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-Ahorro y Microcrédito-
LECCIONES APRENDIDAS
1.- Presentación
En el presente documento rescatamos las lecciones aprendidas en el sector de producción y género, para
enfrentar la nueva realidad del refugio en la perspectiva de la integración de la población refugiada en el
estado de Chiapas.
En los últimos años incrementó la participación de mujeres como beneficiarias y sujetos de diferentes
propuestas y proyectos productivos, con la participación de las organizaciones no-gubernamentales y la
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados. La sistematización de las experiencias nos llevó a reformular
nuestra propuesta económica para la integración, centrando los aspectos de autogestión y autosuficiencia, y
marcando etapas que permitirían la apropiación del proyecto por parte de la población refugiada, a fin de
transitar gradualmente de la asistencia hacia el desarrollo.
Con la intención de asumir una perspectiva de género en los proyectos y actividades económicas con
mujeres, algunos de los criterios encaminados a una estrategia de empoderamiento personal y colectivo
han sido:
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El refugio incrementa la participación de la población femenina en las estrategias de sobrevivencia
familiares y comunitarias. Los roles tradicionales son diversificados y ampliados con el fin de resistir la
condición de vulnerabilidad, afectando especialmente el tiempo de trabajo que las mujeres destinan a suplir
las necesidades de la familia.
La importancia de trabajar proyectos económicos con mujeres refugiadas deriva del reconocimiento de sus
roles en todo el proceso económico: producción, consumo, comercialización, acopio y ahorro.
El término de mujer campesina designa a las mujeres que viven en las zonas rurales y forman parte de
pequeñas unidades de producción agrícola especializada en cultivos tradicionales. En el caso del refugio,
las mujeres, en su mayoría indígenas y campesinas, son parte de estos sistemas de producción familiares
que en el desarraigo adquieren algunas características distintas a las familias campesinas tradicionales. Se
mencionan:
• Los refugiados en general rentan pequeños espacios para cultivar maíz y frijol en los que colabora toda
la familia en los ciclos productivos. Sin embargo, estas tierras son las más lejanas y de menor calidad,
incrementando con ésto el costo de producción, el desplazamiento de toda la familia para el trabajo en
el campo y el cansancio para atender la producción, todo ello en condiciones de inseguridad respecto a
la renta de la tierra.
• Adquirir una conciencia de un manejo sustentable de los recursos naturales presenta difultades porque
implica modificación de prácticas culturales en ocasiones demandantes de mayor fuerza de trabajo, lo
que refugiados y refugiadas no están dispuestos a realizar, ya que implica mayor esfuerzo para una
tierra que no es propia.
• Las mujeres por lo regular tienen mucho menos posibilidad de acceder a los recursos productivos,
especialmente a la tierra y al crédito.
Al igual que la mayoría de mujeres que vive en comunidades rurales, las mujeres refugiadas son las
responsables de la reproducción social del grupo familiar. No solamente realizan actividades domésticas
que ayudan a la reproducción de la fuerza laboral familiar. En situaciones de alta marginación, las mujeres
refugiadas asumen la responsabilidad de la salud de los niños y las niñas, recorriendo usualmente grandes
distancias y enfrentando sistemas de salud poco ágiles, sobre todo cuando desconocen los procedimientos
administrativos.
En casos de emergencias, tienen que solventar gastos imprevistos, adquiriendo deudas o vendiendo a precios
muy bajos sus escasos recursos. También asumen la educación de los niños y las niñas y la transmisión de su
cultura y lengua tradicionales, aunado a la obligación de la castellanización para integrarse al país de asilo.
La mayoría analfabetas y muchas de ellas con dificultades para hablar el castellano, las indígenas
refugiadas tienen que realizar esfuerzos cotidianos extraordinarios para comunicarse e integrarse al país de
asilo. Además de su colaboración en la manutención del hogar y el saneamiento de la vivienda y su
entorno, las mujeres refugiadas realizan actividades productivas en el solar y en la parcela rentada para
procurar ingresos, ahorro y/o productos alimenticios.
