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DEL SECTOR INFORMAL DE LA ECONOMÍA A LA ECONOMÍA POPULAR


EN VENEZUELA. UNA PROPUESTA PARA DISCUTIR •

César A. Barrantes A.♣


Caracas, marzo de 1990.

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se presenta al Segundo Congreso Venezolano de Relaciones de Trabajo, a los


fines de estimular la discusión en torno al fenómeno denominado, más por persistencia que por
pertinencia, Sector Informal Urbano (SIU), en contraste con la incipiente problemática de la
economía popular en Venezuela.
En el primer apartado, intentamos relacionar la evolución terminológica del SIU con la de Lo-
Social, la Pobreza y la economía popular. En el segundo, caracterizamos ésta desde el punto de
vista cuantitativo y cualitativo. En el tercero, definimos y caracterizamos la microempresa popular
su problemática estructural. Finalmente, nos referimos brevemente al problema de la medición de la
economía popular y dejamos las conclusiones abiertas a la discusión de los congresistas.
Este documento forma parte de un trabajo más amplio realizado por el autor, denominado "La
Política Social de Apoyo a la Economía Popular en Venezuela. Una Propuesta en Marcha", el cual
se elaboró dentro del Convenio de Cooperación entre el ILDIS y el Ministerio de la Familia y de
Desarrollo Social.
Su objetivo fue la formulación de los lineamientos generales de dicha Política con una doble
perspectiva (la temporal del corto, mediano y largo plazo y la conceptual, del desarrollo integral
socialmente centrado) y una intencionalidad: apuntar al desarrollo de las capacidades social y
económicamente productivas, de los agrupamientos populares que se encuentran articulados, tanto
por la vía de la oferta como por la de la demanda, a actividades económicas individuales y
colectivas de pequeña escala.
Con el enfoque del DESARROLLO INTEGRAL SOCIALMENTE CENTRADO señalamos el
perfil no economicista y no reduccionista de un macroproceso, incipiente en Venezuela de

Con el nombre de “Del sector informal urbano a la economía popular”, aparece publicado en la Revista de
Ciencias Sociales No. 57, 1992, de la Universidad de Costa Rica. Asimismo, en Economía y Ciencias
Económicas, 1994, de la Universidad Central de Venezuela.

Investigador responsable de la propuesta “La política social de apoyo a la Economía Popular en Venezuela.
Una propuesta en Marcha”. Convenio de Asistencia Técnica entre el Instituto Latinoamericano de
Investigaciones Sociales (ILDIS) y el Ministerio de la Familia de la República de Venezuela. Caracas, 1989-
1990. Consultor del PNUD en Información y Documentación en el ámbito de la Economía Popular en
Venezuela.
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construcción colectiva de imágenes de sociedad deseable y posible. Asimismo, de propuestas de
satisfacción de necesidades que apunten a lo siguiente:
* a la democratización, desconcentración y descentralización del mercado y
* al desarrollo autogestor de las potencialidades social y económicamente productivas de los
agrupamientos populares.
Producidas y encarnadas por unos y otros, dichas imágenes pueden ser sistematizadas y asumidas
como propias por sujetos sociales complejos que luchan por la sobrevivencia, la búsqueda de
espacios de hegemonía y la construcción de una democracia activa, descentralizada y socialmente
rentable.
Con el término RENTABILIDAD SOCIAL queremos decir que la aplicación de recursos
económicos, institucionales, humanos, naturales, culturales, políticos y otros, obedezcan no sólo a
los criterios de productividad económica, sino, fundamentalmente, que su inversión tenga efectos
multiplicadores en los siguientes aspectos:
a) La creación, fortalecimiento y expansión de la infraestructura física, jurídica, social e institucion-
al.
b) La generación de mayores y mejores niveles de organización político-económica e ideológico-
cultural.
c) El desarrollo de las capacidades productivas e inventivas de los agrupamientos populares.
ch) El fortalecimiento y redespliegue de las relaciones de solidaridad social.

1) Acerca de Lo-Social, la Pobreza y el SIU.


