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Tema 3.

EVOLUCIÓN Y
SITUACIÓN ACTUAL DE
LA DEMOGRAFÍA
ESPAÑOLA
3.2.1.- Evolución histórica

En el estudio de la población se conoce como “transición demográfica” el


período de tiempo en que una población pasa de un modelo demográfico
antiguo, caracterizado por alta natalidad y alta mortalidad, a uno moderno, en
que tanto natalidad como mortalidad tienen valores bajos.
En la mayoría de países de la Europa Occidental, éste es un proceso que dura
desde finales del siglo XVIII a la primera mitad del siglo XX, y que tiene tres
fases:
•descenso de la mortalidad y mantenimiento de la natalidad
•descenso de la mortalidad y de la natalidad
•descenso de la natalidad y mantenimiento de la mortalidad.
3.2.1.- Evolución histórica

En los países más avanzados de Europa Occidental (Alemania,


Francia, Gran Bretaña…) el descenso de la mortalidad se inicia ya
a finales del siglo XVIII y continúa durante el siglo XIX de forma
clara. En España, a causa del retraso económico y sanitario, el
descenso de la mortalidad y de la natalidad es mucho más lento.
Ello significa dos cosas:
1.-El fuerte crecimiento de la población que tienen los países
europeos en el siglo XIX no se produce en España, donde es
mucho menor.
2.-Mientras que los principales países europeos llegan a un modelo
demográfico moderno ya a inicios del siglo XX, en España hay
que esperar hasta los años 40 del siglo XX, después de la guerra
civil (1936-39).
3.2.1.- Evolución histórica

Así, aunque la evolución de la población española es claramente


positiva desde el siglo XVIII hasta ahora, nunca se ha llegado a
tener una densidad de población comparable a la de los países
avanzados de la Europa Occidental. Los 10’4 millones de
habitantes españoles de 1787 pasaron a 18 millones en 1900 y a
los 27 millones de 1950.

Territorialmente, sin embargo, se dieron diferencias significativas


entre los territorios industrializados (Cataluña, País Vasco, y en
menor medida Valencia) y el resto: mientras estos territorios
incrementaban su peso en el total español, al recibir inmigrantes,
extensas zonas del centro y de áreas montañosas ven descender de
forma importante la población.
3.2.1.- Evolución histórica

Los años 50 y especialmente los años 60 y 70 del siglo XX ven un crecimiento


importante de la población española. Las mejoras sanitarias y económicas
inciden en un descenso suave de la mortalidad y, sobre todo, en un aumento
de la natalidad: es el período del baby-boom, que es paralelo al del desarrollo
económico moderno del conjunto del país.
La crisis económica que afecta al país a partir de 1975 hace que el ritmo de
crecimiento de la población, que llega a los 37’5 millones en 1981, disminuya
de forma importante, de forma que se vuelve mucho más débil desde entonces
y hasta el momento actual. Los datos del último censo (2001) nos dicen que en
España había casi 41 millones de personas.
3.2.1.- Evolución histórica

Territorialmente, el resultado
del crecimiento de la población
española de los últimos dos
siglos ha visto cómo crecía el
peso de las regiones
mediterráneas y cómo
disminuía el de las regiones del
interior y la costa norte. Ello se
produce tanto por un diferente
comportamiento demográfico
(más natalistas en el sur, menos
en el norte) como, sobre todo,
por unos procesos migratorios
muy fuertes hacia la costa
mediterránea, con algunas
excepciones.
3.2.1.- Evolución histórica

La década de 1960 a 1970 fue un período de fuertes cambios demográficos.


La emigración desde zonas agrarias a las grandes ciudades industrializadas y
al litoral turístico provocó el crecimiento de las regiones mediterráneas del
este y el descenso generalizado de las regiones de interior, excepto Madrid.
Además, hubo una significativa emigración hacia Europa Occidental, que
contribuyó de forma importante al crecimiento económico a través de los
envíos de dinero desde el exterior hacia España.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

El desarrollo económico y de los servicios ha situado la mortalidad española


en unos valores muy bajos, lo que ha aumentado sensiblemente la esperanza
de vida (80’2 años, una de las más altas del mundo). Al mismo tiempo, el
descenso de la natalidad ha llegado a mínimos también muy bajos, de los
menores de la UE (10’95 por mil), aumentando ligeramente desde 1998. La
fuerte crisis de los 80 es la causa principal, reflejándose en la disminución
muy fuerte de las generaciones más jóvenes en la pirámide actual.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

