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echó a andar en nuestro país, desde la últimas décadas del siglo XIX y los
Otra cuestión, también recurrente al revisar esos años, hace al vínculo entre los
conformar lo que será, a posteriori, una cultura urbana subalterna. En este juego
De la formas con que Ghiraldo ficcionaliza ese ida y vuelta entre el individuo y las
en este trabajo. La relación entre un sujeto que va desde el poeta o iluminado del
otros, vistos estos a través de múltiples cristales que contemplan desde voces
hostiles contra la vulgaridad, hasta frases que retoman toda una serie de
reivindicaciones sociales.
cuyo accionar en el país dura casi cuatro años y da lugar al desarrollo de grupos
resistencia, germen de los que después serían algunos de los sindicatos ácratas 5.
provenía del socialismo, Félix Basterra, Gilimón y Alberto Ghiraldo, el caso que
España en 1916 y residir allí por largos años, desembarca, tras un breve paso por
revistas literarias, entre ellas El Sol, que se prolongó desde 1898 hasta 1903.
volcado al campo ácrata Ghiraldo dirige las revistas Martín Fierro e Ideas y
Figuras, la primera en los años 1904 y 1905, la segunda en el período que abarca
del credo modernista, y el ya mencionado Pietro Gori. Ambos personajes son los
que marcan la línea (literaria o ideológica) seguida por los textos de Ghiraldo que
vamos a analizar. El primero es Gesta, editado por primera vez en 1898, año que
la tercera edición, del año 1900, que trae además los relatos periodísticos basados
en su visita al penal de Sierra Chica en 1896 y aparecidos en un apartado que
lleva por título “Crónica Roja”13. Aunque escrito bajo la impronta del modernismo
campaña contra la pena de muerte que, desde su revista El Sol, Ghiraldo había
individual como valor indeclinable son tópicos en los que coinciden el pensamiento
del cogito cartesiano. Sin embargo, debe reconocerse también, en ese derrotero
teórico, un ida y vuelta entre la noción de individuo como un ente único e indivisible
imaginario anarquista se instala casi con dramatismo. Esta tensión, entre el anhelo
representativa fue uno de los núcleos duros del sector libertario. Vale la pena,
contra esta forma de entender la relación entre lo social y lo individual, rescatar los
declara:
este último es lo que nos lleva a uno de los ítems más salientes de la configuración
del sujeto libertario: “la posesión del yo”. Con respecto a esto, en una nota del
que hace factible la existencia de una subjetividad libertaria, la relación con los
“unifica” el desarrollo individual del militante ácrata) implica una faceta diferente de
fuertemente racionalista de “la posesión del yo”. Alguien se hace aquí “dueño de sí
una apasionado... Es <dueño de sí>, aun cuando pertenezca al tipo impulsivo" 24.
objetivarse, una aparición de "lo hecho" que torna social el desarrollo individual, lo
pluraliza. En este sentido es importante rescatar otro de los rasgos señalados por
los otros.
En este ensayo que describe el perfil del militante libertario la razón sirve
para construir una subjetividad que luego será volcada, en forma de actos, en el
impulso.
El itinerario de “la posesión del yo” nos conduce a las páginas del
donde dicho concepto se revela como una bandera contra toda idea que esconda
razón, una práctica que implica autogobierno. Más allá de esto el artículo de
horizonte propio.
En la segunda nota de este autor que se titula "Del Temple", aparecida poco
expuesta de la colectividad tiene que ver con una moral vigente, no con el costado
la racionalidad subjetiva.
