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Pero no nos atenemos a que esto sea tan rápido, sino que nosotros tenemos que jugar un papel
muy importante, todos. Y aquí nosotros sobre todo, estas comunidades repatriadas tenemos
mucho que hacer. Si nosotros no nos movemos hacia ONUSAL, ONUSAL no va a venir aquí a
ver qué pasa. O sea, si nosotros mismos no vamos trabajando para que este proceso se haga
una realidad, tampoco todo se va a cumplir, se va a dar. No solamente va a ser en una mesa
el proceso de negociaciones sino que todo el pueblo va a ir logrando que esto se cumpla con
su participación. Yo no sé si toda la comunidad está convencida de esto, pero creo que la mayoría
está consciente de lo que nosotros tenemos que hacer. Y vemos que tenemos que ir haciendo
lo que antes pensábamos de la reconstrucción. Varios años atrás nosotros pensábamos que el
triunfo se iba a dar diferente, similar a Nicaragua, y después comenzaba todo, pero hoy vemos
que no, que estamos en un proceso de transición y nosotros desde ya tenemos que ir construyendo
el país y ahí nuestro aporte.
¿Pero qué tenemos que hacer ahorita? Es garantizar las tierras, asegurar ese futuro, esa riqueza
donde vamos a producir. Ahorita que tenemos el ejército cerca, en El Zamorán, y pasan y nos
rodean la comunidad, nosotros tenemos que seguir firmes, sin miedo, pensando en mantener
la producción de la tierra. Es la primer tarea que tenemos, asegurarnos de las tierras. Y es así
como nosotros estamos participando en este proceso de negociación que se viene, con los
acuerdos de que las tierras se queden en manos de los campesinos. Y el Estado tendrá que
pagar, ver qué hace con estos terratenientes que eran de ellos. Entonces, si nosotros no nos
desesperamos manteniéndonos allí, para que quede en nuestras manos esta riqueza, lo
sacaremos adelante.
A la comunidad Nueva Esperanza yo me la imagino bonita en todos los aspectos. En los proyectos
que nosotros estamos ya realizando como el de vivienda, que tengamos una casita linda, que
dentro de dos años tengamos todos un techo seguro y podamos salir tranquilos a trabajar. Me
imagino ya todas las tierras cultivadas con maíz, soya, con granos básicos. Me imagino también
un proyecto de ganadería ya desarrollado, con vacas, pues, que den la leche para los más
necesitados. Me imagino también el proyecto de reforestación, donde vayamos ya sembrando
palitos frutales para todos. Yo soy bastante optimista, pero siento que hay que hacer mucho
esfuerzo para eso. Mantener esa convicción. Todos, pues, metiéndole en un mismo esfuerzo,
aunque no todos en la misma cosa, sino que cada quien con sus capacidades dando en lo que
puede.
Me ha impactado bastante cuando platicaba con miembros del FMLN, y nos explicaban toda
la problemática, toda la proyección, lo que están haciendo. Y ver, aunque ellos no digan que
son cristianos, que son testimonios con su trabajo, con todo lo que hacen, con lo que ellos
esperan. Y por qué luchan. Y cómo se enfrentan. Eso también a mí me impactó bastante. Porque
a veces uno tiene ciertas ideas y llegan momentos hasta de dudar de qué hacen y todo eso.
Y lo contrario también de ellos, el ejército, cuando nosotros tuvimos la reunión con el coronel
Grijalba, allá en Usulután, el comandante de la VI Brigada de Infantería. Yo lo encontraba
contradictorio entrar en su oficina y ver un montón de lujos, un montón de grados y adornos, y
una persona tan seria, con sólo el carácter, pues, aunque él trató de ser diplomático. Pero detrás
de ese uniforme verde estaba un demonio. Además la forma de ese carácter, de hacértelo sutil
para engañar a la gente. Me sentí bastante mal.
Hay bastante apoyo de la solidaridad internacional. Poco a poco nosotros la hemos seguido
obteniendo. Tenemos relaciones con organismos solidarios desde Nicaragua. Aquí nos hemos
extendido más. Yo veo que es bastante importante porque ellos nos ayudan. Algunos organismos
son de derechos humanos y se encargan de denunciar, de divulgar lo que aquí pasa. Es muy
interesante, porque ellos al enterarse de un problema escriben al gobierno, a los responsables
de los atropellos, presionándoles pues para que no sigan con atrocidades aquí. Es un elemento
bien fundamental. O sea, en cuanto a la defensa, a la seguridad juegan un papel bien importante.
Y luego el aspecto solidario, compartir experiencias que no se las imaginan de las comunidades.
Ellos comparten también cómo viven la vida allá, que es totalmente diferente, y nosotros
compartimos nuestra vida. Alguna gente también nos ha apoyado económicamente. También
es importante, porque nosotros no podemos vivir sin tener algo para mantenernos. Entonces
yo veo los tres aspectos de la solidaridad. Sin ellos para nosotros la subsistencia sería difícil.
Para terminar quería agradecerle a usted todo el esfuerzo que hace aquí en la comunidad. A
usted no le gusta que uno le diga gracias, que le agradezca, pero no tenemos otras palabras
para expresar lo que nosotros sentimos. El esfuerzo, el estar aquí viviendo en esta pobreza.
Yo sí quiero resaltar que en mi vida personal me ayuda mucho. Estoy como influenciada
positivamente, motivada, porque no es tan fácil estar viviendo aquí. Ya ha tenido problemas
con los retenes por dos veces y se ha demostrado el cariño que le tenemos en ir allí a pelear
para que le den. Porque nosotros decimos que sin usted somos nada. Sin mentir hemos dicho
Niñas y niños en el asentamiento: eso así. Y ahora con el esfuerzo que está haciendo para recoger esta historia porque si no se
pierde, yo la veo bien importante. (Este apartado de Relaciones fue el último tema de la entrevista.
De la comunidad Ignacio Six y Por razones de orden literario está cambiado a aquí).
cooperativa Iván López, Vivir el proceso de guerra y de paz
km 35 carretera vieja de Managua a León,
año 1988. Nosotros siempre mantuvimos la esperanza de que se iba a dar algo que favoreciera al pueblo.
Sentíamos mucha pena porque casi no se avanzaba en nada. Pero cuando se dan los acuerdos
de Nueva York (en la ONU) para nosotros fue una gran motivación, una gran alegría, y a ver
Muchas caras conocidas tan diferentes las cosas ya de otra manera. Hemos estado pendientes, a la expectativa de cómo va este proce-
a las de hoy. so. Nosotros encontramos que sí han habido avances y mantenemos la esperanza de que los
acuerdos no sólo queden escritos sino que se vayan cumpliendo, como se ve el aporte de
ONUSAL, que para nosotros ha sido una gran ayuda. Nuestro auxilio inmediato ha sido la
4 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Lo que más afecta a la buena marcha de la comunidad
Son como cuatro cosas las que más nos han afectado, las más importantes en estos meses de
asentamiento:
1- El hecho de que haya un enemigo (el ejército del gobierno), como que nos une más frente
a ese problema.
2- La fe cristiana que se celebra, que es una fe viva y no tradicional. Una familia refugiada:
3- La organización, que vamos consolidándola poco a poco.
4- También la defensa de la tierra, que es muy importante.
Soledad regresando de su trabajo en
Logros y debilidades de la comunidad en sus comienzos la cooperativa esperada por sus hijos
Entre los mayores logros de estos meses está la organización. Es muy importante. Siento que y con su familia dispuesta a celebrar
es un logro muy fundamental. Porque sin organización nosotros no somos nada. Pueden haber el 19 de julio, fecha del triunfo
personas dispuestas, pero se hacen pelota, se desgastan ellas solas si no hay un grupo realmente
convencido y organizado. Este es uno de los grandes logros. sandinista.
Otro logro es la participación en estos últimos días de toda la comunidad en todas las áreas en
las diferentes tareas. Porque pasamos un tiempito que había que motivar a la gente, que rogarla,
y no quería hacer mucho, pero últimamente si se ve que hay más disposición y todo el mundo
trabaja. Se ha logrado a través de ir aclarando a la gente de que nosotros no tenemos que ser
dependientes, asistidos, ni estar sólo recibiendo la comida y la ayuda, sino que si nosotros que-
remos que esta comunidad salga adelante si queremos hacer realidad el nombre que le pusimos,
Nueva Esperanza, si queremos construirla y tenerla bonita, el esfuerzo no debe ser de unos
pocos sino de toda la comunidad. Empezando desde los niños, los adolescentes, jóvenes, a los
viejitos, que nosotros les decimos ancianos, solamente así nosotros vamos a ir logrando lo que
queremos.
Y también tomando medidas estrictas en la distribución de los alimentos. Porque mucha gente
se acomoda, se acostumbra a recibir. Hemos estado insistiendo en que todos debemos participar
para exigir al ACNUR y teniendo también control de las personas que trabajan y que no trabajan,
nombrando gente responsable de cada grupo, organizando grupos de trabajo. Es así como
estamos logrando a través de la orientación y clarificación de cómo va todo el proceso, las
cosas. Esto va ayudando a que la gente se vaya comprometiendo.
Uno de los grandes logros que yo veo es que la fe (cristiana) se mantiene viva. Y creo que aun
más fuerte todavía porque se ve en el trabajo que la pastoral va caminando. Y esto es lo que
va ayudando a mantenernos en comunidad. Siento que las reflexiones que se hacen en la misa
cada ocho días ayudan mucho. Porque la gente no participa en la misa como antes se hacía,
sino que nos sentimos todos iguales y hablamos de la realidad. Vemos los textos desde la fe
lo que vamos haciendo. Y se nota como el grupo de adolescentes, cómo va tomando su papel
desde la fe. Y el grupo pastoral que ahí si tiene un gran valor. Admiro a Raúl, que a pesar de
ser lisiado y tener esa forma de ser es un testimonio, trabaja firme con lo que puede. Y también
que aquí ha crecido el grupo de pastoral en Nueva Esperanza. Allá en el exilio estaba mal. Y
que no se queda aquí en Nueva Esperanza sino que extiende también a otras comunidades
los lazos de solidaridad, de hermandad, a El Zamorán, a Ciudad Romero, a Salinas del Potrero. Las mujeres estuvieron en el
Y luego los grupos de catequesis. Claro, el hecho de que usted esté a tiempo completo viviendo
con nosotros y la participación de la hermana Nohemy eso ayuda bastante. trabajo con el machete y en las
Las debilidades ya las dije antes: el acomodamiento, el acostumbrase a recibir y no dar. Yo celebraciones de la revolución.
siento también una debilidad que algunos sectores se organicen pero para exigir, no para aportar.
