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Muchas personas que han escuchado del glorioso evangelio de nuestro Señor Jesucristo
y que han aceptado a Jesús como el Salvador y Señor de sus vidas tienen preguntas
sobre el bautismo del Espíritu Santo. Existen básicamente dos razones para dichos
cuestionamientos:
1. La importancia que dicha doctrina tiene, ya que nuestro Señor Jesús habló de
ella, así como Juan el bautista y los apóstoles.
Un pastor dice una cosa, un líder dice otra, y así se genera la confusión.
Varias cosas para decir con respecto a este pasaje. Lo primero, es que la palabra
bautizar significa sumergir, lo único que Juan está diciendo, es que Jesús sumergiría en
el Espíritu Santo, o daría el Espíritu Santo. Cabe recordar, que hasta ese momento de la
historia nadie tenía el Espíritu Santo, pues Éste, entraba y salía de los individuos como
en el Antiguo Testamento.
Otra cosa importante es que en el contexto del pasaje, el fuego del que se habla no es el
fuego de la gloria de Dios (o del Espíritu Santo), sino de castigo, vea los versículos 10 y
12. Incluso en el verso 12 el fuego está hablando del infierno.
Actos 1, 5: “Porque Juan a la verdad bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados
con el Espíritu Santo no muchos días después de estos”.
Actos 1: 8, “Más recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros […]”
Aquí, Jesús, después de resucitado, estaba hablando con los apóstoles. Era un tiempo
de transición, en el que apenas comenzaba la iglesia que Jesús estaba edificando. Era
necesario que el regalo de Dios para su pueblo llegara: El Espíritu Santo. Jesús había
dicho que él se iba, pero ellos tendrían otro Consolador, que sería el Espíritu Santo,
quien no sólo estaría con ellos, sino también en ellos (dentro de ellos, Juan 14: 17) No
se puede discutir aquí, si los apóstoles ya eran salvos o no, pero sí, es seguro que la obra
completa del Espíritu Santo dentro de la iglesia en la época de la gracia, no había
comenzado y empezaría en Pentecostés.
Lo que pasó en Pentecostés, fue la llenura del Espíritu Santo, para inaugurar la primera
iglesia cristiana, Actos 2: 1-4. Y note que la evidencia externa de esto, fue la
predicación del evangelio, Actos 2: 6-7. Allí se comenzó a hablar en lenguas o idiomas
de cada oyente, para poder predicarles el evangelio.
En Actos 8: 5-17, Felipe tenía el Espíritu Santo pero no pudo darlo a los Samaritanos,
pues ésta, era una labor que Jesús había encomendado a los apóstoles. Por esta razón,
tuvo que descender Pedro a Samaria.
Aquí se le abre la puerta del evangelio a los Samaritanos, y note que es la primera vez
que ellos reciben el Espíritu Santo, cuando son bautizados por él. (Actos 8: 15-16)
Alguien se podrá preguntar, pero ¿Por qué los Samaritanos ya habían sido bautizados y
habían creído y no tenían el Espíritu Santo? La razón, es que es una época de transición,
y era necesario que dicha labor la hiciera Pedro, quien tenía las llaves del reino de los
cielos o las llaves del Evangelio, para darlo a todos.
Actos 10: 44-48. “Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó
sobre todos los que oían la palabra. Y se espantaron los creyentes que eran de la
circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los gentiles se
derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas extrañas y
que magnificaban a Dios. Entonces Pedro respondió: ¿Puede alguien impedir el agua
que no sean bautizados estos, que han recibido el Espíritu Santo también como
nosotros?”
Algunos han argumentado que Cornelio ya era salvo y luego recibió el bautismo del
Espíritu Santo, pero la Biblia enseña que Cornelio era un buen hombre religioso, pero
no salvo (Actos 10: 1-2; Actos 11: 12-16).
Desde este momento, es muy claro en la Biblia que todo aquel que recibe la salvación
por la sangre de Jesucristo, es bautizado en el (o con el) Espíritu Santo.
1 Corintios 12: 13, “Porque por un mismo Espíritu somos todos bautizados en un
mismo cuerpo, Judíos o griegos, siervos o libres; y a todos se nos ha hecho beber en un
mismo Espíritu”.
Este texto enseña que todos los que han recibido a Jesucristo como Señor y Salvador
han sido bautizados con el Espíritu Santo. Y por eso son miembros del cuerpo de Cristo,
que es la iglesia. Efesios 1: 13, “En el cual esperasteis también vosotros, así oyendo la
palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación: en el cual también desde que
creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
Es muy claro cuando dice que en el momento de creer el cristiano es sellado con el
Espíritu Santo, ese día obtiene la promesa de Lucas 24: 49. Actos 1: 4, habla
indistintamente de la Promesa y del bautismo lo que indica con toda claridad, que el
mismo día que se es salvo, somos Dios sella al creyente y lo bautiza con el Espíritu
Santo.