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La relación bilateral México – Estados Unidos en

en torno a las migraciones


Perspectivas de análisis en el siglo XXI

Agustín Ignacio Harriague

Diciembre de 2009
Abstract
El presente documento se propone desarrollar las principales problemáticas
planteadas en torno a la cuestión migratoria y su importancia en la agenda
bilateral de países con canales de interdependencia intensa como México y Los
Estados Unidos.
Asimismo se propone un análisis de las políticas llevadas adelante en temas
migratorios por ambos países, articulando estos programas dentro del contexto
de la relación binacional entre ambos Estados en una perspectiva histórica.
En un segundo momento se plantean las perspectivas y cursos de acción
posible ya entrado el siglo XXI y como la cuestión migratoria requiere ser
incorporada a la mesa de debate sobre la integración regional y las estrategias
de seguridad y desarrollo de los países

Palabras Clave
Migración – Desarrollo – Seguridad Nacional – Diásporas – Integración -
TLCAN

Introducción

En las ultimas dos décadas, y como consecuencia de la intensificación de la


interdependencia entre Estados que trae consigo la globalización, hemos
asistido al ascenso de nuevos temas de agenda en el sistema internacional.
Dentro de estos temas y ocupando un rol primordial junto a la cuestión de la
seguridad nacional encontramos la cuestión migratoria, su control,
consecuencias y perspectivas de cara al siglo XXI que ya ha agotado su
primera década.
Paradójicamente mientras que la globalización ha fomentado y expandido el
libre transito de capitales, mercancías y tecnologías a través de diferentes
tratados y convenios multilaterales que afianzan los canales de contacto entre
los diferentes actores del sistema internacional; no ha encontrado el mismo
desarrollo el factor humano del fenómeno, ligado a la movilidad poblacional. En

2
torno al tema de las migraciones, las políticas públicas de los Estados han
quedado rezagadas frente al avance de la transnacionalización y
desterritorialización planteada por la globalización, en cuanto a dar cuenta de la
movilidad humana cada vez mayor. Esta asimetría es especialmente notoria en
torno a las acciones de los Estados expulsores de población para evitar la
salida y el desarraigo de su población así como de los Estados receptores para
permitir la inserción del inmigrante y el desarrollo de su vida regular dentro de
un contexto novedoso y la mayor de las veces adverso.
Ejemplo claro de esta relación conflictiva y asimétrica es la agenda bilateral
entre México y los Estados Unidos, la cual se enmarca en una desconfianza
mutua histórica y la problemática propia de una relación vecinal de intensa
interacción e intercambio fronterizo. Estados Unidos ha impulsado la integración
económica y comercial de América del Norte, pero ha dejado de lado por cuestiones
de política interna el avance de la integración en lo referido a la inmigración.1
El presente trabajo se plantea la necesidad de analizar la relación de ambos
países en torno a la cuestión migratoria y su impacto en la agenda bilateral,
aspecto fuertemente vinculado a la relación económica – comercial producto de
la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la
preponderancia de las cuestiones ligadas a la seguridad nacional de los
Estados Unidos luego de los atentados del 11 de septiembre del 2001. De esta
forma se plantea la necesidad de considerar las perspectivas sobre la
cooperación entre ambos países, y analizar especialmente el rol de las
instituciones y organismos que nuclear a la diáspora mexicana en su vecino
país del norte y la pujante presencia de actores de origen mexicano que
adquieren una importante presencia y liderazgo en la opinión publica y la vida
política de Estados Unidos.
La actual forma de interacción entre ambos Estados es reflejo y herencia de
una relación histórica con diversos avances y retrocesos en cuestiones
migratorias. Analizando la relación a lo largo del siglo XX, podemos encontrar
una fuerte herencia de nacionalismo en la mirada mexicana de la problemática,
fomentada tanto por la herencia de la Revolución así como por cuestiones
territoriales de larga data, que han dado lugar a la formación de 2 corrientes

1
Renee Isabel Mengo, “Migraciones en la Era Global: Latinoamericanos hacia Estados Unidos
de Norteamérica”, Noviembre 2008, extraído de http://rccci.net/globalizacion