Crearse la idea de que estando en comunidad las cosas vienen y no cuestan. Que las cosas
vienen y son para todos, sin pensar que la gente tiene que aportar algo en lo que sea. Y con
un objetivo, verdad, de que nosotros nos desarrollemos y no nos quedemos sólo recibiendo las
cosas, que no nos acostumbremos a la dependencia.
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La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Ventajas productivas del asentamiento Nueva Esperanza
El interés que había para venir a este lugar es porque aquí la tierra es muy fértil y sí había condi-
ciones para desarrollarnos. Era una tierra muy rica que estuvo abandonada. Nosotros pensábamos
que aquí si teníamos seguridad de cultivar, de sembrar los granos básicos para la alimentación.
También proyectos de ganadería. Además, como es una zona costera, también hay a la orilla
del mar obradores (de sal), donde más adelante podemos reactivar esos obradores: se saca
sal, se hacen criaderos de camarones, se saca pescado.
Eso es una gran riqueza. Todo esto antes estaba en manos de los Dueñas, de los grandes
ricos terratenientes. Lo que faltaba eran manos para trabajar, no como antes, que se trabajaba
para los ricos, sino en beneficio de nosotros los pobres. En otros sitios como Casas Viejas esa
posibilidad no existía.
Pero la gente que sí está más clara, más consciente de este trabajo, es la gente que se ha
quedado. Y esto ha sido poco a poco. Incluso mucha gente dudaba ya aquí si estas tierras nos
iban a quedar o no. Pero como hemos estado siempre haciendo reuniones, asambleas, y expli-
cando lo que tenemos que hacer, lo que significa estar aquí y lo que queremos nosotros construir,
mucha gente sí que está clara.
Aunque aún hay gente en la comunidad que no está tan clara de lo que quiere, no está tan clara
de que nosotros vamos a lograr ese objetivo de una comunidad autogestionaria, una comunidad
con una democracia participativa, creando nuestras propias fuentes de trabajo, nuestro desarrollo
integral en todos los aspectos, en la salud, en la educación, en todos los aspectos sociales.
Sin embargo, yo siento que la gente en este momento va como convenciéndose y viendo lo
que vamos mejorando todos unidos. Como digo, esto ha sido un proceso que ha ido evolucionando.
También hay que reconocer que la organización que hoy tenemos es mucho mejor que al prin-
cipio, ya que al principio, al inicio teníamos el comité de retorno. Y el 24 de mayo, en una asam-
blea de casi dos días, nosotros logramos organizarnos más a como hoy actualmente estamos,
en diferentes áreas de trabajo, comisiones con responsables, que así han venido funcionando.
También tenemos problemas, dificultades. En la evaluación que hace poco hicimos nos dimos
cuenta que hemos estado fallando, la directiva en centralizar la información en nosotros mismos
y no bajar a toda la comunidad todo. O más bien dicho, no hacer que haya más participación
de la gente. Esto nos ha hecho entender que teníamos que dar otro giro, no quitando la directiva,
sino dando más participación a los responsables de las subcomisiones que están dentro de
cada área. Y ya en la evaluación ha participado esta gente.
Los jóvenes También en una jornada de planificación para tres meses. Han estado alrededor de 25 personas:
representan la represión y el conflicto armado en El Salvador para preparar el la directiva más los secretarios de las comisiones. Y se ve que este esfuerzo está ayudando,
retorno. porque mucho más la gente va entendiendo lo que tenemos en la comunidad, todo el proyecto,
todo el rollo que nosotros decimos, va entendiendo más. Y esto ayuda para que todos vayamos
con el mismo esfuerzo, con la misma disposición. No significa quedarnos allí, sino que extender
Con gran intensidad se vivían los preparativos y todos participaban de una manera todo esto al resto de la gente.
u otra.
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La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Gran trabajo al comenzar el asentamiento de Nueva Esperanza
Cuando llegamos acá, la primer tarea fue volar palos, limpiar un poco, porque aquí había palos
CEBES:
de espino, bastante basura. Todos comenzamos a limpiar un sitio donde colocar la champa.
Empezamos a organizarnos para trabajar. Porque había muchas cosas (que hacer): no teníamos Las Comunidades
agua. No teníamos dónde cocinar. Se hicieron hornillas en el suelo. Se formó un grupito que
cocinaba para todos. Se organizó un grupo para recibir a la gente que estaba viniendo. Otro eclesiales de base de El
grupo a volar palos.
Salvador también
La mayor dificultad que teníamos era cómo salir de aquí a comprar los alimentos. Sin transporte preparaban con los jóvenes
y con el retén allí. Eso era una gran dificultad, porque no nos dejaban pasar con compras, con
alimentos o con medicinas. Eso era lo que más nos preocupaba. Todo se podía hacer, el trabajo el momento de la
aquí adentro, buscar el agua o jalarla desde bien lejos, pero lo más triste eran esos animales repatriación.
que teníamos allá que nos impedían movilizarnos y traer los productos que aquí necesitábamos.
Poco a poco nos fuimos arriesgando a salir a comprar. Al principio no sabíamos cómo, ni dónde.
Hicimos compras primero en San Marcos en algunas tiendas, luego se fue a Usulután a comprar
allí. Esta era una de las peores dificultades.
Nos afectó bastante las plagas que hay aquí: zancudos, al principio, nos llenamos de ronchas
por las picadas de los zancudos. Porque era adaptarnos aquí, a este ambiente.
Luego también era como encontrar el agua (potable, para beber y cocinar) y cómo organizarnos
aquí.
Y el agua, que es un problema, porque no teníamos, y había que jalarla de lejos y, si no, tomar
del río. Y comenzó a haber problemas estomacales. Era un problema siempre, porque nosotros
habíamos delimitado en el río una parte en la que nadie se bañara para tomar de allí, pero los
soldados empezaron a pasar por aquí, se bañaban donde les daba la gana y entonces nos
contaminaron más el agua.
Eso lo fuimos resolviendo después: se hicieron pozos. Salió agua salada. Tuvimos que buscar
otro lugar con ayuda del P. Gregorio, un padre dominico que vino a buscar vetas de agua dulce
con una técnica que él tiene del péndulo. Y así logramos encontrar el agua dulce y hacer dos
pozos, que actualmente tenemos.
El proceso organizativo también tuvo problemas. Al principio unos nos ateníamos a otros. Con
la carga nos tocaba a unos pocos. Había también bastante desgaste después de todo el proceso
de retorno allá y el viaje aquí, había un poco de desgaste, verdad, en cuanto a la organización.
Sin embargo hicimos el esfuerzo de hacerlo. Pasábamos a cada rato en reuniones, organizando
las cosas, el trabajo. Se hicieron comisiones de trabajo para limpiar, para buscar el agua, para
hacer servicios sanitarios, para la comida, ver dónde íbamos a trabajar. Fueron un montón de
cosas en ese momento. Fue un proceso también.
Se acercó el ACNUR para ver qué pasaba. Pero en este momento el ACNUR no iba con la
finalidad de protegernos sino de ser observadores. Ellos quizá se sentían presionados por el
gobierno a no meterse, ya que el gobierno les acusaba de que ellos participaban en esa decisión
de nosotros de trasladarnos.
En Casas Viejas volvimos a reunirnos con la gente para explicarles cómo habíamos pasado y
cómo íbamos a hacer para conseguir el traslado de los demás. La única manera fue buscar otro
sitio por dónde salir. Y encontramos otro lugar para entrar por Tierra Blanca. No era calle, sino
un camino de carretas, pasando por milpas. De manera que queríamos evadir el retén de San
Marcos y entrar por ese lado para entrar allá, aquí. Alquilamos camiones y en silencio, sin llevar
muchas cosas hicimos el resto de traslado de la gente, de manera que no nos detectaron. Poco
a poco fuimos primero pasando la gente, después las cosas. De manera que el trasladó tardó
un mes en estar todos aquí. Todavía tenemos nosotros allí en Casas Viejas el tanque de agua
de la comunidad con capacidad para cinco mil galones (casi diecinueve mil litros). Como es
grande en ese momento no teníamos valor ni sabíamos cómo hacer para trasladarlo. Sin embargo
ha sido voluntad de nosotros hasta este tiempo ver cómo hacer para trasladarlo.
En Casas Viejas hubo gente, familias, que al ver que era riesgoso venirnos para acá se retiraron,
se fueron a sus lugares de origen, o sea, abandonaron el grupo. Estando todavía en Managua
se comprometieron a que venían a vivir en comunidad, con esa decisión vinimos todos. Pero
ya estando allí se fueron. Nosotros nos sentimos algo mal. Decíamos que era una traición
dejarnos allí. También entendíamos que no todos somos iguales para ser fuertes y soportar eso.
Entonces se nos fueron varios. Y la mayoría de las familias que se fueron son las de Morazán.
Los jóvenes al principio algunos lloraron, como ya dije. Incluso hubo algunos que dijeron que
querían regresarse a Nicaragua. Pero fue interesante la experiencia en San Marcos Lempa en
el retén. Nosotros pedimos el apoyo para venir a acompañar a la gente que estaba allí y muchos
de ellos se vinieron a apoyar a la gente. Allí recobramos nosotros más la unidad, porque todos
vivimos el mismo problema frente a los militares. Eso nos animó. Incluso jóvenes que yo pensaba
que tenían miedo empezaron a gritar al retén militar, a discutir con los soldados, a hacer carteles
en el mero retén y a sentirnos apoyados, pues. De manera que muchos jóvenes allí perdieron
el miedo. Dijeron que la experiencia de allí fue increíble porque nunca la habían vivido, porque
se fueron chiquitos y no se acordaban de todos los atropellos.
(Primero pasamos por El Marío. Allí estuvimos como quince días, durmiendo, comiendo y
Manifestaciones de salvadoreños en Managua bañándonos como pudimos. Allí estaban también los hermanos que habían venido de
Ante las oficinas de la ONU y ACNUR. Panamá. De allí nos venimos para acá, a Nueva Esperanza.
Así lo resumimos entre los dos, entrevistada y entrevistador, para no alargar demasiado.
Hubo necesidad de presionar para adelantar y asegurar el ansiado retorno. Después de dos horas y media de hablar, Gloria aparecía fatigada y quedándose sin voz.)
La gente de allí, de San Marcos que no la conocíamos fue solidaria. Nos brindaban agua, café,
hasta comida algunas veces, y su servicio sanitario. Porque estábamos allí a la intemperie.
Nosotros habíamos formado un grupito que estábamos yendo a Casas Viejas y yendo a San
Salvador, viendo qué hacer. No sabíamos en ese momento qué. Algunos se sentían con temor,
otros animados, otros pedían que nos regresáramos, otros decían que no. Había incertidumbre.
