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CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO EN LA

TEORÍA Y PRÁCTICA DEL FEMINISMO.

Por Marcela Laguna Morales.

MASTER GEMMA

ESTUDIOS DE LAS MUJERES Y FEMINISMO

Profras. Dra. Teresa Ortiz


Dra. Pilar Ballarín

TEORIAS FEMINISTAS

Enero de 2008

“Sólo arraigadas en ese saber solidario podemos remontar la prohibición patriarcal al


pacto entre mujeres o lo que es lo mismo, a la política entre mujeres y desmontar la
cultura misógina que nos configura. La sororidad emerge como alternativa a la política
que impide a las mujeres la identificación positiva de género, el reconocimiento, la
agregación en sintonía y la alianza”.

Marcela Lagarde y de los Ríos.


PONENCIA. PACTO ENTRE MUJERES SORORIDAD
Madrid, 10 de Octubre, 2006

1
Presentación.
El objetivo del presente ensayo, es abordar el fenómeno complejo de los movimientos de las
mujeres, a la luz de las herramientas metodológicas y conceptuales que nos aportan las teorías
feministas.

Sin la pretensión de explicar o abordar el fenómeno en toda su complejidad, me interesa


particularmente construir un marco de referencia que permita analizar los diferentes
movimientos organizativos de las mujeres en la lucha por sus derechos, y en una segunda
parte del trabajo, indagar sobre esta situación específicamente en el estado de Chiapas,
México y colocar esta discusión en el contexto actual de las luchas y agendas de género en el
contexto de la pobreza, la globalización y la construcción de agendas globales y específicas y
de la necesidad de avanzar en la construcción de pactos y alianzas entre mujeres de diversas
latitudes.

Algunos de los conceptos que nos permitirán realizar el análisis pertinente son los de género,
patriarcado, igualdad y diferencia sexual, entre otros, en el marco del debate igualdad y
diferencia, constructivismo y posmodernismo, alianzas y pactos entre mujeres, en tanto son
aspectos centrales de los feminismos contemporáneos e influyen en la configuración de
diversas agendas de género y a la posibilidad de avanzar hacia la equidad y la igualdad, dentro
de un contexto donde millones de mujeres en el mundo continúan viviendo en situaciones de
pobreza, oprobio, violencia extrema y diversas formas de exclusión y sin un piso mínimo de
derechos humanos.

Lo anterior tiene que ver con aspectos sustantivos en las estrategias de lucha feminista y a su
vez, las luchas de las mujeres tendrán que abonar para la elaboración de este debate y que
ayudará a contestar la pregunta teórica: ¿quiénes son y cómo se construyen los sujetos de la
investigación, y su relación con la práctica feminista?

2
I.- Los estudios académicos sobre las mujeres y feminismo académico.
En esta parte del trabajo hacemos el reconocimiento a los aportes que ha realizado el llamado
“feminismo académico” al movimiento feminista y de mujeres. Los estudios feministas han
pasado diversas etapas, y como lo señaló Ballarín y col (1995) “la evolución de la nomenclatura
que se le ha dado a los estudios de la mujer, sobre las mujeres, de las mujeres y de género
más que expresar
ambigüedad en sus objetivos, la mayoría se identifica con un proyecto de transformación. Las
definiciones actuales de estudios de género, tienen que ver más con procesos de negociación
política que permitan entrar en las universidades investigaciones que aunque como estudios de
género, sean realmente estudios feministas”. 1

En el artículo citado, la autora señala que en sus inicios, el fenómeno de la carga de trabajo se
presentó en las mujeres académicas, tal como sucede con la entrada de las mujeres en la
esfera pública, y que denominó como la “doble jornada científica” pues “al no existir ninguna
posibilidad de introducirlos en el currículo los estudios de la mujer suponían la doble jornada
científica para las mujeres académicas vinculadas a estos proyectos de innovación”. 2
Sin embargo, la lucha de mujeres feministas en el ámbito académico ha permitido en la
actualidad que en diversidad de universidades y países, existan áreas que impulsan estudios
de las mujeres, de género o de feminismo, y que se han ido legitimando a partir de diversos
procesos de institucionalización.

Ortiz (1998) señala que “Los procesos de institucionalización han sido distintos dependiendo de
las condiciones políticas, sociales y universitarios de cada país y se han materializado en la
creación de grupos multidisciplinares o de especialistas de una misma disciplina” 3

También es importante señalar que: “los estudios de la Mujer, no se originan en la comunidad


académica sino, de modo claro, en el movimiento social que es su base, el movimiento
feminista”.4

Braidiotti (2004) señala que “Los estudios de las mujeres constituyen una perspectiva desde la
cual es posible concebir más lúcidamente la cultura como intersección del lenguaje con las
realidades sociales” y por otra parte afirma que: “”El campo de indagación conocido como
estudios de las mujeres, desarrollado cuantitativa y también cualitativamente durante los

1
Ballarín Domingo, Pilar: Gallego Méndez, M. Teresa; Martínez Benlloch, Isabel. Los Estudios de las
Mujeres en las Universidades españolas. 1975-91. Libro Blanco. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales.
Instituto de la Mujer, 1995.
2
Ballarín y col. (2005) Opcit.
3
Ortiz Gómez, T. Universidad y feminismo en España: actualización del libro blanco de estudios de las
mujeres en las universidades españolas / Teresa Ortiz Gómez, Johanna Birriel Salcedo, Vicenta Marín
Parra Editor: Granada : Universidad. de Granada, 1998-1999
4
Ballarín y col. (2005) Opcit.

3
últimos cincuenta años, es por así decirlo, la progenie intelectual y teórica de las ideas
generadas por el movimiento de las mujeres” 5

Los estudios de género y feministas han logrado articular y proponer en el marco de la


investigación y práctica académica, un conjunto de conceptos que si bien han sido derivados
de la práctica y militancia feminista, han permitido nombrar los hechos de la opresión femenina.

