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994 O RELACIONES INTERNACIONALES DE ARGENTINA. RELACIONES INTERNACIONALES DE ARGENTINA La politica exterior de Menem y su sustento teérico implicito Carlos Escudé* Caracterizacién de la nueva politica exterior argentina La politica exterior del gobierno justicialista de Carlos Satil Menem puede caracterizarse, a principios de 1991, en funcién de los siguientes parémetros centrales: 1. Alineamiento con los Estados Unidos, entendido en términos de aceptacién realista del liderazgo norteamericano en el hemisferio occidental, e ilus- trado por el envio de fuerzas argentinas al Golfo Pérsico, un gesto que los adversarios de esta politica califican de indigno vasallaje. 2. Renuncia a gestos irredentistas y confrontacio- nistas respecto del litigio de Malvinas. Esta dimen- sién de la nueva politica exterior argentina se ilustra con elrestablecimiento de relaciones diplomaticas con el Reino Unido y la firma de un acuerdo de conser- vacién icticola con ese pais para las aguas adyacentes a Malvinas. La susodicha renuncia no incluye a la reivindicacién diplomética de la soberanta sobre esas islas, que se mantiene con bajo nivel de confrontacién, como un desacuerdo de partida a pesar y por encima del cual se desarrollan relaciones constructivas. 3. Continuacién de la politica de integracién con Brasil y, eventualmente, otros pafses del Cono Sur. Esta politica, inaugurada por el gobierno de Alfonsin, representé a su vez la intensificacién de la politica de cooperacién con Brasil iniciada por la dictadura mili- tar a fines de 1979, con posterioridad a la firma del tratado tripartito de ese afio, que fue el verdadero punto de inflexién entre la confrontacién y la coopera- cién con ese pais. 4. Disposicién a permitir inspecciones de la Or- ganizacién Internacional de Energia Atémica en aquellas instalaciones nucleares hasta ahora no sometidasa esajurisdiccién, a partirdeun acuerdoen tal sentido con Brasil. Este es un elemento de la politica de integracién con ese pais, pero es también un complemento del alineamiento con los Estados Unidos y una manifestacién de la voluntad de evitar * Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas y del Instituto Torcuato S. Di Tella. América La tina Jarecnx ional Vol @ n& 27 enero-mar%o, 19%4 confrontaciones politicas con las grandes potencias, 5. Limitacién de la confrontacién con las grandes potencias a aquellos asuntos materiales que tienen un impacto directo en la pobreza y la riqueza del pais, como la cuestién del proteccionismo agropecuario europeo y norteamericano, la pretensién de hacerle pagar cuantiosas regalfas a la industria farmacéutica argentina en materia de propiedad intelectual y la deuda externa. Esta politica exterior representa un giro brusco respecto de la politica del gobierno de Alfonsin, y un viraje de 180 grados respecto de la politica altamente confrontacionista de la dictadura militar. Se diferen- cia de la politica de Alfonsin en tanto ha eliminado la confrontacién politica con las grandes potencias en el Atlantico sur, en América Central y el Caribe, en el Movimiento de No Alineados, en el Ambito de la politica nuclear y en el Grupo de los Seis. Todos estos Ambitos de confrontacién se caracterizaban por ser arenas en las que no estaban en juego los intereses materiales vitales de la Argentina, y en las que se carecia del poder necesario para alterar significativa- mente la realidad. De alli que estas politicas pudieran catalogarse como: a. Confrontaciones como ladel Atlantico sur, donde aunque el interés argentino estaba nominalmente presente, en la prdctica los beneficios para la Argen- tina eran inexistentes a no ser que se contabilicen las satisfacciones emocionales producidas por la retérica belicosa, y b. Confrontaciones comolas de América Central, el Grupo de los Seis, ete., en las que no sélo estaba ausente el interés material argentino en forma di- recta y tangible, sino que ademas, por ausencia de poder e influencia reales, la Argentina nada podia aportar para la solucién conereta de los problemas denunciados, y su participacién, disfrazada de moralismo, estaba en realidad motivada por una necesidad de protagonismo anclada en una visién megalémana de si misma. Recuérdese aqui que, en un primer momento, ni México ni Venezuela vieron con buenos ojos al protagonismo del gobierno de Alfonsin en América Central, y que ya hacia el final de la gestién del ministro Caputo, los cancilleres de 395 © LA POLITICA EXTERIOR DE MENEM América Central le hicieron sentir exactamente cuan innecesaria era su desmesurada intervencin'. Por otra parte, paradigmatico del pseudo moralismo megalémano fue el protagonismo argentino en el Grupo de los Seis, por el cual un pais que no ha ratificado el Tratado de Tlatelolco ni firmado el de No Proliferacién Nuclear exigia el desarme de las gran- des potencias nucleares. Respecto de la politica exterior de la dictadura militar, el cambio es atin mas abrupto. Obsérvese que el gobierno militar casi le hizo la guerra a Chile y emprendié la autodestructiva aventura de Malvinas; a su vez, Alfonsin terminé con el