Numerosos términos han sido construidos en América Latina marcando hitos en la evolución del
tratamiento dado al inagotable campo de Lo-Social y, dentro de éste, a la Pobreza, al SIU y a la
Política Social.
Acuñados desde diversos enfoques, disciplinas y referentes empíricos unos se encuadran en la
esfera de la demanda; otros en la de la oferta. Los menos, en la intersección de ambas.
Sus sentidos e implicaciones adquieren muy diversos sentidos, tanto desde la óptica latinoamericana
como norteamericana o europea, a la luz de concepciones de mundo y proyectos políticos de muy
diverso signo y nivel de actuación.
Profundizar esta línea no está dentro de nuestro propósito.
Sólo nos interesa señalar que en relación con la centralidad de lo económico, a Lo-Social se le ha
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asignado una secuencia de posiciones (Barrantes l985).
Estas van desde Lo-Social como el vacío ignoto de los economistas (no)clásicos para los que lo-
económico es la totalidad. Lo-Social como un no-vacío o un algo extraeconómico, absolutamente
ambiguo y pasivo el cual, en virtud de su progresivo aumento de peso, volumen y perfil propios,
fue perdiendo su carácter apendicular y refractario hasta constituirse, primero, en un conjunto de
estructuras no dependientes pletóricas de resistencias que obstaculizan el Desarrollo Económico y el
Progreso Tecnológico, posteriormente, en una entidad tendencialmente interdependiente con lo
económico en virtud de su dinámica propia y, finalmente, en un cuerpo global o total en la que Lo-
Social se definió como todo lo que pertenece a la sociedad, lo colectivo, lo societal.
Dentro de este proceso identificamos tres concepciones de Lo-Social, a saber:
1) Estrechas (Asistencia, Bienestar, Promoción y Seguridad Social con referencia a los sectores de
educación, empleo, salud, vivienda, alimentación).
2) Ampliadas (agregando al punto anterior la familia, los grupos etáreos, la delincuencia, la reforma
agraria, el desarrollo de la comunidad, el cooperativismo).
3) Extensas (agregando a todos los anteriores el urbanismo, las comunicaciones sociales, la ciencia
y la tecnología, la cultura y la recreación tal y como se estableció en el VI Plan de la Nación de
Venezuela; el control de precios de la cesta básica, la defensa del consumidor, la promoción y
defensa del consumo colectivo tal y como se definió en el Plan Nacional de Desarrollo l974-78 de
Costa Rica).
En una concepción extensa, podemos preguntarnos si políticas que son conceptuadas como
económicas, son tan sociales como el complejo ámbito de los Derechos Humanos: el desarrollo
urbano, agrario, ecosistémico y territorial; las relaciones obrero-patronales, la cogestión obrera, la
informatización de las relaciones sociales, la democratización de la economía, la propiedad y el
Estado mismo.
En cuanto a la pobreza en América Latina, los numerosos estudios sobre el tema han conformado
un heterogéneo espectro de investigaciones que intentan medir los grados de pobreza (CEPAL l983;
Altimir l979) y describir movimientos sociales de muy diversa índole (Jelin, comp. l985), estudiar
la segmentación de los mercados, el denominado sector informal (ver los trabajos de PREALC y los
publicados en "Nueva Sociedad" l987), las redes de la economía solidaria (Hardy l987; Razeto
l985), la informalidad y el cambio social (Palma l987) y el modo de vida de los pobres (Jelin l984;
Lomnitz l977) entre otros.
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Como alternativa de esta línea y ensayando la construcción de una alternativa teórico-metodológica,
están los estudios sobre las denominadas estrategias de sobrevivencia ("Demografía y Economía"
l98l), los cuales enfocan la problemática de la pobreza desde el punto de vista de la reproducción
social de la fuerza de trabajo, tomando como unidad de análisis la familia o Unidad Doméstica
(CENDES l989).
En relación al SIU su tratamiento ha venido evolucionando de manera similar al dado a Lo-Social.
Entreverado por lo general al enfoque de la pobreza, se ha visto mediatizado por una concepción
formalista, dualista y economicista que tiene varias vertientes de expresión. Entre ellas, las
siguientes divisiones:
= lo económico (racional) y lo no económico (no racional).
= lo urbano (moderno) y lo rural (atrasado).
= lo público (estatal) y lo privado (civil).
En relación a la dicotomía racional-no-racional o, lo que es lo mismo, formal-informal, podemos
señalar cinco variantes de secular gravitación en el pensamiento latinoamericano. Mediante éstas se
le ha venido reconociendo diversos estatutos al SIU, en sus relaciones con el Sector Moderno (SM)
de la economía.
l) Como fenómeno absolutamente residual cuya desaparición se produciría gracias a su absorción
funcional por parte del desarrollo económico latinoamericano.
2) Como fenómeno no residual que, habiendo adquirido cierta permanencia, sólo es capaz de
establecer relaciones de
subordinación con el SM, en virtud de lo cual el desarrollo de éste correlaciona con la explotación
de aquél.
3) Como fenómeno que habiendo ganado peso, tamaño, permanencia y, por lo tanto, resistencia a
la absorción productiva de los frutos del desarrollo tecnológico-industrial, se constituyó en uno de
los obstáculos que sólo distorsiones produce al redespliegue industrial latinoamericano.
4) Como sector capaz de establecer relaciones de interdependencia en virtud de lo cual
intercambia ventajas comparativas ideales con el SM.
5) Como forma absoluta que contiene en sí misma y de una vez para siempre, el espíritu
libreempresarial secularmente constreñido por el excesivo aparato jurídico-burocrático del Estado,
otrora mercantilista y actualmente intervencionista. Una vez redimida, la iniciativa privada
transitoriamente informalizada encontrará, supuestamente bajo el acicate de la libre competencia,
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los cauces naturales en aras del desarrollo de quienes hoy son sus nuevos portadores: los empresa-
rios informales los cuales mañana serán libres en la legalidad. Se cumplirá así la utopía liberal.
En relación con lo rural-urbano, que concitó prolíferos estudios sobre la modernización, dicha
dicotomía se reactivó a inicios del decenio de los `70, al comenzarse a asimilar la noción de
informalidad al polémico concepto de marginalidad. Su uso como sinónimos generó intensas
discusiones las cuales, entreveradas a la fuerte polémica sobre el campesinado, condujeron a la
división del fenómeno en dos grandes sectores informales: el urbano y el rural.
Estos adolecieron de ambigüedades tales, que la superación teórica de sus relaciones intersectoriales
encontró, finalmente, una salida pragmática que anuló el interés por lo rural en favor de la
centralidad urbana.
No obstante, en el transcurso del decenio de los '70, tomó cuerpo una nueva dimensión de la
informalidad en tanto sector social.
Con esta nominación =ambigua y residual como las referidas a Lo-Social= se hizo encajar en un
nuevo compartimento las múltiples entidades, agrupamientos y prácticas sociales que escapan a las
clasificaciones tradicionales que aún persisten en la división artificial entre lo público y lo privado.
Lo informal, igual que Lo-Social al que pertenece, fue definido no por lo que es, sino, por lo que no
es. Es lo no público, lo no privado, lo no formal, lo no rentable, lo no estructurado. En términos
sistémicos, una gran "caja negra" de la cual lo único que se sabe es que tiene un gran boquete de
entrada, un pequeño orificio de salida y una plétora de carencias de capital, educación y, antes de
"El Otro Sendero" (De Soto l987), de espíritu libreempresarial.
Se entiende, por lo tanto, el sentido negativo de adjetivos tales como marginales, informales, no
asalariados o ilegales para referirse a sujetos individuales y colectivos que constituyen relaciones
