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En el s. XVIII Carlos IV había impulsado una serie de reformas ilustradas. Cuando la Rev. Franc.
decapitó al rey España tuvo que elegir entre aliarse a la Francia revolucio-naria contra GB, su enemiga
marítima, o hacerle la guerra. Las reformas se paralizaron.
En 1808 Napoleón invade España. Carlos IV y Fernando VII ceden el poder a Napoleón
y éste a su hermano José I Bonaparte, que intentará gobernar con un programa liberal.
El pueblo español no acepta la situación: Guerra de la Independecia (1808-14).
Los españoles luchan por dos causas diferentes: el pueblo en general en defensa de su
rey (Fernando el Deseado), la patria o la fe; los ilustrados por establecer un régimen
liberal: Se reúnen Juntas en Cádiz y se redacta la 1ª constitución liberal muy moderada.
ISABEL II 1833-68
Con la Regencia de Mª Cristina finaliza el absolutismo. Entre 1833-43 se redacta la
Constit. 1837 liberal moderada y se desamortizan los bienes de la Iglesia y años después
los de los ayuntamientos. Las tierras serán de propiedad privada, las adquieren sobre
todo nobles y alta burguesía, y labradores ricos: el reparto de la propiedad no cambia
pero el estado consigue dinero y acabar con el poder económico del clero. Se perderá un
gigantesco patrimonio artístico y cultural (iglesias, monasterios…) por el desinterés de
los nuevos propietarios.
Isabel II reina desde 1843 pero será siempre muy incapaz, influida por camarillas y
favoritos. En su reinado se enfrentaban dos tendencias: liberales moderados y
progresistas (ver pág. 73 y 75), todos opuestos a los carlistas, que protagonizan dos
guerras que se localizan en zonas montañosas del Pirineo, Pais Vasco y Navarra
(defensoras de sus fueros tradicionales) y en el Maestrazgo de Teruel-Valencia.
En su reinado se organiza un estado liberal: centralización administrativa (provincias) y
de Hacienda (impuestos para todo), legal (Código Penal), se crea la Guardia Civil.
Aparecerán nuevas tendencias políticas: demócratas, más radicales en sus propuestas
políticas (sufr.universal masc, libertades, estado laico, derechos económicos y sociales),
y los republicanos.
El régimen se vuelve cada vez más intolerante y represor. La reina es muy criticada, así
como su política en África (guerra colonialista en Marruecos, adonde en teoría iban
todos los españoles pero los ricos podían pagar una suma de dinero para librarse).
Estalla la Revolución de 1868 (Gloriosa, no hubo muertos). Se sublevan los generales
Prim y Serrano, apoyados por los marginados del poder. Isabel II parte al exilio.
Estado democrático pero monárquico: Amadeo de Saboya será el nuevo rey. Le apoyan
los demócratas, pero no los moderados, republicanos, partidarios de Isabel II y quienes
que quieren reformas más avanzadas. Estalla además una insurrección en Cuba (Guerra
de Cuba, acabará con la independencia de la isla en 1898) y una nueva guerra carlista.
Amadeo renunciará al trono, proclamándose la 1ª República española (1873-74).
El nuevo régimen republicano es el más progresista del XIX español. Democrático, con
un programa laico y de reformas sociales, derechos laborales, enseñanza pública para
todos.
La estructura del estado cambió del centralismo al federalismo: el poder estaba repartido
entre el gobierno central y 15 repúblicas federadas que eran las que integraban España.
Era la primera vez que se admitían reivindicaciones nacionalistas en España (habían ido
naciendo a lo largo del XIX sobre todo en Cataluña, País Vasco y en menor medida
Galicia).
La 1ª República se enfrentó a graves problemas que acabaron con ella:
El federalismo derivó en un fraccionamiento territorial (“cantones” que se proclamaban
independientes frente al poder central, lucha armada), hubo intentos de revoluciones
socialistas y anarquistas, las guerras de Cuba y la carlista (3ª del siglo) debilitaban al
estado y los propios republicanos estaban desunidos y los enemigos
En suma, una enorme inestablidad política que permitió que militares monárquicos
recuperaran el poder (Golpes de Estado de Pavía y Martínez Campos). Vuelve a
gobernar el hijo de Isabel II, Alfonso XII.