Vous êtes sur la page 1sur 29

La palabra estigma (del griego, στíγμα, stigma, mancha o picadura) puede hacer referencia:

• En biología general, alude a diferentes órganos de los seres vivos:


○ En botánica, estigma es la parte del gineceo de las flores que recibe el polen
durante la polinización.
○ En zoología, estigma es cada una de las aberturas con que se comunica el
sistema respiratorio de los insectos y otros artrópodos de vida aérea con el
ambiente, y a través de los cuales se realiza la ventilación respiratoria.

• Los tilacoides son sacos aplanados, o vesículas, que forman parte de la estructura
de la membrana interna del cloroplasto; sitio de las reacciones captadoras de luz de
la fotosíntesis y de la fotofosforilación; las pilas de tilacoides forman
colectivamente las grana.
• Los tilacoides se apilan como monedas y las pilas toman colectivamente el nombre
de grana (plural neutro de granum). El medio que rodea a los tilacoides se denomina
estroma del cloroplasto. Los tilacoides son rodeados por una membrana que
delimita el espacio intratilacoidal, o lumen. Las membranas de los tilacoides
contienen sustancias como los pigmentos fotosintéticos (clorofila, carotenoides,
xantofilas) y distintos lípidos ; proteínas de la cadena de transporte de electrones
fotosintética y enzimas, como la ATP-sintetasa. La membranas de los tilacoides de
los grana en contacto con otra membrana de tilacoide no contienen ATP-asa ni
fotosistema I, pero contienen muchos fotosistemas II, puesto que es el fotosistema
que no necesita luz. Las membranas rodeadas del estroma del cloroplasto si
contienen fotosistema I, fotosistema II, ATP-asa, citocromo B6.
• Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Tilacoide"

El almidón es un polisacárido de reserva alimenticia predominante en las plantas, y


proporciona el 70-80% de las calorías consumidas por los humanos de todo el mundo.
Tanto el almidón como los productos de la hidrólisis del almidón constituyen la mayor
parte de los carbohidratos digestibles de la dieta habitual. Del mismo modo, la cantidad de
almidón utilizado en la preparación de productos alimenticios, sin contar el que se
encuentra presente en las harinas usadas para hacer pan y otros productos de panadería.
Los almidones comerciales se obtienen de las semillas de cereales, particularmente de maíz
(Zea mays), trigo (Triticum spp.), varios tipos de arroz (Oryza sativa), y de algunas raíces y
tubérculos, particularmente de patata (Solanum tuberosum), batata (Ipomoea batatas) y
mandioca (Manihot esculenta). Tanto los almidones como los almidones modificados
tienen un número enorme de posibles aplicaciones en los alimentos, que incluyen las
siguientes: adhesivo, ligante, enturbiante, formador de películas, estabilizante de espumas,
agente anti-envejecimiento de pan, gelificante, glaseante, humectante, estabilizante,
texturizante y espesante.

Un fotorreceptor es toda célula o mecanismo capaz de captar la luz. En la naturaleza


existen varios tipos de células fotosensibles, tanto en animales como en vegetales, pero en
este artículo nos vamos a centrar en las células fotorreceptoras del sistema visual de los
vertebrados (que es diferente a los sistemas visuales de otros animales como los insectos o
los moluscos), y en especial de el Sistema Visual Humano (SVH). En el SVH los
fotorreceptores se localizan en el interior del ojo y existen dos tipos diferentes: los conos y
los bastones.
Comprender el mecanismo de captación la luz de los fotorreceptores y formación de
imágenes del SVH es muy importante para el desarrollo de las tecnologías de adquisición y
reproducción de la imagen.

Teca
• Puede referirse a:
○ El nombre común de la planta Tectona grandis
○ El nombre común de la planta Cistus albidus

Índice:
1 CITOPLASMA BACTERIANO: VISIÓN DE CONJUNTO
2 MATERIAL GENÉTICO: EL NUCLEOIDE
2.1 EL CROMOSOMA PROCARIOTA
2.1.1 MÉTODOS DE OBSERVACIÓN Y ESTUDIO
2.1.2 COMPOSICIÓN QUÍMICA, ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DEL
CROMOSOMA
2.2 PLÁSMIDOS
2.2.1 DEFINICIÓN Y CONCEPTOS GENERALES
2.2.2 FENOTIPOS DETERMINADOS POR LOS PLÁSMIDOS
2.2.3 REPLICACIÓN DE LOS PLÁSMIDOS
2.2.4 REGULACIÓN DEL NÚMERO DE COPIAS
2.2.5 REPARTO DE LAS COPIAS A LAS CÉLULAS HIJAS
2.2.6 INCOMPATIBILIDAD ENTRE PLÁSMIDOS Y GRUPOS DE
INCOMPATIBILIDAD
2.3 ELEMENTOS GENÉTICOS MÓVILES
2..3.1 ELEMENTOS TRANSPONIBLES "CLÁSICOS"
2.3.2 "NUEVOS" ELEMENTOS GENÉTICOS MÓVILES
3 RIBOSOMAS; SÍNTESIS Y PLEGAMIENTO DE PROTEÍNAS
3.1 ESTRUCTURA DEL RIBOSOMA EUBACTERIANO....................................
3.2 EL MECANISMO DE LA SÍNTESIS DE PROTEÍNAS
3.3 EL PLEGAMIENTO DE LAS PROTEÍNAS: PAPEL DE LAS PROTEÍNAS
CELADORAS (“CHAPERONAS”)
4 INCLUSIONES Y ORGÁNULOS PROCARIOTAS
4.1 INCLUSIONES DE RESERVA
4.1.1 INCLUSIONES POLISACARÍDICAS
4.1.2 GRÁNULOS DE POLI-ß-HIDROXIBUTÍRICO (PHB) Y DE POLI-
HIDROXIALCANOATOS
4.1.3 INCLUSIONES DE HIDROCARBUROS
4.1.4 GRÁNULOS DE CIANOFICINA
4.1.5 GRÁNULOS DE POLIFOSFATOS
4.1.6 GLÓBULOS DE AZUFRE
4.2 OTRAS INCLUSIONES
4.2.1 INCLUSIONES DE SALES MINERALES
4.2.2 FICOBILISOMAS
4.3 ORGÁNULOS PROCARIÓTICOS CITOPLÁSMICOS
4.3.1 CARBOXISOMAS (= CUERPOS POLIÉDRICOS)
4.3.2 VACUOLAS DE GAS
4.3.3 CLOROSOMAS
4.3.4 MAGNETOSOMAS
ENLACES

1 CITOPLASMA BACTERIANO:
VISIÓN DE CONJUNTO
El citoplasma bacteriano es la masa de materia viva delimitada por la
membrana citoplásmica. En su interior se albergan:

cuerpos nucleares (nucleoide);

plásmidos (no en todas las cepas bacterianas);

ribosomas;

inclusiones (no en todas);

orgánulos (no en todas).

Al igual que en los demás seres vivos, el citoplasma es un sistema


coloidal cuya fase dispersante es agua junto con diversas sustancias en
solución (citosol), y cuya fase dispersa está constituida por macromoléculas y
conjuntos supramoleculares (partículas submicroscópicas). La viscosidad es
mayor que la del citoplasma eucariótico, estando desprovisto de corrientes
citoplásmicas.
Observación:
A microscopía óptica, obviamente es poco lo que se puede distinguir en
él. En las células jóvenes se suele teñir de modo uniforme, teniendo un
carácter basófilo (debido a la abundancia de ARN). En las células viejas se tiñe
irregularmente, debido a la aparición de inclusiones y a la acumulación de
sustancias de desecho.
A microscopía electrónica destaca el carácter granulado, producido por
los numerosos ribosomas (que a los aumentos habituales aparecen como
partículas esféricas), aunque se observa una zona irregular hacia el centro,
más transparente a los electrones, que se debe a los cuerpos nucleares
(nucleoide). En los intersticios entre las partículas granuladas existe una
sustancia amorfa en la que no se pueden distinguir más detalles, y que
corresponde a la fase dispersante acuosa de la que hablábamos más arriba.
La nueva visión del citoplasma bacteriano (2005)
Los nuevos métodos citológicos y moleculares nos están dando una
nueva visión en la que el citoplasma bacteriano está más organizado y es más
dinámico de lo que pensábamos hasta hace poco. Resumiremos esta nueva
imagen:

en el citoplasma bacteriano hay una clara separación espacial y funcional


entre la zona central, donde se localiza el nucleoide y en la que se da la
transcripción, respecto de la zona periférica rica en ribosomas, en la que se
da la síntesis de proteínas.
La maquinaria para la replicación del cromosoma (replisoma) se localiza en
un sitio concreto, hacia el centro de la célula, y muy probablemente ligado a
la membrana.