sociales diferentes y relativamente autónomas del modo de producción hegemónico.
Asimismo, se entiende la connotación peyorativa dada a una economía a la que no se le reconoce
carta de ciudadanía porque, supuestamente, no es pública ni privada. Es, por lo tanto, subterránea,
clandestina, informal.
Finalmente, se comprende el origen de algunas propuestas que, si bien constituyen una promisoria
alternativa para América Latina, en modo alguno abandonan los enfoques convencionales sobre la
realidad social vista desde la economía. Asumiendo que ésta es una totalidad mixta compuesta por
los sectores público y privado, han propuesto la creación de un tercer sector económico, como
estrategia de democratización del capital, la propiedad y la gestión del desarrollo económico.
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Tal es la lógica de la cogestión, cuyo desiderato es la triada de la democracia social, económica y
política y de la autogestión, que ve en dicho sector los gérmenes de una sociedad comunitaria.
Asimismo, de las propuestas homónimas siguientes:
= El fracasado Proyecto de Ley que, entre l977 y l986, bajo la consigna de hacer de Costa Rica un
país de más propietarios y menos proletarios, propuso la creación de un tercer sector de la
economía: el Sector de Economía Laboral (SEL), propiedad de los trabajadores mediante la
capitalización de las prestaciones sociales.
= El Programa Nacional de Microempresas Urbanas (SIMME) de Guatemala, para el cual el
SIU es el Tercer Sector de la Economía guatemalteca.
= El constitucional Sector Social de la Economía mexicana.
= La Economía Social, tesis del liberalismo constructivo y el aprismo, ambos consagrados
respectivamente en Colombia y Perú.
A estos sectores, por lo general, se les asignan rasgos organizacionales de tipo autogestionario,
cooperativo y otras modalidades de producción similares; dentro de éstas, unas veces se excluye y,
otras, se diluye la noción de SIU.
Con ello se agrega a la ambigüedad existente, una gama de nombres más con rasgos teóricos
específicos. Entre éstos, economía asociativa o cooperativa, economía popular de solidaridad,
organizaciones económicas populares o de base.
Veamos rápidamente algunas de estas nominaciones que, en Venezuela, intentan construir su propio
espacio de validación institucional.
Las Organizaciones Económicas Populares (OEP). Es el nombre dado en Chile a las
organizaciones económicas de sobrevivencia de los agrupamientos populares, conocidas como
empresas comunitarias (Colombia), organizaciones sociales de barrio (Perú) y solidarias de
desempleados (Brasil), nuevas sociedades de fomento (Argentina), y empresas asociativas y
organizaciones económicas de base (Venezuela).
Desde hace algunos años vienen siendo estudiadas por la Conferencia Episcopal y el Programa de
Economía del Trabajo (PET) de la Academia de Humanismo Cristiano, en especial por Luis
Razetto, Clarisa Hardy y otros.
Son unidades económicas colectivas productoras de servicios e ingresos para garantizar la
sobrevivencia de las familias más depauperadas.
Entre sus variadas actividades se encuentran las denominadas ollas comunes y cooperativas
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autogestionarias de muy diverso tipo a saber: producción y comercio de comestibles, construcción
de infraestructura y vivienda, bolsas comunales de trabajo, talleres de primeros auxilios y educación
popular.
Según Razeto, las OEP forman parte del movimiento laboral y popular. Son un momento en la
historia de la organización de las clases subalternas. Nacieron como respuesta de subsistencia ante
el deterioro socioeconómico estructural de Chile, expresado en índices sin precedentes de
desempleo, subempleo, marginalidad urbana y depresión generalizada de la calidad de vida.
Podrían contribuir junto a otras organizaciones de carácter solidario, cooperativo y autogestionario,
a la construcción de un mercado democrático, desconcentrado y descentralizado y un nuevo estilo
de desarrollo. Así la empresarialidad popular potenciaría la democracia económica, la democracia
política, el incremento de la calidad de vida y la difusión del conocimiento práctico.
En este sentido, las OEP son parte de los sujetos populares irredentos y, por lo tanto, portadoras
creativas de valores comunitarios y solidarios y de capacidades organizativas y de gestión tales, que
constituyen un potencial indiscutible, hasta hoy desaprovechado por un estilo de desarrollo que sólo
ha dado privilegios a los actores formales empresarios, profesionales y asalariados.
La Economía Asociativa: Este término adolece de un tratamiento que acentúa su ambigüedad. Por
un lado, se asimila a economía cooperativa; por otro, se esencializa el carácter supuestamente
comunitario, solidario, autogestionario y hasta cogestionario, de las prácticas económicas populares.
Para Pereira (l988) es la variable explicativa de un subconjunto de una indefinida Economía Social
venezolana. Esta se refiere al desarrollo planificado de cadenas de producción, distribución y
consumo barato de bienes y servicios producidos masivamente para los más pobres mediante
tecnologías apropiadas (Michelena 1988).
La economía asociativa es muy heterogénea y desarticulada, pero con una política de apoyo
decidida y sostenida, es posible hacer que adquiera un perfil con contornos auténticos. Vinculada a
otras formas organizativas de la sociedad civil, podría llegar a redimensionar el actual modelo en
vigencia, mediante la conformación de un Tercer Sector de la Economía: la Economía Social.
Inspirado en Razeto, Pereira (l988) define a la empresa asociativa o cooperativa cogestora,
accionaria, autogestionaria o comunitaria como la unidad económica integrada por personas cuya
meta es la solución de problemas comunes mediante la producción de bienes y servicios. Por lo
tanto, tiene una lógica diferente a la empresa capitalista y estatista, es decir, ajena al criterio de
beneficio económico en la organización de la producción y el trabajo, en la asignación de recursos y
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la acumulación de capital.
Siguiendo la nomenclatura del Fondo de Cooperación y Financiamiento para Empresas Asociativas
(FONCOFIN), Pereira (1988) le asigna a su unidad de análisis, los siguientes rasgos:
= Promueve la cultura productiva democrática y solidaria, la integración y la responsabilidad social
entre empresarios, trabajadores y comunidades.
= El capital social es de sus integrantes.
= Los trabajadores participan en la toma de decisiones.
= Incrementa la calidad de la producción y la satisfacción de necesidades sociales en el ámbito de su
economía externa.
= Optimiza el uso de los recursos humanos y materiales y conforma una organización productiva y
autónoma.
= Permite crear fondos que financian inversiones regionales y nacionales social y económicamente
rentables.
= Genera y administra servicios mediante comités de incremento tecnológico, capacitación
participativa, seguridad social, administración, crédito y otros.
La Economía Popular: Este término presenta mayor potencial de desarrollo conceptual y
operativo desde una perspectiva sociopolítica integral.
Los intentos de su caracterización son muy recientes en Venezuela. Se produjeron en el marco de
los Proyectos sobre "La Superación de la Pobreza" (ONU, PNUD) y bajo la consigna de la Deuda
Social que el Estado transfirió a los pobres, a propósito de la deuda externa (Pereira l986;
Michelena l988; Iranzo l989).
Inicialmente, se procuró dar cuenta de las capacidades de los pobres para autogenerar empleo e
ingreso mediante un amplio abanico de estrategias de sobrevivencia y de vida. Estas asumen,
diversas formas organizativas pero básicamente operan mediante unidades económicas de pequeña