Pero a los cuatro días de estar allí con ese sufrimiento en el retén a la intemperie, allí a escondi-
ditas, como estaban los militares enfrente, nos reuníamos a platicar, primero una reunión de
tres, luego de otros tres, de modo que no nos echaran de ver qué hacíamos. Nos fuimos animan-
do todos a tomar la decisión de venirnos a la fuerza, sin que ellos nos dieran ese permiso de
entrar. Teníamos allí unos megáfonos. Ya habían llegado hermanos de COMUS y de FASTRAS
a acompañarnos. También estaban los medios de comunicación de FASTRAS. Ellos no sabían
qué hacer. Nos dejaron la decisión en las manos de nosotros.
Fuimos a eso de las diez de la mañana a hablar con el capitán a ver qué solución había, y si
podíamos entrar y nos dijeron que no. Seguían en la misma posición. Entonces nosotros les
dijimos que no había manera que entendieran nuestro sufrimiento, que teníamos hambre y no
teníamos comida allí, y que no podíamos continuar. Y que entonces nosotros nos veníamos a
pesar de todo porque éramos salvadoreños.
Y empezamos con los megáfonos a explicar a la comunidad de San Marcos que nosotros nos
retirábamos y que si algo pasaba eran los soldados, los que siempre han dañado al pueblo, los
enemigos. Entonces cuando ellos vieron la cosa seria que nosotros nos veníamos se pusieron
en fila a cortar el paso a media calle y pusieron piedras, barricadas, para que no pasáramos. Y
sus fusiles también frente a nosotros para que no nos atreviéramos porque íbamos a morir.
Nosotros vencimos ese miedo. En ese momento sentíamos coraje, sentíamos que nadie nos
detenía. Yo eso lo viví. Yo, cuando venía al principio, sentía bastante temor, tenía miedo con
solo verlos, pero en ese momento pudo más el sufrimiento y ver que era injusto que nosotros
continuáramos allí. Era más fuerte eso que el miedo que sentía frente a los soldados. Nos
decidimos todos después de hablar a los soldados, de discutir con ellos, a venirnos.
Había allí dos camiones cargados de las cosas y les pedimos a los que andaban conduciendo
los camiones que si se atrevían a pasar con los camiones para llegar aquí con algunas cosas,
no llegar con las manos vacías. Pero no se atrevían. Entonces me entregaron a mí las llaves
de los dos camiones y yo no sabía qué hacer: buscaba a gente que manejara y nadie tenía valor
de hacerlo. Sólo un hermano de COMUS que apenas había agarrado una llave. Yo la otra. Yo
apenas también sabía manejar, gracias a lo poco que usted me había enseñado. Era un camión Toma de la embajada de El Salvador en Managua, Nicaragua,
grande, yo antes nunca había tocado un camión así, pero yo pensé que aunque fuera despacito, por refugiados salvadoreños para garantizar la fecha y los documentos del retorno.
a como pudiera lo iba a pasar.
Durante 15 días con sus noches permanecieron allí hasta que aseguraron su
Me subí al camión, antes quitamos las piedras para medio pasar ahí. Unos se subieron al camión. repatriación por parte del gobierno salvadoreño.
Yo en ese momento no sabía qué hacer porque me sentia mal venirme yo y que la gente se
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La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
igual que nosotros, dándonos ánimo. Estaba don Arturo, un señor profesor también de allí, y
el otro señor que se quedó a ayudarnos a poner las champas que no recuerdo el nombre. Pero
don Carlos sí que me llamó la atención, y yo encontré algo importante en él, algo como que
nosotros no estábamos solos. Fue un gran apoyo. Y también la presencia suya, P. Angel, al
principio. Allí en Nicaragua llegaba a la comunidad, se quedaba sus días, pero no así decidido
a estar con nosotros todo el tiempo. Y eso también, decía yo, no sólo nosotros corremos esta
suerte, hay gente que es solidaria a esta forma de vida, y si esto es así yo lo encontraba sentido
y me sentía más fuerte.
Entonces comenzamos a buscar otros lugares. Y la primera idea fue venir a visitar este lugar
de Nancuchiname. Un lugar que antes en Nicaragua habíamos planteado al gobierno que se
nos facilitara para llegar aquí y el gobierno no quiso. Entonces, estando allí nosotros, dijimos
que íbamos a venir a ver. Organizamos dos grupos. Primero uno para venir a reconocer el
terreno. Y vino el grupo. Después vino el segundo grupo. En el segundo grupo vine yo. Hablamos
con la gente de la comunidad de El Zamorano y de El Marío. Y la gente nos animaba. Nos decía
que nos viniéramos para acá. También hablamos con la gente de la cooperativa Nancuchiname
y nos dijeron que estaban de acuerdo en que entráramos. Pero el problema era el ISTA siempre.
Entonces nosotros regresamos a Casas Viejas, hicimos una asamblea y explicamos a toda la
comunidad las condiciones de Nancuchiname. A ver qué pensaban todos, si nos decidíamos
a venir a este lugar o seguíamos buscando otro sitio. Pero la mayoría de la comunidad estábamos
por venir aquí. Aun sabiendo que podía ser un problema el traslado porque se oponía el ISTA,
se oponía el gobierno. Sin embargo tomamos la decisión todos de hacer el esfuerzo de venirnos,
aun sabiendo que cualquier cosa podíamos enfrentar en el camino.
Después nos encaminamos nuevamente más allá de Villa El Triunfo, donde estaba el terreno
de Casas Viejas. Ninguno lo conocíamos. Veníamos con aquella expectativa de llegar pronto.
No nos imaginábamos cómo era el terreno. Sólo nos habían dicho, cuando estábamos allá, que
era un terreno bonito bañado por un río. Nuestra imaginación era de un terreno bastante plano.
Pero la realidad era otra. Antes de llegar al mero lugar estaba el río. Pero había una gran bajada
y luego una subida después del río. Era una calle bastante mala porque acababan de abrirla.
Antes allí no había ninguna calle, sino que el Acnur se encargó de realizar ese trabajo. Pero
todavía no estaba bien terminada. Los buses no podían subir la cuesta. Se quedaban a medio
camino. A unos les tocó bajarse y caminar desde allí hasta arriba, donde estaba el terreno. Otros
logramos subir en buses, pero algunos tractores se ocuparon de ir a jalarlos.
Luego, al llegar arriba donde estaba el terreno, un terreno quebrado, árido, sin palos (árboles)
casi, ya vimos allí un grupo de gente que nos estaba esperando con comida. Pero no había
dónde descansar. Habían puesto algunas champas sobre aquel terreno lleno de piedras y esta-
cas. El cansancio era tanto que algunos ya querían doblarse, ya no soportaban más. Y otros
decían, más que todo los jóvenes que no tenían ni idea de cómo era El Salvador, dijeron: ¿Este
es El Salvador? Algunos jóvenes se pusieron a llorar, y también niños, porque se sentían mal.
Claro, después de venir de otras condiciones diferentes y en aquella terrible oscuridad, el cansan-
cio, se sintieron mal.
Luego al siguiente día, cuando todo ya se veía, que ya comenzamos a ver un poco mejor, y a
ver mejor aquella realidad, (nos pusimos) a organizar los grupos para cocinar. De momento no
teníamos condiciones. Apenas había algunos trastes. No había agua. Había que jalarla desde
el río, donde había un pozo muy bonito, pero había que subir aquella cuesta con el agua. Y así
a ver qué íbamos a hacer. A organizar un botiquín. Dónde era que íbamos a comprar las cosas,
a preguntar. Ver dónde alquilábamos un transporte para salir de allí.
Lo primero que hicimos fue poner una manta a la entrada de ese lugar, en unos palos, que decía:
No queremos presencia militar en el asentamiento. Que éramos trabajadores, población
civil, con deseos de trabajar y desarrollarnos y vivir en paz. Sentíamos que eso nos protegía
algo por lo menos de la entrada de que el ejército podía también llegar allí.
La solidaridad internacional acompañó
en todo momento la repatriación.
Hubieron varias cosas que me llamaron la atención en esos primeros momentos, pero la que
más fue una persona de allí de la Villa El Triunfo, que nos recibió y nos daba explicaciones y Algunas caras conocidas, como las de los grandes amigos Tim y Maureen,
nos apoyó, que era don Carlos Castro. Una persona muy amable como que si él estaba sufriendo estuvieron presentes.
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La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
otros reían, otros bolos, y yo llorando en el bus.
Cuando logramos llegar al hotel sentí un gran descanso. Me sentí como liberada. Pero yo lloraba
como impresionada, me decía cómo era la vida de los pobres ¿verdad? De andar en tanto para
arriba y para abajo, como en estaciones, como un vía crucis. Lo miraba todo, aquel puño de
cosas tiradas, unos yéndonos, otros que quedaba allí. Y luego, a dónde veníamos. Yo sí que
Con este espíritu subieron al me imaginaba más la realidad, pero la demás gente no pensaba donde íbamos a llegar.
avión: Florecerá nuevamente El Era una gran reflexión que yo estaba haciendo. Me preguntaba mi participación en el retorno
iba a ser hasta lograrlo o iba a continuar yo de frente con la comunidad. En ese momento mi
Salvador. respuesta era de comprometerme más. No tenía sentido si yo me quedaba sólo hasta allí sino
con trabajar hasta lograr ese objetivo de regresar hasta El Salvador. Lo que yo veía y sentía
era el sufrimiento de toda la comunidad, de todos nosotros los pobres. Entonces era de continuar,
Era el 20 de marzo de 1991. de comprometerme junto con los demás hasta que esta comunidad en El Salvador fuera algo…
El viaje a El Salvador
En el avión no hubo problemas. Nos acompañó un oficial del ACNUR. Sólo que sentíamos
tristeza porque quedaba un grupo allá encargado de traer las pertenencias. Y no sabíamos qué
les iba a tocar a ellos en el camino. Pero sentíamos alegría de volver a nuestra tierra. Todo el
mundo quería llegar pronto y mirar nuevamente El Salvador.
Y luego nos estaban esperando en el aeropuerto las comunidades eclesiales de base que son
de San Salvador. Y nuestros familiares, que teníamos los diez años de no verlos, también estaba
allí, con muchos deseos de vernos pronto. Fue bien bonito la llegada, porque el recibimiento
que nos dieron fue muy lindo. Lo más lindo que recuerdo eran los cantos de bienvenida. La
bienvenida que nos daban nuestros familiares y los hermanos de las comunidades, que aún me
conocían. Era bien bonito.
Pero a la vez lo contradictorio era ver aquel ejército con tamaña cara de malos, nos miraban
de mala manera. Nuestra llegada no fue como los demás (pasajeros) que entran en el aeropuerto,
por dónde salen, sino que nosotros llegamos allí donde bajan las mercaderías. Allí bajamos
nosotros, por otro lado, para ocultar que nosotros venimos, para que el mundo no se enterara
y no vieran el escándalo de que nosotros regresábamos nuevamente. Yo personalmente me
sentía incómoda porque no me sentía como todos los demás, como que nos apartaban, nos
discriminaban para eso. También entendía que era una forma para hacer más rápido el proceso.
