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En este capítulo vamos a estudiar una obra que trata de la cuestión hiperbórea
y del esoterismo nazi, que navega por los mares insondables del misterio y que
es enigmática donde las haya; nos referimos a “El Misterio de Belicena Villca”,
de Nimrod de Rosario.
Sabemos que estos temas son de difícil comprensión para las mentes
modeladas por los medios de comunicación y la educación-programación del
Sistema que domina el mundo. La gente común cree y entra en el “debate”
únicamente de aquello que el Sistema cuenta en sus medios; todo lo que el
Sistema excluye de su programación, “no existe”, opina el hombre medio.
Pero el Sistema, el poder mundial, oculta por todos los medios su propia
identidad así como sus auténticos propósitos. En consecuencia, podemos
afirmar que ni la dirección ni el sentido de la historia en los que hemos sido
adoctrinados desde pequeñitos se ajustan a la realidad. No obstante, en esta
deformada versión de la realidad en que vivimos es en donde el Sistema que
domina el mundo fundamenta la justificación de todas sus actuaciones: nos
referimos al mito de la “democracia”.
Aquel suceso abrió las puertas para que los divinos hiperbóreos, como Apolo,
pudieran acudir desde el Más Allá al mundo de los hombres ayudando a
liberarse a quienes eran inspirados por el Grial. Este objeto luciferino, es la
piedra del mundo de los dioses que por la herencia racial o sanguínea llega a
manifestarse en algunos hombres. El Gral es la “piedra fría” espiritual, viva pero
sin vida de este mundo, que nos lleva a despertar y a buscar más allá de la
creación del Uno Jehová.
Este terrible acto de rebeldía, buscar más allá de la Creación, desata la cólera
de Jehová y marca la historia de la humanidad. La Atlántida cayó por tal suerte
de combate en el que los agentes de Jehová, tal como sucede hoy día,
trataban de imponer a la humanidad una sinarquía universal en la adoración y
el servicio de Jehová y su Creación. Pero los Atlantes Blancos, descendientes
de los hiperbóreos, resistieron con todo su poder contra los agentes del mundo
material llegándose a un terrible enfrentamiento. Finalmente Lucifer y sus
huestes acudieron en ayuda de sus hijos llegándose a un final apocalíptico y a
la destrucción total de la Atlántida.
En el Origen, más allá de las estrellas, hallamos el Mundo del Espíritu. Allá,
desde el Origen, los Dioses Liberadores de Lucifer guían y ayudan a los suyos,
a sus hijos para que luchen por liberarse de las cadenas y del gran engaño del
mundo. En esta Gran Guerra Esencial, los Dioses Liberadores, o Dioses
Blancos, son los guardianes de un Pacto de Sangre con los Atlantes Blancos y
sus descendientes. Estos, los Atlantes Blancos, son hijos de sangre de los
Dioses Liberadores, las huestes de Lucifer.
Cuando llegan a la Tierra guiados por Lucifer, los Dioses Liberadores crean
Hiperbórea, nombre que tomaron de la Hiperbórea Extraterrestre o increada, la
Patria del Espíritu. En el Centro de Hiperbórea se halla Thule, su capital. Thule
es el centro impasible e inmanente, asiento del Gral que refleja el Origen y que
es tan inubicable como este. Sólo los iniciados en el Misterio de la Sangre
Pura, esto es, los Guerreros Sabios Hiperbóreos iniciados en el Misterio de A-
Mort o A-Mor, pueden entrar en la morada de los Dioses Liberadores.
Pero tras los Blancos, venían los Atlantes Morenos, quienes a su paso se
encargaban de pervertir y arruinar toda la obra de creación de los primeros.
Los Atlantes Blancos viven una vida en guerra contra la materia. Levantando
fortalezas mágicas de piedra, consiguen espacios sagrados arrebatándole ese
territorio al Enemigo. La Muralla Hiperbórea de Piedra garantizaba la existencia
de este territorio donde podían manifestarse y habitar las fuerzas del Espíritu
Increado. Así mismo, existía toda una ciencia sagrada de la agricultura y de las
cosechas. No obstante todo esto, los Atlantes Blancos no tenían apego a la
propiedad ni a la tierra y se hallaban en constante estado de guerra contra las
potencias de la materia.