Por el replisoma fijo va pasando el cromosoma para su replicación,


empezando por el origen oriC. Los cromosomas hijos van siendo desplazados
hacia los polos (segregación), de modo que conforme avanza la replicación,
cada oriC se sitúa cada vez más cerca de un polo celular.

La proteína FtsZ es homóloga de la tubulina eucariótica, y al comienzo de la


división se polimeriza formando un anillo por debajo de la membrana en el
centro de la célula. Este anillo parece servir de andamio para el “divisoma”,
implicado en la formación del septo transversal que conduce al nacimiento
de las dos células hijas.

Hay una proteína homóloga de la actina, que se polimeriza formando


amplias hélices que recorren la célula de polo a polo, y que junto con el
peptidoglucano, determina la forma celular

Se han descubierto proteínas que oscilan rápida y continuamente de un


extremo a otro de la célula (en cuestión de segundos), y que parecen
implicadas en la regulación del ciclo celular.
En resumidas cuentas, hoy sabemos que el citoplasma procariótico es más
dinámico, estructurado y complejo que lo que creíamos hace unos pocos años.
-------------------------------
En este capítulo nos dedicaremos al estudio de las principales
estructuras y macromoléculas que alberga el citoplasma. Comenzaremos con
la organización a gran escala del material genético bacteriano, seguiremos con
una rápida revisión sobre los ribosomas y la síntesis y plegamiento de las
proteínas, y terminaremos con las inclusiones y orgánulos especiales que
presentan algunas bacterias.

2 MATERIAL GENÉTICO: EL
NUCLEOIDE
El ADN es el material genético de los procariotas, al igual que del resto de
seres vivos (celulares). Dicho ADN está contenido en una región concreta del
citoplasma, denominada nucleoide, en la mayoría de los casos sin estar
separado por membrana (hay un par de bacterias en las que se ha descubierto
una membrana rodeando al nucleoide). El genoma es el conjunto de genes y
secuencias de ADN de un organismo. En el caso de bacterias, el elemento
obligatorio del genoma es el cromosoma, aunque es frecuente encontrar
unidades de replicación autónomas llamadas plásmidos, que son dispensables
(si se pierden, la bacteria sigue siendo viable).

2.1 EL CROMOSOMA PROCARIOTA


2.1.1 MÉTODOS DE OBSERVACIÓN Y ESTUDIO
A microscopía óptica
En las células en fresco, los nucleoides se pueden poner de manifiesto
(usando microscopio de contraste de fases) ajustando el índice de refracción
del medio (haciendo que dicho índice sea igual al del resto del protoplasma).
Se logra más detalle usando los recientes microscopios confocales de barrido.
Usando tinciones (en preparaciones fijadas previamente): se pueden
emplear colorantes básicos (como los de tipo Feulgen), siempre que
previamente se destruya el ARNr (que podría enmascarar al nucleoide)
mediante hidrólisis ácida o enzimática. Otro buen sistema es emplear el
bromuro de etidio, colorante que se intercala en la doble hélice del ADN y
que permite visualizar los nucleoides de color anaranjado con un microscopio
provisto de luz ultravioleta.
A microscopía electrónica de transmisión
Para evitar artefactos de laboratorio, frecuentes en la fase de fijación
para la microscopía electrónica, se recurre a un método de congelación rápida
seguida de criosubsitución. Las imágenes muestran al nucleoide como una
región más o menos delimitada y libre de ribosomas, dentro del citoplasma, no
rodeada de membrana, con muchos lóbulos y un aspecto fibroso. Nuevas
técnicas de microscopía electrónica combinada con análisis computerizado de
imágenes acaban de revelar que el nucleoide de las células en reposo (en fase
estacionaria) se empaqueta de un modo muy ordenado, formando toroides
espirales recubiertos de subunidades de una proteína especial.
Métodos de obtención
Para obtener nucleoides “intactos” se recurre a la lisis suave de las
células (con detergentes no iónicos) en altas concentraciones de sales (p ej.,
NaCl) con posterior ultracentrifugación en gradientes de densidad de sacarosa.
Si el procedimiento se realiza a 25ºC el nucleoide se aisla relativamente libre
de restos de membrana, pero si se hace en frío (4ºC) el nucleoide queda
asociado a grandes restos de envueltas.
Estudios moleculares
La biología molecular, especialmente a través de las técnicas de ADN
recombinante, permite la caracterización física detallada de los genomas.
Muchos genomas de procariotas han sido cartografiados mediante mapas de
restricción, pero en la actualidad ya contamos con más de 400 genomas
totalmente secuenciados, lo que está permitiendo avances espectaculares en
todos los ámbitos de la genética y bioquímica de estos microorganismos.
2.1.2 COMPOSICIÓN QUÍMICA, ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN
DEL CROMOSOMA
Los cromosomas aislados muestran una composición de un 60% de ADN,
30% de ARN y 10% de proteínas.
El ADN sigue el modelo clásico de Watson y Crick: dos hebras
antiparalelas en doble hélice de 2 nm de diámetro, paso de rosca de 3,4 nm y
10 pares de nucleótidos por cada vuelta de la espiral. La mayor parte de este
ADN está en conformación B, aunque existen zonas donde se puede dar la
configuración Z.
En la mayor parte de las bacterias este ADN constituye un solo
cromosoma circular, cerrado covalentemente (ADN c.c.c.). Existen algunas
excepciones, en el sentido de que podemos encontrar cromosomas lineares o
incluso más de un grupo de ligamiento (más de un cromosoma):

en el género Borrelia el cromosoma es lineal con los extremos cerrados


covalentemente (es decir, los extremos forman una especie de bucle de
horquilla);

bacterias del género Streptomyces también poseen un cromosoma lineal,


pero sus extremos contienen secuencias cortas repetidas y están
acomplejados con proteínas, lo que recuerda de algún modo los telómeros
eucariotas;

algunas bacterias parecen poseer dos o más cromosomas:

Rhodobacter sphaeroides, Vibrio, Leptospira y Brucella presentan dos


cromosomas circulares

Sinorhizobium melitoti presenta tres cromosomas circulares


Distintas cepas de Burkholderia cepacia presentan entre 2 y 4 cromosomas

Agrobacterium tumefaciens cuenta con un cromosoma lineal y otro


circular.

Las bacterias son organismos haploides: poseen un solo cromosoma.


