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1. Introducción
En los años setenta, el modelo ISI afronta una crisis por la incapacidad de mantener el
ritmo de cambio técnico que exigía el desplazamiento en la frontera tecnológica internacional,
en el contexto de la economía cerrada. No se desarrollaron las industrias de bienes de capital e
insumos estratégicos, ni se pudo financiar las importaciones de estos bienes con exportaciones
manufactureras.
Desde los años ochenta, y durante los noventa, la política de apertura y desregulación de
la economía (AD) facilitó la incorporación a las nuevas corrientes del comercio internacional,
de forma predominante hacia procesos de producción globales, los cuales presentan un
crecimiento extraordinario con una relación inversa respecto al resto de la actividad
productiva caracterizada por el relativo estancamiento.
3. Productividad y competitividad
En las primeras dos décadas, que corresponden a la ISI, la productividad del trabajo y el
total de los factores crecen en un contexto de aumento simultaneo del empleo, la inversión y
el producto. El crecimiento en la inversión correspondió tanto al sector privado, nacional e
internacional, como al sector público, que participa activamente en la actividad productiva
directa mediante empresas publicas así como en la construcción de infraestructura, cuyo
financiamiento se realizó principalmente con endeudamiento externo.
Durante el periodo de ISI, las remuneraciones medias del personal ocupado incrementaron
su capacidad adquisitiva de forma constante, en particular a partir de los años setenta tales
remuneraciones alcanzaron en términos reales su nivel histórico más alto a mediados de los
años setenta.
Los momentos de contracción más relevantes son las crisis seguidas por recuperaciones
parciales. Los salarios mínimos llegaron a representar en el año 2000 una capacidad
adquisitiva de nivel equivalente a un tercio del máximo histórico alcanzado en 1976. La
disminución del nivel medio de las remuneraciones y su pérdida de importancia en el PIB son
compatibles con el tipo de especialización productiva y comercial de la economía, y han
permitido sustentar las nuevas inversiones de capital, al elevar la rentabilidad del mismo.
La variable central en los programas de ajuste económico ha sido el salario real, como
instrumento para alcanzar la estabilidad macroeconómica (un fenómeno a corto plazo), pero
su nivel favoreció la especialización productiva (determina el desempeño en el largo plazo) en
actividades intensivas en el uso de mano de obra poco cualificada.
Las ventajas de costos salariales pueden perderse a medida que las organizaciones
diversifican geográficamente los procesos productivos.
Los bajos salarios, la pobreza y la inequidad en la distribución del ingreso pueden ser
considerados factores que limitan la capacidad de innovar y adoptar tecnologías avanzadas, al
restringir la movilidad social y la formación de recursos humanos.
La intensidad tecnológica de los bienes producidos en cadenas globales no implica que ese
valor tecnológico sea creado localmente, si no se realizan localmente esfuerzos significativos
para el desarrollo tecnológico.
El sector productivo realiza un bajo y homogéneo esfuerzo en México, mientras que en los
países más desarrollados tiene una mayor magnitud y es muy disperso entre sectores de
distinta intensidad tecnológica. Este comportamiento se explica por la importancia adquirida
por cadenas de producción global que en algunos casos producen localmente bienes de alta
intensidad tecnológica, pero fundamentalmente en aquellas fases del proceso productivo
intensivas en el uso de mano de obra.
Un elevado y creciente déficit son el resultado de los costos que representa para la
economía no desarrollar capacidades tecnológicas. Un déficit que no corresponde con
dinamismo productivo y una especialización virtuosa, denota deficiencias en el sistema
productivo e innovador nacional.
6. Conclusiones