3
divergentes dentro del pensamiento y la opinión publica mexicana, una visión
empírica y tendiente al pragmatismo enfrentada con otra de carácter cuasi
dogmático. La primera privilegia una visión histórica en la que se suceden
imperfecciones y debilidades en la relación bilateral, con momentos de mayor
convergencia de intereses propias de 2 países con desarrollos asimétricos e
intereses no siempre concertados. Dentro de la segunda visión encontramos
una fuerte presencia de planteos ideológicos en los que la relación de
acercamiento con el hegemón se entiende como señal de debilidad o sumisión
de México, cargando a la relación de componentes críticos y desconfianzas
mutuas. Lo mismo sucede del lado estadounidense, haciendo un análisis
muchas veces prejuicioso y hasta ignorante de lo que en realidad representa el
vecino país azteca.2
En los años inmediatamente posteriores a la Revolución Mexicana, la relación
binacional estuvo marcada por el nacionalismo mexicano que buscaba exaltar
la tradición cultural mexicana de los compatriotas en los Estados Unidos.
Durante la presidencia de Obregón en los años 20, se dio un esfuerzo por
atender los problemas y necesidades de la diáspora en el exterior a través de
los consulados mexicanos en los diferentes Estados norteamericanos. Mientras
se busco fortalecer la identidad cultural mexicana de los exiliados, se fomento
el regreso al país de los emigrados dentro de lo que se llamo el “mito del
retorno”. Repatriación que encontró su punto mas alto de desarrollo durante la
presidencia tanto de Ortiz Rubio como de Lázaro Cárdenas en la década del
30, época fuertemente marcada por la discriminación y coerción de las
instituciones y funcionarios estadounidenses frente a la diáspora. Tal como lo
señala David Ayón, esta repatriación generalizada permitió allanar el camino a
una segunda generación de líderes mexicanos en el exilio con un fuerte
componente de “mentalidad mexicano-americana”.3
Durante la Segunda Guerra Mundial, México logro establecer con Estados
Unidos un acuerdo bilateral de trabajo temporario, conocido como Programa
Bracero el cual establecía una cupo de ingreso de mexicano para realizar

2
Adrián Villanueva Delgado, “La Construcción social de la identidad nacional y la política
exterior de México frente al fenómeno migratorio”, Revista Nueva Visión Socialdemócrata,
enero-julio 2006, México
3
David R. Ayón, “La política mexicana y la movilización de los inmigrantes mexicanos en
Estados Unidos”, en Carlos González Gutiérrez (coord.), “Relaciones Estado-Diáspora:
perspectivas de America Latina y el Caribe”, Pág. 128, Ed. Porrua, 2006, México DF

4
trabajos temporales que daría a la cuestión migratoria un carácter transitorio,
circular y una fuerte presencia en la conciencia de los trabajadores mexicanos
que se materializaría en las posibilidades de emigrar de forma regular o buscar
mejores oportunidades por la vía ilegal de cruce al vecino país.
A partir de los años 70, y en especial a partir de la mayor influencia de una
corriente de liderazgo de los inmigrantes en los Estados Unidos de mayor
carácter critico hacia el americanismo, conocida como movimiento chicano,
junto con el giro tercermundista de las políticas de la administración Echeverría;
la relación bilateral ingresa en un interludio de alejamiento entre ambos países
en cuanto a políticas conjuntas de carácter migratorio. Estados Unidos puso fin
al Programa Bracero, alegando que el mismo había sido desvirtuado por la
creación de flujos clandestinos para la inmigración.
El nuevo acercamiento entre ambos países tiene base en las profundas
transformaciones que se llevan a cabo en la política mexicana y la relación con
su diáspora en el periodo 1986-1991. En 1986 se aprobó una Ley de Reforma y
Control de la Inmigración, por la que los lideres chicanos venían peleando
desde aproximadamente 10 años antes, aun ante la mirada evasiva del
gobierno mexicano. Esta ley posibilito la legalización en los Estados Unidos de
un gran número de inmigrantes indocumentados.
Durante el mismo periodo se fomento desde la Secretaria de Relaciones
Exteriores de México la creación de un Programa para las Comunidades
Mexicanas en el Exterior, que estimuló el crecimiento de una nueva red de
líderes, activistas y organizaciones de inmigrantes mexicanos en los Estados
Unidos
Llegando al último decenio del siglo XX, bajo la administración Salinas, México
alcanzó un acuerdo de libre comercio con sus vecinos del norte, lo que se firmo
en la suscripción del TLCAN. Dada la asimetría de posiciones al momento de
cerrar el acuerdo, México no logró imponer en la ronda de negociaciones
trilaterales la necesidad de un acuerdo migratorio; cuyo planteo hubiera
dilatado la firma del tratado.

