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Este documento analiza la literatura testimonial que surgió en Chile después del golpe militar de 1973. Señala que inicialmente la crítica ubicó estos textos dentro de la tradición autobiográfica. Sin embargo, argumenta que se requiere una redefinición de los conceptos canónicos de testimonio ya que estos textos chilenos manifiestan otras formas de subjetividad. Revisa los primeros intentos críticos por analizar este género, incluyendo el ensayo de Jaime Concha de 1978 donde propone entender el
Este documento analiza la literatura testimonial que surgió en Chile después del golpe militar de 1973. Señala que inicialmente la crítica ubicó estos textos dentro de la tradición autobiográfica. Sin embargo, argumenta que se requiere una redefinición de los conceptos canónicos de testimonio ya que estos textos chilenos manifiestan otras formas de subjetividad. Revisa los primeros intentos críticos por analizar este género, incluyendo el ensayo de Jaime Concha de 1978 donde propone entender el
Este documento analiza la literatura testimonial que surgió en Chile después del golpe militar de 1973. Señala que inicialmente la crítica ubicó estos textos dentro de la tradición autobiográfica. Sin embargo, argumenta que se requiere una redefinición de los conceptos canónicos de testimonio ya que estos textos chilenos manifiestan otras formas de subjetividad. Revisa los primeros intentos críticos por analizar este género, incluyendo el ensayo de Jaime Concha de 1978 donde propone entender el
El discurso testimonial y su anlisis literario en Chile
Testimonial discourse and its literary analysis in Chile
Resumen El presente ensayo trata sobre la literatura testimonial que surge en Chile a partir del Golpe de Estado de 1973 que fue encasillada por la crtica dentro de su tradicin memorialstica. La revisin de estas aproximaciones crticas lleva a concluir que el anlisis del testimonio en Chile requiere de una reformulacin de conceptos del testimonio cannico que no funcionan en este corpus donde se manifiestan otras formas de "subjetividad" y de "subordinacin". Es necesario pues sondear la eficacia de la dicotoma ficcin/realidad que an opera en los criterios para definir lo que es y no es literatura. Aquella literatura de carcter testimonial que surgi en Chile en la segunda mitad de los aos 70 del pasado siglo, fue alineada inicialmente por los estudiosos dentro de los parmetros de la tradicin autobiogrfica 1 . Motivados por la emergencia del testimonio como forma de expresin desarrollada en Latinoamrica a comienzos de los aos 60, y especialmente difundida a partir de las investigaciones propiciadas desde Cuba, los crticos chilenos comenzaron a emplear indistintamente trminos como testimonio novela testimonio o novela testimonial para establecer una diferencia entre aquella produccin literaria de ficcin que hasta antes del golpe del 73 centraba su inters en el boom latinoamericano, o en las publicaciones de los jvenes escritores designados como novsimos o postboom. Uno de esos primeros intentos por dar una explicacin al fenmeno que ocurra en aquellos aos fue de Jaime Concha. Publicado en Araucaria de Chile bajo el ttulo Testimonios de la lucha antifascista (1978) Jaime Concha es de los primeros crticos en abordar el problema de la literatura testimonial chilena post 73. No obstante la brevedad de su ensayo, la agudeza con la que Concha encara el tema ofrece varias propuestas para el estudio de estas publicaciones. Lo primero que hace es ubicar el contexto temtico que aglutina a los textos testimoniales chilenos. Desde los mismos das de septiembre de 1973 ha venido emergiendo y desarrollndose una amplia literatura testimonial sobre los sucesos de Chile .Inmediatamente consigna este fenmeno bajo la clasificacin de literatura testimonial, cuyo rasgo comn es el referir a los acontecimientos inmediatos de la poltica chilena. Concha vincula esta literatura antidictatorial con rasgos que, segn observa, ya estaban presentes en Canto General de Neruda. Pero de inmediato aclara que en su opinin el primer documento testimonial en sentido estricto que surge contra la Junta Militar son las palabras de Salvador Allende en la maana del 11 de septiembre.Sin embargo, al bosquejar el precedente testimonial en la literatura chilena, reconoce que aprehender este gnero no es tarea fcil. En esta avalancha testimonial, agrega Concha, aparecen textos de autores que no necesariamente son escritores profesionales. Tambin seala que no todos se alinean dentro de los parmetros de la orientacin marxista laica. Esta ltima razn lo lleva a profundizar el concepto encaminndose a la etimologa griega de testigo. As, establece los nexos existentes entre la concepcin clsica y la medieval respecto a la funcin testimonial. Finalmente vincula dicha