Para seguir con el desarrollo del ítem de “la posesión del yo” es importante
periódico más importante del sector, La Protesta Humana, una extensa nota por
siguiente: "La posesión absoluta del yo. Este es el ideal del anarco-socialista. Los
la segunda de las entregas de esta serie, el periódico profundiza las críticas hacia
todo lo que asfixiaba el libre desarrollo individual. En sus líneas se cruza el rechazo
diferenciándose así de los individualistas stirnereanos para los que todo lo ajeno al
la vez su punto de partida. Podríamos decir entonces que tres son las instancias,
medio ambiente, una de las formas de designar al sentido común conservador que
reside en las opiniones y prácticas de los demás (en ambos casos podemos
típico del modernismo), y, por último, este respeto por el otro, nuevamente una
actitud igualitaria que nace de esa idea de desarrollo armónico de intereses a los
desde el punto de vista político, sobre todo en la que gira en torno al anarquismo,
de un modelo estético dicotómico que simplifica exageradamente la realidad. La
agente del orden burgués, ordenarían y empobrecerían una visión del mundo en
grado extremo. Más allá de que la mayor parte de esta narrativa tuvo como marco
sentido es bueno recordar que el autor que tenemos en cuenta en este trabajo,
Alberto Ghiraldo, fue, como ya dijimos, uno de los compañeros y discípulos que
Rubén Darío dejó durante su estancia en Buenos Aires a fines del siglo XIX31. En
con tal de que tu amigo el ruiseñor, esté contento de tu melodía32”. La cita es clara,
las “trescientas ocas”; el arte pertenece a ese círculo de pares o amigos que
aparecen ejemplificados en la figura del ruiseñor. Los exquisitos, entre los que el
poeta se cuenta, se oponen a esa rusticidad de lo masivo; un tópico, el de la
oposición realiza la ideología anarquista la figura del poeta deja paso, en muchos
hace una descripción del sujeto que, según la estética reinante y las palabras de
Las categorías empleadas en este párrafo para designar a ese sujeto social
que está en uno de los vértices de la oposición son “multitud” y “turba”. La impronta
reivindicativa del enfrentamiento entre sujeto individual y plural que se lee cuando
Hamon resulta evidentes este proceso. Cuando dicho autor habla, puntualmente,
que aquí se adivina tras el sintagma que alude a “la masa de los hombres”. Tras el
hecho de pensar por sí mismo resuena aquella conocida “posesión del yo”, uno de
siguiente manera:
esa forma de lo grupal que aquí se llama “torrente humano”, se cierra apelando a
la idea de lo vociferante en clave masiva; un tópico que sirve para expresar los
todos ellos se avizora ese “espanto” dotado de habla, hasta en los ojos que,
una marca inequívoca de lo alejado de una visión racional y equilibrada que están
humanos:
Esta puesta en escena de las sensaciones del narrador es algo muy caro a
las estrategias del modernismo. Quien narra pone aquí al descubierto esa imagen
términos de la relación entre el “yo” del escritor y ese conjunto de humanos), que
manera van delimitando el lugar en el que después este autor va a situar al poeta
o intelectual que busca relacionarse con la multitud. Alguien que conduzca, incite y
explique, alguien que haga uso de la razón individual y la transmita en tanto sujeto
único.
La pintura que se realiza en este cuento del sujeto plural nos permite
caso. De entre la gran cantidad de categorías que utiliza vale la pena extraer
tras aclarar que dicho conjunto se establece cuando se siente amenazado, hace
hincapié en que “el peligro que lo amenza a uno es el mismo para todos. [...] No
unísono”. Otro dato relevante que nos brinda Canetti al hablar de este tipo de
El final del relato traduce el espanto de esta “masa de fuga” en loca carrera,
modernista: la metáfora, que, en este caso, sirve para poetizar lo vulgar, aunque
de un artificio modernista.