Siglo XXI: libre comercio y migraciones

5
El segundo milenio se inauguro en México con el recambio presidencial y la
elección en el año 2000 de Vicente Fox, quien logro quebrar la hegemonía
historia del PRI y ascendió a la primera magistratura mexicana con promesas
de renovación.
En torno a la política exterior de su gobierno, Fox planteo 3 objetivos
principales: proyectar una nueva imagen de México frente a la comunidad
internacional, priorizar la relación estratégica con Estados Unidos y fortalecer la
presencia del país en los principales foros multilaterales. El primero de los
objetivos planteados conduciría a asumir la membresía plena del club de las
democracias respetuosas de los derechos humanos; el segundo, a buscar un
acuerdo migratorio con Estados Unidos y en términos generales profundizar la
integración con America del Norte; y el tercero a lograr que México ocupara (y
recuperará) en la esfera internacional el lugar que le corresponde a un país de
su tamaño, importancia económica y rol histórico en las relaciones
internacionales.4
Concretamente el tema migratorio durante la administración del presidente Fox
se puede dividir en cuatro periodos. Durante el primer periodo, el ex-canciller
Jorge Castañeda buscó presionar a los Estados Unidos para que México
consiguiera un acuerdo migratorio que incluyera una legalización de los
mexicanos indocumentados y un programa de visas para los trabajadores que
quisieran emigrar. Castañeda logró priorizar el tema en la agenda bilateral,
pero equivocó el camino al creer que el gobierno de Estados Unidos daría un
giro de 360 grados a su política migratoria y abriría las puertas a los
mexicanos. Este periodo terminó abruptamente el 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, desde antes de los ataques terroristas, la administración Bush ya
habían anunciado que no iba a aceptar un acuerdo migratorio tan ambicioso.
Durante el segundo periodo, la secretaría de relaciones exteriores y demás
oficinas que tenían que ver con migración, se dedicaron a resaltar el tema
migratorio. Se intensificaron las visitas de funcionarios de la secretaria de
relaciones exteriores y sus organismos migratorios a los Estados Unidos con el
objetivo de lograr un acercamiento con los líderes y activistas más pujantes de
la comunidad mexicana. Este momento es habitualmente considerado como un

4
Alejandro Anaya Muñoz, “La política exterior de México durante el sexenio de Vicente Fox”,
Universidad Iberoamericana, México DF, extraído de http://www.uia.mx

6
acercamiento puramente retórico ya que no se aumento siquiera el
presupuesto de los consulados.
En el tercer periodo de la política migratoria, el presidente Fox se concentró en
una sola propuesta: el voto en el extranjero. Esta acción había sido un reclamo
cada vez más intenso de los líderes de la diáspora, y uno de las promesas de
campaña del foxismo, por lo que se había vuelto un tema ineludible e
impostergable de la política exterior de su gobierno. Sin embargo, si bien se
realizó una reforma en la ley, no se destinaron los medios y la información
necesaria para instrumentar de forma adecuada el voto desde el extranjero; lo
cual se implemento por primera vez en las elecciones presidenciales del 2006.
El último periodo de la política migratoria es el que va desde el año 2005 hasta
el final de los días del gobierno de Vicente Fox. En el mismo se han visto
desgastadas las relaciones bilaterales en torno a la migración por la polémica
decisión del Congreso americano de aprobar la creación de un muro fronterizo
entre ambos países, la propuesta de criminalizar a los inmigrantes y la
penalización a organizaciones que los ayuden. Claro ejemplo de este avance
en la discriminación y la xenofobia frente a los inmigrantes en la sociedad civil
norteamericana en los últimos años es la aprobación de la Propuesta 187 en el
Estado de California. Dicha propuesta legislativa, que proponía negarle a los
inmigrantes indocumentados servicios sociales, servicios médicos y educación
pública; fue aprobada por amplia mayoría, pero revocada luego por una corte
federal.
Aunque actualmente la construcción del muro se ha visto detenida, esto ha sido
en gran medida por la oposición internacional y cuestiones de política interna
de los Estados Unidos, más que por una firme oposición de México.
Tal como lo reflejan una vasta cantidad de documentos y analistas, existió en
esta etapa una fuerte suposición de que la afinidad política e ideológica con la
administración Bush, pondría a México en un lugar de prioridad en la agenda
de política exterior republicana, y que de esta forma podría llegar a conseguirse
un “acuerdo migratorio integral”, conocido en la opinión publica y las esferas de
influencia mexicanas con el nombre de “enchilada completa”5. Esta suposición
foxista no se cumplió, en alguna medida por el cambio en política exterior que