Y como señala Lagarde (1996): “Dueñas de una visión teórica., basada en una perspectiva
filosófica propia, no enajenada y de conocimientos reveladores sobre las mujeres y sobre el
mundo. Cuando las mujeres hemos pensado el mundo y el yo, en desde una mirada crítica y
analítica, cuando lo personal ha sido enmarcado en lo colectivo ha surgido la necesidad de
pactar para potenciar nuestra incidencia en el mundo. Así ha sido posible transitar de la
solución única para cada contingencia, al apoyo y la solución circunscrita a la construcción de
caminos sociales para el género.”6

Como apuntan Ballarín y col. (1995) en relación al contexto de los estudios de las mujeres: “la
importancia que se otorga a los hechos no es neutra, guarda relación con la posición de poder
de sus protagonistas. Y el poder tiene, entre otras, una dimensión de género”.7

1.1.- La epistemología feminista 8

El camino de construcción de la práctica de investigación feminista ha tenido un desarrollo


epistemológico propio y retomando el análisis de Harding, (1996) pretendemos en esta parte
discutir el problema de la “mujer en la ciencia” o el problema de la ciencia en el feminismo.
Mientras que la ciencia androcéntrica inserta en el paradigma del positivismo, no había
colocado ni a las mujeres ni al género como sujetos de investigación, o los había estudiado
desde una perspectiva de la ciencia y del método de “quien detenta el poder”. Para el
feminismo académico se presenta un problema epistemológico, ¿cómo hacer ciencia e
investigación feministas y bajo qué propuesta metodológica? El feminismo es una propuesta de
cambio social y se encuentra inscrito dentro de las teorías críticas de la sociedad. Siendo el

5
Braidotti, R. Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade. Ed. Amalia Fischer Pfeiffer. Gedisa
Ed. España. 2004.
6
Lagarde y de los Ríos. M. Ponencia. Pacto entre mujeres. Sororidad. Madrid, 10 de Octubre, 2006.
Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres. Doc. Internet.
7
Ballarín Domingo, Pilar: Gallego Méndez, M. Teresa; Martínez Benlloch, Isabel. Los Estudios de las
Mujeres en las Universidades españolas. 1975-91. Libro Blanco. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales.
Instituto de la Mujer, 1995.
8
Epistemología, también denominada filosofía de la ciencia, analiza y resuelve los principios filosóficos
que surgen en relación con el análisis y evaluación de la estructura de la ciencia: los valores, los métodos,
fines, prácticas y teorías de la ciencia. Se puede concebir como un saber o un conocimiento que se puede
aplicar a todas las ciencias y a su producto: el conocimiento científico. Léase Guzmán y Pérez.
Epistemologías feministas. Hacia una reconciliación política de la ciencia. En Ciencia, tecnología y
género en Ibero América. Ed. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés. Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.

4
feminismo un movimiento político que busca el cambio social ¿que sucede con la objetividad en
la investigación feminista? Harding (1996) se pregunta si es posible la objetividad de la ciencia,
dentro de un paradigma que percibe objetivos políticos tan claros como el feminismo. 9
Señala que en los procesos de producción del saber “Son productos del pensamiento que
llevan la marca de sus creadores colectivos o individuales, y a su vez, los creadores están
marcados de forma característica por su género, clase social, raza y cultura. 10
En este sentido también se plantea la pregunta de cómo incrementar la objetividad de la
investigación una indagación tan politizada como puede ser la investigación feminista.
En este proceso de construcción teórica, el feminismo académico ha pasado por diversos
procesos para hacer ciencia. Al mismo tiempo que se cuestiona la ciencia androcéntrica o
“mala ciencia” 11, Harding estudia el problema de la objetividad de la ciencia en las propuestas
feministas frente a la ciencia dominante y, en relación a la objetividad, analiza las respuestas
feministas que sintetizan la posición de los feminismos frente a la ciencia dominante: a)
empiristas feministas, b) punto de vista feminista y c) posmodernismo.

12
El empirismo feminista plantea que la ciencia y el feminismo no son excluyentes y que, al
aplicar el método científico de forma rigurosa, será posible trascender el androcentrismo que ha
impregnado la investigación tradicional. Esta postura es cuestionada en el sentido de que no
modifica la relación entre sujeto y objeto y por otra parte, al profundizar en la rigurosidad del
método científico, como garante de la objetividad, se señala que: “el seguimiento de las normas
de investigación es precisamente lo que a menudo se traduce en resultados androcéntricos”. 13
Por otra parte, se señala que los empirismos feministas: “evitan la muy problemática defensa
del privilegio epistémico de las mujeres, ya sea como grupo oprimido o por estar dotadas de
ciertas formas diferentes de conocer, ligadas a su peculiar naturaleza o a su peculiar proceso
de individuación y socialización” 14

Por otra parte la perspectiva teórica del “Punto de Vista Feminista” parte de una visión
epistemológica que se aplica a un heterogéneo conjunto de trabajos que abarcan una gran
diversidad de posturas, tanto en lo que concierne a la epistemología como al feminismo. Lo que
todos ellos tienen en común, radica en la puesta en tela de juicio de ciertas preposiciones
básicas de la epistemología tradicional, las cuales se podrían resumir en la defensa de que no

9
Harding. S. Ciencia y feminismo. Ediciones Morata, S. L. Madrid- 1996 (pp-17)
10
Harding. S. Ciencia y feminismo. Ediciones Morata, S. L. Madrid- 1996
11
Mala ciencia es un término utilizado por Sandra Harding para referirse a los sesgos androcéntricos en la
ciencia. Para las empiristas feministas, que es un término acuñado por Harding, la mala ciencia se podría
corregir con una aplicación más rigurosa del método científico.
12
Para “el empirismo feminista”, que es un término acuñado por Harding, la mala ciencia se podría
corregir con una aplicación más rigurosa del método científico. Harding defiende que la “buena ciencia”
no es valorativamente neutral y que el empirismo feminista es un enfoque útil, pero epistemológicamente
ingenuo.
13
Harding, S. Ciencia y Feminismo. Ed. Morata, S.L. Madrid. 1996.
14
González García, M. I. Epistemología feminista y práctica científica. Ciencia, tecnología y género en
Iberoamerica. ED. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés. Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.

5
es posible una teoría general del conocimiento que ignore el contexto social del sujeto
cognoscente.15 En este sentido, desde el feminismo se plantea que el sujeto del conocimiento
es un individuo cuyos intereses están constituidos por su contexto histórico concreto y son
especialmente relevantes para la epistemología.

La relevancia del sujeto cognoscente implica que este conocimiento siempre es situado, es
decir que está condicionado por el sujeto y su situación particular. Esta posición, cuya
proponente más visible es Sandra Harding, se deriva de las propuestas de Marx y Engels. La
teoría del punto de vista feminista, parte del reconocimiento del carácter socialmente situado de
las creencias. Por tanto, la situación de las mujeres les otorga el privilegio epistemológico
desde su posición marginal. “las mujeres pueden ver lo que a los hombres se les escapa de
sus posiciones de poder, lo que abre las posibilidades de un conocimiento más completo”. 16

De aquí se considera que “el movimiento de mujeres y las luchas por la reivindicación de sus
derechos, contribuyen a la teoría y a la investigación, constituyendo “un punto de vista”, con
fundamente moral y científicamente situado, en el tiempo en el espacio, descubriendo a su vez
las identidades de quienes hacen la ciencia”. 17

En este sentido en que el punto de vista feminista se opone a la noción tradicional de


subjetividad, sin embargo, a este “punto de vista feminista” se le han realizado críticas a dos
niveles: ¿desde dónde se realiza el punto de vista privilegiado: raza, sexo, clase, etc.? y por
otro lado, al considerar que la subjetividad es parte de la variable respecto a la objetividad,
existe un riesgo de escencialismo.