Pero no me gustó.
Yo venía en el primer grupo y luego estuvimos un gran tiempo esperando que viniera el otro
viaje. Y nunca llegaban. Ya estábamos incómodos, desesperados porque no sabíamos qué
pasaba. Pero fueron atrasos que no tuvieron mucha explicación. (Los repatriados/as retornaron
en dos vuelos de avión desde Managua a San Salvador).
Allá en la Villa El Triunfo estaban esperándonos también las Comunidades unidas de Usulután,
Comus. Y la gente del pueblo nos esperaban con mantas de bienvenida. Y con la celebración
12 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
se oponían, sacaron machetes, llamaron la policía, hicieron todo lo posible para que no las
trajéramos. Pero como no tenían la razón, ni tenían base para pedir lo que querían, entonces
nosotros logramos el propósito.
Luego nosotros compartimos lo que había: nos trajimos una parte y les dejamos otra para ellos,
porque éramos conscientes de que no podíamos dejarlos con las manos vacías. Todas eran
donaciones a la cooperativa porque estábamos nosotros. Eran donaciones del ACNUR y porque
habíamos refugiados, porque en otros sitios donde no habían refugiados nunca les habían dona-
do nada otras instituciones. Con las cosas donadas nosotros nos pusimos firmes y les dejamos
cosas pero ellos querían que no nos trajéramos nada. Estos fueron los que se embolaron el día
de nuestra partida y decían que antes de que sacáramos las cosas iba a haber sangre. Sin em-
bargo no fue así. Se logró traer lo que pedimos y nos correspondía.
Y los que vivían allí mismo nicaragüenses, todos bolos. También tuvimos un gran pleito con ellos
para poder traer las máquinas, las herramientas que trajimos. Era un problema porque algunos
nicaragüenses estaban allí bolos y enojados porque nos traíamos la maquinaria. Otros que
estaban llorando así, algo borrachos, como despedida por que la gente se venía.
Y otra gente que estaba con esa gran ilusión de ¡ya!, ya marcharse. Era algo bastante fuerte
en ese momento, porque era el deseo y la alegría de que ya venía para El Salvador, había temor
por la guerra también, y a la misma vez ya daba lástima dejar ese lugar en que se vivió diez
años, porque se le puso amor también. A pesar de que estábamos prestados, pero ya se habían
establecido relaciones con los vecinos y había ya una vivencia. Y eso ya era el último día, era
como una despedida. Eran varias cosas juntas como le digo. Aunque el dejar aquello no era tan
profundo, verdad. La despedida de los amigos sí la sentimos. La gente lloró mucho. De las dos
partes: la gente salvadoreña y también la gente nicaragüense que vivía allí cerca. Sí que todo
el mundo lloró.
Yo estuve cuando ya el bus se iba con la gente. Sólo se quedó el grupito que iba a venir por
tierra con las cosas. Era un mar de cosas que se miraba allí, todo feo eso, como desierto. Ya
se había quitado el tanque (de agua para la comunidad), las cosas afuera de las casas, algunas
cosas perdiéndose, verdad, y los familiares de los nicaragüenses llorando. Eran los familiares
de los que venían casados con salvadoreños. Vinieron cinco así (de la comunidad del 35).
Recuerdo a la familia de Alberto, que es cuñado mío, que sí que nos saludábamos, nos
hablábamos, pero no había una amistad grande, pero ese día sí que me abrazaron y me dijeron:
Cuídame, Gloria, a mi hermano, cuídame a mi hermano. Y la gente lloraba. Lloraban de las dos
partes. Gente que nos acompañó, el grupo de jóvenes de Los Aburto, gran grupo, hasta el lugar
donde íbamos a quedarnos. Y los jóvenes despidiéndose. Y los señores. La gente vecina todita
lloró y decían: qué triste va a ser que ya no van a estar ustedes. Por tierra retornaron los cambalaches,
las pocas pertenencias materiales que tenían.
Una gran reflexión
Cuando veníamos en el bus del 35 ya hacia el hotel, vinieron a mi mente en ese momento un Así lucía el asentamiento del km 35 a la hora de cargar camas, colchonetas,
montón de cosas Y no pude sostener más que llorar, tantas tensiones de andar peleando y todo, barriles, mesas… Un pequeño y valiente grupo acompañó este retorno,
lloré. Lloré de corazón, bastante. Como iba oscuro todo, unos llorando, otros platicando, junto con el ACNUR.
52 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Para nosotros quizá fue una dicha haber vivido el proceso de los diez años allá (de la Revolución
Popular Sandinista), abarcando la parte cuando se da el cambio de gobierno. Eso también nos
ayudó porque nosotros evaluamos a qué se debía que cayera el Frente (Sandinista). Entonces
nosotros encontrábamos también que hubo mucho fanatismo en el Frente. Y en el hecho de no
crecer desde abajo, sino que el gobierno estuviera más desde arriba, sin dar oportunidad a la
gente que se desarrollara.
Entonces nosotros también vivimos eso, lo positivo y lo negativo. Si nosotros nos hubiéramos
venido antes del cambio nos hubiéramos venido con esa idea bonita de mirar las cosas de otra
manera, como las veían desde arriba. Pero vivimos esa experiencia esos días y eso fue bastante
duro y nosotros los vivimos como que algo habíamos perdido, pero también nos dimos cuenta,
aprendimos de dónde estaba el error, estaba la falla. Entonces nosotros eso lo aprendimos.
La reacción de la gente nicaragüense en esos momentos antes de venirnos fue mala. No fue
tan positiva, porque en ese medio donde nosotros vivíamos, la gente no era tan entregada.
Había gente que miraba bien el cambio. Había mucha gente confundida que ya se había pasado
a la Uno por su conveniencia en lo que fuera, en su proyecto personal o familiar.
Para los jóvenes el hecho de venirse para acá no tenía una gran motivación, porque no crecieron
aquí y el proceso de vida allá para ellos fue una oportunidad para estudiar pero no así de trabajo
desde pequeños con sus padres. Porque en la cooperativas sólo trabajaba el socio, el jefe de
familia. En algunos casos trabajaba uno más grande que le gustaba en el campo. Pero de ahí
los demás jóvenes estaban estudiando y estaban tan dependientes de los papás, que sólo que-
rían las fiestas, estudiar, hacer actividades con jóvenes. Eso sí que les alegraba. Pero ya ver
las cosas más serias de trabajo, de entrega, de servicio no lo aprendieron allí. Vieron las cosas
como más fácil, como que todo se les daba. Y es la misma influencia, creo yo, del Frente Sandi-
nista que se dio. Bueno, había en todo el mundo un fanatismo con camisetas, con todo, y todo
nos daban, nos decían qué había que hacer. Y lo mismo en los padres, eso se fue trasmitiendo
a los hijos. Había que dejarlos así en lo que estudiaban pero no exigirles mucho esfuerzo a ellos
para que apoyaran lo que era la comunidad. No fue así muy positivo. Sí lo que aprendieron, la
historia de allá, de la guerra, eso sí es bastante positivo, porque si vemos aquí las muchachas
no son así tan encogidas, todo el mundo es abierto, piensa en desarrollarse, piensa en muchas
cosas y no son cerrados. Eso es bien importante, siempre están pensando en desarrollarse,
en prosperar. Pero se les está haciendo un poco durito el aceptar esta realidad de mucho trabajo,
de mucho sacrificio para poder ver dentro de unos años el fruto de ese esfuerzo.
Eso sí lo vivimos en Nicaragua los señores mayores y la gente de mi edad. Podemos ver a la
Deysi, la Sonia, podemos ver a mucha gente que allá se entregó a un trabajo a tiempo completo.
Obsérvese que la consigna de la manta cambió un poco al pasarla del bus a la Entonces nosotros nos pusimos firmes a gestionar con el ACNUR y con gobernación para que
entrada del asentamiento: ¡Ya no eran refugiados! ¡Estaban en su propio país! nos dieran las cosas legalmente. Nos dieron todo lo que íbamos a traer. Pero los nicaragüenses
También hubo cateos en Managua en unos negocios de salvadoreños. Por Carazo también ha-
bía una pequeña cooperativa y entraron a catear. En CEBES entraron en octubre, por el 18 de
octubre. Fue un cateo en el local donde nos reuníamos. Decían que allí estaba la Radio Vence-
remos, pero lo más que encontraron fueron unos carteles de la repatriación. Máquinas de escribir
de las que se usan en CEBES. Entraron como treinta militares, y el agregado militar de la
embajada de El Salvador con ellos. Llevaban un papel en blanco donde decían: Por delito de,
pero todo era en blanco, ellos pretendían llevarse gente de allí.
Eso hacía también que la gente mejor se viniera. Aunque esto es algo feo, porque no es una
motivación positiva, es una motivación negativa. Aunque la gente, cuando salimos de aquí, tam-
bién fue un poco por temor, verdad.
Influencia de Nicaragua
Una desventaja de estar en Nicaragua fue que por ese sólo hecho de estar en Nicaragua nos
acusaban de guerrilleros. Cuando fue la primera comisión del gobierno iba así, con temor, les
parecía que había gente comunista, armada, y que a saber qué iba a hacer. Esa era la impresión
que el gobierno tenía, muy mala, muy negativa. Y por eso nos obstaculizaba, por solo el hecho
de estar en Nicaragua.
También favoreció en gran parte, porque allí tuvimos nosotros la posibilidad de desarrollarnos
un poquito. No estuvimos encerrados en refugios como otra gente en otros sitios. Nosotros
estuvimos libres para trabajar, para movernos, no tuvimos problemas para estudiar de ningún
tipo. Y en este sentido estuvimos libres.
También fue muy positivo conocer la vida en cooperativa. Conocer la gente que acababan de
tener ese triunfo de la Revolución Popular Sandinista, un proceso de desarrollo, de búsqueda,
y eso también nos dejó un poco influenciados y nosotros participamos también.
La situación económica de Nicaragua nos desfavorecía para el retorno. Casi nadie tenía en las
comunidades, nadie tenía muchas facilidades, apenas sobrevivíamos, y nosotros para el proceso
de retorno tampoco, pues era un problema, había que buscar apoyo. Las “viviendas” del asentamiento de Casas Viejas.
Allí permanecieron varias semanas, hasta el siguiente traslado.
Nos ayudaron comités de solidaridad como CIAPES, un comité allá de apoyo a El Salvador, ellos
nos apoyaron en hacer presión al gobierno de El Salvador enviando cartas, haciendo denuncias, Claro que no se ven la “cocina”, los “baños”, las “calles” de acceso,
un apoyo moral, y también un poco económico. Estos estuvieron siempre pendientes en este los “centros” de reunión…
proceso. También tuvimos apoyo de la asociación de religiosos de Nicaragua (CONFER), que
con el P. Angel nos llevó alimentos.