escala o microempresas las cuales, no obstante que adolecen de serias restricciones para mantenerse
y expandirse, cumplen la meta fundamental de satisfacer, al menos, las necesidades esenciales de
las familias de más bajo ingreso.
Entreverada al enfoque de la pobreza pero ensayando una crítica al asistencialismo paternalista, la
economía popular comenzó a ser pensada como ampliación tanto de la ambigua noción del SIU
como del carácter asociativo de algunas estrategias populares. Al mismo tiempo, se puso de relieve
la necesidad de desarrollar las capacidades productivas de los pobres.
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En consecuencia, se propuso la constitución de comunidades urbanas de producción de bienes y
servicios. Su objetivo sería no ya el abaratamiento de los costos de la reproducción de la fuerza de
trabajo organizada o no, sino, la circulación ampliada de las ganancias con costos competitivos.
Las comunidades y barrios quedarían ensamblados a un proceso productivo social y cotidiano,
desconcentrado pero altamente integrado y motorizado, posiblemente por las grandes industrias del
SM, mediante avanzadas tecnologías de procesos y de organización.
Más recientemente, se llamó la atención sobre la necesidad de redimensionar la idea del proceso de
producción barrial o comunal, hacia el estudio de circuitos económicos populares, redes de
producción y comercialización o cadenas productivas de carácter local y regional (Iranzo 1989;
Cartaya, Rodríguez y Bernardo 1989).
Esta potencial línea de trabajo, tiene como insumos lo siguiente:
a) El avance de la planificación regional en América Latina (CENDES 1986).
b) La crítica a la sobreponderación de la producción a gran escala y de la dotación de bienes de
capital como factores determinantes del desarrollo.
c) La superación del enfoque de la pobreza en sus versiones asistencialista y productivista.
No obstante que se plantea desde la óptica dada por la economía y no ha tenido desarrollos teórico-
metodológicos, con ella se ha insinuado la necesidad de inscribir una nueva matriz en la
investigación, aún por iniciarse, de la economía popular en Venezuela.
Desde el punto de vista de los planes y programas de apoyo a la economía popular, esta potencial
vía podría abaratar el costo de los siguientes aspectos:
a) La promoción, selección, capacitación, organización, financiamiento y evaluación de grupos-
meta y unidades microeconómicas.
b) La dispersión ocasionada por la atención de la multiplicidad de problemas y patologías que se
encuentran en cada comunidad.
c) El acceso microempresarial al capital comercial.
Así, los planes y programas de apoyo a la economía popular podrían multiplicar sus efectos en
lo siguiente:
* El trabajo de las microempresas entre sí y con las organizaciones de base.
* El enfrentamiento colectivo de los estrangulamientos de la economía popular, en cuanto al
acceso a insumos y productos, la innovación tecnológica apropiada, la organización social, la
producción a pequeña escala y la comercialización de bienes y servicios para el consumo popular.
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* Favorecer mecanismos de comunicación e intercambio entre productores, comerciantes y
consumidores organizados por rama de actividad.
* Utilizar microempresas modelo con fines demostrativos de nuevas tecnologías y adaptaciones.
* Crear empresas de proveedores para microempresas.
Finalmente, consideramos que la promisoria propuesta para estudiar las cadenas productivas
populares necesita de un enfoque integral, trasdisciplinario pero con perspectiva sociopolítica aún
no totalmente construido.
Sociopolítica en el sentido de que es en las relaciones de poder entre actores individuales y
colectivos; en la manera como antagonizan y procuran dominarse y convencerse unos a otros en
sociedades históricamente fechadas, donde encontramos el punto de partida para abordar la cuestión
definida por la red de políticas y cómo se trata de comprender la especificidad de Lo-Social y la
economía popular en sus diversos contenidos, formas y relaciones recíprocas de determinación,
estructural y coyuntural, con los momentos co-constitutivos de la sociedad: el escenario electoral, el
régimen político-económico, la sociedad civil y el Estado.
Ello podría permitir, además, lo siguiente:
1) Descodificar la lógica que ordena el conjunto de actividades político-económicas e ideológico-
culturales populares.
2) Optimizar la competitividad y la rentabilidad social de la economía popular mediante dos
estrategias:
* La tecnificación y desarrollo organizativo de la oferta mediante la detección y apuntalamiento
de los eslabones económicos más fuertes.
* La creación y ampliación de la demanda potencial de bienes y servicios microempresariales,
mediante el apoyo al consumo familiar y la activación de mecanismos colectivos de satisfacción de
necesidades sociales.
Estas dos últimas estrategias plantean varios problemas que tienen fuertes implicaciones prácticas.
Dos de ellos parecen ser los siguientes:
1) La tensión dinámica entre los espacios territorial y económico y los impactos de sus
articulaciones en el modo de vida y de hacer economía de los agrupamientos populares.
2) El papel del Estado en la constitución, concertada con el capital industrial, de segmentos del
mercado para la producción a pequeña escala y en la integración selectiva de la economía popular al
resto de la sociedad.
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Nuestra mira apunta en consecuencia, hacia un enfoque que nos permita pensar la economía
popular y lo-popular mismo, desde las prácticas heterogéneas de los sujetos constitutivos de la
categoría pueblo, a partir de las cuales sea posible encarnar un proyecto de organización que guíe
las tareas de la transformación deseable y posible para la formación venezolana en su conjunto.
En este sentido, la economía popular y lo-popular definen una región específica del conjunto de
relaciones político-culturales de la sociedad venezolana. Mediante éstas adquieren sentido y
direccionalidad, las siguientes dimensiones:
a) La constitución hegemónica y no hegemónica de los sujetos sociales individuales y colectivos y
sus relaciones de fuerza.
b) La búsqueda de nuevos estilos de desarrollo democrático económica y socialmente rentables.
c) Las prácticas populares =de subsistencia y autodefensa de la vida, propositivas e innovativas=
que, tanto desde el lado de la oferta como del de la demanda, dinamizan la producción, circulación
y consumo de valores tangibles e intangibles de valor y de uso popular.
Un ámbito de la sociedad venezolana múltiplemente determinado cuyo carácter alternativo, si bien
no preexiste, podría llegar a ser definido por lo-popular, aunque no necesariamente.
Esto por cuanto su movimiento interno no se agota en la esfera de la solidaridad, la autogestión o la
subsistencia. Se potencia y expresa, dentro de una inagotable matriz ideológico-cultural, mediante
valores, folclor, instituciones, tradiciones, pasiones, mitos, poderes, conocimientos y aspiraciones
no siempre reconocidas y no siempre aceptadas.
Dicha matriz a la vez que es constituida por las prácticas de los sujetos sociales, populares y no
populares, de alguna manera siempre inédita ordena, potencia y da sentido al ejercicio del poder, a
la tensión dinámica entre subordinación, autonomía, consenso y disenso y a las luchas de los
agrupamientos populares por superar los problemas de la reproducción en sociedad, por ponerle
coto al deterioro de la calidad de vida, por el abaratamiento del consumo, por la reivindicación
colectiva del derecho a disfrutar de bienes y servicios e infraestructura institucional, económica,
cultural y social, en fin, a sus luchas por controlar el futuro de su modo de vida y de hacer
economía.