“El punto de vista”, no se plantea como principal problema ciertamente la objetividad, ya que
se parte de que al reconocer la subjetividad dentro de la investigación, permite analizar las
relaciones de poder que pueden entablarse entre el investigador y el investigado por lo que es
necesario reconocer los prejuicios provenientes del conocimiento previo, y ello funda otro tipo
de combinación en términos de teoría-investigación-experiencia, reconociendo que no sólo
intervienen los conocimientos y el análisis de información sino también la parte subjetividad del
investigador.

15
Guzmán y Pérez. Epistemologías feministas. Hacia una reconciliación política de la ciencia. Ciencia,
tecnología y género en Iberoamérica. ED. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés.
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
16
González García, M. I. Epistemología feminista y práctica científica. Ciencia, tecnología y género en
Iberoamerica. ED. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés. Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. (pp 646)
17
González García, M. I. Epistemología feminista y práctica científica. Ciencia, tecnología y género en
Iberoamerica. ED. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés. Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. (pp 646)

6
Por su parte, las epistemologías posmodernas, herederas de tradiciones intelectuales como la
semiótica, la deconstrucción, el psicoanálisis, el estructuralismo y el nihilismo, comparten un
profundo escepticismo respecto a los enunciados universales sobre la existencia y el lenguaje
del sujeto por lo que su enfoque exige utilizar un fundamento adecuado para investigar las
identidades que crea la vida moderna. Donna Haraway (1983) se ubica en el imaginario
postmodernista al considerar que están surgiendo nuevos tipos de límites en donde lo humano
se mezcla con las máquinas cibernéticas, dando lugar a nuevos tipos de subjetividades y
nuevos tipos de organismos: organismos cibernéticos: cyborgs. 18

En el mismo sentido, la propuesta del conocimientos situado: en la cuestión científica en el


19
feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial, escrito por Donna Haraway (1991), es una
reflexión crítica ante las dos posturas predominantes en la teoría feminista: la objetividad del
construccionismo social crítico y del relativismo subjetivista postmoderno. No obstante, la
autora está interesada en recuperar el término objetividad. La objetividad feminista, la
objetividad radical -siguiendo a la autora-, implica su noción de conocimientos situados, que
conlleva una búsqueda de la parcialidad más honesta. Se trata de un conocimiento encarnado,
visto y analizado de acuerdo con el contexto en el que se localiza. En palabras de la autora: “la
objetividad feminista trata de la localización limitada y el conocimiento situado, no de la
trascendencia y el desdoblamiento del sujeto y el objeto” Más adelante nos habla de las
prótesis, que implican una nueva forma de traducir el mundo. Es esto en lo que se apoya para
describir su metáfora tan conocida de cyborg que es esta suerte de no-humano deseable, de
una nueva forma de yo a investigar e, incluso, a imitar. La visión de la autora es la de los
objetos como actores encarnados, es decir, se trata de un cuerpo, de un agente que construye
su propia realidad.

Braidiotti apunta, citando a Dona Haraway (1988) que la defensa de los “saberes situados”,
choca con la generalidad abstracta del sujeto patriarcal. Lo que está en juego no es la
oposición entre lo específico y lo universal, sino más bien dos maneras radicalmente diferentes
de concebir la posibilidad de legitimar los comentarios teóricos. Para la teoría feminista, la
única manera de hacer acotaciones teóricas generales, consiste en tomar conciencia de que
uno está realmente localizado en algún lugar específico.

Braidiotti (2004) también señaló que en “el marco conceptual feminista el sitio primario de
localización es el cuerpo. El sujeto no es una entidad abstracta sino material incardinado o
corporizada”.

18
Cit por González García, M. I. Epistemología feminista y práctica científica. Ciencia, tecnología y
género en Iberoamerica. ED. Norma Blázquez y Javier Flores. UNAM. Plaza y Valdés. Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
19
Haraway, D. (1991): “Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de
la perspectiva parcial”, en Ciencia, cyborgs y mujeres, Barcelona, Cátedra, pp. 313-346.

7
En esta concepción, tanto Haraway (hace ya casi 20 años) y BraIdiotti, muchos años después
parecen apuntar hacia las teorías de la diferencia sexual que Braidiotti señala: asimilaron la
perspectiva crítica de las teorías dominantes de la subjetividad a fin de desarrollar una nueva
forma de “materialismo corporal” que define el cuerpo como un interfaz, un umbral, un campo
de fuerzas intersecantes donde se inscriben múltiples códigos” 20

En esta discusión se perfilan del mismo modo, la discusión en torno a los movimientos
feministas y la construcción del “sujeto feminista”, “sujeto femenino feminista”, “sujeto de
género”, “sujeto mujer-es”.

Al realizar estas precisiones en cuanto al sujeto, nos interesa destacar que al hacerlo, las
diferentes teorías feministas pretenden cuestionar la construcción cultural de la diferencia
sexual como un producto del patriarcado. Sin embargo, las diversas posturas teóricas hayan
diferencias en las definiciones de las categorías que explican el carácter de la opresión
21
femenina. De esto también se desprenden las posiciones en torno a la igualdad y la
diferencia en el sentido de que si desde la igualdad se realiza una crítica de la construcción de
la feminidad según el modo opresivo y descalificador del patriarcado, por qué al mismo tiempo,
la afirmación de lo femenino tiene como referente a la “otredad”, es decir, lo masculino.
Mientras que en este mismo sentido, las propuestas de la diferencia sexual, proponen algo así
como una afirmación positiva de lo femenino y de sacar la experiencia de las mujeres para
liberarla de los prejuicios en donde la confinó el patriarcado.

Es en este contexto de la discusión y sobre la igualdad y diferencia en la construcción del


sujeto y de los pactos necesarios para las transformación de las condiciones y situaciones de
vida de las mujeres, que Lagarde (2006) señala: “Por eso, para pactar, es preciso reconocer
que la cultura femenina tradicional vigente entre nosotras, no incluye conocimientos,
habilidades y destrezas para agendar ni pactar. Que muchas aprendemos en el estilo
masculino y patriarcal para luego desaprenderlo al sentir cuán contradictorio es conducirnos así
entre nosotras, lo estéril de ese proceder y la necesidad de construir la alianza entre las
mujeres desde una posición política de género. Para desmontar esa estética y esa política
hemos usado habilidades experiencias generadas en la cultura femenina del apoyo cuerpo a
cuerpo y subjetividad a subjetividad personal entre mujeres. Ha sido un recurso metodológico
para realizar la crítica deconstructiva de la agenda y los pactos a la usanza masculina, las
formas excluyentes, sectarias, supremacistas y violentas de enfrentar la disidencia y los
conflictos”. 22

20
Bradiotii. Pp 16
21
Me inscribo a la definición que Bradiotti realizó sobre opresión femenina como una descalificación
simbólica simultánea por parte del patriarcado y como una explotación concreta en la sociedad patriarcal.
diferencia sexual, proponen algo así como una afirmación positiva de lo femenino.
22
Lagarde y de los Ríos. M. Ponencia. Pacto entre mujeres. Sororidad. Madrid, 10 de Octubre, 2006.
Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres. Doc. Internet.