50 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Entonces ya nosotros salimos satisfechos a comunicarle a todo el gran grupo que estaba fuera
en la oficina de Relaciones Exteriores donde estaba la reunión. Y salimos ya a nuestras comuni-
dades a informar y a organizarnos ya para la documentación.
Cuando estábamos allí ya con los de migración tuvimos problemitas. Porque esta comisión iba
bien preparada por parte del gobierno para hacer investigación, ver quiénes éramos los que nos
repatriábamos. Porque ellos pensaban que la mayoría eran guerrilleros. Entonces hacían pregun-
tas muy minuciosas a la gente. El comité de retorno estábamos al pie de ellos para ver qué
pasaba y dando explicaciones por qué no tenía documentos. Y luego cuando el periodista que
fue de aquí estaba filmando ellos se enojaron, y pararon el trabajo que estaban haciendo.
Nosotros les dijimos que por qué se enojaban, si era clandestino el trabajo que estaban haciendo,
que a nosotros nos interesaba que mucha gente quería conocerlo, que incluso a ellos les
convenía porque el gobierno era un trabajo bueno que hacía. Entonces ellos entendieron y
siguieron trabajando, pero si que se pusieron bastante molestos.
Había un problema allí, pues trabajaban bien lentos. No llevaban así condiciones y el ACNUR
tenía que garantizarles los medios, la logística, y no habían. Nosotros éramos los que estábamos
por encima buscando máquinas, buscando todo, garantizándoles la gente para que ellos
trabajaran. Si que era un problema porque no había voluntad, porque no eran ellos los que
estaban sufriendo.
Todavía hasta última hora hubo gente que ya no se iba a venir y que después se presentó a
documentarse.
Otro problema es que todos vivíamos dispersos y para la documentación había que juntar a las
familias. Porque los de migración no iban a ir a cada comunidad. Ellos fueron a dos lugares
nada más, a la (cooperativa) Iván López, a la comunidad Ignacio Six (km 35) y a la del km 11.
Entonces tuvimos que recoger ya a la gente que vivía en el 28, en la Villa El Carmen, a la
conchita y su familia que vivía por otro lado... Había que buscar alojamiento por unos días a
esta gente que llegaba para documentarse y ya con sus maletas hechas, ya listos para retornar.
Ya algunos estaban llegando con sus cosas, habían dejado los lugares donde habían vivido
antes. Esto fue el 7 de marzo. La gente venía concentrándose allí (en el 35): los de Villa El
Carmen, los del 28. Los otros venían concentrándose en el local de CEBES. Gente que venía
de Estelí, de San Rafael del Sur, Monte Tabor... Todos esos se concentraron allí. Desde el local
de CEBES llegaban al 11 para documentarse porque les quedaba cerquita.
Y es así después de estar allí catorce días en la embajada se presentó el cónsul para informar
que el día 4 de marzo llegaba nuevamente una delegación para la reunión tripartita. En esta
reunión tripartita participaba el gobierno de Nicaragua, el gobierno de El Salvador y el Acnur.
De manera que nosotros no teníamos participación. En esa reunión tripartita iban a definir la
fecha de cuándo nos íbamos a repatriar y cuándo llegaría la comisión de migración.
Ya con esta respuesta nosotros nos sentimos que sí por lo menos nos estaban dando algo, una
respuesta algo concreta. La reunión tripartita fue en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Estuvimos un gran grupo con mantas, gritando. Lo que nosotros exigíamos era la participación
de una comisión de los que nos íbamos a repatriar. Y ellos decían que eso no era permitido.
Ellos iban a decidir por nosotros. Y nosotros no estábamos de acuerdo de que ellos decidieran Los dos primeros camiones del
lo que querían. Seguimos allí insistiendo, gritando hasta que al fin salió uno del Acnur a decir siguiente traslado fueron
que nos iba a dar una participación por media hora.
detenidos
Así fue, entramos una comisión. Nos dieron un espacio de media hora. Pero ya ellos habían por militares en San Marcos Lempa
dispuesto lo que se iba a hacer. Sólo fue para darnos a conocer lo que habían dicho. Allí expre- varios días. Seis familias viajaban en
samos que no nos sentíamos satisfechos, que no se había avanzado en nada porque no nos
habían dado la participación para pedir lo que queríamos. Entonces en aquel momento presenta- ellos. Las demás permanecían
mos nosotros una plataforma de lo que nosotros pedíamos para retronar en comunidad. Eran esperando.
doce puntos. Uno de ellos era que se respetara el derecho de nosotros aquí, el libre tránsito,
libre comercio y que nuestras comunidades donde íbamos a vivir no estuvieran militarizadas,
que no hubieran bombardeos dentro de las comunidades ni en los alrededores, que se respetaran
también las notas de los que habíamos cursado algún nivel de estudios y que no queríamos la
participación del gobierno para destruir para dañarnos sino para ayudarnos. Ellos dijeron que Fueron varios días de incertidumbre
con todo estaban de acuerdo porque eso estaba en la constitución política del país.
por ver si se pasaba o no el retén militar.
Insistimos que no habíamos avanzado nada porque ellos no nos decían todavía la fecha. Entonces
nos dijeron que el 7 de marzo ya iba a llegar la delegación de Migración para documentarnos.
Pero no nos decían en qué fecha nos íbamos a venir. ¿Por qué no nos decían? Era para qué
no se enteraran los amigos internacionales y que a nivel internacional no se supiera, ni aún a
nivel nacional, para no causar escándalo, no hacer mucha bulla. Nosotros seguimos insistiendo,
pero no nos dijeron las fechas. Sólo nos dijeron que la posibilidad estaba entre el 20 de marzo
y el 21 de marzo. Esto fue el 4 de marzo.
48 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
El pleito de cómo regresar
Otro de los pleitos que tuvimos era cómo regresar, por qué vía y por qué medios. La mayoría
de la gente que quería repatriarse optaba que quería venirse por tierra, porque sentía más segu-
ridad venir así. Pocos optaban que nos viniéramos por barco, ya que el Acnur propuso que la
vía de regreso fuera por el mar, porque era más rápido el viaje y menos complicado que por
tierra.
El pleito surgió porque el Acnur ni el gobierno aceptaban que nosotros nos viniéramos por tierra.
No querían que mucha gente se enterara del retorno y que internacionalistas amigos nos acompa-
ñaran. Nosotros pedíamos que fuéramos acompañados por amigos solidarios que ya estaban
enterados del proceso de repatriación como medida de seguridad. Pero el Acnur no quería, no
quería que se hiciera bulla. Por barco no queríamos porque ellos tenían allí toda la información
y nosotros no íbamos a tener allí esa oportunidad. Mientras que por tierra nos podían acompañar
esa caravana de amigos y podíamos tener una red de comunicación.
Luego nos propusieron que por avión, nosotros por avión y las cosas por tierra. Fue un gran
pro-blema hacer entender eso a la mayoría de la gente que quería viajar por tierra. No quería
por otro medio porque se sentía insegura después de tantos engaños, de tantas mentiras, pues
ya no confiábamos más en nadie. Y a última hora tuvimos que optar venirnos por avión. Un
grupo vendría con las cosas por tierra porque ya no había alternativa.
Nuestro propósito era regresar a El Salvador, no nos íbamos a quedar discutiendo ese problema.
Sin embargo no logramos que nos acompañaran amigos en el avión. Sí que nos acompañaran
hasta el aeropuerto de Managua y que nos esperaran en el aeropuerto de El Salvador. Pero
sí que tuvimos fuertes discusiones con el Acnur y con el gobierno.
El 8 de febrero (de 1991) fue la primera comisión del gobierno allá. Fueron tres personas. Y
tuvimos una reunión en el ACNUR. También estaban para retornar otros dos grupos en Nicaragua.
Un grupo que estaba apoyado por CRIPDES desde aquí, y otro grupo apoyado por Coresa.
Juntos estuvimos en la reunión con el gobierno. La comisión que fue no llevaba ninguna capacidad
de decisión. La misión era más de investigar cómo estaban las cosas allá. Tenían un gran pánico
de ir a Nicaragua. No avanzamos en nada en esa reunión. Nosotros por los nervios y el ACNUR
que no colaboraba con nosotros sino más bien con el gobierno.
Hicimos bastante presión, manifestaciones, asentadas, para que nos pudieran resolver el proble-
ma de darnos una respuesta de cuándo llegaba la comisión a documentar y que nos dieran la
fecha del retorno. Después del 8 de febrero organizamos todo un plan. Y el plan nuestro era
hacer manifestaciones frente a la embajada, al ACNUR y a las Naciones Unidas. Así lo hicimos.
Iniciamos esto el 12 de febrero.
Comenzamos el 12 de febrero con una manifestación frente a la ONU. Estuvimos por unas seis
Paso a paso haciendo realidad la Nueva Esperanza. horas frente a la ONU pidiendo que presionaran al ACNUR y al gobierno para que nos dieran
Así se lee en la pintura situada en la entrada del nuevo asentamiento. una respuesta positiva.
De allí nos trasladamos al ACNUR y estuvimos dos días durmiendo allí fuera en las instalaciones
del ACNUR. Allí andaban con nosotros niños, señoras, hombres, jóvenes. Llevábamos megáfonos,
Siempre hubo pintores, músicos, poetas, danzadoras, bailarines con ellos informábamos a las familias que vivían en los alrededores del ACNUR de la situación
entre los adolescentes y jóvenes. que nosotros pasábamos. También llamábamos a los medios de prensa y hacíamos conferencias
18 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Nueva Esperanza en sus comienzos: así era el nuevo asentamiento.
Las champas de plástico donadas por ACNUR acompañaron a los
repatriados durante meses.
“AGENDA”
1- Tareas a realizar
2- Información con Acres y con las cartas que vienen de adentro
3- Conferencia a ver quien asume
4- Información con toda la gente
INFORMES
ACUERDOS
Discusión sobre Acres: visitó a los que están en León, a Salinas Grandes y al 35 y al 11
haciendo una gran distorsión de informaciones y desprestigio. Se acordó invitarles APRA
la siguiente reunión a las 9 de la mañana el sábado. Se acordó que esta semana Chepito
y David van a elaborar un campo pagado.
Ya no quedan cusucos, ni iguanas, ni garrobos, ni venados, ni arañas de Se acordó mandar una carta a la comisión de apoyo (del interior de El Salvador) para que
pata de caballo. pueda venir uno de ellos a hacer presencia de lo que se está haciendo aquí en Nicaragua
en respecto a la repatriación.