Sin embargo, cuando las células bacterianas se encuentran en crecimiento
activo, y debido al desfase de la división celular respecto de la replicación,
cada individuo puede albergar varias copias de ese cromosoma. Por ejemplo,
E. coli puede llegar a 10 copias. Azotobacter puede llegar hasta las 100 copias
al final de la fase de crecimiento exponencial. Un caso extremo lo constituye la
bacteria gigante Epulopiscium, que aumenta el número de copias en cuatro
órdenes de magnitud (¡unas 10.000 veces!), aunque se desconoce el
significado de este descomunal “exceso”.
Tamaño del cromosoma
Una bacteria típica, como Escherichia coli posee un cromosoma con
4.700 pares de kilobases (kb). Pero los rangos de tamaño oscilan entre las 700
kb de Mycoplasma genitalium (una bacteria carente de pared y parásita) y las
más de 12 000 kb de ciertas bacterias capaces de diferenciación celular y
fenómenos de multicelularidad (cianobacterias, actinomicetos).
Organización del cromosoma y de la cromatina bacterianos
Si desplegáramos el cromosoma de E. coli de modo lineal, mediría 1 mm,
es decir, 1000 veces más de lo que mide la longitud de la bacteria. Si además
tenemos en consideración que el cromosoma ocupa sólo 10% del volumen
celular, nos daremos cuenta que debe de estar densamente empaquetado.
¿Cómo es la organización a gran escala de este cromosoma dentro de la
célula? Esta es una cuestión que aún desconocemos en todos sus detalles. A
continuación exponemos un resumen de lo que se sabe (o sospecha)
actualmente: La doble hélice está superenrollada negativamente sobre sí
misma. Parte de este superenrollamiento se debe al equilibrio entre la
actuación de dos enzimas:

ADN girasa, que es un tipo especial de topoisomerasa-II que tiende a


introducir superhelicidad negativa;

ADN topoisomerasa-I, que tiende a relajar la superhelicidad negativa,


cortando cada vez en una de las dos cadenas de la doble hélice, pasando
la cadena intacta por el hueco, y volviendo a sellar el enlace fosfodiéster
que antes rompió.

Aparte de este superenrollamiento producido por “topoenzimas”, el


material genético bacteriano presenta interacciones con una serie de
proteínas estructurales. El conjunto de ADN y proteínas estructurales se
denomina “cromatina”, pero, nunca aparecen histonas. Salvo en algunas
arqueas, esta cromatina procariótica tiene menos densidad de proteínas que la
cromatina de eucariotas. Veamos algunas de esas proteínas.

En Escherichia coli, existe la proteína básica HU, un heterodímero (HU-α ,


HU-ß), que presenta cierto parecido con las histonas auténticas (pero sin
guardar homología con ellas). No forma auténticos nucleosomas con el ADN.
En otras bacterias, existen proteínas homólogas con la HU. En todos los
casos se unen débilmente al ADN “normal”, pero en cambio lo hacen con
gran afinidad hacia ADN curvado o que forme bucles, induciendo mayores
curvaturas en ese ADN. La unión de HU no depende del reconocimiento de
ninguna secuencia particular. Parece que su papel no sólo es estructural,
sino que también colaboran con otras proteínas en procesos de
recombinación homóloga, recombinación específica, reparación del ADN y
expresión genética.

La IHF (llamada así por las iniciales inglesas de factor de hospedador para la
integración) es una proteína que reconoce un tipo de secuencia de 13 pares
de bases, y que al unirse al surco menor de la doble hélice provoca grandes
curvaturas locales en ella. De esta forma colabora en procesos de
recombinación específica (lo veremos en la sección de Genética) y de
expresión de ciertos genes.

Recientemente se ha descubierto un importante tipo de proteína


estructural para el mantenimiento del cromosoma (SMC). Se trata de
un homodímero con forma de "V" en el que cada brazo de la "V" es un
monómero. Ambos monómeros interaccionan por la base de la V. Las dos
puntas de esa V contienen dominios de unión e hidrólisis del ATP, e
interactúan a su vez con una serie de proteínas accesorias relacionadas con
la organización y mantenimiento del ADN durante la replicación y
segregación de los cromosomas hijos.

Como se ve, tanto el superenrollamiento como la compactación


generada por las proteínas estructurales tienen una notable influencia sobre
las funciones del ADN, ya que modulan procesos tan importantes como la
replicación, transcripción, recombinación y expresión génica, aunque estamos
lejos de conocer exactamente los mecanismos implicados.
El papel biológico del ARN que se detecta en los nucleoides aislados in
vitro tampoco está claro. Este no es un ARN especial, sino ARN naciente, y
parece servir para mantener “sujetos” los diversos dominios superenrollados.
Ya aludimos antes al descubrimiento reciente de que en la fase
estacionaria, cuando las bacterias carecen de fuente de energía y no pueden
seguir creciendo, el nucleoide experimenta una reorganización radical, en la
que el ADN se arrolla de formando toroides espirales separados entre sí por
una capa de subunidades de una proteína especial (Dps), y dando lugar a una
macroestructura co-cristalina muy regular. Probablemente esto suponga una
adaptación para proteger el ADN sin gastar energía.
Finalmente, otro tema largamente debatido es el modo de asociación del
cromosoma con la membrana citoplásmica (¿quizá a través de mesosoma?).
Hay indicios de que el cromosoma, y concretamente su origen de replicación
(oriC), se encuentra “anclado” a determinadas proteínas de la membrana
(proteínas que probablemente estén implicadas en el inicio de la replicación
cromosómica). En los cromosomas circulares, la replicación avanza
bidireccionalmente desde el sitio oriC, hasta que las dos horquillas se
encuentran a 180º de ese lugar, terminándose la replicación.

2.2 PLÁSMIDOS
2.2.1 DEFINICIÓN Y CONCEPTOS GENERALES
Aunque en general es adecuado decir que el genoma de los procariotas
consta de un solo cromosoma, muchas bacterias poseen, además, uno o varios
elementos genéticos accesorios extracromosómicos, a los que denominamos
plásmidos.
Se definen como elementos genéticos extracromosómicos con
capacidad de replicación autónoma (es decir, constituyen replicones
propios). Todos los plásmidos bacterianos estudiados son de ADN de cadena
doble. La inmensa mayoría son circulares cerrados covalentemente (c.c.c.) y
superenrollados (aunque en Borrelia y algunos Actinomicetos existen
plásmidos lineares). Algunos plásmidos poseen, además, la capacidad de
integrarse reversiblemente en el cromosoma bacteriano: en esta situación se
replican junto con el cromosoma (bajo el control de éste), y reciben el nombre
de episomas.
En cuanto al tamaño, existe una amplia gama: desde plásmidos muy
pequeños (de unas 2 kb) hasta plásmidos muy grandes (ciertos plásmidos de
Pseudomonas tienen 500 kb). Incluso existen “megaplásmidos” en ciertos
Rhizobium que llegan a tener 1600 kb. (De hecho, ciertos “megaplásmidos” se
ha visto que son imprescindibles, por lo que se han recalificado como
cromosomas).
Cada tipo de plásmido tiene un número medio de copias por célula
característico. Por regla general, los grandes plásmidos tienen una o dos copias
por célula (plásmidos con control estricto de la replicación), mientras que
los pequeños suelen estar presentes como varias copias (>10),
denominándose plásmidos de control relajado.
En función de que los plásmidos sean o no transmisibles de una bacteria
a otra por medio de contactos intercelulares, se pueden distinguir:

plásmidos conjugativos (autotransmisibles), que son aquellos que se


transfieren entre cepas por medio de fenómenos de conjugación. Algunos
de estos plásmidos no sólo se transfieren entre cepas de la misma especie,
sino que son capaces de hacerlo entre especies y géneros muy diversos,
recibiendo el muy apropiado nombre de plásmidos promiscuos o de
amplio espectro de hospedadores, permitiendo transferencia horizontal
de información genética entre grupos bacterianos filogenéticamente
alejados.

plásmidos no conjugativos, carentes de esta propiedad de conjugación.


Dentro de esta categoría existe un subgrupo, el de los plásmidos
movilizables: son aquellos no autotransmisibles que pueden ser
transferidos por la acción de un plásmido conjugativo coexistente en la
misma bacteria.