Aunque la participación económica de las mujeres campesinas e indígenas, permanece invisibilizada en las
cifras estadísticas, hemos encontrado que las mujeres refugiadas aportan entre un 30 a un 40% de los
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ingresos familiares si se cuantifica su aporte a la producción de granos y otros alimentos para la familia.
Sin embargo, todas las actividades de las mujeres tienen un carácter económico, porque:
a) Con su trabajo doméstico contribuyen a la manutención de la fuerza de trabajo de los esposos e hijos que
se emplean como fuerza de trabajo o en la parcela propia o rentada.
b) Abaratan el costo de la manutención familiar y de los salarios porque una buena parte de la canasta
familiar de alimentos y servicios es producida por ellas, ya que las mujeres directamente producen,
recolectan y transforman gran variedad de productos alimenticios.
c) Son una fuente suplidora de mano de obra barata. De acuerdo a la microregión, las mujeres refugiadas
son empleadas temporalmente en el corte de café, cosecha de cacahuate y otros cultivos comerciales.
Parte de la problemática que viven se deriva de su creciente participación en actividades relacionadas con
la producción en el ámbito de la generación de ingresos, y se estima que la responsabilidad del trabajo
productivo-reproductivo les ha incrementado significativamente las horas de trabajo, por lo que es
indispensable que la planificación de actividades, el acceso al crédito y a la capacitación y cualquier forma
de intervención directa tome en cuenta estas variables.
La calidad de vida de las mujeres rurales en general se ha deteriorado a consecuencia de las políticas de
ajuste estructural. Esto repercute en una disminución del gasto social y la consecuente escasez de servicios.
En el desarraigo y el desplazamiento, se agudiza aún más la situación de pobreza de las mujeres, porque
además de ejecutar el trabajo productivo-reproductivo, también se dedican a suplir servicios (salud,
educación, cargos comunitarios, etc.) bajo una permanente situación de administración de la pobreza.
Usualmente para la definición de políticas de apoyo a las mujeres rurales, esta participación se invisibiliza,
por lo que la distribución de recursos de apoyo a la producción y a la economía para el sector rural,
también arrastran sesgos de género. De este modo únicamente se apoya al sector masculino, dando por
entendido que toda la familia se beneficia mediante un efecto de goteo. Se ha evaluado que en general no
hay una repercusión directa en el ámbito familiar si únicamente se realizan proyectos económicos con los
hombres, y sí se aumenta la brecha de inequidad entre ambos géneros, tanto en el ámbito doméstico como
en el comunitario.
Los proyectos productivos y económicos para las mujeres refugiadas, que no consideran su situación
específica, han terminado con mayores responsabilidades para ellas sin cuestionar su subordinación, pues
agregan mayores cargas de trabajo.
Al no diagnósticar su situación integral, son vistas como receptoras pasivas u objetos de los programas.
Con esto se reproduce la tendencia macroeconómica de utilizar a las mujeres pobres como "colchón" de la
crisis económica y a ser el conducto mediante el cual cubrir las necesidades de las familias de menores
ingresos.
Consideramos que para la formulación de políticas de apoyo a las mujeres refugiadas en su quehacer
económico, deben de considerarse los siguientes aspectos:
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3.- Propósitos y objetivos de programas y proyectos económicos para mujeres refugiadas
El objetivo general de los programas y proyectos económicos para mujeres refugiadas se encamina a que
las mujeres tengan acceso a recursos económicos y productivos en equidad respecto a los varones, y a
construir espacios para lograr cambios en las relaciones de género en perspectiva de empoderamiento de
las mujeres.
Lo anterior supone poner en el centro de las propuestas el que las actividades sean de beneficio de las
mujeres mismas y no solamente para la familia y/o la comunidad.
• Determinar con las mujeres qué tipo de proyectos pueden beneficiarlas en función de su papel en la
sociedad y la posibilidad de integrarse a los proyectos, sin que eso sume mayores cargas de trabajo.