Otro de los puntos de vista desde donde se puede abordar el tema hace
necesario el aporte teórico que un pensador italiano de estos años, Paolo Virno,
muchos”, la multitud:
de la categoría de multitud en el marco del pensamiento liberal, nos sirve para ver
como Ghiraldo ficcionaliza las distintas instancias donde esto aparece. En los
relatos que venimos analizando el sujeto social da alaridos o huye, jamás esgrime
sólo se describe despedazadamente, los ojos que miran sin ver son su forma
subjetividad anarquista que postula, como algo intrínseco a los militantes, esa idea
una de las herramientas básicas de dicha expansión en los otros. Hamon diría que
sujeto individual. En este relato “los muchos” pueden únicamente rugir para
positivamente en este texto de Ghiraldo, se nos presenta como “una boca que no
habla, contra él y a sus espaldas aparece esa canalla que está “privada” de voz y
ruge de odio. El héroe de esta ficción, que también pertenece al período más
modernista, habla para impugnar, entre otras cosas, lo masivo, un sinfín de seres
descripción del sujeto plural llamado multitud. En el análisis de Ramos Mejía sobre
las multitudes argentinas, por poner un ejemplo, esto es claro. La idea de que el
nuevos”, perteneciente al libro más militante que lleva por título Carne doliente. Un
relato donde se expone esa mecánica de los oficiales del ejército que utilizan a los
sobre los sujetos plurales cuando lo que se recupera es un monólogo. Este grupo,
carne sangrienta siempre, cosa, instrumento ciego hasta hoy”. Una pintura a la
(engañan a los soldados diciéndoles que van a reprimir una huelga de gringos en
el puerto cuando, en verdad, van a utilizarlos para una sublevación militar), otra
discurso indirecto libre. En ella se traen a colación, tal como se había hecho
describe como “una voz poderosa, formidable”, sin dar demasiadas precisiones
sobre la vinculación entre el sujeto plural soldados y esa voz que se hace cargo
del discurso. Es esta instancia de enunciación de la voz del sujeto plural la que
reflexiona y dice: “¿Salvajes? ¿Y los otros? Los que los arreaban como animales
mismos, algo que en este texto no acontece, es lo que habilitaría esta idea de
que, ante la imposibilidad de tomar represalias con los oficiales que huyen en el
descripta como montonera, trae aparejado el fallido intento de esgrimir una voz
propia. Dicha derrota ya aparecía en las palabras del líder de este grupo de
“Cuentan con nosotros sin decirnos nada. Cuando tengamos que hablar
hagámoslo con la boca de los fusiles y las lenguas de fuego contra ellos”. Este
nosotros inclusivo que maneja el sargento para desarrollar esa idea obturada del
habla del grupo, ejemplifica la voz de los muchos a la que Virno aludía: que hablen
espíritu salvaje (“salvajismo de época”). Más allá del representante que toma la
palabra (el sargento Pereyra), este conjunto de hombres desarrolla una conducta
poco racional, sustituye a sus enemigos por otros y los transforma en víctimas
alarido que repite la orden de hacer fuego sin otro significado que la venganza. En
sujeto que utiliza con habilidad las palabras, el conjunto de humanos está ante su
de sí mismos choca con una ausencia, la de la voz propia que haría factible la
nuevo matiz de esa visión acerca de la multitud que, esbozada por Virno, se
completa con los aportes de dos autores cercanos a él como son Michael Hardt y
Toni Negri. Ellos definen este concepto como “un conjunto de singularidades”,
entendiendo por singularidad “un sujeto social cuya diferencia no puede reducirse
a uniformidad: una diferencia que sigue siendo diferente”. Desde esta concepción
realizan un recorrido de los sujetos plurales que les permite diferenciar y describir
distintas categorías:
Hasta aquí, en lo que hace a las historias ghiraldianas, solo contamos con
que el propio sujeto reine sobre su subjetividad está detrás de las descripciones,
los individuos que se enfrentan al grupo hacen gala, en soledad, de la razón que
o dan alaridos, se unen al grito de los que no tienen voz y dejan de lado toda
descripción de esta instancia grupal tiene una carga lindante con lo ponderativo.