20 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
desocupadas, no fue digno de ofrecer un lugar con oportunidad de desarrollo, sino que ofreció
el lugar más militarizado, porque quería que cayéramos en su trampa. Entonces nosotros
constatamos que siempre somos los pobres los que nos solidarizamos, los que nos entendemos
y los que nos ayudamos.
Cuando la gente supo que había un lugar para el retorno hubieron varias reacciones. Como la
gente fue a visitar el lugar, una persona de la comisión vino a decir la realidad: que era un lugar
muy poblado, alejado, no lo pintó bonito, dijo la realidad, y entonces alguna gente se sintió Se divierten y trabajan.
desmoralizada, “vamos a ir a barrancos e inseguro”, porque era tierra que ya era para la gente
de Gualcho.
Así eran los niños y niñas,
Pero otros, que estábamos convencidos que teníamos que regresar y que veníamos a hacer adolescentes y jóvenes de
una lucha, que a nosotros los pobres nunca nos han querido, ni nos han ofrecido una oportunidad, Nueva Esperanza en sus
sabíamos que teníamos que hacer un gran trabajo, que esos obstáculos los teníamos que ir
venciendo. Decíamos que estábamos en un barco que teníamos que timonearlo. Decíamos: hay comienzos.
que enfrentar estas dificultades. La gente sí se sintió motivada. Lo vio como la puerta de entrada
a El Salvador y nosotros así lo tomamos. Una vez estando allá nosotros buscamos otras
alternativas. El comité lo tomó así, que era vencer un obstáculo para entrar, un obstáculo que
el gobierno ponía. Entonces aceptamos esto y ya el ACNUR comenzó a trabajar. Seguimos
solicitando al gobierno que enviara una delegación de migración para documentarnos. Pero ellos Hoy van al centro infantil y a la
ponían obstáculos.
escuela y ayudan en tareas
Y la comisión que estaba de apoyo aquí en El Salvador continuó buscando otra alternativa, que familiares.
no fuera Gualcho. Y antes de regresar nos llamaron avisando que habían encontrado un terreno
en Casas Viejas, 40 mz. Estaban en el norte de Usulután, por la Villa El Triunfo. Y por teléfono
nos pintaron muy bonito el terreno, que era un terreno semiplano, otra parte plana bañada por
un río, de manera que era tan bonito imaginariamente que todos entusiasmados les dijimos que
sin necesidad de venir a verlo fueran a alquilarlo inmediatamente para tener esa alternativa.
Todos ilusionados con Casas Viejas. Nunca nos imaginamos un lugar tan quebrado.
Más dificultades
Luego continuaba el trabajo de documentación de la gente. Había gente indecisa todavía, gente
que se venía, que no se venía. Y nosotros siempre actualizando los listados, presentándolos al
Acnur. Y buscando apoyo.
Siempre hubo problemas organizativos. Había gente que tenía una responsabilidad asignada
y no la asumía. Eso era por varias razones. Uno, porque siempre fue un problema la movilización.
Si se le pedía un trabajo de éstos no tenía dinero para transporte ni para dejar a la familia. Otros
se atenían a que unos pocos asumiéramos el trabajo.
Fueron a ver un lugar que el gobierno propuso que queda en Zacatecoluca, por el Pechiche.
Pero es un lugar donde es una tierra muy infértil y militarizado. Entonces no nos pareció ese
lugar. Se visitaron otros lugares. Eso era por el mes de diciembre. Se visitó este lugar donde
hoy estamos, pero el gobierno no estuvo de acuerdo con que viniéramos acá. Entonces la gente
se fue con la idea de venir a la comunidad de Gualcho. Al llegar allá, nosotros esperábamos
con muchas expectativas a la comisión ya que tenía resuelto el lugar donde llegar al menos.
Fue el Ista quien se opuso a que viniéramos al lugar donde estamos ahora (Bajo Lempa de
Usulután). Al principio no sabíamos por qué se oponía el gobierno a que viniéramos aquí, ya
que este terreno se lo ofreció a la Ciudad Segundo Montes cuando iba a retornar, y la Ciudad
Segundo Montes no aceptó porque no era su lugar de origen, era Morazán, y ellos estaban
pidiendo llegar allá. En ese momento no entendíamos por qué no querían que viniéramos acá.
Pero hoy nosotros ya sabemos por qué: porque estas tierras, que son de una cooperativa y son
muchas y son fértiles, el gobierno las estaba dejando para entregárselas a exmilitares, exmilitares
lisiados. Porque estas tierras son fértiles, tienen futuro.
Nosotros no estábamos pidiendo regresar a nuestro lugar de origen por varias razones: primero
porque en el grupo que nos veníamos no éramos todos de un solo lugar, éramos unos de un
lugar, otros de otro; había un gran grupo de Chalatenango, otros de La Libertad, otros de San
Vicente, otros de Morazán. Y nuestro objetivo era venir y vivir en comunidad, no que la comunidad
se dividiera. Nosotros queríamos ir a cualquier sitio donde tuviéramos posibilidad de desarrollo.
Por eso nosotros pedíamos esta tierra, sabíamos que era una tierra muy fértil y era una hacienda
grandísima, habían bastantes tierras abandonadas que las podíamos hacer producir. Pero el
gobierno ya tenían su propósito ahí, tenían su objetivo ahí. Y esto lo constatamos ahora que
estamos teniendo problemas con el Ista y nos hemos enterado ahora que en el 89, cuando
entregaron escrituras (a algunos) que tienen tierras de la misma hacienda Nancuchiname (como)
a la cooperativa que nos ha dado las tierras a nosotros (la cooperativa de Mata de Piña), no
se las entregaron (a otros), y era precisamente para reservárselas a los militares.
Cuando la comisión regresó, en el mismo diciembre, y nos contó lo que el ministro había dicho
de nosotros a la comisión, nosotros nos sentimos mal, porque eso no era una realidad, pero
Primeros cultivos junto al asentamiento. confirmábamos más lo que es el gobierno y lo que tenía para nuestro retorno.
Los adolescentes organizados dieron ejemplo de trabajo productivo colectivo en Pero nos sentimos alegres cuando la comunidad de Gualcho solidariamente ofreció su tierra
los siembros, construcción de viviendas, limpieza de calles, actos culturales. para que volviéramos. Entendimos que eran los pobres los que eran solidarios de los pobres.
Los de Gualcho son gente que acababan de retornar de Honduras, de Mesa Grande, repatriados
Las muchachas, las bichas, sí que estuvieron al frente de los trabajos también. Entonces ellos, que vivieron en el exilio viviendo las mismas causas y consecuencias,
en todo momento. eran solidarios con nosotros. Y más cuando el gobierno, teniendo decenas de haciendas
Su misión era buscar un terreno donde nosotros íbamos a llegar y establecer comunicación
directa con el gobierno y con el ACNUR aquí en El Salvador. Ellos nos iban a representar
legalmente con aprobación de nosotros. También el buscar apoyo económico para la repatriación.
Preparar algunas conferencias de prensa.
Nosotros establecimos con ellos la manera de cómo nos íbamos a estar comunicando. Lo íbamos
a hacer por la oficina de FASTRAS, pues ellos tenían fax, teléfono, y desde allí nos íbamos a
estar comunicando por fax y teléfono qué era necesario hacer allá y qué era necesario hacer
aquí. Y así lo hicimos.
Luego nosotros logramos que un compañero se repatriara. Porque nosotros no lográbamos que
se repatriara la comisión de tierra que se había creado en Nicaragua. Este compañero vino ya
para representarnos en algunas conferencias de prensa que se dieron para decir lo que allí
estaba pasando. Y la comisión de tierra que nosotros estábamos gestionando salió hasta en
diciembre. Ya aquí la comisión de apoyo los estaba esperando, el ACNUR, y organizaron con
el ACNUR ir a visitar unos terrenos. Hicieron también una conferencia de prensa, se reunieron
también con el ministro del Interior. En esa reunión, en la que estaba presente el ACNUR, fueron
acusados por el ministro de que eran guerrilleros, que todos los que veníamos de Nicaragua
éramos base social del FMLN y al llegar aquí nosotros íbamos a subvertir el orden público. Por
eso no podíamos regresar. Su primera expresión del ministro fue esa, acusarnos y decirnos que
no podíamos entrar porque veníamos a incrementar la situación. Entonces la gente que aquí
estaba le contestó que esa era una acusación peligrosa la que él estaba haciendo, que era falso
lo que él estaba diciendo, que se le podía demandar al ministro.
En esta reunión se quiso acordar en qué fecha se podría lograr la repatriación. Y que fuera una
comisión de aquí de El Salvador a documentar a la gente, porque la mayoría de la gente no
42 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Obstáculos del gobierno y viaje preparatorio a El Salvador
Buscamos a otra persona para que trabajáramos juntos en el comité, ayudándole, dándole una
ayuda para que pudiera sobrevivir, y nos apoyara en el proceso. Era un muchacho de la
cooperativa Omar Torrijos, David. El dinero vino de Suecia y así pudo trabajar a tiempo completo
para la repatriación. Aportó bastante en relaciones.
También acordamos en esa reunión de septiembre pedir al ACNUR y al gobierno (de El Salvador)
la entrada de una comisión nuestra aquí, a El Salvador, que viniera a reconocer las tierras, a
ver dónde podíamos venirnos y a buscar apoyo. Lo solicitamos, pero fue difícil. Siempre el
gobierno puso obstáculos. Pedíamos que se viniera una persona para que se pusiera a trabajar
de manera individual con la repatriación pero tampoco lo logramos, porque sabían que venía
para trabajar por el retorno. Como no se lograba lo que nosotros pedíamos, que se viniera aquí
en octubre, era difícil porque el trabajo de la repatriación implicaba también aquí en El Salvador,
no solamente en Nicaragua. Y lo que hicimos fue que tuve que venirme yo para El Salvador y
maniobrando. Porque como refugiada no tenía permiso para venir a El Salvador, no me daban
la visa a no ser que me repatriara. Tuve que pedir visa para ir a Guatemala y el viaje lo hice
primero yendo a Guatemala y luego entrando a El Salvador, arriesgándome a no entrar. Sin
embargo esto lo logré el 9 de octubre el año pasado (1990). Y luego estuve tres semanas en
El Salvador buscando apoyo hasta conformar un equipo que trabajara por el retorno. Fui aquí
a buscar apoyo a los organismos. Fui a una ong que es Fastras, fui también a la oficina de la
Ciudad Segundo Montes que ya tenía la experiencia de la repatriación, a CEBES, al PADECOMS
y al Servicio Jesuitas. Sin embargo el Servicio Jesuitas no pudo apoyarme porque estaban
apoyando a tiempo completo la repatriación de Panamá. Logramos el apoyo de Segundo Montes,
de PADECOMS, CEBES, FASTRAS. FASTRAS para hacer la gestión del proyecto de repatriación.
