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1 Los autores agradecen a Camilo Mendoza y Paola Ulloa por las opinio-
nes y sugerencias que realizaron en la investigación y elaboración de este
artículo. Los errores, omisiones y opiniones contenidas son de responsa-
bilidad exclusiva de los autores y no comprometen de manera alguna a
las personas mencionadas.
18 El escritor Álvaro Mutis señala en uno de sus textos que “la historia no
se repite jamás. Lo que sí se repite, y en forma ineluctable, es un cierto
patrón al que se ajustan los hechos y los procesos históricos, cada uno
con su peculiar e irrepetible máscara tras la cual se esconde el vasto y
oscuro misterio de nuestro destino”. Álvaro Mutis, De lecturas y algo del
mundo, p. 190.
Lo anterior para señalar que uno o más hechos históricos nunca tienen
un igual en la historia, pues en cada uno confluyen actores, intereses y
valores propios de cada época y espacio; sin embargo, no se puede negar
que existe un patrón en el que situaciones históricas parecieran guardar
semejanzas. El caso de las relaciones entre Estados Unidos y buena par-
te de los países latinoamericanos parece enmarcarse en esta lógica: los
latinoamericanos muchas veces, y por analogía a la Colonia española,
suponen que la actual lucha contra las drogas obedece a un designio
hipócrita de Estados Unidos que, por un lado, la prohíbe pero que por
otro, no hace lo suficiente para atacar a los traficantes y evitar que su
sistema financiero absorba las ganancias del negocio. Para muchos la-
tinoamericanos, los colonos españoles signaron el destino de América
Latina bajo la misma hipocresía, mientras algunos prohibían el uso de la
hoja de coca, otros la favorecían en tanto que esta hacía más eficientes
y productivos a los indios y, por consiguiente, a toda la economía del
imperio español.
26 Juan Carlos García, De la coca a la cocaína: una historia por contar, p. 115.
27 Andrés López, op. cit., p. 16.
28 Ibíd.
29 Cristina Rojas, “Aspectos históricos y económicos sobre el tráfico de dro-
gas frente a las relaciones de cooperación internacional que rige la mate-
ria”, en Revista de la Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica, p. 13.
30 Juan Carlos García sostiene que Freud cometió el error de definir “cocaí-
na” como una esencia o concentrado de coca, con sus mismas propieda-
des y sin una personalidad definida. Este error de apreciación resultaría
fatal para el futuro de la hoja de coca.
31 Juan Carlos García, op. cit., p. 115.
Lo anterior conduce, por fin, a las razones del por qué la so-
ciedad estadounidense reacciona de una manera tan fuerte
en contra de una adicción que para Musto, por ejemplo, no
debió ser alarmante por sus bajos índices. El problema no
radica entonces en las drogas y en la adicción que generan,
sino más bien en la noción que comienza a tener de ellas
la sociedad a partir de categorías religiosas, políticas, socia-
La fundación estadounidense:
el puritanismo y los temperantes
Los primeros poblados permanentes, en lo que hoy se cono-
ce como Estados Unidos, fueron fundados en 1620. En ese
año, un grupo de unos cien hombres y mujeres llegaron a la
bahía de Cape Cod, en lo que hoy es Massachusetts, a bor-
do del legendario Mayflower. Habían abandonado Inglaterra
por razones religiosas, lo que motivó que más tarde se les
conociera como los peregrinos (pilgrims)35.
solidación.
Fecha de
Fecha y lugar
Título del Acuerdo entrada
de la firma
en vigor
* Fuentes: elaborado con base en los Tratados de las Naciones Unidas publi-
cados en http://untreaty.un.org/French/bible/titles/spanish.htm. También
con el documento de Jay Sinha, «L’historique et L’évolution des Principales
Conventions Internationales de Contrôle des Stupéfiants, Le Comité Spécial Du
Sénat Sur Les Drogues Illicites, Bibliothèque Du Parlement, Canada.
El espíritu prohibicionista
en las Naciones Unidas
70
Juan Manuel La Organización de las Naciones Unidas (onu) ha asumi-
Galán Pachón
y do el liderazgo en la lucha mundial contra las drogas ilíci-
Lech Julián
Guerrero tas, siendo el principal ente de apoyo e incentivo para los
Estados tanto en la creación de tratados como también de
instituciones especializadas59.
64 who, Technical Report Series, núm. 57, marzo de 1952, sección 6.2,
p.10. Citado en: Transnational Institute, op.cit., p. 6
65 Ibíd.
66 Ibíd.
Colombia y su ordenamiento
jurídico sobre drogas psicoactivas
En Colombia se ha legislado sobre la producción, consumo
y tráfico de drogas psicoactivas desde 1920 con la ley 11 de
ese año. Esta primera etapa coincide con la primera mitad
del siglo xx, y con la creación y consolidación del régimen
internacional de la droga.