comprensin del fenmeno con la analoga hecha por Engels entre la persecucin sufrida tanto por los primeros cristianos como por aquella otra protagonizada por los primeros grupos obreros. De inmediato acude a su conocida erudicin y repara en la funcin tambin testimonial tan explcita en La ciudad de Dios de San Agustn. Su reflexin vuelve al contexto latinoamericano, remontada a los primeros sntomas de expresin verbal escrita en espaol. As subraya la importancia de los cronistas y su papel de denuncia, especialmente Bartolom de las Casas en su Brevsima relacin de la destruccin de las Indias. Respecto al siglo XIX, Jaime Concha considera que es significativo que tanto Sarmiento como Mart hayan escrito dos obras fundamentales para entender este fenmeno: Facundo de Sarmiento, escrito contra la dictadura de Rosas y El presidio poltico en Cuba de Mart, que vendra a ser el primer testimonio latinoamericano en sentido estricto y actual (133). Conecta a travs de este recuento histrico la preocupacin demostrada por el gobierno revolucionario cubano de los aos 70 que a travs de su organismo cultural Casa de las Amricas definiera el testimonio como una nueva modalidad poltico-literaria apta para captar las condiciones histrico-sociales de Amrica Latina en su etapa ms reciente; precisamente la etapa que inaugura ella misma con su triunfo de 1959 (133) En definitiva, Concha sita la preocupacin por esta expresin discursiva dentro de un terreno marxista. Menciona, a propsito, lo que l entiende como el impacto profundo del marxismo en la conciencia colectiva de la humanidad (133). Recuerda que en el programa editorial del gobierno de la Unidad Popular, a travs de la Editorial Nacional Quimant, se hizo difusin de esta literatura en Chile. Dentro del conjunto de textos surgidos con posterioridad a 1973 que Concha analiza, descubre la presencia de un sujeto individual, testigo y a veces vctima de la misma situacin que se describe (135). Se trata, entonces, de testimonios escritos, no a partir de una previa investigacin, entrevistas, posterior seleccin del material y edicin, como sugiere Randall en su ya mencionado ensayo. El corpus de textos a los que se refiere Jaime Concha son documentos escritos personalmente por vctimas o testigos de los crmenes de la dictadura de Pinochet. Debemos sealar que para la situacin chilena posterior a 1973, al menos en lo que dice a su etapa inicial, el testimonio, como formalidad genrica consisti principalmente en libros cuya textura se ajustaba al relato en primera persona y donde el sujeto hace referencia a los acontecimientos inmediatos al Golpe de Estado. Al iniciar el anlisis de los textos que presenta en su ensayo, Concha observa la diversidad de criterios con que se aborda el rasgo testimonial en los escritores chilenos. As, en novelas como El paso de los gansos de Fernando Alegra, el tratamiento de lo testimonial va a ser muy diferente en relacin a la manera en que lo hacen escritores como Hernn Valds en Tejas verdes, o Alejandro Witker en Prisin en Chile. El primero, es un novelista perteneciente a la generacin del 38, que de paso en Chile se encontr con los acontecimientos del derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular. El estilo discursivo de Alegra acude a su experiencia de escritor y crea una obra que, en opinin de Jaime Concha, no se ajusta a ningn gnero especfico: reportaje, memorias, entrevistas, fragmentos lricos, todo cabe dentro de las fronteras de este lenguaje multidimensional (141). Por su parte, Hernn Valds se apoya en la estructura de un diario para tratar su experiencia como prisionero en el campo de concentracin Tejas verdes del que toma el ttulo su novela. Escrita en primera persona, concentra la narracin en el sufrimiento corporal del sujeto protagonista. Tanto la tortura, la condicin de encierro, como el contacto solidario con sus compaeros de prisin, son algunos de los rasgos que ms singularizan a esta novela. Por otra parte, Prisin en Chile, de Alejandro Witker, le permite a Concha establecer que el tratamiento testimonial no es privativo del pensamiento laico ni exclusivo de las persona con reconocida militancia poltica, ya que si Valds se declaraba simpatizante del gobierno de Allende aun cuando no perteneca a ningn partido poltico, algo similar ocurre con Witker, profesor de historia en la Universidad de Concepcin, cuyo gran delito radicaba en haber viajado a Cuba y a la Unin Sovitica, razones por las cuales fue detenido y mandado a un campo de concentracin poco despus del golpe de estado. El carcter de denuncia es finalmente el comn denominador de estos textos presentados por Jaime Concha y en los cuales predomina la presencia de un sujeto que narra en primera persona. En estas narraciones no se da la presencia de un testimonialista, a la manera que lo entiende Randall, tampoco la