• Integrar sus necesidades específicas de capacitación, organización y recursos productivos, que les
permita transformar su condición de opresión por razones de género.
• En la búsqueda de soluciones durables, considerar el conjunto de las necesidades de las mujeres
desarraigadas como son: generar ingresos, acceder a servicios básicos, vivienda, agua, combustible,
atención médica, educación y tecnología apropiada y apropiable.
• Incluir procesos de diagnóstico y autodiagnóstico para detectar necesidades de capacitación, asesoría
técnica, tecnología y acceso a recursos así como para conocer las cargas de trabajo y las posibilidades
de incorporarse a diversos proyectos.
• Sumarse a la construcción de nuevas identidades y nuevos poderes para las mujeres, mediante prácticas
metodológicas que sustenten el enfoque de género.
Derivado de un procesos de evaluación y autoevaluación con los grupos de mujeres, detectamos que el tipo
de proyecto que usualmente se realizaron con ellas, incluyeron entre otros a los siguientes: ganado bovino,
hortalizas, molinos de nixtamal, granjas de cerdos, costura, talabarterías, artesanías, panaderías,
apicultura y granjas de conejos. En general estos proyectos generaron escasos o nulos ingresos, y no se
atendió técnica y financieramente la participación de las mujeres en la producción principal de granos.
Por otro lado, la mayoría era proyectos colectivos. En muchas ocasiones, la inversión realizada no
correspondió al número de participantes, porque la ganancia mínima se diluyó aún más al repartirla entre
las mujeres del grupo. En general, el acceso a los créditos para las mujeres era bajo respecto a los
hombres, y la recuperación de los créditos en su mayoría no superó al 30% de lo otorgado.
Algunos de los proyectos tuvieron una marcada visión hacia el mercado, sin realizar estudios previos de
factibilidad social y económica, por lo que las mujeres no obtuvieron ingresos en relación a sus
esfuerzos. Estas se enfrentaron al intercambio desigual al incorporarse a un mercado controlado por
acaparadores o grandes productores, así como al encarecimiento de los insumos y los altos costos de
producción.
Desde lo estructural:
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• El modelo de desarrollo basado en la utilización de insumos orientado al mercado versus el
autoconsumo, lo que provoca una pobreza creciente y descapitalización del campo
• Las mujeres producen pero no tienen poder de decisión sobre los productos obtenidos.
• Falta de autonomía de los grupos de mujeres para implementar y controlar sus proyectos
• Baja organización y cohesión de los grupos para ejecutar proyectos colectivos
• Dificultad para articular lo individual y lo colectivo en la planeación e implementación
• Dificultad para manejar los conflictos y ausencia de liderazgos democráticos entre mujeres
De lo técnico y administrativo:
Algunas de las lecciones aprendidas mostraron que el impacto de los proyectos debe centrarse primero en
las mujeres y después en la familia. Las mujeres campesinas usualmente buscan acceder a proyectos con la
esperanza de obtener algún beneficio económico y no tanto un beneficio personal, ya sea en conocimientos,
mejoramiento de su autoestima o incremento de su capacidad para tomar decisiones.
Además puede avanzarse si aplicamos metodologías con contenidos de género que incluyan la reflexión
sistemática sobre su situación y condición, aspecto que les permitirá analizar críticamente su realidad y
generar procesos de independencia, autonomía y empoderamiento.
Hemos notado que con su participación en el diseño de proyectos que toman en cuenta los elementos
anteriormente mencionados, las mujeres logran un conjunto de ganancias personales como una mayor
capacidad para tomar decisiones en los grupos y en la familia, la posibilidad de incrementar sus ingresos, o
de ahorrar en dinero o en productos. Estos logros permiten a las mujeres valorarse e incrementar su
autoestima a nivel comunitario y familiar y así avanzar hacia la modificación de estereotipos, ya que al ser
sujetos de atención de los diversos programas, se propicia una valoración comunitara de los roles
económicos de las mujeres.
