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"La penetración francesa en el Caribe" por Frank Moya Pons

Martes, 19 de Mayo de 2009

Muchos dominicanos saben que el origen de Haití deriva de la ocupación francesa de la parte
occidental de la isla de Santo Domingo, llamada inicialmente Española por sus primeros
colonizadores. Pero aun así todavía hay mucha gente que se pregunta cómo se inició la
penetración francesa en el Caribe y, por ende, en la isla de Santo Domingo.

Las noticias de las conexiones francesas con el Caribe comienzan temprano en el siglo XVI.
Por ejemplo, en 1512 y 1513 las autoridades de Sevilla reportaban que había corsarios
franceses operando en aguas del Atlántico esperando las naves que salían de la isla de Santo
Domingo con cargamentos de oro para robarles. Sabemos que en 1522 uno de esos corsarios
llamado Jean Fleury atacó una nave que salía de Santo Domingo y le robó su cargamento de
azúcar.

Sabemos también que en los años siguientes los corsarios franceses ocuparon la isla Mona,
entre Santo Domingo y Puerto Rico, y la utilizaron como base de operaciones en el Caribe.

Sabemos, además, que en 1528 el pueblo de San Germán, cercano a la costa occidental de
Puerto Rico, fue atacado y quemado por los franceses. En años posteriores (1541, 1543, 1544
y 1576), los corsarios de Francia atacaron y quemaron nuevamente a San Germán robando el
ganado y los cueros de los vecinos. San Germán era entonces un importante centro de
producción de carne de salada y cueros para los establecimientos españoles en Cartagena, y
otras partes de Tierra Firme en Suramérica.

Muchos corsarios franceses operaban alrededor de la Española en la primera mitad del siglo
XVI. En aquellos años Francia y España estaban en guerra permanente debido a las
contradicciones políticas entre Francisco I y Carlos V.

En 1537, por ejemplo, las poblaciones de Azua y Ocoa fueron atacadas y quemadas por
corsarios franceses que robaron los azúcares de los ingenios de esta zona. En ese mismo año
Cuba también fue atacada por corsarios franceses. La Habana fue bombardeada por un
corsario francés que quería robar cinco naves españolas procedentes de México que hacían
escala en la bahía de La Habana. En 1537 Santiago de Cuba también fue atacada por
corsarios que fueron entonces rechazados a cañonazos. De ahí se dirigieron otra vez a La
Habana y la tomaron por segunda vez en el mismo año.

En 1546 los corsarios franceses atacaron a Baracoa, en el nordeste de Cuba. En 1554, otro
corsario de nombre François Leclerc, conocido con el nombre de Pata de Palo, tomó Santiago

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de Cuba y no se retiró de allí hasta que los colonos les pagaron 60,000 pesos de rescate en
oro, dinero, cueros, joyas y cañafístola.

En 1555 La Habana fue ocupada de nuevo por corsarios franceses, esta vez comandados por
un lugarteniente de Pata de Palo llamado Jean Sorel. Hubo 75 personas muertas durante este
ataque a La Habana. Como este pueblo era entonces demasiado pobre, los corsarios no
pudieron obtener ningún rescate y se retiraron con un botín de apenas 2,000 pesos.

Los corsarios se mantuvieron muy activos entre 1533 y 1559. Para entonces, los marineros
franceses ya se habían familiarizado con la navegación de las islas y algunos de ellos habían
llegado a preparar cartas marinas.

La actividad de los corsarios franceses decayó mucho después de la firma del tratado de
Cateau-Cambresy en 1559. Fueron sustituidos entonces por contrabandistas portugueses y por
comerciantes, contrabandistas y corsarios ingleses y holandeses.

La guerra de independencia de las Provincias Unidas holandesas contra los españoles


comenzó en 1580 y mantuvo todo el Caribe en zozobra hasta que se firmó una tregua en 1609.
Así, el Caribe continuó continuamente zarandeado por las pugnas europeas por todo el resto
del siglo XVI.

Entretanto, los franceses, los ingleses y los holandeses siguieron explorando el Caribe tratando
de ver dónde podían asentarse permanentemente. Ninguno logró hacerlo en el curso del siglo
XVI.

En 1598, España y Francia firmaron un nuevo un pacto de paz en Vervins y cancelaron todas
las hostilidades. En 1604, España e Inglaterra firmaron también las paces y, en 1609, España y
Holanda firmaron una tregua.

En los años siguientes, el Caribe se mantuvo bastante tranquilo hasta que recomenzó la guerra
en Europa en 1621. Esta guerra duró 30 años y terminó en 1648 con la Paz de Westfalia. Con
esta guerra comenzaron de nuevo las actividades de los corsarios en el Caribe.

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Durante la Guerra de los Treinta Años (1621-1648), una extraordinaria cantidad de aventureros
europeos se volcó hacia el Caribe buscando conquistar posesiones españolas. Lo que atraía
de esta zona era la despoblación de las islas pues gran parte de las antiguas poblaciones
habían emigrado hacia el continente.