(Ampliaremos el estudio de los plásmidos conjugativos en la sección de


Genética bacteriana).
2.2.2 FENOTIPOS DETERMINADOS POR LOS PLÁSMIDOS
Los plásmidos no suelen ser indispensables para la viabilidad de la
bacteria, y muchos de ellos se pierden en ausencia de una presión selectiva.
Una bacteria puede ser “curada” de su(s) plásmido(s), es decir, se le pueden
eliminar, bien de forma espontánea, bien por una serie de tratamientos en el
laboratorio (incubando las bacterias a temperaturas cercanas a la máxima o
por agentes químicos como el naranja de acridina, que se insertan entre las
bases del ADN). La razón de esta curación de los plásmidos es que esos
tratamientos interfieren con su replicación sin afectar a la replicación del
cromosoma. Esto hace que en sucesivas divisiones de una bacteria, el
plásmido se vaya “diluyendo” en la población resultante.
Los plásmidos no suelen determinar productos esenciales para el
crecimiento (por eso son dispensables), pero en la naturaleza parece que
resultan favorecidas las bacterias con algún plásmido, quizá porque acarrean
ventajas selectivas en determinados ambientes o en determinadas
condiciones. Existe una variedad de fenotipos y funciones determinados
por plásmidos:

Resistencia a antibióticos (plásmidos R; los estudiaremos en la sección de


Genética).

Resistencia a metales pesados (por ejemplo, resistencia a mercurio).

Plásmidos de virulencia: producción de toxinas, factores de penetración en


tejidos, adherencia a tejidos del hospedador, etc., en ciertas bacterias
patógenas.

Producción de bacteriocinas (proteínas tóxicas producidas por bacterias que


matan a otras de la misma especie).
Producción de sideróforos (quelatos para secuestrar iones Fe3+).

Utilización de determinados azúcares.

Utilización de hidrocarburos, incluyendo algunos cíclicos recalcitrantes


(degradación de tolueno, xileno, alcanfor, etc.) en Pseudomonas.

Inducción de tumores en plantas (plásmido Ti de Agrobacterium


tumefaciens).

Interacciones simbióticas y fijación de nitrógeno en ciertos Rhizobium.

etc...

Obsérvese que la mayor parte de estos fenotipos no están directamente


relacionados con el proceso de crecimiento bacteriano, sino que se pueden
calificar como funciones para ocupar nichos ecológicos y resistir
circunstancias adversas. Los dos fenotipos de “utilización de...(fuente
alternativa de C)” nos recuerdan que muchas bacterias están sometidas a
períodos alternos de hambrunas y de “festines de comida”: ciertas bacterias,
como Pseudomonas se adaptan a los períodos de hambre de las fuentes
habituales de C recurriendo a fuentes “exóticas”, como hidrocarburos
cíclicos. La información para los enzimas degradativos correspondientes la
llevan en plásmidos.
¿Por qué, entonces, si determinadas propiedades conferidas por
plásmidos son tan útiles, no han pasado a lo largo de la evolución a ser
codificadas por el cromosoma? No podemos contestar a ciencia cierta a esa
pregunta, pero cabe especular que resulta ventajoso que algunas poblaciones
bacterianas dispongan de ciertos genes en replicones distintos del cromosoma,
de modo que los cromosomas no lleguen a ser demasiado grandes. Cuando no
hay presión selectiva para los rasgos conferidos por un plásmido, éste se
puede perder de parte de la población. Pero cuando existe dicha presión
selectiva (p. ej., un antibiótico), sobreviven y se multiplican preferencialmente
las bacterias portadoras del plásmido, de modo que en poco tiempo, la
población contiene mayoritariamente dicho elemento. Además, como muchos
plásmidos son autotransmisibles o movilizables, pueden transferirse a cepas
que originalmente carecían de ellos. En resumen, se logra una gran flexibilidad
adaptativa sin “cargar” demasiado el cromosoma o replicón principal.
Hay plásmidos que, aunque se pueden evidenciar por métodos físicos (p.
ej., electroforesis), no se ha podido demostrar que determinen ningún rasgo
fenotípico: tales plásmidos se califican como crípticos, constituyendo un
ejemplo de “ADN egoísta” (sólo se mantienen por su capacidad de replicación,
sin necesidad de aportar ventaja selectiva clara a la bacteria que los alberga).
2.2.3 REPLICACIÓN DE LOS PLÁSMIDOS
Como dijimos, los plásmidos son replicones, es decir, unidades de
replicación autónoma, pero ello no significa que codifiquen toda la maquinaria
para su propia replicación. De hecho, la mayoría de los plásmidos sólo
codifican unas pocas proteínas para este fin, y aprovechan la maquinaria de
replicación de la bacteria huésped (ADN polimerasas, ligasas, primasas, etc),
que actúa sobre unas secuencias del plásmido denominadas secuencias oriV,
donde tiene lugar el inicio de esa replicación. Cada tipo de plásmido se replica
por uno de dos principales tipos de mecanismos:
1. Modelo de replicación en θ (theta): comienza por la separación de las
dos cadenas en el sitio oriV, creando una estructura que se parece a la letra
griega θ (theta). En algunos plásmidos, la replicación es unidireccional
(sólo hay una horquilla de replicación , que avanza a lo largo de la molécula,
hasta que vuelve al sitio oriV, en el que las dos moléculas hijas se separan).
Otros plásmidos se replican en θ por un modelo bidireccional (dos
horquillas de replicación de sentidos opuestos, que se encuentran cerca de
la mitad de la molécula). La replicación en θ es frecuente en plásmidos de
bacterias Gram-negativas.
2. Modelo de replicación en σ (sigma), o modelo del círculo rodante:
una de las dos cadenas es rota a nivel de oriV, de modo que el extremo 3’
suministra el cebador para la replicación de la “cadena adelantada”. La
cadena desplazada (cadena “menos”) funciona como cadena retrasada
(“lagging”) y debe ser replicada a partir de sitios de cebado especiales. Este
tipo de replicación es frecuente en plásmidos de bacterias Gram-positivas.
2.2.4 REGULACIÓN DEL NÚMERO DE COPIAS
La regulación del número medio de copias de cada plásmido en cada
bacteria es una propiedad característica dependiente de cómo se controla el
inicio de replicación, siendo diferentes los mecanismos en los plásmidos de alto
número de copias (con control relajado) y en los plásmidos de bajo número de
copias (de control estricto).

En general, los plásmidos de control relajado tienen mecanismos que inhiben


el inicio de replicación sólo cuando el número de copias ha llegado a un
cierto nivel.

En cambio, los plásmidos de control estricto tienen mecanismos que logran


que sólo se repliquen una vez o un pequeño número de veces en cada
ciclo celular.

2.2.5 REPARTO DE LAS COPIAS A LAS CÉLULAS HIJAS


Muchos plásmidos poseen sistemas de reparto (= partición), que tienden
a asegurar que una vez que el plásmido ha sido replicado, cada una de las
células hijas va a recibir al menos una copia. A falta de un tal sistema, y si el
reparto fuera aleatorio, de vez en cuando, las propias fluctuaciones de la
segregación aleatoria harían que parte de la progenie no recibiera una copia,
con lo que quedaría curada de ese plásmido.
El reparto de las copias a las células hijas se suele deber a las llamadas
funciones par, que están cerca de los genes rep y de la zona ori. Se trata de
cortas secuencias de ADN que de alguna manera aún no aclarada, debe unirse
a alguna zona de la membrana de la bacteria que se duplica durante la división
celular, de modo que cada copia, unida a una de esas zonas, se segrega a una
célula hija.
2.2.6 INCOMPATIBILIDAD ENTRE PLÁSMIDOS Y GRUPOS DE
INCOMPATIBILIDAD
Cada plásmido, dentro de la amplia diversidad de los que se conocen, se
suele clasificar según el grupo de incompatibilidad al que pertenece (los
grupos de incompatibilidad se suelen denominar con las siglas Inc seguidas de
una letra mayúscula (por ejemplo IncP, IncFII, etc.). Se dice que dos plásmidos
son incompatibles cuando no pueden coexistir establemente en la misma
bacteria en ausencia de una presión selectiva permanente. Grupo de
incompatibilidad es el conjunto de plásmidos incompatibles entre sí. La
incompatibilidad depende del hecho de que los distintos miembros de un
mismo grupo poseen el mismo tipo de sistema de control del número de
copias y de reparto de dichas copias a las células hijas. En cada célula con
dos plásmidos distintos del mismo grupo de incompatibilidad, el número total
de copias nA+nB = N (determinado por el sistema de control) no varía, pero por
fluctuaciones aleatorias en el reparto, algunas células heredan más copias de
uno de los plásmidos que del otro, y tras varias generaciones aparecen células
carentes de uno o del otro plásmido (nA = 0 y nB = N, o viceversa).