Es innegable entonces la importancia de atender las necesidades económicas de las mujeres para contribuir
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a modificar su subordinación, mediante su participación en proyectos productivos y económicos que
respalden su contribución a la producción de alimentos.
Por tanto, es necesario construir propuestas integrales a partir de las dificultades y de las necesidades
expresadas por las mujeres, con los siguientes lineamientos:
Las siguientes actividades permiten avanzar en propuestas económicas para mujeres refugiadas:
Para ubicar a las mujeres que participan en proyectos productivos y afinar nuestra estrategia, se realizó un
estudio que nos permitió visualizar que solamente una minoría de mujeres estaba siendo atendida por los
proyectos económicos, y que era necesario generar una estrategia más incluyente.
Uno de los resultados que se encontró, fue que las mujeres que participan en los proyectos están unidas o
tienen pareja. Esto se debe principalmente a que el universo de atención se ha centrado en esta población de
mujeres, cuyas edades son variadas, sin embargo, la mayoría se encuentra en edad reproductiva. Llama la
atención que mujeres jóvenes solteras y mujeres viudas, madres solteras o abandonadas no estaban incluídas
en los proyectos productivos.
Esto puede deberse a que siendo este sector de la población quien tiene que ocuparse de la sobrevivencia de
la familia, en ocasiones como único sostén del hogar, estén realizando actividades compensatorias a la
sobrevivencia como puede ser el trabajo asalariado. Si bien la mayoría de mujeres se encuentra en
situación de pobreza, es posible que las mujeres más pobres estén sin una atención de las instituciones
desde el punto de vista económico y productivo. Lo anteriormente mencionado nos deja como reto el
buscar incorporar mediante una metodología y seguimiento específicos, a mujeres en situación de mayor
vulnerabilidad, para que pueda ser mejorada su situación económica y productiva.
CASADA 21 80.77%
M SOLTERA 1 3.85%
SOLTERA 3 11.54%
VIUDA 1 3.85%
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Suma total : 26
Fuente: Trabajo de campo. Encuesta realizada con 26 mujeres participantes en proyectos productivos.
(Sept. 1997) Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.
Se observó la relación de número de hijos, un 42% tiene de 0 a 4 hijos, mientras que el 58% se ubica en
más de 4 hijos.
Lo anterior permite mostrar que la mayoría de mujeres tiene dobles o triples cargas de trabajo porque son
todavía muchos hijos los que hay que atender, incrementando la presión sobre su tiempo. Es muy poca la
participación de los hombres y de los hijos e hijas en el trabajo reproductivo, confinando a las hijas en
apoyo a las labores domésticas en los momentos en que las mujeres tienen que salir a capacitaciones, o a
atender la actividad productiva. Sin embargo, la mayoría de las mujeres tiene que realizar el esfuerzo de
hacer su trabajo en el proyecto productivo, llevando a los hijos e hijas más pequeñas con ellas.
b) El trabajo doméstico
Como se había mencionado, las jornadas de trabajo de las mujeres refugiadas suelen ser muy prolongadas.
Resultado de diversos talleres de autodiagnóstico con mujeres, detectamos que las mujeres gastan energía
equivalente a más de 18 horas diarias de trabajo, considerando que muchas de sus actividades las realizan
simultáneamente y que necesitarían hasta 28 horas al día para realizar su trabajo doméstico invisible.
Esto nos permite afinar nuestras estrategias, ya que usualmente no se consideran las cargas de trabajo
para el diseño y la formulación de proyectos para mujeres. Los resultados se muestran en el siguiente
cuadro:
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atender niños 1 12 3 0 1
costurar 0 1 0 0 1
cuidar enfermos .5 1 .5 0 1
TOTAL 3.5 28 12 2.5 14.5
HORAS
FUENTE: Talleres de Autodiagnóstico con mujeres refugiadas guatemaltecas en el estado de Chiapas.
c) El trabajo en el solar
La participación de las mujeres en actividades de traspatio o solar, ha sido crecientemente reconocida por
las diversas instituciones que apoyan a las mujeres en el ámbito de la producción. La estrategia de apoyo a
las actividades del solar, se ha convertido en un eje de trabajo para favorecer las condiciones en que las
mujeres realizan sus actividades, buscando mediante la capacitación, acceso a tecnología, semilla, crédito,
donación o fondo revolvente, visibilizar este esfuerzo y convertirlo en un factor de empoderamiento
personal para las mujeres que participan.
