. Pagola) ha sido la de
ducir...», «Tu palabra ha sido más fuer- volverlo a eliminar. Exactamente como
te que yo y me quema» etc. (Jer 20, 8ss). anunciara aquel gran cristiano danés.
Pero con el peligro de confirmar estas
Kierkegaard afirmó que si hoy vol-
palabras proféticas de J. Ratzinger con
viera Jesús tornaríamos a matarlo. Y le
las que concluiremos:
matarían, como entonces, no los ofi-
cialmente malos (publicanos, samarita- Hoy la Iglesia se ha convertido para
nos, prostitutas...), sino los oficialmen- muchos en el principal obstáculo para
te buenos, los guardianes de la religión, la fe. En ella sólo puede verse la lucha
los sumos sacerdotes y fariseos. Una por el poder humano, el mezquino te-
vez que escribí una cosa parecida en La atro de quienes con sus observaciones
Vanguardia, un dignísimo cardenal de quieren absolutizar el cristianismo ofi-
la santa Iglesia telefoneó irritado a mi cial y paralizar el verdadero espíritu
provincial, protestando y asegurando del cristianismo34.
que él no quería matar a Jesús. Cosa de
la que no dudo en absoluto. Sólo mati- Quizá pues sí que necesitamos vol-
zo que quienes mataron a Jesús tampo- ver una y otra vez sobre aquellas pala-
co querían matar a ningún enviado de bras que forman parte del discurso de
Dios: no lo condenaron por ser malva- despedida de Jesús en el cuarto evange-
dos, sino porque el puesto en que esta- lio: «tened confianza; yo he vencido al
ban los cegaba; ni lo mataron por ser ju- mundo» (Jn 16,33).