2.3 ELEMENTOS GENÉTICOS TRANSPONIBLES


En los años 70 del pasado siglo se descubrieron en bacterias los
primeros ejemplos de ADN “saltarín”, elementos que presentaban la por
entonces novedosa propiedad de moverse de un lado a otro de los genomas,
pasando desde plásmidos a cromosomas (o viceversa) o desde un plásmido a
otro de la misma bacteria (para entendernos, los llamaremos elementos
genéticos transponibles “clásicos”, por el simple hecho de que son los que
fueron estudiados en primer lugar). Pero desde hace unos 15 años se están
descubriendo nuevos tipos de elementos genéticos móviles, que no encajan en
el modelo de los clásicos. En conjunto, esta gama de elementos nos están
mostrando que en los genomas procarióticos existe una especie de “pool” de
ADN con propiedades especiales de movilización, que confieren a veces
notables rasgos fenotípicos a las cepas que los poseen,. Además bien por ellos
mismos o bien por el hecho de que a veces son transportados entre cepas de
la misma especie o de diferentes especies (mediante plásmidos conjugativos y
fagos), se pueden transferir de unas bacterias a otras, constituyendo un “pool”
compartido de material genético. Y finalmente, estos elementos aportan una
notable plasticidad a los genomas, suministrando una base potente sobre la
que actúa la selección y por lo tanto la evolución de los procariotas.
2.3.1 ELEMENTOS GENÉTICOS TRANSPONIBLES "CLÁSICOS"
Son entidades genéticas discretas que forman parte de cromosomas y de
plásmidos, capaces de moverse de un lugar a otro del genoma (pasando a
otros lugares del replicón original, o a otros replicones presentes en la misma
bacteria). Como estudiaremos oportunamente en la sección de Genética, esta
capacidad de transponerse se debe a un tipo de recombinación específica
denominado transposición. Existen varias clases de mecanismos de
transposición, pero muchas de ellas suponen la simultánea replicación del
elemento, de modo que queda una copia en el sitio original y aparece una
copia nueva en la nueva localización.
Los elementos genéticos móviles acarrean una serie de
reorganizaciones en los genomas: inversiones de segmentos genéticos,
delecciones, cointegraciones entre dos replicones, etc. Hay que resaltar que
estos elementos no son replicones, es decir, no poseen la capacidad de
replicación autónoma que hemos visto en cromosoma y plásmidos, sino que
son partes integrantes de los genomas de muchas bacterias, confiriendo
plasticidad genética sobre la que pueden actuar mecanismos evolutivos.
Esto hace que los genomas bacterianos, y sobre todo los plásmidos, sean
relativamente dinámicos y maleables a escala evolutiva.
2.3.2 "NUEVOS" ELEMENTOS GENÉTICOS MÓVILES
Como dijimos, en los últimos años se han descrito nuevos tipos de
elementos móviles que no se ajustan a los clásicos. Algunos de ellos poseen
funciones simultáneamente de plásmidos y transposones, otros tienen mezclas
de rasgos de fagos y de plásmidos, etc. Describiremos brevemente algunos de
ellos:

Uno de los primeros tipos de “nuevos” elementos son los llamados


transposones conjugativos, que presentan la propiedad de promover su
diseminación de una bacteria a otra por conjugación.

Los transposones movilizables consisten en un transposón que posee un


sitio oriT similar al de ciertos plásmidos conjugativos, y que puede ser
transferido “pasivamente” a otra célula mediante un plásmido conjugativo
co-residente (es decir, presente en la misma célula de origen).

Las islas genómicas son elementos discretos de ADN con tamaños de entre
10 y 500 kb, presentes en ciertas cepas de una especie pero ausentes en
otras, y que confieren notables ventajas adaptativas (para ocupar nichos
ecológicos). Muchas islas genómicas se asemejan a enormes transposones
atípicos, que se insertan preferentemente en o cerca de ciertos genes
cromosómicos (como p. ej., genes de ARNt), que están enmarcados por
secuencias cortas repetidas (similares a las que usan ciertos fagos, como el
fago λ), y que de hecho codifican una enzima de tipo integrasa como la del
propio fago λ. Algunas de estas islas a su vez pueden transferirse
activamente a otras células debido a que poseen también genes parecidos a
los de los plásmidos conjugativos. A su vez, las islas genómicas son de varios
tipos en función de la ventaja adaptativa que confieren a las cepas que las
albergan:

Las primeras en descubrirse fueron las llamadas islas de patogenicidad.


Tienen la capacidad de conferir a la cepa notables capacidades
patogénicas sobre animales, debido a que llevan genes de toxinas,
adhesinas, sideróforos, etc). Ejemplos:

la “inocente” Escherichia coli se convierte en una bacteria uropatógena


cuando adquiere una cierta “isla”;

el temible bacilo del cólera (Vibrio cholerae) parece proceder de inocuos


parientes que, de vez en cuando adquieren una de esas islas, y que
codifica la toxina colérica;

casos similares se han visto en otras bacterias Gram-negativas (Yersinia,


Salmonella, Neisseria) y Gram-positivas (Listeria, Clostridium)

Mientras que los casos anteriores son islas de patogenicidad localizadas


en el cromosoma, se han descubierto también ejemplos de islas situadas
en plásmidos. Tal es el caso del bacilo del carbunco (mal llamado ántrax
en español) (Bacillus anthracis), que produce sus tres toxinas debido a
genes de una isla genómica plasmídica.

Algunas bacterias patógenas de plantas (Xanthomonas, Erwinia) también


poseen islas genómicas.

Algunas bacterias (como ciertos Pseudomonas) poseen en islas


catabólicas los genes que les confieren la propiedad de degradar
compuestos contaminantes (xenobióticos).

Algunas especies del grupo de Rhizobium poseen islas Sym (de symbiotic)
donde se localizan genes responsables de la interacción simbiótica con las
raíces de ciertas leguminosas.
En resumidas cuentas: los elementos móviles permiten que los genomas
procarióticos sean relativamente “modulares” y “maleables”, y habida cuenta
de que por sí mismos o por el efecto de plásmidos y fagos se pueden movilizar
entre cepas y especies diferentes, suministran mecanismos rápidos de
cambio evolutivo. En el caso de la adquisición de islas genómicas, observa
que el fenotipo de la bacteria cambia espectacularmente (p. ej., de no
patógena a patógena, de no simbiótica a simbiótica, etc), por lo que este
fenómeno se ha calificado como de “evolución por saltos cuánticos”.
_______________________
Antes de terminar esta parte del tema sobre el ADN procariótico,
debemos decir que la mayor parte del genoma bacteriano consta de genes y
conjuntos de genes (y a diferencia de eucariotas, existe poco ADN “no génico”
y pocas secuencias cortas repetidas sin función clara). La mayoría de los genes
codifican proteínas, bien sean estructurales o enzimáticas. La “ruta” de
expresión por la que la secuencia de un gen se decodifica hasta proteína
consta de dos fases: transcripción y traducción.
Un concepto muy importante a tener ya en cuenta, y que distingue la
organización genética procariótica de la eucariótica es que los genes
bacterianos relacionados con una misma función genética suelen estar
agrupados de forma contigua, formando una unidad de transcripción y de
regulación genética que se denomina operón, bajo el control unitario de unas
secuencias de ADN colocadas en el lado 5’, entre las que siempre existe una
llamada promotor, que es el lugar de entrada de la ARN polimerasa.