Tomaremos para ello el cuento “Corazón”, del apartado del libro Carne doliente
que lleva por título sugestivamente “De pueblo”, donde se narra el encuentro entre
asamblea de trabajadores:
Los ojos que miran sin ver se transforman aquí en “cabezas altivas’, los
justicia”. Ya no son gritos los que emergen de las bocas, ni tampoco son
calificados como aullidos de una montonera, son frases en donde la mención del
en los enunciados indignados, son ellos quienes claman por justicia cuando se
También él apela a una categoría ligada a lo privado: la familia, pero solo para
esquivar el concepto de clase a la que los anarquistas no eran para nada afectos,
sobre todo Ghiraldo quien, dentro del anarquismo, se inclinó por el sector que
desechaba todo determinismo económico como factor de reconocimiento clasista.
literatura, mezcla lo moral y privado del parentesco con lo útil y social del trabajo
productivo. Más allá del significado que el pensamiento liberal, en lo expuesto por
Pues bien, la idea de dotar de voz al sujeto plural o multitudinario que aquí
“compañeros”. El discurso que se cita aquí tiene que ver con la posibilidad de
nos sitúa ante un despertar reflejado en “el claro de luz interior” con que se narra
la palabra ajena, en este caso de esa gran cantidad de trabajadores reunidos bajo
razón indica que los individuos se suman a esa acción a sabiendas de lo que,
participar políticamente, aunque esto, como veremos, no implique una ruptura total
con la idea de multitud manejada por dicha ideología. Volvamos por un momento a
lo representativo:
algo que también aparecía cuando la montonera del cuento “Gestos” repite la
como ente privado de voz y de actividad civil, que aparecía en la primera parte del
cuento “el orador revolucionario”. Es él quien más allá de aclarar que: “No he
venido aquí con la única intención de aumentar el número de los que gritan”, lleva
relato la intromisión de la voz del narrador aparece para aclararnos que: “Al poco
desconoce la autoridad del Estado y sus reglamentos, no el sujeto plural, que es,
en sus acciones, más allá del reclamo, un interfaz estatal, inclusive hasta cuando
se agrupa y debate lo justo del accionar municipal, pues en definitiva lo que hace
para él está integrado por los pobres, los humildes y los tristes; un triunvirato de
seres que culmina en esa instancia moral (“sublevados por las injusticias”) a la que
último párrafo de esta editorial, esa concepción de lo colectivo vuelve a ser puesta
sobre el tapete:
“sufre”, “ama” y, lo más importante, “produce”. Retorna este cruce entre lo íntimo o
emerger el trabajo social; sólo que aquí el marco no es la familia productora, sino
Virno. El pueblo en tanto conjunto asume las prácticas de los individuos o, mejor
aún, es una sumatoria de individuos que pasan por las mismas experiencias y no
tiene como espacio la nación en donde esa comunidad, con la que nuestro autor
alude la frase final del manifiesto (“todo aquel que habite en esta tierra”) y aquel
donde se menciona a “todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo
actores sociales, más allá del marxismo, y su planteamiento del problema nacional
organizada bajo la forma Nación que busca la “luz plena para su cerebro”, y lo
personaje del iluminado, que conoce los límites y la verdad del mundo burgués.
Por último y para concluir podemos decir que en Ghiraldo existen dos
recorrido. Se parte de una visión de la misma como aquello que está imposibilitado
familia productora, dotada de palabra y voluntad pero que, sin embargo, reprime la
rescate del espacio nacional-estatal, estos son los ítems que detienen esa
sujeto único, es decir que no comparte lo común con otros individuos tal como lo
sujeto social apto y reivindicable. Si tener una voz propia, poseerse a sí mismo y
reconocerse, en lo que de común tengo con los otros, era lo buscado por los
tópico que le permite situar la ficción en ese dualismo desde el que partimos al
NOTAS
Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, “La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas
ideológicos”, en: Ensayos Argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, C.E.A.L., 1983, pp. 69-105
y Bertoni, L. A. Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. La construcción de la nacionalidad en la Argentina a
fines del siglo XIX. Buenos Aires, F. C. E., 2001.
2
Juan Suriano, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires (1890-1910), Buenos Aires,
Manantial, 2001, p. 84.