Segundo Montes para trasmitir la lucha de ellos de la repatriación. El PADECOMS tenía
conocimiento de las comunidades, por ejemplo de Usulután con el COMÚS, para buscar un
terreno donde llegar. Y CEBES para el apoyo pastoral en El Salvador.
Entonces se conformó una comisión de apoyo en El Salvador y hasta que quedó conformada
yo me regresé a Nicaragua.
Yo había tenido la dicha de que había estado en El Salvador en el 88, había venido una vez
antes de este viaje. Esta era la segunda vez. Yo no conocía la capital porque la primera vez
que vine no tuve mucha oportunidad de verla. La vida en El Salvador es diferente que en
Nicaragua. Encontraba la gente de CEBES, de las comunidades bien amistosa, me miraban
realmente como una hermana. Sentía la gente bien optimista en todo. La vida más acelerada,
que las cosas se hacen más rápido. Y luego la guerra, porque después de estar unos años en
Nicaragua tranquila, sin oír ruidos de balas y todo eso, aquí sí, el movimiento de…del ejército,
toda la ciudad militarizada. Eso era chocante. Y cuando entré sentía temor, miedo.
En Nicaragua tuvimos el apoyo del ejército y del Frente Sandinista, nos sentimos en confianza
con ellos. Y aquí el ejército, Dios guarde, tiene otro carácter, todo lo que uno sabe de ellos,
todo lo represivo que son, es bien chocante. En ese momento ver un soldado de aquí y ver uno
de allí era una gran diferencia. Allí era un amigo y aquí era verdaderamente un enemigo. Y
Los dos primeros nacidos en Nueva Esperanza: luego ver militares por aquí, militares por allá, en Nicaragua no era así, pues.
Migdalia y Gonzalo Armando en las manos del P. Angel. Ellos nos dicen con su En el 88 quería conocer la experiencia de las comunidades de Morazán, y esa vez tuve la opor-
tunidad de ir a Perquín, a Nahuaterique, al Carrizal, toda la parte norte del río Torola. Era gran
crecimiento la edad de la comunidad. deseo porque allí había comunidades en medio de la lucha, quería conocer así a los compas,
era un gran deseo que tenía. Yo vine y eso me ayudó mucho también, es parte de lo que a mí
me ha ayudado a encontrar mejor la vida aquí. Estuve 22 días conviviendo con la gente que
vive en unas condiciones infrahumanas. Allá estaba el P. Rogelio Ponsell animando a la gente.
Nueva Esperanza es ahorita una comunidad como adolescente, pues. Tan buena que se hablaba de él aquí en El Salvador de parte del gobierno y él siendo una
Yo tenía esta fe en Dios desde pequeña. Primero desde la familia, mi mamá así nos fue educando,
y luego en la vida dando pasos en las diferentes etapas. Claro que he tenido así momentos
como cuando a mi papá lo capturaron, y el único a quien nosotros nos abocábamos era a Dios,
a pedirle. Porque era desaparecido, no sabíamos si estaba muerto o si estaba vivo, y nosotros
sentíamos que era el único, fue un momento difícil cuando le habían capturado, y cuando él
apareció era como un milagro de Dios. En el 82 participé por primera vez en un encuentro juvenil
cristiano con el P. Pedro D´Clerk y los temas eran quién es Dios para mí, la experiencia que
cada uno tenía de Dios y luego en qué cada uno podía servir, el llamado de Dios para cada uno.
Allí descubrí que era pecado si yo no aportaba, si yo no servía, como es el pecado de omisión.
Recuerdo que yo le dije allí al P. Pedro que estaba arrepentida de haber participado, porque yo
antes no sabía y podía hacer lo que me daba la gana, pero como yo allí había descubierto que
Dios me estaba llamando, desde allí comencé a ver las cosas de otra forma, a ver cuál es
claramente el llamado de Dios, que no es necesariamente ir a meterse en un convento y que
no solamente los religiosos servían, sino que hay otras formas de servir. Y a esta edad, hoy, ya
entiendo de otra forma veo más claro cuál es el aporte y el servicio como cristiana.
Las dificultades por ser mujer, mujer campesina y mujer joven fueron una realidad. Pero como
yo desde pequeña siempre estuve pensando que yo no quería ser como la mayoría que se
quedan en sus casas, sino que quería estudiar y poder hacer lo que otras no hacían sino poder
trabajar y ayudar a los demás. Yo hice el sacrificio en Nicaragua para poder estudiar por lo
menos la secundaria. Y luego lo otro es yo soy sola, aunque ya estaba acompañada con un
compañero que pensaba igual que mí, coincidimos bastante en la personalidad de cada uno y
en ese deseo de servir a los demás y en ese sentido él me apoyaba bastante. Claro que yo no
tenía problemas de hijos y así. Y otra cosa que es de destacar es que mi papá y mi mamá
siempre me apoyaron. Siempre, siempre. En todas las tareas me animaban, me impulsaban y
fueron un apoyo en todos los sentidos. Entonces yo era libre para poder aportar a los demás.
Libre por parte de mi familia y de mi compañero. Aunque, claro, a veces uno tiene sus problemitas
de salud y así, pero esos se vencen.
Siempre me sentí bien libre. Al principio sí sentí un poquito, como era primera experiencia, al
relacionarme con los oficiales del Acnur y del gobierno después. Al principio sentía temor, pero
como iba segura de lo que quería eso me ayudaba. Nunca me sentí mal porque era mujer, eso
sí es cierto. Yo me sentí siempre bien. Con la gente del gobierno de El Salvador, en febrero de El río canalizado El Espino dio mucha vida y también algunos problemas a
este año (1991), si me sentí algo mal porque era joven. Otras mujeres no participaron así. Yo la comunidad desde sus inicios. En él se bañaba la gente y se lavaba la ropa,
creo que sí hubieran tenido el apoyo de su familia como yo, sí hubieran participado también. aunque el puente de palos de la foto se lo llevó la corriente varias veces, y hubo
Pero el problema que tenían sí era por ser mujeres, porque nunca han salido del círculo de la otros varios puentes hasta que se construyó el actual.
familia. Son penosas, verdad.
La bandera nacional a la entrada de la comunidad ondeaba entonces muy alta.
40 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
Al principio estábamos dos a tiempo completo, Ulises y yo, pero Ulises tuvo algunos problemas
porque él no estaba motivado para venirse, para repatriarse con la comunidad. El estaba también
en aquel entonces en un momento de crisis porque la mamá la tiene en los Estados Unidos y
le estaba mandando a traer, o sea, él no pensó en venirse a vivir con la comunidad en estas
condiciones. Entonces él, me decía, que no se sentía con una base moral para animar, empujar
a los demás y meterse de lleno en el trabajo.
Nosotros les pedíamos a otros, a los jefes de familia, e incluso estoy recordando a una señora
de la cooperativa Luciano Vilches y a una señora de León que un día me sentía tan cansada y
les dije que por favor ayudáramos todos, que cumpliéramos en las tareas de la comunidad y
luego en las tareas de gestión y que no estábamos en aquella reunión para estar calentando
los asientos, sino que teníamos que aportar ideas y trabajar; entonces la señora del 11 se echó
a llorar en la reunión, y se puso a reclamar que ella no tenía la capacidad que nosotros teníamos
para moverse así; yo fui bastante dura entonces, lo reconocí y le pedí disculpas a ella y a la otra
señora.
Pero también hay que agregar que a los representantes de las comunidades nosotros les
pedíamos que ayudaran pero era bastante difícil también porque tenían el compromiso con la
familia, el trabajo en la comunidad, y para ellos movilizarse desde las cooperativas hasta
Managua, el gasto en comida, dejando a sus hijos allí solos…Yo tenía la ayuda de Cebes,
porque desde el año 88 ya estaba trabajando en las comunidades. Y la demás gente no tenía
así esa ayuda.
En ese taller que hicimos vimos que todo estaba recayendo en mí y no se podía centralizar,
acaparar tareas cuando ya no se podía, pues. Entonces buscamos a otro compañero que sí se
metiera al trabajo.
La fe de Gloria
Entonces yo era un poco ingenua. Yo tenía el gran deseo de retornar y regresar en el grupo
con la comunidad, pero no sabía en lo que me iba a meter, que era un trabajo bastante grande
que requiere de mucha entrega, de mucho sacrificio, de responsabilidad, que uno tiene que
olvidarse de uno mismo allí. (Entonces yo lloré, muchas veces lloré, recuerda Gloria catorce
años después, al comentarle esta escena). Entonces yo no pensaba tanto eso, sino que era
la ilusión de regresar, de organizarnos para regresar. También pensaba que la gente de verdad
iba a trabajar en el comité de retorno, que se iba a meter de lleno, pero en la práctica no fue
tanto. Yo fui aprendiendo por el camino, no sabía nada al comenzar, bueno, ni ahora sé nada.
Lo primero que me di cuenta era que yo tenía una gran responsabilidad. Y que era tan necesaria,
tan necesaria… porque si yo decía mejor no hago nada y me quedo haciendo otras cosas no
caminaba aquello. Yo me fui dando cuenta de que mi aporte era bien necesario. Y me sentí en
un momento realizada, porque el servicio que estaba haciendo estaba caminando, estaba dando
resultados.
Pero a la vez era algo contradictorio, porque también había mucha gente que tampoco confiaban.
Decían sí, nos vamos a ir, pero no tenían esa fe de cuándo iba a salir la repatriación, como que
El problema del transporte siempre fue grande en los comienzos. era algo mentira, como que no iba a salir. Pero yo sí tenía esa fe, yo si confiaba en lo que estaba
Llegar a San Marcos Lempa era toda una historia: en verano los viajeros acababan haciendo. Porque también había mucha gente con deseos de venir pero tampoco tenían
posibilidades de hacerlo y yo sí podía.
el viaje blancos de polvo y en invierno era casi imposible llegar por los grandes lodazales
y charcales que había. Y mucho me ha ayudado que yo tengo mucha fe en Dios. Entonces le pedía a Dios que ese
esfuerzo que estaba haciendo resultara, que no fuera a quedar así a medio camino, que lo
lograra. Y yo sentía que tenía aquella fuerza de Dios que me impulsaba. Aunque yo no estuviera
Tampoco había energía eléctrica, ni agua potable, ni teléfono para avisar en las celebraciones, en las misas, ni nada de eso, que el trabajo que hacía saliera adelante
de las llegadas o atrasos. es lo que le pedía. Había momentos de grandes preocupaciones, hasta de llorar, y después de
Y luego la comisión de educación tenía que hacer todo el trabajo de autenticar notas de los
estudiantes, los de primaria, de secundaria, de todo nivel. Eso fue a partir de septiembre. Todavía
no habían salido (del curso escolar) pero había que ir recogiendo el listado de la gente y del
grado que cursaba y pedir pronto su diploma, porque allá en Nicaragua uno sale y el diploma
queda allí rezagado, más cuando ya se ha cursado la básica o el bachillerato.