8
1.2.- Construcción del sujeto feminista en la práctica y en la investigación.

En este apartado pretendo encontrar algunos nexos entre las propuestas que desde la
epistemología feminista se proponen con relación al sujeto de la investigación feminista
haciendo un paralelismo con la práctica del feminismo, podríamos partir de la pregunta: ¿Son
los sujetos de la investigación para el feminismo académico, lo que los sujetos de las acciones
para el movimiento feminista?

En teoría tendría que haber un paralelismo y de hecho, las propuestas epistemológicas también
establecen distintas formas de abordar el sujeto y son precisamente estas formas también,
desde mi punto de vista las que se trasladan al movimiento feminista y de mujeres. Aquí cabría
también hacernos la pregunta de que si es la práctica feminista la que nutre a la teoría y cómo
ésta teoría a su vez refuerza ciertas prácticas y políticas en el seno del feminismo como
movimiento político.

Parte del debate tiene que ver con el uso de la categoría de género y ¿qué factores debemos
considerar para realizar investigación feminista utilizando la categoría de género? Esto nos
lleva a la discusión de que si en el seno del feminismo académico, como decíamos
anteriormente, son los sujetos de la investigación lo que para el movimiento, los sujetos de
las acciones.

1.2.1.- El concepto de género.


Para poder reflexionar en este punto, me pareció importante retomar los problemas que Scott
señala en una perspectiva histórica en relación a los estudios sobre las mujeres y el uso del
género como categoría de análisis:

“En su acepción reciente más simple, "género" es sinónimo de "mujeres". En los últimos años,
cierto número de libros y artículos cuya materia es la historia de las mujeres sustituyeron en
sus títulos "mujeres" por "género". En algunos casos, esta acepción, aunque se refiera
vagamente a ciertos conceptos analíticos se relaciona realmente con la acogida política del
tema. En esas ocasiones, el empleo de "género" trata de subrayar la seriedad académica de
una obra, porque "género" suena más neutral y objetivo que "mujeres". "Género" parece
ajustarse a la terminología científica de las ciencias sociales y se desmarca así de la
(supuestamente estridente) política del feminismo. En esta acepción, "género" no comporta una
declaración necesaria de desigualdad o de poder, ni nombra al bando (hasta entonces invisible)
oprimido. Mientras que el término "historia de las mujeres" proclama su política al afirmar
(contrariamente a la práctica habitual) que las mujeres son sujetos históricos válidos, "género"
incluye a las mujeres sin nombrarlas y así parece no plantear amenazas críticas. Este uso de

9
"género" es una faceta de lo que podría llamarse la búsqueda de la legitimidad académica por
parte de las estudiosas feministas en la década de los ochenta.” 23

Los usos de la categoría género que Scott sitúa como “incorrectos”, son:

1.- El género como equivalente a mujeres.


2.- El género desmarcado del feminismo sin ubicar el poder y la desigualdad
3.- El género que incluye a las mujeres pero sin nombrarlas para dar una mayor legitimidad
académica
4.- Sustituir a las mujeres con el género.
5.- Implicar a mujeres y hombres en abstracto.
6.- No relacionar el género con la clase y la etnia.

En este sentido, la discusión posterior de Scott permite construir una propuesta en donde el
género además de ser una categoría útil que explicaba la diferencia entre práctica sexual de los
roles sociales y ponía de relieve un sistema completo de relaciones que incluyen el sexo y
básicamente las relaciones de poder construidas sobre los sistemas de sexo-género.

Cuando Scott propone que “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales
basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de
relaciones significantes de poder. Los cambios en la organización de las relaciones sociales
corresponden siempre a cambios en las representaciones del poder, pero la dirección del
cambio no es necesariamente en un solo sentido.” La epistemología desde esta perspectiva,
no desvincula el método de análisis con el sujeto de estudio. Propone la aprehensión integral
de la realidad en la comprensión de la historia más que el estudio de las mujeres o sobre la
historia de las mujeres por separado. Parece acercarnos a la noción de los sujetos de estudio
desde el punto de vista de la historia poniendo en el centro, las relaciones de poder, los
sistemas simbólicos-normativos, las jerarquías y todo esto en el marco de los contextos
específicos. Esta noción amplía del sujeto de estudio de la teoría feminista en donde el género
es la organización primaria de las relaciones de poder, marca desde mi muy particular punto de
vista, al mismo tiempo una estrategia política donde las mujeres no deben ser analizadas de
forma separada de las relaciones sociales complejas en que están insertas en cada contexto
histórico, social y cultural específico, tanto en el campo de la investigación, como de la acción
feminista. Los componentes del concepto de género de Scott, se recogen en el siguiente
cuadro.

23
Scott. Joan W. El género: Una categoría útil para el análisis histórico. En: Lamas Marta
compiladora. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México. 265-
302p.

10
Cuadro No. 1. Propuesta de elementos constitutivos del concepto de género.
Proposiciones básicas Componentes Preguntas
Constitutivo de las relaciones -Sistema simbólico que -Qué evocan, cómo y en qué
sociales. evocan representaciones contextos.
múltiples. -Doctrinas religiosas,
-Conceptos normativos (que educativas, aspectos legales
interpretan los símbolos) y políticos.
-Nociones políticas y -Sistemas de parentesco,
referencias a las institucines y mercado de trabajo, ecuación
organizaciones sociales. y coeducación, política.
-Identidad subjetiva -Reproducción sujetiva del
género, aculturación, formas
de construcción de
identidades en el contexto
histórico específico:
biografías.
Forma primaria de las Decodificar las diferencias el (Control diferencial sobre los
relaciones de poder significado y de comprender recursos materiales y
las complejas conexiones simbólicos, o acceso a los
entre varias formas de mismos)
interacción humana. -Definiciones normativas del
La política género
Las jerarquías sociales -Las relaciones de género.
Aparición de nuevos símbolos -Modelos de empleo
culturales que definen las
relaciones entre hombres y -Simbolización d la
mujeres. maternidad.

Me parece además, que este dilema de lo que se plantea Scott como incorporar a las mujeres
a la historia o hacer una historia que contemple las relaciones sociales de género y entre la
causalidad simplista y la perspectiva esencialmente descriptiva, nos enfrentamos de manera
parecida al dilema entre el “gender mainstreaming” y la integración de las mujeres en el
desarrollo o asignarle proyectos específicos, entre la marginalidad y la corriente central que
permita repensar el desarrollo a la luz de las mujeres y de las relaciones de género.