En las Antillas había espacios que habían sido ya ecológicamente "domesticados" por los
pueblos aborígenes o por los antiguos pioneros españoles. Estos espacios resultaban
atractivos para el asentamiento de colonos europeos en las islas caribeñas.

Al principio, los aventureros ingleses, franceses y holandeses, evitaban acercarse a las


grandes islas pobladas como Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico y Jamaica que estaban
militarizadas y fortificadas. Por ello, en los primeros años del siglo XVII, los ingleses hicieron
esfuerzos por asentarse en zonas marginales del imperio español, como las Guayanas y la
Amazonia. Son bien conocidas las empresas que intentaron poblar estos territorios en 1604,
1609, 1617 y 1620. Aún antes de esos años los holandeses operaban en la costa norte de
Suramérica, buscando sal en la península Araya, en Venezuela.

¿Qué buscaban ahora los europeos no españoles en las tierras caribeñas? Aparte de la sal,
buscaban nichos ecológicos en donde cultivar tabaco.

Una de las consecuencias de la actividad corsaria francesa y del contrabando portugués,


holandés e inglés durante el siglo XVI fue el descubrimiento del tabaco. Los marineros
descubrieron el tabaco muy temprano y aprendieron a utilizarlo como sahumerio reconfortante
en los climas fríos. Muchos marinos llegaron entonces a creer que el tabaco curaba el catarro y
le asignaron funciones medicinales..

Las autoridades españolas, por su parte, consideraban que el tabaco era un producto
demoníaco que utilizaban los indios en sus ritos religiosos y prohibieron su consumo,
permitiéndoselo su uso solamente entre los esclavos negros.

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Con todo, los marineros europeos aprendieron a consumir el tabaco y despojaron su uso de
cualquier implicación magico-religiosa. Así, en los puertos y tabernas de las principales
ciudades marítimas europeas el consumo del tabaco creció tanto que para fines del siglo XVI y
principios del siglo XVII, las colonias españolas no podían abastecer la demanda. Tanto en
Venezuela como en el Caribe se cultivaba tabaco y se vendía de contrabando.

El comercio de tabaco es uno de los factores que explica la penetración europea en el Caribe a
principios del siglo XVII. Eventualmente, las autoridades españolas levantaron la prohibición y
legalizaron su cultivo y exportación a partir de 1614.

No obstante esta medida, los aventureros y contrabandistas ingleses, franceses y holandeses


prefirieron ocupar tierras marginales en las fronteras españolas para cultivar tabaco por ellos
mismos. Así no tenían que comprarlo a precios de monopolio a los españoles.

La historia temprana del cultivo del tabaco en las Antillas Menores es muy bien conocida y está
muy bien documentada. Sabemos que en 1619 los ingleses llegaron a la isla de San Cristóbal.
Después de explorarla durante varios años, se asentaron permanentemente en ella en 1623.
Allí establecieron una primera colonia tabacalera, la primera de una serie de colonias
tabacaleras que surgieron luego en todo el Caribe durante la primera mitad del siglo XVII.

Los franceses, por su parte, continuaron actuando como corsarios hasta 1625, sin asentarse en
ninguna parte. Pero en ese año un grupo de corsarios franceses que había sido muy
maltratado durante un ataque contra Jamaica tuvo que buscar refugio en la isla de San
Cristóbal. Como los ingleses necesitaban mano de obra para desarrollar sus campos
tabacaleros, acogieron a los franceses y les otorgaron tierras en los dos extremos de la isla.

Esta alianza con los franceses les permitió limpiar la isla de San Cristóbal de indios caribes que
amenazaban continuamente a los europeos por haberles ocupado sus tierras.

Se conoce el nombre del jefe de los corsarios franceses que llegaron a San Cristóbal. Es Bilan
d'Esnambuc. Los ingleses y franceses compartieron la isla hasta 1629. En ese año las
autoridades españolas lanzaron un fuerte ataque con la llamada Armada de Barlovento y los
desalojaron a todos. Los españoles mataron una parte de los colonos e hicieron a muchos
otros prisioneros, pero un buen grupo logró escapar por mar.

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Este grupo terminó asentándose en una isla totalmente despoblada que llamaban isla de la
Tortuga, al noroeste de la isla Española. Ahí se refugiaron en 1630, bajo el mando de este
señor d'Esnambuc, y desarrollaron una nueva colonia tabacalera.

Para administrar sus posesiones en el Caribe, el gobierno francés, por iniciativa del Cardenal
Richelieu, creó en 1635 la Compañía de las Islas de América, siguiendo el patrón de la
Compañía de las Indias Occidentales organizada por los holandeses varios años antes.

Esa compañía escogió las dos islas más grandes de las Antillas Menores para ser colonizadas
y convertidas en colonias tabacaleras: Guadalupe y Martinica. En 1635 los franceses iniciaron
una guerra contra los indios caribes que poblaban Guadalupe y para 1640 todos los indios de
esta isla habían sido expulsados o eliminados. Algo similar ocurrió en Martinica a partir en esos
mismos años.

Continuaremos con esta historia y sus consecuencias la próxima semana.

Fuente: Frank Moya Pons/Diario Libre


09 Mayo 2009

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