La importancia del solar puede observarse por la cantidad y calidad de alimentos que las mujeres
producen, generalmente en condiciones de baja tecnología y poca disponibilidad de capital. No obstante,
este espacio representa un potencial de autoconsumo y generación de ingresos sumamente importante,
especialmente en épocas en que el trabajo remunerado es escaso en las regiones. En el cuadro siguiente se
puede observar que las mujeres crían diveras especies menores, de las cuales, un porcentaje importante es
dedicado al autoconsumo, siendo un aspecto sumamente importante para la sobrevivencia de la familia.
Como dijera una de ellas:
“Además de lo que hacemos adentro de la casa, está el traspatio, tenemos que ir a traer el agua con
burro, viniendo nos ponemos a arreglar las hortalizas. Al medio día también encerramos a los
animalitos y les damos de comer. A veces tenemos que caminar bastante. Varias cosas tenemos que
repetir. Muchas cosas salen del patio y no nos damos cuenta.”
BURROS 7 1.3%
CABALLO 11 2.1%
CABRAS 1 0.2%
CERDOS 34 6.4%
CONEJOS 15 2.8%
GUAJOLOTES 10 1.9%
PATOS 1 0.2%
POLLOS 448 84.5%
VACAS 3 0.6%
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En el cuadro anterior sobresale que la crianza de pollos es una actividad fundamental de las mujeres y que
podría diversificarse con otras especies menores, ya que un 84% representó la crianza de aves criollas. En
la mayoría de los casos, la explotación de aves se realiza en condiciones de baja tecnología, nula o escasa
prevención de enfermedades y sin protección adecuada. Por tanto, esta actividad tiene un potencial de
mejoramiento, una vez que puedan introducirse pequeñas mejoras en el solar, tal como la presencia de
cercas o mallas y la prevención de enfermedades.
En relación al destino de los animales de traspatio, se detectó que en el caso de los cerdos, la mayoría es
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dedicada a la venta, mientras que las aves se destinan primordialmente al autoconsumo. El caso de los
cerdos es controversial, ya que en general se ha encontrado que la producción de cerdo no es rentable, sin
embargo, un alto porcentaje de mujeres cría esta especie en su solar, para lo cual se tendría que contar con
técnicas alternativas que a la vez que mejoren la producción, abaraten los costos, específicamente en lo que
a alimentación se refiere. En este sentido, es urgente una estrategia técnica para el manejo de cerdos de
traspatio y pensar si habría que eliminar la introducción de granjas de cerdo mejorado para mujeres o bien,
que antes de introducir nuevas especies y formas de explotación animal, se realicen rigurosos estudios de
factibilidad social, técnica y financiera. Esto es debido al fracaso de la mayoría de este tipo de proyectos
por su inviabilidad económica y social y por prolongar la jornada de trabajo de las mujeres, no solo en el
trabajo en sí de la granja, sino también por el desplazamiento que implica para las mujeres. A
continuación se presenta la información respecto al destino de los animales en el traspatio.
CABRAS 1 1
CERDOS 16 14 2
CONEJOS 4 4
GUAJOLOTES 2 2
PATOS 1 1
POLLOS 23 1 22
VACAS 1 1
total 59 16 43
Fuente: Trabajo de Campo. Encuesta realizada a 26 mujeres participantes en proyectos productivos (Sept.
1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.
“Los trabajos que nosotras realizamos en el patio, son siembras que hacemos. Metemos ahí a nuestros
pollos. Aseamos los corrales, regamos las plantillas “.