Por su parte, Rosa Cobo Señala que “los estudios de género, por tanto, brotan de la idea de
que el género es una construcción cultural que se ha plasmado históricamente den forma de
dominación masculina y sujeción femenina. Esta jerarquización sexual se ha materializado en
sistemas sociales y políticos patriarcales. Como se ha visto anteriormente, el concepto de
patriarcado es el primer macroconcepto que acuña la teoría feminista.” 24

1.2.2.- El sujeto en la polémica igualdad diferencia.

24
Cobo, Rosa. Género. En Celía Amorós (DIR) 10 palabras clave sobre MUJER. Estella (NAVARRA)
editorial Verbo Divino. 1995. Género.

11
En relación al sujeto, considero que el debate entre igualdad diferencia tiene que ver con los
siguientes elementos. Desde diversos puntos de mira, se ha vuelto a plantear como tema
prioritario el del “sujeto”; no ya el “sujeto moderno” monolíticamente entendido, tal como lo
advierten las posiciones críticas a la modernidad, sino un “sujeto” que de cuenta entre otras
cosas, de diversas transversalizaciones como la etnia, el género, la clase. Se tensan, en
consecuencia, identidades genérico-culturales y marcos legales. Sin embargo, no es el
problema legal o social que propone la revisión de la noción de “sujeto” implícita en las diversas
posiciones teóricas que se centran en su situación: el sujeto moderno, su atravesamiento por el
sexo-género, la clase, las marcas de la cultura y en el contexto de la globalización. En otras
palabras, los modos en que el sujeto moderno se fragmenta, abordando posiciones que van
desde la naturalización de los “lugares de sujeto” a su inscripción discursiva.

Para el feminismo de la igualdad “de corte ilustrado”, la construcción del sujeto busca al mismo
tiempo la igualdad formal y real de las mujeres en relación a los hombres, para el feminismo de
la diferencia, que no busca el reconocimiento ni la identificación con lo masculino en su
carácter de otredad y siendo la categoría mujer un constructo del patriarcado, la construcción
del sujeto se enfoca a la búsqueda de un nuevo sujeto que en Braidiotti le llama el “sujeto
feminista femenino” en términos no solo de reafirmar las diferencias en relación a los varones,
sino de trastocar los valores patriarcales, por lo que la igualdad en la conformación del sujeto
no está entre sus estrategias.

La crítica postmoderna principal se define por la la deconstrucción de la igualdad del sujeto por
su carácter androcéntrico, la ruptura de la noción de un sujeto universal, la necesidad de
reconocer la diversidad de los sujetos rompiendo así con las ideas ilustradas de igualdad.

Trataremos de abordar el problema del sujeto en la investigación y acción feminista retomando


algunos elementos que aportan ambos tipos de planteamientos.

Retomando el concepto de Scott sobre género y poder, este concepto permite comprender que
los sujetos de la investigación y de la acción feminista están insertos en relaciones de poder y
de desigualdad y donde según Rosa Cobo, “el género se torna en una categoría de análisis
que recorre todos los ámbitos y niveles de la sociedad. De este modo, la teoría feminista abre
un espacio teórico nuevo en la medida en que desvela y cuestiona tanto los mecanismos de
poder patriarcales más profundos como los discursos teóricos que pretenden legitimar el
dominio patriarcal. La teoría feminista impugna tanto las conceptualizaciones de lo femenino
como la escasez de poder de las mujeres en las sociedades patriarcales...Sin embargo, el
discurso feminista no sólo está orientado a la crítica de los discursos patriarcales, sino, sobre
todo, a la destrucción del sistema de dominación masculino. Por ello, uno de los mayores
empeños de la teoría feminista es la construcción de una teoría del poder”. 25

25
Cobo, Rosa. Género. (opcit)

12
Para esta destrucción del poder patriarcal, y visto el poder como un ejercicio de relaciones
sociales y de redes, el poder desde la visión sociológica de los grupos y de los pactos y
retomando a Amorós, Cobo señala que “El poder, al ser un sistema de relaciones, se implanta
en el espacio de los iguales, entendiendo por espacio de los iguales una red de fuerzas
políticas constituidas por quienes ejercen el poder y se reconocen a sí mismos como sus
titulares legítimos, teniendo en cuenta que, junto a ellos, existe un conjunto de posibles titulares
que aguardan su turno ante la posibilidad de un relevo.” 26

Por lo anterior una de las propuestas sustantivas dentro de una corriente de los feminismos
contemporáneos es la “reconstrucción de un genérico a través de pactos”. La posibilidad de ser
pactantes, pasa por la construcción del poder, la individuación, “la ruptura del espacio de las
idénticas”, la reivindicación de la individualidad, la reconstrucción de la identidad colonizada.

Para Cobo, “El otro momento implicaría la reconstrucción de un genérico a través de pactos.
Los pactos entre mujeres, la ocupación paritaria del espacio público y la democratización del
ámbito privado pueden homologar a las mujeres con los varones y situarlas en una posición de
equidad”. 27

En este mismo sentido de los pactos y la construcción del poder en esta búsqueda de
construcción de poderes legítimos para las mujeres a través de los pactos, en oposición y
frente a los pactos patriarcales, Lagarde (2006) apunta: “No es una casualidad que las mujeres
hagamos pactos cuando nos encontramos en lo público y ahí están el lenguaje y las maneras
de relacionarse para lograr el acuerdo de intervenir, proponer, impulsar o ejecutar tantas cosas.
Pacto, agenda y ciudadanía van de la mano. Tienen sus antecedentes en el apoyo solidario
directo, privado, tantas veces clandestino y subversivo entre una y otra. Pero ha sido en lo
público donde hemos debido dialogar con quienes nos unen lazos familiares o de amistad, sino
la voluntad política de género. Sólo en condiciones de modernidad las mujeres hemos pactado.
La agenda y la ciudadanía no han sido indumentaria tradicional de género para las mujeres.
Por el contrario, la práctica de agendar es subsidiaria al reconocimiento de la otra y la
ciudadanía implica la pertenencia.” 28

La posibilidad de alianzas y pactos para enfrentar el dominio patriarcal, pasa por la formación
de sujeto, pero de qué sujeto estamos hablando. ¿Existe un sujeto universal femenino?, en
relación a lo masculino o frente a lo masculino, se inscribe en las relaciones de poder
patriarcales para transformarlas y sus estrategias de acción pasan por la transformación que
implica en alguna medida la inserción dentro del sistema y, ¿desde ahí enfrentar para
transformar? Es aquí en donde hay un quiebre, una fractura o bien un aporte de otros
26
Cobo, Rosa. Género (opcit)
27
Cobo, Rosa. (opcit)
28
Lagarde y de los Ríos, Marcela. Ponencia. Pacto entre mujeres. Sororidad. Madrid, 10 de Octubre,
2006. Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres. Doc. Internet.