2) Caracterización General de la Economía Popular


Tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, los problemas teórico-metodológicos de
la investigación social plantean más interrogantes que respuestas. Es la razón por la que en este
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apartado realizamos una caracterización, necesariamente general, de la economía popular y los
sujetos microempresariales, buscando complementar de manera operativa, ambas dimensiones.
A) Desde el punto de vista cuantitativo, presentamos algunos datos que, si bien se refieren
exclusivamente al SIU, son los únicos oficiales con que se cuenta. No obstante, ofrecen un perfil del
significado estructural y heterogéneo que la población-objetivo de la política del Ministerio de
Desarrollo Social viene adquiriendo en el ámbito económico-laboral.
= Según la OCEI(l989), el SIU está conformado por uno de cada tres trabajadores urbanos, sea, no
menos de DOS MILLONES TRECIENTOS VEINTIOCHO MIL SETECIENTOS SETENTA Y
SEIS ciudadanos dedicados a los servicios domésticos (7.87%), cuentapropia (55.44%), empleados
de microempresas menores de cinco personas (36.68%). Este último porcentaje se desagrega en
empleados y obreros (51.79%), patronos (32.42%) y familiares no remunerados (15.79%).
= Para Márquez y Portela (l989), representa no menos del 60% del empleo en el transporte, no
menos de un tercio del empleo total en los servicios personales y domiciliarios, comercio al por
menor, transporte, construcción (sólo en estas cuatro ramas se concentra el 7l% del total de
empleados urbanos), textiles, restaurantes, hoteles, industrias de la madera y otras manufacturas.
= Su evolución en el transcurso de los últimos veinte años muestra la siguiente curva (OCEI
l989): descendió desde el 48.1% de la PEA nacional en abril de l969 al 44.8% en abril de l970 y al
31.7% en abril de l980. A partir de esta fecha ascendió al 42.1% en abril de l986 y se ubicó en el
38.3% en abril de l989.
= Según proyecciones de CORDIPLAN (l989), para l993 sumará el 36.2% de la PEA sólo en las
ocupaciones microempresariales, cuentapropistas y los servicios domésticos.
Estos datos cobran mayor relevancia a la luz de los estimados mínimos, tanto del Ministerio de
Trabajo (Padrón l989) que ubica al 43.7% de la población en situación de pobreza, como de
IVEPLAN (l989) que señala al 30% de los hogares actuales, sea, un total de 300.000 hogares
(Cartaya l989) que representan a no menos de UN MILLON QUINIENTOS MIL venezolanos que
viven en pobreza crítica.
Esto quiere decir que, sin considerar la población que vive en la pobreza extrema, nos encontramos
ante una región de la sociedad venezolana compuesta, conservadoramente, por no menos de
CUATRO MILLONES NUEVE MIL CUATROCIENTOS DOS venezolanos que viven en
situación de pobreza crítica. Situación que no es ajena, en modo alguno, a la dinámica
concentradora del sistema productivo nacional (a este respecto, Cartaya en su estudio citado,
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informa que para l983 el 46% de los trabajadores en situación de pobreza extrema y el 60% en
pobreza crítica, se empleaban en el SM).
Veamos el siguiente perfil ocupacional por sectores de los denominados informales (Márquez y
Portela l989):
= En servicios personales las mujeres ocupan el 59% de los puestos de trabajo y el 6l% de los
trabajadores son empleadas domésticas, cocineras y planchadoras. El 30% son cuentapropias tales
como zapateros ambulantes y jardineros. El ll% se ocupa en microtalleres de reparación de
electrodomésticos, muebles, equipos de hogar y autos, y otros.
= En comercio minorista el 64% son buhoneros, el 23% empleados de abastos y existe una alta
concentración de mujeres.
= En transporte el 75% son dueños de su propio vehículo y sólo el 2% son mujeres.
= En la construcción predominan los cuentapropias y empleados representando los albañiles,
carpinteros, electricistas, pintores y plomeros y algunos contratistas el mayor porcentaje.
= En textiles un 75% del empleo es femenino y otro 75% se clasifica como cuentapropia. No obs-
tante, esta cifra oculta un alto porcentaje de salarización encubierta.
= En el sector de restaurantes y hoteles, cuya figura informal típica es el expendio callejero de
comida, representa el 42% del empleo y obtiene ingresos mucho más bajos que los formales.
Basten los datos anteriores para dar cuenta de una realidad que golpea nuestros sentidos: la
existencia de una categoría de venezolanos que viven acicateados por umbrales estructurales de
incertidumbre y complejidad crecientes.
Amplios segmentos populares que se ven compelidos a crear sus propias fuentes de ingreso
permanente, intermitente, principal o complementario y a optimizar y maximizar sus muy escasos
recursos. Todo ello con la finalidad de asegurarse, al menos, las condiciones mínimas para su
reproducción social y biológica.
En otras palabras, nos encontramos ante un mundo social, política, económica y culturalmente
orgánico que encarna su propio MODO DE VIDA, su propio MODO DE HACER ECONOMIA.
B) Desde el punto de vista cualitativo, aportamos una caracterización general que tiene como
insumos trabajos realizados con la óptica del SIU, entre otros Cartaya, Rodríguez y Bernardo
(1989) e ILDIS (1989).
Los principales componentes de la economía popular son los siguientes:
1) Un fértil y complejo sistema de relaciones sociales, económicas, políticas y culturales heterog-
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éneas que tiene especificidad, movimiento interno y formas de articulación propias.
2) Formas temporales y espaciales de articulación e intercambio diferencial con el resto de la soc-
iedad, en especial con el SM, mediante múltiples y dinámicos mecanismos de complementación,
diferenciación, competencia, explotación, subordinación o exclusión. A través de éstos la economía
popular realiza las siguientes funciones:
* transfiere una considerable masa de ahorro productivo al SM.
* Intercambia, mediante mecanismos de rotación de corto y largo plazo, grandes cantidades de
fuerza de trabajo:
- En la perspectiva del largo plazo referida al ciclo de vida del trabajador, transfiere fuerza joven la
cual, luego de ser consumida productivamente y expulsada por el SM, es reabsorvida por la
economía popular. Los que regresan al final de su vida económicamente útil lo hacen, por lo
general, como cuentapropistas o microempresarios. -- En la perspectiva del corto plazo, tanto en la
crisis como en el auge, activa dispositivos procíclicos y anticíclicos de carácter defensivo. En la
depresión, al mismo tiempo que abre sus barreras de entrada para absorber considerables cantidades
de desempleados y subempleados del SM, aún a costas de su muy baja su productividad, cierra sus
válvulas microempresariales para expulsar trabajadores hacia el desempleo abierto. En la
expansión, reabsorbe su propia fuerza de trabajo y devuelve la que anteriormente había sido
expulsada por el SM.
* Genera dispositivos de ajuste a las asincronías del juego de la oferta y la demanda:
- Contrariamente al SM que se ajusta por la vía del desempleo, la economía popular lo hace por la
del ingreso. - En virtud de su capacidad anticíclica de absorber empleo, su oferta de bienes y
servicios crece, en términos absolutos, tendencialmente más en las crisis que en la expansión,
aunque puede mostrar oscilaciones más cortas que las del ciclo económico.
- La demanda de sus bienes y servicios incrementa con la bonanza y decrece con la depresión. Esto
por cuanto la dinámica de la economía popular está dada por el monto general de los ingresos
generados por el SM, en especial, de la masa asalariada del denominado sector público.
- Si bien la productividad de la fuerza de trabajo es menor que en el SM, la productividad del
capital en la economía popular es, en términos generales, sensiblemente mayor.
* Provee y compra cantidades importantes de insumos nacionales. * Construye, reconstruye y
repara activos fijos y maquinaria;
* Distribuye y consume productos modernos.
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* Produce bienes y presta servicios que responden a necesidades básicas y a un tipo de demanda
que a las empresas modernas no les interesa satisfacer o porque su escala de producción les
resultaría onerosa.
* Realiza partes específicas (v.gr.textiles) de procesos productivos desconcentrados, por lo
general, mediante relaciones de subcontratación.
3) Una compleja constelación de actividades que obedecen a lógicas socialmente tan distantes
entre sí, como son las que se realizan en las esferas de la pobreza y la reproducción. En la esfera de
la pobreza se distinguen las siguientes:
Las Estrategias de Sobrevivencia o actividades cotidianas, económicas y no económicas,
desplegadas por agrupamientos que viven acicateados por la urgencia y la contingencia y no pueden
darse el lujo de estar desocupados. Son muy heterogéneas, originales y dinámicas en la iniciativa de
responder con provecho a las situaciones imprevistas, por lo general, bajo modalidades de ayuda
mutua, asociativas, autogestoras y solidarias, vinculadas o no a prácticas de promoción comunal,
sindical, cooperativista o partidista. Pueden adquirir permanencia y constituirse en alternativa al
desempleo abierto o coyuntural. No obstante, por lo general, se confunden con el desempleo
encubierto y el subempleo dado que apenas permiten cubrir las necesidades primarias de las
unidades domésticas, son muy inestables, tienen ínfima rentabilidad y son incapaces de generar
excedente alguno, dado los volúmenes de operación tan pequeños con que trabajan.
Las Microunidades de Producción que registran apenas una mínima rentabilidad económica y
magros ingresos que hacen posible no sólo la subsistencia, sino, ciertos niveles de autoocupación
del excedente laboral. Ubicadas, como las anteriores, en la contracara de las leyes que rigen el
modo de operación de las empresas modernas, son socialmente productivas, al permitir avances
colectivos en la educación no formal y la organización de agrupamientos que viven en algunos
segmentos de la pobreza.
En el ámbito de la reproducción se están las siguientes:
Las Microempresas Subordinadas, que operan en segmentos del mercado controlados por el
SM. Presentan algún potencial de desarrollo en el mediano plazo pero no controlan precios,
volúmenes de producción, comercialización, insumos y, a veces, no son dueños de sus herramientas
o maquinaria. Carecen de acceso al crédito comercial y a tecnologías productivas y
organizacionales modernas. Trabajan con altos costos de producción y laborales y no pueden
acumular ni almacenar. Acuden al alargamiento de las jornadas de trabajo para mantenerse en el
17
mercado. Es un segmento muy heterogéneo en su capacidad real o potencial para ampliar su escala
y eficiencia, aun si se eliminaran las restricciones que las constriñen. Muchas de ellas están insertas
en relaciones de subordinación por subcontrato y, por lo tanto, de salarización encubierta.
Las Microempresas Autónomas, productoras de bienes y servicios que presentan mayor
estabilidad temporal y espacial. Ostentan cierta potencialidad de expansión y reinversión. Se
ubican en ramas y actividades que aseguran el retorno del financiamiento y la maximización de la
relación crédito-empleo.
4) Como rasgo promisorio, el movimiento interno de la economía popular perfila la necesidad de
asociación y cooperación, como eventual estrategia para enfrentar con mayor éxito las restricciones,
tanto de corte institucional y organizacional como político, cultural, financiero, tecnológico y
sicosocial que constriñen su desarrollo.
5) una capacidad dinámica que le permite absorber a una parte considerable del crecimiento
vegetativo de la fuerza de trabajo, del sobrante estructural y de los subempleados del SM, así como
de los voluntariamente excluidos de éste.
La anterior caracterización significa que no obstante el desapoyo, la insuficiencia, ineficiencia e
inadecuación de los servicios estatales recibidos y de los mecanismos estructurales de dependencia,
subordinación y explotación mediante los cuales se encuentra entreverada al resto de la sociedad, la
economía popular en Venezuela genera lo siguiente:
a) Una inagotable constelación de actividades económicas de pequeña escala que comercializan y
producen bienes y servicios de consumo popular, en muchos casos con altos costos los cuales, por
lo general, no pueden ser cargados al consumidor. Muchas de éstas contienen un potencial
productivo e innovativo susceptible de desarrollo.
b) Mecanismos de capacitación de fuerza de trabajo especialmente joven. Esta es absorbida con
relativa rapidez por el SM y, luego de haber cumplido un ciclo que puede ser más o menos largo de
vida productiva, se reincorpora a la producción en pequeña escala, por lo general, como
cuentapropista o titular de su microempresa.
c) Empleo e ingreso mínimo, necesario para asegurar la reproducción de amplios contingentes
humanos. En términos absolutos, el empleo y, por lo tanto, la oferta de los bienes y servicios que
produce, crece tendencialmente más en las crisis que en la expansión, aunque con oscilaciones más
cortas que las del ciclo económico. No obstante, existe un deslace con la dinámica de la demanda la
cual, dependiendo de la masa salarial generada por el SM, aumenta en el auge y se comprime con la
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crisis.
d) Un ahorro que, paradójicamente, no es redistribuido hacia los grupos sociales de pobreza crítica
y extrema, sino, transferido al SM.