5
The Economist – Infoestrategia, “En vez de enchilada completa, un Muro”, traducido por Jorge
Anaya, Diario La Jornada – Universidad Autónoma de México, extraído de
http://www.jornada.unam.mx/2006/11/28/index.php?section=economia&article=032n1eco

7
sobrevino a los atentados sufridos en New York en Septiembre de 2001, los
cuales hicieron focalizar todos los esfuerzos norteamericanos en la seguridad
nacional y la lucha contra el terrorismo transnacional.
Dentro de los aspectos más positivos de la administración foxista se encuentra
la creación del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), el cual viene a
suplantar al Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior como
órgano principal de la Secretaria de Relaciones Exteriores del país en cuanto a
la administración de las políticas de acercamiento y administración de los
asuntos relacionados a la población mexicana en el exterior. Esta agencia
gubernamental, creada en el año 2000, es parte integrante de la política
exterior mexicana; que comienza a aceptar la emigración permanente de sus
ciudadanos a gran escala y buscar tender puente de relación con el liderazgo y
los activistas conciudadanos en el exterior.
El IME ha visto revitalizada su labor a través de la creación de un Consejo
Consultivo (CCIME), el cual ha desarrollado el papel de asamblea coordinadora
del liderazgo como un todo, buscando entender ese liderazgo como parte
constitutiva y primordial de las relaciones entre el Estado y su diáspora, incluso
buscando caminos para lograr su institucionalización. La actividad de este
organismo se baso principalmente en acciones tendientes a fomentar el
crecimiento de la red de liderazgo, institucionalizar un sistema de elecciones de
consejeros por localidad con representación renovable periódicamente, el
fomento y expansión de las redes profesionales a través de Jornadas
Informativas consistentes en viajes para profesionales en el exterior de
diferentes ámbitos a México.
Por otro lado se ha fomentado la creación de Clubes de Oriundos, agrupando a
los mexicanos de una misma ciudad de origen con un desarrollo importante en
ciudades como Los Ángeles y San Antonio. Estos clubes han servido para la
implementación de iniciativas que benefician ampliamente a las ciudades de
origen de los migrantes, a través de programas de repatriación de fondos para
invertir en obras publicas, como ser el Programa México 2x1, y luego su
ampliación a México 3x1.
Una vez superado el sexenio foxista, y ya en el año 2006 con la administración
Calderón, se inicia un proceso de agitación política y ascenso de los lideres