13
feminismos. Aunque resulta un tema complejo, la crítica posmoderna al sujeto del feminismo se
inscribe en el marco de la crítica a la teoría del sujeto. Descarta la universalidad y el ideal de un
sujeto civilizatorio y al parecer, el sujeto feminista que para el feminismo de la igualdad está
desarrollado, puede ser una ficción o un cyborg, el feminismo de la diferencia viene a
cuestionar y a ampliar la visión del sujeto.

Mientras que para los feminismos de la igualdad, herederos de la tradición ilustrada y del
29
pensamiento de la igualdad, el concepto de género continúa siendo un elemento de acción
política fundamental, para las de la diferencia y para las posmodernas se hace incluso
necesario abordar el concepto de género y “desnaturalizarlo”, tal como viene a retomar en el
contexto de la llamada performatividad del sexo y del género en el pensamiento de Judith
Butler (2007) : “Hay numerosas obras que cuestionan la viabilidad del “sujeto” como el
candidato principal de la representación o, incluso, de la liberación, pero además hay muy poco
acuerdo acerca de qué es, o debería ser, la categoría de las mujeres” 30

Butler (2007) discute y cuestiona que la teoría feminista ha asumido que existe cierta identidad,
entendida mediante la categoría de las mujeres y su conversión en sujeto para la acción
política y aunque señala que el problema del “sujeto” es fundamental para la política y
concretamente para la feminista, cuestiona la existencia del sujeto mujeres como sujetos del
feminismo en tanto son creaciones del patriarcado, ya que “No basta con investigar de qué
forma las mujeres pueden estar representadas de manera más precisa en el lenguaje y la
política. La crítica feminista también debería comprender que las mismas estructuras de poder
mediante las cuales se pretende la emancipación crean y limitan la categoría de “las mujeres”,
sujeto del feminismo”. 31

Rosa Cobo señala que “pese a las críticas que ha suscitado la conceptualización del género
como una construcción cultural, ningún feminismo ha negado la enorme rentabilidad política
que ha tenido para las mujeres”.. “la tarea que se ha dado a sí misma la teoría feminista de
distinguir aquello que es biológico de lo que es natural ha tenido una gran trascendencia
político, puesto que ha trasladado el problema de la dominación de las mujeres al territorio de
la voluntad y de la responsabilidad humana” 32

29
El pensamiento de la igualdad “se remonta al siglo XVII con el pensamiento de Poulain de la Barre. La
idea central es que la desigualdad social enre hombres y mujeres no es de origen natural sino que es
producida por las teorías sobre la inferioridad de la naturaleza femenina. La noción de igualdad se
consolida durante la Ilustración en el siglo XVIII en donde no obstante la misoginia de Rouseau, otras y
otros pensadores polemizaron en torno a los sexos. Sobresalen los textos de Olympe de Gouges y Mary
Wollstonecraft como las primeras mujeres que teorizaron sobre la igualdad de las mujeres no obstante no
haber logrado un reconocimiento de los derechos de las mujeres en esa época.
30
Butler, J. El género en dispua. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidos. España. 2007.
31
Butler, op cit. Pp 48
32
Cobo, Rosa. Género. Diez palabras sobre la igualdad.

14
Sin embargo, la crítica posmoderna a la visión constructivista del género, parte de la dificultad
de nombrar al sujeto y aún dudar de su existencia real. Para Dona Haraway, “un cyborg es un
organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura de realidad social y
también de ficción. La realidad social son nuestras relaciones sociales vividas, nuestra
construcción política más importante, un mundo cambiante de ficción. Los movimientos
internacionales feministas han construido La experiencia de las mujeres y, asimismo han
destapado o descubierto este objetivo colectivo crucial. Tal experiencia es una ficción y un
hecho político de gran importancia. La liberación se basa en la construcción de la conciencia,
de la comprensión imaginativa de la opresión y, también, de lo posible. El cyborg es materia de
ficción y experiencia viva que cambia lo que importa como experiencia de las mujeres a finales
de este siglo. Se trata de una lucha a muerte, pero las fronteras entre ciencia ficción y realidad
social son una ilusión óptica” 33

El cyborg como metáfora del sujeto presenta las siguientes características:

-La subversión del “mito original”.34


-La no separación entre lo humano y lo animal de manera convincente.
-Ambigüedad entre lo material y lo artificial 35
-y por tanto, la no distinción entre lo físico y lo no físico.

Sin embargo, Braidiotti señala que si “La dicotomía sexual que marca nuestra cultura situó
sistemáticamente a las mujeres en el polo de la diferencia, entendida como inferioridad
respecto de los hombres. La pregunta feminista femenina es entonces de qué manera afirmar
la diferencia sexual no como “el otro”, el otro polo de una oposición binaria convenientemente
dispuesta para sostener un sistema de poder, sino, en todo caso, como el proceso activo de
potenciar la diferencia que la mujer establece en la cultura y en la sociedad. La mujer no es ya
36
diferente de sino diferente para poner en práctica nuevos valores”. Y entonces mientras que
para el feminismo de la igualdad, se trata de superar las diferencias, para el feminismo de la
37
diferencia : “la diferencia sexual representa la positividad de las múltiples diferencias, en
oposición a la idea tradicional de la diferencia como “peyorativización”. 38

33
Haraway, opctit. Pp 11
34
Ya desde el psicoanálisis, la teología, o el marxismo, dependen del argumento de la unidad original, a
partir de la cual debe producirse la diferenciación, para, desde ahí, enzarzarse en un drama cada es mayor
de dominación de la mujer y la naturaleza. El cyborg para Haraway elude el paso de la unidad original, de
identificación con la naturaleza en el sentido occidental.”
35
Haraway señala que las máquinas de este fin de siglo han convertido en algo ambiguo la diferencia
entre lo natural y lo artificial, entre el cuerpo y la mente, entre el desarrollo personal y el planeado desde
el exterior y otras muchas distinciones que solían aplicarse a los organismos y a las máquinas. Las
nuestras están inquietamente vivas y, nosotros, aterradoramente inertes. Haraway (pp 4)
36
Braidiotti, R. El sujeto en el feminismo
37
En alguna visión más compleja de la diferencia, se busca que la noción rediferencia sexual se
constituya en un proyecto que permita a las mujeres producir valores alternativos y al basarse en la
aceptación de las diferencias, se abona a la multiplicidad, la complejidad y la diversidad como un campo
de fuerza para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo.
38
Braidiotti. R. El sujeto en el feminismo

15
Por otra parte, para el feminismo de la igualdad sigue siendo importante modificar el
pensamiento social y político al incorporar los estudios de género y analizar la desigualdad
entre los sexos, “el objeto de la sociología del género es analizar y explicar comportamientos
individuales y colectivos en relación a la sociedad, así como los mecanismos ideológicos y
39
sociales de opresión patriarcal” mientras que para el feminismo de la diferencia, se busca
imponer la positividad de la diferencia establecida por el feminismo “aunque reconozcamos la
fragilidad de lo que comúnmente se denomina civilización: una red de múltiples, diferenciados e
interactuantes sujetos que funcionan sobre una base consensual” 40

1.2.3.- La práctica feminista en la polémica de la igualdad diferencia, o modernidad


posmodernidad.

