Cristo, que es el Salvador de todos y la verdadera vida, ha resucitado su cuerpo, para

siempre inmortal. La demostracin que de ello dan los hechos resulta ms clara que
todos los discursos, para los que tienen sano el ojo del espritu. Si, como nuestro
razonamiento ha mostrado, la muerte ha sido aniquilada y todos por Cristo la aplastan
con sus pies, con ms razn l, en su propio cuerpo, la ha aplastado con sus pies y
aniquilado. Si la muerte ha sido muerta por l, qu le !alta"a hacer, e#cepto resucitar su
cuerpo y mostrarlo como un tro!eo de su victoria$ Cmo ha"ra sido visi"le la derrota
de la muerte, si el cuerpo del Se%or no hu"iera resucitado$ Si esto no parece una
demostracin su!iciente de su resurreccin, hechos visi"les pueden con!irmar nuestras
pala"ras. &n muerto no puede hacer ya nada' el reconocimiento que se le tiene va hasta
la tum"a y se apa(a ense(uida' slo a los vivos pertenecen la accin y la in!luencia
so"re los hom"res' no importa quin quiera verlo y con!esar la verdad, juz(ando
despus lo que ve. )uesto que el Salvador se comporta de tal manera entre los hom"res
que cada da persuade invisi"lemente a una multitud tan (rande de (rie(os y de "r"aros
a creer en l y a escuchar su doctrina, cmo se podra todava dudar y pre(untarse si el
Salvador ha resucitado, si Cristo est vivo o, ms "ien, si l mismo es la vida$ *s que
un muerto es capaz de penetrar el corazn de los hom"res, de hacerles rene(ar de las
leyes de sus padres y a"razar la doctrina de Cristo$
+San ,tanasio, La Encarnacin del Verbo-
No necesitamos tampoco representarnos qu aspecto tenga uno en la autntica
totalidad de su existencia (con alma y cuerpo). odemos tranquilamente con!esar
que no nos es posible imaginar una resurreccin corporal" pues sta no es ni quiere
ser (a di!erencia de la re#i#i!icacin de un muerto) la restauracin de un estado
anterior" sino que signi!ica aquella trans!ormacin radical (de la que $abla ya ablo
como condicin de la consumacin) por la que debe pasar la libre reali%acin terrena
de la existencia de la persona &incluida la asuncin de la propia condicin mortal y por
lo tanto de la muerte misma como reali%acin de nuestra plenitud $umana& si $a de
$allar su consumacin en la superacin del tiempo y en la maduracin de la eternidad
a partir del tiempo. 'i decimos resurreccin corporal" expresamos que concebimos
como consumado al $ombre entero" al cual" seg(n nuestra propia experiencia de la
realidad $umana" no podemos di#idir en un esp)ritu #*lido ya para siempre y una
corporalidad meramente pro#isional +c!. .. /ahner en S0 1, 23s-.