8
mexicanos a las primeras planas de la opinión publica estadounidense con
relación a las marchas que protagonizaron los inmigrantes en ese año.
Aquí se presenta un fenómeno novedoso, en cuanto al aumento superlativo de
la participación y la actividad de los indocumentados en las protestas y
movilizaciones. Queda demostrado en las marchas sucesivas del 2006, las
cuales se dan simultánea y repetidamente en varias de las ciudades más
importantes del Estado norteamericano, el gran poder de convocatoria y
movilización de la red de liderazgo y la diáspora.
Este fenómeno puede explicarse por una serie de circunstancias que lo
contextualizan y le dan dimensión, como ser los elementos propios de la
sociedad civil creados por los inmigrantes y el aumento de su participación en
los diferentes canales de ésta; la mayor presencia y aceptación de la
subcultura hispanoparlante en los Estados Unidos; y por ultimo pero no menos
importante, el extenso desarrollo de la red de lideres, activistas y asociaciones
de inmigrantes cuyo desarrollo es decisivo para lograr los objetivos y las cuales
habían despertado escasa atención de la opinión publica hasta ese momento.
La participación masiva de indocumentados e inmigrantes en general en las
marchas de ese año, la cual se estima en cercana a los 3 millones de
personas, instalo de una forma muy fuerte el debate sobre la cuestión
migratoria y la necesidad de una reforma política en los Estados Unidos, que
de atención al tema. Por otro lado, esta movilización posiciono a los líderes de
la comunidad migrante como actores importantes de la vida política y la opinión
publica norteamericana.

Estados Unidos y la seguridad nacional como eje de política exterior


frente a los flujos migratorios

El tema de la seguridad nacional ha sido prioritario en la relación México –


Estados Unidos desde los atentados de Septiembre 2001.
Con una vasta frontera que históricamente ha sido un intenso foco de
intercambio entre ambos países, y que aparece cada vez mas proclive al
afianzamiento de grupos delictivos que se beneficien de los insuficientes
esfuerzos de ambos países para control la extensión Este-Oeste de ésta; es
importante analizar las políticas que a ambos lados se fomentan en el marco de

9
la automática relación de la problemática a la cuestión de seguridad nacional
norteamericana.
La propuesta de los Estados Unidos en torno a esta cuestión se centra en
lograr un equilibrio entre las prioridades de seguridad y las de promover a la
vez una mayor agilidad en los flujos transfronterizos de personas, mercancías y
servicios.
Debemos considerar que tradicionalmente la política de seguridad fronteriza de
los Estados Unidos se planteó el objetivo de evitar o controlar la inmigración
ilegal hacia ese país. Es significativo mencionar algunos ejemplos recientes
como ser la Iniciativa de Seguridad en la Frontera, iniciada en 1998 con énfasis
en la prevención, búsqueda y rescate, identificación y seguimiento, y finalmente
registro de los inmigrantes indocumentados.
Posteriormente, ambos gobiernos suscribieron en 2001 el Plan de Acción para
la Cooperación en Seguridad Fronteriza, en la que se incluye una política de
disuasión de migración en áreas consideradas de alto riesgo, como ser la
frontera Tijuana – San Diego.
Con la nueva política de seguridad de los Estados Unidos, el tema de los
migrantes indocumentados y su relación directa con el terrorismo ha
aumentado su importancia relativa en la agenda binacional. Así, las principales
iniciativas se vinculan con el establecimiento de “fronteras inteligentes” y el
rediseño institucional. Por otro lado, la administración Bush ha creado un
Comando de America del Norte, iniciativa que busca asegurar la defensa de las
fronteras y el despliegue de tropas en las zonas fronterizas.
En torno a las fronteras inteligentes, las mismas se plantean la necesidad de
transparentar y eficientizar los cruces de personas y bienes motivados por
cuestiones por actividades económicas; teniendo como principal objetivo evitar
el ingreso al país de presuntos terroristas, tener un control exhaustivo de los
bienes que se ingresan y los medios de transporte, pero logrando a la vez
agilizar los cruces. Es importante resaltar la necesidad de cooperación entre
ambos gobiernos, el rediseño institucional que la puesta en marcha del
proyecto requiere, y la inversión tecnológica que deberá realizarse para poder
cumplir con los controles biométricos que se plantean. Esto deberá evaluarse
en torno a la presencia o no de voluntad política, estructuras burocráticas e