3
Los anarco-individualistas suponen a la sociedad compuesta por individuos autónomos, subestiman las
conexiones sociales tachándolas de “artificiales y superfluas” y creen que el marco natural de coexistenci0a es la
armonía natural entre sujetos. Los anarco-comunistas (posteriormente anarco-socialistas) de tendencia
organizativa, en cambio, ven al hombre como una creación social, el sujeto del que ellos parten es el “asociado”.
Este es el sector al que se suma Ghiraldo. Cfr. Oved, Iaacov. El anarquismo y el movimiento obrero en
Argentina, Siglo XXI, Mexico 1978, pp. 78-80.
4
Osvaldo Bayer, “La influencia de la inmigración italiana en el movimiento anarquista argentino”, en: Los
anarquistas expropiadores. Legasa, Buenos Aires, 1986. pp. 135-161.
5
Zaragoza Ruvira, Gonzalo. “Errico Malatesta y el anarquismo argentino”, en Historiografía y Bibliografía
Americanista, vol. XVI, n 3, 1972.
6
Julio Godio, El movimiento obrero argentino 1870-1910: socialismo, anarquismo y sindicalismo, Buenos
Aires, Legasa, 1987 y José Panettieri, Los trabajadores en tiempos de la inmigración masiva en Argentina
(1870-1910), Buenos Aires, Universidad de La Plata, 1966.
7
Ricardo Falcón, Los orígenes del movimiento obrero (1857-1899), Buenos Aires, C. E. A. L. 1984.
8
Masini, Pier Carlo. Storia degli anarchici italiani, da Bakunin a Malatesta. Rizzoli, Milano, 1969.
9
Oved, Iaacov. Ibid., p. 140.
10
Sobre el año y el lugar de nacimiento de Alberto Ghiraldo existen algunas dudas. Aunque algunos lo declaran
oriundo de la localidad de Mercedes, otros, los que más han investigado el hecho, dicen que nació en la ciudad
de Buenos Aires, en 1875. Véase para este tema: Hernán Díaz, Alberto Ghiraldo: anarquismo y cultura, Buenos
Aires, Centro Editor de América Latina, 1991.
11
Historia de la literatura argentina, T. III, dirigida por Rafael Alberto Arrieta, Buenos Aires, Ediciones Peuser,
1959, p. 471.
12
Héctor Adolfo Cordero, Alberto Ghiraldo. Precursor de nuevos tiempos, Buenos Aires, Claridad, 1962.
13
En el año 1896 el periódico La Nación contrata a Ghiraldo para que haga una visita al penal de Sierra Chica,
sus impresiones acerca de dicho establecimiento y de algunos presos famosos son publicadas como pequeñas
narraciones en dicho matutino ese mismo año. Al año siguiente el autor compila estas narraciones y las edita en
un libro bajo el nombre de Sangre y Oro, las mismas aparecerán en el apartado de la tercera edición de Gesta
bajo el título aquí indicado (cfr. Rubén Darío en La Nación de Buenos Aires (1892-1916), Susana Zanetti
(coord.), Buenos Aires, Eudeba, 2004).
14
Raymond Williams, (1977). Marxismo y literatura. Barcelona, Ediciones Península, 1980, p. 150
15
En este sentido cabe recordar que fue José Ingenieros quien habla de Gesta como un libro socialista, en el
sentido elástico del término (véase Hernán Díaz, op. cit. p.22).
16
Jorge Larroca, “Un anarquista en Buenos Aires”, en: “Todo es historia”, nro. 47, marzo de 1971.
17
Félix García Moriyón, Pensamiento anarquista español: individuo y colectividad. (Tesis Doctoral). Madrid,
Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1982, p. 16.
18
Alain Renaut, La era del individuo. Contribuciones a la historia de la subjetividad, Barcelona, Destino, 1993,
p. 36.
19
Louis Dumnod, Ensayo sobre el individualismo. Una perspectiva antropológica sobre la ideología moderna,
Madrid, Alianza, 1987, p. 90.