Las acotaciones observadas arriba en relación al sujeto en la investigación feminista: mujer,


mujeres, género, “cyborg”, femenino feminista, “el sujeto performativo”, entre otras propuestas
tiene una relación necesariamente con la construcción del sujeto de la acción feminista. ¿De
cara a inicios de un nuevo siglo y a la permanencia de situaciones de graves desigualdades
entre mujeres y hombres y aún entre mujeres y mediante el reconocimiento de múltiples
diferencias y por otro lado en el contexto de la pobreza, la globalización y la emergencia de
movimientos sociales reivindicativos, qué proponen los feminismos

Butler se desmarca de alguna manera del feminismo, en tanto no concibe que el sujeto
“mujeres” sea incluyente para la diversidad de sujetos ya que señala que “el nosotros feminista”
es siempre exclusivamente una construcción fantasmática, que tiene sus objetivos, pero que
rechaza la complejidad interna y la imprecisión del término, y se crea sólo a través de la
41
exclusión de alguna parte del grupo al que al mismo tiempo intenta representar” y aunque no
niega la importancia de un sujeto para la lucha feminista, tampoco da por sentado la existencia
de un sujeto a priori, en tanto “el agente” o sujeto, se construye de manera variable en la acción
y a través de ella. Es en este concepto en donde Butler, señala la agencia o la “capacidad de
acción” como fundamental para la viabilidad del sujeto, ya sea, del sujeto preformativo, o del
sujeto culturalmente construido previamente, mediante la mediación reflexiva.
En este contexto teórico complejo, nos parece fundamental reflexionar en esta primera parte
del trabajo, en las implicaciones que tiene para la práctica feminista las diversas nociones del
sujeto en esta discusión: hacia la igualdad y la desaparición de los géneros o hacia la
reafirmación de las diferencias. Las posibles implicaciones en la acción política feminista
pudieran estar relacionadas con la construcción del sujeto feminista, de lo cual se desprendería
una agenda feminista y por tanto una política de pactos y alianzas. Estos tres elementos
aportarán la direccionalidad y las estrategias del movimiento feminista.

39
Cobo, Rosa. Pp 65
40
Braidiotti. R. pp 23
41
Butler, op cit. Pp 278

16
Marcela Lagarde (2006) señala: “Como nos abocamos a transformar radicalmente el mundo,
cada mujer precisa, así mismo, cambiar radicalmente. Para las feministas, cada mujer es la
causa del feminismo. Cada mujer tiene el derecho autoproclamado a tener derechos, recursos
y condiciones para desarrollarse y vivir en democracia. Cada mujer tiene derecho a vivir en
libertad y a gozar de la vida”. 42

En el feminismo de la diferencia, en sus diversas variantes pareciera que el sujeto feminista


femenino o el sujeto preformativo, es un sujeto en devenir, no está posicionado sino en
proceso de posicionar. Para Braidiotti, “la idea del sujeto como proceso significa que ya no es
posible suponer que él/ella coincide con su propia conciencia, sino que ha de pensarse como
una identidad compleja y múltiple, como el sitio de interacción dinámica del deseo con la
voluntad, de la subjetividad con el inconsciente: no sólo el deseo libidinal sino, más bien, el
deseo ontológico, el deseo de ser, la tendencia del sujeto hacia el ser, la predisposición del
sujeto a ser” 43

Qué sucede en términos de agenda cuando teóricas del feminismo de la diferencia rescatan el
carácter positivo de la diferencia sexual y oponen a la identificación del sujeto pensante con lo
masculino afirmando en consecuencia la asimetría entre los sexos.

Braidotti plantea, el nomadismo en tanto posición teórica y condición existencial que se


exterioriza en un estilo dado de pensamiento. Apoyándose en la noción de "políticas de la
localización" de Adrianne Rich, desarrolla la noción de "sujetos nómades" como una figuración
teorética conveniente para la subjetividad contemporánea (con sus modos de exilio) que pone
el acento en la acción, tanto a nivel de identidad subjetiva como en el de las diferencias con las
otras mujeres. De este modo, hace referencia al mismo tiempo a la presencia simultánea de
otros ejes como la clase, la raza, la étnia, la edad, y por supuesto el género entre otros.

Esta figuración expresa el deseo de una identidad hecha de desplazamientos sucesivos, de


cambios coordinados, sin una unidad esencial y en contra de contra ella. El nómade
emprende las transiciones sin un propósito teleológico. Precisamente, la conciencia nómade
es -para Braidotti- un imperativo epistemológico y político del pensamiento crítico del fin de
milenio. En otras palabras, la figuración del nómade constituye una manera de intervención
en el debate entre el feminismo, la crisis postmoderna de valores y las representaciones de
sujeto, donde las raíces corpóreas de la subjetividad son el punto de partida para iniciar el
proyecto epistemológico del nomadismo.

En el aspecto político, las propuestas de Butler, si bien, implicarían una resignificación de toda
la construcción social de los géneros y del sexo, como una propuesta subversiva que posibiliten

42
Lagarde, op cit.
43
Braidiotti, op ci. Pp 40

17
construcciones y prácticas que modifiquen y desestabilicen las identidades, es difícil
identificarlas con un movimiento político, por lo que para algunas autoras, Butler no es feminista
en su actual propuesta de performatividad de los géneros y de los sexos y finalmente su
propuesta de “desnaturalización del género” a partir de lo que ella propone como agencia o
capacidad de movilización del sujeto, pueden convertirse en tareas que pueden redescribir las
opciones que ya existen, y como ella plantea “Las configuraciones culturales del sexo y el
género podrían entonces multiplicarse o, más bien, su multiplicación actual podría estructurarse
dentro de los discursos que determinan la vida cultural inteligible, derrocando el propio
binarismo del sexo y revelando su antinaturalidad fundamental” 44.