10
institucionales en cada país, a fin de identificar la posibilidad de llevar adelante
la iniciativa en estos términos.
Actualmente México sufre un recorte significativo de su capacidad negociadora
frente a los Estados Unidos, dado que si consideramos la dependencia
comercial casi total con su vecino del Norte y la tendencia de éste a subsumir
todos los temas de la agencia bilateral a la seguridad nacional y al
acompañamiento de sus socios hacia su Estrategia de Seguridad Nacional; la
estrechez del vinculo deja al país azteca con escasas posibilidades y cursos de
acción posibles.
El aumento del narcotráfico y la violencia en las zonas fronterizas del norte de
México como ser Oaxaca, Sinaloa, Ciudad Juárez, Tijuana han revitalizado un
circuito peligroso que amenaza la presencia del Estado y la institucionalidad en
esas zonas, como ser ciclo: pobreza-narcocultivo-violencia-emigración.
Encuentro importante hacer mención al fracaso del TLCAN en torno a una de
sus principales premisas al momento de negociación y firma del acuerdo, el
cual se estimo como beneficioso para la disminución de las migraciones
mexicana a los Estados Unidos, dado que el libre comercio entre ambos países
iba a crear mayores oportunidades de desarrollo de las ciudades de origen. No
solo esto no se cumplió, sino que el Tratado ha impulsado un crecimiento
explosivo de la migración hacia zonas fronterizas del Norte, el aumento de la
brecha salarial y el desempleo. 6
Según las últimas estadísticas al respecto, podemos nombrar a México como el
mayor polo de migración del mundo, con aproximadamente 11 millones de
mexicanos viviendo en los Estados Unidos y 28 millones de personas de origen
mexicano en el país. De esta forma se consolida como la principal minoría en
Norteamérica en el siglo XXI. De este numero que obtenido por un censo
poblacional, encontramos que existen poco más de 1 millón de profesionales
mexicanos que han emigrado a los Estados Unidos en busca de mejores
oportunidades laborales así como de un mejor nivel de vida.
La emigración de profesionales y talentos es un problema crucial para México y
una cuestión que impactará en el desarrollo a mediano plazo, ya que es una
constante fuga y perdida de recursos productivos vitales para el país.

6
Israel Rodríguez, “México, campeón de la migración; 11 millones de expulsados a EU”, Diario
La Jornada – Universidad Autónoma de México, 13/02/2007, extraído de
http://www.jornada.unam.mx/2007/02/13/index.php?section=economia&article=024n1eco

11
Se ha convertido México a partir de la firma del TLCAN en el mayor reservorio
de fuerza productiva a bajo costo de los Estados Unidos, lo que le da a la
economía y la industria norteamericana mayor competitividad.7

La importancia de las remesas en la economía y la sociedad mexicana al


inicio del siglo XXI

Las remesas familiares han tenido un crecimiento explosivo en México en los


últimos quince años produciendo importantes impactos positivos en la
economía nacional y en el bienestar de los hogares receptores de las mismas.
Por su parte, las remesas colectivas y el anteriormente citado Programa 3x1
han fomentado la elevación de las condiciones de vida del conjunto de la
población en las comunidades de origen donde han promovido cientos de
obras de infraestructura básica.
Es notorio que para muchos países los ingresos por remesas tienen una
enorme importancia económica, destacándose muchas veces su lugar en los
recursos de los que disponen los países subdesarrollados. De acuerdo a la
información del Banco de México (2005), las remesas enviadas a México pasan
de 2 494 millones de dólares en 1990 a 13.396 millones en 2003 y a 16.613
millones en 2004.
Durante la década de los noventa, México registró un crecimiento significativo
del monto de remesas procedentes fundamentalmente de Estados Unidos, con
tasas de crecimiento anuales de alrededor de diez por ciento. Los primeros
años del nuevo siglo se caracterizan por el gran dinamismo que muestra el
envío de remesas, con un ritmo de crecimiento que supera en mucho lo
observado en años anteriores (las tasas de crecimiento anuales se encuentran
próximas al 24%): tan sólo entre los años 2002 y 2003 las remesas en México
aumentaron 3 582 millones de dólares, mientras que entre 2003 y 2004 lo
hicieron en 3.217 millones de dólares
México recibió remesas familiares en los últimos quince años por un monto
acumulado cercano a 95 mil millones de dólares. Lo cual se explica porque las
remesas han crecido a tasas muy superiores a las de la migración, en gran

7
Ver US – Mexico Labor Market, Mexican Workers: A key element for prosperity in the United
States; en http://www.ime.gob.mx/

