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Seña en Társis

Por Fabio Carballo


Isaías 66: 19, “Y pondré entre ellos seña; y enviaré de los escapados de ellos a las
naciones, a Társis, a Pul, y Lud, que tiran arco, a Tubal, y a Javán, a las islas
apartadas, que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria, y publicarán mi gloria entre las
naciones”.
Respecto al debate en cuanto a la Biblia en español quiero presentar mi humilde
opinión como creyente en Cristo y como un hombre que cree en la Biblia, y en ésta,
como la única revelación perfecta de Dios para el momento actual.
No presento mi argumentación de la forma como lo he escuchado hasta el momento.
Por un lado están los defensores del Texto Griego Recibido, que miran a cada
instante las palabras griegas y dan a entender que no hay una Biblia en español
confiable, la mayoría de estas gentes me parece son creyentes sinceros en sus
convicciones y le doy gracias a Dios por su trabajo en la obra cristiana. En la otra
orilla de la batalla, se encuentran aquellos que argumentan con pasión convicciones
de conveniencias por alguna Biblia en español, en particular la Reina-Valera 1960), y
ésta, como altamente confiable. Los argumentos de este grupo son de carácter menos
erudito y pienso de mayor intransigencia.
Así que el debate se ha convertido en una guerra entre el positivismo escritural de
algunos fundamentalistas contra el subjetivismo apegado al fruto de otros
fundamentalistas. Se mira el debate como uno entre los frutos dados por una Biblia y
el apego al texto original de otras. Y encuentro entonces en tal contienda, grandes
desarrollos de filosofías, ataques entre ministros y tristemente personas muy cargadas
con esta situación. Me parece incluso que algún personaje a tratado de mediar en la
situación mostrando una nueva revisión de la Biblia 1909, Biblia que a mi manera de
ver no se sabe bien si es una 1909 revisada, una King James en español o una 1960
actualizada. Un grave problema que encuentro en esta última forma de revisión es el
de los anacronismos lingüísticos.

Ante esta situación tan escabrosa, tan dolorosa y angustiante. Me pregunté sobre lo
que Dios piensa de todo esto. ¿Cuál será la posición de la misma Biblia? Creo en las
doctrinas bíblicas por el testimonio interno de la misma Biblia, y también por el
resultado que están dan en mi vida, empero, el testimonio interno de la Biblia está
por encima de cualquier resultado. Así que procuré de manera sincera, buscar algún
testimonio interno de la Biblia con respecto a este asunto.
Este estudio, fue primeramente un mensaje predicado en la Misión Bíblica Bautista
de Marinilla, Antioquia, Colombia, ante un pequeño grupo de hermanos.
El versículo a estudiar es: Isaías 66: 19, “Y pondré entre ellos seña; y enviaré de los
escapados de ellos a las naciones, a Társis, a Pul, y Lud, que tiran arco, a Tubal, y a
Javán, a las islas apartadas, que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria, y publicarán mi
gloria entre las naciones”. Éste es un testimonio interno de la Escritura con respecto a
su preservación.
El versículo citado habla de varios lugares en el mundo, lugares que para el tiempo
en que se escribió este pasaje (alrededor de 700 años a. C.) tenían una posición
geográfica definida en el globo. Lugares reales, que eran conocidos y a los cuales se
había viajado. Tales lugares son:
Pul: Sitio de difícil identificación. La Biblia habla de Ful, rey de los Asirios en 2
Reyes 15: 19 y en 1 Crónicas 5: 26. La palabra Hebrea es la misma en este caso lwp,
y habla de un tal rey de los asirios. Asiría era un reino al oriente de Israel en lo que
hoy día podría considerarse la región de Irak.
Lud: Este nombre se encuentra en Génesis 10: 22 y en Ezequiel 27: 10 y 30: 5, es
identificado con Libia. Un pueblo, como en el día actual, en el norte de África y al
oeste de Egipto.