Frente a esta visión heroica de la vida, las sociedades refinadas que han
desarrollado el lujo y el consumismo de objetos inútiles al espíritu, se
fundamentan en acomodar al hombre en el mundo haciéndole olvidar el Origen,
encadenando “agradablemente” al espíritu del hombre en la materia y
destruyéndolo.
Belicena Villca nos habla también de la Virgen Negra, del Sol Negro, espiritual:
la Virgen de Agartha. Esta es Nuestra Señora espiritual, impasible, Señora del
Fuego Frío. Frente a ella nos encontramos con la Virgen de los Dolores, la
madre de la creación de Jehová: una virgen sentimental que ablanda al hombre
por el contacto tibio de la materia.
En la revelación del Misterio de Belicena Villca hay dos puntos que pueden
sorprender y contradecir especialmente la idea más común de las cosas. Nos
referimos a:
Cuando los escitas invaden Europa, pasan a ser llamados celtas. Estos estarán
dirigidos en todas sus acciones por los Golen, conocidos ahora con el nombre
de “Druidas”, destacando sus campañas de acoso contra Tartessos y contra
Roma.
Hace más de dos mil años, cuando aún existía el Reino de Tartessos, la familia
de Belicena Villca, sus antepasados de la Casa de Tharsis, son llamados
desde el Más Allá a ponerse en contacto con la Diosa Hiperbórea que se
manifiesta como, o a través de Belisana, llamada Frya por los Atlantes Blancos
y Lillith por los Antiguos Hiperbóreos.
Treinta años más tarde, Roma vence a los cartagineses. La victoria de Roma,
enemiga de los Golen, hace que estos se retiren a regiones apartadas como
Lusitania, Galia, Britania, Irlanda...
Dos siglos más tarde, en 711, la España visigoda es invadida por el Islam. Por
el este de Europa, los musulmanes amenazan el Imperio Bizantino y toman
Jerusalén.
En el corazón de Europa, los Golen consiguen alcanzar los más altos resortes
del poder, dominando el Vaticano, eligiendo a los papas y dando impulso
definitivo al judeo-cristianismo. Carlomagno, dirigido por los Golen, lleva a los
francos a la guerra contra los sajones, sus hermanos de sangre. Los sajones,
muy inferiores en número, resisten heroicamente durante años, pero finalmente
pierden la guerra y en 783, en Verden, Carlomagno hace decapitar a cinco mil
nobles sajones. Su Sangre Pura consumaría el sacrificio ritual agradable al
Dios Creador: Jehová-Satanás.
“Al llegar el final del siglo XIII, los Golen habían conseguido casi todos los
planes de la Fraternidad Blanca: La Orden Benedictina-Golen y sus
derivaciones, Cluny, Cister y el Temple, estaban firmemente establecidas en
Europa; el Colegio de constructores de Templos había adquirido, con la
posesión de las Tablas de la Ley (descubiertas por los Templarios en
Jerusalén), el Más Alto Conocimiento; los gremios y hermandades de masones,
instruidos por los Golen, estaban levantando centenares de Templos, iglesias y
catedrales góticas, en todas las ciudades importantes de Europa y en ciertos
lugares a los que se adjudicaba “valor telúrico”; y los pueblos, desde los siervos
y villanos hasta los Señores, Nobles y Reyes, vivían en una Era de costumbres
religiosas, sustentaban una cultura donde Dios y los sacerdotes de Dios,
intervenían activa y cotidianamente; vale decir, los pueblos que ahora
experimentaban la unidad religiosa estaban preparados para recibir la unidad
económica y política de un Gobierno Mundial, la Sinarquía del Pueblo Elegido;
el poder económico de la Orden del Temple ya estaba consolidado; y el ejército
de la Iglesia, que aseguraría la unidad política, también. (...) Los planes de la
Fraternidad Blanca estaban a punto de concretarse: y sin embargo fracasaron”.
(Belicena Villca. Capítulo 19).
En las causas del fracaso de los Golen hallamos al resurgir del espíritu
hiperbóreo en diferentes manifestaciones. Ante el embate de las fuerzas
satánicas que trataban de someter Europa mediante el judeo-cristianismo bajo
el yugo de Jehová, los resortes dormidos de la conciencia europea despertaron
en diversas manifestaciones, dando lugar a movimientos como el de los
cátaros de Occitania, los bogomilos de Italia y los Balcanes y a soberanos
dignos de su título como el Emperador Federico II o Felipe IV de Francia.