conflicto con Chile pero continué con una confrontacién diplomatica agudaen el Atléntico sur; Menem, en cambio, terminé también con esa confrontacién. El gobierno militar fue cémplice de la guerra sucia de los Estados Unidos en América Central y Alfonsin intervino en esa regién con un sesgo politico opuesto (y més humano), mien- tras que Menem bajé radicalmente el perfil del prota- gonismo argentino, reconociendo que esa regién esta masallde nuestro aleance, parabien o para mal, cosa que no hicieron ni los militares ni Alfonsin. La dic- tadura levé su confrontacionismo al punto de apoyar un golpe de Estado de derecha en Bolivia en momen- tos en que la Casa Blanca de Carter auspiciaba la democracia en ese pais. Alfonsin no legé nunca a extremos similares, pero su ministro Caputo declaré que tenfamos “acorralada” a Gran Bretafia, y su politica en Malvinas fue un claro sindrome de “politica de poder sin poder”. La politica exterior de Menem, en cambio, es de una modestia y bajo perfil que, quizés por primera vez en la historia, estan en sintonia con la modestia del poder argentino. En definitiva, la politica exterior de la dictadura, que puede calificarse de un “realismo ingenuo”, fue el resultado de una mala lectura de Morgenthau que estaba distorsionada por la megalomania y la falta de sentido de realidad de un gobierno que creyé que su complicidad en América Central le aseguraria ef apoyo o al menos la neutralidad norteamericana en Malvinas. El alineamiento de la dictadura con Esta- dos Unidos anterior a la guerra de Malvinas fue cabal expresién de ese realismo ingenuo y cualitativamente diferente del alineamiento del gobierno de Menem, en tanto era el alineamiento de un pais débil que se creia fuerte, y de un pais de escasa relevancia para los intereses estratégicos y materiales de los Estados Unidos que, no obstante, se crefa muy relevante. El alineamiento de Menem, en cambio, no es mas que 1 Estos episodios estan debidamente registrados en los cap{tulos sobre la politica exterior argentina de los volime- nes de PROSPEL, a donde remito al lector que necesite refrescar los detalles de la politica exterior de Alfonsin. una realista aceptacién simbélica del liderazgo norteamericano en el hemisferio. La politica de Alfonsin frente a las grandes poten- cias occidentales, a su vez, puede calificarse de “con- frontacionismo idealista”, excepto cuando crey6 que alteraria el balance de poder en el Atléntico sur, firmando acuerdosde pesca.con los soviéticos para que éstos pescaran en nombre nuestro en las aguas de Malvinas*: aqui se cayé, otra vez, en el realismo irigenuo de los militares (y por cierto, cuando los britdnicos contestaron decretando una “zona de con- servacién icticola” en torno a lasislas, Alfonsin replicé con la convocatoria de un “comité militar” y suspen- diendo el licenciamiento de conscriptos*). Esta politica tuvo un costoso efecto bimerang: los britni- cos vendieron, por primera vez, licencias de pesca en la zona (como reaccién directa a la politica argentina), decretaron que esos ingresos pertenecian al gobierno de las islas Malvinas, las que se convirtieron, gracias allo, en un archipiélago cuyo producto per capita es uno de los mas altos del mundo y se compara con el de un rico emirato drabe. Se generé asi la idea, en las islas, de que quizds la eventual alternativa de largo plazo al dominio britdnico sea la independencia. Asi pues, la politica exterior de Alfonsin fue mezcla de idealismo confrontacionista y realismo ingenuo, al menos en su relacién con Estados Unidos y la Gran Bretafia. En cambio, la politica exterior de Menem responde cabalmente a lo que he calificado de “realismo peri férico” en un trabajo anterior‘. En efecto, la politica exterior de este gobierno por el que no voté y del que no soy funcionario ni asesor, parece hasta ahora un § caleo de los principios que vengo desarrollando, como ¢ critica a los vicios tradicionales de la politica exterior 2 Bsta fue la substancia de la defense, en la Camara de € Diputados, de los acuerdos de pesca de 1986 con la Union € Soviética y Bulgaria. é ‘ Véase Pagina 12, 23 de marzo de 1988, “Toda movili- zacién militar es una payasada”, entrevista a Carlos Escudé § respecto de aiin otro alarde belicista de Alfonsin, mas de un. afio mas tarde. ¢ “ “De la irrelevancia de Reagan y Alfonsin: hacia el desa- rrollo de un Realismo Periférieo”, en R. Bouzas y R. Russell (comp), Estados Uriidat'y la Transicién Argentina, Ba: Le. gasa, Buenos Aires, 1989. En este articulo, atribuyo la paternidad de la expresin “realiamo periférica” a Roberto Russell, cosa que gener la necesidad de mas de una expli- € caci6n de parte de mi estimado colega. Debo aclarar, pues, ¢ que aunque Roberto Russell pronuncié las palabras “rea- lismo periférico? en.un seminatio eerrada'de 1087;e1'cen- © tenido que yo le di al concepto (y por lo tanto, el concepto mismo asf entendido) es enteramente mio. Yo me apropié entusiastamente de la feliz expresién acufiada por Russell, € pero éste no tiene responsabilidad alguna del aberrante contenido con que yo la doté. é

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