Tubal: Era aparentemente un pueblo del norte en la parte superior de Asía, al oeste
del mar negro. Ezequiel 38: 2-3 lo relaciona con Gob. Pueblos caucásicos del norte.
Javán: Grecia. Véase. Daniel 10: 20.
Las islas apartadas: Sin referencia clara.
Társis: La Biblia habla de las naves de Társis, y en la historiografía tradicional, se
identifica a Társis con Tartessos, en el sur de la península Ibérica, o sea, en el sur de
España. De Társis se tienen muy buenas referencias en la historiografía secular. Así
por ejemplo:
“Las primeras noticias sobre Tartessos proceden de las fuentes literarias antiguas.
En la Biblia se menciona una veintena de veces el nombre de Tarsis (1 Rey 10:
2), navíos fuertes y grandes que se utilizan para expediciones comerciales lejanas
posiblemente en las costas del mar rojo. En algunos libros bíblicos más tardíos, el
nombre de Tarsis parece identificarse con un lugar localizable en el Mediterráneo
occidental y rico en metales preciosos “Tarsis comerciaba contigo (Tiro)…con
plata, hierro, estaño y plomo comerciaba…” (Ezequiel, 27, 12). En este período
(siglo VII a. C.), los fenicios de Tiro traficaban con Andalucia a través de sus
factorías costeras y podemos aceptar que estas menciones de Tarsis corresponden
a la zona del sur de la península Ibérica”1[1]
De la misma manera, la Enciclopedia Universal Ilustrada refiere: “Pueblo de la parte
meridional de la península Ibérica. Los tartesios vivían en el valle del Gualdaquivir
[…] La primera vez que aparece el país de los tartesios en la historia es en la Biblia,
en la cual varios pasajes citan el país de Tarshish…”2[2]
Después de identificados estos sitios, puede empezar a pensar en la seña o señal.
Mire nuevamente el versículo 19 de Isaías 66, “Y pondré entre ellos seña; y enviaré
de los escapados de ellos a las naciones, a Társis, a Pul, y Lud, que tiran arco, a
Tubal, y a Javán, a las islas apartadas, que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria, y
publicarán mi gloria entre las naciones”
Hasta aquí, se nota que Dios pondrá una seña entre ciertas personas (es Dios de
acuerdo a los versos 17 y 18: “17 Los que se santifican, y los que se purifican en los
huertos, unos tras otros: los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón,
1[1] Gran Larousse Universal, Plaza y Janes Editores S. A. Volumen 19, Barcelona, España, 1993, pp.
12083-12084.
2[2] Enciclopedia Universal Ilustrada Europea Americana, Volumen T, Espasa Calpe s.a. Madrid, 1958.
juntamente serán talados, dice Jehová. 18 Porque yo entiendo sus obras y sus
pensamientos: tiempo vendrá para juntar todas las naciones y las lenguas; y vendrán,
y verán mi gloria. 19 Y pondré entre ellos seña […]” y también Dios enviará de los
escapados de estas personas a las naciones que no habrían oído de él, que no habrían
visto su gloria y allí, estos escapados publicarán la gloria de Dios.
Antes de poder dar una interpretación a la señal o de tratar de inferirla, es importante
ir a las bases o contexto inmediato del texto. ¿Quiénes son aquellos a los cuales Dios
utilizará?
El verso 18 dice: “Porque yo entiendo sus obras y sus pensamientos: tiempo vendrá
para juntar todas las naciones y las lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y
pondré entre ellos seña”.
De acuerdo al contexto inmediato, aquellos serán personas de las mismas naciones,
escapados de las mismas naciones. Escapados que en relación con la profecía de
Isaías, irían a las naciones a publicar la gloria de Jehová.
Ahora bien, estas palabras de Isaías 66 son en su mayoría escatológicas. Es evidente,
que tienen que ver más que con el presente de la situación, con el futuro de la misma.
Es importante aquí, entender el lenguaje profético, para no caer en contradicciones.