El trabajo que las mujeres realizan en su traspatio es de carácter permanente y tiene mayor importancia en
el tiempo de escasez de trabajo asalariado o bien, de escasez de alimentos, ya que la mayoría de los
productos del traspatio es de autoconsumo.
Como se notó arriba, el cerdo constituye una estrategia de generación de ingresos, pero no se cuantifica el
tiempo de trabajo que se destina al cuidado de los animales, ni el consumo de maíz que suele ser elevado
en razas mejoradas.
En en un encuentro de mujeres productoras, se encontró que durante toda la semana las mujeres destinan
por lo menos entre 1 y 2 horas diarias al traspatio durante todos los días de la semana, como se puede
observar en el siguiente cuadro.
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Fuente: Encuentros de mujeres productoras
Otro de los ámbitos en que las mujeres refugiadas tienen una activa participación laboral, es en la
producción de granos básicos en la parcela rentada, prestada o a nombre de los hijos. La importancia de la
participación de las mujeres en la producción de granos básicos ha sido escasamente estudiada. Datos
preliminares demuestran que en general, su fuerza de trabajo representa desde un 20 hasta un 30% de los
jornales familiares empleados en la milpa, como se observa en el
siguiente cuadro.
Las principales labores que las mujeres realizan son el abonado, el desgrane, la fumigación (acarreando
agua para la bomba), el deshierbe, la selección de semilla, la tapizca y la siembra. Sin embargo, en
intensidad, es el desgrane, el que más trabajo ocupa de las mujeres, actividad que al estar asociada a la
elaboración de tortilla, no es considerada como un trabajo productivo. El desgrane se realiza manualmente y
durante todos los días. Por tanto, esta actividad podría ser facilitada mediante la introducción de
desgranadoras mecánicas por campamento. El nivel de intensificación del trabajo de las mujeres en la milpa
depende de un conjunto de factores como la microregión, la situación económica de la familia, la etnia y el
estado civil.
Este tipo de diagnóstico nos permite formular con mayor precisión los contenidos de los programas de
capacitación en función de quien realiza las diferentes actividades en la milpa. En el siguiente cuadro se
analiza la participación de las mujeres en las distintas labores culturales.
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ABONAR 15 2.60
ACAHUALEO 5 3.80
(Limpia de terreno)
DESGRANE 14 39.50
DOBLAR 5 6.20
FUMIGAR 16 2.88
LIMPIA
(Deshierbe) 6 6.00
QUEMA 5 2.00
SELECCION 9 2.33
SIEMBRA 4 4.50
TAPIZCA
(Cosecha) 14 4.50
74.31
FUENTE: Trabajo de Campo. Encuesta realizada con 26 mujeres participantes en proyectos productivos
(Sept. 1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.
Sobre la toma de decisiones respecto al producto del trabajo, las mujeres comentan:
e) El trabajo pagado
El papel económico de las mujeres también puede ser visibilizado si investigamos los tipos de empleo
remunerados en que las mujeres participan, realizando con ésto la llamada “jornada redonda”. Como
puede observarse en el siguiente cuadro, un 70% de las mujeres de la muestra ha realizado algún trabajo
que le generó un ingreso.
Las principales actividades que provéen un ingreso estacional o esporádico a las mujeres son el corte del
café, los jornales en la milpa y el trabajo en el vivero. Llama la atención que el jornal peor pagado se ubica
en el corte de café, el cual generalmente es a destajo. Asimismo llama la atención que un alto porcentaje
de mujeres ha obtenido ingresos mediante el trabajo en los viveros, lo cual demuestra la importancia del
proyecto de trabajo asalariado COMAR-ACNUR y de la política de cuotas de participación por género que
se ha establecido en los últimos años. También cabe decir que es el trabajo del vivero el mejor remunerado
(por ser el salario mínimo) y que emplea considerablemente mayor número de jornales al año.
