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• Se trata de manifestaciones singulares y únicas de algo que lo trasciende y
que posee un carácter general, universal, de “momentos que hacen época”, de hitos que
expresan un cambio en las “tendencias rectoras” de la Historia Universal.
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relaciones de sucesión en el tiempo (lo vivo, lo
relaciones espaciales (lo inerte, lo inmóvil)
cambiante).
Se caracterizan por el hecho de su
Se perfilan por su carácter único, irrepetible,
repetición, en el reino de la necesidad,
se alojan en el ámbito de la libertad, como
donde impera la dinámica determinista de
manifestaciones de una voluntad consciente.
las leyes inmutables.
Se identifican con el imperio de la conciencia
Se identifican con la primacía de la especie,
individual, lo desigual, lo cambiante, lo
la uniformidad, lo fijo, lo completo, lo
inacabado, lo activo, la intersubjetividad, lo
pasivo, lo atómico, lo exógeno.
endógeno.
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• La congenialidad entre presente y pasado forma parte de nosotros; el
conocimiento histórico es su toma de conciencia, la elaboración comprensiva de esta
memoria, estos recuerdos que nos constituyen sin que lo sepamos.
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LA MATERIA HISTÓRICA: EL DOCUMENTO
• La noción de “fuente” delimitando una región específica de objetos que
constituye la materia prima del trabajo histórico es producto del pensamiento alemán del
siglo XIX.
• Para el pensamiento histórico alemán del siglo XIX, las “fuentes” aparecen
como una realidad objetiva, nunca elaborada por el historiador, dadas de antemano y
alojadas preferentemente en determinadas instituciones destinadas a su preservación.
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Relación de inmediatez subjetiva: El documento no es una copia de los
hechos sino un conjunto de trazas incompletas que permiten al historiador
una representación del pasado. El documento muestra la inmediatez no
meditada de nosotros con el pasado, esta inmediatez subjetiva que es el
recuerdo o la memoria. Privilegia el papel desempeñado por la interpretación
psicológica del documento, descifrando en ellos la intención de los
protagonistas, donde los episodios no son “hechos” objetivos e inertes sino
“actos de voluntad”. El historiador no se comporta con neutralidad fría ante el
documento, debe percibir en él el eco que justifica las palpitaciones de la
actualidad. (Droysen)
o La historiografía alemana privilegia los testimonios escritos, aunque no olvida
nombrar y utilizar otros géneros.
o Prefiere las “fuentes de los grandes hombres”: obras literarias, memorias y
correspondencias de reyes, políticos, diplomáticos, etc.
ESTRUCTURAS ESPACIALES
• La historiografía alemana del siglo XIX se lanza a una verdadera “guerra” para
neutralizar la presencia histórica el “espacio”:
o Configuran un espacio lo más fijo y atemporal posible.
o El lugar por excelencia del discurso histórico alemán es el “Estado”.
• El Estado se trata de una entidad concreta y cambiante, una fuerza que tiende
a expandirse y a chocar con otras fuerzas, dinámica que el historiador debe narrar.
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• Asimismo, para los historiadores alemanes del siglo XIX el Estado pertenece a
los “destinos del mundo”, forma parte de la historia universal, cuyas “ideas directrices”
encarnan.
ESTRUCTURAS TEMPORALES
• Con el objetivo de facilitar el análisis, la dimensión del tiempo histórico puede
considerarse desde una doble perspectiva:
o Consideración transversal, estudiando las relaciones de simultaneidad que,
para un mismo periodo considerado, mantienen entre sí los distintos niveles de
realidad analizados.
o Consideración longitudinal, estudiando las relaciones de sucesión que
mantienen entre sí los momentos de un devenir. (CONTINUIDAD)
o La identidad que el historiador debe producir ya no está fuera del tiempo, debe
descifrarse en el tiempo, se revela como esencia inmanente a la sucesión de los
hechos.
o La identidad producida es un principio activo, una “fuerza”, opuesta a la pasividad
estática de la ilustrada “naturaleza humana”.
o ¿Cómo se lleva a cabo esta producción de identidad? El investigador debe hacer
familiar, acercar lo lejano en el tiempo, conjurar lo exótico y dispar que parece
revestir al pasado.
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o La producción de una identidad presente-pasado posee, además, todo un conjunto
de derivaciones:
Las formaciones históricas (épocas, Imperios, culturas, Estados, etc.),
tienden a comprenderse a partir del testimonio de lo que constituye
su núcleo protagonista: las elites del pensamiento, los grandes estadistas
y legisladores, los fundadores religiosos, los jefes militares.
La identidad producida no es neutra, posee efectos prácticos inmediatos,
los historiadores alemanes del siglo XIX conceden una función político-
pedagógica a sus investigaciones. Esta función puede realizarse de dos
maneras:
• Al modo de Ranke: El saber histórico sirve para formar estadistas,
fortificando sus juicios en materia de alta política, aguzando su
capacidad de análisis de las situaciones. El historiador cumplirá mejor
este objetivo cuanto más neutra sea su exposición, dejando que los
hechos, por sí mismos, eduquen el diagnóstico geopolítico del estadista.
• Al modo de Droysen: El historiador fabrica un discurso que debe producir
en el lector un espíritu patriota, un tipo de sujeto que se identifique con
el universo moral de una sociedad organizada como nación-estado. La
investigación no puede reproducir los hechos como acaecieron, genera
una representación del pasado a través del desciframiento del presente.
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• A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, se produjo una redistribución del
saber que provocó la aparición de la Biología y de la “vida” como concepto definitorio de
una región del conocimiento.
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exteriores. profundidad respecto a la visibilidad de los episodios.
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• ¿Cuáles fueron los puntos de unión entre el modelo filológico y la escuela
histórica alemana?
o La filología intervino en la producción del conocimiento basado en fuentes, sirvió
para construir la verdad histórica.
o Los historiadores aplican, a partir de la filología, tres tareas para develar la
autenticidad de un documento:
1. Crítica externa: Este primer paso consiste en fijar la verdad de lo singular
(ocurrencia de los hechos contados) a partir del imperio de lo universal o
colectivo (posibilidades lingüísticas). Implica, por tanto:
• Constatar que el documento concuerde con los requisitos factibles de la
lengua en una época dada.
• Precisar la fecha, lugar, autor, etc., a partir del contenido del documento.
2. Crítica interna: Consiste en corroborar que la información del documento no
sea errónea. Parte de la expresión manifiesta para penetrar en el
pensamiento y las intenciones del autor. Para ello, el historiador debe tomar
en cuenta el uso del lenguaje del autor, para determinar:
• Su pertenencia social, profesional, política, etc.
• Y decidir el grado de exactitud de su testimonio, su verdad o falsedad,
sus intenciones.
3. La comprensión: Se trata del paso de la interpretación psicológica a la
interpretación pragmática (conexión de los hechos) y la hermenéutica de las
ideas: “tendencias”, horizonte moral, “grandes móviles” en el curso de los
sucesos.
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