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Johana Copes prácticamente nació envuelta en los acordes del 2 por 4 -su padre es el
conocido bailarín de tango Juan Carlos Copes-, pero a la vez desarrolló una insólita
pasión por las hornallas. "Me encanta cocinar, estoy todo el tiempo con nuevas
fórmulas. Diego, mi pareja, es el que tiene a cargo la parte más difícil: a él le toca
probarlas. Me gusta investigar y hacer distintos experimentos con las recetas."
¿Son exitosos?
Mi papá no sabe cocinar ni un huevo frito. Pero mi mamá, Miriam, es muy buena
cocinera. De ella heredé esa pasión, que también tiene sus bemoles. De chica me comía
todo.
Me salvó mi afición por el baile. Desde chiquita quise estar en la actuación. A los 7
años estudié danza clásica y a los 11 empecé con el tango. Las clases las daba mi papá,
especialmente para jóvenes. Al principio todo era como un juego. Yo bailaba en el patio
de mi casa de Haedo un poco para deslumbrarlo. Mi vocación era ser artista, por eso
hice también un taller de teatro y otro de tango-danza.
Cuando se disolvió la dupla con María Nieves, él bailó con distintas chicas. Decía que
yo no estaba preparada. Pero, de la noche a la mañana, me animé. Aunque tenemos un
límite, bailamos tango y milonga, pero nada que hable de amor.
No sé hasta que punto. Mi papá me exigió aún más que a las demás y ahora se lo
agradezco.
Debuté a los 14 años, en un espectáculo con Eleonora Cassano y Julio Bocca. Pero
recién a los 17 empecé a sentir el tango. Estuve en un show donde me tocaba bailar con
un ruso y un español. Lo que más me sacudió fueron los 3 meses que estuve en
Broadway con Tango Argentino. El grupo recaló allí luego de un gran éxito en París.
Espero a mi primer hijo. Pero antes de empezar a lidiar con las mamaderas, participaré
del festival "Bailemos tango", entre el 23 y 29 de noviembre, en Mansión Dandi, de San
Telmo. Mi papá está invitado, pero yo lo voy a mirar desde la platea. Piensen que en la
primera semana de diciembre nacerá mi bebé.
Con Fernando Saulino, chef de El Farol, un lugar con nombre de tango, haremos
cebolla blanca. 1
Con las indicaciones de Fernando, Johana desgrasó la panceta cortada en tiritas en una
sartén. Desechó la grasa, agregó el aceite, el tomate, el ajo y las habas, y rehogó hasta
que estuvieron tiernas. Hirvió la pasta en agua salada 12 minutos, escurrió, sarteneó con
la salsa y agregó el perejil, mientras Fernando prohibía el queso rallado. Emprendimos
la degustación con gaseosas -Johana no bebe alcohol en esta etapa- mientras el vino iba
para otras mesas haciéndonos piantar un lagrimón.
Diana Castelar