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LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
La Encomienda
La encomienda consista en la asignacin, por parte de la corona, de una
determinada cantidad de aborgenes a un sbdito espaol, encomendero, en
compensacin por los servicios prestados.
Tras esto, el encomendero se haca responsable de los nativos puestos a su
cargo, los evangelizaba, y perciba los beneficios obtenidos del trabajo que
realizaban los nativos.
Durante los primeros aos de la encomienda, no exista ningn tipo de
regulacin ni jurisdiccin que garantizase los derechos de los aborgenes, por
lo cual, stos eran explotados.
Con las Leyes de Burgos de 1512 se establecieron una serie de pautas con
respecto al uso de la encomienda, y se hizo especial hincapi en el buen trato
a los aborgenes.
Sin embargo, los abusos continuaron perpetundose.
LA MITA
LOS OBRAJES
Los obrajes especie de fbricas de telas destinadas al consumo de
espaoles, ocuparon el trabajo indgena bajo condiciones de esclavitud. Vaya
un ejemplo. En una visita a los centros obrajeros de la Audiencia de Charcas a
la ciudad de La Paz, en el ao 1623, Mary Money, autora del libro Los obrajes,
el traje y el Comercio en la Audiencia de Charcas, coleccin Arzans y Vela,
1983, afirma: En la visita al Obraje de Sebastin Chirino (en La Paz), se
encontraron crceles en las cuales haban indios, realizando tareas de los
obrajes, engrillados por los pies.
La produccin de telas, casi en su totalidad, era consumida por los vecinos
espaoles en Potos y otras ciudades del Alto Per.
Defendi que las Cortes permanecieran en Cdiz porque certific, con sus
conocimientos mdicos, que no haba peligro de contagio de fiebre amarilla.
Sin embargo, l mismo contrajo la enfermedad y muri en Cdiz el 27 de
octubre de 1813. Sus restos fueron exhumados en 1814 y se perdieron en el
cementerio de San Jos.
El 27 de octubre de 1813, Cdiz estaba pendiente de una vida, gigantesca,
inmensa vida a punto de apagarse. Haban visto entrar al sacerdote para dar al
moribundo los santos sacramentos de la penitencia y extremauncin. Jos
Joaqun de Olmedo, con muchos otros amigos, venciendo el natural temor del
contagio estaban presentes en esos instantes supremos. Finalmente, a las 8 de
la noche de aquel 27 de octubre de 1813, en las Cortes de Cdiz sucumbi
vctima de la peste amarilla a los 38 aos de edad. Vinieron los funerales
costeados por los seores del Congreso, el cortejo fnebre en el que no falt
ni el ms grande de las cortes ni el ms infeliz del pueblo. Luego las