3) Las características de las microempresas populares. De acuerdo con diversos estudios (vgr.
ILDIS 1989), el perfil socioeconómico de las unidades de producción y comercialización de bienes
y servicios a pequeña escala, puede ser caracterizado desde varios ángulos complementarios. No
obstante, el que aquí presentamos, no puede asumirse como típico, sino, como rasgos generales que
pueden acentuarse diferencialmente dependiendo, en especial, del sector y del tipo de actividad
realizada.
La Forma que Adquieren las Relaciones de Producción.
= Por lo general existe autonomía en la organización del trabajo propio. No hay dependencia
directa de una instancia externa con posibilidad de decidir sobre este punto, aunque ésta pueda,
indirectamente, determinar niveles de intensidad y duración de la jornada pero siempre mediada por
la decisión de la unidad productiva, predominantemente unipersonal o cuentapropista.
= Los implementos disponibles muchas veces móviles tales como herramientas y una que otra
máquina de segunda mano y obsoleta, son de propiedad familiar o del (o la) titular de la unidad
doméstica. Exceptuando la vivienda, sólo en pocas ocasiones se puede hablar de alquiler de los
medios de producción.
= Existe, por lo general, una asimilación entre unidad doméstica, unidad productiva y propietario.
Se conforma así una acentuada tendencia al establecimiento de permeables relaciones laboral-
familísticas, imbricadas a la vecindad, el barrio o la localidad mediante lazos solidarios, asociativos
y de compadrazgo, dentro de las cuales juega un papel muy importante el otorgamiento del crédito
ágil (fiado) para consumidores de bajos ingresos.
= El tipo de relación propietario-trabajador es, por lo general, diferente a la contractual de
compraventa de fuerza de trabajo al estilo del SM.
* Se sustenta en un "convenimiento", es decir, un acuerdo de palabra parcialmente implícito
mediante el cual los integrantes intercambian ventajas comparativas.
* Estas están dadas por la pericia del conductor de la unidad, la socialización de sus conocimientos
y medios de producción, la eficiencia y capacidad del ocupado, por lo general joven, y el valor que,
tanto el titular como los ocupados, agregan al producto.
19
= Se carece casi por completo de la capacidad de contratar fuerza de trabajo al estilo salarial del
SM.
* Este tipo de relación es sustituido, por lo general, por el trabajo de familiares no remunerados y
por el trabajo a destajo de los allegados, adultos y menores de edad.
= Cuando se tiene alguna capacidad empresarial, la remuneración de la fuerza de trabajo es
precaria. Esto por cuanto para mantenerse en el mercado, muchos titulares se ven compelidos a lo
siguiente:
* comprimir salarios, utilidades y costos de producción y operación (v.gr. eliminando del precio del
producto el uso del local y los gastos de agua, luz o teléfono cuando la unidad productiva se
encuentra dentro de la vivienda o viceversa);
* ampliar la jornada de trabajo;
* desatender el mantenimiento y la reposición de equipos o maquinaria;
* evadir la normativa sobre tributación, salud ocupacional, calidad de los productos, derechos
laborales y de seguridad social.
= La división técnica permite una relación personal con el producto.
* Tanto el titular como el ocupado operan con la totalidad del objeto de trabajo;
* el tiempo de trabajo necesario y excedente no es factor de cálculo de la remuneración;
* por lo general, el diferencial salarial entre trabajador y microempresario no es significativo, a
diferencia de las empresas modernas en las cuales el patrono no participa en el proceso de trabajo;
* el valor agregado por el trabajador al producto es mayor que la remuneración reconocida.

Las Características Materiales y Técnicas de la Actividad Económica.

= Su inserción mercantil la realizan de manera marginal, dependiente o autónoma en segmentos de