Las críticas hacia el feminismo de la diferencia y posmoderno señalan que: “critican al


feminismo reivindicativo por victimista y por no respetar la diversidad de la experiencia de las
mujeres. Además plantean que de nada sirve que las leyes den valor a las mujeres si éstas de
hecho no lo tienen. A cambio parecen proponer trasladarse al plano simbólico y que sea ese
plano donde se produzca la efectiva liberación de la mujer, del deseo femenino”. 45

Para Ana de Miguel (1995), no obstante “el feminismo no ha desparecido, pero sí ha conocido
profundas transformaciones. En estas transformaciones han influido tanto los enormes éxitos
cosechados –si consideramos lo que fue el pasado y lo que es el presente de las mujeres-
como la profunda conciencia de lo que queda por hacer, si comparamos la situación de varones
y mujeres en la actualidad.” 46

Pareciera existir una relación directa entre las epistemologías, las teorías y los movimientos
feministas y de mujeres.

Hasta esta parte del trabajo, nos hemos circunscrito a analizar las teorías, la construcción del
sujeto en la investigación y en la práctica feminista. No hemos incorporado en la discusión el
tema de los feminismos de manera particular en sus vertientes, ni la cuestión sobre las teorías
movimientos de mujeres en América Latina y particularmente en Chiapas, México, ya que forma
parte del siguiente apartado.

Sin embargo, resulta esperanzador que aunque para algunas autoras el feminismo “reviste
formas diferentes en los países occidentales, incluyendo los procesos de institucionalización”,
para otros contextos, las luchas feministas están incorporando temas nuevos y existe una
agenda pendiente que ha desplegado una gran vitalidad tanto en el ámbito académico, como
en el político y en el de la lucha social.

44
Butler, op cit. Pp 288
45
De Miguel, Ana. Feminismos. En Celía Amorós (DIR) 10 palabras clave sobre MUJER. Estella
(NAVARRA) editorial Verbo Divino. 1995
46
De Miguel, Ana. Op cit. Pp 252

18
Marcela Lagarde, (2006) apunta: “Nos han precedido mujeres y movimientos que llegaron a
acuerdos surgidos de una mirada especial, diferente, una mirada feminista sobre las mujeres y
el mundo, cuyo principio ético es el respeto a la vida de las mujeres. Desde esa sintonía
imaginaron cómo avanzar en el mundo patriarcal con los recursos del paradigma de la
modernidad. Y, de manera deconstructiva para exigirle a la modernidad la realización radical de
sus principios de igualdad, libertad y fraternidad transformada desde la epistemología política
feminista en igualdad en la diferencia, libertad y solidaridad”. 47

Para contextos de desigualdad, pobreza y no reconocimiento de los derechos de las mujeres,


la vigencia del feminismo resulta esperanzadora, pero al mismo tiempo para aquellas latitudes
en donde la modernización no llevó aparejado el cumplimiento de los derechos de las mujeres
existiendo una agenda pendiente y que podría permitir la confluencia con mujeres de diversos
contextos por lo que el feminismo continúa siendo uno de los paradigmas que aportan a la
construcción de nuevos discursos, nuevos sujetos y nuevos derechos.

Lagarde (2006) concluye: “Nos esforzamos además para lograr para todas un puñado de
derechos humanos y libertades. Esos derechos tan preciados son un piso para nuestro
despliegue y sólo son vigentes de manera parcial para unos cuantos millones de mujeres en el
mundo, por estamentos, clases, castas, grupos, naciones. La desigualdad en el desarrollo y la
prevalencia de formas aberrantes de opresión vital de las mujeres son enormes. Constatarlo
hace ineludible priorizar también la construcción de la igualdad entre mujeres. No me refiero a
eliminar las diferencias como signos positivos de identidad cultural, sino a las que son marca de
discriminación, explotación y violencia. Entre las contemporáneas hay quienes sobreviven en la
línea del hambre y quienes tienen una historia de buena alimentación por generaciones,
quienes no saben escribir su nombre y quienes acumulan títulos y obras, quienes nunca han
tenido voz en su comunidad y quienes, aún excepcionalmente, gobiernan pequeñas
comunidades y naciones. Aún en los países de más alto desarrollo perviven desigualdades
entre mujeres y hombres, y hay mujeres que no acceden a las condiciones que otras ejercen
como derechos.” 48

Plantear los pactos entre mujeres, como una estrategia necesaria para avanzar hacia la
construcción de una agenda feminista en el contexto actual que Lagarde identifica siguiendo a
Marta Nussbaum (2000) 49
: “identifica un conjunto de temas tradicionales no resueltos ni en
los países más ricos como son la discriminación en el empleo, la violencia doméstica, el acoso
sexual, la violación. Lagarde (2006) considera, asimismo, que el feminismo “... debe agregar
tópicos a su agenda, si es que trata de aproximarse de manera productiva al mundo en
desarrollo: el hambre y la nutrición, la alfabetización, los derechos sobre la tierra, el derecho a
buscar empleo fuera del hogar, el matrimonio infantil y el trabajo infantil (algunos de esos

47
Lagarde, op cit.
48
Lagarde. Op cit.
49
Nussbaum, Marta: Las mujeres y el desarrollo humano. Barcelona, Herder, 2000

19
tópicos son también esenciales para encuadrar a las mujeres pobres en las naciones más
ricas, sin embargo, no es posible abatir la exclusión que impide la satisfacción de las
necesidades básicas y el desarrollo de las capacidades personales y colectivas, sin plantear la
necesidad de oponernos a: Todas las formas de capitalismo depredador, totalitarismo,
injerencismo y militarismo, y todas las formas de patriarcalismo que generan destrucción
inadmisible, crímenes de lesa humanidad, sufrimiento irreparable, injusticias insospechadas y
devastación en la calle vecina, la comunidad cercana, la frontera inmediata, al otro lado del
mundo o en nuestra propia casa. Todas las formas de cosificación humana: la trata y el tráfico
de personas en particular de las niñas y las mujeres, el trabajo esclavo y servil, la prostitución y
la pornografía así como todas las formas de dominación y violencia de género en particular la
violencia feminicida.” 50

En el siguiente apartado, haremos una reflexión entre las teorías que analizamos en el primer
capítulo y el estado de la discusión teórica y práctica en América Latina, poniendo como caso el
estudio del movimiento feminista y de mujeres en Chiapas, México.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

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las Mujeres en las Universidades españolas. 1975-91. Libro Blanco. Madrid: Ministerio de
Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer, 1995.

Braidotti, R. Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade. Ed. Amalia Fischer Pfeiffer.
Gedisa Ed. España. 2004.

50
Lagarde M. Opcit.

20
Butler, J. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidos. España.
2007.

Cobo, Rosa. Género. En Celía Amorós (DIR) 10 palabras clave sobre MUJER. Estella
(NAVARRA) editorial Verbo Divino. 1995. Género.

De Miguel, Ana. Feminismos. En Celía Amorós (DIR) 10 palabras clave sobre MUJER. Estella
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