82
Juan Manuel
Galán Pachón
y La segunda etapa, como la identifica Enrique Gómez Hur-
Lech Julián
Guerrero tado, se inicia en 1974 con la expedición del primer estatu-
to nacional de estupefacientes, decreto 1188 de 1974, como
resultado de las facultades extraordinarias conferidas al go-
bierno nacional por la ley 17 de 1973 y la creación del Con-
sejo Nacional de Estupefacientes, mediante decreto. Esta
etapa coincidió con la entrada en vigor para Colombia de la
Convención Única de 1961, esta convención fue definitiva
en el desarrollo jurídico de Colombia en este momento.
84 to de dichas sustancias.
Juan Manuel Artículo 381, penaliza el suministro de drogas
Galán Pachón
y ilícitas a menores de edad.
Lech Julián
Guerrero Artículo 382, se penaliza el tráfico de sustancias
para el procesamiento de narcóticos.
De ahí que sea innegable que así como las sociedades son
un dispositivo que posibilita la perpetuación de valores y
creencias, también son el escenario propicio para cambios y
transformaciones en las visiones que sus miembros tienen
del mundo y de las problemáticas que los afectan.
82 “The level of cocaine use in Spain, which stood at 3 per cent of the
population aged 15 to 64, surpassed that in the United States (US) for
the first time. The UK was not far behind, with 2.4 per cent of the po-
pulation trying cocaine, four times as many as a decade earlier. In Spain,
42 per cent of people entering treatment for drug abuse was addicted to
cocaine, six times as many as in 2002”, United Nations Office on Drugs
and Crime (unodc), en Annual Report, 2007, p.11.
% %
Change 2005
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2004- total
2005
101
ilícitas en
Colombia:
de las drogas
una discusión
elementos para
La legalización
28/11/08 16:51:54
Tabla 3. Tamaño de los cultivos de coca y de las hectáreas
fumigadas en Colombia (1990-2005)*
Estimaciones
Estimaciones
del Número de
de Naciones
Año Departamento Hectáreas
Unidas
de Estado Asperjadas
(hectáreas)
(hectáreas)
1990 40.100 40.100 N/D
1991 37.500 37.500 N/D
1992 37.100 37.100 N/D
1993 39.700 39.700 N/D
1994 44.700 45.000 3.900
1995 50.900 50.900 23.900
1996 67.200 67.200 18.500
1997 79.400 79.500 41.900
1998 107.800 101.800 66.000
102 1999 160.100 122.500 43.100
Juan Manuel 2000 163.300 136.200 58.100
Galán Pachón
y 2001 144.800 169.800 94.200
Lech Julián 2002 102.000 144.450 130.400
Guerrero
2003 86.000 113.850 132.800
2004 80.000 114.000 136.600
2005 86.000 144.000 138.775
2006** 79.000 156.000 172.000
* Fuente: elaborado con base en el cuadro hecho por Gonzáles,
Santiago. “El Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos me-
diante Aspersión Aérea de Glifosato: hacia la clarificación de
la política y su debate” Centro de Estudios y Observatorio de
Drogas y Delitos-CEODD- Facultad de Economía. Universidad
del Rosario. Bogotá, 2006, p. 14.
** Los datos correspondientes a 2006 fueron tomados del Informe
Anual de las Naciones Unidas (UNODC), 2007; de las cifras pu-
blicadas por El Tiempo en su edición del Domingo 3 de junio de
2007, “Uribe molesto con EE. UU., por cifras sobre narcocultivos”
en donde citan el Informe del Departamento de Estado de los
Estados Unidos, 2007; y de las cifras reportadas por la Dirección
Antinarcóticos de la Policía Nacional.
2.400
2.300
1000 Pesos colombianos/kg
2.200
2.100
2.000
1.900
1.800
1.700
1.600
1.500
dic-99 dic-00 dic-01 dic-02 dic-03 dic-04 dic-05
87 Véase el texto publicado por José Obdulio Gaviria, Sofismas del terroris-
mo en Colombia, 2005.
90 Ibíd. p. 234.
91 “Cambio” no significa mero caos; el cambio supone la transformación
de una pauta institucional desde un punto de vista temporal t1, a otro
punto, t2.
Prohibicionistas vs.
antiprohibicionistas
94 Ibíd.
Los prohibicionistas
Los prohibicionistas fundan su tesis en varios elementos: un
fundamento moral, sanitario, económico y social.
Guerrero
Lech Julián
Juan Manuel
Galán Pachón
01BatallaDrogasPart1.indd 118
Tabla 5. Prevalencia anual de uso global de drogas ilícitas durante el periodo de 1998 a 2001.
28/11/08 16:51:56
de adicción que otras sustancias, no obstante las cifras reve-
lan que estas no son las de mayor consumo en el mundo,
representan solo el 0,15 por ciento de la población mundial.
