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Pablo Mella, sj
Instituto Filosfico Pedro F. Bon
Muchas personas de la sociedad dominicana se preguntan, est
disminuyendo la religin catlica en Repblica Dominicana? Naturalmente,
la pregunta lleva en s misma un deseo de comprender la situacin
institucional y el verdadero poder de la Iglesia catlica en la sociedad
dominicana. Muy probablemente se piensa que el cambio de
posicionamiento de la Iglesia catlica en relacin a otras iglesias o creencias
constituye un indicio de que la misma realidad dominicana est cambiando.
Desde mi prctica pastoral, creo conveniente responder a esta pregunta de
tres maneras diferentes: en trminos porcentuales, en trminos absolutos y
en trminos cualitativos. Explicaremos paso a paso por qu es importante
responder de esta manera diferenciada a la pregunta sealada. De ello se
derivan algunas conclusiones prcticas y relevantes para vivir la fe catlica
en nuestros das, respondiendo al llamado misionero al que nos invita el
Papa Francisco en su exhortacin apostlica Evangelii Gaudium.
CUADRO 1
3) El crecimiento cualitativo
De todos modos, independientemente del porciento y del nmero total de
catlicos, la pregunta ms importante siempre ser por el crecimiento
cualitativo de la presencia de la Iglesia de Cristo en el mundo. Para qu
queremos multitudes de catlicos que tomen la religin como una pldora
para olvidar los problemas y dejar las cosas como estn? Qu importa que
el nmero de los que se dicen catlicos crezca si no siguen al Cristo
crucificado en opcin preferencial por pobres y excluidos? Para qu
fortalecer la cantidad de instituciones y actividades catlicas si no se
aprende a dialogar con las personas que no creen lo mismo y, en actitud
farisaica, se les condena moralmente poniendo pesadas cargas en su
conciencia?
Ciertamente, el nmero creciente puede ser signo de la vitalidad de la
Iglesia, como narran los Hechos de los Apstoles. Pero en el seguimiento de
Cristo, lo ms importante es abandonar las cmodas actividades de masas y
responder como Pedro, cuando el Seor nos pregunte como le pregunt a
los Doce: - Tambin ustedes quieren abandonarme? Simn Pedro le
contest: -Seor, a quin iremos? T tienes palabras de vida eterna (Jn 6,
67-68).