3 RIBOSOMAS; SÍNTESIS Y
PLEGAMIENTO DE PROTEÍNAS
3.1 ESTRUCTURA DEL RIBOSOMA
EUBACTERIANO
La ausencia de membrana nuclear en los procariotas hace que la
traducción de un mensaje ocurra mientras ese mensaje aún no ha terminado
de formarse: tan pronto como ha comenzado la transcripción de un operón, los
ribosomas se unen al extremo 5' del mensajero naciente, y da comienzo
enseguida la traducción del mensaje. Esto constituye otro rasgo distintivo de la
expresión genética en procariotas: la transcripción y la traducción están
estrechamente acopladas. Igualmente característico de las eubacterias es el
hecho de que el primer aminoácido que se incorpora no es la metionina, sino la
N-formil-metionina.
Como ya vimos, en las micrografías electrónicas de cortes finos de
bacterias el citoplasma aparece muy granulado, correspondiendo estos granos
a los 10.000 a 15.000 ribosomas que posee cada célula (dependiendo de la
fase de crecimiento).
El ribosoma es probablemente el complejo supramacromolecular más
estudiado, a pesar de lo cual, y debido a su extraordinaria complejidad, aún
reserva una buena cantidad de aspectos no totalmente comprendidos.
Nos referiremos a la composición y estructura del ribosoma eubacteriano
(concretamente, de la especie en que está mejor estudiado: Escherichia coli,
por supuesto).
El ribosoma está compuesto de un 63% de ARN (que a su vez representa
más del 90% del ARN total de la bacteria) y un 37% de proteínas. El ribosoma
eubacteriano posee un coeficiente de sedimentación de 70S, frente al de 80S
de los ribosomas citoplásmicos eucarióticos. Bajando la concentración de iones
Mg++ cada ribosoma se disocia en sus dos subunidades: la pequeña (30S) y la
grande (50S). In vivo esta disociación ocurre cada vez que se completa la
síntesis de una molécula de proteína, para volver a unirse las dos subunidades
al inicio del mensaje de otro gen.
Múltiples técnicas moleculares (algunas relativamente recientes)
permiten desentrañar aspectos de los ribosomas:

difracción de rayos X;

difracción de neutrones;

inmunoelectromicroscopia.

Subunidad pequeña (30S)


Papeles:
Está implicada principalmente en decodificar la información del ARNm.

Contiene los sitios de unión para los ARNt cargados.

Tiene un papel central en el inicio de la traducción.

Composición y estructura:

Contiene un solo tipo de ARN: el ARNr 16S, con una característica estructura
secundaria con zonas de emparejamiento intracatenario (de cadena doble) y
bucles.

Posee 21 tipos de proteínas, denominadas S1, S2 ... S21. Las posiciones


relativas de algunas de estas proteínas han podido ser “cartografiadas” en el
conjunto de la estructura de la subunidad 30S por las técnicas citadas arriba.

Subunidad grande (50S)


Papeles:

Interviene principalmente en la formación del enlace peptídico entre el


aminoácido situado en el sitio A (ligado a su ARNt) y el péptido naciente
(unido a un ARNt) del sitio P.

Composición y estructura:

Posee dos tipos de ARN: ARNr 23S y ARNr 5S, cada uno con su
correspondiente y peculiar estructura secundaria (En general, los ARNr
presentan abundantes zonas de emparejamientos intracatenarios y bucles
de cadena sencilla).

Contiene 32 tipos de proteínas diferentes, denominadas L1 ... L32. La L7 y la


L12 tienen la misma secuencia, pero la L7 está modificada químicamente en
su extremo amino por unión con un radical acetilo. Con excepción de L7/L12,
que están presentes en 4 copias cada una, las demás aportan una sola
molécula cada una a la subunidad grande. Véase en la figura la localización
de algunas de estas moléculas dentro de la estructura global.

La secuencia primaria y la estructura secundaria de los ARNr están muy


conservados evolutivamente: hay pocas diferencias entre bacterias muy
alejadas desde el punto de vista filogenético (¿Podría el alumno explicar el
porqué de esta notable conservación química y estructural?). Parece ser que el
papel principal de los ARNr es suministrar un “núcleo” sobre el que se van
ensamblando ordenadamente las proteínas ribosómicas, interaccionando con
sitios específicos de los ARN y con otras proteínas.
Recientemente se están acumulando pruebas de que el ARNr pueda
jugar, además, algún papel funcional, aparte del estructural:
El ARNr 16S, además de unirse por su extremo 3' con la secuencia de Shine-
Dalgarno del extremo 5' del ARNm, parece representar un papel en la
terminación de la síntesis de proteínas.

El ARNr 23S tiene un papel en la elongación, interaccionando con factores


EF. Incluso existe la sospecha de que es una ribozima necesaria para la
actividad peptidil-transferasa.

3.2 EL MECANISMO DE LA SÍNTESIS DE


PROTEÍNAS
Aún no tenemos un cuadro completo de cómo coordina el ribosoma la
compleja serie de reacciones que forman parte de la traducción: unión y
liberación de los ARNt, transpeptidación, movimientos coordinados del molde
de ARNm y del péptido naciente, etc. Sin embargo, el intenso estudio al que se
están sometiendo el ribosoma y el proceso de la traducción desde los años 60
ha permitido notables profundizaciones. El alumno de biológicas puede recurrir
a los conocimientos que se imparten en otras asignaturas de la Licenciatura
(Bioquímica, Genética, Biología Molecular) y a alguno de los excelentes textos
modernos.
El sitio de entrada del ribosoma al ARNm es la secuencia de Shine-
Dalgarno (S-D), cerca del extremo 5’ del mensajero, de unas 9 pb, y
complementaria de extremo 3’ del ARNr 16S (de la subunidad pequeña del
ribosoma). Esta secuencia de S-D está situada dentro de una región más
amplia de secuencia no aleatoria que abarca desde la base –20 a la +13.
También es importante la distancia entre la S-D y el codón iniciador.

La formación del complejo iniciador con la subunidad ·30 S requiere los


factores de iniciación IF1, IF2 e IF3, el ARNm y un ARNt especial, cargado
normalmente con el aminoácido N-formil-metionina. (El grupo formilo
bloquea el grupo amino de ese aminoácido iniciador, de modo que obliga a
que la síntesis proceda sólo en una dirección).
No siempre el codón de inicio es AUG (met), sino que a veces lo son GUG (Val) y UUG (Phe).

Entonces se añade la subunidad 50S, formándose el ribosoma 70S, y


liberándose los factores de iniciacion
El ARNt fMet se encuentra en el sitio P del ribosoma. Al lado de él, en el sitio A,
ha entrado el ARNt correspondiente al siguiente codón, cargado con su
aminonácido. En la fase de traslocación, el ribosoma, junto con el factor de
elongación EF-G forma un enlace peptídico entre estos dos aminoácidos,
forzando la liberación del f-Met de su ARNt y moviéndose el ribosoma un codón
adelante. Las dos moléculas de ARNt permanecen unidas al ribosoma, pero
ahora el ARNt descargado se sitúa en el sito E (exit=salida), y el ARNt con la
cadena naciente (por ahora de 2 aminoácidos) queda en el sitio P.
Un nuevo ciclo comienza: entra el tecer ARNt cargado al sitio A, y en presencia
del factor de elongación EF-Tu, libera al ARNt descargado del sitio E.
Y continúan los ciclos de elongación (por traslocación) hasta llegar al codón de
parada. Hay tres codones que no tienen sentido (no equivalen a ningún
aminoácido): UAA; UAG, UGA. Cuando uno de estos codones llega al sitio A,
no hay ARNt que lo traduzca, y la cadena proteica queda liberada del ribosoma.
Como los procariotas suelen tener mensajes policistrónicos, cuando un
ribosoma llega al final de un gen, se puede mover hasta encontrar otro codón
iniciador, pero si el espacio intercistrónico es muy grande, se puede disociar el
ribosoma, de modo que las subunidades deben reensamblarse para continuar
la lectura del mensaje.