concurrencia de un subordinado ni de un letrado solidario como consigna Hugo Achugar (1992: 55). Estos rasgos son precisamente los que conectan a estas obras chilenas con la tradicin autobiogrfica precedente. Y as es como se entiende que en el mismo nmero de Araucaria de Chile donde Jaime Concha publica su citado ensayo, aparezca un artculo de Luis Bocaz donde, al referirse al libro Algo de mi vida de Luis Corvaln, lo conecta precisamente con la tradicin de memorialistas chilenos. En los comienzos de su ensayo, Luis Bocaz sita el contexto que motiv a su autor a la eleccin del gnero memorias para refutar las imputaciones acerca de los hombres que dirigieron el proceso poltico durante el rgimen del presidente Allende (1978: 199). Este aspecto es muy importante para la definicin de este libro de Corvaln. Dentro de las colecciones de ensayos preparados en torno al tema de la literatura testimonial chilena, me interesa mencionar al menos dos. La primera es Testimonio y literatura (1986), editada por Ren Jara y Hernn Vidal. De esta coleccin mencionar los trabajos aportados por Ariel Dorfman y por Jorge Narvez porque ambos tienen como preocupacin central el fijar las caractersticas genricas de la literatura testimonial chilena. En el ensayo de Dorfman bajo el ttulo Cdigo Poltico y Cdigo Literario: el gnero testimonio en Chile hoy, se presenta el anlisis de un extenso corpus de libros testimoniales chilenos. El rasgo que singulariza a estas obras sealadas por Dorfman radica en el carcter contestatario y de denuncia contra el gobierno militar. Su anlisis de Tejas verdes lo lleva a confirmar no slo la diferencia que a nivel de la subjetividad se manifiesta en el narrador, sino adems el rasgo que la singulariza y diferencia de otras obras por l aqu analizadas como lo sonPrisin en Chile de Alejandro Witker; Jams de rodillas de Rodrigo Rojas;Cerco de pas de Anbal Quijada; Testimonio de Jorge Montealegre y otras. Para Dorfman el elemento que definitivamente aparta al libro de Hernn Valds de los otros ttulos, es el mismo ya observado por Jaime Concha: el nfasis en la relacin cuerpo/prisin, que junto con evidenciar una experiencia de escritor y su conocimiento de la tradicin y tcnicas narrativas, acenta el clima de encierro que en el relato se respira. El uso del tiempo presente y de la estructura del diario, logran el efecto que el narrador quiere acentuar en su novela. Ser el rasgo de denuncia lo que definir a Tejas verdes. Sin embargo, no es fortuito que los primero lectores crticos se hayan preocupado en subrayar el particular uso de determinadas tcnicas narrativas. Al apropiarse del relato confesional, Valds actualiza tambin la problemtica que caracteriz a la literatura clsica mstica: la relacin dicotmica cuerpo/prisin. En Tejas verdesse representa una subjetividad atrapada en un doble registro de prisin: cuerpo, campo de concentracin. En este sentido, el recuento histrico antes efectuado por Jaime Concha, que conecta la expresin testimonial con la tradicin cristiana, se reafirma a nivel epistemolgico. Este ejercicio permite adems refutar la nocin de cruce genrico sealado por Dorfman. No se puede hablar de cruces cuando no existe ninguna forma testimonial pura que permita establecer tajantemente el rasgo de ficcin/verdad que separara al testimonio de manifestaciones literarias como la novela u otras expresiones narrativas. Por tanto no sera posible observar dicha diferenciacin a nivel genrico. En suma, ni en las definiciones de Randall, ni en las de Achurar, ni en ninguna parte se establece con precisin lo que en estricto rigor es el testimonio. De hecho, el carcter esttico que Randall exige a la expresin testimonial resulta muy problemtico, pues supone que se refiere a una manifestacin esttica propia del pueblo y que debera responder a una concepcin popular diferente a la concepcin esttica burguesa. De inmediato asoma un nuevo inconveniente que consiste en determinar la especificidad de esa esttica popular que sera diferente de la esttica burguesa. La preocupacin genrica planteada por Dorfman aparece tambin en el ensayo de Jorge Narvez titulado El testimonio 1972-1982. Transformaciones en el sistema literario (1986). De partida, Narvez sita temporalmente la emergencia de las expresiones testimoniales con posterioridad al boom de la narrativa latinoamericana. Luego establece que esta literatura que corresponde a una narrativa de no-ficcin, de la historia verdadera en que el trmino verdadera no tiene ms pretensin que sealar la no ficcionalidad y que cuenta con un prolfico corpus textual, tiene entre otras la virtud histrico-literaria de insertarse en el proceso de produccin de sentido del discurso literario latinoamericano enlazndose tradicionalmente con un vasto antecedente de ancilarismo que caracteriza a nuestras letras (235) Ms adelante observa que a partir