También cada comunidad tenía que recaudar fondos para la repatriación, haciendo diferentes
cositas, haciendo ventecitas, rifas… recaudar algo para aportar.
También se hizo otra comisión en esa asamblea, la de abordaje. En esa comisión se iba a
organizar ya para la marcha, las cosas que cada familia traía, los bienes.
También había que organizarse para los encuentros que se tenían con los mismos jefes de
familia la cocina, el transporte.
También había que organizar la gente que iba a participar en educación y en salud. Organizar
los talleres de salud y algunos de educación. Los talleres de salud ya venían desde antes de
esta asamblea. En agosto comenzaron. Eran para que adquirieran los conocimientos que iba
a ser necesarios para retornar y también para cuando llegáramos aquí. Estaban integrados por
jóvenes y algunas señoras. En la comunidad no estaba organizado así. Había alguna señora,
como doña Lichita que tenía conocimientos para inyectar, hacer algunas curaciones, recetar
algunas medicinas, y doña Angela que era partera y prestaba ese servicio. Pero había serias
dificultades en la comunidad y pensábamos que al regresar teníamos que organizarnos mejor
y que hubiera más gente que tuviera esos conocimientos y que se desenvolviera en esa área.
Y fue así que se organizó esa comisión de salud después de la asamblea. Recibieron talleres,
varios, de primeros auxilios. Tuvieron el aporte de una enfermera voluntaria y un doctor, y éste
apoyó bastante en la medicina alternativa. Tuvieron talleres de plantas medicinales, de cómo
hacer masajes, un poco de acupuntura. También recibieron talleres de un poquito de farmacología.
Y la idea era al llegar aquí aportar en ese terreno, porque sabíamos que las condiciones aquí
iban a ser duras. Aquí todo es con dinero, todo es pagado, y nosotros sin condiciones entonces
teníamos que prepararnos, pretendíamos eso. En farmacia había dificultades, pues casi no
teníamos medicinas, un pequeño botiquín. En esos talleres se capacitaron alrededor de unos
quince. Algunos ni siquiera se vinieron a la última hora. Y no todos los que estaban en esas
capacitaciones ya aquí se han desenvuelto en esa área. Como se partía de la nada no se sabía
en realidad lo que eso significaba, y ya en la práctica pues no coincidía con lo que querían. Pero
sí han dado mucho resultado.
Ese mismo día elaboramos una carta, y se la presentamos al Acnur y al gobierno de El Salvador,
expresando el deseo de retornar en comunidad. Luego cada comunidad quedó comprometida
en hacer los listados de la gente, ver quiénes tenían documentos y quiénes no, sacar todos los
datos personales. Esas tareas cada comunidad las iba cumpliendo. Pero más la del (km) 35,
las otras no cumplían. Llegaban a las reuniones y se veía lo que les quedaba de tarea. Hacíamos
reuniones seguidas los representantes.
Luego nos dimos cuenta que había muchas tareas que hacer y se fue ampliando el comité de
retorno. Se creó una comisión de tierra, que iba a venir aquí a buscar el terreno. También se
conformó otra comisión de educación. Se creó otra de finanzas. Claro, la gente de finanzas
tenía que buscar el dinero para movilizarnos, porque era uno de los problemas, no teníamos
dinero con que movilizarnos, hacer la gestión, y cuando nos reuníamos para la comida de la
gente.
En principio tuvimos apoyo de Cebes, de local, transporte y se elaboró un proyecto para la fase
de preparación del retorno y lo gestionó. Así logramos un poquito de dinero para cubrir esos
gastos. El apoyo que tuvimos también de parte suya, con la ayuda que se gestionó con Desarrollo
para los pueblos, y el apoyo que también nos dio en el transporte. Y no solamente eso sino
también en la pastoral, en mantener esa fe, que realmente era lo que nos daba vida.
Cebes estuvo desde antes del comienzo, como ya dije antes. Con ACNUR también estuvimos
desde el comienzo. Nosotros fuimos a ellos. En agosto, cuando hicimos la primer carta, ya
tuvimos que relacionarnos con ellos. También los dominicos por medio de usted. No hubo más
organizaciones o instituciones que nos apoyaran entonces. Más adelante sí fuimos a buscar
apoyo a otras instituciones.
Por ejemplo, la de documentación tenía bastantito trabajo: buscar que todos los niños que ha-
Comisiones de trabajo antes y después de la repatriación. bían nacido en Nicaragua tuvieran su partida de nacimiento o los que no la tenían pues hacer
El trabajo organizativo, productivo, cultural, administrativo… no faltó en esos trámites; problemas con niños que no tenían los apellidos correctos, o niños que nunca
todo el proceso. se habían inscrito, estaban grandes y nunca los habían inscrito; también con las parejas mixtas,
que estaban casados con nicaragüenses y querían retornar, eso tenían como requisito, estar
La comunidad, organizada en comisiones de trabajo para la repatriación, casados legalmente, y entonces esta comisión se encargó de buscar abogados y esto lo encon-
tramos con gente solidaria en Masaya, allí unos amigos solidarios españoles nos presentaron
mantuvo siempre una participación activa.
28 La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
La repatriación de Nueva Esperanza (1990-1991)
pues. En el mes de mayo del año pasado hicimos todo un trabajo de diagnóstico. Lo hicimos El Salvador forma parte de Centroamérica
los representantes de las comunidades, los que trabajábamos en la pastoral allí trabajábamos
en las comunidades eclesiales de base, Cebes. El diagnóstico lo hicimos para conocer la realidad,
para saber la cantidad de gente que quería venir y cómo, si en comunidad o individualmente o El Salvador en Centroamérica: límites con el océano Pacífico, Guatemala y
por pequeños grupos. Tardamos un mes en hacer el diagnóstico porque lo hicimos en cada Honduras. Se encuentra cerca de Nicaragua por su parte oriental.
comunidad y voy a mencionarlas: la comunidad Ignacio Six, que estábamos en el km 35 de la
carretera vieja a León en una cooperativa llamada Iván López; luego los de la cooperativa del
km 28 de esa misma carretera; en la cooperativa Omar Torrijos, que quedaba en el km 78 de
esa carretera; la cooperativa Luciano Vilches en el km 11 1/2 de la misma carretera; también una
cooperativa que estaba en San Rafael del Sur; y en Estelí, con la comunidad de Estelí.
Después de un mes tuvimos los resultados. Encontramos que la mayoría de la gente sí quería
regresar y la mayoría aportaba que quería regresar en comunidad y a cualquier lugar, o sea, no
necesariamente al lugar de origen, sino que cualquier lugar donde encontráramos las condiciones
para poder vivir y podernos desarrollar. Entonces vimos que el deseo de regresar a El Salvador
pronto era una realidad.
Hicimos una primera asamblea con todos los representantes jefes de familia de las diferentes
comunidades para expresar todas las inquietudes que tuviéramos. Y si eso era así, que queríamos
volver, organizar el comité de retorno. De esa asamblea salimos con el resultado de que orga-
nizamos un pequeño comité. Se conformó con los representantes de cada una de las comunidades
y cooperativas que antes mencioné. Esta asamblea fue en agosto, siempre de 1990.
La comunidad que más se destacó fue la comunidad del km 35, de la cooperativa Iván López.
Ellos en todas las reuniones siempre estaban dos representantes, hacían todas las tareas que
había que hacer y aportaban ideas. Eso respondía también a que era la comunidad mejor orga-
nizada desde antes. Allí la mayoría tenía el deseo de regresar, mientras que en otras comunidades
no toda la comunidad en sí estaba decidida a retornar. Entonces en esas comunidades los que
no se querían venir les bajaban la moral a los otros, como en la de San Rafael del sur y en la
Luciano Vilches. Había algunos que no querían venir así organizados, sí individual, y esos eran
quienes bajaban la moral a los otros. No querían que se vinieran en este grupo que nosotros
organizamos. Decían que a saber cómo nos iba a venir, que nos iban a matar, que había la
guerra, que si se venían individual era mejor. Que así se hacía mucha bulla venir en comunidad. Entre San Salvador y San Miguel, hacia el sur, y a la izquierda (al oeste) de la
Además los obstáculos para retornar en comunidad eran grandes. Porque el que retornaba
individual no tenía ningún problema, rápido los aceptaba el gobierno. bahía de Jiquilisco, que se ve en el mapa, se asentó Nueva Esperanza.
Nueva Esperanza pertenece al departamento de Usulután, municipio de Jiquilisco, Quiero darle las gracias al P. Angel por darme esta oportunidad de participar en este libro que
en la zona suroriental del país. él quiere escribir. Voy a tratar de narrar el proceso de la repatriación de la comunidad Nueva
Esperanza desde Nicaragua, ya que estoy en él desde el principio, y unos años atrás trabajando
con la comunidad. A mí, desde que tenía 13 años, siempre me ha gustado participar con la
comunidad nuestra, como en catequesis y otras cositas.
Surge porque ya eran diez años de estar allá, y por el deseo profundo de venir a nuestra tierra
aún sabiendo que estaba en guerra y que era difícil. Considerábamos que no era posible seguir
en el exilio porque desde allí no se aportaba lo que estando en El Salvador podíamos aportar
al cambio que tanto nosotros anhelamos.
Otra de las razones era que en Nicaragua se dio el cambio de gobierno y a nosotros como
salvadoreños nos miraban de mal modo, nos acusaban de que éramos participantes del FMLN.
En los periódicos de doña Violeta, en La Prensa, en el mes de mayo empezaron a salir listas
de más de 300 salvadoreños acusándolos de ser guerrilleros. Y también hubo una campaña
ideológica en contra, cateos por varios lados. Coincidía todo. No nos sentíamos bien estando
allá y la situación ya era diferente que en años anteriores. Comenzamos a tener problemas con
las tierras en las cooperativas. Ya los de la UNO nos miraban de mal modo, decían que teníamos
que dejar esas tierras porque se las estábamos quitando a ellos y había dueños que llegaban
a recuperar esas tierras que se nos habían entregado a nosotros, a las cooperativas.
Otra de las motivaciones fue que nos enteramos que hermanos que estaban en Colomoncagua
en Honduras ya habían retornado en noviembre del 89, cuando estaba la ofensiva en El Salvador
y estaban en nuestro país aportando. Y luego también que hermanos que estaban en Panamá
estaban en preparación del retorno. Entonces había un cuestionamiento para nosotros, de por
qué no podíamos organizarnos y regresar.
Cantón
El
Zamorano
Nueva
Esperanza
Gloria Núñez
Ciudad
Romero
Repatriación de la
comunidad Nueva
Esperanza (1990-1991)
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