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ST 97 (2009) 721-732
y vinisteis a verme,
salí de la cárcel
y me acompañasteis»
José SESMA LEÓN*
Introducción
La pastoral penitenciaria
Objetivos pastorales
B. Tipología delictiva
Si se toma como referencia la tipología mínima que, ya en abril de
1992, se establecía en el Cuaderno 45 de la Colección «Cristianismo y
Justicia»9, en los conglomerados humanos de las cárceles hallamos a
«delincuentes profesionales (personas que voluntariamente han optado
por la actividad delictiva y viven la cárcel como accidente laboral), ac-
cidentales (personas que por irreflexión o accidente se han visto invo-
lucradas en hechos delictivos sancionados con prisión), ideológicos
(personas que actúan contra el orden legalmente establecido, indepen-
dientemente del trato o cualificación que reciban desde la legalidad vi-
gente) y forzados (personas que por circunstancias ajenas a su volun-
tad –familiares, sociales, culturales, etc.– han podido sobrevivir vi-
viendo al margen de la ley). Estos “delincuentes forzados” constituyen
el grupo más amplio (aproximadamente las dos terceras partes de la
población reclusa) y el que merece mayor atención por nuestra parte,
ya que es el colectivo más desesperanzado, “nacidos para perder”,
“los abandonados de Dios” o, simplemente, los continuadores de los
antiguos esclavos de la sociedad».
Homicidio y sus formas 2.179 148 2.327 2.404 172 2.576 2.572 147 2.719
Contra el honor 9 1 10 7 0 7 10 0 10
Contra las relaciones familiares 738 19 757 911 19 930 1.282 20 1.302
Contra el patrimonio y el orden 19.747 1.295 21.942 19.568 1.292 20.860 20.993 1.361 22.354
socioeconómico
Contra la salud pública 11.165 1.624 12.789 11.641 1.756 13.397 12.752 2.000 14.752
Contra la seguridad del tráfico 210 7 217 270 5 275 597 7 604
Total 42.631 3.458 46.089 44.597 3.726 48.323 49.347 4.053 53.400
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13. Art. 2: «La asistencia religiosa católica comprenderá las siguientes actividades:
• Celebración de la santa Misa los domingos y festividades religiosas y, potesta-
tivamente, cualquier otro día.
• Visita a los internos, así como recepción en su despacho, por parte del sacer-
dote encargado de la asistencia religiosa; atención a los que deseen hacer algu-
na consulta o plantear sus dudas o problemas religiosos.
• Instrucción y formación religiosa y asesoramiento en cuestiones religiosas y
morales.
• Celebración de los actos de culto y administración de los sacramentos.
• Aquellas otras actividades directamente relacionadas con el desarrollo religio-
so del interno.
• Colaboración en la humanización de la vida penitenciaria».
14. Cf. Instrucción 4/2007 sobre «Intervención de organizaciones no gubernamen-
tales, asociaciones y entidades colaboradoras en el ámbito penitenciario», Ma-
drid, 7 de febrero de 2007.
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15. Lc 10,29-37.
16. Jn 13,1-15
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encerraron en su día, con o sin razón, pero que aquí están. Y cuan-
do les llegue la libertad, ¿qué podrán hacer? ¿Les darán trabajo?
¿Tendrán en la vida una segunda oportunidad? Pues una vez que
pisas estos muros ya quedas marcada como un bicho raro. Vas a
buscar trabajo, y nada más que vean tu expediente te dicen que no
te pueden coger. Me paro a reflexionar por qué la sociedad es así.
Por qué no nos dan la oportunidad de ser gente normal, de volver
a poder sentirnos útiles para nosotras, y también para la sociedad...
Quisiera pedir algo en voz alta. Que si alguien lee estas líneas que
escribo, tenga corazón y piense que la gente que estamos aquí no
somos bichos raros. Somos personas que tuvimos mala suerte, o un
mal momento, o que nos metimos en sitios equivocados. Y seguro
que la mayoría de nosotras no tuvimos las oportunidades suficien-
tes parea ser una mujer buena. Os pido que esa libertad que yo tam-
bién deseo y espero me llegue cuando me corresponda, no me ha-
ga volver aquí, porque no sepa cómo hacer para incorporarme a la
sociedad, porque aparezca como un bicho raro por haber estado
aquí... Cuando salimos, no encontramos esa oportunidad que a gri-
tos pedimos y que no nos dan. ¿Por qué?...»17.
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