del corpus de obras producido durante los aos 70 y 80, es posible hablar de una relativa hegemona del testimonio en el sistema de los gneros literarios (235). La concepcin cientificista tan caracterstica de la crtica acadmica de los aos 70 y 80, cuya mirada hacia la literatura estaba vista en trminos de produccin, motiv a los crticos a vincular necesariamente bajo esta metodologa, la emergencia de obras cuyo mensaje contestatario y de denuncia provena, para el caso chileno, principalmente de los sectores intelectuales: escritores, acadmicos o polticos de profesin. De esta manera, la crtica literaria, cuya formacin e inters estaba concentrada en el estudio de la literatura, se vio de la noche a la maana frente a la necesidad de dar cuenta de buena cantidad de libros cuyo registro sobrepasaba las dimensiones genrico-literarias hasta entonces predominantes en el canon. No se trataba en rigor de libros de poesa o de novela lo que se estaba editando. Se acenta pues la crisis el concepto de ficcin que se arrastraba ya desde haca bastante tiempo. Por una parte, se comenz a identificar la separacin genrica a partir de un rasgo epistemolgico, esto es a partir de la relacin verdad/ficcin, lo que dejaba en incomoda postura la tendencia que prevaleca en la academia al concentrar su inters analtico literario a nivel estructural. Por otra parte, se insista en seguir alineando dentro de la llamada produccin literaria a una manifestacin discursiva a la que se le negaba el rasgo peculiar de ficcin, rasgo hasta entonces identificador de lo que se entenda por literatura. Sin embargo, el problema radicaba, ms que en la estructura de las obras, en un plano filosfico y explcitamente poltico ya que como he sealado los llamados textos testimoniales en Chile, estructuralmente se correspondan con las manifestaciones literarias precedentes en el canon: novela, memorias, autobiografa, diario de vida. La complicacin apareca cuando se deba subrayar que el rasgo realmente predominante de estos libros no radicaba en los elementos estructurales sino en el enftico carcter de denuncia de su mensaje. Cuestin que tampoco la clasificacin genrica contemplaba, pues a priori, estableca como requisito predominante la presencia del rasgo de ficcin de la literatura. Esta arista es la que en su momento observ Stephen A. Shapiro en los procedimientos de Wellek y Warren para su clasificacin de los gneros literarios (1968: 421-454). A pesar de lo anterior, la crtica que asumi la responsabilidad de estudiar estas manifestaciones, cuyo rasgo de denuncia las haca testimoniales, pudo ver desde un comienzo la relacin que se estableca entre estas obras y una tradicin literaria. Por ello es que Jaime Concha conecta el carcter de denuncia de estos textos con obras como Facundo de Sarmiento, o motiva a otros crticos a vincular estas manifestaciones textuales bajo el comn alero de su carcter ancilar, como lo hace Narvez. Durante los aos 80 aparecen mltiples manifestaciones de carcter testimonial donde destaca particularmente el trabajo realizado por periodistas como Patricia Politzer que en 1985 publica Miedo en Chile. Se trata de una coleccin de entrevistas a personas de diferentes grupos sociales y polticos que relatan sus experiencias de vida bajo el sistema dictatorial. Otro libro es el de Rosario Rojas Memorias contra el olvido, publicado en 1987. En 1989 Patricia Verdugo publicLos zarpazos del puma cuyas resonancias causaron impacto en la sociedad. Libros como el de Verdugo aparecen casi al final de la dictadura. A diferencia deTejas verdes o Cerco de pas, donde priva la presencia de un sujeto autobiogrfico nico, estas publicaciones periodsticas posteriores fueron calificadas como libro-reportaje (1988: 91). El corpus de libros de denuncia en contra del rgimen militar es enorme. Si se compara la cantidad de ttulos en relacin a la cantidad de estudios dedicados a estos libros de denuncia se observa de inmediato la carencia de aproximaciones pero por sobre todo llama la atencin la precariedad de los mtodos de anlisis ideados para analizar esta especfica forma discursiva. Lo anterior se explica porque la crtica literaria que se dedic a esta tarea acudi a herramientas pensadas para otras formas de auto representacin. Aproximaciones que no estaban ideadas para la reflexionar sobre la especificad que contenan estas otras obras de los aos setenta y ochenta. Es interesante subrayar el hecho que luego de la recuperacin de la democracia a inicios de los aos 90, los autores retoman las formas cannicas de auto representacin y surgen numerosas publicaciones subtituladas nuevamente como memorias, conversaciones o autobiografas. Se cierra un parntesis as sobre la modalidad testimonial cuyo corpus reclama nuevas maneras de lectura sin los temores de hace dos dcadas y con nuevas aproximaciones metodolgicas.