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NOTAS

1. Santa TERESA DE JESÚS, Libro de la vida, c. 22. luego se ha llamado "terapias de superación".
Ver también el c. 7 de la 6ª de las Moradas: «si Pero este punto es ahora menos importante.
pierden la guía, que es el buen Jesús, no acer- 11. Howard Clark KEE, Medicina, milagro y magia
tarán el camino»... en tiempos del Nuevo Testamento, Córdoba, El
2. Simone WEIL, El conocimiento sobrenatural, Almendro, 1992, pág. 122-123.
Madrid, Trotta, 2003, pág. 84. 12. Mt 11,19; Mc 2,16.
3. José I. GONZÁLEZ FAUS, Memoria subyugante, 13. Debido quizá a que esas etapas quisieron estu-
memoria subversiva, Barcelona, Cristianisme diar los textos demasiado en abstracto, o desde
i Justícia, 2001, Cuaderno 104. un despacho universitario, abstrayéndolos de
4. Uso esta palabra como inclusiva de padre y su contexto sociohistórico.
madre. Pero quizá convenga aclarar que el 14. El comentario que recoge Lucas de que «se
adjetivo parental, no viene del masculino extrañaban de las palabras de gracia que habí-
padre, sino del verbo latino pario que signifi- an salido de su boca» parece referirse a que
ca parir. Jesús, al citar a Isaías, omite la expresión «he
5. La versión que da Mateo, Reino «de los cielos» venido a anunciar el día de la venganza de
pretende sólo evitar la pronunciación del Yahvé» que estaba en el texto del profeta. Para
Nombre del «Innombrable» como era costum- muchos judíos, la venganza de Yahvé siempre
bre entre los judíos. No alude en absoluto a era contra los de fuera.
una situación que se refiera sólo al "más allá". 15. Cabría comentar también el capítulo 6 de san
Para Jesús no hay "más allá" si no ha sido Mateo que, aunque parece referirse a la reli-
antes "más acá". gión judía, trasciende en su fondo la órbita del
6. Ese modo de proceder está en la base, por ejem- judaísmo y constituye una crítica a toda la reli-
plo, de todas las condenas a la teología de la giosidad humana. Omito este comentario por
liberación. razones de espacio y porque ya lo he hecho en
7. Para un análisis más extenso, remito al capítulo otros lugares.
2.3. «Jesús y los marginados» de mi libro La 16. Igual que sólo alguien profundamente católico
Humanidad Nueva. Ensayo de cristología, podría haber sido tan molesto a la institución
Santander, Sal Terrae, 1984. como Msr. Romero o Pedro Arrupe... Añado
8. Mamona, en la conocida palabra aramea. este ejemplo para mostrar que la cuestión no
9. Jesús MARTÍNEZ GORDO, Dios, amor asimétrico, está en el mero hecho de la pertenencia, sino
Bilbao, Desclée de Brouwer, 1993. en la calidad de ésta. Cosa que no sé si olvida
10. Ya desde el Antiguo Testamento, la expresión a veces la llamada "tercera búsqueda de
bíblica «sêmeia kai térata» (signos y prodi- Jesús".
gios) no se refiere necesariamente a acciones 17. Jonathan L. REED, El Jesús de Galilea: aporta-
milagrosas sino más bien a liberaciones y ciones desde la arqueología, Salamanca,
curaciones en sentido amplio. En Clamor del Sígueme, 2006, pág. 273.
Reino. Estudio sobre los milagros de Jesús, 18. Sobre la noción bíblica de elección, ver lo que
evoqué la posibilidad sugerida por J. Jeremías digo en Proyecto de hermano. Visión creyente
de que muchas curaciones fueran eso que del hombre, Santander, Sal Terrae, 1987, pág.
30
671-672. También, Hans W. WOLF, Anthropo- cristianismo como Marx o Freud o Nietzsche,
logie des Alten Testaments, München, Chr. posibles enviados por Dios a una Iglesia ciega
Kaiser, 1973, pág. 209. ante el mensaje de Jesús?
19. De hecho, en los relatos de la pasión, que sue- 29. Remito para ampliar la figura del Siervo a mi
len considerarse más antiguos, los fariseos Cuaderno Servir. La lucha por la justicia en
apenas tienen protagonismo en comparación los poemas de Isaías, Barcelona, Cristianisme
con los sacerdotes, los sanedritas o los sadu- i Justícia, 2000, Cuaderno 96.
ceos. Pero ver también la cita de Josefo sobre 30. Ver como único ejemplo Jer 22, 13-16, que no
los fariseos que aduce James D.G. DUNN, El hay espacio para citar aquí.
Cristianismo en sus comienzos (I): Jesús 31. Un ejemplo de ello rápido pero muy clarifica-
recordado, Estella, Verbo Divino, 2009, pág. dor: en la fórmulas litúrgicas aparece infinidad
646, nota 110. de veces la expresión «Dios todopoderoso»
20. REED, El Jesús..., pág. 18 y 142. (en plegarias, credos, bendiciones...). No
21. Y, dada mi pertenencia jesuítica, no quisiera encontraremos casi ni una vez la expresión
olvidar que la palabra jesuita llegó a ser «Dios todomisericordioso» (infinitamente
sinónima de hipócrita en el diccionario, pre- más cercana al Hesed y Emeth del Primer
cisamente tras la audacia sorprendente y los Testamento). Y no es que neguemos la omni-
logros de los primeros seguidores de potencia de Dios: pero en esa formulación
Ignacio. unilateral se esconde una gran mentira. Pues
22. Esto plantea una pregunta que no es posible Dios no tiene más poder que el del Amor y ha
orillar. Si hoy da la impresión de que el renunciado a todo otro poder para relacionar-
Vaticano y la curia romana se parece mucho se con los hombres. Es, si acaso, un Dios
más al Templo y la jerarquía sacerdotal de omnipotente en el amor. También será muy
Jerusalén que al grupo de seguidores de Jesús, difícil encontrar en nuestras liturgias peniten-
¿qué ha de hacer entonces un cristiano que ciales expresiones como la de «fidelidad» (o
confiese que Dios estaba muchísimo más en infidelidad) a Jesús y al evangelio. Se hablará
Jesús que en el Templo y la jerarquía sacerdo- genéricamente de faltas y de pecados, pero
tal? La respuesta, que ya no cabe aquí, no todo el lenguaje sugiere más una especie de
implicará ninguna ruptura cómoda (Jesús tam- moral religiosa genérica que una relación con
poco rompió con el judaísmo de su tiempo), nuestro seguimiento de Jesús.
pero sí una disposición a aceptar la conflicti- 32. De Mono-fysis (una única naturaleza) fue quizá
vidad y la persecución y «los grillos y cadenas la herejía que más le costó combatir a la
de la inquisición, por amor de Cristo» (san Iglesia. Sostenía, desde su particular idea de la
Ignacio). grandeza de Dios, que lo humano de Jesús
23. En latín: «Non coerceri maximo, contineri quedaba tragado por la divinidad como des-
tamen a minimo divinum est». aparece una gotita de vino al ser echada al
24. Lo cual, en Heb 13, 11-13, no es sólo una indi- mar. Transmite, en definitiva, una imagen de
cación geográfica, sino una ligera ironía de Dios que necesita suprimir lo humano o qui-
tipo social: muere fuera de nuestra civiliza- tarle sitio, para afirmarse a sí mismo.
ción. 33. GONZÁLEZ FAUS, La Humanidad..., pág. 303.
25. En griego la palabra doxa significa tanto opi- Allí mismo se lee: «la historia, recapitulada en
nión como gloria. Jesús se encuentra hecha ‘Hijo’, y la relación
26. Jer 9,24. Naturalmente el original no habla de entre el Hijo y el Padre que constituye al
bautizados sino de circuncidada la carne e Espíritu se traslada a la relación entre la histo-
incircunciso el corazón. ria y el Padre, que es el Espíritu como don
27. Jeremías 25,9; 27,6 prometido por Jesús» (pág. 339).
28. ¿No podríamos decir hoy lo mismo, no ya de 34. J. RATZINGER, Introducción al cristianismo,
Nabucodonosor, sino de muchos enemigos del Salamanca, Sígueme, 1970, pág. 301.

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