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CUADRO NO. 9. TRABAJO REMUNERADO
Número y Precio de Jornales en que se emplean las mujeres
CAFE
4 12
24 10
28
(15.22%)
MAIZ 15 20
(8.15%)
VIVERO 12 19
12 19
18 22
18 22
18 22
18 22
45 19
141
(76.63%)
Fuente: Trabajo de campo. Encuesta realizada a 26 mujeres participantes en proyectos productivos
(Sept.1997). Bárbara Cadenas y Marcela Laguna.
“Ocupamos nuestro tiempo para trabajar. En el mes de febrero y marzo cortamos jocote, se levanta el
cacahuate a veces en los campos. A veces en las casas nos dicen que vayamos a planchar ó lavar y nos
pagan, y solo eso es valorado, y lo demás que hacemos en casa no es valorado. Ya las mujeres apoyan a
los hombres cuando van a sembrar, acarreando agua. A veces los hombres pues no reconocen nuestro
trabajo, no lo valorizan. ".
f) El trabajo comunitario
Aunado a los trabajos anteriores, la participación social y comunitaria, requisito para acceder a servicios de
salud, saneamiento ambiental, asistencia alimentaria y trabajo asalariado, se resienten por las mujeres en
duras y excesivas jornadas de trabajo para compensar el peso de una economía deteriorada.
El diagnóstico de los proyectos productivos impulsados con las mujeres nos permitió concluir que el diseño
de una estrategia económica con perspectiva de género tendría que considerar los siguientes componentes:
-Diseñar proyectos que contemplen e integren la promoción del ahorro en grupo, el abasto, el consumo, y
la reactivación de la actividad productiva en que las mujeres tengan un papel fundamental, así como el
acceso al microcrédito y a la capacitación con elementos de género.
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organización para el ahorro son elementos indispensables en una estrategia de fortalecimiento de la
economía de las familias y comunidades refugiadas, especialmente para las mujeres, ya que el manejo de
los recursos que ellas mismas generan les permite incrementar su visibilidad comunitaria y acceder a la
toma de decisiones en la familia y la comunidad.
Usualmente los programas de asistencia y desarrollo no incluyen la articulación entre recursos internos y
recursos externos dentro de sus estrategias. En base a la experiencia en Chiapas, consideramos que ambos
elementos tienen que interactuar para solventar de manera más integral las necesidades de la población
refugiada, especialmente de las mujeres. Implica un proceso de transición y ruptura del asistencialismo
hacia la autosuficiencia.
La estrategia de incorporar procesos de ahorro en grupos y entre comunidades, permite que las propias
mujeres valoren los recursos que ellas generan mediante su trabajo visible e invisible; además permite que
tengan mayor poder de negociación. Al mismo tiempo de que se capacitan, tienen posibilidad de acceder
a préstamos provenientes de su ahorro para situaciones de emergencia o micro-proyectos, y a organizarse
en torno a su propio dinero.
Este aspecto tiene un elemento de reeducación, ya que el fomentar que las mujeres manejen dinero,
trastoca los roles tradicionales de las mujeres. Sin embargo, el empoderamiento de las mujeres no es
automático al manejo de recursos, sino que ésto supone trabajar explícitamente con las mujeres la reflexión
sistemática de su situación de subordinación y las formas en que el ahorro grupal les permitirá superarla.
La estrategia de educación para el ahorro y el consumo tiene como base los siguientes componentes:
a) Eje económico. En tanto las mujeres y las comunidades están inmersas en una economía
monetarizada, el ahorro en dinero es una forma de conservar sus recursos y frenar la pérdida de la
riqueza que produce su trabajo, provocando su descapitalización.
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5.4.- El crédito y el microcrédito
Como otra parte fundamental de una estrategia económica para población refugiada, consideramos que el
acceso al crédito para las mujeres es un asunto de equidad económica y social, considerando la
descapitalización en que han vivido. Este componente, junto con el ahorro, tendrá que articularse en una
propuesta integral en la que ambos componentes tiendan a reahabilitar, potenciar y transformar la base
económica y productiva de las mujeres refugiadas.