12
medida, y debido a una mayor cobertura de estas operaciones por parte de las
instituciones financieras intermediarias, así como a la considerable reducción
de los costos de las operaciones que involucran transferencias monetarias
entre ambos países.
En las dos últimas dos décadas las remesas se han convertido en un flujo de
divisas de suma importancia para la economía mexicana, al constituir uno de
los principales rubros de la balanza de pagos y porque contribuyen a reactivar
las economías regionales y locales. La comparación del flujo de remesas con
ciertos indicadores macroeconómicos nacionales muestra la relevancia que
tienen estos recursos. En el año 2003, los envíos de dinero de los migrantes a
sus familiares representaron alrededor de 80% de las exportaciones petroleras
y 73% del superávit de la balanza comercial maquiladora, al tiempo que
superaron por 42% a los ingresos derivados del turismo. Recientemente, en el
2004, las remesas representaron el 70% de las exportaciones de petróleo y el
87% del superávit.8
Respecto al uso de esos recursos, los hogares destinan la mayor parte de su
ingreso a la satisfacción de necesidades básicas y otro tipo de consumo
doméstico, incluidos aquellos gastos que en realidad constituyen inversiones
en capital humano como educación y salud. Se estima que las remesas
también aportan recursos importantes para el desarrollo de las comunidades
con tradición migratoria internacional, con significativos efectos multiplicadores
en la actividad económica regional y local. Se calcula que al menos un 10% de
las remesas se dedican al ahorro y la inversión productiva.
Es importante considerar que para uno de cada cinco hogares receptores, las
remesas constituyen la única fuente de ingreso monetario, lo que los hace
altamente vulnerables ante una eventual interrupción de esos recursos.

La administración Obama y las perspectivas de la relación bilateral

La llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos en 2009 ha


provocado enormes expectativas en el tema migratorio. Su posición como
senador demócrata y la cual mantuvo durante su campaña presidencial, ante el

8
Centro de Estudios Sociales y de Opinión Publica, “El impacto de las remesas familiares en
México y su uso productivo”, Cámara de Diputados, Diciembre 2004, México DF

13
fenómeno de la inmigración internacional puede calificarse como a favor de los
inmigrantes, aunque no dejando de lado nunca la necesidad de mayor
seguridad fronteriza, también señala la importancia de buscar la regularización
de la población inmigrante indocumentada, y muy especialmente beneficiar a
aquellos grupos de inmigrantes menos favorecidos o más vulnerables como lo
son los menores y los trabajadores agrícolas.
Si bien America Latina no es una prioridad para la administración Obama,
México tiene una consideración especial dada la cercanía y la influencia que la
agenda bilateral tiene en la política domestica estadounidense.9
En sus pronunciamientos públicos sobre el tema, Obama ha considerado
necesario ser estrictos en las fronteras y en los lugares de trabajo asegurando
las condiciones de los inmigrantes, pero a su vez, se muestra a favor de la
reunificación familiar de los inmigrantes y de atraer trabajadores inmigratorios
calificados.
Básicamente la política sobre migraciones de los Estados Unidos para los años
venideros podría resumirse en los siguientes puntos, siempre en estrecha
vinculación con los intereses de la nación en torno a la seguridad nacional y
sus acuerdos comerciales: a) crear fronteras seguras aumentando el número
de personal y mayor infraestructura tecnológica en los puertos de entrada; b)
replantear y debatir una reforma en el sistema burocrático inmigratorio, que se
estima disfuncional; c) legalizar a los indocumentados para mantener a las
familias unidas y cubrir la demanda de puestos de empleos que los
empleadores no pueden llenar; d) eliminar los incentivos de entrada ilegal en el
país sancionando o castigando a los empleadores que contraten a inmigrantes
indocumentados, e) promover el desarrollo económico en México con el fin de
que decrezca la migración indocumentada.
La cuestión del narcotráfico transfronterizo también es primordial para la
administración Obama, la que desde el inicio de su mandato se ha proclamado
por el replanteo de la lucha contra el narcotráfico al estilo Plan Colombia, pero
que ha dado un nuevo impulso al Plan Mérida en cuanto a los fondos y la
ayuda tecnológica militar dada a México para la lucha contra el trafico de