3.3 EL PLEGAMIENTO DE LAS PROTEÍNAS:


PAPEL DE LAS PROTEÍNAS CELADORAS
(“CHAPERONAS”)
Hasta hace poco se pensaba que el polipéptido naciente adquiría
espontáneamente su configuración funcional al ser sintetizado en el ribosoma.
Pero hoy se sabe que tanto el correcto plegamiento de las proteínas como su
adecuado ensamblaje en complejos requiere el concurso de unas proteínas
especiales, conocidas como proteínas celadoras o “carabinas
moleculares”, debido a que su papel es vigilar y eventualmente corregir el
plegamiento. (Se está imponiendo, para denominarlas, la castellanización de su
nombre inglés: chaperonas, procedente de chaperones).
Estas proteínas están presentes en todos los seres vivos. Algunas de ellas se inducen
ante determinados estrés ambientales; de hecho se descubrieron como proteínas
inducibles ante un aumento de temperatura, por lo que se denominaron como
proteínas del choque térmico ( con su acrónimo inglés Hsp).
En Escherichia coli se han estudiado especialmente la DnaK, DnaJ, GrpE,
GroEL y GroES. Parece que actúan de un modo secuencial:
1. Cuando el ribosoma aún está sintetizando la proteína y ya ha “asomado” la
primera porción del polipéptido, se une la DnaJ a esa parte del polipéptido
aún sin plegar.
2. Enseguida se une la DnaK, que ha formado antes un complejo con el ATP, y
se produce hidrólisis de este ATP (pero quedando el ADP unido a DnaK), lo
que aumenta la afinidad de DnaK por el polipéptido sin plegar.
3. Cuando se ha sintetizado toda la proteína, la GrpE se une al complejo
polipéptido-DnaJ-DnaK-ADP, liberando el ADP.
4. Nuevas moléculas de ATP se unen ahora a DnaK, con lo que se facilita la
disociación de las proteínas DnaK y DnaJ respecto del polipéptido. En este
momento, muchos polipéptidos pueden haber adquirido su configuración
final, pero otros necesitan aún un paso final de “refinamiento”:
5. El polipéptido pasa al canal interior formado por GroEL y GroES, que
catalizan (con gasto de ATP) la correcta isomerización, de modo que la
proteína adquiere su plegamiento nativo biológicamente activo.

4 INCLUSIONES Y ORGÁNULOS
PROCARIOTAS
4.1 INCLUSIONES DE RESERVA
Son acúmulos de sustancias orgánicas o inorgánicas, rodeadas o no de
una envuelta limitante de naturaleza proteínica, que se originan dentro del
citoplasma bajo determinadas condiciones de crecimiento. Constituyen
reservas de fuentes de C o N (inclusiones orgánicas) y de P o S (inclusiones
inorgánicas).
Estudiaremos:
1) Inclusiones orgánicas:
a) inclusiones polisacarídicas
b) gránulos de poli-ß-hidroxibutírico (o, en general de poli-ß-
hidroxialcanoatos)
c) inclusiones de hidrocarburos
d) gránulos de cianoficina
2) Inclusiones inorgánicas:
a) gránulos de polifosfato
b) glóbulos de azufre
4.1.1 INCLUSIONES POLISACARÍDICAS
Son acumulaciones de α (1à4) glucanos, con ramificaciones en α (1à6),
principalmente almidón o glucógeno (según especies), que se depositan de
modo más o menos uniforme por todo el citoplasma cuando determinadas
bacterias crecen en medios con limitación de fuente de N, pero donde aún
sean abundantes las fuentes de C y energía. En esta situación, se detiene
prácticamente la síntesis de proteínas y de ácidos nucleicos, y la mayor parte
del C asimilado se convierte rápidamente en estos materiales de reserva.
Cuando a estas células las pasamos a un medio rico en N, pero carente de
fuente de C, estas inclusiones se usan como fuente interna de C para la síntesis
de ácidos nucleicos y proteínas.
Estas inclusiones actúan, pues, como sistemas de almacenamiento de
carbono osmóticamente inertes (la célula puede albergar grandes
cantidades de glucosa que, si estuvieran como moléculas libres dentro del
citoplasma, podrían tener efectos osmóticos muy negativos).
Para observarlas se recurre a la tinción con una solución de I2 + IK (como el
lugol)

glucógeno: aparece de color pardo-rojizo;

almidón (amilopectina): color azul

4.1.2 GRÁNULOS DE POLI-ß-HIDROXIBUTÍRICO (PHB) Y DE POLI-


HIDROXIALCANOATOS
Los gránulos de poli-β -hidroxibutírico son acúmulos del poliéster del
ácido ß-hidroxibutírico (= 3-hidroxibutírico), rodeados de una envuelta
proteínica, y que al igual que en el caso anterior, se producen en ciertas
bacterias como reserva osmóticamente inerte de C en condiciones de
hambre de N. Además de la protección osmótica, estos gránulos suponen la
ventaja de neutralizar un metabolito ácido (el grupo carboxilo de cada unidad
de ß-hidroxibutírico desaparece como tal, al intervenir en el enlace éster con la
siguiente unidad). En las especies de Bacillus constituye la fuente de carbono y
energía al inicio de la esporulación. Una función semejante parece implicada a
la hora del enquistamiento de Azotobacter.
Una célula puede contener de 8 a 12 de estos gránulos, que miden unos
0.2-0.7 µ m de diámetro, y que van provistos de una envuelta proteica de unos
3-4 nm de grosor. Pueden llegar a representar el 80% en peso de la célula.
A diferencia de los acúmulos de polisacáridos, los gránulos de PHB son
visibles a microscopio óptico en fresco, debido a su elevado índice de
refringencia. Se tiñen bien mediante Negro-Sudán.
En los últimos años está quedando patente que los gránulos descritos de
PHB son un ejemplo de una clase más amplia de gránulos de poli-ß-hidroxi-
alcanoatos.
Por ejemplo: cuando determinadas especies de Pseudomonas crecen en n-octano como fuente de
carbono, se acumula un polímero de ésteres del ácido ß-hidroxi-octanoico, con una función
metabólica semejante a la del PHB.
Ciertas cepas de Ralstonia eutropha, cuando crecen en glucosa y propiónico producen
copolímeros aleatorios de unidades de β -hidroxibutírico y β -hidroxivalérico (=3-
hidroxipentanoico).
Existen interesantes perspectivas de aprovechamiento económico de estos polímeros, ya que los
PHA se comportan como excelentes termoplásticos biodegradables. Por ejemplo, la empresa
británica ICI tiene patentados procesos industriales para fabricar PHA donde casi el 90% de las
unidades son de hidroxivalérico, que da un polímero flexible comercializado con el nombre de
Biopol ®. Los polímeros a base de 4- o 5-hidroxibutírico y 3-hidroxibutírico son más largos, más
elásticos y más biodegradables (se han empleado en la fabricación de envases)
4.1.3 INCLUSIONES DE HIDROCARBUROS
Son acúmulos de reserva (con envuelta proteinica) de los hidrocarburos
que determinadas bacterias (especialmente Actinomicetos y relacionados)
usan como fuente de C.
4.1.4 GRÁNULOS DE CIANOFICINA
Muchas cianobacterias (Oxifotobacterias) acumulan grandes gránulos
refringentes de reservas nitrogenadas cuando se acercan a la fase estacionaria
de crecimiento. Estos gránulos de cianoficina son acúmulos de un copolímero
de arginina y aspártico: consta de un núcleo de poliaspártico, en el que todos
los carboxilos de las cadenas laterales están unidos con L-arginina. Su síntesis
no está basada en el mecanismo habitual en ribosomas, ya que no se ve
inhibida por el cloramfenicol.
4.1.5 GRÁNULOS DE POLIFOSFATOS
Se denominan también gránulos de volutina o metacromáticos. El
nombre de “metacromáticos” alude al efecto metacromático (cambio de color):
cuando se tiñen con los colorantes básicos azul de toluidina o azul de metileno
envejecido, se colorean de rojo. A microscopio electrónico aparecen muy
densos a los electrones.
Son acúmulos de polifosfato, polímeros lineales del ortofosfato, de
longitud variable (por término medio, unas 500 unidades), que representan un
modo osmóticamente inerte de almacenar fosfato. Parece ser que la parte
central de estos gránulos constituye un núcleo formado por lípidos y proteínas.
En algunos casos pueden constituir una fuente de energía, en sustitución del
ATP (¿se trata en este caso de una especie de “fósil bioquímico?”).
Se acumulan cuando algún otro nutriente distinto del fosfato se hace
escaso (sobre todo cuando va desapareciendo el sulfato). En estas condiciones
se detiene la síntesis de los ácidos nucleicos, y la volutina se acumula a la
espera de su utilización para esta síntesis de nucleicos, cuando aparezca el
nutriente originalmente limitante.
4.1.6 GLÓBULOS DE AZUFRE
Las inclusiones de S aparecen en dos grupos de bacterias que usan
sulfuro de hidrógeno (SH2):

las bacterias purpúreas del azufre (que usan el SH2 como donador de
electrones para la fotosíntesis);

bacterias filamentosas no fotosintéticas como Beggiatoa, Thiomargarita o


Thiothrix, que lo usan como donador de electrones para sus oxidaciones.