El principal factor de crecimiento de los últimos años no es el crecimiento


vegetativo (natalidad-mortalidad), sino la llegada de inmigrantes. Entre 1991
y 2001 la población extranjera residente en España se multiplicó por cinco
(de 350.000 a 1.600.000), con dos tipos principales:
•los jubilados europeos que llegan atraidos por el clima y que se instalan en
las islas o el mediterráneo.
•los jóvenes procedentes de países menos desarrollados, que son la mayoría.
Proceden sobre todo de Sudamérica, el norte de África y el este de Europa, y
tienen un efecto rejuvenecedor de la población.

El crecimiento económico que se ha producido en España desde finales de los


años 90 hasta el año 2007 ha comportado una llegada masiva de inmigrantes
que han venido a cubrir la necesidad de mano de obra en todos los sectores
económicos. La población extranjera residente en España, según datos del
Padrón de habitantes de 2008, llega a 5’2 millones, el 12’8% de la población
total.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

La población extranjera se compone esencialmente de adultos jóvenes. Por


eso han supuesto, en general, un factor de rejuvenecimiento de la población
de España, aunque desde luego no es el caso en algunas zonas costeras con
dominio de jubilados europeos. De todas formas, al llegar a España el
comportamiento natalista se acerca al de los españoles y, aunque se nota en
colegios e institutos un aumento notable de niños inmigrantes, la población
residente en España continúa siendo en general envejecida.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

La tasa de actividad se sitúa en el 59% de las personas en edad de trabajar (16-64 años),
baja en comparación con la UE (64%). Esto es debido, sobre todo, a la ocupación
femenina que todavía está bastante por debajo de la europea. Esto se nota especialmente en
las mujeres de mediana edad y mayores, donde son muy frecuentes las que sólo trabajan en
casa.
Por otra parte, el paro, según el censo de 2001, era del 11% de la población activa,
superando los 2 millones de personas y siendo importante en los jóvenes y sobre todo entre
las mujeres. En 2007, después de una época de fuerte crecimiento, había bajado hasta el
8’3%, similar a la media de la UE-25, pero la crisis de 2008 ha vuelto a incrementarlo
hasta el 11’3%, con más de 2’5 millones de personas sin trabajo.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

En los últimos 20 o 25 años se han producido, como consecuencia de la


situación económica y del cambio en las costumbres, alteraciones importantes
en la estructura familiar de los españoles. Entre los cambios más importantes,
hay que destacar: el aumento de la edad de emancipación de los hijos, la
disminución de las familias numerosas, el aumento de personas mayores que
viven solas y el aumento considerable de núcleos familiares “no
convencionales”.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

La dificultad de encontrar un trabajo primero,


pero la comodidad después, junto con la
dificultad de encontrar piso, resultaron factores
que han elevado considerablemente la edad de
los hijos que marchan de la casa de sus padres.
Ello comporta una edad de matrimonio alta
(alrededor de los 30 años) y también una edad
en que se tiene el primer hijo que supera de
media los 30 años.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

Las dificultades económicas de los años de


crisis (a partir de 1975) hicieron bajar la
natalidad hasta niveles de los más bajos del
mundo. Aunque se ha recuperado un poco a
partir de finales de los años 90, es evidente que
ahora las familias con 3 hijos o más son muy
poco presentes, y en cambio han aumentado
mucho los hogares unipersonales.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

El aumento de edad de la población en general, unido al de la calidad de


vida, ha hecho que la gran mayoría de los abuelos o personas mayores viva
en pareja o bien solo, y que haya un porcentaje muy bajo de hogares en que
convivan con hijos y nietos. A pesar de la mejora de la calidad de vida, lo
cierto es que en el número creciente de mayores que viven solos (sobre todo
mujeres) se esconde un problema de atención a la vejez que las políticas de
asistencia social no pueden afrontar fácilmente: las necesidades de atención
o de residencias para personas mayores aumentan rápidamente.
3.2.2.- Procesos demográficos actuales

Un último hecho a tener en cuenta en las características de los hogares


españoles es el número creciente de hogares no convencionales (padres e
hijos). Aumentan considerablemente los hogares unipersonales, los formados
por padres o madres solteros o divorciados con hijos, las parejas de hecho -es
decir, no casadas legalmente-, las familias con servicio doméstico y las
parejas homosexuales.

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