9
Andrew Selee, “President Obama and México: New Opportunities for Cooperation; en Revista
Nueva Sociedad”, nro 220, Venezuela, marzo-abril 2009

14
estupefacientes y precursores químicos así como a las organizaciones
criminales y carteles que ponen en jaque la seguridad binacional fronteriza.10
Por otro lado, es importante notar que es México también un país de transito de
inmigrantes, los cuales provenientes de los países de America Central como
Nicaragua, Guatemala y El Salvador, atraviesan el territorio mexicano en
búsqueda de su frontera norte, persiguiendo el sueño americano de una vida
mejor.

Conclusión

Asistimos a un momento histórico en el cual la interdependencia compleja y la


globalización han traído sobre la mesa nuevas problemáticas que afectan las
agendas binacionales de los países, lo que se acentúa en casos de países
vecinos con vinculaciones tan estrechas en lo comercial y fronterizo, como lo
son los Estados Unidos y México.
Los gobiernos de los países expulsores de población han reconocido en los
últimos años a las diásporas como actores fundamentales que impulsan el
crecimiento económico desde el exterior a través del boom de las remesas.
Esto ha llevado a fomentar cambios institucionales y a plantear la necesidad de
que las reformas migratorias sean incluidas en las agendas de integración
regional.
De lo expuesto podemos concluir que el debate al interior de la sociedad
norteamericana en torno a la cuestión migratoria tiene dos aspectos como ser
por un lado el apoyo a políticas de aseguramiento de las fronteras como
prioridad nacional de seguridad, y por otro lado la oposición de en la opinión
publica a cualquier amnistía a los inmigrantes indocumentados.
En torno a México, encuentro viable una estrategia que se plantee la necesidad
de renovar la presencia del país en los foros multilaterales, apoyando su
historia tradición de multilateralismo y respeto por las normas jurídicas
internacionales; la consolidación estratégica de los acuerdos con America del
Norte; y un acercamiento de los lazos con los países de la región
latinoamericana ( en especial Brasil, Argentina y Chile), tendiente a reconstruir

10
Héctor Iván Sáenz, “La Iniciativa Mérida: seguridad, soberanía y migración en la relación
México-Estados Unidos – Mesa Debate”, Serie Cuadernos de trabajo del Inst. para la
Seguridad y la Democracia (Insyde), 13/03/2008, México DF.

15
la relación regional y a reposicionar a México como interlocutor valido entre los
países del Sur y el Norte poderoso. Por ultimo será importante para el país
poder diversificar sus relaciones comerciales y estratégicas en diferentes
direcciones del globo, lo que le permitirá un mayor grado de independencia
relativa.
Tanto las movilizaciones masivas, así como la creciente importancia de las
remesas, son muestras vivas de lo que significa el fenómeno de las
migraciones en el mundo actual; en el cual es necesario abrir espacios de
participación y asegurar los derechos humanos y sociales de las minorías en el
extranjero.
La llegada del partido demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, y el
impulso generado por la persona de Barack Obama, ha revitalizado las
expectativas mexicanas en torno a la inclusión de un acuerdo migratorio al
interior del TLCAN. Si bien esta opción quedará condicionada y estrechamente
ligada a las necesidades y planteos de la Estrategia de Seguridad Nacional
norteamericana, el tema vuelve a posicionarse en la agenda binacional como
un eje fundamental de cara a la segunda década del siglo XXI.
Dependerá de la voluntad política, la influencia en la opinión pública de los
líderes connacionales en el exterior y la coyuntura internacional, el logro del
acuerdo.

16
Bibliografía

• David R. Ayón, “La política mexicana y la movilización de los inmigrantes mexicanos en


Estados Unidos”, en Carlos González Gutiérrez (coord.), “Relaciones Estado-Diáspora:
perspectivas de America Latina y el Caribe” Diáspora: perspectivas de America Latina y
el Caribe”, Ed. Porrua, 2006, México D.F.
• Renee Isabel Mengo, “Migraciones en la Era Global: Latinoamericanos hacia Estados
Unidos de Norteamérica”, en http://rccci.net/globalizacion
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