Los prohibicionistas argumentan que esas cifras se deben
a la prohibición y a que la guerra contra las drogas, según
ellos, no ha sido del todo un fracaso. Sin embargo, este ar-
gumento está desvirtuado toda vez que la prohibición no ha
logrado que ese mercado ilegal desaparezca o por lo menos
adquiera ese carácter plenamente. Los precios de las drogas
ilícitas son bajos, el mercado nunca se encuentra desabaste-
cido y la pureza se mantiene. ¿Es esto un mercado ilegal?
106 Ibíd.
108 “¿Es
bueno legalizar las drogas?”, tomado de The Economist, en Revista
Summa Internacional, núm. 74, agosto de 1993, p. 30.
Los antiprohibicionistas:
una aclaración conceptual
En aras a la claridad conceptual que se ha exigido en este tra-
bajo, es preciso anotar que “descriminalización”, “despena-
lización” y “legalización” son términos diferentes, con una
entidad propia y que denotan situaciones distintas. Por lo
anterior, es imperante la construcción de un marco concep-
tual para no caer en lugares comunes que son capitalizados
de manera extraordinaria por los prohibicionistas para plan-
tear definiciones sobre la legalización como la siguiente: 127
La legalización
de las drogas
ilícitas en
Lo que realmente significa la “legalización de las Colombia:
elementos para
drogas”, es que la sociedad y el gobierno deberán una discusión
aprobar el uso generalizado y sin control médico de
drogas que son peligrosas para la salud y el bienestar
de los consumidores y cuyo uso no puede ser con-
trolado por la gran mayoría de ellos109.
La descriminalización
Dentro de esta corriente existen dos tipos de descrimina-
lización. La “descriminalización de jure” se define como la
no aplicación de la ley, es decir, no se aplican las sancio-
nes que están estipuladas en el Código Penal, pero ello no
quiere decir que hay un cambio de las mismas. El segundo
112 Véanse los trabajos de Ethan Nadelmann, “Drug Prohibition in the Uni-
ted States: Costs, Consequences, and Alternatives”, en Science, vol. 245,
septiembre de 1989, pp. 939-947. Rosa del Olmo, “Debate en torno a
la legalización”, en ¿Prohibir o domesticar?: políticas de drogas en América
Latina, pp. 113-130. Rodrigo Uprimny, “Más allá del prohibicionismo:
políticas alternativas frente a las drogas”, en La legalización de la droga,
pp.117-148. Enrique Gómez, “El abc de la Droga”, en La tragedia de la
droga. Perspectiva de una solución, pp. 3-23.
La despenalización 131
La legalización
La despenalización propone modificar la legislación aunque de las drogas
ilícitas en
Colombia:
el derecho penal continúe regulando ciertas conductas. Hay elementos para
una discusión
varias propuestas como, por ejemplo, la despenalización del
consumo, o del consumo y del tráfico entre adultos, sin fines
de lucro y otras más que siguen surgiendo dentro del actual
debate jurídico-penal113. La despenalización del consumo es
la solución preferente en esta doctrina, no sólo porque mu-
chos autores no aceptan la imposición de penas criminales
para los que son consumidores sino que la experiencia ha
demostrado que la despenalización del consumo produce
buenos resultados.
119 Milton y Rosa Friedman, citados en Rodrigo Uprimny, op. cit,. P. 129.
La legalización
La legalización de las drogas ilícitas plantea varias estrate-
gias para su implementación. En primer lugar, establece la
producción, comercialización, distribución y consumo de
drogas blandas, específicamente de la marihuana, lo cual
implica su venta legal a través de ciertas regulaciones. Sin
embargo, el debate principal de esta opción se ha desa-
135
rrollado en torno a la legalización de todas las drogas y la La legalización
de las drogas
abolición de las leyes penales vigentes, pero expresada en ilícitas en
Colombia:
dos propuestas diferentes: la legalización regulada por el elementos para
una discusión
Estado y la legalización competitiva sin intervención gu-
bernamental, sujeta simplemente al equilibrio del mercado
libre.
120 Véase la reseña hecha sobre el texto de Gary S, Becker; Kevin M, Mur-
phy; Michael Grossman, “El mercado de bienes ilegales: el caso de la
droga”, en Revista de Economía Institucional, Universidad Externado de
Colombia, vol. 8. núm. 15, II semestre, 2006, p. 37.
A manera de conclusión:
lecciones para Colombia
145
La legalización
de las drogas
ilícitas en
Colombia:
elementos para
una discusión
Barudio, Günter, Historia universal siglo xxi, vol. 25, México, Siglo xxi
Editores, 1989.
147
Caballero, Antonio, “Hay que legalizar la coca”, en Texto y Contexto, La legalización
de las drogas
Universidad de los Andes, núm. 9, septiembre-diciembre de 1986, pp. 69- ilícitas en
Colombia:
78. elementos para
una discusión
Camino, Alejandro, Coca, cocaína y narcotráfico: laberinto en los Andes, Lima,
Comisión Colombiana de Juristas, 1989.
Dallek, Robert, The American Style of Foreign Policy: Cultural Politics and
Foreign Affairs, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1983.