Este tipo de lenguaje se puede mirar desde el pasado, desde el presente hacia el
pasado y desde el presente al futuro. El señor J. Edwin Hartill llama a este tipo de
visión “el principio del aplazamiento o de intervalo profético”, indicando que el
leguaje profético se puede analizar como dos montañas que aunque parecen estar
unidas o cercanas, pueden tener un intervalo de cientos de años. Así por ejemplo el
texto de Isaías 9: 6-7: “Porque niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado
es asentado sobre su hombro; y llamarse ha Admirable, Consejero, Dios, Fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz. La multitud del señorío y la paz no tendrán término,
sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndole, y confirmándole en juicio y
en justicia desde ahora para siempre. El zelo de Jehová de los ejércitos hará esto”. No
indica, a primera vista, un largo intervalo entre la encarnación y el reinado terrenal de
Cristo3[3]. Y esto, utilizando el mismo libro al que se hace alusión, el profeta Isaías.
Otro excelente ejemplo de este principio de intervalo profético lo vemos en Actos
(Hechos) 2: 16-21:
“16Mas esto es lo que fué dicho por el profeta Joel: 17Y será en los postreros dias,
(dice Dios,) que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos, y
vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos
soñarán sueños. 18Y de cierto sobre mis siervos, y sobre mis criadas en aquellos
dias derramaré de mi Espíritu; y profetizarán. 19Y daré prodigios arriba en el
cielo, y señales abajo en la tierra, sangre, y fuego, y vapor de humo. 20El sol se
volverá en tinieblas, y la luna en sangre, ántes que venga el día del Señor grande
e ilustre. 21Y acontecerá, que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo”.
Aquí Pedro utiliza la profecía de Joel 2: 28-32. Profecía que evidentemente no se ha
cumplido por completo, y que el mismo Joel utiliza dentro del contexto del futuro
reinado de Dios en la tierra. Sin embargo, por lo menos la primera y la última parte
de ésta es cumplida: Derramaré mi espíritu sobre toda carne, y todo el que invocaré el
3[3] J. Edwin Hartill, Manual de Interpretación Bíblica, Ediciones las Américas, México, 2003, p.138.
nombre del Señor será salvo.
Es en este punto, donde quiero hacer notar varias cosas del texto de Isaías 66.
Nótese:
1. El pasaje se está refiriendo a Jerusalén, Isaías 66: 10.
2. Algunos judíos estaban haciendo lo incorrecto en Jerusalén y se burlaban de
cierto remanente apartado para Dios, v 3; 5; 17.
3. Dios promete a los apartados para Él, que recibirán la venganza de esto, v. 5;
13; 14
4. Parte de la promesa de Dios consiste en la restauración de Jerusalén, en la
renovación hacia el culto agradable a Dios, vs. 7-14. En estos versos es
importante notar la idea del nacimiento de la nación, dice el verso 8: “¿Nacerá
toda una nación de una vez?” En esta restauración de Jerusalén está implícito
el hecho de que las otras naciones un día llegarán allí y mamarán o tomarán
leche de los pechos de su madre Jerusalén, v. 11. Claro que hay una
referencia a la nueva Jerusalén, v. 22. Y se nota en el contexto una alusión a
la renovación del sábado y las disposiciones legales, v. 23.
Se ve nota entonces una idea muy importante: la verdad maravillosa de la
restauración de Jerusalén y de una nueva vida.
5. Entonces, de Jerusalén saldrá la leche espiritual que llenará a las naciones, y
note una verdad maravillosa, la palabra LENGUAS, sólo está en el verso 18.
Así que Dios no está hablando aquí de lenguas, sino de naciones. Claro, no
los estados nacionales como se conocen hoy en día, pero sí naciones con
cierta cultura propia más allá de su lengua.