fácil acceso y bajo poder adquisitivo y estratos competitivos o débilmente oligopolizados del
mercado, así como en áreas geográficas periféricas y tecnológicamente inferiores al SM a las que
venden bienes y servicios diferenciados.
= Adolecen de una lenta rotación del capital dado que se ven compelidos, por lo general, a dar
crédito a plazos más largos que exceden el promedio en cada rama. El ofrecimiento de facilidades
de pago es casi el único recurso al que pueden recurrir para competir en condiciones oligopólicas.
= Ostentan una muy baja relación capital-trabajo. Esta, medida a través de los activos totales por
20
hombre ocupado, expresa:
* una baja o muy baja productividad marginal de la fuerza de trabajo ocupada;
* una brecha entre productividad física y monetaria dada la subrremuneración de los factores;
* la adopción de procedimientos muchas veces rudimentarios e intensivos en mano de obra;
* el empleo de herramientas de fácil manejo, maquinarias y equipos por lo general obsoletos y de
segunda mano;
* la precariedad de la infraestructura física y
* la escasa inversión inicial de capital.
= Presentan vías de entrada y salida muy laxas. Para su ingreso se requiere, lo general, sólo de lo
siguiente:
* la inversión de los ahorros propios o familiares;
* un conjunto de conocimientos suficientes para el tipo de actividad que desarrollan. Estos tienen
las siguientes características:
- son rudimentarios y eminentemente prácticos;
- por lo general se adquieren fuera de los canales formales de la educación, en especial, mediante el
ejercicio mismo de la actividad de que se trate;
- son absolutamente insuficientes para gerenciar la expansión del negocio y conocer la dinámica del
mercado y la política.
= La relación capital-trabajo está marcada por la segmentación de los mercados. Es variable y
correlaciona con una muy baja productividad física.
* Para las microempresas que se ubican mayoritariamente en el comercio ambulatorio y los
servicios no calificados, el capital requerido es mucho menor que el necesitado en las manufacturas,
dado el nivel tecnológico utilizado por lo general en este tipo de actividades.
= Como contracara de la situación de las empresas del SM, las microempresas populares adolecen
de un restrictivo y casi nulo acceso al mercado formal de insumos y productos y al crédito tanto de
los proveedores como al bancario, cooperativo y promocional. Esto por las siguientes razones:
* El sistema financiero tiene una estructura, condiciones y modalidades de operación adecuadas a la
atención de medianas y grandes empresas y, más recientemente, de pequeñas industrias con
capacidad de responder a sus exigencias.
* Su insolvencia no les permite presentar garantías prendarias ni proyectos al estilo bancario. En
todo caso, la formalización exigida por los entes financieros para decidir sobre las solicitudes de
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pequeño crédito, resultan mucho más caras que el monto solicitado.
* La precariedad del modelo de gestión microempresarial atenta contra sus posibilidades de acceso
a los mercados financieros y de capital. Carecen de registros contables, balances, personería
jurídica, normas de administración y regulación. Esta situación se expresa en el bajo perfil de sus
calificaciones, en especial gerencial, y en la dificultad para evaluar la relación costo-beneficio de
sus operaciones para incrementar sus recursos de capital.
* Imposibilidad para manejar pasivos, almacenar, ofrecer estabilidad ocupacional (reforzada por la
alta rotación de la fuerza de trabajo), mejorar sus condiciones de trabajo, incrementar la
productividad laboral y la capacidad de reproducción de la fuerza de trabajo, y cubrir los costos de
la legalización.
* Incapacidad para obtener e incorporar combinaciones técnicas para mejorar la calidad de sus
productos, ampliar los estrechos volúmenes de producción, incrementar su baja o muy baja
productividad y, aun, darle continuidad al proceso productivo.
* Incapacidad para la compra de insumos al por mayor. Los altos costos de la compra al detalle no
siempre pueden ser cargados al consumidor.
* Incapacidad para contratar asesorías y publicidad, a fin de crear, conocer y ampliar la demanda y
competir con el SM, en especial, en periodos de aumentos salariales.
* Imposibilidad para influir sobre el mercado, a excepción de su elasticidad para cambiar de
actividad y jugar con el ingreso medio como variable de ajuste ante la variación de los precios
establecida por las empresas modernas de mayor productividad y suficiencia financiera.
* Ausencia de un estatuto jurídico-institucional que las proteja y promueva.
= Sometidas por lo general a relaciones de subordinación y explotación, la producción de bienes y
servicios a pequeña escala se traduce en ingresos de poca o nula relevancia para la generación de
excedentes. En consecuencia, las microempresas populares están obligadas a lo siguiente:
* recurrir al usurero informal o no y a parientes o amigos, con lo cual el crédito adquiere costos más
altos que los vigentes en el mercado formal y sus condiciones cortoplacistas no permiten la
ampliación de su capacidad productiva.
* Pagar altos intereses por el crédito, muchas veces restrictivo, de algunos proveedores.
* Pagar precios de monopolio a los proveedores que exigen exclusividad en la compra de productos
e insumos y en el alquiler de equipos.
* Conceder crédito a plazos más largos que el promedio de la rama de actividad de que se trate,
22
dado que es uno de los pocos mecanismos con que cuentan para mantenerse en el mercado.
* Privilegiar el trabajo sobre otros insumos y medios de producción.
* Adoptar combinaciones técnicas que suplan al capital, entre ellas la contracción de la
remuneración al trabajo y el consumo del trabajo propio del microempresario.
* Incrementar el costo medio de la reproducción de la fuerza de trabajo, al verse obligadas a
trasladar sus altos costos de producción al consumidor para poder mantenerse en el mercado.
* Utilizar condiciones ajenas a las reglamentarias que rigen para las actividades empresariales del
SM.
* Sobrevivir hasta el momento en que su tamaño mínimo o las condiciones de su estabilidad no se
constituyan en requerimientos suficientes para que las empresas oligopólicas justifiquen el riesgo de
aprovechar la economía de pequeña escala y el capital de que dispone ésta.

El Tipo de Actividades Desplegadas.


Es este aspecto el que más dificulta visualizar criterios clasificatorios. No obstante, esto no es una
limitante, sino, una expresión del potencial de creación, crecimiento, diversificación y expansión de
las operaciones autogeneradas por la economía y la cultura popular.
La casi inimaginable diversidad de actividades que se despliegan en los ámbitos urbanos y rurales
de la producción y comercialización de bienes y servicios, la versatilidad para satisfacer necesidades
básicas, la originalidad de las iniciativas para atender situaciones no previstas, la lógica económica
desplegada, las habilidades y el ingenio demostrado en la adaptación de bienes de capital, en el uso
de tecnologías alternativas y apropiadas y en la distribución del escaso excedente económico, dan
cuenta de la inadecuación de la clasificación oficial que agrupa las microempresas por rama de
actividad. No obstante, el propósito de nuestro trabajo, que no incluye la elaboración de una
tipología específica, nos obliga, primero, a utilizar los tres sectores clásicos en el entendido de que
la dinámica del abanico y la combinatoria de la inagotable economía popular, rompe los paradigmas
de la ciencia oficial y, segundo, a ofrecer un listado, necesariamente indicativo y general, de
actividades que pueden servir tanto al SM como a los consumidores de bajos ingresos.

PRODUCCION: Se refiere a la creación, construcción, cultivo y extracción de bienes físicos


mediante un proceso de transformación o aplicación de insumos (productos intermedios o materia
prima a los que el trabajo agrega un valor) en productos intermedios o finales.
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- alimentos, bebidas y tabacos.
- confección de textiles y artículos de cuero (calzado, carteras, vestimenta).
- confección de artículos de madera y muebles.
- productos de papel e imprenta (tarjetería, membretes).
- productos químicos, cauchos, plásticos o derivados.
- productos metálicos, maquinaria y equipos (metalmecánica, microtalleres).
- artesanías (producción tradicional básicamente manual, indígena, campesina o urbano-popular).
- construcción local.
- agricultura y pesca (pequeños huertos, conucos, pesca artesanal).

SERVICIOS: Se refiere a la producción de bienes intangibles mediante el uso de ciertos medios


(herramientas, equipos, conocimientos prácticos).
- Transporte local de personas (excluye el servicio urbano formal).
- Servicios a las empresas del SM (transporte y almacenamiento de carga, reparación y
mantenimiento de activos fijos, recolección y reciclaje de desechos de papel, vidrio y metales).
- Servicios personales y de los hogares (barbería, peluquería, limpieza, cuido de niños, jardinería.
plomería, electricidad, pintura, albañilería, limpieza, fumigación, tintorería, y reparaciones de
calzado, electrodomésticos, vehículos, refrigeradoras y vestimenta).
- Servicios de diversión y esparcimiento (música, organización y animación de fiestas).