20
En su primer editorial, aparecido el 7 de abril de 1894, "La Vanguardia", órgano oficial del Partido Socialista
en la Argentina, declara en torno a las clases sociales que están surgiendo en el país: “Todo contribuye pues, a
que se hayan formado aquí también las dos clases de cuyo antagonismo ha de resultar el progreso social... A una
clase rica y ociosa cuya única ocupación es variar y ostentar su lujo insolente, hace contraste una clase laboriosa,
que después de una vida entera de trabajo, no tiene más perspectiva que la miseria “. Y finaliza señalando, para
que no quede duda del lugar desde donde y a quien se pretende interpelar, lo siguiente: “Venimos a representar
en la prensa al proletariado inteligente y sensato... Venimos a fomentar la acción política del elemento trabajador
argentino y extranjero, como único medio de obtener esas reformas (las postuladas por el programa mínimo del
Partido Internacional Obrero)”, citado en: Roberto Reinoso, La Vanguardia: selección de textos (1894-1955),
Buenos Aires, C.E.A.L., 1985, p. 23.
21
Pietro Gori, “Nuestra utopía”, en: Obras Completas, Vol. I, Odio Vida y Amor, Génova, C. Maucci, s. a., p.
312.
22
Pietro Gori, “Lo que queremos”, en: op. cit. p. 236
23
Augustin Hamon, Psicología del Socialista-Anarquista, Génova, Carlos Maucci Editor, 1895, p. 237.
24
Augustin Hamon, op. cit. pág. 242.
25
Suplemento de La Protesta, Buenos Aires, julio de 1908, pág. 8.
26
Suplemento de La Protesta, Buenos Aires, agosto de 1908, pág. 12.
27
La Protesta Humana, Buenos Aires, 5 de abril de 1902, pág. 1
28
La Protesta, Buenos Aires, 26 de abril de 1902, p.1.
29
Héctor Zoccoli, La anarquía. Los agitadores Max Stirner –P. J. Proudhon, Barcelona, Imprenta de Heinrich y
Cia., 1904, p. 110.
30
Juan Suriano, Op. Cit., p. 87 y Alberto Giordano, “Boedo y el tema social. Los antecedentes de Boedo”, en:
Historia de la literatura argentina, Los proyectos de la vanguardia, T. 4, Buenos Aires, CEAL, p. 25.
31
Emilio Carilla, Una etapa decisiva de Darío. (Rubén Darío en la Argentina). Madrid, Gredos, 1967, pág. 74.
32
Rubén Darío, Prosas profanas y otros poemas (Edición de Ignacio M. Zuleta), Madrid, Castalia, 1987, p. 87.
33
Graciela Montaldo, “Darío y las muchedumbres”en: La sensibilidad amenazada. Fin de siglo y modernismo,
Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 1994, p. 126.
34
Elías Canetti, Masa y poder, Barcelona Muchnik Editores, 1981, pp. 56-59.
35
Paolo Virno, Gramática de la multitud. Para un análisis de las formas de vida contemporáneas. Madrid,
Traficantes de Sueños, 2003, p. 24.
36
Oscar Terán, “José María Ramos Mejía: uno y la multitud”, en: Vida intelectual en el Buenos Aires fin-de-
siglo (1880-1890). Derivas de la cultura científica, Buenos Aires, F. C. E., 2000, pp. 83-133.
37
Toni Negri y Michael Hardt, Multitud. Guerra y democracia en la era del imperio, Buenos Aires, Debate,
2004, pp. 127-128.
38
El concepto de voz lo tomamos de Mijail Bajtin. Este autor, en el desarrollo teórico de su obra que el mismo
caracteriza como una “translingüística”, habla de voz cuando podemos percibir que detrás de un enunciado se
observa una cosmovisión, es decir cuando se hace posible situar a su sujeto en el devenir social en donde las
ideologías dialogan (Cfr. Problemas de la poética de Dovstoievsky, México, F. C. E., 1979).
39
Virno, Paolo. op. cit. pág. 130
40
“Martín Fierro. Revista Popular Ilustrada de Crítica y Arte”, nro. 1, 3 de marzo de 1904, p. 1.
41
Ibid. p.1