Los criterios que proponemos para la formulación de proyectos a ser apoyados con el crédito productivo,
así como para el acceso al mismo son:
Asegurar que las mujeres solicitantes de crédito participen en grupos de ahorro y cuenten con porcentajes
de ahorro respecto del crédito solicitado, para transformar las relaciones de dependencia entre el capital
interno y el externo.
Diseñar participativamente los proyectos a los que será aplicado el crédito, con elementos claros sobre el
control de la administración del proyecto por parte de las mujeres.
Detectar las actividades productivas que las mujeres realizan y apoyarlas, antes de introducir nuevos
proyectos que probablemente resulten una carga adicional para ellas, requieran mayor inversión y por
tanto, impliquen mayor probabilidad de fracaso técnico y económico.
Definir proyectos ecológica, económica, tecnica y organizativamente sustentables.
Disminuir los insumos externos.
Diversificar la producción.
Privilegiar el autoconsumo frente al mercado.
Buscar que los proyectos destinados al mercado tengan ganancias concretas para las mujeres.
Buscar distribuir el poder entre todo el grupo a través del conocimiento para todas las mujeres.
Potencializar colectivamente al grupo.
Fortalecer la organización de los grupos.
Asegurar capacitación práctica y durante toda la implementación del proyecto, no sólo al inicio.
Incluir capacitación agroecológica.
Intensificar el seguimiento para evitar que los hombres pretendan incidir en las decisiones y para que las
mujeres se apropien de la administración y toma de decisiones.
Trabajar el enfoque de género con hombres y mujeres sobre responsabilidades en la casa y toma de
decisiones familiares y comunitarias.
Buscar mecanismos para que las mujeres visibilicen sus conocimientos en la comunidad y con ésto
fortalecerlas.
Valorar las habilidades técnicas de las mujeres e introducir pequeños elementos adicionales para
posibilitar la independencia de productos químicos.
6.- INDICADORES
Incremento de alimentos para el consumo familiar (producción, compra, cambio, recolección - animal y
vegetal).
Tipo de alimentos que se lograron producir y que no se producían.
Mejoramiento de la alimentación de las mujeres.
Diversificación de la producción.
Tipo de tecnologías apropiadas asumidas.
Número y porcentaje de proyectos generados mediante auto-diagnósticos productivos-reproductivos.
Número de estudios de oferta real y potencial elaborados, proyección de costos de producción, precios de
venta y ganancia en proyectos para el mercado.
Tipo de habilidades productivas de las mujeres que se consideraron para el proyecto.
Incremento del ingreso económico y obtención de ganancias económicas en proyectos productivos.
Disminución de horas de trabajo para las mujeres.
Ampliación del tipo de actividades apoyadas por los hombres y demás integrantes de la familia.
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6.2- AHORRO
6.3.- ORGANIZATIVOS
6.4.- EMPODERAMIENTO
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Incremento del poder de negociación sobre el ingreso, el ahorro y la producción.
Incremento de la visibilidad económica del quehacer productivo y reproductivo de las mujeres.
Reconocimiento de la importancia de la organización y espacios entre mujeres.
Identificación de necesidades resueltas por el proyecto y capacidad de evaluación y planeación.
Cambios en la división sexual del trabajo.
Número y porcentaje de mujeres beneficiadas de los estratos más pobres.
Fortalecimiento y potenciación del rol económico de las mujeres.
Capacidad de negociación con instituciones, sobre objetivos y métodos de intervención.
-CADHAL
Calle Espinoza Oriente No. 851, Monterrey, Nuevo León 64000
Tel. (8) 343-25-30
-CECISOL, A. C.
Calle Monte Albán No. 507, Colonia Narvarte, México, D.F. 03020
Tel. (5) 672-98-91
-Chi’iltak, A. C.
Calle Flavio A. Paniagua No. 20-B, Barrio del Cerrillo, San Cristobal de Las Casas, Chiapas 29220
Tel. (967) 838-68
16
Tel. (5) 619-09-35
8.- Bibliografia
Aranda Bezaury, Josefina (Comp.), Las mujeres en el campo. México, Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca.
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