COMERCIO: Se refiere a las actividades mediante las cuales se hace circular las mercancías
producidas por las empresas medianas y grandes del SM, es decir, se compran para ser vendidas y
revendidas. Se distingue el microcomercio con local y el ambulante con puesto fijo o sin éste.
- alimentos, fruterías, quincallas, pescadería, carnicerías, bodegas, zapaterías, mueblerías, ferreterías
y concreteras.
- hospedaje y comedores populares.

El Tamaño de las Unidades de Producción.


Este indicador, como el anterior, ha sido muy controvertido, en especial, cuando se pregunta qué es
pequeño y respecto de qué. Los parámetros varían si se piensan para Estados Unidos, Europa y
algunos países de la Región.
24
No obstante, en América Latina desde hace algún tiempo existe una aceptación generalizada de que
la microempresa se ubica entre los rangos siguientes: uno o dos ocupados; no menos de cinco
empleados y menos de diez empleados.
En Venezuela, el proceso de formulación e implementación en marcha de la Política de Apoyo a la
Economía Popular, ha fijado la atención en un conjunto más amplio y dinámico de aspectos, para
una adecuada y flexible conceptualización cuantitativa y cualitativa de la microempresa popular.
Esta es aquella unidad económica urbana y rural que produce y comercializa bienes y servicios a
pequeña escala, si bien para el SM, también y prioritariamente, para la satisfacción de las
necesidades sociales de la economía popular y el consumo de las unidades domésticas de más bajos
ingresos.
Como ya quedó definido, la microempresa popular en virtud de su menor tamaño, sus reducidos
volúmenes de ventas, su baja relación capital-trabajo y su poca productividad física, obtiene
utilidades mínimas y sus posibilidades de expansión son muy limitadas.
Dado el cúmulo de sus restricciones, entre las cuales se cuenta la acrecencia de un marco jurídico-
institucional que las proteja y promueva y el nulo o marginal acceso al mercado de bienes y
servicios, las microempresas populares se ven obligadas a privilegiar el uso intensivo de la fuerza
de trabajo. Esto por cuanto enfrentan una relación de precios de los factores en la que, en contraste
con la situación de las empresas del SM, les resulta más barata la mano de obra pero más caro el
capital y los insumos, aun siendo estos últimos nacionales.
La microempresa puede ser unipersonal, contractual, familiar, asociativa, cooperativa o
comunitaria.
Por lo general, su proceso productivo tiene un carácter artesanal en la medida en que está
entreverado a relaciones de compadrazgo, familísticas y vecinales solidarias y se nutre con materias
primas locales y tecnologías tradicionales consistentes en herramientas, métodos y equipos muy
manuales; asimismo, de una relación personal de los trabajadores y el o la titular, que es uno de
éstos, con la totalidad del objeto de trabajo y, por ende, con el producto final.
Algunas, como las específicamente productoras de artesanías indígenas, campesinas y popular-
tradicionales, expresan y conservan los componentes ideológico-culturales autóctonos que definen
la identidad del ser venezolano.
En coherencia con la caracterización anterior, es necesario conocer no sólo el número de ocupados
y el valor del capital fijo, sino, además en lo posible, el monto de las operaciones y ventas, el costo
25
del capital por trabajador, la localización geográfica (zonas deprimidas, periféricas, urbanas y
rurales, fronterizas ), sus redes de comercialización, la distancia y potencialidad de los mercados
(locales, restringidos, más o menos amplios, etc.), el uso de insumos nacionales y tecnologías
intensivas en fuerza de trabajo y apropiadas a la pequeña escala, el porcentaje del valor agregado, y
el sistema de relaciones sociales en la que se encuentra inserta.

4) El Problema de la Medición.
Desde hace varios lustros se viene produciendo en América Latina una enriquecedora experiencia
investigativa, un abundante conocimiento y valiosos resultados sistematizados a propósito de la
implementación de planes y programas de apoyo, en especial financiero, al denominado SIU.
En Venezuela la situación es contrastante. Existen numerosos estudios, dentro de los cuales los
dieciséis volúmenes realizados por CORDIPLAN en l98l-84, los del ILDIS y el CENDES son
aportes significativos, pero el conocimiento de la economía popular es aún insuficiente. En
consecuencia, no es posible aún, como sería deseable, lo siguiente:
a) Medir su capacidad de absorción productiva más allá de la cual la inversión socioeconómica
requerida produciría ineficiencia e ineficacia en el uso y producción de los recursos propios.
b) Precisar la magnitud de los potenciales grupos-objetivo de la política de apoyo a la economía
popular.
c) Comprender y valorar la heterogeneidad de las actividades que se desarrollan al interior de la
economía popular, las cuales van desde estrategias de subsistencia hasta microunidades económicas
estables y con ciertos niveles de rentabilidad.
d) Valorar los problemas cambiantes que enfrentan los conductores y ocupados de las
microunidades populares.
e) Calibrar la magnitud de la oferta y demanda real y potencial de bienes y servicios de la economía
popular.
f) Cuantificar el ahorro productivo que la economía popular le transfiere al SM a través de sus
articulaciones diferenciales.
Ciertamente, la carencia de instrumentos de medición apropiados dificulta realizar diferenciaciones
precisas, tanto al interior de la heterogénea economía popular como entre ésta y otras prácticas de la
política, la economía y la cultura de otros sectores o clases en los ámbitos vecinales, municipales,
estadales, regionales y nacionales.
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Por otro lado, las estadísticas existentes no dan cuenta de las formas de articularse los diversos
segmentos de la pobreza, la denominada informalidad, la economía popular, la sociedad civil, el
Estado el resto del sistema productivo. Pero, además del tratamiento económico y cuantitativo, la
economía popular y el desarrollo social asumido como meta, necesitan ser valorados
cualitativamente mediante un enfoque transdisciplinario y sociopolítico integral aún no totalmente
construído.
Sumándose a lo anterior, tenemos los siguientes hechos:
1) la actual política macroeconómica y de reajuste estructural, fuertemente orientada a la apertura
del sistema productivo a la inversión extranjera, la competencia internacional y la exportación, aun
en detrimento de la ampliación del mercado interno, no contempla un marco jurídico que proteja,
promueva y regule la existencia y desarrollo de la producción a pequeña escala.
2) El deterioro de las estructuras sindicales. El sindicalismo ha perdido organicidad. Electoralmente
cautivo, no ha elaborado estrategias de captación de las nuevas formas de expresión política de los
agentes económico-sociales populares.
3) El Estado venezolano está en formal proceso de reforma en un contexto de crisis estructural. Esta
se traduce en pérdida de credibilidad, dada su inadecuación institucional para responder con eficacia
al síndrome de necesidades básicas que se dejaron de cubrir en el largo plazo de treinta años.
Dado el cuadro anterior, cuyos rasgos más inquietantes son el deterioro sin precedentes de la
calidad de vida, la descomposición social, la incertidumbre generalizada y la contracción de las
expectativas de amplios grupos sociales, no parece vislumbrarse en el corto o mediano plazo,
alteraciones sustantivas en la política macroeconómica ni en la composición de las estructuras
sindicales que hagan pensar en la posibilidad de que el conjunto de trabajadores microempresariales
y por cuenta propia, microempresarios, microproductores, artesanos, consumidores y demás agentes
económicos y vecinales urbanos y rurales que integran la economía popular en Venezuela, pudieran
ostentar una centralidad en el periodo de transición hacia un nuevo estilo de desarrollo.

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