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Explica el Dr. Covey, que el éxito pasó a ser una función de la personalidad, de
la imagen pública, de las actitudes, de las conductas, habilidades y técnicas
que hacen funcionar los procesos de interacción humana. La “ética de la
personalidad”, continúa, tomó dos sendas: una de las técnicas de relaciones
públicas, y otra de la actitud mental positiva. Las partes del enfoque basado en
la personalidad eran claramente manipuladoras, incluso falaces; animaban a
usar ciertas técnicas para conseguir gustar a las demás personas, o a fingir
preocupación por los intereses de los otros para obtener de ellos lo que uno
quisiera.
En total contraste a lo anterior, Covey plantea que la “ética del carácter” está
cimentada en valores tales como: la integridad, la humildad, la felicidad, la
mesura, la justicia, la paciencia, el esfuerzo, la simplicidad, la modestia. Se
trata básicamente de integrar profundamente en la naturaleza del ser humano
principios y hábitos fundamentales que lo lleven a su realización plena.
La “ética del carácter” enseña que existen principios básicos para vivir con
efectividad, y que las personas solo pueden experimentar un verdadero éxito y
una felicidad duradera cuando aprenden esos principios y los integran a su
carácter básico. Los salmos expresan a la perfección nuestra convicción:
“Busca en tu propio corazón con diligencia, pues de él fluyen las fuentes de la
vida”.
Estudios recientes han demostrado, sin lugar a dudas, que las actitudes juegan
un rol fundamental en el éxito o fracaso en nuestras vidas.
Las actitudes son la expresión de la tendencia mental o disposición de ánimo,
para actuar u opinar de manera relativamente estable, uniforme y
característica; frente a determinados estímulos o situaciones. Es la expresión
de un interés. Las actitudes son responsables de la tendencia a cambiar o no
la forma de ser de una persona.
1.-Investigar la situación
Definir el problema
Determinar los objetivos de la decisión
Diagnosticar las causas
2.-Desarrollar alternativas de solución.
3.-Evaluar opciones y seleccionar la mejor.
4.-Poner en práctica la decisión y hacer su seguimiento.
Sí, reduce costos; permite a los ejecutivos dedicar tiempo a los trabajos de
nivel ejecutivo; con frecuencia da lugar a decisiones mejores, tiende a obtener
el máximo esfuerzo de los participantes.
Un líder eficaz posee el poder que le permite influir en los demás; la autoridad
necesaria para ejercer su poder y el dominio de las técnicas de mando a fin de
canalizar eficazmente la energía humana hacia el logro de los objetivos
propuestos.