En ambos casos, el sulfuro de hidrógeno es oxidado a azufre elemental


0
(S ), que en el citoplasma se acumula como glóbulos muy refringentes y
rodeados de envuelta proteínica. Estos glóbulos son transitorios, ya que el S0
se reutiliza por oxidación hasta sulfato, cuando en el medio se agota el sulfuro.
4.2 OTRAS INCLUSIONES
4.2.1 INCLUSIONES DE SALES MINERALES
Acúmulos grandes, densos y refringentes de sales insolubles de calcio
(sobre todo carbonatos) que aparecen en algunas bacterias (como
Achromatium), cuyo papel parece consistir en mantenerlas en el fondo de los
lagos y ríos.
4.2.2 FICOBILISOMAS
Son estructuras supramacromoleculares, en forma de cilindros o
bastones, adosadas a la superficie de la membrana tilacoidal de las
Cianobacterias, confiriendo a ésta un típico aspecto “granuloso” en las
micrografías electrónicas.
Como se puede ver en el esquema, están constituidas por pilas de discos
a base de ficobiliproteínas, cromoproteínas que sirven como “antenas” para
la captación de luz en la fotosíntesis de estos procariotas. Los grupos
cromóforos son: ficocianinas, aloficocianinas y ficoeritrina. Como veremos
oportunamente, la disposición ordenada de los distintos pigmentos tiene un
papel central en la “canalización” de la energía de la luz hacia los centros de
reacción (ubicados ya en plena membrana tilacoidal) donde se localizan los
complejos fotosintéticos proteínas-clorofilas.

4.3 ORGÁNULOS PROCARIÓTICOS


CITOPLÁSMICOS
Como ya dijimos, en procariotas no existen por regla general orgánulos
citoplásmicos rodeados por unidad de membrana. Las únicas excepciones
están constituidas por los tilacoides de las Oxifotobacterias, ya estudiados en
el capítulo anterior. En algunos grupos bacterianos se pueden encontrar
orgánulos citoplásmicos no rodeados por unidad de membrana (o sea, sin
bicapa lipídica). Muchos de ellos presentan envueltas basadas en subunidades
de proteínas:

carboxisomas

vacuolas de gas

clorosomas

magnetosomas.

4.3.1 CARBOXISOMAS (= CUERPOS POLIÉDRICOS)


Estructuras presentes en bacterias fotoautotrofas (Cianobacterias y
ciertas bacterias purpúreas) y quimioautotrofas (nitrificantes, Thiobacillus), de
apariencia poliédrica con tendencia a esférica. Su diámetro oscila entre 50 y
500 nm, y están rodeadas de envuelta monocapa proteinica de unos 3,5 nm. El
interior tiene aspecto granular, debido a la acumulación de la enzima
ribulosa-bifosfato-carboxilasa (RuBisCo, la carboxidismutasa, el enzima
clave en el ciclo de Calvin de asimilación de CO2). Aunque se pensó que eran
los sitos de fijación del CO2, parece más bien que se trata de reservas de dicha
enzima.
4.3.2 VACUOLAS DE GAS
Son orgánulos muy refringentes al microscopio óptico, que al electrónico
muestran una estructura a base de agrupaciones regulares de vesículas
de gas. Cada vesícula tiene una forma de cilindro bicónico (200-1000 nm de
longitud y unos 70 nm de diámetro), rodeado de una monocapa de unidades
globulares de proteína ensambladas helicoidalmente que dan un aspecto a
bandas (“costillas”). Esta envuelta es impermeable al agua, pero permeable a
los gases, por lo que la composición y concentración del gas dentro de la
vesícula depende de las que existan en el medio. Conforme se sintetizan y
ensamblan las vesículas, el agua va siendo eliminada del interior.
Las vesículas de gas están constituidas por dos tipos de proteína: la
mayoritaria GvpA es una pequeña proteína rígida y muy hidrófoba. Su rigidez
está en la base del hecho de que las vesículas y vacuolas de gas aguanten
presiones externas. La proteína minoritaria GvpC tiene como función reforzar
las vesículas de gas.
La función de estas vacuolas es mantener un grado de flotabilidad
óptimo en los hábitats acuáticos a las bacterias que las poseen,
permitiéndoles alcanzar la profundidad adecuada para su modo de vida (según
los casos, para obtener una intensidad adecuada de luz, concentración óptima
de oxígeno o de otros nutrientes).
Las vacuolas de gas son muy frecuentes en eubacterias fototrofas
(Cianobacterias y bacterias fotosintétiocas purpúreas y verdes); también se
dan en algunas arqueas (Halobacterium, algunas metanógenas) y en bacterias
prostecadas (Ancalomicrobium, Prosthecomicrobium).
4.3.3 CLOROSOMAS
Son vesículas oblongas situadas por debajo de la membrana
citoplásmica, que contienen los pigmentos antena de las bacterias
fotosintéticas verdes (antigua familia Chlorobiaceae). Son invisibles a
microscopía óptica; miden 100-150 nm de longitud y unos 50 nm de anchura,
estando rodeadas de una monocapa de proteínas. Se disponen por debajo de la
membrana citoplásmica, sin estar en continuidad con ella, aunque en muchos
casos aparecen conectadas a través de un pedúnculo de naturaleza no lipídica.
4.3.4 MAGNETOSOMAS
Son orgánulos sensores del campo magnético terrestre, que aparecen en
ciertas bacterias acuáticas flageladas microaerófilas o anaerobias (p. ej., en
Aquaspirillum magnetotacticum). Consisten en cristales homogéneos de
magnetita (Fe3O4), de formas cubo-octaédricas o de prisma hexagonal
delimitados por una envuelta proteínica. Los diversos cristales suelen
disponerse en filas paralelas al eje longitudinal de la bacteria, o en otras
agrupaciones regulares de varios unidades, hasta varias decenas.
Fueron descubiertas en 1975, y se sabe que permiten la orientación
magnética a las bacterias que las poseen (bacterias magnetotácticas),
determinando la orientación de su natación. En el hemisferio Norte, el campo
magnético está orientado hacia abajo, y en el sur hacia arriba. Las bacterias
magnetotácticas del hemisferio septentrional se orientan al N, y las del
meridional, al S. Por consiguiente, cuando las bacterias son removidas de los
fondos donde viven, por magnetotaxia pueden volver al fondo, que es donde
encuentran las concentraciones de oxígeno adecuadas para su modo de vida.

Enlaces
Una breve página sobre cromosomas bacterianos

Una animación en formato Flash para recordar lo esencial del mecanismo de


replicación de ADN

Replicación de plásmidos de resistencia a antibióticos

Control de la replicación y del número de copias de los plásmidos

Una web especializada en todo tipo de secuencias de inserción (IS)

El transposón Tn7 (web de Nancy Craig)

Glóbulos de azufre

Galería de imágenes de magnetosomas

Vous aimerez peut-être aussi