Y un día, en Pentecostés, se llegó el primer tiempo (las primicias) de juntar a las
naciones (Actos 2: 5), a los judíos representantes de todas estas naciones. Y note, los
representantes de todas estas naciones como en Isaías 66: 19. Y se juntan allí también
las lenguas (cp. Isaías 66: 19 con Actos 2: 7-8), Y estas naciones vieron la gloria de
Dios. Y Dios puso una seña en ellos, esa seña fue su Espíritu. Así que, de estos
personajes de pentecostés se convirtieron como 3.000 hombres.
Y con este sello (Efesios 1: 13), fueron incluso perseguidos (Isaías 66: 19,
escapados), en la persecución a causa de la muerte de Esteban (Actos 8: 1-4), y
debido a esto, ellos, los de las naciones, se fueron a sus mismas naciones, regresaron
a sus lugares, a los lugares en ese momento conocidos. Al norte de Jerusalén, al
Oriente de Jerusalén, al Oeste de Jerusalén, al sur de Jerusalén. Ellos fueron a llevar
la gloria de Dios.
Fueron a los lugares que nunca habían visto la gloria de Dios a publicar ese mensaje,
mensaje que se fue consolidando, mensaje del cual manarían las naciones, mensaje
que sería la leche, de la que beberían las naciones (1 Pedro 2: 2). Mensaje que Dios
quería, por lo menos, desde los tiempos de Isaías llegara a Társis, o sea, a España
(Romanos 15: 24, 28). Ese mensaje llegó proféticamente a España, enviado desde
Jerusalén, pues a los judíos fueron confiados los oráculos de Dios (Romanos 3: 2).
Así que, el propósito de Dios de que su Palabra estuviera en España, está claro.
Esto indica que: Dios mismo guardó su Palabra, para que llegara a España, pues Él
tenía, por lo menos, desde los tiempos de Isaías un propósito con España (Társis).
Fue necesario que el tiempo oscuro pasara, que el tiempo de reinado de muerte que
impuso la Iglesia Católica un día fuera terminando en Europa, para que así saliera a
la luz esta disposición maravillosa.
En España en el siglo XVI, sale a luz esa Palabra completa y correcta en el idioma de
España. No que no estuviera, pero sí, que Dios permitió tal contradicción católica
para probar a sus siervos. Y sale una Biblia en medio de la persecución, en medio de
las ofensas, de los rechazos, la Biblia del Oso y luego la Biblia del Cántaro, la Reina-
Valera 1602.
Y luego la iglesia romana, no teniendo el control absoluto en Europa, traslada su
fuerza misional a Latinoamérica. No permitiendo la entrada de la Biblia de Valera,
hasta que por fin Dios, de otra manera y con otro movimiento, permite que las cosas
se den, es así, como el movimiento independentista liberal latinoamericano del siglo
XIX, permite la entrada de la Biblia Reina-Valera, con la revisión al castellano de
América Latina. Y así tenemos, gracias Dios, la Antigua Valera 1865.
Las islas apartadas, también tendrían esa bendición, ¿Dónde llegó Cristóbal Colon?
A las islas de República Dominicana y Haití.
La seña en Társis, el Espíritu Santo, es el conductor de todo esto, es el que publica la
Gloria de Dios. ¿Será acaso que se equivocó en las fechas? El publica la gloria de
Dios por medio de la Biblia.
Dios prometió esta bendición a España, en Isaías 66: 19. No hay razón para que en el
día de hoy se estén publicando nuevas Biblias, y menos que desde finales del siglo
XIX se esté tratando de decir que no hay Palabra de Dios en español. ¿Serán las
nuevas Biblias, el resultado de la fuerza profética de Dios al pueblo que habla
español? ¿Estarán los revisores de estas nuevas Biblias tratando de mejorar la obra de
Dios en el siglo XVI? Es evidente que dentro de la línea Bíblica Dios preservó
Biblias del texto recibido en las naciones mencionadas en Isaías 66.
Gracias sean dadas al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos reveló la
salvación y la plenitud espiritual a través de su santa Palabra.
La principal razón, para no cambiar la Palabra de Dios en español, será entonces, la
misma promesa de Dios.

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