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GASTO SOCIAL, CARIDAD Y POLÍTICAS

DE PROGRESO

Working Paper 22 de noviembre de 2014


GASTO SOCIAL CARIDAD
Y POLÍTICAS DE PROGRESO

1. El debate sobre la política económica en la CA de


Euskadi está alcanzando unos niveles
sorprendentes de cortedad de miras, falta de
visión estratégica y falta de compromiso, que
están poniendo en juego nuestro futuro como
sociedad avanzada.

2. En el conjunto de la política económica, la política


presupuestaria parece ser el único objeto de
análisis y debate.

3. A la vez, dentro de la política presupuestaria, el


gasto social parece protagonizar en exclusiva el
debate político. Este hecho es, en sí mismo,
claramente negativo para nuestros ciudadanos y
para nuestro futuro.

4. Vamos a explicarnos. El gasto social no puede


considerarse como un mero coste a soportar por
nuestros presupuestos públicos sino, al contrario,
como una finalidad fundamental de los mismos.
Realizar los esfuerzos necesarios para evitar que
los efectos de la crisis se descarguen contra el
gasto social es imprescindible.

5. Sin embargo, olvidar cuál es el origen de la


capacidad de gasto social y las bases que
soportan el mismo supone perder la perspectiva
sobre lo que es o no importante para una
verdadera defensa del gasto social.

6. Si nos limitamos a la valoración de los datos del


gasto social entendido en sentido estricto en el
presupuesto actual -y, como mucho, en el del año
próximo- estamos incurriendo en una estrategia
claramente demagógica. Esto quiere decir que
estamos ni más ni menos que engañando a
nuestros ciudadanos al desorientar a la opinión
GASTO SOCIAL CARIDAD
Y POLÍTICAS DE PROGRESO

pública sobre lo que es realmente relevante o no


para el propio gasto social. Y que estamos
engañándoles sobre lo que es realmente
relevante para nuestras políticas públicas.

7. Nos encontramos así en la política vasca con lo


que con acierto se ha denominado como
concepción "caritativa" de la política social. Una
concepción que confunde la política social con la
caridad, limitándose a pedir el mantenimiento o
el aumento de los recursos destinados a política
social, evitando discutir sobre el origen de los
recursos y sobre las políticas que lo hacen
posible.

8. Los ciudadanos deben ser conscientes de que el


gasto social de los próximos cinco años no
depende de que los partidos políticos discutan
entre sí exclusivamente sobre la cuantía del
gasto social actual o sobre el previsto en los
presupuestos del próximo año. Deben ser
conscientes de que si los grupos políticos se
toman el gasto social en serio y no como una
mera maniobra de enganche electoral, deben
pelear por impulsar la formación, el desarrollo
tecnológico y la inversión productiva, y también el
control público y social que asegure el correcto
uso y destino de estos recursos en función del
interés general.

9. Defender el gasto social en exclusiva no es


progresista. Es, como decimos, "caridad". Y no es
eso lo que nuestros ciudadanos necesitan.
Necesitan -necesitamos- apuestas serias, firmes y
comprometidas por nuestro futuro. Apuestas que
pasan por defender el gasto social de hoy a la vez
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Y POLÍTICAS DE PROGRESO

que se defiende el incremento de nuestra


capacidad productiva, nuestra formación y
nuestra tecnología. Y a la vez que se asegura el
control público y social que garantiza todo ello y
también el destino de nuestros recursos a los
fines adecuados desde la perspectiva del interés
general.

10. Defender el gasto social y, a la vez, tolerar la


descapitalización financiera de este país, su
financiarización o la pérdida de la carrera
tecnológica y formativa, supone asegurar
problemas crecientes para el gasto social en años
futuros. Esta política no sólo no es progresista
sino, al contrario, -digámoslo claramente- es
demagogia electoralista y es, en definitiva,
colaborar con el mantenimiento de las
estructuras y culturas reaccionarias. Todos
sabemos que éste ha sido precisamente el
objetivo tradicional del impulso de la cultura de la
"caridad".

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